Capitulo 37
Habían tenido tiempo de ir a la caza de Jungkook. La luz seguía cortada y muchos vecinos se estaban quejando por la reparación, al parecer la compañía de luz estaba ocupada hasta la próxima semana y tendrían que vivir sin luz esos cuatro o cinco días de espera.
Jungkook había llegado a su departamento después de haberse subí ocho pisos. Le dio de comer a sus peces y se quedó admirando la soledad de su hogar.
De pronto le resultaba tan extraño estar a solas... sin la compañía de nadie.
Pero por suerte Taehyung lo estaba esperando abajo. Jungkook no sabía qué haría luego de la salida al Árcade de juegos. ¿Volvería a la soledad de su casa?
Él no tenía muchas ganas de estar solo.
Jungkook se fue de su edificio y volvió con Taehyung luego de haberse puesto otra ropa.
Sin darse cuenta se había puesto su chaqueta de cuero. Ese día no hacía demasiado frío. Estaba bien con un suéter debajo.
—Oww, que lindo — le dijo Tae cuando Jungkook entró nuevamente al auto — te ves bien para pasar una tarde divertida.
Jungkook asintió con algo de timidez. Tae empezó a conducir en dirección al árcade. Hizo una parada para comprar un poco de agua porque tenía sed y luego siguió el camino. El lugar era un poquito lejos, pero el viaje se disfrutaba.
El menor miraba por la ventana, los edificios que pasaban, llegó a ver un rascacielos y muchas tiendas de ropa. Le gustó una chaqueta que vio pasar y pensó que estaría muy costosa. Entonces Tae frenó en un semáforo en medio del tránsito de la tarde y Jungkook se fijó en como el mayor hacia girar el volante con una sola mano mientras adelantaba el auto.
Jungkook no supo por qué rayos se fue a fijar en sus largos dedos, pero fue una imagen que no se pudo quitar de la cabeza en lo que quedaba del viaje.
Taehyung tenía las manos grandes y cuando apretaba el volante con fuerza se le notaban un poco las venas.
Las manos de Taehyung tenían un indudable atractivo.
— ¿Tú tocas el piano, cierto? — preguntó el menor.
Tae lo miró alzando una ceja y siguió el camino.
— ¿Acaso no has visto el piano de pared que tengo en la casa?
—Sí, lo noté — dijo el menor mirando hacia otro lado — pero quizás lo tenías como decoración.
— Koo, los pianos son demasiado costosos como para que alguien se dé el gran lujo de tenerlo de adorno.
Jungkook lo observó con inocencia. Quizás los millonarios tuvieran pianos para decorar.
— Yo antes de conseguir vender mis obras a los museos, mientras estudia mis carreras, tocaba el piano y el saxofón en restaurantes o bares nocturnos que me pagaban bastante bien. Con eso sobreviví los dos años que hice la carrera de fotografía, terminé esos estudios a mis 20 años.
—Dijiste "carreras" ¿Qué estás estudiando ahora?
— Estoy cursando el último año de profesorado de historia.
Jungkook se quedó con la boca abierta.
— ¿Y no has estudiado bellas artes? ¿Cómo es que eres pintor si no tienes un título?
— Tengo el título de mi secundaria de bellas artes. Era el mejor de la clase y mis cuadros de cuando era adolescente están puestos en una vitrina de un museo pequeño, a día de hoy me siguen pagando por tenerlos ahí. No me pagan demasiado, pero está perfecto. Después de todo ya tengo dinero.
— Woow. Me siento un inepto a tu lado.
Tae lo miró con una mueca mientras doblaba una esquina. Allí tuvo que parar en un semáforo.
— ¿Y tú que estudias?
— El año pasado terminé mis estudios de licenciatura en gastronomía. Ya sabes que trabajo en una escuela como cocinero, pero ese no es mi sueño.
— ¿Y cuál es tu sueño? ¿Preparar un Ratatouille?
Eso provocó una risa sorpresiva por parte de Jungkook, el cual no pudo parar de reír hasta dos calles después.
— Claro que no — dijo sintiéndose bien de ánimo sin darse cuenta — ya sé preparar un Ratatouille.
