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Capítulo 33

Tras varias horas de haber estado sentado en mi pupitre las clases habían terminado, concluyendo así con la mitad de mí día.

Salí del salón lo más rápido que pude, quería llegar temprano a la empresa para practicar por mucho más tiempo, la música me estaba llamando, como si de un canto de sirena se tratase.

—¡Espérame, ____! —Pidió Nayeon mientras trataba de alcanzarme.

La había ignorado por completo, hasta que pasaron cuatro segundos, parándome en seco.

—H-hola... Nayeon —Dije acercándome a ella con cansancio en mis piernas, no estaba acostumbrado a correr todos los días.

—H... Hola... —Saludó, haciendo una torpe reverencia, se le notaba nerviosa.

—Q... ¿Qué tienes? —Pregunté mientras aun trataba de recuperar el aliento.

—N-nada —Avocó de golpe—. ¿Vas a la empresa? —Quiso saber hacia dónde me dirigía con tanta prisa.

—Así es —Confirmé—. Quiero llegar temprano para ensayar más —Expliqué con un tono de voz bastante rápido.

—Oh, ya veo... —Musitó con una expresión de rareza, ella no me había entendido en lo absoluto.

—¿Vas a ir? —Pregunté.

—¿A dónde? —Cuestionó aun con aquella expresión en su rostro.

—A la empresa —Respondí.

—¿Qué empresa?

—A la empresa de tu padre —Recalqué, haciendo énfasis en "Tu padre".

—¡Ahh! —Captó—. Sí, iré más tarde —Confirmó.

—Bueno, entonces nos vemos más tarde —Dije segundos antes de continuar con mi trayecto, pero Nayeon me tomó de la mano.

—¿P-puedo acompañarte? —Preguntó, mostrando timidez en cómo se expresó.

—Eh... —Dudé por un momento, rascándome la barbilla a manera de broma—. Bueno, ¿Por qué no? —Accedí.

—¡Andando! —Saltó muy emocionada.

Ambos salimos de la escuela a paso ligero. Aquella vez no nos fuimos corriendo como las veces anteriores, aquella vez fue diferente.

Caminábamos tomados de la mano, observando cada uno de los grandes edificios como si fuera la primera vez que los veíamos, pasando además por un helado en uno de los lugares favoritos de Nayeon, el centro comercial.

Llegamos a la empresa tras haber estado recorriendo una pequeña parte de la ciudad, 2 horas de retraso para ser exactos.

Nayeon y yo teníamos miedo a que su padre nos regañara por no haber llegado a tiempo para tomar las clases, pero para nuestra buenísima suerte él no se encontraba. El señor Im se había ido a una reunión muy importante desde la mañana, o eso me dijo una de sus secretarias.

—Qué bueno que no está mi papá, de seguro nos hubiera regañado —Suspiró de alivio.

—Ni que lo digas —Exclamé pensando en las palabras que me diría su padre.

—Pero bueno —Alzó los hombros—. Mejor vamos a la clase en la que deberíamos estar —Sugirió nerviosamente.

—Tienes razón, vamos —Dicho eso, ambos nos dirigimos a nuestras respectivas clases.

Nayeon tenía clases de canto, por mi parte tenía clases de piano, algo tedioso de cierto modo, pero igual me gustaba esa clase.

Nayeon se despidió de mí con un beso en la mejilla, mi mejilla...

Me sonrojé, lo admito, pero de todas maneras tenía que ser fuerte para no desmayarme en medio del pasillo, así que simplemente me digné a sonreírle de forma atontada, para luego entrar en la clase que me correspondía.

Varias horas pasaron, las clases siempre terminaban a las 6 de la tarde, aunque había veces es las que nos quedábamos por más tiempo, y ese día no fue la excepción.

Cuando las clases terminaron, tomé rumbo a la sala de baile, ya que ahí se encontraba Nayeon tras el término de las clases.

Abrí la puerta cuidadosamente, solo para toparme con que ella estaba tirada en el suelo.

—¿Nayeon? —Llamé su atención.

—Oh, hola —Dijo con un gran cansancio, se notaba que ella había estado practicando más de le cuenta.

—¿Practicaste más de la cuenta? —Inquirí sabiendo ya su respuesta, un rotundo no.

—No, para nada —Negó aun tirada en el frio suelo.

—Ay ajá —La miré incrédulo por su respuesta.

—¿No me crees? —Dijo procediendo a levantarse.

—En lo absoluto —Reí.

—Está bien, practiqué un poquito más de la cuenta —Confesó.

—Estás muy cansada, descansa un poco —Aconsejé tras ver que ella estaba volviendo a bailar.

—Lo que tú digas —Paró de bailar, volviéndose a tirar en el suelo.

—¿Quieres que te traiga un vaso con agua? —Pregunté.

—Tampoco es para tanto, gracias por preocuparte —Expresó con una voz aguda que daba ternura.

—"Ya vas a empezar con esa voz" —Gruñí entre mis pensamientos.

—C... creo que practiqué más de la cuenta —Suspiró tras decir esas palabras.

—Te he dicho que no practiques más de la cuenta, podrías lastimarte —Mis palabras detonaban preocupación.

—Ya lo sé, siempre me lo recuerdas a cada rato —Anotó, levantándose por segunda vez—. Por cierto, ¿Cómo vas con tu canción? —Preguntó con intriga.

—Pues... bien —Respondí en voz baja.

—No has avanzado en nada, ¿Verdad? —Cuestionó, a lo que yo solamente asentí afirmativamente.

—Tranquilo, tomara tiempo, pero conseguirás la inspiración que buscas, te lo aseguro —Exclamó tratando de animarme.

—Eso espero, es que aún no logró encontrar las palabras correctas —Dije frustrado.

—Cálmate, sé que las conseguirás —Me dio un ligero abrazo, el cual yo correspondí—. Por ahora lo mejor será que nos vayamos a casa, no tarda en anochecer —Comentó tras habernos separado.

—Andando —Fue lo único que dije antes de salir del cuarto.

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