
Capítulo 25
Entré a mi casa luego de lo ocurrido momentos atrás, encontrándome a mi buen amigo Carlos sentado en uno de los sofás del living.
—Hola, hace tiempo que no nos vemos —Dije justamente al verlo.
—Hola, digo lo mismo eh —Opinó Carlos riendo levemente mientras se acomodaba aún más en aquel sofá en el que se encontraba sentado.
—Qué raro que no estés con Momo —Exclamé.
—Ella se fue hoy en la mañana a Japón, volverá en unos días —Contestó, cosa que me dejó algo sorprendido.
—¿Cómo se siente estar solo por un buen rato? —Pregunté en forma de broma, me encantaba molestarlo todos los días.
—No ha pasado ni un día y la extraño... —Comentó algo desanimado.
—Ya, ya, no vayas a llorar —Exclamé suspirando al final de mi oración.
—N-no estoy llorando —Contestó secándose las lágrimas que se le habían salido de sus ojos—. ¿Tienes hambre? —Me preguntó en un intento por cambiar el tema.
—No, ya cené —Respondí a la par que me adentraba en la cocina por un vaso con agua.
—¿Y bien?... —Dijo aclarando su garganta.
—¿Bien de qué? —Pregunté tratando de entender lo que me quería decir.
—¿Cómo te fue en tu cita con Nayeon? —Dicho esas palabras empezó a reír como si no hubiera un mañana.
—No fue una cita, solo asistimos a la cena empresarial que organiza su padre cada año —Aclaré.
—Si claro, lo que tú digas —Rodó los ojos—. Tengo sueño, hasta mañana —Dijo para luego subir las escaleras en dirección hacia su habitación.
—Hasta mañana... —Hablé solamente mientras me servía un vaso con agua.
Mientras bebía lentamente aquel precioso y vital líquido, me puse a pensar en una cita con Nayeon, pero dejé de pensar en eso en el momento que sentí mis mejillas bastante calientes.
Decidí ir a mi habitación a descansar, debido a que ese día fue bastante agotador, a decir verdad, apenas entré a mi cuarto caí rendido plácidamente en mi cama, era casi una costumbre.
Cuando estaba a punto de dormirme, recordé algo...
Recordé a Dahyun, y lo que le estaba haciendo...
—Demonios, ¿Qué rayos estoy haciendo? —Me pregunté a mí mismo mientras me golpeaba levemente la frente.
Narra Nayeon
Luego de haber dejado a ____ en su casa, el trayecto se volvió un poco silencioso, puesto que ____ nunca paraba de hablar.
—Veo que ustedes dos se quieren —Exclamó mi padre seriamente.
—Sí, demasiado... —Dije bastante distraída debido a que estaba pensando en aquel beso que le di a ____ en la mejilla.
—Te seré sincero, me agrada ese chico, espero que no vuelva a su país —Habló mientras yo seguía metida en mis pensamientos, pero recobré la noción cuando dijo: "Espero que no vuelva a su país".
—Es cierto, espero que no se vaya —Alcé un poco la voz tras recordar que ____ iba a regresar a T/P.
Después de una larga andada en auto por la ciudad llegamos a nuestra casa.
—Muy bien, llegamos —Suspiró mi padre al estacionar su auto enfrente de la casa a la vez que se bajaba del vehículo ya mencionado.
—¿Puedo tomar un poco de café? —Le pregunté apenas ingresamos a la casa.
—No, si tomas café a esta hora ya no podrás dormir —Exclamó mi padre segundos después de preguntarle.
—¿Puedo tomar solo un poquito? —Insistí en un intento de convencerlo.
—Mi respuesta sigue siendo la misma —Contestó con aquella voz tan tenebrosa que literalmente me asustaba.
—Está bien... —Suspiré aceptando mi derrota.
En ese momento, el teléfono de mi padre empezó a sonar, cosa que a mi padre lo asustó un poco porque su tono de llamada era muy ruidoso, siempre le decía a mi padre que cambiara de tono, pero siempre se le olvidaba.
Mi padre contestó aquella llamada, y mientras él hablaba yo me dirigí al baño para tomar una cálida ducha.
Luego de bañarme y ponerme mi pijama pensé en leer un poco, cosa que al final hice.
—Veamos... —Murmuré mientras buscaba un libro en el librero de mi padre, ya aquellos libros eran muy interesantes.
Entré tantos libros encontré uno que me llamó mucho la atención.
—"Misma Guerra, Diferente Bando" —Leí el título de aquel grande y empolvado libro.
Sentí que aquel nombre lo había escuchado antes, pensé por unos instantes hasta recordar que aquella vez que fui al cine con ____ había una película con el mismo nombre.
No dudé ni dos veces en agarrar aquel libro para llevármelo a mi habitación.
Estuve un buen rato leyendo los dos primeros capítulos de aquella obra, realmente estaba bastante impresionada por la forma de redactar y explicar bien la trama tanto de los personajes como del entorno en general.
Dirigí mi mirada hacia el reloj que tenía en la pared de mi habitación, dándome cuenta que eran las 3:50 de la madrugada, y para acabarla era que en unas horas tenía que ir a la escuela.
Dejé el libro en mi mesa de noche para proceder a dormir como se debía.
Narra el señor Im
Cuando a penas Nayeon y yo habíamos llegado a nuestra casa, mi teléfono comenzó a sonar. Nayeon siempre me decía que cambiara el tono de llamada debido a que era bastante ruidoso, pero a mí siempre se me olvidaba hacerlo.
Contesté como era de esperarse.
—Habla el señor Im, ¿Con quién tengo el gusto? —Exclamé.
—¿Nunca dejarás de ser así, Im? —Dijo una voz femenina del otro lado de la línea, una voz bastante familiar.
—Vaya, cuanto tiempo sin hablarnos —Contesté con algo de alegría en mis palabras.
—Digo lo mismo, hace como un año que no nos llamamos —Recalcó a secas—. Oye, necesito tu ayuda para algo, es importante —Agregó al final.
—¿En qué cosa? —Pregunté a secas de igual manera.
—¿Te acuerdas cuando te comenté que mandaría a mi hijo a Corea del Sur? —Preguntó de vuelta.
—Lo recuerdo perfectamente —Respondí a aquella incógnita.
—Pues resulta que por andar de chistosito lo expulsaron —Dijo con cierta vergüenza y enojo a la vez.
—Eso no puede ser —Exclamé con asombro.
—Y pues... —Se quedó callada por unos segundos—. ¿Puedes hacer que lo vuelvan a ingresar? —Pidió con algo de vergüenza.
—Hmmm, aun te debo un favor, ¿Verdad? —Pregunté debido a que ella me había ayudado en varias ocasiones.
—¿Un favor? —Dijo acompañado de una leve risa—. Me debes muchos favores, Im —Exclamó.
—Tienes razón —Suspiré tranquilamente—. Está bien, veré que puedo hacer –Respondí—. Y una cosa más, ¿Cómo es que se llama tu hijo? —Pregunté al final.
—Se llama ____ [Ryu Méndez] —Exclamó, sorprendiéndome por completo.
—Ya sé quién es, lo conozco, es un buen chico —Respondí diciendo la verdad.
—¿Enserio? —Dijo bastante asombrada.
—Sí, es amigo de mi hija —Reí un poco.
—Vaya, parece que el mundo es muy pequeño —Rio.
—Digo lo mismo —Reí junto a ella.
—Bueno, tengo que irme —Comentó—. Espero que puedas hacerme ese favor —Dijo.
—Claro no hay problema, hasta luego —Hablé para luego colgar.
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