— ¡¿En serio?! ¡¿Cómo en la película?!
Jungkook asintió con la cabeza.
— ¡Dios mío, te pagaré un millón de dólares si me preparas uno!
—Supongo que podría cocinarlo. Hace tiempo que no lo preparo.
Taehyung parecí aun niño feliz en ese momento
— ¿Y cuál es tu sueño entonces?
— Al principio quería trabajar en restaurantes, pero tuve que pensarlo mejor al notar que era un trabajo súper estresante — Jungkook suspiró — Pero la cocina no es mi gran sueño.
— ¿Y cuál? ¿Cuál es el verdadero sueño?
A Jungkook le daba vergüenza decírselo. Ni siquiera se lo había comentado a Yoongi jamás, Jungkook tenía una especia de trauma porque los demás siempre se burlaban de él.
— ¿Qué? ¿Astronauta? —Propuso Tae — ¿Jugador profesional de futbol? ¿Tenista?
— Cantante.
Taehyung se quedó por un momento en blanco mientras estacionaba el auto frente al shopping en donde estaría el lugar de juegos (en el subsuelo para ser precisos) y luego se dedicó a mirar a Jungkook.
— ¿Y porque no? — preguntó Tae al fin.
Jungkook se alzó de hombros.
— La gente solía decirme que cantaba mal — Jungkook se desabrochó el cinto de seguridad y acostó la cabeza en el respaldo del asiento, recordando los momentos feos entre el último curso de su primaria y los primeros de la secundaria — siempre decían que parecía un gallo cantando y se molestaban cuando la profesora de artes musicales me elegía para cantar en la clase.
— ¿Y la profesora qué te decía?
— Qué tenía una linda voz. Pero yo nunca le creí. De hecho pensaba que lo decía a propósito para no hacerme sentir mal.
Tae tuvo el impulso de retirarle el flequillo de la frente mientras Jungkook tenía los ojos cerrados. Y así lo hizo. El gesto fue muy romántico y el menor abrió los ojitos para verlo de costado.
Ah, Taehyung estaba empezando a enamorarse bien culero.
— Cuando hablas tú vos no suena mal. No creo que tu canto sea malo entonces.
Jungkook sonrió a medias.
— ¿Sabes cómo me llamaban? El gallito Jeon.
Jungkook esperaba que Tae se riera con eso, pero el semblante del mayor era completamente serio, tan serio que incluso lo asustaba un poco.
— ¿Puedes cantar un poquito?
—Te van a sangrar los oídos — dijo Jungkook repitiendo uno de los insultos que le decían en la secundaria.
— Canta. Tan solo cinco segundos.
Jungkook hizo un pucherito y luego tragó saliva. Sorpresivamente, su corazón se sentía en calma consigo mismo.
Entonces empezó a cantar una estrofa de Ending Scene, de la artista coreana IU. Jungkook cantaba con una melodía un poquito diferente, pero la entonación... vaya, era perfecta.
Cuando terminó de cantar Tae lo miraba embobado. Jungkook notó el brillo en sus ojos una vez más.
— Caray, si con esa voz me recibieran en el cielo, un gusto seria morirme.
Jungkook lo miró con cara rara.
— Tu voz es como la de un ángel.
— Un ángel mutado en gallo — dijo el menor a secas.
— Claro que no. Cantas muy hermoso. Confía en mí, tienes una voz que no muchas personas pueden tener. Tus compañeros te dijeron esas cosas feas porque estarían celosos de tu talento. De verdad, Jungkook: tu voz es muy linda.
Jungkook bajó la cabeza sintiéndose apenado, y Tae se percató de que sus mejillas estaban rojitas.
—Awwww, que lindo — dijo agarrándolo de los cachetes como a un bebé.
— Oye — Jungkook le quito las manos y se lo quedó viendo a los ojos. De cerca se veían perfectamente lo celestes que eran — ya, no soy un bebé.
Tae le hizo pucherito.
— Sí. Eres un bebito.
Jungkook solo protestó y luego salió del auto para ir al Árcade. Tae lo siguió de cerca mientras le decía lo lindo que era y lo molestaba con eso. Juntos se encontraron con Jimin y Jennie para pasar una tarde divertida.
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