Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 45 ''Quédate conmigo''

Hola, aquí os traigo el capítulo 45 de Online ( ͡° ͜ʖ ͡°)

Después de dejaros con ese final, no quería ser tan mala gente y dejaros con la duda (?) x'D

La verdad es que no sabría que decir de este capítulo. Es la primera vez que escribo un capítulo parecido... y no sé si llegará a transmitir todo lo que yo quiero que transmita(?)

Pero, bueno, no quiero decir nada más, porque si no solamente acabaría haciéndoos spoiler(?)

-El chico de la foto es Ryoth (Yo le daba hasta por las orejas(?) (☉ ͜ʖ☉) x'DD), un personaje nuevo quién ya se sabrá más adelante cuánta relevancia tendrá en la historia(?)


-----------------------


DEREK

¿Mi padre...? ¿Realmente él había...?

Ni siquiera me atreví a terminar la oración en mi mente. Sentí un nudo en el estómago de sólo pensarlo. Mis labios temblaban y las palabras que verdaderamente quería dejar salir, se me trababan en la boca.

Él... él simplemente no podía estar...

No... el no podía hacerme esto...

Por favor, no...

-Ya veo... -murmuré débilmente, desviando mi mirada de ella -. ¿Así que ese viejo por fin ha estirado la pata, eh? -me burlé, forzando una pequeña sonrisa ladeada.

-D-Derek -me miró horrorizada Emily -. ¡Tu padre acaba de morir, c-cómo puedes...!

-¡Cállate! -estallé finalmente -. ¡Tú no sabes nada! ¡No... tienes ni la más mínima idea de lo que ha pasado entre n-nosotros...!

Sin poder impedirlo, me quedé sin las fuerzas para continuar hablando y pequeñas gotas de lágrimas brotaron de mis ojos, humedeciendo mis mejillas. Por reacción inmediata, rápidamente me llevé la manga de la chaqueta a mis ojos, frotándolos, en un intento de detener mi patético llanto.

-D-Derek... lo siento... yo... -Se llevó la mano a la boca, arrepentida.

-S-Simplemente cállate, por favor, cállate... -le pedí entre sollozos.

Quería dejar de llorar, pero simplemente no podía parar. Las lágrimas caían y caían sin que pudiese hacer nada.

Llorar era para débiles, lo sabía.

No solucionaría nada.

Estas malditas lágrimas no lo traerían de vuelta.

¿Entonces por qué? ¿Por qué no dejaba de llorar?

-Derek... -susurró taciturna, mirándome empáticamente-. Dime... ¿Qué quieres hacer?

¿Qué que quería hacer? ¿Cómo se supone que podía responder esa pregunta?

No tenía ni idea alguna...

Lo único que quería hacer en este momento era desaparecer a otro lugar. Irme lejos de aquí y nunca volver.

Y sobre todo dejar de sentirme de esta manera.

Dolía. Dolía demasiado.

Nuevamente ese viejo bastardo me había abandonado. Sólo que esta vez había sido diferente.

Esta vez me había abandonado para siempre.

Daría lo que fuera por volver a verlo otra vez. Aunque solo fuese una vez más. Aunque solamente fuera para escuchar sus quejas y sus insultos. No me importaba.

-Quiero irme de aquí... -musité, recobrando el habla.

-¿Y a dónde tienes pensado ir, entonces? -Se escuchó una voz masculina detrás de nosotros.

Los dos giramos nuestra mirada hacia atrás, no tardando en comprobar que el dueño de la voz se trataba de Riley.

-¿Q-Qué haces tú aquí? -balbuceé todavía perplejo.

-Estaba preocupado por ti ya que tardaste en volver a la cafetería -explicó, cruzándose de brazos Riley-, y también porque me daba curiosidad saber de qué estabais hablando... -confesó eso último sin pudor alguno.

-Me sorprende que el macarra que tienes como novio sobreprotector que te sigue hasta al baño no haya venido contigo -solté a propósito con claras intenciones de molestarlo.

-No tienes porque hacerte el duro conmigo Derek... -contraatacó, dejándome sin palabras -. ¿Ha pasado algo, no? ¿Emily te hizo llorar? -le dirigió una mirada amenazante, a lo que ella se tensó.

-¡No seas idiota! -exclamé con las mejillas rojas, sintiéndome humillado. ¿Por qué de todos tenía que ser precisamente él el que me había encontrado de esta manera? -. ¡Claro que no he llorado a causa de ella! ¡Y-Yo...!

-Está bien... lo entiendo... así que perdóname...-me envolvió entre sus brazos, intentando tranquilizarme.

-Mi... mi padre... él ha...

-No tienes que decir más... lo comprendo... -me susurró afligido-. Lo siento mucho, Derek...

-No tienes por qué decir lo siento... no es tu culpa, Riley...

Emily quién había permanecido callada todo este tiempo, rompió el silencio, dirigiéndose a nosotros.

-¿Desde cuándo sois tan... cercanos? -preguntó inconscientemente.

Eso mismo me preguntaba yo. ¿Desde cuándo nos habíamos vuelto tan cercanos?

Hace tan solo unos meses, yo era el motivo de su sufrimiento y de su dolor. De sus penas y sus llantos.

Y ahora yo era el que estaba llorando como un niño pequeño, y él, quién había sido la víctima de todo lo que le había hecho pasar desde años, sin rencor alguno, me estaba consolando.

A mí, a quién debería odiarme más que a nadie.

-No solo somos cercanos... somos muy cercanos -la picó con una sonrisa descarada, saboreando con su lengua el sabor salado de mis lágrimas de mi mejilla derecha.

Mi rostro entero se tiñó de rojo y me quedé mudo, temblando de la sorpresa.

-¿¡Q-Qué cojones ha sido eso, ojos de pez muerto?! -le reclamé furioso.

-Es RE: -chasqueó la lengua molesto, dejándome más confundido que antes. ¿Qué tenía que ver su nombre de usuario en todo esto?-. Bueno, por lo que has podido presenciar, ya te puedes largar por dónde has regresado, Emily. No tienes nada más que hacer aquí.

Emily se mordió con fuerza el labio, reteniendo las ganas de llorar y salió corriendo del instituto, dejándonos a solas.

-No tuviste porqué tratarla así -le reproché con la mirada -. Y t-tampoco tuviste que hacer lo o-otro.... -Me tapé la boca, sintiendo como mis mejillas volvían a enrojecer.

-En vez de quejarte deberías agradecérmelo -me devolvió la misma mirada -. Tan solo imagínate... su exnovio y el amor de su vida juntos. No creo que vuelva a pisar este instituto de nuevo en su vida -dejó escapar una risa maliciosa.

-¡Aún así no tuviste por qué...!

-Cállate -me acalló bruscamente, interrumpiendo mis palabras -. ¿Hubieras preferido que Ian la viese contigo?

Negué con la cabeza, sin mencionar palabra alguna, dándole la razón por muy frustrante que me fuese admitirlo.

-Ahora que nos hemos librado de ese problema... -lanzó una indirecta, refiriéndose a Emily -. ¿Qué hay de ti? ¿Vas a ir ver a tu madre y a tu hermana?

-No lo sé, Riley. No sé qué es lo que quiero ni tampoco que es lo que quiero hacer...

¿Qué es lo que quería realmente? ¿Qué es lo que quería hacer?

Tras cuestionarme esa pregunta a mí mismo, lo primero que se me vino a la mente fue el rostro de Ian.

Quería verlo... Ansíaba verlo...

Ahora más que nunca, lo necesitaba a mi lado.



IAN

Desde muy temprano por la mañana, varios ejecutivos e incluido el presidente de la empresa, Gregory, -el que apenas solía aparecer para esta clase de reuniones-, quedamos en la sala de reuniones para discutir e intercambiar ideas sobre nuestro próximo proyecto para una compañía importante

Y ahora por fin tomada la decisión final, dimos por terminada la extensa reunión.

Sin embargo, había un pequeño detalle que me había llamado la atención desde el comienzo de la reunión. El hijo de Gregory.

¿Qué diablos hacía él en esta reunión?

Realmente no quería sospechar de Gregory... alguien quién había sido íntimo amigo de mi padre, pero cada vez estaba más seguro que este hombre hacía lo que le daba la gana en esta empresa y sin consultarme a mí antes.

Y por ello, la idea de que el tuviese que ver con los posibles negocios turbios que estaban ocurriendo en esta misma empresa, ya no me resultaba tan extraña...

Respecto a su hijo...
La última vez que vi a Ryoth fue cuando mis padres aún seguían vivos. Después de que fallecieran, jamás volví a verlo o escuchar de él.

Durante todos estos años me había imaginado que había perdido contacto con su padre, ya que desde siempre esos dos no se habían llevado muy bien. Es por eso que no comprendía qué hacía él aquí.

No pudiéndome quedarme más tiempo con la duda, me acerqué a Ryoth, quién se encontraba en un rincón de la sala, alejado de todas las personas que habían asistido a la reunión.

Tal y cómo pensaba era Gregory quién lo había obligado a venir. Pero, ¿Por qué y para qué?

-¿Ryoth, no? Soy Ian Harris. Solíamos jugar mucho cuando éramos pequeños -Me presenté con una sonrisa forzada y extendí mi mano derecha, esperando que me la estrechara.

Tomándose todo el tiempo del mundo, Ryoth, me miró de arriba abajo con desdén.

-¿En serio? Qué extraño... no sé porqué pero no logro recordar ningún Ian -Se hizo el olvidadizo, sonriéndome cínicamente -. Ah... espera... ya lo recuerdo, creo que llegué a tener un perro que se llamaba así...

Este maldito niñato...

A pesar de los años que habían pasado, seguía siendo el mismo insufrible crío con aires de grandeza de siempre.

Lo más probable es que hubiese dejado de vivir con Gregory por lo irresponsable que era. Dudaba mucho que alguien como Ryoth pudiese manejar una empresa en un futuro.

Y con la cantidad de dinero que tenía Gregory, Ryoth podía vivir cómodamente y sin necesidad de trabajar el resto de su vida.

-Veo que sigues teniendo el mismo pésimo sentido del humor de siempre, Ryoth -señalé, manteniendo la compostura.

-No tienes porqué actuar conmigo, Ian -espeto, mirándome fríamente -. Sé que no has venido a hablar conmigo para saludarme y recordar viejos momentos con el mocoso que jugabas en la infancia por cortesía. Así que dime de una buena vez que quieres -exigió, desafiándome con la mirada.

Y es que a pesar de ser un maldito crío inmaduro, molesto, arrogante e irresponsable, también era demasiado perceptivo.

Sonreí para mis adentros, entretenido.

-Está bien, Ryoth, como tú quieras -repuse con cierta ironía-. ¿Por qué has venido a esta reunión?

Ryoth bufó fastidiado.

-A mí no me preguntes -contestó cortante -. No tengo ni idea de por qué me ha traído el viejo a esta aburrida reunión. Supongo que para que deje de ser un vago según él y empiece a hacer algo con mi vida -murmuró a regañadientes.

-Bueno, ya tienes 21 años... -le lancé una indirecta, concordando con su padre.

-¿Y qué hay de ti, Ian? Ya tienes 26 años, ¿no deberías haber formado ya una familia? -Quiso tomar el control de la discusión a su favor.

-¿Qué tiene que ver eso? -lo miré incrédulo -. ¿Ves como eres un crío inmaduro que no entiende nada? Tu padre, en este momento, solo quiere que sepas valerte por ti mismo, no que te cases y tengas hijos.

Ryoth me fulminó con la mirada.

-¿Por qué tendría que hacerle caso? ¿Solo por qué es mi padre? -rió sin ganas -. No quiero tener que seguir sus pasos y convertirme en un monótono e insípido hombre de negocios.

Chasqueé la lengua molesto. Menudo cabezota estaba hecho este chico.

Justo cuando estaba por añadir algo más, el tono de llamada de mi móvil empezó a sonar. El nombre que apareció en la pantalla fue el de Derek.

-¿Derek?

¿Por qué razón estaría llamándome a esta hora? ¿No se supone que todavía estaba en el instituto?

No quería preocuparme innecesariamente y pensar en lo peor, pero no podía evitarlo debido a su repentina llamada.

-Ian... lo siento, no puedo decirte nada todavía, pero... necesito que vengas a recogerme...

Sus palabras que sonaban a susurros... su voz entrecortada...

Derek... Él... ¿Había estado llorando, no?

El solo imaginarme a Derek... A mi Derek llorando, me mataba por dentro.

Estaba desesperándome por saber la razón detrás de sus lágrimas, pero, en este momento, no tenía tiempo para cuestionarme nada.

Derek me necesitaba.

-No te preocupes por nada, Derek -traté de tranquilizarlo -. Espérame a la salida, estaré allí lo antes posible.

Susurrándole un ''Te amo'' a través del móvil, corté la llamada y miré pesaroso a Ryoth.

-Discúlpame, pero se me presentó algo y me tengo que ir ya.

-¿Tu novio?

-Sí -confirmé -. El novio más adorable del mundo-sonreí para mí mismo.

Ryoth se quedó asombrado y sin decir nada.

-Vaya... nunca me imaginé que fueras tan cursi, Ian-se burló, reteniendo una risa Ryoth-, y mucho menos que fueras a tener novio. Aunque, bueno, no es que tenga ningún problema con eso. Lo que te haga feliz, supongo -se encogió de hombros.

Abrí los ojos de par en par, ante su respuesta.

Nunca habría esperado que Ryoth fuera el tipo de persona que se tomaría tan bien un asunto así.

-Hasta luego-me despedí de él y me apresuré a salir de la sala de reuniones. Ryoth no respondió nada de vuelta, tan solo se limitó a agitar su mano en señal de despedida.


* * *


Silencio. Eso es de todo lo que había estado impregnado el ambiente hasta ahora.

Desde que lo había visto en la salida de su instituto, no se había atrevido a mirarme a la cara ni una sola vez. Derek claramente había estado llorado y lo había podido comprobar por mí mismo. La razón de ello, sin embargo, seguía siendo un misterio para mí.

De lo que estaba seguro es que Derek no quería hablar.

Lo sabía y por eso mismo no quería obligarle a hacerlo.

-Ya hemos llegado -anuncié, deteniendo el coche en frente de nuestra casa.

Una vez más, Derek, no pronunció palabra alguna. No hizo más que asentir con la cabeza y salir del coche.

-Derek... -susurré acercándome cautelosamente a él.

-Gracias por haberme traído a casa... -murmuró, evitando mi mirada.

-¿Y por qué no me lo dices a la cara? -lo tomé de los hombros, obligándolo a encararme.

Nuestras miradas, inevitablemente se cruzaron, y ese fue el mismo momento en el qué me fijé que los ojos de Derek se encontraban cristalinos. Antes de que pudiera decir palabra alguna, Derek me rodeó con sus brazos, hundiendo su rostro en mi pecho.

-Ian... m-mi padre... mi padre ha fallecido esta mañana... -sollozó, agarrándose fuertemente a mi camisa.

Abrí los ojos sorprendido. ¿Su padre...?

Ah... ya lo entendía todo...

Ese maldito viejo... hasta en el último día de su vida, se encargaba de hacer sufrir a su hijo...

-Derek... -susurré su nombre otra vez más, acariciándole suavemente el cabello -. Ese hombre... no merece que derrames tus lágrimas por él...

-Lo sé... ¿Soy un estúpido, no? A pesar de que me despreciara tanto, en el fondo, nunca pude llegar a odiarlo. Quizá porque a pesar de todo, seguía siendo mi padre. Por qué a pesar de lo mucho que hubiese cambiado, seguía teniendo presente en mi memoria los recuerdos felices que una vez había compartido con él. Antes de que él cambiara por completo. Antes de que todo se fuera a la mierda...

¿Qué podía decirle...? ¿Qué podía hacer por él?

Quería decirle que todo iba a estar bien. Que no tenía que preocuparse, por qué yo estaría con él por siempre.

Por qué yo jamás lo abandonaría.

Lo tomé por ambas mejillas y acerqué mi rostro al suyo.

-Todo va estar bien, Derek -le prometí, mirándolo directamente a los ojos -. Sé que yo no soy tu padre... y qué nunca podría reemplazar a alguien tan importante en tu vida como él, pero... quiero que sepas que siempre me tendrás a tu lado.

-¿Lo prometes? -alzó su mirada, mirándome con el semblante serio-. ¿No te vas a alejar de mi lado como mi padre y todos?

Derek se veía como un niño frágil y asustado. Un niño que tenía miedo de quedarse solo y de perder a todo la gente que quería.

-Siempre estaré junto a ti. Pase lo que pase. Lo prometo.

Como señal de nuestra promesa, unimos nuestros labios en un corto y tierno beso. Y entonces, en aquel mismo instante, finas gotas de agua comenzaron a caer del cielo sobre nosotros.

Una pequeña sonrisa se esbozó sobre mis labios, recordando una situación similar en el pasado. Derek, calado hasta los huesos, y con una maleta en frente de la puerta de mi casa.

Fue en aquel mismo momento, en el que me di cuenta que lo quería proteger con mi vida.



DEREK

¿A partir de qué punto cambió todo?

Cuando era pequeño, era de esos niños que se sentían privilegiados por la vida que llevaban. Y es que mi vida en aquel entonces era casi perfecta.

Tenía unos padres que me adoraban y me mimaban lo mayormente posible, tenía los mejores resultados académicos de mi clase, todo lo que pedía me lo daban mis padres y también tenía a los mejores amigos que podía desear: Ryan, Sean, Andrew y Emily.

No me faltaba nada y todo iba perfectamente en mi vida.

Hasta esa noche...

...

Mi padre por primera vez en toda su vida había regresado a la madrugada a casa, despertándonos a mi hermana y a mí con el jaleo que había armado al llegar. Y lo que me encontré al bajar las escaleras... hasta el día de hoy, esa imagen aún permanecía viva en mi mente, cómo si hubiese pasado ayer.

Él, quién era mi padre y quién había sido la persona que más admiraba y mi ejemplo a seguir, estaba poniéndole la mano encima a la mujer que era su esposa y la madre de sus hijos.

Jamás lo había visto tan violento. Tan fuera... de sí. Era como si hubiese perdido la cordura por completo. Como si ese hombre no se tratara de mi padre si no de una persona totalmente distinta...

No pudiendo presenciar por más tiempo, aquel acto despreciable, pedí en voz baja a mi hermana mayor que regresara a su cuarto para que estuviera a salvo y corrí a intervenir en la pelea.

Cómo el niño ingenuo que era, creí que conseguiría algo con eso. Que al verme, mi padre abriría los ojos y se detendría, dándose cuenta del horrible acto que estaba cometiendo.

Pero eso jamás sucedió.

El intervenir en la pelea, no hizo más que enfurecerle todavía más y el próximo en recibir un golpe había sido yo. Su propio hijo.

Después de eso, no lograba recordar nada más...

Probablemente porque sido golpeado tantas veces esa noche, que mi cuerpo, no pudiendo aguantar más, cayó derrumbado al suelo, provocando que perdiera la consciencia.

...

Fue a partir de esa noche cuando mi mundo se desmoronó por completo. El infierno que había vivido aquella noche, se repitió el día siguiente, y luego el otro y así sucesivamente, hasta que mi madre finalmente se armó de valor y decidió echarlo de casa.

Mi madre, mi hermana y toda su familia entera se rindió con él. Pero yo, como el imbécil que era, no perdí la esperanza.

Porque parte de mí seguía creyendo o quería creer que todavía quedaba algo de lo que fue mi padre en ese hombre y qué algún día él volvería a ser el mismo y que todo volvería a ser como antes...

Desgraciadamente, antes de que pudiera darme cuenta, terminé convirtiéndome en el mismo monstruo violento que mi padre. Descargando todo mi odio y frustración con el chico que creía que lo tenía todo. Un chico que no tenía la culpa de nada, pero que envidiaba increíblemente.

Una familia perfecta y a Emily.

Para el Derek de hace unos años, Riley, tenía todo lo que yo siempre había deseado...

Abrí los ojos que había mantenido cerrados hasta ahora y me removí entre los brazos de Ian.

Ian se había conmigo quedado todo este tiempo.

Luego de que empezara a llover, rápidamente entramos a casa y nos quedamos encerrados en su habitación, recostados en esta misma cama. Y entre sus brazos me eché a llorar como un niño sin consuelo. Lloré como nunca lo había hecho antes...

-¿Derek? ¿No estabas dormido? -frunció el ceño extrañado.

-No... -negué con la cabeza -. Tan solo estaba recordando algo... -dije sin añadir más detalles.

Seguramente en este momento debía de tener los ojos rojos e hinchados de tanto llorar...

Qué patético...

-¿El pasado? -me lanzó una mirada empática.

Ian había dado en el clavo. Y por eso mismo me quedé sin saber que decir.

-Si... -asentí -. Estaba recordando los momentos cuando todavía era un niño y por eso... no creo que deba estar aquí...

-¿Qué? -soltó confundido Ian -. ¿A qué te refieres con eso?

-Ian... no debería estar aquí contigo -musité -. Permanecer la noche... no sería justo. Debería estar con mi madre y mi hermana, ellas me necesitan... -traté de zafarme de él, sin éxito alguno. Por mucho que odiara admitirlo, Ian era mucho más fuerte que yo.

-¿Y qué hay de ti? -Su mirada se endureció-. No estás en condiciones de brindar apoyo a tu familia cuando tú eres el primero que lo necesita.

Este estúpido... realmente me conocía demasiado bien.

-Me las arreglaré -forcé una sonrisa -. Ahora, déjame ir.

Ian me soltó tal y como pedí, sin embargo, al encontrarme con su mirada, fue como si me hubiesen clavado un puñal en el pecho.

Ian llevaba una expresión afligida en el rostro. Una expresión que jamás antes había visto en Ian.

-Ian...-mascullé lleno de remordimiento.

-No puedo forzarte a que no vayas, si es lo que deseas, pero... por favor... quédate conmigo -me pidió, agarrándome de la mano.

¿Cómo diablos podía decirle qué no?

Lo que más deseaba en este instante era abrazarlo y refugiarme entre sus brazos, sin cuestionarme ni pensar en nada.

Entrelacé mis dedos con los suyos y me senté en la cama junto a él.

-Yo también entiendo lo que es perder a un padre... -empezó Ian-. Es por eso que aunque el tuyo fuera de lo peor, nunca le deseé la muerte, por qué no quería que experimentaras lo mismo por lo que yo y Riley pasamos. Derek... cuando mis padres murieron, no hubo nadie quién me consolara o quién me proporcionara un hombro en el que llorar. Estaba completamente solo. Los familiares de mis padres, poco les importaba lo que nos pasara a mí y a Riley. Tan solo estaban interesados en la fortuna que había dejado atrás mi padre. Es por eso... que no quiero que estés solo en este momento tan duro...

-Ian... lo siento mucho... -dije en un murmuro-. Realmente soy un idiota... no tenía ni idea...

-No eres un idiota -Me dedicó una sonrisa ladeada -. No te dije nada, así que era imposible que lo supieras...

-Si me quedara contigo... ¿Eso estaría bien? -me atreví a preguntar, mirándolo fijamente a los ojos. Esos profundos ojos verdes que seguían cautivándome cómo el primer día -. ¿No seré un egoísta que solo piensa en sí mismo?

-Claro que estaría bien, Derek -Aseguró con firmeza Ian, depositando un casto beso en mi mano -. Él único egoísta aquí soy yo. Porque quiero tenerte solo para mí y porque honestamente... no me importa nadie más que tú.

-Ian... -lo miré anheloso, sintiendo como el corazón se me aceleraba por cada segundo que me lo quedaba mirando.

-¿Sí?

-Te amo -solté y acto seguido atrapé mis labios entre los suyos en un corto beso.

-Yo también... -susurró sobre mis labios, abrazándome fuertemente-. No te imaginas cuánto te amo, mi pequeño Ángel...

-E-Estúpido Pedobear... -dejé escapar una media sonrisa, sonrojándome.

-Finalmente estás sonriendo... -Sus labios se extendieron en una sonrisa ladeada.

¿Estaba realmente sonriendo?

Claro... si no fuera por Ian no podría estar sonriendo como lo estaba haciendo ahora.

Ya ni siquiera me importaba todo lo malo por lo que había tenido que pasar estos años. Porque al final había conocido a Ian, quién era lo mejor que me había pasado en toda en la vida.

En la oscuridad de lo que era mi vida, Ian, había resultado ser mi luz y mi salvación de aquella eterna oscuridad en la que había vivido durante todos estos años.

Si no hubiera sido por él...realmente no sé qué habría sido de mí.

-------------------

Sí... este capítulo ha sido bastante intenso(?) Y es por eso que sinceramente no tengo ni idea sobre que decir(?)

Solo me queda decir que lo lamento por los querían Irek, por qué al final os di Irek, pero también angst(?) x'DDD

También tengo una pregunta... se qué todavía es pronto, ¿pero qué pensáis de Ryoth? ¿O todavía no tenéis una idea clara sobre que sentís por el personaje? (Ahora me doy cuenta que hice lo mismo con Vladimir antes(?) x'DD)


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro