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💙 Chapter One: New beginning 🤍

Felix miraba fijamente su reflejo en el espejo del baño, como lo hacía cada mañana. Tenía 17 años y estaba en su penúltimo año de secundaria, pero se sentía mucho mayor. Sus ojos, de un color marrón cálido, se escondían bajo mechones rubios que caían desordenados sobre su frente. Se suponía que debía sentirse mejor ahora, más libre. Su padre ya no estaba en casa, no desde que decidió irse sin una palabra, dejando a su madre y a él con un vacío que, en su caso, estaba lleno de heridas que aún no sanaban.

La relación con su madre, Lee Lia, había mejorado desde que su padre se marchó, o eso quería creer. Habían pasado años desde aquel día, y aunque intentaba olvidar, los recuerdos seguían aferrados a él como un peso imposible de soltar. Los gritos, las peleas, las noches en las que se escondía bajo la cama para evitar ser testigo de la violencia que llenaba la casa. La separación de sus padres había traído algo de paz, pero también una nueva ola de soledad y confusión.

-Felix, baja a desayunar -la voz de su madre lo sacó de sus pensamientos.

Respiró hondo y salió del baño. El aroma a tostadas y café lo recibió cuando bajó las escaleras. Su madre estaba en la cocina, preparando el desayuno con una sonrisa que intentaba parecer natural, pero que Felix conocía demasiado bien. Era la sonrisa que usaba cuando estaba nerviosa, cuando algo importante estaba por suceder.

-Hoy viene alguien a cenar con nosotros -dijo su madre, sin levantar la vista de la sartén.

Felix arqueó una ceja. Su madre nunca invitaba a nadie. Desde la separación, había sido solo él y ella, una burbuja de dos personas que apenas se sostenía. Se sentó en la mesa, esperando que ella continuara.

-Es... alguien especial -agregó ella, como si esas palabras fueran suficientes para explicar todo.

Pero no lo eran. Felix la miró fijamente, tratando de encontrar en su rostro alguna pista de lo que estaba ocurriendo. Pero Lee Lia evitaba mirarlo a los ojos, enfocándose en servir las tostadas en los platos.

-¿Quién es? -preguntó finalmente, tratando de ocultar su incomodidad.

Lee Lia suspiró y se sentó frente a él. Durante unos segundos, pareció estar luchando por encontrar las palabras adecuadas.

-Felix, es importante que sepas que... que he estado viendo a alguien. Alguien que me hace sentir bien. Quiero que lo conozcas.

Felix sintió que algo se revolvía en su estómago. Su madre tenía un amante. No estaba seguro de cómo sentirse al respecto. Parte de él quería alegrarse de que su madre finalmente estuviera tratando de rehacer su vida, pero otra parte no podía evitar sentirse traicionado. Habían sido solo ellos dos durante tanto tiempo, y ahora eso iba a cambiar.

-Está bien... -murmuró, sin saber qué más decir.

Su madre le dedicó una pequeña sonrisa, aliviada.

-Gracias, cariño. Sé que es mucho para procesar, pero creo que esto será bueno para nosotros. Y además... ella tiene un hijo. De tu edad. Quizás puedan llevarse bien.

Felix se tensó al escuchar eso. La idea de compartir su espacio con un desconocido lo llenaba de ansiedad. Pero su madre parecía tan esperanzada, tan segura de que esto sería algo positivo, que no pudo hacer más que asentir, aunque por dentro estaba lleno de dudas.

Esa noche, mientras esperaba que llegaran sus invitados, Felix no podía dejar de pensar en lo que su madre le había dicho. Un amante. Una mujer. Con un hijo. ¿Cómo iba a encajar todo eso en su vida? Los pensamientos lo invadían, formando una maraña que no podía deshacer.

El timbre sonó, y el corazón de Felix dio un vuelco. Escuchó a su madre ir a la puerta, su voz cálida saludando a alguien. El sonido de unos pasos se acercó, y Felix se puso de pie, sus nervios en carne viva.

Cuando la puerta se abrió, y su madre entró con la pareja de invitados, el mundo de Felix se tambaleó. Lee Lia apareció primero, con una sonrisa tensa, seguida por una mujer alta y elegante, Hwang Yeji, y detrás de ella, un chico con el cabello azabache y una presencia que llenó la habitación.

Hwang Hyunjin.

El aire pareció espesarse en la sala cuando sus ojos se encontraron. Felix sintió un torrente de emociones golpearlo con fuerza, un río desbordado que arrastraba todo a su paso. El chico que acababa de entrar en su vida, en su casa, era diferente a todo lo que había conocido. Su mirada profunda, su porte seguro... Felix no sabía qué era lo que estaba sintiendo, pero una cosa estaba clara: Hyunjin iba a cambiarlo todo.

-Felix, él es Hyunjin -presentó su madre, ignorando la tensión en el aire-. Hyunjin, este es mi hijo, Felix.

Hyunjin le dedicó una pequeña sonrisa, cortés, pero sus ojos... sus ojos parecían decir mucho más de lo que sus labios expresaban. Felix, incapaz de responder, simplemente asintió. Sentía su corazón latir con fuerza, confuso entre la admiración, el miedo y algo más, algo que no podía nombrar.

-Encantado -murmuró Hyunjin, con una voz que sonaba suave, pero firme.

Felix sintió que su mundo se tambaleaba, porque en ese momento supo, con una certeza que lo asustaba, que la llegada de Hyunjin era solo el comienzo de algo mucho más grande. Algo que cambiaría su vida para siempre.

Read you soon...
-Mimi 🦋

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