El día había sido largo y lleno de emociones encontradas para Felix. Después de clases, decidió tomarse un momento para sí mismo y escapar de la rutina diaria. La casa estaba tranquila cuando llegó, su madre aún no había vuelto del trabajo, y Hyunjin y su madre tampoco estaban. Aprovechando la soledad, Felix dejó su mochila en el suelo y se dirigió directamente al piano en la sala de estar.

La música era su refugio, el único lugar donde podía liberar sus emociones sin temor a ser juzgado. Se sentó en el banco del piano, y sus dedos comenzaron a moverse sobre las teclas, casi por instinto. Las notas suaves llenaron la habitación, creando un ambiente íntimo y personal. Cada melodía parecía expresar algo que él no podía poner en palabras, un desahogo para el torbellino de sentimientos que había sentido desde la llegada de Hyunjin.

A medida que tocaba, Felix cerró los ojos, permitiendo que la música lo envolviera. La pieza que estaba tocando era una que había compuesto recientemente, inspirada en los cambios que estaba experimentando en su vida. Había algo en esas notas que reflejaba la confusión y la atracción que sentía hacia Hyunjin, una mezcla de miedo y deseo que lo mantenía en constante tensión.

Estaba tan concentrado en su música que no escuchó la puerta abrirse, ni los pasos ligeros que cruzaron la sala. Solo cuando la melodía terminó y el silencio volvió a llenar la habitación, Felix abrió los ojos y lo vio: Hyunjin estaba de pie en la entrada, observándolo con una expresión que mezclaba admiración y algo más, algo indefinido que hizo que Felix sintiera un escalofrío recorrer su espalda.

-No quise interrumpir -dijo Hyunjin en voz baja, como si temiera romper el hechizo de la música.

Felix se quedó sin palabras por un momento, sorprendido de que Hyunjin lo hubiera estado escuchando. Sintió que su privacidad había sido invadida, pero al mismo tiempo, había algo en la presencia de Hyunjin que lo hacía sentir comprendido, como si este pudiera entender lo que él no podía decir en voz alta.

-No pasa nada -respondió Felix finalmente, con la voz un poco temblorosa-. No sabía que habías llegado.

Hyunjin caminó hacia él, acercándose lentamente hasta estar a su lado. Su mirada nunca se apartó de Felix, y había una intensidad en sus ojos que lo hacía sentir expuesto, como si Hyunjin pudiera ver directamente en su interior.

-Eres increíble, Felix -dijo Hyunjin, sus palabras llenas de sinceridad-. Nunca había escuchado algo tan hermoso.

Felix sintió que el rubor le subía a las mejillas, pero trató de mantener la compostura.

-Gracias... Es solo algo que me gusta hacer.

Hyunjin se sentó junto a él en el banco, sus piernas apenas rozándose. Felix sintió la cercanía como una corriente eléctrica, y su respiración se aceleró ligeramente. Había algo en la forma en que Hyunjin lo miraba, en la tranquilidad de su presencia, que lo hacía sentirse a salvo, pero también más vulnerable de lo que jamás había estado.

-¿Puedo preguntarte algo? -dijo Hyunjin, con un tono que sugería que la pregunta sería más profunda de lo que Felix esperaba.

Felix asintió, sin confiar en su voz para hablar.

-¿Por qué estás tan cerrado, Felix? Siento que hay tanto dentro de ti, pero no dejas que nadie se acerque. ¿Por qué?

La pregunta lo tomó por sorpresa. Felix no sabía qué responder. Había pasado tanto tiempo construyendo muros alrededor de su corazón, protegiéndose del dolor, que no sabía cómo derribarlos, ni siquiera por alguien como Hyunjin.

-No es tan fácil -dijo finalmente, su voz apenas un susurro-. He pasado por muchas cosas, cosas que no quiero que nadie más vea. Es más seguro así.

Hyunjin asintió, como si entendiera, aunque Felix no estaba seguro de cuánto había revelado realmente.

-Todos tenemos secretos, Felix. Cosas que no queremos que los demás sepan. Pero eso no significa que tengamos que enfrentarlas solos.

Felix lo miró, y por un momento, sintió que podría abrirse a Hyunjin, contarle todo lo que había pasado, todas las heridas que aún llevaban consigo. Pero el miedo era demasiado grande, el temor de ser rechazado o, peor aún, de que Hyunjin sintiera lástima por él.

Antes de que pudiera decir algo más, la puerta principal se abrió de golpe, y ambos se sobresaltaron. Lee Lia y Hwang Yeji entraron, riendo juntas como si acabaran de compartir un chiste privado. La presencia de las madres cambió el ambiente en la sala de estar, y Felix se levantó rápidamente del banco del piano, sintiéndose expuesto.

-¡Oh, ahí están! -exclamó Lia al verlos-. Estábamos pensando en ordenar algo para cenar. ¿Qué les apetece?

Hyunjin se levantó también, su actitud relajada nuevamente.

-Lo que sea está bien para mí -respondió con una sonrisa-. ¿Felix?

Felix asintió, tratando de recuperar la compostura.

-Sí, lo que sea está bien.

Mientras las madres se dirigían a la cocina para discutir las opciones, Hyunjin le dio una última mirada a Felix antes de seguirlas. Era una mirada que contenía promesas no dichas, preguntas sin respuesta, y algo más, una chispa que Felix no podía ignorar.

Esa noche, durante la cena, la conversación fluyó entre risas y bromas ligeras, pero Felix apenas participó. Su mente estaba en otro lugar, atrapada entre la música que había tocado antes y la mirada penetrante de Hyunjin. Sabía que algo había cambiado entre ellos en ese breve momento junto al piano, algo que ahora pendía en el aire, esperando ser descubierto.

Pero mientras Felix se acostaba esa noche, no podía evitar preguntarse si estaba listo para lo que podría venir, si estaba preparado para abrir su corazón a Hyunjin y enfrentarse a todo lo que eso implicaba.

Porque aunque la música era su refugio, ahora sabía que había algo más que lo llamaba, algo que solo Hyunjin podía ofrecer.

Read you soon...
-Mimi 🦋