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Capitulo 25

Jungkook iba a tener tres días de reposo en el hospital.

La idea no le había agradado. Pues los médicos lo tenían controlado y para colmo la comida era espantosa.

Claro, si eso se podía llamar "comida".

Apenas había pasado un día y los médicos le habían dicho que debía descansar, asistir a terapia y renovar el uso de los medicamentos. Él les explicó que no quería estar medicado otra vez, que esa no era la solución a sus problemas. ¡Una pastilla no le daba la felicidad y para colmo dañaba sus órganos en segundo plano! Eso no era felicidad. La angustia no se quitaba con un medicamento.

Entonces una enfermera le respondió que si no quería utilizar medicamentos, que intentara hacer cosas que lo hicieran feliz. Que comiera sano, que mantuviera una dieta y el ejercicio. Le explicó que el ejercicio ayudaba a despejarse y que no había nada mejor que la manera en la que uno se siente luego de ejercitarse.

Pero Jungkook se negaba a todas las soluciones que le daban. Después de todo era un adulto de 23 años ¿por qué no lo dejaban decidir en paz?

"¿Cual es su problema?" Le había dicho Jungkook a los médicos aquel día "Soy un adulto, no un niño. Si quiero morirme no pueden evitarlo, porque no pueden decirme lo que tengo que hacer".

Y la respuesta de los médicos había sido darle una inyección que lo calmara.

Jungkook se levantó de la cama y fue a rellenar los papeles que Taehyung se encargaría de presentar en la escuela en donde él trabajaba.

Le habían dado dos semanas de licencia médica. ¿Qué rayos iba a ser de su vida ahora?

Jungkook se lo tomaba como si fuera el fin del mundo, y en realidad no era para tanto. Dos semanas pasaban en un abrir y cerrar de ojos.

Taehyung lo estaba esperando en el recibidor para que le diera los papeles. Jungkook lo encontró y le entregó todo.

— Diles que intentaré volver lo antes po...

— Volverás dentro de dos semanas, punto.

Jungkook frunció las cejas y se fue a sentar en una silla. Taehyung lo miraba.

— ¿Le diste de comer a mis peces? — Preguntó cruzado de brazos.

En ese día que había pasado, Jungkook se había visto obligado a darle sus llaves a Taehyung. El mayor había ido y dormido en su casa, había ordenado las cosas y limpiado el piso.

— Sí, lo hice.

— Por las noches dales de comer dos veces. Siempre se quedan con hambre.

Tae se sentó a su lado.

— Ahora entiendo por qué tus peces están tan gorditos.

Jungkook no lo miró, simplemente estaba con su cara de total aburrimiento.

— ¿Jimin sabe que estoy aquí?

— No. No se lo he dicho.

— Pues mantenlo en secreto. O me dará un coscorrón cuando me vea.

Tae le palmeó el hombro y luego le frotó la espalda, pero Jungkook se levantó para que no lo tocara. Él no quería ninguna muestra de cariño.

"No lo necesitaba".

Pero la realidad era que sí.

— Guardaré tu secreto por ahora — Le dijo Tae mientras se acercaba a él y lo tomaba por los hombros —  Pero si vuelves a tener un impulso como el de estos días no te lo perdonaré y hasta incluso se lo diré a la gente de la televisión.

— Eres un tonto — Jungkook le dio un golpe suave en el hombro  —  ¿Por qué no me dejas hacer lo que quiera con mi vida? Al fin y al cabo es mía, no tuya. ¡Y no me conoces! ¡Deja de fingir que te importa lo que me suceda!

Jungkook volvía a tener los ojos llorosos.

— Basta, Jungkook... déjalo ir.

— ¡NO!

— Debes hacerlo — Taehyung hablaba calmado, con paciencia. Aunque seguía enojado con él.

Jungkook ya había caído de rodillas al suelo y Taehyung se bajó para estar a altura.

— No... no puedo...

Si la mente no cede, el cuerpo y el alma tampoco.

— Descuide señor Kim — Le dijo una enfermera acercándose a ellos con una aguja en la mano — Estará bien en nuestras manos.

Jungkook alzó la cabeza y miró la aguja.

— No... otra vez no...

— Es por tu bien, Jeon. Esto ayudará a calmarte.

Pero Jungkook ya le había arrebatado la aguja de la mano, lanzándola al suelo.

— ¡Ya déjenme en paz! ¡una aguja no soluciona las cosas! ¡Y una maldita pastilla tampoco! ¡No lo lograrán nada con e...!

Pero otro enfermero se había encargado de colocarle el tranquilizante en el brazo. Jungkook cayó rendido en los brazos de Taehyung.

Y aun así, el menor logro oír por un atisbo de segundo el palpitar de Taehyung. Era fuerte, claro y rápido.

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