Jungkook accedió a que Taehyung le preparara un caldo de verduras ya que no tenía ganas de comer nada muy rebuscado. 

La sola idea de asistir al trabajo mañana le jodía la paciencia. No quería ver comida por el resto de su vida. No se sentía muy bien así que en ese tiempo de espera había ido a su cama a descansar un poco. 

Quizás llamaba a la escuela y avisaba de no ir mañana, pero él tenía que asistir a su trabajo y no podía faltar por estar con un cuadro de ansiedad muy alto. ¿Quién se encargaría de cocinar si no?

Para ser sinceros, Jungkook tenia ganas de renunciar a su trabajo. Pero ahora que le pagaban un diez por ciento más no podía darse el lujo de renunciar y perder todo su dinero. Era muy joven, por lo que si renunciaba cualquier persona podía emplearlo, no había inconveniente con eso, pero pensar en buscar otro trabajo lo motivaba a no dejar el que tenía. 

Jungkook se levantó de la cama y fue a cambiarse la ropa porque se sentía un poco sudado. Caminó hasta la cocina y fue a ver cómo iba la sopa que Taehyung le estaba preparando. 

— Ya casi está lista —le dijo Tae mientras revolvía el caldo con una cuchara de madera. Jungkook se acercó para ver mejor. 

— Parece un brebaje mágico.

Taehyung explotó en una risa. 

— ¿Tan mal se ve?

— ¿No sabes cocinar, cierto? —le preguntó mirando el caldo que estaba un poco marrón en vez de verde — ¿Qué le has puesto?

Jungkook agarró una cuchara y lo probó. Inmediatamente hizo una mueca de asco. 

— ¿Tan mal está? — preguntó Tae. 

La mueca de Jungkook fue más que suficiente. 

— ¿Sabias que las remolachas se hacen sin cascara, cierto? — le dijo el menor sacando una cascara flotante del caldo. Apagó el fuego y tiró el caldo a la pileta. Eso no estaba comestible. 

— En realidad no suelo cocinar en casa. 

— ¿Y qué comes? —preguntó apoyandose en la mesada.

Taehyung se alzó de hombros desinteresado. 

— Siempre compro comida hecha. 

Jungkook hizo otra mueca. 

— Dios mío...

—¿Qué? 

— Ahora entiendo porque cocinas tan mal. 

Taehyung se rió. 

—Lo hice lo mejor que pude — le dijo rascándose la nuca. Los cabellos rubios se le revolvieron. Sus ojos celestes estaban un poco oscuros al ser de noche. Las pupilas se le veían más grandes, pero sus ojos no perdían el brillo carismático y animado de siempre — ¿Quieres que vaya a comprar algo?

— No tengo mucho hambre. 

— Pero debes comer algo igual. 

— Cocinaré yo — le dijo Jungkook sacando unas papas y zapallo de la heladera —herviré esto y haré un puré. Vete a casa, ya me encuentro mejor. 

—Me voy a quedar contigo. 

Jungkook dejó de pelar las papas y se volteó a verlo. 

— ¿Por qué? ¿Jimin te lo pidió?

— Voy a quedarme porque quiero quedarme — Taehyung hizo un silencio — aunque debería ir a ver a mi perro. 

— ¿Tienes un perro?

— Sip, Yeontan es adorable. 

— Pues ve con tu perro entonces. 

Taehyung fue a ponerse su abrigo. 

— ¿Lo puedo traer aquí?

Jungkook puso los ojos en blanco. 

—Ve a tu casa y no vuelvas.  Ya te lo dije, estoy mejor solo. 

Taehyung se limitó a hacer un pucherito. 

— ¿No te das cuenta que no estás bien solo?

— Pues en mi defensa, no quiero compartir mi departamento con un completo extraño que puede robarme la mitad de las cosas mientras duermo, o peor, asesinarme. 

Eso hizo reír a Taehyung quien se acercaba a Jungkook coqueto.

— ¿De verdad le dices eso a alguien te salvó de un auto?

Jungkook empujó la lengua contra su mejilla y no le contestó. 

— No soy un completo extraño —le dijo Tae mientras le daba un apretón en el hombro para reconfortarlo —soy un casi extraño. 

— ¡Eso es lo mismo! — le dijo irónico. 

Taehyung se fue a la entrada. 

— Nos vemos en una hora. ¿Sí puedo traer a Yeontan?

Jungkook le dijo que sí a regañadientes. 

—Qué insoportable — susurró cuando el mayor desapareció tras la puerta.