Capítulo 50 ''Pesadilla hecha realidad''
Cuánto tiempo mis satánicas y satánicos ( ͡°; ͜ʖ; ͡°)Ya hasta me ha crecido la barba hasta el suelo como Gandalf que, por cierto, queda ideal para estas fechas (?)
Felices fiestas, por cierto x2
He tardado mucho, lo sé. Pero me han ocurrido demasiadas cosas estos meses, sumandole la depresión y el estrés que me han vuelto a atacar. Mi depresión (Que ya está mejor que antes) y mi College no me han dejado ni tiempo ni ganas para escribir. Aunque ya dije una vez que por mucho que tardara en actualizar JAMÁS dejaré de escribir y eso siempre tenedlo en cuenta. Cuándo menos os lo esperéis Satán os vendrá a dar una visita ( ͡° ͜ʖ ͡°) (no literalmente, pero por si acaso no tapéis la chimenea ahre(?))
Dejándo eso de lado, centremónos en el capítulo. El capítulo continua desde el anterior (La cena con la familia de Gregory) (Algo obvio, pero lo dejo claro para refrescar la memoria de los ''amnesíacos'' que ponen ''kztapazando'' en los comentarios x'DD)
Es un capítulo que me gusta, supongo, pero ya me conocéis a mi que nunca me convence ninguno de mis capítulos x'DD
Aunque sé que alguno de vosotros lo disfrutáreis porque RE: hace una aparición muy larga durante ese capítulo ( ͡° ͜ʖ ͡°) Hay una explicación detrás de eso, pero por si no lo llegáis a pillar, lo explicaré con las palabras de Riley en el siguiente capítulo. Y además de eso aparece Steve mi pobre alma en desgracia (?)( ͡° ͜;ʖ; ͡°)
Bueno, sin más espero que os guste el capítulo :^)
-La foto del capítulo es de Howard (el ex-amigo cabrón homofóbico de Derek(?))
------------------
RILEY
Luego de la noticia inesperada sobre la empresa de nuestro padre y, ahora, de Ian, la velada transcurrió en silencio. Un incómodo e imperturbable silencio.
Ryoth no volvió a soltar ningún comentario malintencionado hacia a Ian, y Gregory no hizo más hincapié sobre el asunto.
Ian, por su parte, se quedó pensativo el resto de la noche.
Tenía que ser duro para él puesto que era una decisión nada fácil. Cualquier resolución que tomase tendría consecuencias muy drásticas respecto a la empresa.
O incluso... respecto a él mismo.
Una vez que la cena finalizó, Ian, urgió que regresáramos a casa. Ni Derek ni yo pusimos queja alguna. Y tampoco es que tuviéramos razones para ello. Ian tenía mucho sobre qué pensar y era simplemente demasiado incómodo quedarnos un sólo minuto más en ese lugar.
Nos despedimos de los dueños del hogar y subimos al coche, dirigiéndonos de vuelta a casa. Ninguno de nosotros mencionó palabra alguna en todo el camino y al detenerse el coche, sentí ponerme incluso más nervioso que antes.
Y si yo estaba nervioso... no quería ni imaginarme como estaba Ian...
-Ian... -lo encaré, acercándome a él-. Espero que no estés pensando en aceptar el puesto que te ofreció Gregory. Aquí claramente hay gato encerrado.
Ian terminó de cerrar la puerta y dejó escapar una pequeña risa amarga.
-¿Y te crees que no me he dado cuenta? -Se cruzó de brazos, arqueando una ceja -. Por puesto que sé que Gregory tiene otras intenciones. Intenciones seguramente nada buenas. Pero, ¿qué diablos quieres que haga? ¿Quieres que deje la empresa de nuestro padre bajo el mando de cualquier otro desconocido? O, peor aún, ¿Al vago de Ryoth?
-Sé perfectamente a que estás tratando de llegar... Es solo que no quiero que te metas en problemas...
-Lo sé, Riley -trató de ser comprensivo -. Pero no me queda otra elección. Simplemente no hay otra elección...
Era la primera vez en años que presenciaba a Ian derrumbarse de esta manera. Parecía tan perdido, tan inseguro...
Desde que nuestros padres fallecieron siempre había dependido de él. Para mí, no había cosa que Ian no pudiese hacer. Siempre sabía qué acción tomar.
Después de mi padre, Ian, era como mi especie de modelo a seguir.
Y verlo así era ciertamente desgarrador...
-No, Ian... puede que ahora parezca que todo está perdido, pero tiene que haber otra opción.
-Puede -sonrío falsamente, alzando la mirada -. Pero en este momento no tengo idea alguna de qué hacer...
-Ian... tiene que haber otra alternativa, no puedes dejar que esto te afecte-Se unió Derek, apoyando su mano sobre su hombro -. Es mejor que descanses. Ya podrás pensarlo mejor mañana.
-Tienes razón -coincidió, entrelazando su mano con la de Derek -. Seguramente mañana tenga las ideas más claras y la cabeza más fría...
-Yo también me encuentro un poco cansado... -aproveché para dejarles a solas e irme a mi habitación -, os veo mañana.
-Hasta mañana, Riley -Se despidieron de mí ambos.
Subí las escaleras hacia mi habitación, entré y me dejé caer sobre la cama, aferrándome a la almohada y dejando escapar un largo suspiro. Me sentía agotado mentalmente.
Mi mente se encontraba exhausta de pensar en los varios escenarios de que pasaría sí Ian aceptase ser el presidente de la empresa. Además de las intenciones de Gregory.
¿Qué estaba tramando aquel hombre exactamente? ¿Por qué tanta prisa en que Ian tomase una decisión cuánto antes? ¿Por qué estaba tan interesado de repente en dejar a Ian a cargo de la empresa cuando pudo hacerlo años atrás?
Era como si... estuviese tratando de huir de algo.
O de alguien...
No. No podía ser. ¿De quién se supone que estaría huyendo? No tenía sentido.
Simplemente estaba buscándole tres pies al gato...
''Deja de estar en negación. Tú sabes muy bien que algo anda mal con ese viejo'' Me reprochó la voz molesta en mi cabeza. RE:.
-Lo sé. No tienes por qué restregármelo en la cara. Es solo que quiero dejar de pensar en todo este asunto...
''¿No piensas que esto podría estar relacionado con el pasado?'' soltó intencionalmente, captando mi total atención.
¿El pasado? ¿A qué demonios se refería con el pasado...?
-Deja de hacerte el interesante y dime que es lo que piensas de una vez... -pedí impaciente.
''Déjame expresarlo de otro modo, entonces. ¿No piensas que esto podría estar relacionado con la muerte de nuestros padres?
-Mis padres -me apresuré a corregir, sintiéndome insultado por haberlos relacionado a él-. Y no, no pienso que esté relacionado. ¿Qué tiene que ver con que Gregory le dé su puesto a Ian?
''No tengo porque decirte todo. Usa tu cabeza para razonar de vez en cuando''
¿Qué...? ¿Me soltaba algo semejante, dejándome completamente confundido y decía que lo razonara yo solo? ¡Agh! ¡Cómo deseaba a veces poder golpear a RE:!
Aunque aquello fuera físicamente imposible...
No... En realidad... estaba perfectamente consciente que estaba escapando de la realidad. Pero había una razón detrás de mi comportamiento.
Tenía miedo de descubrir la verdad.
Si la muerte de mis padres estaba relacionada con él, ¿estaba insinuando, RE:, que Gregory fue el que tuvo que ver con aquel incidente?
Realmente... ese hombre nunca me inspiró confianza. Y jamás me cayó bien. Pero... ¿Qué fuera un asesino? Eso ya era difícil de creer...
-Difícil... pero no imposible -murmuré para mí mismo, quedándome pensativo.
Lancé otro suspiro, cerrando los ojos con fuerza y cambié de posición, acostándome boca arriba sobre la cama. Tenía que dejar de pensar en esto. ¡Necesitaba dejar de pensar en todo esto! Me levanté a regañadientes y encendí la radio, esperando poder despejar mi mente escuchando un poco de música.
En ese momento la canción ''Lollipop'' del grupo Chordettes resonó en toda la habitación a todo volumen. Alarmado, rápidamente bajé el volumen.
-Tienes que estar de broma... -puse cara de incrédulo, apagándola finalmente. Era por esto mismo que nadie escuchaba la radio hoy en día.
Excepto... bueno... en el coche.
Solté otro suspiro más y me tumbé en la cama nuevamente, quedándome dormido unas pocas horas después.
* * *
Eran las doce de la mañana del sábado cuando desperté. ¿Qué cojones hacía despierto tan temprano un fin de semana? Si. Eso mismo quería saber.
Era toda una incógnita, especialmente cuando no había dormido tan bien. No había parado de despertarme a mitad de la noche. Despertaba y luego caía dormido. Y así una y otra vez...
Frustrado y cansado, me lleve ambas manos al rostro y me levanté de golpe de la cama. Caminé hacia la puerta del baño, y una vez dentro, comencé a desvestirme para darme una fría y rápida ducha.
-En estos momentos una ducha helada es lo único que puede llegar a despertarme... -susurré medio dormido.
-¡Riley! ¿Estás ahí dentro? -Me llamó Derek súbitamente desde fuera, sobresaltándome ligeramente.
-Sí, ¿qué sucede?
-¡Voy a entrar! -¿Qué? ¡Espera, no!
Demasiado tarde. Antes de que pudiese soltarle el ''aviso'', Derek, quién venía con prisas se abalanzó literalmente contra la puerta.
Bueno, no literalmente, pero casi...
-¿No podrías haber preguntado antes de entrar? -suspiré apenado.
-¡Woah! L-Lo siento, ojos de pez muerto... -rio entre nervioso y avergonzado Derek, apartando la vista.
-Bueno, por lo menos esto deja zanjado el asunto de los sables lásers... -solté divertido, enrollándome una toalla a la cintura.
-Malditos hermanos Harris... -murmuró apenas audiblemente con las mejillas levemente ruborizadas -. ¡Esto no deja zanjado nada!
-¿Y? -Me encogí de hombros -. ¿Qué es lo que tenías decirme con tanta urgencia y que no podía esperar hasta que saliese del baño?
-¿Has visto a Ian?
Enarqué una ceja suspicaz. ¿A qué venía esa pregunta? ¿Es que Ian no se encontraba en casa? Pero si era sábado y todavía era temprano...
-No, acabo de despertar. ¿Por qué?
-¿Es necesario que lo tenga qué decir? -sonrió irónico Derek.
-¿Piensas que ha ido a ver a Gregory?
-Es tan solo una sospecha...
No está nada mal, Patterson. Parece que todavía queda algo de inteligencia en ti.
-No... yo creo que es más que una sospecha. Ese idiota... podría haberlo consultado con nosotros antes... ¡O por lo menos nos podría haber dicho que decisión había tomado al final!
-Ian es un estúpido... pero no cuando se trata de asuntos de suma importancia como este. Sé que cualquier decisión que tomé será la correcta...
-Yo también... pero aún así... esta vez no puedo evitar pensar que algo irá mal... Es un presentimiento que simplemente no quiere desaparecer.
Derek se quedó callado, mirándome seriamente. Algo curioso, viniendo de él.
-No te lo tomes tan en serio, ojos de pez muerto -apoyó su brazo en mi hombro, reconfortándome -. Son simples paranoias, trata de no preocuparte tanto.
-Si... gracias.
-Por cierto... hay otra cosa de la que te quería hablar -retiró su brazo, separándose de mí.
-¿Qué cosa?
-¿Has hablado con Steve?
¿Steve? ¿Por qué estaba mencionándome a Steve de la nada?
-No, ¿por qué? ¿Le ha pasado algo? -cuestioné alarmado.
-No le ha pasado nada... al menos no exactamente... -pausó, tomando una bocanada de aire -. Verás... Steve le dijo a Ted que le gustaba, pero este lo rechazó de la peor manera.
Estaba atónito.
No podía creerlo. Y mucho menos comprenderlo.
¿Cómo era eso posible...? Amanda me había asegurado una y otra vez que a Ted le gustaba Steve. ¡Joder, si hasta fui el que había organizado la triple cita aquella vez junto a Amanda para que esos dos se acercaran! ¿Y ahora me estaba diciendo Derek que todo había sido una mentira? ¿Una farsa?
Un sentimiento de abatimiento, fastidio y rabia se apoderó de mí. Estaba furioso. Furioso y decepcionado. ¿Cómo podía habernos engañado todo este tiempo como a unos idiotas? Y sobre todo... ¿Cómo podía haberse atrevido a engañar a Steve?
Él no se merecía esto...
-¿C-Cuándo es que pasó esto? -interrogué, tratando de mantener la calma. No quería explotar en frente de Derek. Lo más seguro es que él ya lo hubiese hecho en mi lugar...
-Ayer. Estaba con Steve cuando esto pasó. Steve llamó a Ted por el móvil para decírselo.
-Ese maldito hijo de puta... -rechiné los dientes, apretando los puños con fuerza-. ¿Por qué hizo algo así? Cómo... ¿Cómo estaba Steve?
-Mal... estaba destrozado... Pero, por suerte, conseguí animarle un poco. O al menos eso creo...
-Gracias, a pesar de que no es tu amigo... Realmente eres una buena persona -solté intencionalmente para ver su reacción.
-¡C-Cállate! ¡No seas absurdo! ¡No soy una buena persona ni nada! Simplemente hice lo que cualquier persona habría hecho. Además... él y yo ya somos amigos -presumió arrogante con una sonrisa impertinente Derek.
-¿Oh, en serio? -Se curvaron mis labios en una sonrisa juguetona.
-¿Por qué estas sonriendo de esa forma? Me estás dando escalofríos... -hizo mueca, simulando el tener escalofríos mientras se alejaba de mí.
-Si lo que dices es cierto, sé un buen amigo y deja que termine de ducharme para salir, ¿sí? -Me acerqué a él con una sonrisa más amplia, espantándolo.
Y esa era precisamente mi intención.
-¿S-Salir? ¿A dónde? -preguntó perplejo, pegándose a la puerta.
-Digamos que Ted Simmons no va a salirse con la suya tan fácilmente... -declaré, mi sonrisa cambiando a una más tétrica.
-Sí, definitivamente me estás dando miedo... -murmuró con el ceño fruncido y temblando como un flan mientras intentaba alcanzar la manilla de la puerta para salir -. Woah, no puedo creer que haya dicho eso del ojos de pez muerto...
Chasqueé la lengua al escuchar ese apodo. Es RE:, no ofendas mi nombre de esa manera.
-Espera -Lo agarré del brazo, deteniéndole.
-¿Si? -Se mostró confundido.
-Cámbiate, porque tú vas a venir también.
-Claro... -afirmó, mirándome raro-. Sólo prométeme que no harás nada que nos meta en problemas.
-Soy RE:.
-¿Se supone que eso es una respuesta...? -enarcó una ceja escéptico.
-Sí -Lo miré ofendido -. Y ahora sal de aquí. A menos... que quieras unirte a mí -bromeé en un tono sugestivo.
Derek soltó una carcajada y en seguida le mandé una mirada severa.
-Oh, vas en serio... -cayó en cuenta, reflejándose el horror en sus ojos-. P-Paso, gracias... -balbuceó, huyendo del baño lo más rápido que sus piernas le permitieron.
-Por fin... -susurré para mí mismo aliviado y con una pequeña sonrisa triunfante tras entrar a la ducha y dejar el agua caerme encima.
Aquella sonrisa, sin embargo, fue efímera. Me había deshecho de Derek y finalmente había conseguido entrar a ducharme, pero, ¿ahora qué? Ian se había ido a ver a ese hombre sin avisarnos antes y para acabarla le habían hecho daño a uno de mis mejores amigos.
¿Por qué mierda nunca me enteraba de nada de lo que pasaba a mí alrededor? ¿Realmente era tan indigno de su confianza...?
¿Por qué no me había llamado a mí Steve? ¿Y por qué Ian no había hablado conmigo antes de marcharse?
Y... ¿Porque Ian nunca me había contado que había ocurrido exactamente el día en el que nuestros padres fueron asesinados...? ¿De qué trataba ese oscuro secreto que tanto ocultaba?
Apoyé mi frente en los azulejos del baño y respiré hondo. Tenía que dejar de comerme la cabeza con aquellos pensamientos indeseables. No es como si pudiese obtener las respuestas que quería, de ese modo, de todas maneras...
* * *
Tras tomar una ducha tan fría que me transportó al jodido Polo Norte por unos breves y horribles minutos, regresé a mi habitación a escoger qué vestirme -Porque obviamente no iba a salir a la calle desnudo, heh-.
No tuve que pensarlo dos veces. Mi mano fue directamente a una de las muchas sudaderas que tenía, optando por ir por el típico estilo vagabundo como llamaba mi hermano para esta salida.
Bueno, por lo menos esta vez era una sudadera de color amarillo. ¿Y quién vestía de amarillo hoy en día? Eso sí que era único.
Terminando de vestirme, miré al espejo, guiñándole de vuelta a ese chico atractivo de ojos verdes que se reflejaba en el espejo y agarré el móvil de la mesilla de noche.
Steve, más te vale no estar dormido.
-Hola, Steve. Soy Riley.
-¿R-Riley? ¿Hola? ¿Q-Qué pasa?
Estaba nervioso. Intranquilo. Cómo si no se hubiese esperado mi llamada para nada. Y su voz se escuchaba quebradiza. Era como si hubiese estado llorando toda la noche.
Me mordí el labio, sintiéndome frustrado por no haber hecho nada. Por no haber sabido nada. Pero, ¿cómo iba a saberlo si él no me había dicho nada al respecto en primer lugar?
Y en parte... lo entendía. Lo más seguro es que no quería hablar del tema porque simplemente quería olvidarlo.
Y olvidarse de él.
-Llamaba para saber cómo estabas...
Hubo un largo silencio antes de que Steve volviese a responder.
-¿Derek te lo ha contado, no...? -supuso taciturno.
Por su voz no sonaba molesto. Conociéndole seguramente estaba forzándose a sonreír tras haber soltado un suspiro.
-Si Derek no me lo hubiese dicho me habría enterado tarde o temprano.
-No, no es que me importe que lo sepas -aclaró sobresaltado -. Eres mi mejor amigo así que te lo iba a contar. Es más, eres al primero a quién se lo quise contar, pero no quería molestarte porque estabas con Red...
-Eres un tonto, ¿sabes? No es como si mi mundo girara alrededor de Red. Nunca he tenido amigos, porque nunca pensé que los necesitaba. Estaba bien por mi cuenta. Pero ahora que he llegado a tenerlos si los llegara a perder, sé que no sería el mismo. Perdería la cabeza si os perdiese o si os pasara algo a ti, a Amanda o a Derek.
-Riley... he llorado toda la noche ayer, no me hagas llorar de nuevo... -murmuró conmovido, riendo un poco nasalmente. Oh, joder. ¿Iba a llorar de nuevo? ¡Si lo hubiese sabido no habría dicho nada, ahora me sentía mal!
-No llores por mí. No deberías llorar por nadie. No merece la pena.
-Pero tú sí que mereces la pena.
-Oh, wow, me estás haciendo sonrojar, Steve... -bromeé con una sonrisa socarrona.
-Jaja, muy gracioso -repuso sarcástico, riendo débilmente.
-Me alegra que estés volviendo a reír -señalé, sonriendo genuinamente.
-Bueno, no puedo estar llorando toda la vida, ¿no?
-¡Ese es el Steve que conozco! -grité sin darme cuenta. Mierda. Pobres oídos de Steve... -. Ahora mueve tu trasero de la cama que vamos a salir.
-¿Salir a dónde? ¿A hacer qué?
-A lo que mejor se nos da hacer: Comer.
-Realmente no puedo negar eso... -admitió divertido.
-Y avisa a Amanda también. ¿Ella lo sabe?
-No. Y la verdad temo que pueda llegar a hacerle cuando se entere...
¿Estaba de broma? Amanda causaba temor siempre.
-¿Por qué temes lo que le llegue a pasar? ¡Qué le jodan!
-Tienes razón. Que le jodan.
-¿Ves? No era tan difícil -sonreí satisfecho al haberlo hecho cambiar de parecer -. Nos vemos en la heladería de siempre en una hora.
-De acuerdo, nos vemos -En cuánto colgó la llamada Steve, Derek entró a la habitación.
-¿Estás listo?
-Sí, ¿así que a qué esperamos? -respondí al instante con una sonrisa ladeada, guardándome el móvil en el bolsillo del pantalón y saliendo de la habitación.
-¿Estás seguro? ¿Con esa sudadera de vagabundo que parece que te la han manchado de mostaza? -Se burló Derek, aguantándose la risa mientras me seguía por detrás.
-Sé que tú y Ian folláis, pero, ¡Joder! ¿Tenéis que compartir también el mismo cerebro? Oh, espera, que creo que acabo de ofender la intelectualidad de mi pobre hermano al comparar su cerebro con el tuyo.
-M-Maldito ojos de pez muerto... -Se le levantó la ceja en un tic y rechinó los dientes de la rabia y la vergüenza. Por su cara y por cómo estaba temblando de la ira parecía que estaba haciendo un esfuerzo sobrehumano para no partirme la cara.
Gracias, de verdad que lo aprecio.
-¿Y cuál es la diferencia, de todas formas? Llevo una sudadera deportiva y tú una bomber jacket típica de un jock.
-¿Sabes qué, Harris? Haz como si no hubiese dicho nada... -me miró rendido y se adelantó, dejándome atrás.
Genial, al menos a alguien por fin le había quedado claro que podía vestir como me diese la puta gana.
Era un progreso del cual estaba un tanto orgulloso, debo decir.
STEVE
Sabía que Riley solo quería ayudarme a sentirme mejor, pero honestamente hubiera preferido quedarme todo el día encerrado en mi habitación. Preferiblemente durmiendo.
El pensar así era demasiado pesimista. Estaba consciente de ello. Pero el caso es que... no podía evitarlo. En estos momentos solo sentía ganas de ocultarme del resto del mundo. Solo quería dormir para siempre para poder olvidarme de todo.
Lancé un suspiro decaído. Cuánto envidiaba ahora mismo a los osos porque podían hibernar...
-¡No, basta! ¡Que le jodan a Ted! ¡Podía hacer esto! -mascullé, alentándome a mí mismo.
Respiré hondo una vez más y finalmente me dispuse a agarrar la manilla de la puerta para entrar en la heladería en la que habíamos quedado Riley, Amanda, Derek y yo.
Bien. Por lo que parecía la heladería no estaba tan llena hoy. Me sentiría abrumado de no ser así...
Odiaba los lugares abarrotados. Especialmente cuando me sentía así.
-¡Steve! ¡Aquí! -comenzó a gritar y a hacer señas Amanda, desde la mesa en la que estaban sentados.
-H-Hola... -Los saludé tímidamente, sentándome yo también.
-¿Qué te ha tomado tanto tiempo? -Se quejó Derek quién aparentemente ya había terminado dos batidos. Uno de fresa y otro de chocolate.
Retuve una risita. ¿Derek Patterson? ¿Aquel Patterson bebiendo batidos? Quién lo hubiese imaginado...
-Hey, no seas grosero-Le advirtió Riley a Derek, dándole un capirotazo en la frente.
-¡Ouch!
-Déjalo, así es como es Derek. Y estoy seguro que no fue su intención-Le sonreí, dejándolo sin palabras.
-I-Idiota... -musitó Derek, apenado y bajando la mirada.
-¿Por qué tanto misterio? -cuestionó finalmente Amanda, observando a cada uno de nosotros con curiosidad -. No es que me moleste estar con vosotros aquí zampando helado hasta por las orejas, pero debe haber una razón para que Riley haya planeado esta salida tan de repente... ¿No es así, Steve?
Tragué saliva. ¿Acaso Riley le había contado ya lo que me pasó con Ted?
-Riley no me ha contado nada -continuó diciendo para mi alivio -, solamente me dijo que es mejor que esperara a que tú mismo me lo contarás.
-¡Agh! ¡Esto es demasiado frustrante! -explotó Derek, levantándose de golpe de su asiento, no aguantándolo más -. ¿Quieres saber cuál es el misterio? ¡Pues muy bien, porque yo te lo diré! ¡Lo que pasa es que el muy...!
-Lo puedo hacer yo. Estoy bien, en serio-interrumpí a Derek.
Por supuesto que no estaba bien todavía. Y por supuesto que aún no me había podido olvidar fácilmente de todo lo ocurrido o de Ted.
Pero por lo menos sí que era capaz de hablar del tema y eso ya era algo.
-¿Estás seguro? -quiso asegurarse Derek, mirándome con pesar.
-Sí, gracias -Le garanticé, dándole una palmadita en el hombro.
-No es ningún misterio cómo piensas, Amanda -refuté con una sonrisa amarga-. En realidad... es algo muy simple. Le dije a tu hermano que me gustaba y él me rechazó. Ya está.
Amanda se quedó pasmada. Era cómo si le hubieran explicado una ecuación de matemáticas imposible de resolver o si le hubieran hablado en una lengua muerta.
-¡No me jodas! ¿¡En serio ese maldito cabrón ha hecho eso?! -vociferó Amanda, golpeando la mesa, causando un estruendo que asustó a los demás clientes. Y no solo a los clientes... -. ¡No puedo creerlo! ¡El muy cabrón tiene suerte de estar el fin de semana en la casa de mamá, porque juro que cuando vuelva voy a poner un puto dildo de 20 centímetros en la silla en la que siempre se sienta a desayunar!
-¡Woah, cálmate, Amanda! N-No es para tanto... -la traté de tranquilizar, levantando las manos en el aire. Realmente daba demasiado miedo este momento. Y más de lo normal.
Parecía sedienta de sangre. Sedienta de la sangre de Ted.
-¡Sí que es para tanto! ¡Merece sentir el mismo dolor que te causó a ti! No puedo creer a mi hermano... No sé cómo puede haberte engañado de esta forma...
-Porque es un gilipollas, por eso -se apresuró a contestar Riley.
-Estoy de acuerdo -concordó Derek -. Y juro que si lo veo... le voy a asestar un puñetazo en toda la cara tan fuerte que cada vez que vea el moretón, se acordara de lo que te hizo.
-Ni dildos ni puñetazos. ¡Por favor! -Les pedí alarmado. Los tres estaban haciendo un drama de todo esto.
Sí. Ted me había rechazado. Y aquello me había causado quizá la mayor angustia de mi vida, ¿y qué? A fin de cuentas, Ted tan solo había dicho la verdad.
Que no le gustaba.
Y eso estaba bien. Al menos no siguió engañándome por más tiempo...
Cosa que pudo haber hecho perfectamente si fuera el monstruo qué tanto creían que era...
-Hablando del rey de Roma... -mencionó extrañamente inexpresivo Riley, obligándonos a mirar automáticamente en la dirección en la que él tenía fija la mirada.
-¿¡Ted?! -gritaron al unísono Amanda y Derek. Sin duda alguna ese cabello azul tan llamativo no podía pertenecerle a otra persona menos que a él...
¿Qué hacía el aquí...? Heh... Menuda pregunta... Claramente estaba aquí para poder comer algo al igual que todo el mundo...
Tenía que mantener la calma. Después de todo, no iba poder estar huyendo toda mi vida de él. Tarde o temprano iba a tener que enfrentarlo.
¿Y qué mejor momento que este? Era como si me hubiesen presentado la oportunidad en bandeja de oro.
-¿A-A dónde vas, Steve? -preguntó agitada Amanda.
-Voy a ir a hablar con él.
-¿¡Qué?! ¡Tienes que estar de broma!-exclamó estupefacto Derek.
-No, no estoy de broma. Solo necesito hablar con él de algo, luego de eso no le volveré a dirigir la palabra en la vida. Lo prometo.
-No te preocupes, tú haz lo que tengas que hacer que estaremos esperándote aquí -Me guiñó el ojo Riley, queriendo dar a entender que respetaba mi decisión.
-Gracias...
Esas fueron las últimas palabras que salieron de mi boca. Dejé a Riley, Amanda y a Derek atrás y caminé hacia dónde se encontraba Ted a punto de sentarse.
-S-Steve... -dejó escapar con una cara de haber visto un fantasma.
-Cuánto tiempo, ¿no? -Me forcé a sonreír.
-De hecho.
-¿Puedo sentarme?
Me pregunto... ¿Habrá venido con alguien más? Lo más probable es que sí...
Aunque no es que me importara... De todas formas lo que tenía que hablar con él no tomaría mucho de su tiempo.
-S-Sí, claro.
Cómo era de suponer, ninguno de nosotros habló desde que nos sentamos en la mesa. Ted ni siquiera se atrevía a mirarme a la cara. ¿Era posible que se sintiese culpable? Pero, ¿porqué razón?
-Steve, quiero que sepas que...
-Ted, no quiero oír tus disculpas... simplemente quiero la verdad. -lo interrumpí secamente -. Así que dime, ¿por qué me mentiste? ¿Por qué me hiciste creer que te gustaba para luego rechazarme sin darme explicación alguna?
Ted volvió a desviar la mirada y se mordió el labio inferior.
-No te hice creer que me gustabas... Me gustas -rectificó, mirándome por fin. ¿Se supone que tenía que creerme esa mierda? -. Es solo que también me gusta alguien más. Alguien que desde siempre me gustó...
Lancé una risa afligida. Quería la verdad. Yo mismo se la había pedido. Pero nunca hubiese pensado que la verdad dolería tanto...
-Ya veo... Así que eso fui para ti. El segundo plato. ¿Me usaste para poder olvidarte de esa persona, no? -Que Ted se quedara callado no hizo más que confirmármelo.
Dolía. Dolía, joder. Pero no podía permitirme mostrarle que estaba dolido bajo ningún concepto. No a él.
-Pues déjame decirte algo... tu plan funcionó. Conseguiste que este estúpido e ingenuo crío sin experiencia alguna en el amor llegase a sentir algo por ti, pero, ¿al final para qué? ¿Para qué si la persona que siempre quisiste no era yo? ¿Por qué no te centraste en enamorar sólo a esa persona?
-Porque esa persona ya tiene alguien más... Porque esa persona... nunca podrá corresponder mis sentimientos. Y no eres ningún estúpido o ingenuo...
-Ahórrate tu último comentario. Lo menos que necesito es que sientas lástima por mí como si fuera un animalito herido... -Me levanté de la mesa, dando por terminada la conversación.
Ya tenía todas las respuestas que buscaba. Incluida la horrible verdad. No tenía nada más que hacer aquí.
-Steve, por favor, espera... -susurró suplicante.
Sin mirar ni una sola vez atrás, seguí caminando hacia la mesa en la que me esperaban mis amigos. No quería ni podía escuchar lo que tenía que decirme Ted.
Solo quería que todo esto... que esta pesadilla de la que tanto quería despertar... acabara cuánto antes.
* * *
Riley y Derek que habían llegado en el coche de este último y a Amanda que la había traído su padre, me ofrecieron llevarme a casa en coche, pero tras pensármelo mucho terminé diciéndoles que no.
Había pasado un buen rato con ellos, a pesar de mi charla con Ted. Y definitivamente no quería que sus constantes intentos de animarme, hacerme reír y hacerme sentir mejor, en general, resultaran en vano si al final iba a volver a casa y a encerrarme a llorar en mi habitación hasta quedarme dormido.
El primer sitio en el que refugiarme que se me pasó por la cabeza fue la biblioteca local.
Cuando no podía ir a la playa, a casa de Amanda o comer helado en la heladería en la que acabábamos de estar, la biblioteca era otro de mis lugares preferidos al que acudir cuándo me sentía mal. Me fascinaba la idea de perderme en los mundos dentro de esos libros y escapar de la terrible y aburrida realidad.
Desde siempre había envidiado a esos protagonistas de aquellos libros con finales felices. Esos libros tan alejados de la vida real...
Porque a diferencia de todos ellos yo no estaba destinado a tener mi final feliz.
Lo más seguro es que acabara solo y con treinta gatos. Eso sí los gatos no escapaban antes...
Suspiré y continué caminando rumbo a la biblioteca que no quedaba muy lejos de aquí.
Nada más entrar, me pareció reconocer la figura que estaba de espaldas hablando o más bien exigiéndole al bibliotecario el nombre de un libro, pero no le presté mucha atención.
Al menos no hasta que el bibliotecario -con el que había hablado en un par de ocasiones antes-, corrió desesperado a situarse a mi lado , esperando que lo socorriera.
-¡Muchacho, cuánto me alegro que estés aquí! ¡Por favor, dime que tienes contigo el libro ''Matar un ruiseñor''! ¡Hazle entrar en la cabeza a este delincuente juvenil que solo tenemos ese ejemplar y que ese ejemplar ya lo tienes tú!
¿Delincuente juvenil? Enarqué una ceja extrañado, observando detenidamente y con intriga al chico que seguía de espaldas y quién en cualquier momento iba a voltearse en nuestra dirección después de hablar con la otra bibliotecaria. ¿Quién era ese cabeza dura que había armado todo este alboroto?
