Capitulo 26
Tres días más tarde.
La tarde estaba lluviosa.
Le habían dado el alta a Jungkook. El menor no había hablando y se había portado bien. Su cálculo fue que mientras mejor se portara lo dejarían salir antes y no le darían tantos calmantes.
Su plan había funcionado, solo que cada vez lo controlaban más. Una noche se levantó para ir al baño y se encontró con un enfermero cuidando su puerta e incluso se ofreció a acompañarlo al baño por que "era su obligación".
Aquellos tres días Jungkook lo había pasado solo.
Taehyung no había ido a visitarlo.
Jungkook empezaba a creer que no lo iría a buscar y que se quedaría sin las llaves de su departamento. Pero Taehyung si fue a buscarlo.
Lo llevó en su auto hasta el hogar y lo ayudó con la ropa de cambio que había que poner en la lavadora.
— En tu escuela solicitaron a un chef suplente por estas dos semanas. Tu licencia medica corre vigencia a partir de este lunes.
Jungkook suspiró y asintió con la cabeza mientras le daba de comer a sus peces. Luego se retiró al sillón y apoyó la cabeza en el respaldo.
Taehyung tomó su mochila, su paraguas y su abrigo. Luego abrió la puerta.
— ¿Necesitáis que compre algo entes de que me vaya?
Jungkook giró la cabeza para verlo; Taehyung estaba en la entrada, con la mano en el pomo de la puerta.
— Mmm... n-no.
Taehyung dio un paso afuera.
— Bien. Entonces voy a irme.
Jungkook se lo quedó mirando y lo siguió mirando incluso cuando el mayor cerró la puerta. Inmediatamente su cara se transformó en una mueca curvada hacia abajo. Él no lo hizo a propósito, simplemente fue una reacción de su cuerpo.
Un trueno resonó a las afueras de su hogar y Jungkook dejó escapar el aire que tenía dentro.
— Al final no le importo a nadie — susurró contemplando las fotos de Yoongi.
Entonces se dio cuenta de que en la repisa estaba el cuadro que le había regalado Taehyung. Jungkook se levantó y fue a verlo.
El cuadro de Iron Man no iba en ese lugar.
En ese lugar solo estaba Yoongi y nadie más que no fuera su persona podía estar ahí.
Jungkook estiró sus manos para descolgar el cuadro de la pared, pero cuando quiso hacerlo, el cuadro no cedió.
El menor se quedó recalculando por un momento y pensó que quizás no tenia la fuerza suficiente para sacarlo. Pero volvió a intentar y el cuadro no se movió de la pared.
Jungkook soltó un gruñido y lo tiró con más fuerza. Fue entonces que se dio cuenta que el cuadro estaba atornillado a la pared.
— ¡Ay, serás imbécil Kim! — Gritó a pesar de que el mayor no estaba ahí.
Jungkook se dirigió a regañadientes al mueble del baño. Sacó la caja en donde estaban las herramientas y llevó un destornillador y pudo sacar el cuadro de una vez por todas.
Colocó las fotos de Yoongi en su lugar y se las quedó mirando y acariciando algunas con el pulgar.
Jungkook se dejó caer por la pared y hundió la cabeza entre sus rodillas. No iba a llorar, ya no sabía cómo sentirse.
Jungkook estaba convencido de que nada curaría el balazo que tenía su corazón y él tampoco quería dejarse curar.
¿Cuál era la solución entonces?
Jungkook no lo sabía.
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