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Capitulo 13

La semana volvía a comenzar para Jungkook. El chico había estado todo el fin de semana sin salir de su casa, sin contestar mensajes ni mucho menos llamadas de Jimin. 

Jungkook había pasado su fin de semana sólo, barriendo y limpiando su departamento. De hecho, se dio tiempo de reorganizar los libros y ponerlos en una bolsa para donar los que estaban muy viejos o los que ya no quería conservar. Tambien sacó ropa y puso todo en bolsas diferentes, quizás lo llevara a una iglesia más tarde. 

Jungkook puso comida en la pecera de sus peces y apagó la televisión. Siempre habían malas noticias, nunca nada bueno y decente. Jungkook se fue a poner su uniforme de cocinero y salió de casa para tomar un taxi que lo llevara a su lugar de trabajo. 

Los taxis siempre tardaban a esa hora de la mañana. Eran casi las nueve y media y Jungkook debía llegar antes de las diez. Hoy tocaba preparar las ensaladas y había muchas zanahorias y tomates por cortar, no podía darse el lujo de perder el tiempo.

Jungkook había decidido caminar cuando un auto le tocó la bocina. El menor se giró a ver y casi se sorprende de ver a Taehyung bajar la ventanilla. 

Iba a matar a Jimin por haberle dado su dirección. 

Jungkook se quedó viendo a Tae, y no le dijo nada. 

— Hola, Jungkook —lo saludó el mayor con una alegría que el menor no podía soportar ni a esa hora de la mañana — Jimin me dijo que vivías por aquí, así que pasaba a saludarte. Dijo que normalmente sales a trabar por este horario.

Jungkook lo miró con la cara que miraba a todo el mundo: aburrimiento, hartazgo. 

— ¿Qué quieres? Tengo que ir a trabajar. 

— Te llevo. 

Jungkook suspiró y miró la hora en su reloj. Finalmente accedió porque estaba  con el tiempo contado. Se subió al auto y un olor a aromatizante invadió sus fosas nasales. Jungkook bajó la ventanilla porque no lo soportaba. Taehyung conducía a un ritmo normal, quizás llegaba a tiempo. 

— ¿Qué tal has estado? — le preguntó el rubio para sacarle un poco de conversación. 

Jungkook se alzó de hombros. 

—Esa no puede ser tu respuesta para todo — le dijo Tae achinando sus ojitos hermosos. Jungkook ni lo miraba. 

— Pues lo es.

Tae volvió a arrancar el auto. Ya solo faltaban cinco cuadras para llegar al destino. 

— ¿De qué trabajas?

— Me sorprende que Jimin no te lo haya contado— le dijo irónico. Estaba seguro que su amigo le había comentado su vida y obra básicamente. 

Taehyung tragó saliva pero decidió ser positivo y contar cuál era su trabajo.

—Soy pintor — le dijo parando en otro semáforo. 

— Mmm. 

Al ver que había tráfico Jungkook quiso bajarse pero Taehyung tenía la puerta cerrada con el seguro. Jungkook lo miró con mala cara. 

— Me bajo aquí. 

— Todavía faltan dos cuadras. 

— Hay tráfico  — le dijo entre dientes — me bajo aquí —volvió a repetir en tono un poco más hostil. 

Taehyun lo miró con la misma expresión que tiene un perro cuando hace algo que no debería hacer. Finalmente le destrabó el seguro. El trafico no avanzaba. 

— Espera, tengo algo para... 

Pero Jungkook ya había cerrado la puerta del auto y caminaba por la vereda con paso apresurado para llegar al trabajo.

Taehyung se quedó esperando a que el tráfico avanzara y mientras tanto apoyó la cabeza en el volante. Ni siquiera había podido darle el regalo que tenía para él. 

Nadie le había regalado nada a Jungkook por su cumpleaños, y Taehyung quería cambiar eso. 

Sí tan solo pudiera sacarle una sonrisa...

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