Aunque bueno, por lo menos tenía que darle el privilegio de ser un verdadero fan de la literatura si mostraba tanta pasión e interés por un libro. Y encima por un clásico como ''Matar un ruiseñor''.
Y es que tampoco podía culparlo. Cogí prestado ese libro hace 3 meses y todavía no lo había devuelto. Había leído aquel libro tantas veces que por eso estaba dándole más importancia a otros libros y leyéndolos antes.
-Así que tú eres el famoso Hemmings... -Se acercó peligrosamente a mí. Sin poder evitarlo, tragué saliva. Por la cara que tenía este tío parecía que iba a matarme si daba un paso en falso -. ¡Tú eres el pequeño trozo de mierda que ha tenido ''Matar un ruiseñor'' durante 3 putos meses! -Me señaló el chico con una sonrisa triunfal que no contrastaba absolutamente nada con sus palabras -. Espera... un momento... yo te conozco...
-¿Qué? -solté confundido, mirándolo como si se tratase de un alien. ¿De qué diablos me estaba hablando este tío que no conocía de nada?
No... ¡Espera un momento, también...!
-¡Tú eres el nerd de Steve Hemmings!
-¡Howard Anderson!
¡No podía creerlo! ¿El jock sin cerebro de Howard en una biblioteca? ¿Exigiendo leer ''Matar un ruiseñor'' como si estuviese tratando de robar un banco? ¡Esto no podía estar pasando!
Si... Definitivamente estaba soñando todo esto. Derek o Amanda me habían traído a casa y todo lo que había pasado hasta ahora no fue más que un sueño...
-¿¡Me estás escuchando maldito, nerd?! -Me agarró del pescuezo Howard, zarandeándome mientras sufría una posible crisis existencial.
-No soy un nerd -negué, evitando rodar los ojos y todavía debatiendo en sí esto era un sueño -. No saco notas lo suficientemente buenas como para ser considerado un nerd.
-Apruebas. Eso es más que suficiente.
Gran lógica la tuya, Howard.
-Ajá...
-¡Y ese no es el caso! ¡Quiero ese libro mañana, sé qué lo tienes tú, Hemmings! ¡Ni un día más!
-Tres días.
-Dos días y esa es mi última oferta.
-Está bien... dos días. Te lo daré el lunes a la hora de receso, y ahora, ¿puedes soltarme, por favor? -Howard hizo como pedí, permitiéndome respirar nuevamente, pero casi haciéndome caer de rodillas al suelo.
-Más te vale -amenazó, apretando los dientes.
Lo qué me faltaba. Después de haber pasado por tanta mierda últimamente, tenía que encontrarme justamente con el matón de Howard en la biblioteca quién me quería asesinar por un libro.
¿Qué hacía él en un lugar que usualmente los matones descerebrados como él no se acercaban ni con un palo?
Toda esta situación era demasiado irónica cómo para ser real...
-¿Para qué quieres tanto ese libro, de todas maneras? -solté inconscientemente lo que llevaba preguntándome desde un comienzo.
-Es para un trabajo... -excusó vagamente.
-¿A quién estás tratando de engañar? Estamos en la misma clase y la profesora de Lengua no nos ha mandado ningún trabajo y mucho menos relacionado con ''Matar un ruiseñor''.
Howard entonces se quedó callado. Cómo si se hubiese mordido la lengua. ¿Y sí realmente se la había mordido...?
-Cállate, nerd. Eso no es asunto tuyo -Me mandó una mirada de desprecio aunque sin cruzar totalmente la mirada con la mía. ¿Eran ideas mías o estaba un poco avergonzado porque le había pillado con las manos en la masa...?
-No soy un nerd -insistí una vez más molesto.
-Ajá, lo que tú digas, nerd. No te olvides de entregarme el libro el lunes-Me susurró cerca de la oreja como advertencia, lo que provocó que diera un salto para atrás de la sorpresa.
Inmediatamente me tapé la oreja, sintiéndome incómodo y asqueado por lo cerca que había estado de mí.
Justo cuando empezaba a pensar que podía estar tranquilo por lo menos por unas horas en la biblioteca y que todo volvería a estar bien... eventualmente, ahora iba a ser acosado por Howard tal vez por toda la eternidad hasta que no le entregase el libro.
¿Lo peor de todo este asunto? No tenía ni puñetera idea de dónde se encontraba el libro.
--------------------------
¿A dónde ha ido el Pedobear yandere de Ian? ¿Y el cerebro de Tsunderek? ¿Y porqué RE: ha aparecido tanto este capítulo? ¿Por qué Ted merece la pena de muerte? ¿Y qué hacía un jock como Howard en la biblioteca? ¿Despertara algún día de su pesadilla Steve? ¿Y Amanda? ¿Comprará el dildo para Ted?
Todo eso y mucho más en el capítulo siguiente de Online ( ͡° ͜ʖ ͡°)/ (Si no se me ocurría que más decir (?) x'DD)
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro