Capítulo 51 ''Decisiones tomadas''
Hola, diablillas y diablillos (?) ( ͡°; ͜ʖ; ͡°)/
Después de otros pocos milenios, por fin vuelvo a WTFPad con el capítulo 51 de Online (?) Y no paro de debatirme mentalmente si este capítulo salió muy corto o no (?) Porque tiene 5000+ palabras, pero usualmente los capítulos son más largos y no sé(?) x'D
Este es un capítulo ''relajado'', cómo los llamo yo, pero igual me gustó mucho debido a varias razones ( ͡° ͜ʖ ͡°) Aunque igual que siempre, no me satiface del todo(?) No me peguéis xd
De todas formas, aprovechad los capítulos así mientras podáis porque ''Sh*t is going down'' muy pronto(?) Y no digo nada más ( ͡° ͜ʖ ͡°) *desaparece de entre las tinieblas, riendo malvadamente (?)*
*La foto del capítulo es un dibujo hecho por Bern (Te mereces 666 limones en tu laif ( ͡°; ͜ʖ; ͡°)) de Red y Derek y Steve y Howard basado en el capítulo de hoy ( ͡° ͜ʖ ͡°)
Voy a poner los captions, porque no se ven muy bien (?)
YandeRed: tma carameloz xdxd
TsunDerek: gder tanto
Stiv: Kiases
Hogwarts: lo k tu no ase xdxd
Sin más, espero que os guste el capítulo :^)
----------------------
IAN
Había estado buscando sobre el paradero de Gregory desde temprano en la mañana, sin éxito alguno. Era casi como si ese hombre hubiese desaparecido de la faz de la tierra.
El primer lugar al que fui a buscarle fue a su casa, la cual se encontraba totalmente vacía. No estaban ni él, ni su esposa, ni Ryoth. Tampoco logré encontrarlo en la empresa o en su despacho.
Desesperado, llamé a todos sus contactos, pero nadie parecía saber dónde se hallaba.
Su actitud tan desconcertante no hacía más que plantar todavía más dudas en mi mente acerca de él y de las intenciones que guardaba. Sobre todo tras dejarme la empresa en mis manos de la noche a la mañana.
Viendo que me estaba quedando sin opciones, decidí ir a la casa de Ryoth a sonsacarle la mayor cantidad posible de información. Sabía que él y yo ya no estábamos en buenos términos, pero me rehusaba a creer que Ryoth se pudiera negar a escuchar lo que tenía que decirle.
Después de todo, habíamos sido amigos de la infancia una vez. O hermanos, cómo él solía decir...
Abrí la puerta y me bajé del coche, acercándome a la verja que rodeaba la mansión. Costaba mucho creer que viviera en semejante y vasto lugar él sólo.
Realmente era un niñato mimado...
Quedándome en frente de esta, hice sonar el timbre y unos pocos minutos después se me permitió la entrada -probablemente tras haberme inspeccionado detallada y meticulosamente con una cámara oculta en algún lugar-.
Una vez dentro de la residencia, comencé a caminar libremente por el extenso jardín, sin rumbo en particular y sin que nadie de la servidumbre me invitara a entrar al hogar. ¿Quería decir esto que Ryoth se encontraba aquí en el jardín, también? Teniendo la certeza de que ese era el caso, me encaminé hacia la derecha, distinguiendo en la lejanía una enorme piscina.
Y allí se encontraba él. Ryoth. Recostado sobre una tumbona y tomando el sol, completamente libre de preocupaciones, mientras una chica le aplicaba crema solar y otra quién estaba sentada sobre su regazo le comía la boca a besos.
Fruncí el ceño ligeramente, disgustado. ¿Era así como pasaba los días encerrado en esta casa?
-¿A qué se debe esta visita tan repentina, Ian? Jamás me habría esperado encontrarte por aquí... -cuestionó Ryoth con una sonrisita insolente, obligando a la chica a separarse de él y sacándose la gafas de sol negras.
-Sé qué todavía me guardas resentimiento por no haberte contactado durante años, pero...
-No hace falta que te expliques -Me cortó, levantándose de la tumbona-. Mejor dime a que vienes.
-Presumo que estás al tanto de la decisión de tu padre de cederme el puesto de presidente de la empresa, ¿no? -quise confirmar.
-Así es -afirmó con ademán inexpresivo Ryoth -. ¿Acaso hay algún problema con eso?
-¿No eres tú el qué debería tener un problema? Eres su hijo y por lo tanto eres el que más tiene derecho a heredar la empresa.
-Tanto él como tú sabéis que no tengo interés alguno en heredar su empresa o en siquiera entrar a trabajar en ella. Como ya dije, no quiero terminar siendo un aburrido hombre de negocios -sentenció, lanzándome una mirada de menosprecio.
-Pero, entonces... ¿Por qué yo? ¿Por qué ahora...?
-Verdaderamente eres un idiota... -profirió una breve carcajada Ryoth, desconcertándome más de lo que estaba.
-¿Por qué entonces dejaría su puesto cómo presidente tan repentinamente? -demandé saber con un tono hosco.
-En vez de ser tan desconfiado... ¿No te has parado a pensar en que mi padre te dejó el cargo de presidente porque confía en ti? ¿Porqué eres en quién más confía, incluso más que en su propio hijo? Mi padre te prometió hace mucho que cuando ya tuvieses la suficiente experiencia y edad dejaría la empresa en tus manos y eso es lo que está haciendo ahora.
Me tensé ante sus palabras. ¿Estaba queriendo decirme que Gregory solamente estaba cumpliendo con su promesa? ¿Qué no había nada raro detrás de su decisión?
De verdad... ¿Tenía qué creerme eso?
-¿Sabes dónde está? -procedí a preguntarle, manteniéndome impasible.
-¿Para qué necesitas saberlo? ¿Vas a aceptar su propuesta? -Se cruzó de brazos, mirándome escéptico. Por la forma en la que miraba me quedaba claro que no confiaba en mí. Y tampoco podía culparlo.
-No lo sé... -admití confundido.
Me sentía perdido. Ahora más que nunca desconocía qué decisión tomar. ¿Cuál de las dos era la correcta?
¿Y es qué siquiera había una decisión correcta?
-Te lo diría si lo supiera, pero es que yo tampoco lo sé. Ya sabes que mi relación con el viejo no es de las mejores... -capté una sonrisa pesarosa apenas perceptible en sus labios -, pero por lo que mi madre me ha contado, están planeando viajar juntos para celebrar el que finalmente se haya retirado de trabajar.
¿Un viaje? ¿Tan rápido? Si ni siquiera había aceptado todavía... ¿Qué le hacía estar tan seguro qué tomaría el puesto?
-Ya veo... -murmuré, quedándome pensativo -. Bueno, si te enteras de algo, agradecería mucho que me lo hicieras saber -Él no se molestó en responderme de vuelta. Asintió con la cabeza desinteresado y regresó hacia dónde se encontraban las dos chicas esperándolo con dos grandes sonrisas.
Venir hasta la casa de Ryoth no había resultado ser tan inútil cómo esperaba. Había logrado enterarme de los posibles planes de Gregory. O por lo menos la mitad de aquellos planes...
Lo único que podía hacer por el momento era dejar pasar los días y finalmente confrontarlo el Lunes en la empresa.
RILEY
-Riley, despierta. Despierta, vas a llegar tarde a clase -Me incorporé sobre la cama y luego de frotarme los ojos, alcé la mirada, encontrándome con la de Ian.
Espera... ¿¡Ian?! ¿Qué hacía él aquí?
Este sí que era un interesante giro de acontecimientos.
Nunca esperé que llegaría el día en el que ese dormilón me despertaría a mí...
-Te preguntaría que estás haciendo aquí, pero cómo es una pregunta demasiado obvia, pensé que sería mejor no hacerlo... -musité adormilado, tapando mi boca mientras bostezaba. Ian rió levemente en respuesta -. Debes estar nervioso, ¿no? Hoy es el día en que le informarás de tu decisión a Gregory...
-Para serte sincero, estoy tan nervioso que apenas he pegado ojo en toda la noche... -confesó, lanzando un suspiro.
-Y muchos menos con Derek en la misma cama que tú-agregué, sonriendo malicioso. Ian carraspeó avergonzado.
-Por lo que veo las paredes de esta casa no ocultan nada... -repuso con un tic de la ceja, ligeramente ruborizado. Negué con la cabeza, mofándome de él.
-¿Estás preparado? -Al momento de formularle aquella pregunta su rostro adoptó una expresión seria.
-Sí, lo estoy. A pesar de lo nervioso que esté, ya está decidido y no me voy a echar atrás.
-Ya veo, -sonreí, entrecerrando los ojos -, me alegra que lo tengas tan claro. ¿Podría preguntar quién te hizo cambiar de idea?
Ian había decidido confiar en Gregory. Decisión con la que ni yo ni Derek estábamos de acuerdo. Pero no nos quedaba de otra que respetarla. Ian, necesitaba de nuestro apoyo. Ahora más que nunca.
Ya de por sí era demasiado duro para él tomar una decisión tan importante como esta.
Tal vez, Gregory, realmente no guardaba ninguna clase de segundas intenciones ni tampoco representaba ningún peligro y tan sólo estaba limitándose a cumplir su promesa.
Yo también quería creer eso...
-Se podría decir que un viejo amigo de la infancia... -contestó él, sin entrar en detalles.
Viejo amigo de la infancia... ¿Estaba refiriéndose a Ryoth?
-¿Y de verdad le crees? -Le interrogué incrédulo.
-¿Porqué razón iba a mentirme? No ganaría nada con eso y tampoco es que tenga una muy buena relación con su padre. Es por eso que dudo que ambos se hayan compinchado para manipularme y hacer que acepte.
-Sé qué ya tomaste tu decisión... y que no te vas a retractar, y también que Ryoth fue tu amigo de la infancia y Gregory tu jefe durante muchos años, pero por favor ten cuidado -Le advertí, temiendo por él y por lo que podía pasarle.
-Sé lo que estoy haciendo, Riley, no te preocupes -Me aseguró, sentándose a mi lado y colocando una mano sobre mi hombro, mostrándome una pequeña sonrisa que no supe definir.
Fruncí el ceño perplejo. ¿Qué se supone que era esa sonrisa? ¿Realmente sabía lo que estaba haciendo? ¿En lo que se estaba metiendo al aceptar aquel cargo?
¿O es que quizá... estaba engañándonos a todos y en realidad tenía un plan entre manos qué no tenía pensando revelarle a nadie?
-De acuerdo -afirmé con la cabeza-, te deseo buena suerte.
Al igual que Ian había confiado en Gregory, yo también tenía que hacer lo mismo. Tenía que confiar en mi hermano, en su decisión y hacérselo saber.
Porque Ian definitivamente no confiaría tan fácilmente en alguien a menos que tuviese un as bajo la manga.
* * *
Habían transcurrido tres horas desde que Ian se marchó a la empresa a trabajar y hasta ahora la espera había resultado ser eterna...
Al igual que el partido de baloncesto que acabábamos de tener en Educación Física.
Oh, bueno, tampoco podía quejarme. Había pasado la mayor parte del tiempo en el banquillo... Derek y por mucho que odiara admitirlo, Howard, eran los que más se habían lucido en el partido de hoy.
Y cómo era de esperarse fue el equipo de Derek los que resultaron ganadores.
-¿Riley, te encuentras bien? -preguntó, observándome preocupado Red -. Te noto algo distraído hoy y hasta distante... Lamento si hice algo que te pudo haber sentado mal...
-No te disculpes, tú no has hecho nada. No tienes la culpa de nada. De hecho, eres perfecto -añadí, apoyando mi mano en su pecho al descubierto y bajando la mirada intencionalmente.
-¿Ya veo...? -repuso confundido Red, por la respuesta que le había dado -. ¿Seguro que todo está bien?
-Más que bien... -Me relamí los labios inconscientemente, no captando del todo lo que acababa de decirme.
-Me miras con cara de pervertido, Bambi -señaló él con una sonrisa burlona.
-¿Q-Qué? ¡No es cierto! -negué fervientemente, saliendo de mi trance.
-No pensaba que te atraía tanto la idea de tener sexo en un lugar público como las duchas de los vestidores, Bambi-remarcó con malicia, aproximándose a mí y quedándose a escasos centímetros de distancia de mis labios.
-¡Oh, cállate! -Le azoté el trasero con la toalla de manera juguetona.
-Zona vedada -declaró un poco agitado Red, ajustándose la toalla alrededor de su cintura. Aguanté las ganas de reírme a carcajadas.
-Cómo quieras. Dejaré que termines de ducharte -murmuré entre risas, cerrándole la cortina de la ducha.
-Hey, ¿no te estás olvidando de algo? -Se asomó, lanzándome una mirada cómo si quisiera reclamar algo. No podía ser... ¿¡Mi cuerpo?! ¡Mierda! ¡Sabía que me había pasado con la broma de antes!
-¿No...? -farfullé nervioso, alejándome lentamente de él. Red no respondió. Me atrajo hacia él, robándome un beso que me encargué de romper rápidamente antes de dejarme llevar por él y por la idea de hacerlo en un lugar público -. Nos vemos en la cafetería del instituto dentro de unos minutos -le guiñé el ojo, sonriendo travieso.
-Serás escurridizo... -chasqueó la lengua Red, haciéndose el indignado y sonriéndome cómplice.
Cerró la cortina y al momento en el que escuché el agua caer, comencé a caminar hacia la salida de los vestidores. Estaba tan embobado por el beso que acabábamos de compartir Red y yo, que no me percaté que alguien venía en mi dirección, y sin poder evitarlo, terminé chocando involuntariamente contra aquella persona.
-Perdona, ando un poco distraído hoy... -excusé a modo de disculpa, riendo nervioso. Al alzar mi mirada, sin embargo, comprobé que ese alguien se trataba de nada más ni nada menos que Howard Anderson.
Woah, podría jurar que esta situación se había repetido en el pasado. ¿Déjà vu?
-Piérdete, Harris. No tengo tiempo para ti-exigió en un tono cortante y desviando su mirada. Howard seguía con su actitud de gilipollas de siempre, pero por alguna razón lo notaba cómo... decaído. ¿Le había ocurrido algo?
-¿Estás bien? -pregunté de manera inconsciente. Howard enarcó una ceja, mirándome raro de arriba abajo.
-¿Por qué? ¿Acaso te importa? -Una sonrisa irónica se podía apreciar en la comisura de sus labios-. No es nada. Tan sólo rompí con mi novia, eso todo -soltó totalmente indiferente antes de marcharse hacia las taquillas.
¿Su novia? ¿Carolina? Bueno, no es que me extrañara. Esa chica se había acostado con medio instituto a sus espaldas. Incluso había intentado llevarme a mí a la cama esa vez en la fiesta de Derek.
Lo que, en verdad, me sorprendía de todo este asunto es que un tío como Howard tuviese sentimientos.
Creo que ahora podía comprender porqué me tenía tanta manía...
STEVE
Hoy era Lunes y cómo si eso no fuese ya suficiente, también era día en el que oficialmente se cumplía mi sentencia de muerte. Había buscado y rebuscado por todas partes en mi habitación, y hasta en toda la casa, y aún así no había rastro alguno de ese libro.
Al final iba a acabar cogiéndole odio a uno de mis libros favoritos y todo por culpa del jock descerebrado de Howard...
Me tapé el rostro con la carpeta que llevaba en mano, con la esperanza de no ser descubierto por él y proseguí mi camino hacia la cafetería para reunirme con mis amigos. No pasó mucho tiempo antes de que el mismísimo Howard se interpusiera en mi camino, mandando mi ''brillante'' plan al garete.
-Es la primera vez que me alegra verte, nerd -Se mofó irónico, acercándose a mí -. Supongo que tienes contigo el libro que te pedí, ¿no?
-Me gustaría saber porque quieres tanto ese libro. No lo entiendo. Es cómo si te fuera la vida en ello conseguirlo... -expresé mi desconcierto, apartando la carpeta de mi rostro. Howard se tensó por un momento y me observó un tanto perplejo por unos breves segundos.
-Cuando deseas algo con tanta necesidad que incluso llega a doler... No te rindes con ello tan fácilmente, no entierras aquel deseo dentro de ti, haces lo imposible para poder conseguirlo-susurró con los ojos entrecerrados y una sonrisa ladeada. Me quedé mudo, mirándolo fijamente a los ojos. Jamás habría esperado escuchar esas palabras salir de la boca de Howard... -. ¿Eso esperabas escuchar? Heh. ¿Tanto te cuesta creer que a alguien como yo le guste leer? Para ser un nerd sí que estás lleno de estereotipos...
-Por última vez... no soy un nerd -recalqué fastidiado, sintiéndome como un idiota por haberle creído-. Y... n-no trates de engañarme o confundirme. Yo sé que debes tener una razón.
-Aunque hubiese una razón, ¿por qué tendría que contártelo a ti? -Me miró de vuelta con desdén. Tal vez sí me estaba tomando demasiadas confianzas, pero no podía evitar mi curiosidad...
-¿Quizá porqué soy la persona que tiene el libro que tanto quieres? -repliqué, desafiándolo. Howard se quedó mirándome en silencio un tiempo y tras suspirar finalmente tomó el habla.
-Quiero ser abogado en un futuro. Igual que Atticus Finch en la película-confesó, sin rastro de burla en su rostro.
Entreabrí la boca de la sorpresa, no pudiendo creerlo. ¿Estaba de broma, no? ¡No, definitivamente tenía que ser una broma! ¡Esto era demasiado irónico cómo para ser cierto!
-¿Tú? ¿Un abogado? ¡Si eres un matón de instituto! ¡Eso va en contra de tu naturaleza y... y... en contra de todo!
-¿Qué coño te hace pensar que soy un matón? -espetó secamente, fulminándome con la mirada. ¿Iba en serio? ¿Qué tan caradura podía ser este tío?
-¿No te acuerdas de la vez que casi golpeas a mi mejor amigo, Riley, en medio de todo el instituto? ¿O los constantes acosos a Derek quién era tu único y mejor amigo? -Le recriminé, mirándolo con rabia.
-¡Eso es porque trató de tirarse mi novia en su momento! ¡Ella misma fue quién me lo dijo! -Rodé los ojos ante su sorpresiva ingenuidad. ¿De verdad le había creído? Bueno, era normal, era su novia, después de todo... Pero, espera... ¿No había dicho ''novia en su momento''? ¿Es qué ya no seguían juntos?
-¿No piensas que más bien fue tu novia la que quiso acostarse con él? -refuté, tratando de abrirle los ojos. Las facciones en su rostro se endurecieron y apretó el puño con fuerza, temblando de la rabia. Inmediatamente cerré los ojos, preparándome para el golpe.
-¡No te atrevas a volver a insinuar eso, maldito nerd!-Me arrinconó agresivamente contra las taquillas, apretando los dientes de la furia. Cerré los ojos con todavía más fuerza, dejando escapar un pequeño quejido al sentir el impacto de mi espalda contra una de las taquillas.
¿Cómo? ¿No me había dado un puñetazo...? Qué extraño...
Por otra parte... Estaba cerca. ¡Demasiado cerca!
-No he insinuado nada, simplemente estoy afirmando los hechos. Lo que vi la noche de la fiesta -expliqué, apartando mi mirada de él por un momento, incómodo por nuestra cercanía. Sin embargo, no sentía miedo. Por muy estúpido que sonase... algo me decía que no se atrevería a golpearme. Al menos no mientras siguiese teniendo el libro que él tanto deseaba. -. ¿Y podrías alejarte, por favor? Estás muy cerca...
Howard, quién acababa de darse cuenta de aquel detalle, se separó de mí un tanto alarmado y chasqueó la lengua tras maldecir unas cinco veces por lo menos, en un intento de disimular su bochorno.
-Bueno, ahora ya sabes porque necesito ese libro, ¿así que a qué esperas para dármelo? -urgió, extendiendo su mano.
Tragué saliva nervioso. El momento de la verdad por fin había llegado.
-Eh... verás... E-En cuánto a eso...
-No me vengas con mierdas como qué lo olvidaste en casa, nerd...
Sí tan sólo fuera eso...
-No lo tengo conmigo. Lo he buscado por todas partes en mi casa, pero no lo encontré. Lo siento -admití, disculpándome genuinamente con él.
-¿Me estás jodiendo, verdad? -respondió incrédulo y con un tic en la ceja.
-¡Han pasado tres meses desde qué lo cogí prestado! ¿Cómo esperas que me acuerde de dónde lo puse? -exclamé, defendiéndome.
-Me importa una mierda que lo hayas cogido hace tres meses -sentenció secamente -. Cómo si lo hubieses cogido prestado hace un año. ¡Quiero ese libro en mis manos esta semana! Ya he esperado más que suficiente...
-¿Y por qué simplemente no lo compras...? -pregunté lo que parecía ser obvio.
Howard se tomó su tiempo antes de contestar.
-No puedo, no tengo el dinero.
-¿No tienes trabajo?
-Fui... despedido -bufó, bajando la mirada al suelo.
Con esa actitud que tenía no me extrañaba nada. Pero, ¿no podía pedirles dinero a sus padres? Solo era un libro... Aunque su familia no fuera adinerada, podían permitirse eso, por lo menos.
O quizá... la relación con su familia y su situación económica fuese más complicada de lo que pensaba...
-¿Qué tal si te hago un resumen de la historia? He leído ese libro tantas veces que me lo sé prácticamente de memoria.
-¿En serio harías eso? -quiso asegurarse Howard, perplejo.
-Solo es un resumen... -Me encogí de hombros, mirándolo raro. Howard carraspeó, poniéndose nervioso y hasta algo colorado. Fruncí el ceño, mirándolo más raro todavía.
-Aquí está mi número. Puedes pasarme los resúmenes por ahí.
-De acuerdo, ningún problema-acepté, agregando su númeroa mi lista de contactos y devolviéndome el móvil de vuelta.
Ningún problema mientras me dejase seguir con vida...
-Aunque...no te creas que ahora somos amigos o algo parecido sólo porque hayamos intercambiado números. Eres feo... cómo un nerd y también vistes como uno. Y tu pelo es estúpido y...y... llevas unas gafas anticuadas que acentúan tus adora... ¡rribles! ¡Si, horribles ojos! -Me acusó, apuntándome con el dedo índice y sonriendo cómo si hubiese dicho lo más ingenioso del mundo.
Lo miré con incredulidad. ¿Qué era acaso? ¿Un niño de seis años? Ni siquiera podía enfadarme por lo ridículo que acababa de sonar...
-Tranquilo, qué no había pensado en nada parecido -Le aseguré, haciendo mueca de disgusto de sólo pensarlo. ¿Qué diablos le hacía pensar que lo había considerado un amigo?
-Ya veo... -murmuró enfurruñado.
¿Eh? ¿Y ahora que mosca le había picado?
-Bueno, cómo el tema del libro ya ha sido zanjado, voy a irme a la cafetería-Howard, sin responderme, agitó su mano en señal de despedida y caminó en dirección contraria a mí.
Cada vez que creía que lo estaba comenzando a conocer, me demostraba lo equivocado que estaba, confundiéndome y sorprendiéndome por igual.
A este paso creo que jamás iba a poder conocerlo del todo...
Abrí los ojos sorprendido, cayendo en la cuenta. ¿Y es que... acaso me importaba conocerlo...?
Howard y yo habíamos sido compañeros de clases desde muy pequeños. Todos estos años. Pero nunca le presté atención alguna y él tampoco a mí.
¿Por qué iba a cambiar eso ahora, entonces?
Era tal y cómo había dicho Howard. Solo iba a limitarme a pasarle el resumen del libro. No tenía porqué molestarme en conocerlo, porque él y yo no éramos ni íbamos a ser nada. Nunca.
DEREK
No podía negarlo. Estaba nervioso. Demasiado nervioso. Me temblaban las manos y el cuerpo entero. Sentía qué tenía el pulso acelerado, qué mi corazón estaba a punto de estallar del miedo y la inquietud.
Hoy por fin iban a entregarme los resultados de la prueba de sangre.
Me detuve por un momento y mire hacía mi alrededor en busca de Riley. Habíamos quedado en que me acompañaría debido a que Ian estaba en horas de trabajo y no podría hacerlo él mismo. Pero, ahora, por alguna maldita razón no conseguía encontrarlo por ninguna parte.
Dejé escapar un suspiro, desmoralizado y seguí caminando hacia la salida. En la entrada del instituto, apoyé mi espalda detrás de una de las columnas y decidíe sperar. Pasado un tiempo, noté una mano posándose en mi hombro. Giré mi mirada hacia atrás, con la esperanza de qué fuera el ojos de pez muerto.
-Ugh. Eres tú -Hice mohín, comprobando que no era Riley sino Red.
-Es un gusto verte también, tomatito -contestó sarcástico, esbozando una sonrisa socarrona.
-¿Has visto a Riley? -Me apresuré a preguntar, queriendo escapar de esta situación o lo que fuera qué sea. Alejarme de Red, en realidad. Lo más lejos posible. Este tío seguía produciéndome escalofríos.
-Sí. Antes de marcharse me dijo que iría al lugar de trabajo del guardián de la cripta -explicó indiferente. Woah, ¿realmente le daba igual que Riley se fuera cómo si nada? ¡Si hasta parecía que me importaba más a mí!
Bueno, era su hermano mayor, después de todo... Podía entenderlo. Es más, sí yo pudiese, habría sido el primero en ir a verlo.
Pero, de todas maneras, ¡tendría que haberme avisado antes al menos!
-Agradecería mucho que no llamaras a mi novio de esa manera -Le llamé la atención, mirándolo mal. Sólo yo tenía el derecho de darle apodos ofensivos.
-Perdona, olvidé que eras el asaltatumbas, novio del guardián de la cripta-Se disculpó despreocupado y sin ninguna pizca de culpa, aguantándose las ganas de reírse en mi cara. Apreté los puños con fuerza, levantando la ceja en un tic.
-Cierra la boca, fumeta -amenacé, rechinando los dientes de la rabia. Red, soltó esa tan ansiada risa, divertido ante mi reacción.
-¿Quieres que vaya contigo? -ofreció de repente, pillándome desprevenido.
-Ew, no -rechacé al instante, mirándolo cómo si hubiese dicho la locura más grande del mundo.
-Oh, vamos. No es cómo si fuese la primera vez... -insistió Red, ampliándosele la sonrisa burlona que llevaba en los labios.
Supongo que tenía algo de razón...
Red era el que me había acompañado al hospital aquella vez. Y pese a mi desconfianza y temor inicialmente hacia su trasto de metal, llamada moto, habíamos llegado perfectamente ilesos a nuestro destino.
Y es que hasta mis innecesarias paranoias por la posibilidad de tener anemia habían disminuido gracias a él.
-De acuerdo -Me resigné, tras pensármelo mucho -. Pero nada de motos. Y yo conduzco.
-Hecho -dijo él sin objeción alguna. Fruncí el ceño. Vale, esto ya era muy extraño... ¿Red Waters aceptando lo que se le decía, sin oponerse? ¿Ni siquiera una sola vez?
-¿Estás haciendo esto porque Riley te lo pidió, no?
-Tal vez -murmuró sin expresión alguna en su rostro, dejando la respuesta en el aire -. ¿Acaso no puedes creer que esté haciendo esto porque de verdad quiero? Aunque pienses todo lo contrario, en realidad... no me caes tan mal, Patterson...
-Lamento decírtelo, pero sí. Me cuesta creerlo -admití fríamente, cruzándome de brazos -. Porque la única persona importante para ti es Riley.
Aunque me hubiese defendido una y dos e incluso tres veces, ¡no contaba!
-En eso estamos de acuerdo. Riley es alguien muy importante en mi vida y no existen palabras suficientes para describir cuán importante es para mí y lo que siento por él. Pero no es la única persona que me importa.
-¿Y-Y cómo quieres que lo sepa? ¡Apenas te conozco! -Me justifiqué, tragándome mis propias palabras.
-Es por eso que deberíamos pasar más tiempo juntos, ¿no crees? Cómo por ejemplo... ahora mismo-lanzó una indirecta, agarrándome del brazo y mandándome una sonrisa que no supe definir de otra forma más qué terrorífica.
¿De verdad tenía que creerme que quería acompañarme porque él lo quería así y no por obligación? ¿O quizá estaba resentido porque Riley lo había dejado plantado a él también por ir a ver a Ian?
No. Estaba claro. Tenía que ser lo último. Era de Red de quién estábamos hablando...
* * *
Nos sentamos en unas sillas de la sala de espera. Todavía quedaban varios minutos antes de mi cita médica y el doctor estaba atendiendo otras anteriores a la mía.
Aquel sentimiento de miedo e incertidumbre volvió a invadirme. Las manos me temblaban y el corazón me retumbaba en el pecho, pareciendo que estaba a punto de volar por los aires en cualquier momento.
-¿Quieres que te agarre de la mano para darte apoyo moral? -preguntó con una sonrisita insolente Red -. ¿O prefieres un caramelo? ¿Cuál es tu sabor preferido? -sacó de su bolsillo unos tres caramelos de distintos sabores: Limón, Fresa y Manzana.
-¿Podrías no ser un gilipollas por una vez en tu vida? -contraataqué sarcástico y con una sonrisa del mismo tipo. No podía creer lo cínico que era este tío. ¿Cómo podía estar divirtiéndose a costa de mi sufrimiento?
-No estaba bromeando-explicó Red, mirándome con el semblante serio-. Estás muy nervioso y...
-No me jodas -repuse irónico, interrumpiéndole -. ¿Por qué crees que estoy así?
-Ya te lo dije. No tienes nada de qué preocuparte, tomatito -Me aseguró, agarrándome de la mano para reconfortarme.Y lo más extraño... es que yo no la aparté -. Alguien cercano a mí sufre de anemia y tú no muestras síntomas similares.
-¿Parker-no-te-importa? -mencioné, tomando el pequeño caramelo sabor a fresa de sus manos.
-Ese mismo -confirmó, sonriendo burlón y llevándose a la boca el caramelo de limón.
-¿Está marchando todo bien contigo y Riley? -formulé finalmente la pregunta que llevaba haciéndome desde hace un tiempo. Por la cara que puso Red, parecía haberlo tomado totalmente de imprevisto.
-Para serte sincero... ni yo mismo estoy seguro de ello -confesó, bajando la mirada y entrelazando sus manos-. Quiero decir, él me ha asegurado que sigue queriéndome y también me ha perdonado por mucho que la haya cagado con él, pero siento que no es suficiente. Que mi perdón o mis motivos detrás de ello, no compensan.
-Estoy seguro que Riley no piensa igual -discrepé -, tú ya sabes lo directo que es el ojos de pez muerto. Si tuviera algún problema contigo, ya te lo habría dicho. ¿Sabes...? En realidad, os tengo envidia. Porque no hay secretos entre vosotros dos. No os guardáis nada...
No podía decir lo mismo de Ian y yo...
-¿De verdad lo crees? -río amargamente -. Es cierto que Riley no me guarda ningún secreto, pero yo sí a él. O al menos lo hice en el pasado. Le oculté muchas cosas sobre mí y no sabes cuánto me arrepiento...
-¿Por qué? ¿Tenías miedo de que descubriera algo que lo alejaría de ti?
-Sí -asintió con la cabeza -. Aunque sí qué intenté contárselo una vez...
-¿No te prestó mucha atención, no? -supuse, rodando los ojos. Típico de Riley.
-Parece ser que lo conoces muy bien... -Se echó a reír levemente-. Pero tampoco puedo culparlo. Yo fui el que tuvo que contársell mucho antes, así que la culpa solamente recae en mí.
-Tampoco te martirices tanto. Tendrías que haber tenido una muy buena razón para ocultárselo. Después de todo, Riley te perdonó, ¿no? -Red se quedó atónito, no esperándose una respuesta así de mi parte. Y cabía decir que hasta yo estaba sorprendido.
¿Había tratado de animar a Red? ¿Yo? ¿A Red...?
El mencionado iba a responderme, pero nunca pudo llegar a terminar su oración. En ese mismo instante, el doctor salió de su consulta para pedirme que pasara dentro. Antes de entrar, sin embargo, pude escuchar un apenas audible ''Gracias'' de parte de Red.
-Por lo que veo, nuevamente se encuentra con su novio número 3 -mencionó el doctor, sonriéndome malicioso.
-¡Qué no es mi novio! -protesté -. N-No tengo novio y m-mucho menos tres...
-Perdónalo, doctor. Es muy tímido... -excusó Red con la intención de picarme, apoyando su mentón en mi hombro.
-No me toques -siseé, zafándome de él y proporcionándole un pequeño codazo en la mandíbula. Red contuvo un quejido de dolor y el doctor retuvo una risa, continuando hablando.
-Tome asiento, Patterson -pidió, observándonos divertido. Tragué saliva y ambos nos sentamos en las sillas frente a su escritorio.
-¿Cuáles son los resultados de la prueba de sangre, doctor?
-Quédese tranquilo, Patterson. Según los resultados usted no parece padecer anemia ni nada que se le parezca -ratificó, entregándome una hoja de papel con los resultados. Agarré el folio, con la mano temblándome y leí detenidamente el contenido.
-¿Deshidratación...? -articuló con desconcierto Red, quién se había asomado a leer la hoja conmigo.
-Así es -afirmó el doctor-. Lo suyo no fue más que un caso de deshidratación y de falta de alimentación. Presumo que desde entonces, comenzó a alimentarse adecuadamente y ya no sufre de esos dolores de cabeza, ¿no?
Era cierto. Había dejado de tener aquellos insoportables dolores de cabeza desde la vez que fui con Ian al hospital...
-Sí...
-Lo único que puedo decirle es que no permita que esto vuelva a repetirse. Asegúrese de tomar muchos fluidos y de alimentarse sano. Y tú, novio número 3, asegúrate que cumple con lo que le he pedido -nombró a Red, confiándome con él.
-Doctor... Red no es mi novio y por lo tanto no es su responsabilidad cuidarme-traté de aclararle con las mejillas enrojecidas, no atreviéndome a mirarlo a la cara -.Tendré muy en cuenta lo que me ha dicho y seguiré todo al pie de la letra.
-Pero, sí que es tú amigo, ¿no? -rectificó insistente. Automáticamente, nos miramos el uno al otro. ¿Tal vez sí éramos algo cómo semi-amigos...?
-¿Ves? Te dije que no tenías nada de qué preocuparte, tomatito -aprovechó para echarme en cara Red, sonriendo satisfecho.
-Sí, sí -admití desinteresadamente, soltando un suspiro -. Odio tener que aceptarlo, pero sí. Tenías toda la razón...
Supongo que esto quería decir que su absurda lógica no era tan absurda, después de todo...
-Así me gusta, buen chico -Me revolvió el cabello a modo de burla, provocándome otro tic en la ceja.
¡Maldito macarra! ¡Retiro lo dicho! ¡Red y yo no éramos ni semi-amigos ni mierdas! ¡Sí hasta había estado a punto de darle las gracias!
Red simplemente no tenía remedio...
-----------------
Y sí, ese fue el capítulo (?) v( ͡° ͜ʖ ͡°)v Cómo podéis haber leído, Derek no es anémico, no tiene ninguna enfermedad grave y mucho menos está embarazado x'DDDD
Habría puesto la continuación de la narración de Ian (En la empresa con Gregory), pero cómo quería dejaros con intriga, pues no lo hice :^) Y no penséis en matarme :^) Soy inmortal :^)
Red x Derek la BrOTP(?)
Howard x Steve. That ship is sailing (?) ( ͡° ͜ʖ ͡°)
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro