Capítulo 37
El viaje al final de la historia comienza aqui
¿Estan listos?
Biblioteca de la mansión Fell.
Los chicos estaban sentados alrededor de una mesa de madera cargada con libros antiguos, pergaminos y papeles dispersos, algunos con anotaciones de Anthony y Arthur y cartas mandadas por sus amigos antes de morir. Los montones de textos cubrían casi toda la mesa, mientras una lámpara tenue emitía una luz cálida sobre ellos. Anthony, Aziraphale, Samuel y Mads estaban concentrados en la información que tenían ante ellos, mientras sus mentes intentaban darle forma a la complicada situación. Anthony, el más pensativo de todos, se inclinaba constantemente sobre los papeles, recorriendo con los dedos las notas.
—¿Saben qué? Aunque la desaparición de los amigos de Arthur nos da una pista, sigo pensando que hay algo más... Algo que no hemos visto aún. —habló Samuel levantando la vista para observar a los hombres junto a el— ¿A qué hora planeamos partir hacia el pueblo? Porque cuanto más tarde, más peligroso será.
Mads, se colocó de pie junto a la ventana, observando el cielo gris que se extendía más allá del cristal.
—No deberíamos apresurarnos. —lo detuvo Mads con tranquilidad, girándose hacia el grupo— Este lugar, este pueblo se encuentra cerca de los límites de Carton y Pays de Caux, parece ser nuestro único punto de acceso. Si entramos sin más, Willow no solo sabrá que venimos, sino que podría adelantarse a nuestra llegada. —Samuel asintió, hojeando otro libro, buscando alguna referencia sobre el pueblo.
—Tenemos que planificar bien. —comentó Aziraphale— Si Willow es tan astuto como parece, el pueblo puede estar lleno de vigilancia. Necesitamos saber sus movimientos, sus hábitos, posibles aliados...
—Aziraphale, ¿tú tienes algo más sobre este pueblucho en los libros? —cuestionó Samuel interrumpiendo al mayor— Algo que nos pueda ayudar con su perfil... ¿o solo tienes historias de amor?
Aziraphale, que estaba sumido en un libro grueso, levantó la mirada y se frotó los ojos con desesperación.
—Si buscaras información en otro libro que no fuera El Quijote, te aseguro que la encontrarías —contestó sacando una risa en Anthony al ver a su amigo observar la portada del libro que con tanta dedicación ojeaba— por otro lado, lo único que sabemos es que si Willow está en ese pueblo, no lo estará por casualidad. Ese pueblo debe significar algo, estoy seguro.
Anthony, con el ceño fruncido, tomó un mapa del pueblo, señalando un lugar que parecía conocer.
—Conozco este lugar, mi madre me platicaba de él, una cascada cerca de Carton, ella decía que solía jugar ahí de niña. Esto es extraño, tal vez tenga algo que ver con Willow.
—Debemos investigar más sobre esto, lo primero que debemos hacer es acercarnos a Carton, podríamos asentarnos cerca de la cascada que comenta Anthony, y de ahí, trazar un plan para acercarnos al pueblo y tomar por sorpresa a Willow. —comentó Mads acercándose a Anthony para observar mejor el mapa.— Podemos montar guardia para evitar ser sorprendidos, debemos ir pocos, para evitar llamar la atención.
—Llevaré a Arthur, él sabe cosas, podría servirnos de ayuda —respondió Anthony, recibiendo un ligero asentimiento de sus compañeros.
—Si intentamos abordarlo directamente, podríamos poner en riesgo todo el plan. Willow está esperando que cometamos ese error, no tenemos margen para un enfrentamiento directo. —siguió Aziraphale.
—Lo que necesitamos es un plan para obtener información sin que nos detecte. —Dijo Mads con seriedad— Hay algo en su psicología que podemos aprovechar. Si logramos atraerlo a un sitio donde lo tengamos acorralado... tal vez podamos reducir el riesgo para todos.
Samuel, con tono pensativo, miró el mapa y las rutas.
—Una opción sería tomar una ruta secundaria, hacer todo lo contrario a lo que Willow esperaría. Debemos mantener en secreto nuestra salida. Nos acercamos al pueblo, pero sin entrar por las vías principales. Si logramos entrar por los alrededores sin alertar a nadie, tendríamos más tiempo para observar y tal vez descubrir qué está haciendo ahí.
—Esa es una buena estrategia. —confirmó Aziraphale— Podemos dividirnos en pequeños grupos y observar las distintas áreas sin levantar sospechas.
—Aunque todavía queda una incógnita: ¿por qué Willow está tan cerca de Carton y Pays de Caux? ¿Qué hay en esa región que le interesa tanto?
Anthony se recargó en la mesa, mirando el mapa con concentración.
—Eso es lo que necesitamos averiguar. Tal vez la familia Crowley guarda más secretos de los que le gustaría admitir. Algo que aún no hemos comprendido.
Por la noche el sonido de la lluvia golpeaba las ventanas y el crujido ocasional de la madera bajo el peso del tiempo creaban un ambiente sombrío, casi premonitorio. Los chicos se encontraban en plena actividad, acomodando sus pertenencias para el viaje que comenzaría en cuanto la oscuridad por fin cubriera todo. Arthur, apresurado, organizaba los últimos detalles, asegurándose de que todo estuviera en su lugar antes de partir.
—Todo está listo. —afirmó Arthur, observando el mapa que Anthony le proporcionó con las rutas que Samuel y Mads trazaron para pasar desapercibidos.— Solo faltan Mr. Brown y Mr. Wood, llegando ellos, podemos partir sin contratiempos.
Aziraphale asintió, pero su rostro reflejaba cierta inquietud. Sus ojos se desviaron hacia Anthony, que miraba el equipaje con gran concentración. Aziraphale dió un paso en su dirección. El otro, al sentir su presencia, giró la cabeza y se encontró con su mirada. Una ligera sonrisa se dibujó en su rostro, pero Aziraphale no podía ocultar la duda en sus ojos.
—Anthony... ¿estás seguro de lo que estamos haciendo? —cuestionó con en voz baja, haciendo una ligera pausa— Quiero decir, nos estamos adentrando en un territorio peligroso, y.... no sé si estoy preparado para lo que eso significa.
Anthony guardó silencio por un momento, observando los ojos serios de su amado, para luego acercarse a Aziraphale, poniendo una mano en su rostro con una calma reconfortante para el mayor.
—Sé que esto parece grande, pero tenemos mucho apoyo, además, nos tenemos a nosotros, ¿verdad? Siempre hemos encontrado la manera de salir adelante. —dijo con suavidad— No hay nada que temer mientras estemos juntos. Lo que pase, lo enfrentaremos así, juntos.
Aziraphale lo observaba fijamente, como si buscara alguna señal de duda en sus ojos, pero lo único que vió fue confianza.
—¿Y si no regresamos? —la duda en Aziraphale era palpable, y no era injustificada, se dirigían directamente hacia el hombre que quería destruir a Anthony a toda costa, y todo a voluntad. La voz de Aziraphale se quebró por un momento.
Anthony le acarició suavemente la mejilla, acercándose más, sus rostros ahora se encontraban muy cerca. La intensidad del momento parecía suspender el tiempo por un instante.
—Nada ni nadie nos separará, Aziraphale. —susurró Anthony— Esta vez no. Te lo prometo. —El delgado se acercó lentamente, y con una ternura que capaz de desarmar toda la incertidumbre, le dió un dulce beso en los labios, tan suave como un susurro, pero lleno de una firme promesa— Vamos a salir de esto juntos. Y cuando regresemos, nada será como antes. Ya no habrá más sombras entre nosotros. Nos casaremos y nos iremos de aquí.
Aziraphale cerró los ojos por un momento, sumido en el abrazo de la promesa y el consuelo que le ofreció Anthony. Su corazón latía un poco más rápido, y por primera vez en mucho tiempo, sintió que las dudas que lo aquejaban comenzaban a desvanecerse. Cuando abrió los ojos, la sensación de unidad entre ellos era palpable, más fuerte que cualquier temor o incertidumbre.
—Tienes razón. Nada nos separará. —aseguró Aziraphale con una sonrisa tierna.
Anthony le devolvió la sonrisa y le apretó suavemente la mano, como si cada gesto, cada palabra, sellara aún más el compromiso entre ellos. A lo lejos, Samuel y Mads llegaron con sus cosas, jugando entre ellos.
—Vamos, Aziraphale —llamó Samuel con alegría— estás a punto de pasar días a solas con Anthony, no comas ansias, mejor comételo a él.
Aziraphale negó con cansancio al escuchar las risas de los hombres. El plan estaba en marcha, y con él, su destino.
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