Capítulo 15
Hola amigos! 👋🏼
Les traigo por fin el capítulo 15 de esta historia, este capítulo estaba previsto para la semana pasada (por lo que quiero pedirles una disculpa) pero debido a problemas técnicos (con la pésima calidad del internet) lo traigo hasta hoy.
El capítulo 16 espero poderlo publicar mañana y así, ir al corriente con las actualizaciones.
No olviden seguirme en instagram y en X/Twitter, los links se encuentran en mi perfil.
Ahí podrán saber sobre los anuncios parroquiales y alguna que otra cosita de la historia antes que aquí. 😏
Espero que les guste 😊
Frente a la ventana, Estela veía con tristeza cómo Anthony conversaba amenamente con Arthur, notando su rostro relajado y sonriente, un rostro que hacía años que no veía. El amor hacia él se plantó en su corazón desde el primer momento en que lo vio; se imaginó una vida junto a él, el cortejo, los besos robados, las cartas de amor, formar una familia junto a él. Lo normal en una niña enamorada.
Pero esos sueños fueron desechados al instante en que supo que, Anthony ya tenía con quien hacer todo eso. Al principio, pensó que su indiferencia con ella se debía al miedo de ser descubierto; si su padre se enteraba que el joven al que en un principio ayudó, con la intención de atarlo para contraer matrimonio con su única hija, era el heredero de una gran fortuna y un prestigioso apellido, gritaría al cielo, y no lo dejaría nunca en paz.
Luego de la llegada de las cartas, todo cambio. Gracias a ellas ahora sabía que la indiferencia de Tony se debía a la remitente de aquellas cartas, una dama quien, a pesar de no saber su nombre ni apariencia, se había ganado su envidia. Solo una mujer verdaderamente enamorada, mandaría tal correspondencia, profesado un amor tan incondicional.
Aun con pocos días ahí, se había dado cuenta de la cantidad de correspondencia que llegaba, la mayoría de jovencitas empujadas por el deseo de sus madres, esperando tener una oportunidad con Tony. Claro, ¿quién no quisiera tener algo con un guapo adinerado?. Pero, todas y cada una eran desechadas aun sin ser abiertas.
Tenía la ligera esperanza de que, aquello, fuera un amor unilateral, pero, luego del incidente, donde Tony le dejo en claro que no le debía explicaciones de su compañía y paradero a nadie, más que a su prometida, todo cobró sentido.
A diferencia de otras cartas, aquellas con esa caligrafía inconfundible eran celosamente guardadas por Tony en su habitación.
Anthony correspondía aquellos sentimientos.
Desde el principio, siempre pensó que Tony y ella , serían la pareja perfecta, todo en parte planteado por su padre, quien nunca perdía la oportunidad para recordarle su deber para con él y conseguir un buen esposo, y así, no perder la riqueza de la familia, aquella que con tanto esfuerzo su padre juntó.
Estaba harta, continuamente pensaba, que todo sería más fácil, si hubiera nacido como hombre, tal vez así, su padre no insistiría tanto con su matrimonio, y podría estudiar y hacer lo que quisiera, como Anthony.
Pero, por desgracia para ella, no era así.
Unos golpes la sacaron de su pensamiento, alguien tocaba a la puerta de su habitación, probablemente sería Ms. Jones, para invitarla a dar un paseo o tomar el té.
–Adelante – Dijo acercándose a la puerta. Para su sorpresa, quien se encontraba frente a ella no era Ms. Jones, sino Harry Meryton, primo de Anthony, quien con timidez se presentó frente a ella haciendo, una reverencia – Mr. Meryton, qué sorpresa.
–Señorita Bobary, solo quería saber, si usted quisiera acompañarme a pasear esta mañana – Harry Meryton había sido muy tímido los primeros días después de su llegada, pero, luego de coincidir en la sala de estar y conversar un poco, notaron que ambos tenían muchas similitudes, como padres que siempre tomaban decisiones por ellos, y el peso de sus familias sobre sus hombros. Luego de la muerte de su padre, Harry, debía hacerse cargo de su familia, como todos los varones, pero , su madre, tan amable como siempre, pensó que sería una carga muy pesada para su hijo, por lo que, ella se encargaba de todo, siendo su hijo solo una cortina de humo para la sociedad. – si no le es inconveniente.
–Claro que no, vamos. – Las pláticas con Harry eran amenas, tal vez por el tener vidas parecidas o por el hecho de ser los residentes menos aceptados en aquella mansión. Harry le llego a platicar de los desplantes de su madre hacia Anthony y cómo desde el primer día, pareciese como si él no existiera. Sus constantes visitas a los ancianos que vivían en una casa un poco lejos de ahí y cómo su madre lo dejaba con ellos mientras ella subía al segundo piso a saludar al hijo de aquellos ancianos. Y por su parte, Estela, le platicaba de su amor no correspondido y sus ganas de alejarse de su padre y todo lo que con llevaba, de su hambre de conocimiento e independencia, sus ilusiones y sueños.
Probablemente su vida sería más fácil si se enamorará de Harry y así, poder callar las insistencias de su padre, después de todo, él era un joven apuesto, algo torpe, pero de buena familia, y reputación, pero su corazón siempre pertenecerá a Anthony.
Ahora solo pensaba en el futuro, tal vez, terminaría casándose con un hombre, quien su padre hubiera escogido para ella, y viviría su vida, arrepintiéndose de lo que pudo haber sido, al menos, para eso faltaba mucho, o eso esperaba.
Al cabo de unas horas, Estela y Harry regresaron a la mansión, al mismo tiempo que Anthony entraba acompañado del inseparable Arthur.
–Mr. Crowley – saludaron ambos con respeto, recibiendo un asentimiento por parte de Anthony.
–Ms. Bobary, Harry, me alegra que se lleven bien – comentó Anthony con seriedad – teniendo la oportunidad de verlos a ambos, les informó que por la noche se llevaría a cabo un baile en la casa de Ms. Patel–, partiremos juntos en mi carruaje.
– ¿Yo asistiré? – preguntó Estela.
–Sí – afirmóo Anthony – ya tengo suficiente con los chismes sobre mi supuesta prometida, a la que tengo escondida en mi casa – suspiró con cansancio – por eso mismo, irá Harry, para que vean que eres amiga de la familia y solo eso.
Algo se había roto en el pecho de Estela, la indiferencia de Tony terminaría por acabar con ella.
– ¿Qué pasara con mi madre? – preguntó Harry – ¿ella irá?
–Al parecer -Ms. Meryton, tiene asuntos más importantes, por lo que, de una manera muy amable, me pidió que te llevara conmigo. Sean puntuales.
Al llegar a la mansión Patel, Estela observó varios carruajes, nada que hubiera visto antes, estaba claro que la ciudad era muy diferente a su hogar. Al bajar, las miradas no se dejaron esperar, Anthony descendió primero, dejando ver su traje pulcro y elegante, digno del heredero más codiciado, seguido de Harry, quien asistió con un traje un poco más discreto, por último, Estela, vestida con un deslumbrante vestido de seda blanco adornado con encajes delicados y cintas de terciopelo azul.
Debido a la oscuridad del lugar, Estela se tambaleó un poco, para evitar su caída Harry le ofreció su mano.
–Tómalo como practica para tu baile de debutante –dijo Harry con una sonrisa.– puedes sostenerte de mí, si así lo deseas.
Estela tomó el brazo de Harry con familiaridad, los susurros no se dejaron esperar, una joven soltera, yendo del brazo de un joven sin ser hermanos o prometidos, un escándalo. , Anthony notó esto e inmediatamente le ofreció su brazo.
El ir del brazo de un joven soltero se consideraba un escándalo, el ir del brazo de dos jóvenes solteros, se asemejaba más a un ambiente familiar.
Al entrar al salón las miradas no se cesaron, gracias a la luz, Harry observó con detenimiento a Estela, quien llevaba un peinado cuidadosamente acomodado en suaves ondas que resaltaban, su rostro.
Los nervios de Estela solo eran cesados por la incertidumbre esperando ver en aquel baile a aquella dama, de quien Tony estaba enamorado.
El baile se encontraba en pleno apogeo, ella observó discretamente a Anthony quien mantenía una mirada distante, de pronto, un caballero se acercó a Tony, dando unas ligeras palmadas en su hombro, sorprendiéndola. Al observar mejor al hombre, se percató de su porte altivo, aquel caballero estaba vestido con un traje parecido al de Tony, irradiando confianza y sofisticación.
–Fell, creí que no vendrías. – dijo Anthony regalando una sonrisa al hombre.
–Pensaba en quedarme en casa, pero, prometí asistir, ya sabes que, un caballero jamás falla a su palabra. – afirmó aquel desconcido, quien parecía ser bastante serio – y, ¿quién te acompaña esta noche?
–¿Dónde quedaron mis modales?, ellos son, Harry Meryton, mi primo, ya sabías de su llegada y la señorita Estela Bobary, una... amiga de la familia. – presentó Anthony – Estela, Harry, el señor Aziraphale Fell.
Estela y Harry saludaron al hombre con la típica reverencia, por su parte Aziraphale tomo la mano de Estela, cubierta por un guante blanco de seda, besando el dorso de esta con caballerosidad.
–Joven Meryton, Señorita Bobary, Mr. Crowley me ha hablado mucho de ustedes. – afirmó Aziraphale regalando una mirada rápida a Anthony.
–Espero que hayan sido cosas buenas –respondió Estela con amabilidad – me sorprende que Tony tenga amigos aquí.
