Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 53 ''Afloran los Recuerdos''

*Silencio incómodo* *Inserte grillos aquí* *Matojo del oeste rodando en la distancia* Sí, esta vez si qué puedo decir que han pasado 84 años, mis satánicas y satánicos (?) ( ͡°; ͜ʖ; ͡°)/

Oh y nuevo capítulo, nueva portada ( ͡° ͜ʖ ͡°) *lanza brillitos satánicos* (Niko en la portada me sigue recordando a la lisiada de Bum (??) x'DD)
Ah y despedíos de los sensuales astericos también, porque hice un marcador Redley :^DD
Culpad a WTFpad y no a mí, que es el que me los cambia de sitio (?)

Cuánto os he echado de menos y cuánto he extrañado escribir ''Online'' (o escribir en general). Realmente no he tenido ni el tiempo, ni las ganas estos últimos meses para dedicarme a esto. Estoy en esa etapa de la vida (Suena muy drámatico x'DD) en la que no puedo hacer lo que quiero por diversos motivos, así que tenedme mucha paciencia como siempre. Y lamento haber tardado tanto, me siento terrible por ello, ya que nunca había tardado tanto con un capítulo de esta historia :^(

Pero como ya dije anteriormente, por mucho que tarde en actualizar, JAMÁS cancelaré o dejaré abandonadas mis novelas.

En cuánto el capítulo que no sé si me haya salido exactamente bien (??), viene cargadito. No puedo hablar de el sin dejar escapar un spoiler, así que solo diré que me querréis y que me querréis matar también (???) Pero que como siempre, os lo recompensaré tarde o temprano/de una forma u otra.

A pesar de todo, estoy emocionad@ por el capítulo ya que a partir de aquí es cuando ''Online'' verdaderamente se pone buena (?) ( ͡° ͜ʖ ͡°)

-La foto del capítulo es de los anticristos de Online (?) *se aguanta la risa*
(Para los que no se acuerden, Aaric es del que está verdaderamente enamorado Ted, y Kieran es el novio de Aaric (?))

-La música del capítulo es una pequeña playlist que hice en Youtube que consta de tres canciones: ''Gett Better'' de Nothing but Thieves, ''The Less I know the Better'' de Tame Impala y ''The Scientist'' de Coldplay. Por ese orden (?)

-------------------------

VLADIMIR

Mis dedos golpeteaban sobre el escritorio y mi cabeza retumbaba, aquel sonido haciéndose cada vez más presente.
Estaba tenso, impaciente.
No podía sacudir la sensación de que algo fallaba. Era como si se me hubiese escapado algo sumamente importante. Algo... o alguien.

Desde dentro de la oficina que ocupaba de entre las muchas habitaciones que disponía la casa, ordené a cuatro de mis hombres a que entraran.

-¡Jefe! -exclamó Scar, irrumpiendo la oficina y casi abalanzándose contra la puerta.

-Jef... Vladimir, ¿para que requiere nuestra asistencia? -inquirió Parker, el único de los tres que se mantenía impasible a pesar de la inquietud en el aire.

-Quiero toda la información que podáis encontrar sobre Gregory Ivarsson.

-Pero, ¿no hicimos eso con anterioridad? -repuso Scar, mostrándose confundido y desorientado. Bueno, más de lo usual.

-Scar, debe de haber algún detalle que probablemente se nos haya perdido... -apoyó Parker, cruzándose de brazos.

-Si ese es el caso... ¿Qué hay de Ryou?

-¿Ryou? -abrí los ojos, encontrándome extrañamente interesado. Ese nombre... ¿No era japonés?

Parker carraspeó de repente, interrumpiendo a su compañero.

-Creo que te refieres a Ryoth Ivarsson. El hijo único de Gregory Ivarsson.

-¿Y qué se supone que esperáis que haga con esta información tan relevante? ¿Hacer de niñero mi nuevo trabajo?

-Piénsalo mejor, jefe. Es una conexión a Gregory. Y de las más cercanas. Este tal Ryoth podría ser de gran utilidad para nosotros -trató de hacerme cambiar de opinión Scar.

-¿Sacar información a un crío? -reí seco ante su incredulidad.

-En realidad tiene veintiún años, si nuestras fuentes no son incorrectas... -rectificó Parker.

-¿Y cuál es la diferencia exactamente?

Scar suspiró resignado.

-Pienso que no perderíamos nada intentándolo, jefe.

-Excepto nuestra dignidad. Tu intento de estrategia huele a desesperación -agregó sin tapujos Nier.

-Y yo creo que tu comentario está fuera de lugar -difirió Park, poniéndose protectoramente en frente de Scar.

Rodé mis ojos, dirigiendo mi atención a los papeles que tenía encima del escritorio.

-Si queréis tener vuestra pelea de gatas, adelante, pero preferiría que fuese fuera de mi oficina. O lejos de mi presencia, para ser específico -culminé con una sonrisa implacable, que erizaba la piel de cualquiera por lo ambigua que podía resultar.

-Lo lamentamos, jefe-Se disculpó Parker en nombre de los demás.

-No pierdas el tiempo en disculpas inútiles, Parker. Tenéis otros asuntos que tratar.

-Prometo que la próxima vez no vendremos con las manos vacías.

-Estaré esperando.

La puerta de la pequeña oficina se cerró de golpe, volviendo a dejarme solo con el constante retumbo de mi cabeza y los recuerdos indeseados que traía consigo aquel hombre... Gregory Ivarsson.

¿Desde cuándo te convertiste en alguien tan problemático? Dime, ¿desde cuándo cambiaron tanto las cosas, viejo amigo...?

...

En aquel entonces los cinco éramos inseparables. No había nadie en esa academia que no hubiese oído de nosotros.

Yo era el soltero del grupo quién vivía secretamente enamorado de Eva Waters. La que a mi muy pesar salía desde hace años con Gregory Ivarsson, uno de mis mejores amigo junto a Lucas y Mika. Por muy incómoda que pareciese la situación, nunca dejé que me molestara. En su momento, la música, mi piano, y mis composiciones eran en lo único que podía pensar.

Antes de que la única familia que me quedaba, mi abuelo, me comprometiera con Eva. La chica de mis sueños. Mi amiga. Y la que por tanto tiempo había querido tener en mis brazos.
Sin embargo, jamás hubiera deseado que fuera de esa manera. En contra de su voluntad. Cuando ella ya estaba enamorada de alguien más...

Los dos tratamos de hacer desistir a nuestras familias, sin éxito alguno. Mi abuelo era el jefe de la mafia rusa y yo como su único nieto, tenía que casarme con la hija de uno de los hombres más poderosos y adinerados del país, para según él, estrechar fuertes lazos y abrir la puerta a nuevas oportunidades.
Los lazos sanguíneos que compartíamos carecían de importancia para él. No me veía como a un nieto, sino como una herramienta para su propio beneficio y un saco al que golpear para descargar sus propias frustraciones.

Mi odio por él cada día se hacía más intenso y de noche soñaba con que lo mataba con mis propias manos, desterrándole de toda existencia. Fue entonces que aquellas ridículas ideas delirantes, pertenecientes a un adolescente inmaduro terminaron volviéndose una realidad.

Con un solo disparo a la frente falleció Maksim Volkov en la fría noche de Diciembre. Una muerte rápida, eficaz y sin dolor. Una muerte compasiva que alguien como él no merecía. A sus subordinados no parecieron importarle el incidente. Como si nada hubiese pasado, se deshicieron de toda prueba que me incriminase y me nombraron su nuevo jefe.
Para ellos su lema era la ''supervivencia del más apto'' y en este caso, yo había demostrado ser el más fuerte.

Eva y yo ya estábamos casados. Aquel incidente solo hizo que me repudiara todavía más. Era mi esposa y sin embargo, no podía ni mirarme a los ojos ni dejarse tocar por mí. Amaba a Gregory y siempre lo amaría a él. Lo había aceptado hace muchos años atrás y aprendí a convivir con ello, pero ahora que estábamos casados no podía soportarlo más. Ya no podía tolerar la idea de que la chica a la que quería quisiese a otro. Que mi esposa quisiese a otro. Tener que vivir con aquel hecho cada día de mi vida terminó llenándome de frustración, de odio, de amargura.

Y antes de darme cuenta me convertí en el hombre que soy ahora. Alguien igual que aquel hombre a quién tanto detestaba: Maksim Volkov, mi abuelo.

Incluso después de que Eva falleciera, fui incapaz de querer a mis propios hijos. Siempre había algo que lograba que me recordaran a ella, quiénes eran su legado viviente.
Después de años sin hablar con ninguno de nuestro grupo de amigos y posteriormente a su muerte, recibí una llamada de Gregory sobre un negocio con un supuesto socio suyo. Querían montar una empresa entre los dos, pero no tenían el dinero suficiente. Acordé en entregarles la suma que Gregory me pedía con tal de que desapareciese de mi vida como ya lo había hecho una vez, dando por terminada nuestra amistad y todo contacto que teníamos.

Pensé que allí finalizaría nuestra nefasta historia, pero ya veo que estaba equivocado...

...

-Ryoth , ¿eh...? Tal vez sea tiempo de visitar al más joven de los Ivarsson-sonreí para mí mismo, sintiendo una especie de excitación de sólo pensar en la desesperación que se vería reflejada en aquel joven rostro.

¿Todavia te acuerdas de mi promesa, no, Gregory? ¿O debería decir... Ace? No descansaría hasta acabar con todo lo que amaras y consideraras importante.

TED

Sabía que no tenía ningún tipo de derecho para reclamarle nada a Steve. Diablos, ni si quiera tenía el derecho de dirigirme a él, ya fuese por medio de mensajes o en persona. Pero por alguna maldita razón me costaba dejar las cosas así. Quería verlo de nuevo. Aclarar las cosas. Hablar con él. Pero, ¿de qué? ¿Para qué?

¿Para auto-satisfacerme? ¿Por pena?

Por más que pensaba en ello, menos entendía la razón detrás de mis intenciones.

Quizá... simplemente era una mierda de persona y hablando con él, podría dejar de sentirme tan mal conmigo mismo.
O tal vez eso es lo que quería asegurarme a mí mismo, de lo agotado que estaba por no poder encontrar una respuesta a ello.

Chasqueé la lengua irritado y bajé la mirada a la mesa en la que me encontraba sentado.
Maldita sea. Aaric sí que estaba tardando. Y él había sido el que me había invitado a este lugar. Suspiré, sintiéndome repentinamente patético. Era un idiota. Un completo idiota que era capaz de hacer innumerables idioteces por un amor que ni era recíproco...

Si no fuese por su constante impuntualidad a todas nuestras quedadas, no estaría pensando en cosas innecesarias como estas. Todo esto era su culpa.
Volví a lanzar otro largo suspiro y removí mi bebida alcohólica con la pajita, quedándome viendo mi propio reflejo en esta. Estaba hecho mierda. Parecía que no había dormido en días. Lo cual en parte era medianamente cierto.

Ah... Sí seguía así por más tiempo seguramente acabaría colapsando un día de estos.

Me pregunto si eso sería lo mejor... Para todos.

-¿Qué hace un chico tan atractivo como tú sentado aquí tan solo? -Justo en ese momento sentí dos manos tapándome los ojos. La voz que acababa de escuchar había sonado juguetona, insinuante, pero sobre todo, extremadamente familiar. Giré mi mirada hacia atrás, encontrándome con Aaric quién de inmediato apartó ambas manos, lanzando una carcajada al observar la cara que se me había quedado.

-Hah, muy gracioso, Aaric-agregué sarcástico, manteniendo una expresión de indiferencia.

-Oh, venga, ¡tienes que admitir que eso fue gracioso! -colocó sus manos sobre mis hombros esta vez, pegándose a mí más de lo necesario. Más de lo que mi corazón podía aguantar por lo menos-, ¿o es que la broma fue demasiado para tu corazoncito?

Este maldito bastardo. Estaba seguro que tan solo estaba jugando conmigo para su propio disfrute. Y lo peor es que poco me importaba. No me importaba en lo más mínimo lo que hiciera conmigo. Tan solo pasar el tiempo a solas así con él era más que suficiente para mí. Era con lo que me conformaba.

Siempre había sido así.

Hasta que Kieran Adams se cruzó en nuestras vidas, estropeándolo todo.

-Te eché de menos -abrazó el mencionando a Aaric por detrás, plantándole un beso en los labios, no importándole la audiencia que tenía en frente. Audiencia que me incluía a mí, a quién había ignorado completamente.

Nunca nos habíamos llevado bien por obvias razones, pero, ¿en serio? ¿Ni un mísero ''Hola''? ¿Ni por educación? Aunque, bueno, viniendo de alguien que maltrataba a su pareja no me era tan inesperado.

-Eh... Y-Yo también, Kier -murmuró Aaric, mostrándose tímido. Bufé molesto. El muy gilipollas sabía lo mucho que le incomodaban a Aaric las muestras de afecto en público, y sin embargo seguía haciéndolo. Cada puta vez. Asegurándose de que siempre fuese precisamente delante mía.

Rápidamente me levanté del asiento, casi rompiendo el vaso del que había estado bebiendo y caminé hacia la salida. Tenía que salir de allí. No podía aguantar ni un sólo minuto más. ¿Cómo podía hacer esto? ¿Me había invitado a salir solo para restregarme en la cara lo bien que iba su jodida relación?

Supongo... que así es como se habría sentido Steve...
Reí amargamente. Realmente merecía todo lo que me estaba sucediendo.

-¡Teddy! ¡Por favor, espera! -Vino corriendo en mi dirección Aaric.

-¿Esperar el qué? ¿Qué tú y tu novio os lo montéis encima de la barra? -solté en tono hiriente.

-Oh, vamos, no seas injusto...

Por favor que alguien me diga por qué quería tanto a este chico.

-¿Yo? ¿¡Yo injusto?! -contuve las ganas de reírme en su cara. No podía creer esto. Esto ya sobrepasaba los límites de la ridiculez-. No sabía que aspirabas a ser comediante, pero si sigues así puedo decir con total certeza que tendrás mucho éxito en tu profesión.

-Ted, corta el rollo -Me advirtió, sin rastro de su usual sonrisa traviesa. Se podía ver claramente en su mirada que se encontraba trastornado.

-Déjalo irse si quiere, Aaric. No tienes porqué rebajarte a su nivel y suplicarle -intervino Kieran quién acababa de alcanzarnos, posicionándose a su lado.

Muy a su pesar ignoré sus palabras malintencionadas. No tenía ni el tiempo ni las ganas para ello.
Iba a despedirme, cuando al cruzar miradas por un momento con Kieran, pude comprobar que su rostro se encontraba con más cicatrices que la última vez que lo había visto. Era ciertamente... peculiar, pero, ¿por qué debería importarme? Se trataba de Kieran, después de todo.

Sin embargo, como siempre ocurría, mis impulsos terminaron ganándole a la razón.

-¿Qué le ha pasado a tu cara? -inquirí, examinándolo con la mirada como si de esa forma pudiese sacar algo de él -, ¿Consecuencias de una pelea callejera?

Kieran rió seco ante mi comentario.

-No es nada que te incumba -esquivó, llevándose inconscientemente la mano a una de sus mejillas donde tenía varias tiritas.

Rodé los ojos, reservándome mi próxima contestación. No sé qué otra cosa me esperaba. Claro que no iba a decirme nada a mí. Esto era entre él y su pareja. O cualquiera de los amigos que tenía. Yo no era nadie para él. Y él no significaba nada para mí tampoco. Éramos simples extraños el uno para el otro.

-Qué tengáis un buen día -solté con cierta ironía, dándoles la espalda y agitando brevemente la mano en señal de despedida antes de subirme a mi coche y marcharme de aquel sitio.

No era la primera vez que experimentaba este tipo de situación con Aaric. Ya estaba acostumbrado, pero aquello no lo hacía menos difícil.
Estaba atrapado en este círculo vicioso. En esta relación tóxica que no sabía cómo definir. En este amor no correspondido del que no podía escapar.
Cada vez que veía una oportunidad para poder librarme de todo esto, la aprovechaba sin medir las consecuencias, pero al final de alguna manera, por alguna razón, siempre volvía a caer nuevamente en sus redes.

Lo que sentía por Aaric... ¿si quiera era amor? ¿O solo era una especie de dependencia emocional?

Ya... ni estaba seguro...

DEREK

Luego de que Red me hubiera acompañado al hospital a que me entregaran los resultados del análisis de sangre, regresé a casa la cual seguía vacía a pesar del tiempo que había transcurrido desde entonces.

Sabía que no había nada de qué preocuparme. Ian había tomado las medidas necesarias y estaba haciendo todo lo posible para mantener la empresa a flote y Riley estaba allí para apoyarlo, pero no podía evitar encontrar extraño que ninguno de los dos me hubiese llamado en todo el día. Especialmente cuando hoy en la mañana, Ian se había mostrado terriblemente preocupado y frustrado por no poder acompañarme a la cita médica.

Y es que no podía esperar. Mi impaciencia simplemente no me lo permitiría. Así era de cabezota. Una vez que se me metía una idea en la cabeza, era casi imposible quitármela.

Agarré mi abrigo que había dejado tirado en el sofá y apresurándome a ponérmelo de vuelta, salí corriendo de la casa.

Para cuando había logrado estacionar en el aparcamiento, tras múltiples búsquedas de un espacio que estuviera libre, ya había comenzado a oscurecer y desde la distancia, pude ver como varias personas estaban abandonando el edificio de la empresa. Me detuve abruptamente, cuando avisté una de las personas que estaba situada justo en la entrada. Era la secretaria de Ian.

Lo menos que quería en este momento era entablar conversación con esa... mujer, pero dejando a un lado mi orgullo, Lia era la persona que mejor conocía los pasos de Ian y probablemente la única que tenía idea alguna de dónde se encontraba él en este momento.

Caminé hacia la entrada con naturalidad, sin atraer atención innecesaria y solo bastó con echarle una breve mirada, para que interrumpiera ella misma la conversación que estaba manteniendo con otra chica, fijando toda su atención en mí. Sería un mentiroso si negara que no me sentía intimidado. Considerando nuestro último intercambio de palabras, me sorprendía el que pudiese mirarme directamente con tanta facilidad. Aunque, bueno, yo tampoco me quedaba atrás.

-¿Derek, no? -se dirigió a mí de forma despectiva, recorriéndome el cuerpo de arriba abajo con desdén.

-Me alegra que me tengas tan presente en tu memoria -repliqué, luciendo una sonrisa falsa, que ella se encargó de devolver con una cargada de un notorio desprecio.

-Supongo que vienes a preguntarme sobre Ian... ¿No es así?

-¿Y si ese es el caso, qué? -La desafié.

Lia rió levemente para sus adentros a lo que enarqué una ceja desconcertado. ¿Qué era tan jodidamente gracioso?

-Ese hombre... nunca te dice nada, ¿verdad? -continuó con su impertinente risita.

En ese momento no supe si mandarle a la mierda, sin importarme que me llevaran los de seguridad o hacer algo todavía más estúpido que lo anterior. Obligarme a mantener la calma y preguntarle a qué se refería.

-¿A qué estás tratando de llegar? -Le presioné.

-Oh, estoy segura que sabes muy bien de lo que hablo... -remarcó sus últimas palabras, provocándome -. Si Ian siempre te dice todo, si nunca te oculta nada, si no te esconde nada malo, si confía en ti... ¿Por qué entonces está tan empecinado en que nadie lea el contenido de aquel documento policíaco?

Apreté los puños con fuerza y me mordí el labio inferior. ¿Realmente se había atrevido a insinuar eso? ¿Por qué ahora? ¿Con qué propósito? Aquel maldito documento ya había sido una vez el motivo de nuestra disputa y es por eso que nos habíamos prometido Ian y yo que jamás íbamos a volver a indagar sobre ese asunto.

Pero ahora... no podía dejar las cosas así. Ya no era simple curiosidad lo que motivaba a querer leer el contenido. Quería la verdad. La verdad que Ian había estado tratando de ocultar desde hace años...

Di un paso hacia delante, acercándome a ella. No iba a dejarle tener la última palabra ni de coña. Poniéndose nerviosa a la vez que incomoda a causa de nuestra cercanía, dio un paso hacia atrás, mostrando su claro disgusto hacia mí.

-Dedícate a tu propia vida en vez de estar tan pendiente a la de los demás, incluído la de tu jefe, el que me hace todo lo que desearías que te hiciera a ti. No vaya a ser que por un accidental desliz mío vayas a perder tu trabajo... -le advertí cerca de su oído, llevando una sonrisa maliciosa en la comisura de los labios.

Dejándola atrás temblando de la rabia, regresé al aparcamiento a por el coche. Tenía que darme prisa. Si de verdad quería llegar al fondo de este asunto, tenía que actuar rápido y con precaución. Ian no podía darse cuenta de nada.

Cerré la puerta de la habitación que compartía con Ian, de nuestra habitación, con el corazón latiéndome a mil. Miré de un lado a otro la habitación, con la intención de que no se me escapara nada, a pesar de las veces que había estado aquí. Cerré el puño, llevándomelo al pecho y me aproximé a la estantería en la que había encontrado el documento por primera vez.

- No, eso sería muy estúpido de su parte. Después de lo sucedido, seguramente lo habrá escondido en otro lugar... -murmuré para mí mismo.

Sin embargo, para mi sorpresa el documento resultó estar a en el mismo sitio, a tan solo unos centímetros de mí. Sentía que el corazón se me iba a salir del pecho en cualquier momento y que me faltaba la respiración. No quería traicionar de esta manera la confianza de Ian, pero... ¿No había hecho él lo mismo conmigo? Si realmente confíara en mí, me lo habría mostrado.

Me habría contado acerca del motivo del porqué lo había ocultado durante años.

Finalmente, agarré el documento y lo abrí por la mitad. El documento constaba de unas cinco páginas cargadas de información perteneciente a la policía. Una investigación sobre la muerte de una familia que había sido descontinuada por falta de pruebas.

-¿Una familia? -abrí los ojos, mortificado-. No... No podía ser...

Sabía que los padres de Ian y Riley habían fallecido hace años, pero jamás había pensado que fuese bajo estas circunstancias. Que hubiesen sido asesinados a sangre fría en su propia casa, con sus hijos dentro de esta misma.

Con las manos temblándome, avancé a la siguiente página, dejando caer el documento al suelo al leer lo que había escrito en el reporte.

''A las 18:43 horas del 15 Octubre del 19xx, fueron encontrados la pareja Mika Harris y Lucas Harris asesinados en su casa tras un supuesto saqueo, sin rastro del arma o del homicida. Toda prueba había sido desechada de la escena del crimen. El cádaver de Mika Harris fue descubierto previamente a la muerte de Lucas Harris, por el hijo mayor de los Harris, Ian Harris, quién se sospecha que pudo haber estado involucrado en el crimen gracias a los resultados médicos tomados días después que demuestran que tras el incidente desarrolló amnesia selectiva, recordando solo ciertos aspectos de la experiencia vivida. Por lo tanto no se le descarta como uno de los posibles sospechosos del acto de asesinato''.

No podía creer lo que estaba leyendo. ¿Un asesino? ¿¡El asesino de sus propios padres?! Claro que no podía creerlo. ¡Me negaba a creerlo! Pero, ¿entonces por qué tanto miedo a que lo descubriera? ¿Por qué había estado empeñado en guardar este secreto desde hace años? ¿Por qué no confíaselo a su hermano, a mí? ¿De qué podía tener miedo? ¿De qué descubriéramos la verdad? ¿Era eso?

Mi mente estaba hecha un desastre. No podía pensar con claridad. Me encontraba confundido, asustado, decepcionado... No sabía qué pensar, en qué creer. ¿Realmente había estado viviendo con un asesino durante todos estos meses? Él solo pensarlo, hacía que mi estómago se revolviera....
Había tenido muchas ocasiones para contarme acerca de su pasado y de sus padres. Podría haberme asegurado que él no había tenido nada que ver, que lo habían posicionado a él en la punta de mira por falta de pruebas , pero Ian jamás confió en mí lo suficiente. Y de todo esto, aquello era lo qué más me había dolido.

Le había dicho cosas vergonzosas, le había mostrado lados de mí que nunca le había mostrado a nadie más, había permitido que me viera en mis peores momentos, le había confiado mis sueños, mis miedos, mis inseguridades... cuando él nunca lo hizo. Le había entregado todo de mí. Mi corazón y mi cuerpo.
Y él... ¿realmente me había amado en algún momento? Sus besos, sus caricias, sus brazos sosteniéndome fuerte, haciéndome olvidar de todo lo malo... ¿También habían sido una mentira? Solté una risa amarga y caí rendido al suelo, dejando salir las lágrimas que había estado conteniendo todo este tiempo.

-De verdad que soy un maldito idiota... -musité, tapándome el rostro con un brazo, en un intento de detener mi patético sollozo.

IAN

Nada más abrir la puerta de la casa, pude sentir que algo andaba mal. No podía definirlo exactamente, pero era una sensación que simplemente no podía quitarme de encima.

-Qué extraño, ¿qué hacen todas las luces apagadas? -comentó Riley, adelantándose-. ¿Crees que Derek aun no ha vuelto?

-¿Y qué hay de ese individuo... Red? -carraspé, sintiendo un leve tic en la ceja -. ¿No estaba él con Derek en el hospital?

-Ese individuo es mi novio...-Me llamó la atención Riley, mirándome mal -, y respecto a tu pregunta, Red me mandó un mensaje horas antes diciéndome que no teníamos de qué preocuparnos y que Derek ya iba de camino a casa.

Un suspiro de alivio salió de mi boca. No podía evitar preocuparme por cualquier pequeña cosa que concernía a Derek. A pesar de todo lo que estaba ocurriendo, en ningún momento había abandonado mis pensamientos. Era un estúpido, sí, pero eso es lo que era, un estúpido enamorado.

-Todavía es temprano, pero considerando el día que ha tenido, seguramente esté durmiendo. Voy a ir a echarle un vistazo -avisé a Riley antes de tomar las escaleras hacia arriba.

-¿Seguro que solo un vistazo? -interrogó receloso.

-¿Se puede saber que estás insinuando?

-No será la ni primera ni la última vez, ¿o acaso te olvidaste de cuando Derek se resfrió y lo atacaste sin piedad alguna? -me recordó, haciendo que me tragara mis propias palabras y que la ceja se me levantara en un tic.

Riley sonrió victorioso y corrió escaleras arriba hacia su habitación antes de que pudiera ir tras él. Suspiré resignado y continué subiendo las escaleras hasta alcanzar la puerta de mi propia habitación. Dentro me encontré en una completa oscuridad.

Me saqué la corbata, dejándola encima del sillón cerca de la cama y pudiendo distinguir la rubia cabellera de Derek asomándose por encima del edredón, me incliné hacia él, depositándole un pequeño beso en la sien.

-Me tenías preocupado, Ángel... No sabes cuánto me alegro que estés bien, que estés aquí conmigo, en nuestra habitación. En mi vida. Si algo te pasara yo...

En ese mismo momento, Derek se levantó, impidiéndome continuar. Coloqué mi mano sobre la suya, acariciándola. Derek, dándose cuenta de esto, la apartó inmediatamente.

No había sido por vergüenza. Su reacción había sido más brusca, evasiva incluso...

-Perdón sí te desperté... No era mi intención.

-No, no es eso... -negó con la cabeza, saliendo de la cama y dejando ver que se había ido a dormir con la misma ropa que llevó puesta por la mañana.

-Espera, ¿a dónde vas? -lo agarré de la muñeca, deteniéndolo.

-T-Tan solo voy a ir a por un vaso de agua...

-¿Entonces por qué estás tan nervioso?-le cuestioné, acercándome a él y tomándolo del mentón, obligándolo a que cruzáramos miradas -. ¿Por qué no me dejas tocarte...?

Sin responderme, Derek chasqueó la lengua y bajó la mirada al suelo. Frustrado, coloqué mis manos sobre sus hombros, atrayéndolo hacía mí y estampé mis labios contra los suyos con fiereza, sacándole un gemido ahogado.

-¡Ah! ¡N-No! ¡Suéltame! ¡No te atrevas a tocarme! -protestó, forcejeando entre mis brazos.

-¿Por qué quieres escaparte tan desesperadamente de mí? ¿Por qué quieres alejarte? -demandé saber, mirándolo fríamente.

-Tú...

-¿Qué? -solté en un hilo de voz, quedándome paralizado momentáneamente.

-¡Tú! ¡Tú eres la maldita razón! -espetó, logrando sacarse de mi agarre tras constantes forcejeos -. ¡Si no me hubieses ocultado el jodido documento policíaco! ¡Si hubieses tenido el puto valor de decirme a la cara que no eres el asesino de tus padres! ¡Si hubieses confiado en mí, en tu maldito prometido!

Abrí la boca, no pudiendo encontrar las palabras con las que poder contestarle. Por culpa de mi incapacidad en confiar en los demás y por culpa de mi maldita cobardía, había hecho daño a la persona que más amaba.

-Tienes todo el derecho a odiarme y a llamarme un cobarde, sé que no te merezco -bajé la mirada -. No voy a pedir que no dudes de mí, pero quiero que tengas algo muy claro. En medio de todas las mentiras, todos los secretos, todos los problemas... lo que sentí y siento por ti siempre fue real.

-N-No seas tan caradura. ¡No te hagas el dolido conmigo...! -gritó Derek, con las lágrimas recorriéndole las mejillas. De inmediato sentí una especie de punzada en el corazón. No podía soportar ver a Derek así. Siempre había sido débil ante sus ojos llorosos -. ¡Lo nuestro no fue real, joder! ¡Jamás te importé, eso ya me lo dejaste claro!

-¿Qué no me importas? ¿¡Cómo puedes decir semejante idiotez?! -Por mucho que tratara de transmitirle mis sentimientos, estos no le alcanzaban. ¿Qué podía hacer para demostrarle lo mucho que lo amaba? ¿Lo aterrado que estaba por la posibilidad de perderlo, tal vez, por siempre? Agarré su mano, llevándola a mi pecho y con la otra mano libre, le sequé aquellas malditas lágrimas-, Tú eres la razón de mi existencia, mi vida. Derek, mi corazón late por ti. ¿Lo sientes?

-Y-Yo... -pausó -. No... ¡No lo sé! ¡No tengo ni la más remota idea de lo que estoy sintiendo! ¡Ojalá... Ojalá pudiera odiarte! ¡Quiero llegar a detestarte igual que lo hacía antes! ¡Sería mucho más fácil si pudiese arrancarme estos malditos sentimientos! ¡Pero no puedo, joder!

-Derek...

-Lo siento, pero no puedo seguir aquí. Necesito tiempo, Ian. Necesito tiempo para aclarar mis ideas, mis sentimientos y pensar en todo lo ocurrido...

-Aunque me duela... no puedo pedirte que te quedes, sería muy egoísta de mi parte. Solo quiero que sepas que te amo, que siempre serás la primera y única persona a la que he amado y amaré y que cualquier decisión que tomas la respetaré.

Derek se quedó sorprendido por mis palabras. Agradecido, una pequeña e imperceptible sonrisa se asomó en sus labios.

-Gracias... -colocándose de puntillas, me dejó un último beso en la mejilla como despedida antes de marcharse con una maleta que había preparado horas antes.

Tenía unas ganas inmensas de abrir esa puerta e ir corriendo detrás de él. Pero no podía. No tenía el derecho. Alguien como yo, un maldito asesino, no merecía a Derek. Tenía que haberme alejado de él hace mucho en vez de haberme dejado llevar por estos sentimientos que cada día crecían todavía más.

Si hubiese mantenido mi distancia, jamás habría visto el dolor en sus ojos que yo mismo le había ocasionado.

Lo amaba. Y es por eso que lo había dejado ir.

Quería que Derek fuese feliz. Aunque fuese lejos de mí. Lo único que me importaba era que él estuviera bien.

Me dejé caer en el suelo, apoyando la espalda contra la cama y alcé mi mano, quedándome observando el anillo de compromiso que llevaba en el dedo medio. Poco a poco los recuerdos me invadieron. Su olor, esta habitación, el anillo... Todo me recordaba a él y a lo mucho que amaba tenerlo en mis brazos. Me saqué el anillo, tirándolo al suelo y cerré los ojos con fuerza, reteniendo las lágrimas que amenazaban por salir.

-Ojalá estuvieras aquí en este momento a mí lado en vez de estar echándote de menos, Ángel...

----------------------------

*Se aclara la garganta* Bueno, antes de que me tiréis piedras, incendiéis una hoguera en mi nombre y me lancéis en ella, empezaré diciendo que.... ¡NO CUNDA EL PÁNICO! D^: Aunque este parezca el fin de Irek, es todo lo contrario. Este era un paso importante para ellos dos. Ya sea como pareja y para que ambos crezcan como personas. Es más, os puedo asegurar que habrá más Irek que nunca y del más inthemzo, además ( ͡° ͜ʖ ͡°)

Y en cuánto a Ted... con este capítulo no pretendo que dejéis de odiarlo, eso no cambia sus acciones y el daño que le hizo a Steve (aunasínopuedoodiarlealcabróntodossonmisbebesenestahistoriaxd), pero tampoco para que lo tachéis de anticristo (?) x'DD Todavía queda mucho por contar de Ted. Y también de Steve y Howard.

Y... de Vladimir no diré nada, así que dejad volar vuestra imaginación ( ͡° ͜ʖ ͡°) *ríe malvadamente como el Satán qué es(?)*

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro