Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 46 ''Hogar''

*Renace de las cenizas como el Satán que es(?)* ahre. ¡Por fin! ¡Por fin, joder! En serio... no sabéis cuánto me ha costado terminar este capítulo y ni yo entiendo porque ( ͡°; ͜ʖ; ͡°) Supongo que porque soy de los que se dístraen hasta con una mosca cuando están escribiendo(?) Y porque es un capítulo bastante largo también (ಠ_ಠ)

En fin, siento habéros hecho esperar tanto (?) Y espero que os guste el capítulo(?)

También recomiendo que escuchéis la primera parte del capítulo con la canción ''Only Place I call Home'' de ''Every Avenue''. Es muy Irek(?) ( ͡°; ͜ʖ; ͡°)

-La foto del capítulo es una ilustración de una de las escenas que aparecen en este capítulo. Tan solo admirad lo varoniles que se ven Red, Andrew y Riley con sus coronas de flores, pls(?)
Muchas gracias por el dibujo Bern-chan
( ͡° ͜ʖ ͡°) *Le lanza brillos satánicos y limones*


------------------------------------------


DEREK

Ya habían pasado dos días desde que mi padre había muerto.
Hasta ahora jamás supe el motivo de su muerte. Ni siquiera llegué a planteármelo.

Lo único que tenía en mente es que mi padre había muerto y que nunca más volvería a verlo.

Y entonces, un día antes de su funeral, comprendí todo. Comprendí porque había muerto e incluso la razón detrás de su cambio radical.

Según la autopsia que le habían hecho, mi padre falleció a causa de un cáncer de pulmón. Enfermedad que padecía desde hace unos años, sin que ninguno de nosotros lo hubiese sabido hasta ahora.

¿Qué pretendía exactamente? ¿Por qué había ocultado algo semejante aquel viejo? ¿Es que acaso no quería que estuviésemos a su lado cuando esto sucediese? ¿Era eso?

Aun así, fuese por el motivo que fuese, aquello no justificaba sus acciones. Y sin embargo, a su vez, podía entenderlo...

Él... ese hombre... tenía miedo, ¿no?
Tenía miedo de morir y por eso se desesperó de esa forma, alejando a todas las personas que una vez lo quisieron. ¿Por qué? Quizá... porque sabía que ya todo estaba perdido.

Al final, no sólo se rindió con la vida... sino también con su propia familia.

Pese a todo lo que había hecho y el dolor que nos causó aquel hombre durante todos estos años, todos sus familiares se encontraban aquí en su funeral. Incluido mi madre, quién había sido la más afectada de todos.

-Derek... -Me avistó mi madre, viéndosela sorprendida con mi presencia -. No pensé que vendrías.

Le dirigí una sonrisa pesarosa.

-No pude estar contigo y con Charlotte el día de su muerte... no quería volver a hacer lo mismo -confesé cabizbajo.

Aunque quizá no había estado tan sola como pensaba...

A su lado se encontraba un hombre de más o menos su edad, bastante fornido y con una cara de pocos amigos. Hombre, que jamás antes había visto con ella.

Él, al darse cuenta de mi aparición, se apartó lentamente de mi madre, notándoselo incómodo.

-Tranquilo, no te preocupes, yo sé que en realidad... tú fuiste el que más sufrió con su muerte -Me susurró cálidamente mi madre, dándome un abrazo.

-No realmente... -negué, volteando la mirada para otro lado, sabiendo que estaba mintiéndome a mí mismo.

Mi madre me lanzó una sonrisa ladeada, separándose de mí y caminó hacia el hombre que parecía acompañarla.

-Este es Raymond Simmons. Un amigo -Me presentó.

¿Simmons? ¿De qué me sonaba a mí ese apellido?

Espera un momento... ¿No se apellidaba Amanda de la misma forma?

-Ray -rectificó él con una sonrisa nerviosa, extendiendo su mano para estrechármela -. Un gusto en conocerte, Derek. Yo soy Ray Simmons. Si no me equivoco... mi hija comparte clase contigo.

-¿Su hija? -pregunté intencionalmente, queriendo confirmar mi sospecha.

-Si, Amanda Simmons -asintió con la cabeza -. La que por cierto vino conmigo, pero no tengo ni idea de dónde está ahora. Supongo que estará en algún sitio con ese muchacho, Steve...

Había visto a Amanda y a Steve durante el funeral, al igual que a Riley, Red y por supuesto a Sean y Ryan, pero nunca se me había pasado por la cabeza que este hombre fuese a ser el padre de Amanda. ¿No era demasiado joven? Y además... ¿Cómo es que se habían hecho amigos él y mi madre, en primer lugar?

Aunque... por mucho que afirmaran ser amigos, se notaba a leguas que el tal Ray estaba embobado con mi madre. Pero no me molestaba. Al menos no tanto. Y mucho menos cuando sabía que era el padre de una conocida y que por ello no era un completo desconocido.

Además, a mi madre le hacía falta conocer a alguien nuevo. Alguien que la quisiera después de lo mucho que sufrió con mi padre.

Quería que volviese a ser feliz y que dejara de sentirse sola. Porque sabía que lo estaba. Por mucho que lo quisiese ocultar, me echaba de menos al igual que yo la echaba de menos a ella y a Charlotte.

-Bueno, te veo más tarde... -agité mi mano en señal de despedida, decidiendo ir a buscar a Riley y a los demás.

-Nos vemos, mi querido Derry-Cherry -Me depositó un beso en la mejilla derecha.

-¡Mamá! -bufé abochornado a lo que Ray y ella soltaron una risita.

Suspiré fastidiado. Esta mujer sí que no cambiaba...

Me alejé de ellos dos, dejándolos en su propio mundo y comencé a caminar por el lugar, en busca de Riley. ¿Dónde diablos se encontraba el ojos de pez muerto?

El cementerio era extenso y se habían presentado muchos familiares, por lo que el sitio se hallaba un poco abarrotado.

Y entonces, en ese mismo momento, alguien se posicionó detrás de mí, y colocó su mano sobre mi hombro, en un intento de llamar mi atención.

-Derek.

Giré mi mirada hacia atrás y comprobé que se trataba de Andrew.

Oh. Así que era él...

Menudo idiota era... ¿Quién sino iba a ser?

-Andrew -lo nombré de vuelta -. ¿Qué haces tú aquí?

-Sí, entiendo perfectamente que te lo estés preguntando... -rió secamente Andrew-. Tú bien sabes cuál es la opinión que tenía... que tengo acerco de tu viejo. Fueron mis padres los que me pidieron que fuera con ellos y tras pensármelo mucho decidí ir. Por respeto a ti, a tu madre y a tu hermana y nada más.

Andrew, al igual que todos mis familiares, estaba enterado de lo que nos hizo pasar mi padre cuando seguía vivo.

Y de todos ellos, Andrew y mi hermana eran los que más odiaban a mi padre.

-Gracias... -Le agradecí genuinamente.

-No es nada -negó con la cabeza -. Ya sé que muchos te han dicho lo mismo, pero... lamento tu pérdida, Derek. De verdad. Y lo digo por ti, porque sé que debes estar sufriendo mucho.

Me quedé callado. No quería admitir que lo que decía era cierto.

Porque era estúpido.

Era un estúpido por sentirme mal a causa de su muerte a pesar de todo lo que había ocurrido entre nosotros.

-Si... -murmuré en un débil susurro -. Aunque... ¿Y esa cara de deprimido? ¿Dónde está el Andrew que conozco, que se habría lanzado a mis brazos al sólo verme?

Andrew se forzó a reír al captar mi indirecta. Andrew entendía que no quería hablar sobre el tema. Que quería dejarlo pasar. Que quería olvidarme de él, de su muerte, y de todo.

Y quizá cuando ese día finalmente llegue, pueda perdonarlo...

-¿Quién dices que va a abrazar a quién?

Esa voz... No podía ser...

-¿Ian? -abrí los ojos de par en par.

¿Cómo podía ser? ¿Acaso no estaba en el trabajo?

-Tranquilo, no es lo que tú piensas -aseguró completamente en calma Andrew -. Tan solo estábamos bromeando. La persona que me gusta no es Derek. Al menos ya no.

¿En serio?

Bueno, era cierto que aquella noticia era un gran alivio, pero me pregunto...

¿Quién era la persona que le gustaba a Andrew?

-Oh, ¿en serio? -preguntó sarcástico Ian.

-Muy en serio -confirmó Andrew, desafiándole con una amplia sonrisa -. Es más, me voy a ir en este mismo momento para dejaros solos.

Y tal y como él mismo dijo, Andrew se retiró, dejándonos a mí y a Ian a solas y aislados de todos los demás.

-¿Qué haces aquí... Ian? -pregunté sin poder creérmelo todavía.

-¿Realmente es necesaria la pregunta? -lanzó un suspiro, acercándose a mí para envolverme entre sus brazos -. ¿Cómo no iba a estar aquí? No quería dejarte solo...

-¿Te das cuenta que no estoy solo, no? -murmuré, enrojeciéndome -. Estúpido Pedobear...

-Idiota... -sonrió divertido Ian, acariciando suavemente mi rubia cabellera -. No me refería a eso. Lo que quiero decir es que... quería estar contigo en un momento tan duro como este.

-Ya lo hiciste el día de su muerte...

-Lo sé, pero aunque no lo muestres, sé que todavía estás destrozado por dentro debido a su muerte. Al principio pensé dejarte ir solo al funeral ya que solo estarían presentes tus miembros familiares y no quería incomodarte o incomodarlos con mi presencia. Pero aun así no pude dejar de pensar en ti. Ni por un solo segundo -confesó, abrazándome con más fuerza.

-De verdad que eres un estúpido... ¿Cómo ibas a incomodarme con tu presencia? -Coloqué mis manos en sus mejillas, mirándolo directamente a los ojos -. De todos los que están presentes, tú eras el que más necesitaba a mi lado.

-Si... lo siento -Se disculpó, sonriéndome pesaroso -. Debí sospecharlo por tu mirada esta mañana al decirte que iba al trabajo.

Me tensé y aparté rápidamente mis manos de sus mejillas, sintiéndome repentinamente avergonzado. ¡Maldita sea! ¿Es que acaso había sido tan obvio?

-N-No era por eso, estúpido -refuté, bajando la mirada -. Era muy temprano, me acababa de despertar y encima tenía que ir a un funeral, ¿qué querías? ¿Qué llevara encima una cara de felicidad pura? -Ian se aguantó la risa.

Lancé un bufido.

En parte sí tenía razón.

No pensé que me dejaría ir solo al funeral. Aunque tampoco esperaba que me acompañaría cómo si nada, considerando el odio que le guardaba a mi padre.

-Está bien. Te creo -respondió Ian en un tono despreocupado, con la intención de molestarme.

-¡Serás imbé...!

Sin darme tiempo a completar mi oración, Ian colocó sus labios sobre los míos, acallándome de un beso. Un beso que duró mucho menos de lo que esperaba.

-Pero soy tú imbécil, ¿no? -Me recordó con una de sus sonrisas cínicas, dejándome sin argumentos.

Y así era...

Nosotros mismos lo prometimos una vez, después de todo.

Yo sería suyo si él aceptaba ser mío.

-Lo que tú digas, Pedobear... -rodé los ojos, cruzándome de brazos. Me encontraba demasiado avergonzado como para poder admitirlo.

-Derek... sé cuáles son tus sentimientos hacia mí y nada me gustaría más que tenerte para mí solo, pero ahora qué algo así ha sucedido... no he podido evitar preguntármelo... -dijo sin entrar en mucho detalles, dejándome completamente confundido y nervioso por lo que podían ser sus próximas palabras.

-¿Qué es lo que no has podido evitar preguntarte?

-¿Realmente... estás feliz a mi lado, Derek?

¿Qué...?

¿Qué clase de pregunta era esa...? ¿Acaso era un idiota? Él... ¡Ese estúpido sabía perfectamente lo que sentía por él!

-¿A qué te refieres con eso? -balbuceé, sintiendo un sudor frío cubrir mi frente -. Yo... t-te amo, Ian. Tú ya lo sabes muy bien... -mascullé, bajando la mirada apenado.

-Sí, lo sé-sonrió de una forma satisfactoria. Maldito engreído... -, pero, entonces, ¿Por qué desde que empezaste a vivir conmigo dejaste de comer bien?

Sentí sus palabras apuñalarme. Porque, en el fondo, sabía que tenía razón. Por mucho que me doliese aceptar aquella verdad.

Era feliz al estar a su lado. Lo era. De verdad. Sin embargo, al principio cuando empecé a vivir en su casa, pese a lo mucho que me hacía feliz estar con él, una parte de mí, no lo era.

A causa de mi padre. A causa de su traición. Y porque echaba de menos a mi madre y a mi hermana.

Por mucho que amase a Ian, tener que separarme de las personas con las que había vivido toda mi vida, en aquel entonces, se me hizo muy difícil y doloroso.

Pero eso fue entonces...

Ahora tenía claro que quería vivir el resto de mi vida junto a Ian.

Tragué saliva fuertemente y abrí la boca con lentitud.

-Ian, quiero que sepas que ante todo, te quiero y que nada de lo que ha pasado ha tenido que ver contigo. Tú no fuiste el que me echó de mi propia casa. Y ni siquiera fue mi padre el que tomó esa decisión. Fui yo el que decidió irse. Yo y solamente yo -expliqué con el semblante serio-. Aunque era feliz viviendo contigo, a la vez, echaba de menos la casa en la que viví mis 16 años de vida a y las personas que dejé atrás en ella. Y también... las palabras de mi padre, por mucho que tratase de ocultar todo lo contrario, me dolieron mucho. Sé que a pesar de todo, mi actitud fue muy estúpida e infantil y que eso no justifica los hechos, pero ya estoy volviendo a comer bien. No tienes de que preocuparte.

-¿De verdad que es solo eso? -quiso asegurarse Ian todavía intranquilo.

-Si -asentí con la cabeza, dirigiéndole una pequeña sonrisa -. Pero eso fue hace tiempo... quiero seguir viviendo contigo a pesar de ahora tener la oportunidad de regresar a vivir con mi madre y mi hermana. Porque ahora sé que cualquier lugar a tu lado es como si fuera mi hogar. No... en realidad tú eres mi hogar, Ian.

Ian parpadeó varias veces incrédulo. Como si jamás hubiera esperado escuchar algo semejante salir de mi boca.

Y es que él no era el único que lo pensaba. Hace tan solo unos meses, yo era el que decía una y otra vez que el amor no existía y que jamás iba a enamorarme. Y aquí me encontraba ahora junto al hombre que amaba, proclamándole mierdas cursis sin pudor alguno.

Una ligera sonrisa se esbozó en mis labios. Sean sí estaba en lo cierto. Los que solían negar la existencia del amor eran los que más acababan enamorados.

Ian era un imbécil enamorado y yo igual...

-Creo que ya es hora de que nos vayamos, Ian -Lo tomé de la mano inconscientemente, sorprendiéndolo con mi acción lo que me llevó a sonrojarme.

-¿Estás seguro? ¿No vas a despedirte antes de tu madre? -preguntó extrañado.

-No. Ya hablé con ella minutos antes de que llegaras, además, se ve que está muy ocupada... -solté a regañadientes.

-Vaya, alguien no suena muy feliz por eso... -Me picó con una sonrisita socarrona Ian.

-C-Cállate.

-Dime, ¿quién es el ''afortunado''? -siguió burlándose.

Lancé un suspiro fastidiado.

-Raymond... Simmons -musité fríamente.

-Pfft... nunca esperé que tuvieras complejo de madre -lanzó una carcajada Ian.

Mi rostro entero se tiñó de rojo ante su acusación.

-¡Oh, vamos! ¡Habló el Pedobear con gran complejo de hermano! -Le eché en cara, rechinando los dientes de la rabia.

A Ian se le levantó la ceja en un tic.

-Maldito crío... -espeto, agarrándome del mentón para callarme nuevamente de un forzoso beso.

-I-Idiota... -murmuré entre besos -. ¿P-Por qué... tienes la puta manía de callarme siempre de un beso...?

-¿Preferirías que fuese de otra manera? -Me susurró seductoramente al oído, provocando que hasta mis orejas cobraran rubor.

-¡Claro que no, maldito pervertido! ¡Estúpido Pedobear! -exclamé casi a gritos. Gritos que fueron de inmediato opacados por la risa de Ian y por la voz de alguien más.

Alarmado, rápidamente aparté a Ian de un pequeño empujón de mí y nos giramos a ver de quién se trataba.

-Siento haberos interrumpido... -Se disculpó mi hermana igual de sorprendida que nosotros dos.

-E-Eh... esto... él... es... -Me quedé sin saber qué decir.

¿¡Cómo podía decirle como si nada a mi hermana que ese hombre era mi novio?! Mi madre era un caso especial y por eso lo había aceptado sin ningún problema.

De todas maneras, era inútil mentirle. En aquel momento, cuando nos había visto, Ian se encontraba abrazado a mí mientras intentaba zafarme de su agarre a base de forcejeos.

No se tenía que ser un genio para intuir que estábamos teniendo una pequeña pelea de enamorados.

Me tapé el rostro con ambas manos completamente sonrojado. Ugh... que vergüenza.

-¿Tu novio, no? -dijo ella, adelantándose a hablar.

Oh, joder...

-¿A-Algo así? -Me encogí de hombros, riendo nervioso.

-¿Algo así? ¿En serio? -Me recriminó Ian, cruzándose de brazos y mirándome mal. Tragué saliva.

Charlotte, sin embargo, dejó escapar una risa para nuestra completa sorpresa.

-Tranquilo, no tengo problema ninguno con eso -garantizó, tratando de tranquilizarme -. Supongo que se debe a lo liberal que ha sido siempre nuestra madre y porque lo que más me importa es la felicidad de mi hermanito -dijo esto último con una sonrisa maliciosa.

¿Era necesario que me dejara en ridículo en frente de Ian?

El muy maldito seguro que tenía que estar disfrutando con esto...

-¿Hermanito? ¿En serio? -puse los ojos en blanco -. ¡Si soy más alto que tú!

-Pero eso no quita que sigues siendo mi hermano menor -finalizó con una sonrisita a lo que Ian retuvo una risa.

-¿Podrías decir de una vez a qué has venido? -Le pedí enfurruñado.

-Qué desconfiado -suspiró, haciéndose la desanimada -. Simplemente tenía ganas de hablar contigo después de tanto tiempo, aunque es cierto que vengo por algo más. Es Emily. Dice que quiere hablar contigo.

Genial...

-¿Emily? -frunció el ceño Ian -. ¿Quién es ella?

Jodidamente genial.

Era lo que me faltaba. Que esos dos se conociesen.

-Nadie importante -negué con la cabeza, adelantándome.

Yo también quería hablar con ella. Pero no me sentía preparado todavía.

¿Por qué?

Porque sí lo hacía ahora, sabía que acabaría haciéndole daño otra vez. Y no quería eso.

A pesar del daño que me había hecho y que causó, la seguía queriendo como la amiga que una vez fue había sido.

ANDREW

Honestamente... si hubiera sido por mí, jamás habría venido al funeral de ese maldito viejo. Pero no quería faltarle el respeto a mi tía y a Derek. Hubiese quedado muy mal de mi parte no presentarme, cuando habían perdido a alguien tan importante en su vida, por mucho que no lo mereciese.

Ya había hablado con los tres y me había quedado hasta el final del funeral. Ya no me quedaba nada más que hacer aquí, así que volvería a casa y le echaría una llamada a...

-Andrew -Me nombró una voz que no me sonaba de nada y que a la vez se me hacía familiar.

Viéndome interrumpido, dejé de caminar y levanté la mirada, encontrándome con un rostro igual de familiar.

Este chico, ¿no era él el que estaba con Derek en la casa en la que reside actualmente aquella vez en la que conocí a Niko por primera vez?

-Oh, hey... eh... -Me quedé en blanco, dándome cuenta que nunca me había dado su nombre.

-Riley Harris -Se presentó con una sonrisa ladeada -. Hermano de Ian Harris, el novio de Derek.

Oh, ya veo. Todo concordaba ahora...

Por algo me resultaba tan familiar su rostro. Esos dos, de alguna manera, tenían los ojos y la mirada parecida.

Tampoco me costó mucho darme cuenta que Riley no venía solo. Iba acompañado de un chico unos centímetros más alto que yo. Su presencia imponía y el que llevara una expresión nada amistosa en su rostro no ayudaba mucho. El chico tenía toda la pinta del mundo de ser un macarra.

Entonces, fue inevitable preguntármelo. ¿Qué hacían dos completos opuestos juntos?

-Un gusto en conocerte, aunque creo que no hace falta que me presente ya que tú pareces conocerme mejor que yo a ti -añadí, riendo.

-Sí -respondió, soltando una risa él también -. ¿Has hablado con Derek?

-¿Acaso lo dudas? -intervino el otro chico con una sonrisa burlona-. Está claro que acaba de regresar de acosarlo.

Resoplé fastidiado. Bueno, tampoco le culpaba por pensar aquello. Antes de conocer a Niko así es como me había comportado todo el tiempo con Derek.

-Sí, bueno, en cuánto a eso... -traté de aclarar -. Ya no me gusta Derek. Por lo menos no de esa manera...

Los dos se quedaron ligeramente asombrados con mi respuesta.

-¿En serio? -murmuró incrédulo Riley -. Espera un momento...no me digas que ahora te gusta....

Si era lo que estaba pensando, entonces estás totalmente en lo cierto, Riley. Sonreí para mis adentros.

Y no sólo me gustaba. Me fascinaba. Lo adoraba. Lo quería...

Amaba a mi pequeño salvador.

-¿Niko? Totalmente -asentí con la cabeza efusivo.

-Espera un momento... ¿Acabas de decir Niko? -enarcó una ceja el otro chico, adoptando una expresión seria y también un tanto... aterradora.

-Oh, mierda... -soltó Riley, poniendo una cara de como si hubiese cometido un gran error-. No sé sí lo sabías ya, pero Red... -señaló al chico, mientras me susurraba esto -. Es el hermanastro de Niko.

Tragué saliva fuertemente.

Sin yo mismo saberlo, me acababa de ganar un enemigo. Y no uno cualquiera. ¡Sino un jodido mafioso!

-Niko... ¡Nicolás! -Me apresuré a decir, en un intento de arreglar la situación o mejor dicho... de salvar mi vida.

-Pfft... claro y en realidad, Red se llama Blue -Se burló Riley, escapándosele una risa.

Mi ceja se levantó en un tic y ambos lo fulminamos con la mirada. ¿No se supone que estaba de mi lado?

-¿Así que la persona que te gusta se llama Niko, eh? ¿Cuál es su apellido? -Demandó saber Red, acercándose peligrosamente a mí.

Respiré hondo y lo encaré. Tenía que dejar de ser un cobarde y enfrentarlo de una vez por todas. Iba en serio con Niko y tarde o temprano, él e incluso su padre se enterarían de todo.

Sería muy estúpido de mi parte mentirle ahora.

-Niko Volkov -respondí finalmente, desafiándolo con la mirada. Quería hacerle saber que no le tenía miedo.

Bueno, un poco sí que le tenía...

-¿Niko Volkov? -En ese instante, los labios de Red se curvaron en una sonrisa siniestra -. Y lo dices como si nada, maldito bastardo... -me agarró violentamente de la camisa.

Si. Definitivamente estos dos eran hermanastros. Eran igual de violentos.

-R-Red..., ¿no crees que te estás pasando un poco? -Se entrometió Riley, tratando de calmarlo.

-Lo dice el que abandonó a su propio hermano, dejándolo con las responsabilidades que te pertenecían a ti -contraataqué, dejándolo sin habla.

Un incómodo silencio inundó el ambiente, hasta que Red comenzó a hablar de nuevo.

-Ya veo... ¿Eso es lo que te ha dicho Niko? -Me soltó Red con una sonrisa afligida a lo que quedé desconcertado.

No estaba muy seguro antes, pero...

Esos dos tenían que hablar lo antes posible.

Cuando Niko me habló sobre su familia aquel día, pensé genuinamente que realmente a nadie le interesaba lo que pasara con él o sus sentimientos. Pero... me equivocaba.

Por la expresión de Red en este momento y su actitud tan sobreprotectora en cuánto a Niko, se notaba que le guardaba cariño.

Me daba la sensación que habían muchos malentendidos que tenían que aclarar entre ellos.

-No lo sé. Eso quizá deberías preguntárselo tú -Le lancé una indirecta.

Red se quedó callado a la vez que pensativo. Lo que tomé como una señal de que había pillado mi indirecta. Riley, en cambio, se quedó mirándonos con cara de no entender nada.





* * *


Por fin había llegado a casa.

Agotado, me dejé caer en el sofá, que era prácticamente de las únicas cosas que se hallaban en el vacío salón y me saqué la corbata.

Tras pensármelo mucho, en vez de irme solo a casa, decidí esperar a mis padres para que nos fuéramos todos juntos y luego partir cada uno por nuestro lado.

Ya era el segundo día que iba a pasar en este apartamento y todavía no me acostumbraba.

Todos estos años había estado viviendo con mis padres y además tan solo tenía 21 años, ¿Cuál era la prisa para independizarme?

O por lo menos eso era lo que pensaba hasta que lo conocí a él.

Era consciente de que era demasiado pronto para que viviéramos juntos, y de todas maneras, dudaba que aceptase ya que no éramos pareja ni nada, pero quería pasar tiempo a solas con Niko. Y cuando decía a solas, me refería a solas sin interrupción alguna. Además, el apartamento quedaba cerca de mi universidad, así que me venía perfecto. Era como matar dos pájaros de un tiro.

Aunque no solo era eso.

Yo sabía que Niko no era feliz viviendo en esa casa junto a una madre que no lo quería y su padrastro que era totalmente indiferente con él.

Aún era muy pronto. Lo sabía.

Pero esperaba que quizá mi deseo de vivir con él algún día se cumpliera.

Con una pequeña sonrisa en la comisura de los labios, saqué el móvil del bolsillo de mi pantalón y marqué el número de Niko.


NIKO

Después de que terminaran las clases, como siempre, regresé a casa, encontrándomela completamente vacía.

Lancé un suspiro extrañamente desmoralizado.

Mi madre siempre estaba fuera, mi padrastro ni sabía que existía y además se encontraba todavía hospitalizado. Y en cuanto a Red... hacía tiempo que no venía a visitarme. ¿Acaso había ocurrido algo?

Aunque no es que me importara ni nada lo que le pasara...

Una vez que entré a mi habitación y me encerré en esta misma, mi móvil comenzó a sonar con la canción de ''UGH!'' de ''The 1975'' que había colocado como tono de llamada.

-¿Sí? ¿Quién es? -pregunté al no haberme molestado en ver el nombre de la persona que había llamado

-Andrew.

Y solo bastó con decir su nombre, para que mi corazón se acelerara y para que mi estado de humor mejorara notablemente.

-A-Andy... -Lo apodé con cierta timidez -. ¿Qué tal estás?

-Bien. Y ahora mejor que estoy hablando contigo -soltó en un tono burlón.

Rodé los ojos.

-Me tomaré eso como un ''sigo siendo el idiota de siempre''.

Andrew lanzo una carcajada en respuesta.

-¿Y tú? ¿Qué tal estás?

-Bien, supongo... -Me encogí de hombros.

-Me alegro -dijo él, provocándome un pequeño sonrojo -. ¿Estás libre?

-Sí, ¿por qué? Cómo sea una invitación a tu casa...

Sentí mi sonrojo aumentar aún más. No quería ni recordar el bochorno por el que había tenido que pasar cuando nos pilló su hermana pequeña jugando al ''Twister''.

-No, tranquilo, que no es eso -Me interrumpió entre risas -. Más o menos...

¿Más o menos?

Vale. Ahora sí que no tenía ni puñetera idea de que me estaba hablando.

-Explícate.

-Verás... mis padres me han comprado un apartamento -empezó. Abrí los ojos de par en par por la noticia. ¿Le habían comprado un apartamento? ¿Así de repente? -. En realidad, es algo que habían tenido planeado desde hace mucho para cuando entrara a estudiar en la Universidad, pero yo siempre había rechazado su propuesta, prefiriendo quedarme a vivir en su casa. Además, todos los apartamentos que me mostraron jamás me interesaron.

-¿Y cómo es que cambiaste de idea tan de pronto? -cuestioné interesado.

-¿Acaso te lo tengo que explicar? Pensé que tú eras el listo de esta relación... -Se burló.

-¿Cuál relación? -Solté a propósito con una sonrisa maliciosa.

-Ouch, eso duele Nikita -dijo dramáticamente, haciéndose el dolido.

Ojalá se pudieran dar puñetazos virtuales a través del móvil. Ojalá. Suspiré decepcionado.

-¿Puedes explicarlo de una vez y ya? -urgí, perdiendo la paciencia.

-Sí, sí, tranquilo -respondió en un tono despreocupado -. ¿Te acuerdas cuando mi hermana nos pilló besándonos en mi cama?

Ese fue el momento en el que exploté de la vergüenza y en el que mi mente se llenó de imágenes de aquella escena. Escena que se repitió infinidad de veces en mi cabeza.

-Tú lo que quieres es morir, ¿no? -amenacé, rechinando los dientes de la rabia y la vergüenza.

-No antes de hacerte mí...

-Ni si te ocurra completar esa oración, Patterson... -advertí amenazante.

-Vale, vale -Se aguantó la risa -, pero deja que termine lo que iba a decir.

-Está bien... -Me obligué a decir de malas ganas.

-¿El beso estuvo bien, no?

-¿¡Q-Qué clase de pregunta es esa jodido depravado?!

-Vamos, Nikita, responde mi pregunta -ordenó, irritándome todavía más de lo que ya estaba.

-Supongo... que no estuvo tan mal... -admití, arrepintiéndome inmediatamente después.

¿Porque mierda había dicho eso?

-Igual -terminó por responder él. Y juraría que lo había dicho con una sonrisa -. Pero solo porque fue un beso contigo.

-¿A qué estas tratando de llegar con esto, Andy? -Hice mohín -. ¿Quieres matarme de la vergüenza? ¿Es eso?

-Créeme que lo menos que quiero hacer es eso -aseguró -. En todo caso, querría matarte de placer... -Se me insinuó.

Jodido depravado...

-Eso será en tus sueños, Andy -repuse sarcástico.

-Y acaso en los tuyos, ¿no?

-¿A-A qué te refieres?

-Oh, vamos, tú sabes perfectamente bien de lo que hablo.

Mierda. ¿De verdad tenía que responder eso?

Yo... ¿Verdaderamente que es lo que sentía por Andrew? Era cierto que me gustaba. Me gustaba y quería estar con él, pero, ¿De qué manera me gustaba exactamente?

Estaba seguro que no me gustaba como un amigo. Porque de ser así... no tendría ese tipo de pensamientos sobre él.

Si fuera simplemente mi amigo, no sentiría las ganas constantes de besarlo y...

Negué con la cabeza completamente colorado. ¡No! ¡No! ¡Eso no!

-Q-Quizá... si piense en ello... -confesé nuevamente, deseando que la tierra me tragara de lo apenado que me encontraba -. Pero no las 24 horas como tú, depravado...

Andrew se quedó sin responder durante varios segundos.

-¿E-En serio? -preguntó, sin poder creérselo.

-Si... y no me obligues a repetirlo de nuevo... -musité abochornado.

-No te preocupes. Ya me ha quedado claro -contestó, notándoselo alegre.

¿Se había puesto feliz solo por eso?

-Tsk -chasqueé la lengua molesto. Maldita sea. Verle tan feliz causaba un mismo efecto en mí. Supongo que porque verle a él feliz hacía sentirme feliz.

Oh, joder... ¿Desde cuándo era tan cursi...?

-¿Te gustaría venir a mi apartamento? -propuso finalmente, haciéndome sonrojar por lo que sus palabras significaban.

Sabía que sí iba a su casa, Andrew acabaría saliéndose con la suya. Lo sabía, porque era incapaz de decirle que no.

Y porque por mucho que lo negara... me moría por Andrew Patterson.

-Si.

RILEY

-¿Te acompaño a casa? -ofreció Red, después de que abandonáramos el cementerio.

-No, tengo que ir a otro lugar.

-¿Otro lugar? -frunció el ceño ligeramente.

Bueno, no es como si le pudiese decir cómo si nada a Red que iba a ver al bastardo de su padre al hospital.

Sí. Era una mala idea en todos los sentidos, pero solo quería asegurarme que ya le habían dado el alta. Ni siquiera tenía que verle la cara o cruzar palabra alguna con él.

Me sentía culpable por lo que le había pasado y necesitaba saber que se volvía a encontrar bien.

-Sí, aunque es cierto que queda un poco lejos del cementerio... -caí en la cuenta, sintiéndome un idiota. Red rodó los ojos.

Mierda...

Pasar tiempo con Derek sí que estaba afectando mi pobre cerebro...

-Tonto... -Me apodó con una sonrisa enternecida.

Le saqué la lengua a lo que su sonrisa cambió a una burlona y me monté en su moto, agarrándome fuertemente a su espalda.

Me sabía mal tener que mentirle a Red, pero conociéndolo estaba seguro que se lo tomaría mal y prefería evitar una posible discusión con él. O una discusión entre él y su padre.




* * *


Tras dejarme en mi casa, Red se despidió de mí con un beso, prometiendo que nos veríamos mañana sin falta y luego de que se fuera, pedí un taxi que me trajo al hospital en el que me encontraba en este mismo momento.

-¿Sabe si le han dado de alta al paciente Vladimir Volkov? -pregunté a la recepcionista.

-Déjeme ver -dijo ella, poniéndose a buscar la información el ordenador.

Realmente quería acabar esto cuánto antes y regresar a casa. Lo que estaba haciendo era una tremenda gilipollez. Porque no debería importarme en absoluto aquel hombre.

Pero, quizá... aquel hombre no era tan horrible como aparentaba. Solo quizás.

Después de unos minutos que se me hicieron eternos, finalmente apartó la mano del ratón del ordenador y se dirigió a mí.

-Al parecer el paciente por el que pregunta, dejo el hospital esta misma tarde.

-¿Cómo? -solté incrédulo -. ¿Esta misma tarde?

¿Tan rápido? ¿Cómo se había podido recuperar tan rápido? Aunque, bueno... lo importante es que se encontraba bien.

-Sí -confirmó la recepcionista.

-Muchas gracias -Fue todo lo que dije antes de salir corriendo hacia la salida del hospital.

Sin embargo, de las prisas, terminé chocándome con la espalda de una persona que iba enfrente mía.

-¡Lo siento! -exclamé apenado, sin todavía levantar la vista para ver quién era.

La persona, sin embargo, no respondió nada de vuelta. Creyendo que se había marchado mucho más antes, la persona en cuestión, soltó un suspiro, demostrándome que estaba equivocado.

-¿Qué haces tú aquí?

-¿V-Vladimir? -murmuré estupefacto.

-Ya sé que acabo de salir del hospital, pero, ¿tan mal me veo? -sonrió con sorna -. Me miras como si hubieses visto un fantasma.

-En realidad hubiese preferido ver un fantasma antes que a ti -susurré apenas audiblemente.

-¿Qué? -frunció el ceño.

-Nada -sonreí inocentemente a lo que él se quedó mirándome receloso.

-¿Y?

-¿Y qué?

-¿Qué haces aquí, crío?

-Antes que nada... ¡No soy un crío, maldito bas...!

Vladimir me tapó la boca con su mano, impidiéndome la tarea de continuar hablando.

-¡Mphfm!

-¿Ves cómo eres un crío, crío? -soltó con una sonrisa arrogante. Este bastardo claramente quería sacarme de mis casillas.

-Quería ver como estabas -dije finalmente.

Vladimir no dijo nada. Permaneció en silencio un largo rato, mirándome de una forma que no supe descifrar.

-No tienes que visitarme solamente porque te sientes culpable -Me echó en cara, dejándome sin saber qué decir.

Ugh... ¿Tanto se notaba?

-No te des tanto crédito, Volkov -Hice una mueca-. Ni siquiera vine a verte, solo quería saber si ya habías salido del hospital.

-Eso no es lo que dijiste hace tan solo unos segundos.

¡Maldita sea, este tío era imposible!

-Cómo sea... -bufé.

-Nos vemos, Riley Harris -Se despidió de mí, sonriendo socarronamente.

-¿Acaso va a haber una próxima vez? -enarqué una ceja irónico.

-Si.

-¿Por qué dices eso? -Tragué saliva.

Entonces, Vladimir se acercó lentamente hacía mí y me tomó del mentón.

-Porque he desarrollado un interés por ti -susurró de manera insinuante a la vez que me miraba profunda y directamente a los ojos. Esos ojos oscuros que parecían absorberte si te quedabas mirándole por mucho tiempo.

¿Q-Qué? ¿¡C-Cómo qué interés?!

No. Era tan solo una broma. Una muy mala broma. No tenía que pensármelo mucho. Estaba claro que este maldito tan solo estaba jugando conmigo.

-Vaya, no sabía que en tu tiempo libre eras comediante, Vladimir -lancé una carcajada.

-Me has pillado -dijo él con una sonrisa, siguiéndome el juego, y soltándome del mentón.

-Antes de que te vayas... ¿Puedo preguntarte algo?

Vladimir puso cara de fastidio.

-Espero que tu pregunta no sea sobre Ace, porque sabes que no te voy a decir nada al respecto.

El cabrón era honesto y todo.

-No es sobre eso -negué, mirándolo mal -. ¿Por qué me miras de esa manera a veces...?

-¿De esa manera? ¿De qué manera? -preguntó extrañado.

¿Se estaba haciendo el tonto o realmente no se daba cuenta?

-No sabría explicarlo con exactitud, pero... es como si me miraras con lástima...

Vladimir se tensó ante mis palabras. ¿Así que había dado en el clavo?

Aunque fuese cierto o no, estaba claro que Vladimir no me aclararía nada...

-¿Lástima? Yo no siento lástima por nadie -Una sonrisa ladeada se curvó en sus labios.

-Cierto, mis disculpas. Olvidaba que querías seguir con tu papel de villano -Me burlé.

Vladimir me asesinó con la mirada, aunque en seguida su expresión cambió, reemplazándose por su típica sonrisa de prepotente.

-Bueno, ahora sabes que me encuentro bien, así que ya no hace falta que me busques más en este hospital o en cualquier otro sitio. Cuídate, crío -Susurró, revolviéndome el cabello antes de marcharse.

Y al igual que su hijo, Vladimir Volkov seguía siendo todo un enigma para mí.

Aunque de todos, Ace era el mayor misterio. Un misterio, que de alguna forma, me daba la sensación de que podría estar relacionado conmigo.


------------------------------------------

Qué decir... (?) ¯\_(ツ)_/¯

Vladimir Trolleadas Volkov strikes again(?) El jabón de Ace sigue sin aparecer(?) Y el olor a 'limón' está más cerca que nunca(?) *mueve las cejas* ( ͡° ͜ʖ ͡°) x'DDD

Red es tan sobreprotector con su hermano al igual que el guardián de la Cripta(?) *cof*Ian*cof* Si es que en verdad serían amigos y todo si se lo proponen(?)

...

En el mundo alternativo de Riley, ese en el que se encuentran en un prado bajo la luz de un arcoiris, claro está v( ͡° ͜ʖ ͡°)v x'DDD

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro