Dos días más tarde, Jungkook había tenido que salir a comprar comida porque se le habían acabado las provisiones. Había ido a una feria que estaba cerca de su casa y compró pollo, bastones crocantes de queso y de pescado.

Pero finalmente había llegado a su casa y se decidió a ordenar una pizza porque no tenía ánimos de estar cocinando.

Los últimos días habían sido peores: era raro que Jimin no lo llamara, que ni siquiera le hubiese enviado un mensaje, pero Jungkook sabia que Jimin estaba muy ocupado con la universidad y el trabajo. Se suponía que no le importaba que no lo llamara.

Pero muy en el fondo le molestaba.

El timbre de su departamento sonó y Jungkook bajó a recibir su pizza. Pagó y cuando estuvo por subir al ascensor alguien tocó el vidrio de la puerta de entrada.

Cuando Jungkook volteó estaba Taehyung. El menor fue a abrirle la puerta, se quedó bastante sorprendido al verlo.

—¿Qué haces aquí? — Preguntó el menor mientras se dirigía a los asesores.

—Oh, es que vine a entregar un pedido.

Ambos subieron al elevador y Taehyung tocó el piso que le correspondía. En el pedido especificaba la letra del departamento también.

El elevador empezó a subir y ellos estaban en silencio. Cuando abrió la puerta en el piso que Taehyung tenía que bajar, el menor le preguntó;

—¿Ya comiste?

Taehyung se volteó y sostuvo la puerta del elevador.

—Ah, si.

Jungkook miró hacia otro lado. ¿Por qué de repente quería invitarlo a comer la pizza? Él había estado sólo todos esos días, y una parte de él se sentía mal porque Taehyung no lo había ido a visitar.

"Qué imbécil eres, Jungkook" se dijo a si mismo mentalmente.

—Iré a entregar esto ahora — le dijo Tae mostrándole la bolsa.

Cuando se estaba yendo, Jungkook se animó a hablar.

—¿No quieres subir a casa?

Las puertas del ascensor se estaban cerrando, pero Jungkook notó que Tae le respondía con una sonrisa sincera.

Y fue extraño, porque el corazón del menor se puso a saltar como un loquillo.

No supo por qué, pero así fue.