– ¿Tony? – preguntó Aziraphale con curiosidad.
–¡Oh! – Estela se cubrió la boca con vergüenza – quise decir, Mr. Crowley, olvidaba que frente a la sociedad los apodos no seran bien vistos.
–No se preocupe, entre amigos es razonable la familiaridad. – comentó Fell, tratando – dijo Aziraphale, regalándole a Estela una sonrisa.
Estela al verlo se ruborizó, por lo que, rápidamente escondió su rostro de trás de su abanico. Al ver esto Harry invito a Estela a bailar, invitación que fue aceptada por la joven, pensando que eso la ayudaría a pensar en otra cosa. La música y el murmullo de conversaciones llenaban el aire, creando un contraste con el conflicto interno de la joven. En su corazón, la esperanza y la resignación se entrelazan mientras luchaba por mantener la compostura.
–Es bastante apuesto, ¿verdad? – dijo Harry sacando de sus pensamientos a la joven – Mr. Fell...
–Lo es, cualquier dama se daría cuenta de ese hecho – confirmó Estela– ¿Por qué lo dices?
–Vi cómo te ruborizaste, por lo que sé, Mr. Fell es un hombre en busca de esposa, pero a pesar de ser un hombre apuesto y con dinero, no lo ha conseguido – comentó Harry siguiendo el ritmo de la música – los ancianos con los que voy, dicen que mi primo y Mr. Fell, son los caballeros más deseados esta temporada, al parecer, Mr. Fell tiene tiempo en el pueblo, pero su carácter serio y despiadado con las damas impide que se comprometa.
–Pero se ve que es alguien amable – defendió Estela – no noté nada malo.
–Esa es la cosa, al parecer desde que mi primo llego aquí, Mr. Fell cambio completamente.
Estela volteó su mirada a donde Anthony y Mr. Fell se encontraban, observando una sonrisa que jamás había visto en Tony, ¿amistad?, ¿familiaridad? No lo sabía, pero de lo que si estaba segura era que la relación de aquellos hombres era diferente a todo lo que había visto.
Bajo el resplandor suave de las estrellas y el susurro de las hojas en la brisa nocturna, Anthony y Aziraphale se apartaron discretamente del bullicio de la velada. El entorno sereno del jardín de aquella mansión les ofrecía un refugio perfecto.
–Estela Bobary ¿eh? – habló Aziraphale rompiendo el silencio con una voz apenas audible – no me habías dicho que se conocían desde antes.
–Estela es la hija de George Bobary, el hombre que me acogió cuando me fui de mi hogar – explicó Anthony con tranquilidad– él me ayudo para ir a la universidad.
–Qué gran hombre – contestó Aziraphale observando a Anthony con serenidad. – debes agradecerle mucho.
–Lo hago – afirmó Anthony – pero, cuando me fui, supe que guardaba las esperanzas de que me casara con Estela, ella es hija única y Mr. Bobary teme que su riqueza se pierda cuando muera.
–La vida es difícil para algunos – dijo Fell tomando discretamente la mano de Anthony, cuidando no ser vistos – somos afortunados.
–Sí... – confirmo Anthony – sé que Estela es solo una joven con un gran peso sobre sus hombros, sé que gusta de mí, pero, no puedo corresponderle como quiere.
– ¿Y eso es por...?
– Estoy demasiado ocupado siendo tuyo como para enamorarme de alguien más. – afirmó Anthony, acariciando suavemente aquella mano que sujetaba la suya con cariño.
–Mr. Crowley, si alguien lo llegara a escuchar diciendo eso, no quiero imaginar lo que le pasara. –espetó Aziraphale soltando la mano de Anthony, provocando una sonrisa en este. – No negaré que me gusta escuchar eso – afirmó con una sonrisa – ¿vendrás a la mansión más tarde?, aun me debes una botella de vino.
–De verdad quisiera ir, pero debo llevar a Estela a la mansión, además, después de la mañana que pasamos juntos, Ms. Jones está muy sensible. Por otro lado, debo recibir los informes de Arthur sobre mi tía.
–-Está bien, pero, mañana debes pasar el día conmigo. – sentenció Fell – no puedes decir que no.
–Mr. Fell, es usted muy misterioso, está bien, haré lo posible por tener el día libre, necesito dejar las cosas listas con Arthur hoy.
Aziraphale volvió a tomar su mano con delicadeza. Sintió un alivio momentáneo al compartir este momento con él. Por su mente pasó una vista de lo que pudieron haber sido sus vidas de no haberse conocido, tal vez la señorita Bobary sería su prometida, y él seguiría solo en esa gran mansión "El solo verlo con ella...", pensó, luchando por desechar aquel pensamiento. Aziraphale sujetó con fuerza la mano de Anthony susurrando un suave "te amo" solo audible por ellos.
Sin duda esta sería su vida y nadie se la arrebataría.
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