Capítulo 38
Hola amigos.
Ojalá y el momento que están apunto de leer sea tan emocionante como lo fue para mí.
disfruten.
Un sendero polvoriento, rodeado de árboles frondosos que apenas dejaban pasar la luz del sol. El aire fresco y cargado con el aroma a tierra mojada, era la única compañía del grupo. Samuel, marchaba al frente del grupo, seguido por Mads y Arthur, Anthony y Fell los seguían de cerca.
De vez en cuando, Samuel echaba una mirada hacia la pareja con una sonrisa amistosa.
—Oye Mads, ¿Cuánto tiempo crees qué pasaría para que tú y yo sobremos? —comentó Samuel entre risas.
—Aquí vamos de nuevo. —dijo Mads con un suspiro— Samuel, ¿acaso tienes celos?
—Vamos, no seas tan serio —Samuel río suavemente, con una expresión tranquila—. ¿Es que nunca te diviertes un poco? A veces pienso que eres el único que no ve lo gracioso en todo esto.
—Samuel —intervino Anthony un poco sonrojado con una sonrisa tímida pero algo seria— Ahora tenemos cosas más importantes que pensar... no es el momento para bromas ¿recuerdas por qué estamos aquí?
—Tienes razón —Samuel asintió, su tono cambiando sutilmente, más centrado. — No quiero distraerme, lo prometo.
Aziraphale miró a Samuel con una ligera sonrisa, pero con una mirada que sugería que entendía más de lo que parecía.
—Ahora veo porque estas solo, Samuel. —dijo Aziraphale, serio.
—No tienes idea, Fell. —contestó Samuel sin perder el tono juguetón volviendo su mirada a Mads entre risas— Si supieras... —hizo una pausa para mirar el cielo y suspirar— pero, en fin, eso es algo que a ti no tiene que preocuparte. Espera... ¿acaso acabas de hacer una broma?
—A veces un poco de ligereza es necesario. —contestó el mayor sin tomarle mucha importancia.
Aziraphale volteó la mirada dejando que el más joven se riera.
—Anthony tiene razón, debemos estar atentos, aunque no quiera admitirlo, esto... es raro. —Mads llamó la atención en tono serio señalando alrededor— ¿no han notado algo peculiar?
Todos detuvieron su andar mirando hacia adelante.
—Sí, ya lo siento también —dijo Arthur— las aves ya no cantan, debemos apresurarnos, hay algo en esta zona que no me agrada. Willow sabe que lo estamos siguiendo, y no tenemos ni idea de lo que está planeando, mantengan los ojos abiertos.
Fell suspiró mirando a Anthony. Estaban cerca y eso lo asustaba. Anthony lo miró, sus manos se tocaron por un breve momento, Aziraphale estaba nervioso, lo sabía, y esperaba que su tacto lo tranquilizara un poco.
El grupo siguió cabalgando, pero el silencio los rodeaba. Samuel, por un momento, dejo de bromear para mantenerse en la parte delantera. La distancia hacia Carton parecía alargarse mientras cada uno pensaba en lo que se avecinaba.
El sonido del agua cayendo con fuerza, chocando contra las rocas, resonó en el aire. Las aguas cristalinas se desplomaban en un rugido constante, creando una cortina de vapor que se mezclaba con el fresco aire nocturno. El grupo se detuvo un momento al llegar, observando la majestuosidad del lugar.
—Bueno, aquí estamos. El paraíso... para espías y románticos. —habló Samuel mientras miraba a Aziraphale y Anthony de reojo.
Anthony no soportó y rio con fuerza ante el comentario de Samuel.
—Vamos a montar el campamento. —dijo Mads sin mirar a Samuel, junto a Arthur empezaron a desempacar algunas cosas mientras; Mads lanzo una mirada divertida y de complicidad hacia Samuel— Vamos, Samuel. Si sigues así, los dos se van a hacer un campamento solo para ellos.
—Oh, ¿pero por qué no? ¿No es esto lo que quieren, chicos? Solo ustedes dos, rodeados de agua, bajo las estrellas... el paraíso —Fell se acercó para ayudar y con un movimiento rápido golpeó con un bolso en la cabeza a Samuel— oh, ¡vamos, Fell! ¿Qué podría ser más romántico que esto?
—Probablemente el que tú no estés aquí, pero, para mi desgracia, lo estás. Samuel.
El grupo se dispersó. Mads se encargaba de construir una pequeña fogata, mientras Samuel siguió dando vueltas alrededor. Aziraphale y Anthony se encontraban en la orilla de la cascada, recolectando un poco de agua. Arthur se había ofrecido para hacer el reconocimiento del lugar.
El crepitar del fuego y el sonido de las aguas cercanas parecían casi tranquilizadores. Mads estaba agachado junto a la fogata, concentrado en las llamas, mientras Samuel caminaba de un lado a otro.
—Le harás un hoyo al piso si sigues caminando así, Samuel.
Finalmente, Samuel se detuvo a un lado de Mads, cruzando los brazos. El rostro de ambos reflejaba preocupación y cansancio.
—No puedo dejar de pensar en lo que podría pasar con Anthony y Fell —dijo Samuel, su voz era más baja de lo habitual. Mirando las llamas con una expresión sombría. — Siento que algo está por suceder, algo que no vamos a poder evitar. Sabes que cuando estoy nervioso hago bromas sin sentido.
Mads asintió, sin perder su tono relajado, como si intentara ocultar su propio miedo detrás de una fachada tranquila.
—Lo sé. Anthony se ve demasiado confiado, y Fell... él está asustado, pero está dispuesto a hacer lo que sea por Anthony, desde que lo conocemos, Tony a veces tiene esa manera de ignorar todo lo que está mal. Si algo les pasa, no puedo evitar sentir que no lo podríamos soportar, no después de todo esto.
Samuel dejó escapar un suspiro, se sentó a un lado de Mads mientras sus dedos jugaban con las ramitas cercanas al fuego.
—Ellos están en peligro. Y nosotros también. Pero lo que más me asusta es que... si no salimos de aquí, si no conseguimos que todo esto termine, ¿qué nos va a quedar? ¿Cómo vamos a volver a nuestras vidas? No estoy dispuesto a perder lo que tengo.... Pero por Tony....
Mads frunció el ceño y se acercó a Samuel, mirando la fogata mientras pensaba en sus palabras.
—No lo sé, Sam —respondió en tono serio, sin su usual sarcasmo. — Yo solo quiero salir con vida. Volver a lo que nos espera afuera de aquí, sin tener que mirar atrás. No sé cómo... pero si nos concentramos, tal vez haya una oportunidad.
Ambos se quedaron en silencio, el sonido del agua cayendo al fondo y las brasas crepitando acompañaron su incertidumbre.
—No puedo dejar de pensar en lo que le pasaría a Anthony si algo le ocurre a Fell —continuó Samuel, con un tono grave. — Si nos quedamos atrás, si no podemos ayudarlos... ¿cómo vamos a vivir con eso?
Mads lo miró por un momento, comprendiendo la carga emocional que llevaba.
—Nosotros estamos aquí para no dejar que eso pase. Saldremos con vida, no solo por nosotros, sino por ellos. Pero... —Mads tomó la mano de Samuel con delicadeza— también por lo que viene después, lo que sea que venga después. Tenemos que salir de aquí para saber quiénes somos fuera de todo esto.
Samuel acaricio con su mano el rostro de Mads, asintiendo lentamente.
—Tienes razón... Solo espero que no sea demasiado tarde.
Ambos miraron hacia donde estaban Anthony y Fell, sabiendo que lo peor aún podría estar por venir. Pero en el fondo algo les decía que si lograban mantenerse juntos, tenían una oportunidad.
La orilla de la cascada estaba tranquila, aunque el ruido constante del agua cayendo parecía llenar el aire. Fell se sentó en una roca cerca de la orilla, sus ojos se encontraban fijos en el agua cristalina que se estrellaba contra las piedras. Anthony estaba a su lado, observando con atención el paisaje, pero con la mente claramente en otro lugar. Después de un rato de silencio, Fell finalmente habló, sin mirar a Anthony.
—¿Sabes? Samuel... es un poco infantil, ¿no te parece? —dijo con una ligera sonrisa, pero sus palabras reflejaban cierta molestia, como si la presencia de Samuel le causara incomodidad. — A veces parece que no se toma nada en serio.
Anthony dejó escapar un suspiro, también sin mirar a Fell, pero su tono era más tranquilo, casi pensativo.
—Al principio pensaba lo mismo —admitió, bajando la mirada al agua. — Pensaba que era solo un tipo inmaduro, alguien que no se tomaba nada en serio. Pero después... después de conocerlo mejor, me di cuenta de que tiene un corazón enorme. Es alguien en quien puedes confiar, incluso cuando parece que todo lo que hace es jugar.
Fell lo miró de reojo, sorprendido por la sinceridad en las palabras de Anthony.
—¿De verdad lo crees? —preguntó, algo escéptico, sin querer parecer demasiado crítico.
Anthony asintió lentamente, con una mirada más firme ahora.
—Sí. Al principio me costó entenderlo. Pero cuando ves más allá de las bromas, te das cuenta de que es más profundo de lo que parece. Tiene un propósito, aunque sea difícil de ver a veces. Y a pesar de sus chistes, sé que nunca nos dejaría atrás.
Fell asintió, dándose cuenta de que había juzgado a Samuel más rápido de lo que debería. Pero algo seguía preocupándolo.
—¿Y tú, Anthony? ¿No tienes miedo de lo que pueda pasar? ¿De lo que nos espera aquí?
La pregunta quedó suspendida en el aire. Anthony no respondió de inmediato. Se quedó mirando la cascada por unos momentos, el agua iluminada por la luz que comenzaba a apagarse lentamente al caer la tarde. Finalmente, giró la cabeza hacia Fell, su mirada seria pero sincera.
—Sí, tengo miedo —confesó, su voz baja y clara. — No voy a mentir. Me aterra pensar en todo lo que puede salir mal, en lo que podría pasar con nosotros, con Mads, con Samuel, Arthur... con todos. Pero, ¿sabes qué? Tengo la esperanza de que todo saldrá bien... —Aziraphale lo miró en silencio, las palabras de Anthony calando hondo en su interior. Por un momento, todo el ruido de la cascada pareció desvanecerse, y lo único que quedaba era la quietud entre los dos. — Mi madre decía que solía jugar aquí cuando era niña, junto a sus padres... era feliz, hasta que llego a la edad de casarse y la avaricia llenó a mi abuelo y ofreció a su única hija al mejor postor.
—¿La extrañas?
—Todos y cada uno de los días después de su partida, a veces me pregunto, ¿Cómo hubiera sido su vida si no se hubiera casado con... mi padre? Puede que yo no naciera, pero por lo menos ella estaría feliz, tal vez con un hombre que si la amara. Por eso quiero salir de la mansión, quiero vivir una vida tranquila, alejada de todo, la vida que mi madre no pudo vivir.
—Entonces, tenemos que salir de aquí, ¿no? —Fell preguntó, su voz ahora más suave, casi reflexiva. — por ella.
—Sí —respondió Anthony con firmeza, aunque aún se podía ver el temor en sus ojos.— No importa lo que pase, tenemos que salir con vida. Y si lo hacemos, podremos empezar de nuevo. Todos.
Fell asintió, ahora un poco más tranquilo, sintiendo que, tal vez, la esperanza de Anthony era todo lo que necesitaban para seguir adelante.
La última luz del día comenzaba a desvanecerse cuando Arthur apareció en el campamento, su rostro se encontraba cubierto de tierra y sudor. Su caminar era rápido, casi apresurado, como si no quisiera perder tiempo. Al verlo, Aziraphale y Anthony se acercaron a la fogata para escuchar su reporte.
—Hice el reconocimiento —dijo Arthur en voz baja, mirando rápidamente a su alrededor antes de sentarse junto al fuego.— No hay hombres de Willow cerca, por lo menos no en un radio de varias millas. Pero... hay algo que tenemos que discutir.
Todos lo miraron, expectantes. Mads levantó una ceja, mientras Samuel se acercó, tirándose al suelo con un suspiro, como si estuviera demasiado cansado para preocuparse por más malas noticias.
—¿Qué encontraste? —preguntó Mads, a la espera de detalles.
Arthur se sacudió el polvo de la ropa, y aunque su rostro estaba cansado, su mirada era seria.
—Parece que Willow se encuentra en Carton —comenzó.— Desde aquí se puede ver la entrada al pueblo. Algunos hombres, escondidos, vigilan la zona. No son tantos, pero están bien posicionados. No parecen ser muy expertos ni nada parecido, pero definitivamente no son habitantes normales.
Fell frunció el ceño, confundido.
—¿Habitantes normales? ¿A qué te refieres?
Arthur asintió, haciendo un gesto hacia el horizonte.
—La gente de Carton... son bastante discretos. No tienen el aire de soldados. Parecen ser personas comunes, pero eso es lo que hace que esto sea más peligroso. Creo que son secuaces de Willow, gente enviada a vigilar y asegurarse de quién entra y sale del pueblo. Los veo como una especie de "advertencia", para que Willow sepa en todo momento qué está pasando y quién está cerca de su territorio.
Samuel dejó escapar un suspiro y se estiró en el suelo.
—Entonces, ¿no podemos simplemente entrar como si nada? —preguntó, con un tono más serio de lo habitual.— Si tienen espías, será un dolor de cabeza.
Anthony asintió, pensativo.
—No podemos ir sin más. Tenemos que ser inteligentes. —comentó Mads— Si entramos sin planearlo, Willow sabrá que estamos cerca antes de que podamos hacer algo. —se levantó un poco, con la mirada fija en el fuego, como si estuviera trazando mentalmente un plan. — Por eso, tenemos que esperar hasta la mañana. Aprovechar la oscuridad de la noche para descansar y reorganizarnos. Mañana, cuando el sol esté lo suficientemente alto, nos acercaremos con más cuidado. No podemos arriesgarnos a que nos descubran esta noche.
Fell miró a los demás, dándose cuenta de que todos tenían la misma expresión preocupada. A pesar de su actitud fría, comprendía la gravedad de la situación.
—De acuerdo, a descansar entonces. No podemos movernos a ciegas.
Arthur asintió y se acercó a la fogata, comenzando a acomodarse para pasar la noche. La tensión en el aire no desapareció, pero al menos ahora tenían un plan, aunque fuera pequeño. Cada uno se acomodó en sus respectivos lugares, y las sombras de la noche rodearon el campamento, mientras la cascada seguía rugiendo cerca.
Antes de que se apagaran las últimas luces del día, Samuel miró a Anthony, y este le devolvió una mirada comprensiva, ambos sabían que todo podría cambiar al día siguiente.
La oscuridad de la noche envolvía todo a su alrededor, y el crepitar del fuego se había reducido a unas pocas brasas que titilaban pálidamente. Aziraphale permanecía despierto, su mirada fija en Anthony, quien dormía cerca de la fogata, el sonido suave de su respiración calmaba un poco la tensión que sentía en el pecho. Sin embargo, algo no le dejaba descansar por completo. El aire estaba denso, cargado de una calma que resultaba inquietante.
De repente, un ruido rompió el silencio, un crujido sordo que provenía de los arbustos cercanos. Fell se tensó al instante, sus ojos recorriendo el borde del campamento, buscando cualquier movimiento. El sonido se repitió, más fuerte esta vez, seguido de unos murmullos bajos que apenas se alcanzaban a escuchar.
Fell se levantó sigilosamente, sin hacer ruido, y se acercó lentamente a Arthur. Con un gesto suave, le tocó el hombro, despertándolo.
—Arthur... —susurró con cautela.
Arthur abrió los ojos lentamente, medio adormilado, pero ya en guardia. Fell le hizo un gesto para que no hablara y señalando el bosque circundante.
—Hay algo extraño. Escuché ruidos. No sé qué es, pero algo no está bien.
Arthur, ahora más alerta, asintió y se levantó con rapidez, señalando a Anthony, en la otra esquina del campamento.
—Despiértalo —murmuró Arthur mientras comenzaba a caminar con sigilo.
Aziraphale siguió a Arthur, dejando a Anthony, ambos comenzaron a moverse con cautela, alejándose del campamento y adentrándose en la oscuridad del bosque. Los crujidos y murmullos continuaban, pero ahora sonaban más cerca, casi como si estuvieran rodeándolos. Fell intentó mantenerse firme, pero un nudo de preocupación se formaba en su estómago. Algo no estaba bien. La sensación de peligro crecía a cada paso.
Entonces, sin previo aviso, hombres enmascarados surgieron de entre los árboles, rodeándolos en cuestión de segundos. Fell no tuvo tiempo de reaccionar; un golpe en el estómago lo hizo caer de rodillas, mientras otro hombre lo apresaba por los brazos.
Arthur, sorprendido por la emboscada, luchó con todas sus fuerzas, pero otro atacante lo sujetó por el cuello, inmovilizándolo. Los tres hombres restantes rodearon a Fell, y a pesar de su intento de zafarse, lo empujaron al suelo.
Pero, con una agilidad sorprendente, Arthur logró liberarse de su captor, empujando al hombre al suelo con una fuerza inesperada. Corrió hacia el campamento, sin mirar atrás, gritando.
—¡Tenemos que irnos! ¡Nos atacan!
Al llegar Arthur se sorprendió al ver cómo más hombres rodeaban el campamento, ahora teniendo de rehenes a Mads, Samuel y Anthony. Arthur corrió a toda velocidad para liberar a su jefe, cuando un golpe certero lo alcanzó, dejándolo en la oscuridad.
¿Qué les pareció?
La verdad no estaba segura de confirmar la relación de Samuel y Mads en este punto, pero al estar en la recta final me pareció apropiado.
No se preocupen el capitulo 39 ya esta escrito y se publicara sin problemas la próxima semana, lo siento por dejarlos con la incertidumbre.
Saben que me encanta el drama.
Los quiero.
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