Capitulo 14
Había sido un día duro en el trabajo. Jungkook no solo había tenido que hacer cientos de platos para los alumnos sino que también ir a la bodega a retirar los ingresos de frutas.
A él jamás le había tocado ir a la bodega (y detestaba ir, por cierto, le tenia miedo a la oscuridad), pero finalmente había decidido cargar con todas las cajas de frutas que pudiera para no ir tantas veces a la bodega.
Más tarde le dolerían todos los músculos por la fuerza innecesaria que hizo. Jungkook no se daba cuenta que su peso no era el de antes, él ya no podía cargar con tantas cosas, pero lo ignoraba.
Algunos de sus compañeros comentaban en secreto sobre su estado físico, pero nunca se habían atrevido a preguntarle si estaba con problemas alimenticios.
Por supuesto que sus compañeros de trabajo no sabían de la mala situación que Jungkook había tenido que pasar hacia seis meses. De hecho, ninguno de sus compañeros de trabajo sabia que él era gay, no era algo que Jungkook hubiese comentado alguna vez.
A decir verdad nunca se había llevado bien con sus compañeros. Él no tenia amigos más que Jimin, era al único a quien podía contarle sus cosas.
Y ahora se sentía decepcionado. Daba por hecho que posiblemente Jimin le hubiera comentando a Taehyung sobre la trágica muerte de Yoongi.
Era obvio que se lo había dicho, no por nada Taehyung lo estaría persiguiendo infinitamente.
Para Jungkook era obvio que él le inspiraba un sentimiento de pena ajena a Taehyung, él mayor no tenía motivos para interesarse por él.
Jungkook suspiró y terminó de pasar el trapeador por el piso. Otra vez había dejado el suelo reluciente.
Finalmente se quitó su delantal y se cambió por la ropa que siempre llevaba en su mochila negra.
Salió de la escuela despidiéndose de sus compañeros con un gesto de cabeza. Al salir cruzó la calle y por un momento creyó estar viendo un espejismo.
Taehyung estaba en la acera de enfrente con el auto estacionado y una bebida del Starbucks en la otra mano.
Jungkook cerró los ojos y los volvió a abrir mientras juntaba toda su paciencia. No podía ir por otro camino porque se desviaba de las cuadras de su casa.
Tenia que pasar si o si por delante de Taehyung, pero... ¿Cómo hacer para que no lo viera?
Para colmo, Jungkook llevaba una chaqueta amarilla flúor deportiva. Era imposible que pasara desapercibido para el mayor.
Taehyung levantó la cabeza y lo vio. Lo saludó con su mano libre y una sonrisa. ¿Por qué siempre tenia que estar tan feliz?
Jungkook cruzó la calle tardando todo el tiempo que fuera necesario. Caminaba a paso de tortuga y Taehyung no parecía darse cuenta de ello.
Finalmente Jungkook decidió que lo mejor no era pasarlo por alto, sino ver lo que tenia para decirle, aguantarlo al menos cinco o diez minutos y luego podría volver a su casa (y con suerte haberse librado de Taehyung hasta el fin de los tiempos)
Jungkook suspiró y lo miró achicando sus ojos por la luz del sol.
— ¿Y bien? ¿Qué se te ofrece?
Taehyung le extendió la bolsa de papel marrón del Starbucks.
— Te conseguí unas donas glaseadas.
Jungkook miró la bolsita y no la agarró.
—Las detesto. ¿Jimin no te lo dijo?
Tae hizo un puchero.
—A todo el mundo le gustan las donas.
—Todo el mundo las odia — le dijo irónico.
—Pues yo no.
—Estas loco entonces. — bufó Jungkook y volvió a verlo — bien, ¿Qué quieres?
Taehyung se fue al auto y sacó la bolsa de regalo que tenía para él.
— Toma. Es para ti.
Taehyung le extendió la bolsita rosa pastel. Jungkook solo la miraba aburrido, sin ganas.
—¿Qué es eso? Yo no me olvide nada antes.
Tae le sonrió y se le acercó.
—Jimin me dijo que el día que casi te atropella un auto fue tu cumpleaños. Aquí tienes tu regalo.
Jungkook lo contempló con una ceja alzada.
—Me conoces hace poco más de doce horas - dijo incrédulo - no necesito un estúpido regalo.
"No necesito nada" quiso decirle, pero se dio media vuelta y empezó a caminar otra vez.
— Yo creo que si lo necesitas — le dijo Tae en un tono de voz más grave que captó la atención del menor y se quedó parado de espaldas a él mientras Taehyung lo alcanzaba y se le ponía delante — y también creo que necesitas que alguien te de un abrazo, o que te contrate a un payaso.
Jungkook miró hacia otro lado. Le temblaba el labio, pues eso último había tenido su punto de gracia pero también le había caído como la mierda.
Él ya sabia que se había convertido en un hombre amargado, no necesitaba que alguien se lo recordara.
—Si te quedas con el regalo prometo no volver a molestarte nunca más.
Taehyung lo miraba con tanta insistencia que Jungkook agarró la bolsa y se fue de allí sin decirle palabra alguna.
No tenia paciencia. Y tampoco le interesaba.
Esta complicada la historia, eh. 😂
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro