Capítulo 52 ''Acercamientos Indeseados''
Hola a todas mis satánicas y satánicos (?) ( ͡° ͜ʖ ͡°)/
Sí, sé que he tardado (un huevo x'D) en actualizar y que dije que escribiría un número de capítulos y ya los iría publicando, pero no resultó (?) Ahora más que nunca no tengo tiempo para nada. A finales de junio terminan mis clases y tengo que entregar un trabajo antes del 21 de mayo. El último y más importante de todos.
Así que ya se podrán imaginar como estoy (?)
En fin, que espero que os guste de verdad el capítulo que he ido terminando a paso de tortuga (?) Os aseguro que a partir de ahora la historia se irá poniendo cada vez mejor
( ͡° ͜ʖ ͡°)
Y para los que leen ''Acosador'' también, actualizaré en cuánto pueda.
------------
STEVE
Acababa de llegar a casa. Dejé la chaqueta en mi cama y me dejé caer en esta. Llevaba todo el día deseando este momento. Que terminaran las aborrecibles clases y encerrarme en mi cuarto, sin que nadie me molestara.
Honestamente... lo único que había valido la pena hoy fue haber visto a mis amigos. Las clases habían parecido más largas y aburridas de lo usual y luego estaba... Howard.
Bueno, por lo menos el tema de Howard ya estaba más o menos resuelto. Pero todavía tenía que pasarle el resumen del libro, lo cual significaba mucho más trabajo para mí...
Suspiré. ¿En qué momento se me ocurrió ofrecerle ayuda a Howard? Si bien es cierto que lo había hecho para salvarme el pellejo, podría perfectamente haber pasado de él o haberme inventado cualquier otra excusa para librarme...
El móvil vibró de repente, anunciando la llegada de un mensaje. Me reincorporé sobre la cama y agarré la chaqueta, sacando el móvil de uno de los bolsillos. Al comprobar quién era el remitente, me quedé pasmado, mirando la pantalla del aparato durante varios segundos.
¿Un mensaje de Howard...? ¿Tan rápido?
Howard: ola tienes el resumen echo.
Hice mueca de disgusto. Sabía que Howard era un jock, pero, ¿tenía que escribir tan... mal?
Steve: ¿Cómo iba a tener hecho el resumen tan rápido? ¡Acabo de llegar a casa! 😧
Howard: los emojis son cancer
Steve: Tú ortografía sí da cáncer 😒 Además es de muy mal gusto bromear con una enfermedad tan grave como esa.
Howard tardó en envíar su respuesta. Y creo que se debía a las veces que había borrado y reescrito el mensaje.
Howard: ... supongo q tienes algo d razon
Steve: Me pondré a escribir parte del resumen esta noche
Howard: grax
Howard: x todo qiero decir.
Howard: mierda, *quiero
Howard: puto auto corrector!
Rodé los ojos. Sí, claro échale la culpa al auto corrector...
Aunque... por otra parte... jamás en mi vida me habría esperado un gracias de parte de Howard Anderson...
Howard: hey nerd sigues ahí
Steve: Si, ¿por qué? 😞
Howard: nada es q no contestabas
Howard: olvidalo no dije nada
Howard: adios
Contuve una risa, divertido.
Steve: Adiós.
Justo en ese instante en el que cerré la aplicación, me llegó otro mensaje. Volví a iniciarla y abrí dicho mensaje, descubriendo que no se trataba de Howard sino de otra persona más.
Tendría que haber bloqueado su número hace mucho tiempo...
Teddy: Hola, ¿podemos quedar?
Steve: No puedo y aunque pudiese, ¿por qué tendría qué quedar contigo?
Teddy: Necesitamos hablar.
Steve: No, tú eres el que necesita hablar. Ya me contaste todo lo que tenías que decir el otro día.
Teddy: Por favor, solo... piénsatelo.
¿Qué me lo pensara? Apreté con fuerza el móvil, no importándome en lo más mínimo quebrarlo. ¿Qué le daba derecho a hablarme de esa manera? ¿A manipularme emocionalmente cuándo él había sido el que me rechazó, en primer lugar?
Ted era un maldito egoísta. Un doble cara y un manipulador. Y por eso y mucho más lo odiaba.
Pero me odiaba a mí mismo todavía más por las ganas que tenía de dejar todo e ir a verlo.
A pesar de todo el daño que me había hecho y a pesar de que no correspondía mis sentimientos en lo absoluto...
Sonreí con amargura. No podía evitarlo. No podía arrancarme estos sentimientos que tenía por él de la noche a la mañana. Estaba dolido al igual que enfurecido por lo que había hecho, pero una parte de mí seguía aferrándose a la idea de que nada de eso había ocurrido.
Esa parte de mí que seguía queriendo a Teddy...
El móvil nuevamente lanzó un pitido qué hizo que automáticamente fijara mi mirada en la pantalla, verificando que era un mensaje de Howard. Fruncí el ceño perplejo, bufando. ¿Un mensaje suyo? ¿Otra vez?
¿Qué es lo que querrá ahora?
Howard: no t molestes en hacer el resumen
Steve: Pero, ¿no habíamos quedado en que te escribiría el resumen esta noche? 😑
Howard: yo mismo buscare el libro en tu casa
Steve: ¿Qué...? ¿¡Por qué?! ¡Si ni siquiera te sabes la dirección!
Steve: O eso creo... (ಠ_ಠ)
Y espero. Por el bien de mi vida...
Howard: me suvestimas nerd. la vez q me cole a la oficina d los profes para kopiar las respuestas de un examen fisgonee los documentos d los estudiantes. tome capturas kon el mobil
Steve: *Subestimas, lo siento no me resistí.
Steve: ¿¡Y no te das cuenta de lo ilegal que es eso!? щ(ಠ益ಠщ)
Howard: no mientras no me descubran ;)
Steve: ¿Entonces vas a venir ahora? ¿A mí casa? ¿En serio?
Howard: komo tu no lo encuentras yo lo are x ti. deverias agradecérmelo nerd
Steve: Eh si... eso espero (???) 😓
Bueno, viéndolo por el lado bueno, por lo menos ahora tenía una manera de chantajear a Howard por sí se ponía en mi contra.
Apresurado, salí de mi habitación con el móvil en la mano y esperé a Howard durante unos largos minutos, sentando en las escalerillas de la entrada de mi casa. ¿Y si fui engañado? ¿Me habrá gastado una broma? Ese tipo de pensamientos rápidamente invadieron mi mente, alimentando cada vez más mi persistente paranoia por cada minuto y segundo que pasaba.
Resoplé frustrado, llevándome ambas manos a las mejillas. ¿Y es que por qué tendría que estar preocupándome por si Howard llegaba o no? ¡A la mierda con él! ¡En vez de estar aquí fuera congelándome, podría estar en mi habitación retomando mi lectura del manga de Shingeki no Kyojin o jugando a Pokémon!
Decidiendo hacer precisamente aquello, me levanté de las escalerillas y corrí a abrir la puerta, siendo inmediatamente interrumpido por el sonido de un coche que iba a gran velocidad en esta misma dirección, el cual el dueño acabó aparcando delante de mi casa.
Me di la vuelta y caminé lentamente y con cautela hacia el coche. No me llevé una gran sorpresa al comprobar que era Howard, quién se había asomado por la ventanilla.
Aunque no podía negar que me había quedado un tanto desconcertado.
-Realmente viniste...
-Te dije que buscaría el libro yo mismo, nerd -Me mandó una sonrisa prepotente al salir del coche.
-¿Qué te hace pensar que lo vas a encontrar? -Le interrogué incrédulo -. Es mi casa y ni yo mismo lo he encontrado.
-Porque cuando me propongo algo, siempre lo consigo -declaró lleno de confianza -, es cuestión de mucha determinación.
Me crucé de brazos escéptico, no tragándome nada de lo que decía. Era un gran idiota por dejarle entrar a mí casa. Aunque tampoco es que pudiese negárselo. Había venido hasta aquí, después de todo.
Mis buenos modales jamás cambiarían ni aunque se tratase del peor de los invitados o... Howard... qué bueno, a fin de cuentas, caían en la misma categoría.
-Tu casa está un poco vacía, ¿no? -comentó nada más entrar Howard. ¿Estaba tratando de molestarme, cierto?
-Mis padres casi nunca están en casa. Siempre están trabajando -Me limité a responder, no perdiéndolo de vista.
-¿Trabajadores compulsivos, eh? -soltó una risa falsa mientras toqueteaba e inspeccionaba la estantería repleta de libros del salón-. Supongo que puedo identificarme con eso de cierta forma. No conozco a mi padre y... mi madre... -Sin darme cuenta, me quedé mirándolo expectante, esperando que continuara con lo que iba a decir, pero él jamás llegó a hacerlo. Me mordí el labio inferior y aparté mi mirada de él, no queriendo hacer notar mi lástima por él.
Sentirse abandonado y no querido era uno de los peores sentimientos que un hijo puede experimentar...
Y eso lo comprendía muy bien.
-A-Algo así -contesté finalmente -. Por cierto, no te molestes en buscar ahí. No encontrarás nada.
-¿Has buscado el salón entero? -inquirió Howard, asegurándose.
-Entero -reafirmé, asintiendo con la cabeza.
-¿En qué lugar no has buscado?
-¿En los baños...? -Me encogí de hombros, riendo nervioso. Howard me miró mal tras haber lanzado un suspiro. ¡De verdad que no estaba tomándole el pelo!
-¿Aparte de los baños? -insistió en un tono hosco.
-He buscado la casa entera y no hay rastro alguno del libro -Le aseguré -. Creí habértelo mencionado antes... -musité por lo bajo esto último, asesinándole un poco con la mirada.
-Bueno, ¿no esperas que me crea que al libro le crecieron patas y salió corriendo de tu casa, no? -contraatacó con ironía, tratándome cómo un tonto.
-¡C-Claro qué no! ¡P-Pero! ¡E-Es qué...! -traté de buscar las palabras con las que defenderme.
-Es que nada -Me cortó, dejándome con las palabras en la boca y con las mejillas enrojecidas de la impotencia-. El libro tiene que estar por algún lugar de la casa y vamos a encontrarlo. ¿O es que acaso prefieres escribirme un resumen de un considerable número de páginas?
-¡En ningún momento dije que prefería eso! -justifiqué a gritos -. ¡Es sólo que he buscado por todas partes y de verdad que no lo he encontrado!
-Te creo -susurró, tranquilizándome. ¿Eh? ¿Howard creía en mi palabra...? -. Porque sería demasiado estúpido de tu parte querer engañarme, nerd -terminó por decir, sonriendo divertido.
-¿T-Tú crees? -reí forzado, aguantando las ganas de tirarle uno de los libros a la cabeza.
¿Y si verdaderamente lo engañaba...? ¿Qué es lo que me haría entonces?
Tragué saliva, imaginándome varios escenarios que iban de mal en peor. Creo... que es mejor no descubrir la respuesta...
-¿Qué hay de tu habitación? ¿Has buscado allí?
-Es el primer lugar de la casa que he buscado -hice mohín. ¿Es que acaso no era lo suficientemente obvio? Por lo que parecía el cerebro de Howard se había perdido al igual que el libro...
Howard se pasó lo que le terminaba de decir por el arco del triunfo y subió las escaleras, sin darme tiempo siquiera a asimilarlo.
-¡Hey, espera! ¿¡A dónde crees que vas!? -exigí saber, corriendo detrás suya.
-A tu habitación.
Me llevé las manos a la cabeza horrorizado. ¿Qué? ¡No podía ser! ¡Mi habitación estaba totalmente desordenada! ¡Y lo peor es que estaba llena de mangas yaoi explícitos que se había dejado Amanda!
¡Tenía que evitar a toda costa que entrara!
-¡E-Espera!-Le agarré de la chaqueta con ambas manos, perdiendo el equilibrio al tropezar con un escalón. Estando a punto de estrellarme contra las escaleras, Howard rápidamente se giró en mi dirección y me agarró del brazo, salvándome de una posible caída. -G-Gracias... -mascullé casi en un susurro. Todavía tenía el corazón acelerado. ¿Cómo podía haber sido tan torpe? ¡Si no hubiese sido por Howard podría haberme partido una pierna o peor aún, la cabeza!
Lo cual ya de por sí era demasiado extraño... Howard Anderson acababa de salvarme. A mí.
Debía admitir que aquello era algo que jamás me habría esperado y que me había sorprendido. Para bien.
Tal vez... Howard no fuese tan horrible como todos pensaban...
-Ten más cuidado, nerd -Me reprendió Howard, haciéndose presente el alivio en su voz-. Si tanto quieres que no vaya a tu habitación, no lo haré -Me restregó esto último en la cara, viéndosele ofendido.
-No... Es solo qué mi habitación está demasiado desordenada-intenté aclarar. ¿Y por qué sentía la necesidad de darle explicaciones a Howard? -, por cierto... ya puedes soltarme del brazo.
-S-Sí, claro -Se tapó la boca notándoselo avergonzado y me soltó del brazo, desviando su mirada. Lo miré fijamente, curioso. No era la primera vez que notaba esta clase de comportamiento en Howard. ¿Es que acaso... yo lo ponía nervioso?
-¿Te pongo nervioso? -cuestioné, siendo directo. Unos fríos y profundos ojos azules escrutaron mi rostro. Howard me miraba de una forma tan intimidante que enseguida me arrepentí de haber formulado aquella pregunta.
-No son nervios, pero si aceleras mi pulso... un poco -admitió bajando la mirada, distinguiéndosele un leve rubor subiéndole a sus mejillas. Abrí los ojos de par en par, quedándome con la boca abierta.
No podía ser...
¿Howard acababa de inferir que yo le...?
Negué varias veces con la cabeza. No. ¡No! ¡Eso era absolutamente imposible! Que le gustara leer lo podía entender. Que quisiera ser abogado también, bueno, más o menos...
Pero, ¿qué le gustaran los chicos a un homófobico cómo él? ¿Y encima yo?
-Seguramente sea una especie de alergia a nerds feos como tú -agregó finalmente con una sonrisa que desbordaba cinismo.
Apreté el puño con fuerza. Justo lo que pensé. Me sentía como un maldito idiota por haberme imaginado cosas que no eran. Corrí hasta él, no importándome si me volvía a caer y le metí un merecido guantazo en la cara. Howard ni se inmutó. Se acarició la mejilla ahora sonrojada y me miró con una expresión arrogante.
-Se siente... como si un pequeño mosquito me hubiese picado...
Rechiné los dientes, temblando de la rabia y sintiendo mis mejillas acalorarse. Retiro lo anteriormente dicho. ¡Howard era más qué horrible!
-¿Qué? ¿Acaso no me vas a golpear de vuelta? -Lo desafié.
-No me gustaría mancillar tu adora... d-digo feo rostro...
Justo entonces mi móvil volvió a sonar. Se trataba de otro mensaje de Ted.
Genial, otro gilipollas más.
Tuve el repentino impulso de tirar el móvil por la ventana más cercana, pero tras pensarlo más calmadamente, terminé desechando aquella terrible idea. Muy terrible idea...
-¿Un mensaje de alguna novia acosadora? -preguntó en un tono socarrón, arqueando una ceja -. Espera, olvida que mencioné eso. Eso suena demasiado...
-¿Demasiado qué? ¿Absurdo? ¿Tan raro te parece que tenga novia? -expresé enfurruñado.
-Quiero decir... ¿No eres...?
-¿Gay? -terminé la oración por él, rodando los ojos. Howard no respondió. Era como si de pronto se hubiese quedado sin los argumentos para constatar su afirmación.
-No soy gay -rebatí-. El que me haya gustado un chico, no me etiqueta automáticamente como homosexual. La sexualidad es más fluida de lo qué crees... Hay quienes nos enamoramos de la persona, no del género.
-Ya veo... -murmuró Howard, llevándose una mano a la nuca, tomándome por sorpresa. ¿Era mi imaginación o se veía arrepentido?-. ¿Así qué la persona del mensaje se trata de tu ex-novio?
-No realmente... -Le di una vaga respuesta, no queriendo entrar en detalles. En detalles que ni yo mismo entendía -. ¿Y qué hay de ti? Escuché que rompiste con Carolina...
-Carolina es alguien demasiado importante para mí, pero tarde o temprano teníamos que ponerle fin. Por mucho que me costara aceptarlo... nuestra relación ya no iba a ningún lado. Ah... no sé ni porqué te estoy contando todo esto... -chasqueó la lengua, pasándose la mano por el cabello.
-¿Por qué lo dejasteis? -pregunté de manera inconsciente, encontrándome extrañamente interesado en lo que tenía qué decir.
-Carolina me engañó. En numerosas ocasiones. Pero se lo perdonaba ya que aparte de ser mi pareja también era mi amiga. Carolina había formado parte de mi vida desde muy pequeño y me rehusaba a perderla a ella y a la amistad que teníamos-Su voz era más apagada, pero su rostro no mostraba tristeza. Era como si ya lo hubiese superado desde hace mucho tiempo y simplemente había sido incapaz de dejarlo ir. De dejarla ir -. Ni siquiera recuerdo cuando es que ocurrió todo. Habíamos sido cercanos desde siempre y un día de pronto comenzamos a salir, con la ingenua idea en mente que seríamos la pareja perfecta por lo bien que nos llevábamos y congeniábamos.
-¿Aún la quieres?
Howard negó con la cabeza.
-Pienso que más que quererla... la necesitaba. Que seguíamos juntos por comodidad, por el cariño mutuo que nos teníamos, pero nada más. Dolía el saber que me engañaba, pero no podía hacer nada al respecto. No podía obligarla a que me quisiera, a que se quedase a mi lado. Porque simplemente no puedes cambiar a una persona que no quiere ser cambiada.
No supe cómo reaccionar. Me había quedado sin palabras por lo transparente, humano y genuino que había sido, mostrándome un lado de él totalmente diferente e inesperado.
Howard era mucho más difícil de entender de lo que parecía a simple vista. Su personalidad y forma de actuar eran totalmente contradictorias. Nada de lo que hacía o decía tenía sentido alguno.. Y yo... quería conocerlo.
Por primera vez, tenía ganas de querer conocer a mi compañero de clase. Quién para mí, era un completo desconocido.
-Ahora, vayamos a buscar ese libro -La voz de Howard me sacó de mis pensamientos, trayéndome de vuelta a la realidad.
-S-Sí, claro...
-Menuda cara más rara se te ha quedado, nerd. Parece que hayas visto un fantasma. ¿Acaso tengo algo en la cara? -cuestionó, cruzándose de brazos e inspeccionándome con la mirada curioso.
-No es nada, ¡en serio!-aseguré, queriendo disimular lo abrumado que me encontraba por la conversación que habíamos mantenido.
''Es sólo que siento... como si fuésemos un poco más cercanos ahora por la forma en que hemos conectado...'' Sentí mis mejillas enrojecer del bochorno al pensar aquello. ¡Cómo si de verdad pudiese decirle algo tan vergonzoso como aquello! ¡Se burlaría de mí sin pensárselo dos veces!
¡Además era Howard de quién hablábamos! ¡Él y yo jamás podríamos ser cercanos! ¡Jamás!
-Cómo tú digas, nerd... -esbozó una sonrisa ladeada, seguramente tachándome de bicho raro. Sí es que no lo había hecho ya mucho antes...
Howard y yo recorrimos la casa entera, finalmente terminando en el lugar que había estado evitando que él entrara desde el principio. Mi habitación.
Mi cuerpo entero temblaba como un flan a medida que iba alcanzado la manilla de la puerta.
-¿A qué esperas? Abre la puerta de una vez -urgió, impacientándose Howard -. Es el único lugar de la casa en el que todavía no hemos entrado a buscar.
¡Dime algo que no sepa!
-No estoy acostumbrado a invitar a extraños a mi habitación -excusé, defendiéndome y echándole una mirada de desconfianza que Howard se encargó de devolver con una fulminante.
-Bueno, siempre hay una primera vez para todo... -repuso con una sonrisa burlona. ¿A qué venía esa sonrisa de engreído? Lo miré sin entender, haciéndole caso omiso y me adentré a la habitación.
La expresión en el rostro de Howard al entrar y toparse con uno de los mangas yaoi de Amanda tirados en el suelo no tuvo precio. Y mi rostro rojo de la vergüenza tampoco.
Deseé con todas mi fuerzas cavar un hoyo y meterme en él, ¡o mejor aún! ¡Una opción más lógica y viable! ¡Huir de la habitación sin mirar atrás!
-¿Es por esto que no querías que entrara? -agarró aleatoriamente uno de los mangas y lo zarandeó cerca de mi cara, sonriendo con malicia.
-¡Devuélvemelo! -Howard se puso a ojear el manga mientras yo pegaba saltos, tratando de arrebatárselo a causa de la diferencia en nuestras alturas.
-Suficiente... -susurró Howard, pasado un tiempo, cerrando el manga de golpe.
¿Se habría encontrado con una página explícita? Aguanté las ganas de reírme en su cara.
-Es por eso que te dije que me lo devolvieras.
-¿¡A qué clase de depravado le puede gustar esto!? -exclamó asqueado, dejando caer el manga al suelo.
-No es mío. Y aunque lo fuera, ¿no crees que es hipócrita de tu parte afirmar tal cosa cuando seguramente te la cascas diariamente viendo vídeos porno? -Lo acusé, mirándolo mal. Howard se quedó callado, sabiendo que llevaba la razón.
-No lo hago diariamente... -justificó. ¿Entonces si lo hacía de vez en cuando? Sus palabras inevitablemente me llevaron a imaginármelo, provocando que mis mejillas se encendieran al instante.
¡No! ¡Tenía que borrar esa horrible... abominable imagen de mi mente!
-N-No tienes porqué darme detalles... -fingí una mueca de disgusto y me tapé el rostro del bochorno.
-¡N-No te estaba dando detalles! Tan solo quería... aclararlo... -carraspeó incómodo -. Además no quiero oír eso de un weaboo...
-¿Weaboo? -alcé una ceja confundido por aquel extraño término. ¿No sería otaku, en todo caso?-. ¿Y qué estás tratando de insinuar? ¡Yo no veo hentai ni nada de eso!
-Puede que no veas hentai, pero si lees comics chinos de gays... -Me juzgó silenciosamente con la mirada. Tragué saliva, no sabiendo en dónde meterme.
-¡No lo hago! ¡Los mangas son de Amanda! ¡Y son japoneses!
-Nunca pensé que un nerd como tú fuera un pervertido... -distinguí una pequeña sonrisa en la comisura de sus labios. Esto probablemente le parecía muy divertido al maldito...
-¡Que no son míos!-insistí, enrojeciéndome hasta los ojos.
-Lo sé. Solo estaba jugando contigo, nerd -procedió a lanzar una carcajada -. Dudo mucho que un virgen como tú pueda leer esas cosas... -Rechiné los dientes y temblando de la rabia deseé con todas mis fuerzas que se le cayera la estantería encima.
¡Y qué si era virgen! ¡Mientras a mí no me importara serlo a la mierda los demás y sus opiniones!
El amor era un asco, de todas formas.
-¿Has encontrado el libro? -pregunté, cambiando de tema.
-No ha habido suerte aún... -resopló con exasperación Howard -. Oye... ¿estás seguro que el libro se encuentra en tu casa?
-¿Cómo? -Me giré a mirarlo, no entendiendo a qué se refería exactamente.
-Quiero decir, ¿has dejado olvidado el libro en la casa de algún amigo? ¿O en alguna otra parte?
-No -aseguré al instante, sin necesidad de planteármelo. Jamás me había llevado el libro fuera de casa. Es más, no lo había tocado desde que lo había cogido prestado en la biblioteca hace tres meses ya que le había dado prioridad a mis otras lecturas.
-¿Estás seguro? Tres meses es mucho tiempo, tal vez te...
-Estoy seguro de ello -Le corté confiado -. Y ahora que lo pienso... creo recordar que mi madre mencionó algo al respecto...
-¿Algo al respecto?
Mi madre había dicho que el libro se veía viejo y rasgado.
-Siento haberte metido en todo este lío... -Me disculpé, lanzando un suspiro y llevándome la mano a la cabeza.
Habíamos estado caminando en círculos todo este tiempo, cuando la respuesta siempre había estado ahí.
-¿Cuál lío?
-Mi madre tiró el libro hace semanas porque le parecía muy ''viejo''. Es por eso que no lo hemos encontrado todavía ni lo vamos a encontrar.
-¿Es en serio? -Me lanzó una mirada escéptica, no pudiéndose creerlo -. ¿Acaso no sabía que el libro es propiedad de la biblioteca local?
-Estoy casi seguro que no lo habrá verificado -reí amargamente, bajando la mirada desalentado.
¿Y si me llevaban preso por esto? No... tenía que calmarme... ¡Por supuesto que no me detendrían por algo así! ¿Verdad? ¿¡Verdad!?
-No te van a llevar preso -Se burló Howard.
-¿¡C-Cómo lo has...?!
-Está escrito en tu frente.
-¿Q-Qué? -Inconscientemente miré hacia arriba, ganándome una carcajada sonora de parte de Howard.
-No literalmente.
-Lo siento, ahora que estaré en la cárcel no podré escribirte el resumen porque me quitarán el móvil...
-Tienes que dejar de ser tan dramático, nerd -puso los ojos en blanco Howard, cruzándose de brazos.
-No estoy siendo dramático -mascullé avergonzado por lo mucho que había exagerado -, e-es solo que he entrado un poco en pánico, nada más...
-No te preocupes mucho sobre eso. Lo tengo solucionado -Me aseguró, sonriéndome con confianza. ¿Qué lo tenía solucionado? ¿Es que iba a pagar mi fianza? Pero, ¿no se supone que Howard no tenía dinero?
-Siento haberte hecho perder el tiempo para nada.
-Yo fui el que decidí venir hasta aquí y además... no lo pasé tan mal contigo, nerd. Es más, podría decirse que incluso me divertí. Sobre todo cuando estabas a punto de caerte de las escaleras o cuando gritaste como una nenaza al ver a esa araña en el ático-Me recordó, sonriendo malicioso.
-Me alegra mucho que eso te haya divertido -respondí lo más sarcástico que pude, luciendo una sonrisa falsa -. ¡Y esa cosa no era una simple araña! ¡Era una jodida tarántula!
-Claro, lo que tú digas... Nos vemos, nerd -Me susurró nuevamente cerca del oído, poniéndome ligeramente nervioso.
-Tendré el resumen hecho esta noche.
-Lo estaré esperando con ansias -Se volteó a contestarme, sonriéndome de lado.
Y como si el tiempo se hubiese detenido en ese mismo instante, me quedé mirándolo salir de la habitación completamente embobado. Casi como si estuviese... cautivado.
Tragué saliva, sintiendo mi cuerpo tensarse. Esto era raro. Jodidamente raro.
¿Howard siempre había sido así o es que verdaderamente estaba cambiando algo entre nosotros...?
IAN
Nadie podía haber contactado a Gregory Ivarsson desde ayer por la mañana. Hoy, en la empresa, tampoco se había presentado. Noticias y rumores de que algo grave podría haberle pasado rápidamente se propagaron, creando un revuelo por toda la empresa y entre los trabajadores.
Frustrado, di un golpe sobre mi escritorio, dejando caer varios papeles al suelo. ¿Dónde podía estar Gregory en un momento tan crucial como este?
Después de la cena que habíamos tenido en su casa, acordamos en que le informaría de mi decisión este mismo Lunes. Y por lo persuasivo que había estado aquel día asumí que él era el más interesado de los dos en que me convirtiera el próximo presidente de la empresa.
Y es por ello por lo que había venido tan preparado hoy. Para darle aquel tan ansiado ''sí'' a su oferta. Pero no sin antes poner un número de condiciones. Un contrato legal que él también tendría que firmar en el que se me acreditaría de no ser responsable de ningún fallo o acciones legales de ningún tipo.
Por lo que si verdaderamente Gregory andaba en negociones turbios, sólo él y los involucrados llevarían la culpa.
Ahora es cuando realmente me encontraba perdido.
La empresa todavía no había sucumbido al caos, pero solo era cuestión de días. ¿Gregory había sido la mente maestra detrás de los negocios turbios en la empresa asociados con la mafia?
¿Era por eso que había desaparecido de repente, sin dejar rastro?
Ahora que lo pensaba... ¿No había dicho él algo relacionado a aquello? Ryoth había mencionado que tenían un viaje planeado él y Margaret para celebrar el que se hubiese retirado de trabajar.
Fue en ese mismo instante cuando todas las piezas del rompecabezas encajaron. ¿Y si Gregory en realidad había estado planeando escaparse del país todo este tiempo?
Inmediatamente llevé mi mano al móvil encima del escritorio, siendo interrumpido al momento por una llamada remitente. Chasqueé la lengua fastidiado y me puse al habla.
-Habla Ian Harris, ¿con quién tengo el gusto de hablar?
-Pfft, soy Riley.
-¿Riley? -murmuré perplejo -. ¿Por qué me llamas? ¿Ha sucedido algo?
-Estoy en frente de tu despacho.
Sin responderle de vuelta, salí disparado de mi despacho, encontrándome a Riley fuera quién me sonreía de oreja a oreja cómo si nada.
-¿Se puede saber qué haces aquí? -cuestioné, lanzando un suspiro y colgando la llamada.
-No podía esperar a saber qué pasaba -confesó sin remordimiento, riendo nervioso -. ¿Pudiste hablar con Gregory?
-No.
-¿Por qué? ¿No vino hoy a la empresa?
Asentí con la cabeza.
-Nadie ha podido contactarlo desde el domingo.
-Justo lo que me temía. Ese hombre... es posible que esté huyendo, después de todo...
-Veo que llegaste a la misma conclusión que yo... -señalé, sonriendo petulantemente -. ¿Qué te hace estar tan seguro?
-Bueno... ¿No es obvio? -Se encogió de hombros Riley -. Al hombre no puede habérselo tragado la tierra. Todo apunta a que está escapando y que es por eso que te quería dejar el cargo de presidente a ti.
-Pero, aún así, ¿no piensas que lo que está haciendo es muy drástico? De ser así, Gregory, estaría prácticamente dejando atrás su vida entera y echando a la borda todos sus logros.
-Nada de eso importaría si su vida estuviese corriendo peligro...
Pero, ¿quién podría estar atentando contra su vida?
-Nada de esto tiene sentido alguno... -mascullé, sintiendo que estaba perdiendo la cabeza.
-¿Ibas a hacer una llamada, no?
-Sí.
Él era el único que nos podía ayudar.
-Ryoth... ¿Piensas que él sabe acerca de los planes de su padre?
-No necesariamente -refuté -, pero él es el único que tiene acceso a la casa de Gregory y Margaret Ivarsson. Y quiero comprobar algo.
Sin perder más tiempo, marqué su número.
-Sí, ¿quién es? -murmuró Ryoth, sonando como si acabara de despertarse.
-Ian.
-Ugh... -Carraspeé, sintiendo un tic en la ceja. ¿Tanto era el desprecio que me guardaba? -. Eres como mi maldita pesadilla personal, ¿cuándo vas a dejar de molestarme?
-Ten por seguro que si no fuera por algo importante, no te habría llamado -Le garanticé, tomando un tono de voz serio.
-Siempre tan considerado...-replicó sarcástico Ryoth. Cuánto odiaba esa voz fanfarrona y arrogante...-. ¿Qué es lo que quieres?
-Necesito que me lleves a la casa de tus padres.
-¿Para qué exactamente?
-Deja las preguntas para después. Simplemente hazlo.
-¿Y por qué tendría que ayudarte?
-Siempre lo acabas haciendo. Aunque sea de forma sutil -agregué a modo de conclusión.
-Sí, piensa eso, si quieres -soltó una leve carcajada irónica -. Acepto. Pero con la condición de que me dejes en paz después de esto.
Sonreí levemente, entrecerrando los ojos.
-Trato hecho.
* * *
Luego de haber estacionado el coche en frente de la casa de Gregory y tras la llegada de Ryoth, los tres nos adentramos a la casa. Dentro, pude confirmar mis sospechas. Tal y como suponía, la casa se encontraba completamente vacía. Igual que ayer.
Aunque lo que más me llamó la atención, fue que aquello no parecía haberle importado a Ryoth. Se mantenía tan impasible como siempre. ¿Acaso no había pensado en lo extraña que era esta situación?
-¿Qué tienes pensado hacer ahora? -habló por fin.
-Guíame a la habitación de tus padres y lo verás por ti mismo.
-¿Por qué la habitación? -levantó una ceja extrañado, interrogándome en silencio con el marrón rojizo de sus ojos -. ¿No crees que te estás tomando demasiadas confianzas?
-En el pasado no decías lo mismo.
-Tú lo has dicho. En el pasado -remarcó, resaltando una cruel sonrisa.
-¿Es siempre así de borde este tío? -Me susurró Riley, haciendo gesto de desaprobación.
-Parece ser -respondí, escapándoseme una sonrisa que hizo que rememora el pasado.
No. Ryoth no siempre fue así.
A medida que fueron pasando los años, sin embargo, Ryoth fue alejándose más y más de mí y su familia. Yo cargaba con la culpa mayormente, por romper el contacto con él tras la muerte de nuestros padres, pero no podía dejar de pensar que tenía que haber otra razón detrás de ello.
-Bueno, poneos cómodos -anunció sarcásticamente al abrir la puerta, permitiéndonos la entrada -. ¿O gustaría una taza de té acompañado de unas galletitas también?
-Corta el rollo ya, Ryoth -espetó Riley, mirándolo amenazante. Pareciendo haberlo tomado por sorpresa aquello, Ryoth no respondió. Se dejó caer sobre el sofá, sentándose cómo si de un rey se tratara y se puso a observarnos, esperando a ver qué acción tomaba a continuación.
Sin cuestionarme nada Ryoth, y Riley, imitándome, nos pusimos a buscar en todos los cajones de la habitación alguna pista o un billete de vuelo, que nos indicará que Gregory verdaderamente había huído del país, incluyendo la fecha y la hora del destino.
-¿Y? ¿Contentos con el desorden o todavía no habéis encontrado lo qué buscábais? -inquirió Ryoth, con expresión de aburrimiento en su rostro.
-¿Tienes alguna idea de cuál puede ser la contraseña del portátil de tu padre? -formulé al haberme quedado sin opciones. Gregory tenía que tener algo guardado en su ordenador.
-¿Hablas en serio? -soltó una risa, alucinando con lo que terminaba de preguntarle -. ¿Acaso tengo cara de base de datos?
-Eres su hijo -mencioné, suponiendo que sería algo obvio-, tú además de Margaret sois los que más lo conocéis.
-El hecho de ser su hijo no tiene porqué darme más ventaja a la hora de averiguar su contraseña -rodó los ojos, burlándose -. Además dudo que mi padre fuese tan estúpido cómo para reservar un pasaje de vuelo en su ordenador personal. Con tanto dinero que tenía podría haberlo hecho por cualquier otro aparato eléctronico y luego destruirlo.
-¿Por qué estás hablando en pasado...? -puntualizó Riley confundido.
-¿Es que no es obvio? No hay que descartar que el viejo ya haya muerto -mencionó con ademán inexpresivo, apartando su mirada hacia otro lado. Me quedé sin palabras. Aún no podía asimilar la manera en la que había insinuado la muerte de su propio padre sin tacto alguno.
No... Este definitivamente no era el niñato engreído, mimado e inmaduro que fue amigo mío de la infancia.
O tal vez esta era la única manera que Ryoth encontraba de lidiar con sus sentimientos, queriendo asegurar de forma indirecta que estaba bien cuando realmente este no era el caso...
Apreté los puños con fuerza. Tal vez... en realidad... todo esto era culpa mía.
Nunca debí dejarlo solo. Pasara lo que pasara, no tendría que haber roto el contacto con él de aquella manera...
-¿No puedes pensar en nada? -insistió intencionalmente Riley, notando lo tenso que se había puesto el ambiente.
-Simplemente... cállate... -pidió con cara de exasperación y caminó hacia el escritorio. Situándose en medio de nosotros dos, tecleó cuatro cáracteres que dieron acceso inmediato a la cuenta.
-Diste con lo contraseña a la primera -murmuró Riley, no logrando salir de su asombro
-Creí que no tenías cara de base de datos... -añadí yo, divertido.
-Y yo pensé que mi padre era idiota, pero no tan idiota... -musitó él, todavía más sorprendido.
-¿Por qué? ¿Cuál es la contraseña? ¿1,2...?
-No. No es 1,2,3,4 -interrumpió al instante, mirándome mal -. Ni siquiera mi padre es tan idiota. La contraseña es: 1979.
-¿1979? -susurré en un hilo de voz, mi rostro tiñéndose de blanco. Riley y Ryoth me miraron sin entender.
Esto tenía que ser una casualidad... No podía ser otra cosa más...
-Sí -confirmó Ryoth -, ¿ocurre algo?
-No es nada... -negué, restándole importancia -. ¿Están todos los archivos intactos?
-Eso parece -chasqueó la lengua Ryoth -, menudo idiota...
-Entra al navegador y comprueba su última actividad.
-Historial, querrás decir -corrigió Riley.
-Cómo se llame -carraspeé un tanto avergonzado por olvidar el término.
-Pfft -Se aguantó la risa Ryoth, entrando al historial -. Al parecer el último día que mi padre usó su ordenador fue el sábado.
-Y la última página que visitó fue una agencia de viajes... -indicó Riley.
Ryoth no tardó en acceder a la cuenta de correo de Gregory la cual ya estaba abierta. Además de una larga lista de e-mails de trabajo y gente preguntando por él, estaba el e-mail de la agencia con la información sobre el vuelo.
-Dos billetes de ida y sin regreso a Andorra. El Miércoles de esta semana a las 19:30 pm... -leyó de soslayo Ryoth.
-Espera un momento... ¿Acabas de decir Miércoles?
-Sí. Y el viejo y mi madre llevan sin dar señales de vida desde el domingo por la mañana...-Se le dibujó una sonrisa amarga en el rostro.
-Quizá hayan cambiado de vuelo al último momento. O se estén escondiendo en otra parte de mientras.
-¿Estás tratando de consolarme?
-Es posible...
-Gurdáte tu maldita lastima -espetó, cerrando de golpe la pantalla del portátil.
-No te tengo lástima, Ryoth. A pesar de todo lo ocurrido entre nosotros... no puedo soportar que te sientas mal...
-Ya es un poco tarde para eso, ¿no crees, Ian? -Me echó en cara. Sentí un dolor en el pecho, como si me hubieran apuñalado. Y aquel dolor lo conocía muy bien... Eran la culpa y el remordimiento que me carcomían por dentro cada día y noche de mi vida...-. Te he traído hasta aquí y también te dejé fisgonear el portátil de mi padre. Ya he hecho más que suficiente por ti -terminó por decir, saliendo con prisas del cuarto de sus padres.
Había creído que buscando alguna pista relacionada con el supuesto viaje de Gregory y su esposa me ayudaría a acercarme a la verdad y a dar con las respuestas que buscaba, pero estaba equivocado.
Seguía perdido y honestamente no sabía si más que antes.
Ahora que había encarado la verdad... ¿Qué se supone que debía hacer?
-----------------
Sí, ese fue el capítulo (?) Tranquilo, pero fue cobrando intensidad al final (?) Espero que el final del capítulo os haya podido plantar muchas dudas ( ͡° ͜ʖ ͡°) *ríe maléficamente*
Me hubiese gustado incluir unas partes más al capítulo, pero entonces se haría eterno así que ya las dejaré para el próximo capítulo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro