El tiempo de la tarde no había sido muy bueno. Estaba lloviendo torrencialmente y la luz se había cortado. Jungkook había despertado de una larga, larga siesta (aproximadamente de dos horas y media) y le había dicho a Taehyung que quería ir a comer helado. 

Pero estaba lloviendo, y ahora el menor se había puesto de mal humor. 

— Seguro la luz no vuelve hasta mañana —  se quejó el menor mirando por la ventana las gotas de lluvia que se colaban por el vidrio danzando y cayendo con la gracia de una bailarina. 

Taehyung se acercó para ver mejor desde la ventana. Su auto estaba completamente mojado. Aun así él debía irse para estar con Yeontan, no había manera de que lo dejara solo en medio de todo ese desastre torrencial. 

—  ¿Te gustaría pasar la noche en mi casa? — propuso Tae mirando a Jungkook de reojo — no quiero dejarte solo y no sé si estarás bien con el corte de luz. 

—  Estoy bien así. 

—  No puedes vivir en la oscuridad. 

—  ¿Acaso hace alguna diferencia? —  preguntó a regañadientes. 

—  Vamos, ven a casa. Habrá luz, comida rica y películas.  Quédate a dormir. 

Jungkook volvió a mirar hacia la lluvia. 

— Y tengo helado en casa —  dijo Tae mirándolo con una ceja alzada. Jeon lo miró entrecerrando los ojos y después de medio minuto terminó por acceder.

—  Solo por hoy —  le dijo él yendo por un buzo y un tapado negro. Jungkook armó una mochila improvisada con el pijama, cepillo de dientes, cepillo de cabello y billetera. El cargador del celular y sus auriculares. 

Jungkook le fue a dar de comer a sus peces para que no murieran de hambre. Taehyung abrió la puerta del departamento de Jungkook y ambos se fueron en el auto, con la lluvia haciendo sonidos rítmicos y rápidos sobre el parabrisas.