Capítulo 10
Sus cabellos rizados siendo alborotados, yendo al trote y sacudiéndose con fuerza. Y con un objetivo en mente, visitar al joven. Tenía poco de haber descubierto lo que sentía, y a pesar de ir en contra de todo lo que creía, daría todo de sí para no perder esa emoción.
Después de la muerte de su madre, jamás pensó vivir el amor de esa manera, y el pensar, que Anthony, había vivido algo similar a él, solo lo alentaba. ¿qué posibilidades tenía?, ninguna, ¿Anthony le correspondería?, definitivamente no.
Pero el solo pensar e imaginar lo que pudiera pasar, era lo que lo movía. Ansiaba verlo, a él y a su sonrisa despreocupada, aquella que lo contagiaba de su buen humor. Desde el primer instante, supo que Anthony Crowley era diferente a los demás, cuando lo vio por primera vez, pensó que, tal vez, su corazón había tenido una especie de ataque espontaneo, pero ahora sabía que solo se trataba de su despertar.
Al llegar a la entrada de la mansión, bajó de su caballo, acomodando su vestimenta, tratando de parecer lo más normal y calmado que pudiese.
Un criado se acercó a él ofreciéndose para llevar su caballo a los establos, con pasos lentos se acercó a la puerta para anunciar su llegada, a pocos centímetros de tocar la fría madera, la puerta se abrió dejando ver a una mujer algo mayor, quien supuso era el ama de llaves.
Ella debe ser Ms. Jones, la nana de Crowley
La mujer al encontrarse con él, no pudo disimular su sorpresa, abriendo sus ojos como dos grandes platos, Aziraphale necesitó de un gran esfuerzo para ocultar una risa y no incomodar a la señora.
-Buenos días - saludó con amabilidad - estoy buscando a....
- ¡Debe de venir a buscarme a mí! - grito Ms. Meryton bajando las escaleras con un gran vestido y su cabellera roja rebosante a su alrededor, algo que a Aziraphale le causo gracia, comparándola con una sandía recién cortada - ¿Por qué más vendría un hombre tan bien parecido a esta casa, si no es para buscarme a mí?, no nos han presentado, soy Virginia Crowley viuda de Meryton - la mujer extendió su mano esperando que Fell la tomara y besara.
-Mucho gusto - contestó Fell otorgando una ligera reverencia (por educación) hacia Ms. Meryton ignorando completamente su intento de saludo - Aziraphale Fell, lamento la inconveniencia madame, pero, no la buscaba a usted, si no, al Señor Crowley.
La mujer tardó en reaccionar unos instantes, incomodando un poco a Fell, haciéndolo dudar si su voz no había sido muy baja. Con un parpadeo veloz Ms. Jones salió de sus pensamientos y permitió el paso a Aziraphale, dejando en su lugar a Ms Meryton, quien empezaba a maldecir por lo bajo.
Al entrar, Fell, pudo observar los cuadros que adornaban el espacio, algunos de ellos mostrando a un pequeño Anthony, algunas de la que suponía sería la difunta Ms. Crowley, madre de Anthony, pero lo que llamó su atención fue la escasa o nula existencia de cuadros del difunto Señor Crowley.
-Pase por aquí Mr. Fell, el Señor Crowley vendrá en un momento. - dijo Ms. Jones, permitiéndole el paso hacia el despacho de Anthony.
-Muchas gracias - contestó Fell, en un tono serio, siendo esta su forma de ocultar sus emociones.
Por otro lado, en la habitación principal, Anthony se encontraba terminando de arreglarse, ideando cómo escapar del gran día, para su pesar, hoy sería el baile de debutantes, la más alta sociedad se daría cita para dar muestra de sus más grandes dotes, madres ladrando por doquier, tratando de acomodar a sus hijas en una buena familia y padres cerrando tratos, solo viendo por su bien familiar.
Mientras terminaba de abotonar su abrigo, Ms Jones apareció en su puerta algo agitada, agitada, debido a la carrera de su andar.
-Ms. Jones, ¿debo recordarle que una dama no corre? - preguntó Anthony - además que a su edad es peligroso.
-Te reprendería por tu comentario - comentó algo, agitada - pero existen asuntos más importantes que pelear con un niño malcriado.
- ¿A sí? ¿Cómo cuáles? - inquirió Anthony acercándose a su antigua nana, logrando observar una pequeña gota de sudor apareciendo en su gris cabellera - ¿Ms. Meryton hizo algo?
- ¡Oh no!, al contrario, me parece que, gracias a su comportamiento, el caballero se ha ganado mi respeto, me alegra que haya callado a esa bruja presumida. -afirmó Ms. Jones con una sonrisa
-¿Caballero? - preguntó Anthony algo alterado, esperaba que no se tratase de quien creía - ¿Qué caballero?
-Mr. Fell, Aziraphale Fell, vino a buscarlo - contestó la mujer. Ante esa respuesta Anthony no tardó en hacer a un lado a Ms. Jones, yendo a tal velocidad que su cabello, perfectamente acomodado, terminóo por volverse un desastre. - ¡lo espera en su despacho! - gritó
Al llegar a la puerta, Anthony trató de arreglar su cabello, pasando ambas manos por él, un tirón a sus ropas y se dispuso a entrar.
Nada más abrió la puerta y, Aziraphale le mostró su ya conocida sonrisa, aquella que solo se mostraba ante él.
-F-Fell... - hablo Anthony tratando de recuperar el aliento - ¿Q-Qué haces aquí?
-Y yo que pensé que me recibirías con una taza de té - comentó Fell - eso me gano por tenerte tan mimado.
-D-Disculpa, es solo que, no esperaba tu visita - contestó Anthony
-Bueno... ya que tenemos un trato, me pareció razonable el ir juntos al baile de debutantes - le dirigió una sonrisa.
-Por mí está bien - contestó Anthony - pero el baile empieza a las siete de la noche, y ahora son las ocho de la mañana, ¿no crees que es muy temprano para...
-Crowley, ¿insinúas que mi visita no es grata para ti? - preguntó Fell aparentando estar ofendido
- ¡No! - se apresuró a contestar - jamás diría eso.
- ¡Bien!, porque no pienso separarme de ti hoy - sentenció Fell con una sonrisa rimbombante.
Esto sorprendió a Anthony, jamás pensó ver a Aziraphale, de esa manera, haciéndolo pensar, que, la idea de ser ayudado para por fin encontrar esposa, lo animaba de sobre manera.
Al llegar la noche los invitados llegaban temprano en carruajes, algunos jóvenes de pueblos cercanos y algunos que venían de más allá de diez leguas de distancia, siendo los pueblos de Carton, Netherfield y Hereford, los más escuchados.
Cuando Anthony y Aziraphale llegaron al lugar, un golpe sordo se escuchó por todo el salón, algunas damas suspiraron y otras tantas, ocultaban su rostro tras su abanico.
Ahí estaban, los dos solteros más codiciados de la temporada, juntos, siendo un deleite para los ojos femeninos que ahí se encontraban, a demás de los bolsillos de los padres, que ansiaban aumentar sus riquezas, si lograban casar a alguna de sus hijas.
Ante la mirada atenta de todos, ambos se acercaron a algunas damas para conversar, por parte de Anthony, lanzando comentarios positivos de su compañero, para así, tratar de convencer a alguna damisela de acercarse a él.
Por parte de Aziraphale, se pasó la noche mirando a Anthony conversar, y moverse como pez en el mar en la sociedad, definitivamente y aunque a él no le gustara el hecho, Anthony estaba hecho para la sociedad.
- ¡Fell! - llamó Anthony - ven a conocer a Ms. Wilson, la hija de Mr. Wilson, una dama encantadora, sabe cantar, tejer, además de tocar el piano con gracia.
Fell miró a Anthony con incomodidad, debía mantener las apariencias, pero el simple hecho de verlo esforzarse por cumplir su parte del trato, lo lastimaba.
Un nudo se empezó a formar en la boca de su estómago, provocando su pronta salida del lugar, dejando atrás a un Anthony sorprendido.
Este último persiguió a su amigo, hasta llegar a su ya conocido lugar, entre sus dos hogares.
- ¡Que te pasa Fell? - preguntó Anthony preocupado - creí que todo salía como querías.
-Ya no puedo más - dijo exaltado - no lo voy a soportar.
-¿De qué hablas? -Preguntó Anthony desconcertado.
--Tienes que saber la verdad....
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