Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 35 ''Mentiras y Verdades''

¡Hooola! Aquí os traigo el capítulo 35 de Online ^^ Y tranquilos no es el fin del mundo ni nada(?) entiendo que flipéis un poco porque haya subido capítulo tan rápido, pero es que esto ocurre solo una vez cada dos siglos en una noche de luna llena(?) okno #NoTomeisDrogasNiños :v xD


Simplemente tenía muchas ganas de publicarlo(?) además, no tenía mucha tarea que hacer -n- Ah, por cierto, a los que leen Sueños Mojados digo Sueños Distorsionados, la actualizaré esta semana junto a AF, así que tranquilitos y bajad vuestras armas(?) :'D


Este es un capítulo muy... ehrm... shît... ._. no puedo decir nada bc todo spoiler xD Pero solo diré que... tendréis ganas de matarme un poco por dejar el final allí(?)


Acabado eso, he puesto la canción de ''Everybody Lies de Jason Walker'' para el capítulo. Recomiendo mucho que la escuchéis por el principio :) Las lyrics están en español-inglés.


Espero que os guste :D


-La foto es de Andrew *-* (Aunque Andy tiene los ojos castaños verdosos)


------------


ANDREW


¿Cómo se supone que tenía que tomarme eso siquiera? O mejor dicho... ¿Cómo se esperaba ese tipo que me lo tomaría?


¿Pensaba que iba a ir a una esquina a llorar como un idiota? Qué incrédulo.


Nada me hacía llorar. Hacía años que no lo hacía, por qué a diferencia de la ideología de Derek, de que llorar era de débiles, lo mío era más bien que simplemente era incapaz de llorar. No es que fuera insensible ni nada. Podía sentirme triste, pero jamás lloraba.


Y era también cierto que la llamada me había afectado, no lo iba a negar, mientras lo escuchaba mi rostro no tenía expresión facial ninguna, pero sin embargo, sentí una especie de nudo formarse en mi estómago y estaba realmente cabreado. Todo eso había sido un tanto difícil de digerir, pero... ¿cómo decirlo? Me había afectado mucho menos de lo que yo mismo esperaba.


Y si... ¿mi consejero en el amor tenía razón? ¿Y si... Derek no fuese mi verdadero amor?

Agarré el móvil después de haber cortado la llamada, y comencé a redactarle un mensaje a Derek.


''Dile al gilipollas de tu novio, que muchas gracias por el porno casero versión audio de vosotros dos, al cual me he masturbado. Dos veces, además.

-Tu querido primo, Andrew.''


Dejé de teclear y lancé un suspiro tras enviar finalmente el mensaje.


Bueno, esto me había dejado claro que no tenía ninguna posibilidad con Derek. Cero. Y que quizá si tenía que concentrarme en otra persona, después de todo.

¿Pero quién...?


Justo en ese momento, sin saber yo mismo el por qué, el rostro de Niko apareció en mi mente.


Por poco dejé caer el cigarrillo que tenía entre mis dos dedos de la sorpresa.


-Niko... Niko... Niko... -repetí su nombre en un susurro, una y otra vez.


Por cada vez que lo pronunciaba, sentía que me gustaba cada vez más, cómo se escuchaba su nombre salir de mis labios.


¿Cuántos Niko's había en esta ciudad? Probablemente unos cuantos... pero ninguno como él.

Agarré nuevamente el móvil, abrí el navegador de Safari, luego Google, y busqué el nombre '' Niko'' y el nombre de la ciudad. El primer resultado que me salió fue Niko Volkov Di Gennaro y solo me bastó una foto para comprobar que era el Niko que buscaba.


RILEY


-¿Y bien? -me encogí de hombros, cansado de estar esperando una respuesta que probablemente nunca llegaría-. ¿Te vas a quedar callado o al menos te vas a molestar en inventarte una mentira? -espeté quizá demasiado duro viniendo de mí.


Pero es que si había algo que realmente odiaba de entre muchas cosas, eran las mentiras. Incluso si Red fuese el que me mintiera, no estaba muy seguro de si llegaría a perdonarle. Pero lo que más odiaba, era la mafia y todo lo relacionado a ella. Por eso mismo no quería que Red estuviese involucrado en ella.


-¿La llamada de antes? ¿Por qué te interesa tanto saberlo? ¿A qué estás tratando de llegar, Riley? -cuestionó usando el mismo tono de voz, cruzandóse de brazos -. Dime, venga. ¿De qué crees que trataba esa llamada?


Tragué saliva con dificultad y me quedé sin saber qué decir.


Era yo el que se supone que lo tenía que tener acorralado y hacerle responder a todas las dudas que tenía, pero de un momento a otro, los papeles se habían invertido. Esto no me lo había esperado para nada...


-¿Por qué no me respondes tú eso? -lo presioné más.


La mirada de Red se endureció y el brillo de sus ojos se apagó. Su expresión en este momento era realmente aterradora.


-Riley... Será mejor que no me hagas enojar. No te lo recomiendo -advirtió acercándose a mí y consiguiendo su objetivo. Intimidarme todavía más -. ¿No crees que si quisiese hablarte de ello, ya lo habría hecho? ¿O que cuando hubiese tenido esa llamada, hubiese estado al lado tuya? Todo el mundo tiene sus secretos. Secretos que no puede contar a nadie. Nadie. Ni siquiera a su ser más querido. Riley... a veces hay verdades que es mejor no saber. Verdades que deberían estar ocultas por siempre, por el bien de todos.


En ese momento me quedé en blanco. Mi mente y todo mi ser era un torbellino de emociones mezcladas. No sabía que pensar, que decir ni qué sentir. ¿Qué se supone que se refería con eso? ¿Qué es lo que se supone que me ocultaba? ¿De qué verdades y que secretos hablaba? ¿Y cómo se supone que debía tomarme yo todo eso?


Red me había dejado claro que no debía insistir más sí no queríamos acabar mal, pero... ¿qué pretendía que hiciera? ¿Quedarme callado como un estúpido y vendarme los ojos ignorando su actitud rara y sospechosa?


-Yo... yo... -traté de buscar las palabras adecuadas -. Yo solo quiero entenderte Red. Quiero comprender que está pasando exactamente contigo, y en que afecta eso a nuestra relación, y el hecho de que me impidas saberlo, m-me duele -bajé la mirada entristecida, intentado retener las lágrimas que brotaban de mis ojos.


Red cambió su expresión inmediatamente al verme de aquella manera. Sus labios se entreabrieron levemente y la culpa y el remordimiento se vieron reflejados en su rostro.


-Riley... yo... -se interrumpió el mismo y maldijo antes de continuar -. Lo siento, lo siento mucho. Lo siento por ser un gilipollas. Lo siento mucho por hacerte llorar. No quiero verte llorar, me rompe el alma verte así y mucho más si es encima por mi culpa. Por eso mismo no quería llegar a esto.... Por eso no quería hablar de esto. -me rodeó el hombro con su brazo y me acercó a él.


-¡Red, es que no entiendo a qué te refieres! -me sequé las lágrimas con los dedos y me separé de él -. ¡No entiendo nada! ¿A qué te refieres con que no querías hablar de esto? ¡Dime ya que está pasando! ¡Ya no puedo más! ¿¡Que cojones me estás ocultando?!


-Nada -mintió.


Sabía que me estaba mintiendo. Lo sabía. No es que Red fuese malo mintiendo, pero conmigo era incapaz de mentir bien. O quizá yo era el único que podía ver a través de sus mentiras.


-Me estás mintiendo -señalé.


-No.


-Red -lo nombré impacientándome.


-Dejémoslo así, por favor. No quiero discutir contigo -volvió a abrazarme. Esta vez con fuerza. Como si pudiese transmitir de aquella manera lo mucho que me quería.


Y yo, como el estúpido que era, caí rendido a sus brazos. Sí, era un estúpido. Y él también. Nos queríamos. No, nos amábamos. ¿Pero qué sentido tenía todo eso? ¿Qué peso tenían nuestros ''te amo'' si no nos teníamos confianza?


Una relación, después de todo, nunca duraba si ambas personas no se tenían confianza. Pensar en eso me daba pánico. Por qué por nada del mundo quería que eso pasase. No quería separarme de Red, ni ahora ni nunca.


Los dos decidimos olvidar que esa conversación había pasado alguna vez, y nos metimos en mi cama a dormir.


Sin embargo... esa noche no pude dormir casi nada. Habíamos decidido olvidar aquella discusión, pero por más que quisiese olvidarla, simplemente no podía. No podía dejar de pensar en la discusión y todo lo que me había dicho Red estaba clavado en mi cabeza como si fuese un maldito chip. Un chip que no me podía quitar.



DEREK


Después de haberlo hecho en el sofá, cuándo en un principio teníamos pensado tan solo ver una película, llegó la hora de dormir. Luego de ducharnos y vestirnos, los dos comenzamos a dirigirnos a su cuarto, aunque sinceramente... no me apetecía mucho verle la cara en este momento.


Yo mismo pensaba que Andrew era un puto fastidio, y estaba consciente que Ian era una persona demasiado posesiva, pero... el hecho es que se había pasado demasiado.


-Lo siento, pero hoy me gustaría dormir solo -le dí a entender a Ian que estaba molesto por lo de la llamada y cerré la puerta de su habitación en sus narices.


Ian inmediatamente abrió la puerta y entró, quedándose en el umbral de esta.


-¿Por qué? -interrogó en un tono que sonaba hasta tierno.


¿Todavía tenía el descaro de preguntarlo, el muy idiota?


-Por qué no -lo asesiné con la mirada.


¡¿En serio no se daba cuenta que estaba cabreado por lo que hizo?!


-¡Por qué me da la gana!


-¿Por qué? -insistió mirándome dolido.


Idiota... no me mires de esa manera... Tú sabes lo mucho que no me puedo resistir a ti.


-¡Por qué sí, y ya deja de insistir! -exclamé irritado y apartando la mirada.


-¿Por qué?


-¡Agh! ¡Por lo de antes, Pedobear idiota! ¿¡Por qué más?!


Ian se quedó sorprendido, con la boca un poco entreabierta, hasta finalmente adoptar una expresión seria y cargada de culpa.


-Lo siento... -se acercó a mí y me abrazó por detrás, pillándome por sorpresa.


-I-Ian...


-Perdí los estribos totalmente... -comenzó a explicar -, los celos me dominaron y acabé cometiendo una estupidez... lo siento, soy un imbécil. Un imbécil enamorado.


Mierda.... ¿Por qué en situaciones hasta como esta, dónde tan solo segundos antes estaba cabreadísimo con él, lograba acelerar de esta forma mi corazón?


Maldito Ian y maldito corazón.


-Lo sé... ya sé que eres un imbécil... -mascullé algo sonrojado, volteando mi cabeza para encontrarme con su mirada-. Pero eres mi imbécil.


Ian , sin dejar de abrazarme, aprisionó mis labios en un corto y a la vez apasionado beso.


-Te amo, Ángel... -murmuró sobre mis labios.


-Yo también te a-amo... i-idiota -farfullé y bajé la mirada avergonzado.


En ese mismo instante, me llevé la sorpresa al ver al gato en el suelo, el cual estaba acariciándose contra mi pierna.


Lo acababa de recoger hace dos o tres días y aún así, inesperadamente se había encariñado conmigo en muy poco tiempo.


Ian bajó la mirada al suelo también, y miró al gato con recelo mientras me abrazaba más fuerte, a lo que yo suspiré.


-Venga ya... -dije incrédulo yendo a recoger el gato entre mis brazos -, ¿te has puesto celoso del gato? -cuestioné conteniendo una carcajada.


El silencio de Ian no hizo más que confirmármelo.


-No me gusta lo mucho que se haya encariñado contigo en tan poco tiempo... -se cruzó de brazos.


Joder... solo le faltaba ponerse celoso del aire. ¿Así que hasta Ian podía ser así de infantil e inmaduro?


Rodé los ojos en respuesta y sonreí de lado.


-Hablando del gato... ni siquiera tiene un nombre... ¿qué tal te parece Damian? -propuse tras pensármelo mucho.


-Demonio o Roba-Derek también serviría...


No aguantándolo más, dejé escapar esa tan ansiada carcajada.


-Genial, entonces te llamarás Demonio -decidí mientras miraba al gato y depositaba un beso en su pequeña cabecita ganando un ronroneo de su parte.


Al girar mi mirada a Ian, pude ver que, este, echaba humos y que incluso le había entrado un tic en la ceja.


Mis labios se curvaron en una sonrisa, dejé al gato en el suelo y le robé un beso a Ian sin que, este, se diese cuenta.


-Idiota... no te pongas celoso del gato ni de nadie -susurré con mis dos manos puestas en sus mejillas -. Solo te amo a ti, Ian. Tú eres la única persona que amo y llegaré a amar nunca -confesé para luego darme cuenta de lo que había dicho y taparme el rostro con las manos, rojo de la vergüenza.


Ian apartó mis manos de mi rostro y volvimos a unir nuestras bocas en un beso que esta vez fue todavía más intenso que el anterior. Ian terminó por tumbarme sobre la cama y se posicionó encima de mí.

Allí en la cama nos seguimos besando hasta finalmente quedarnos sin aliento y con mis labios ligeramente rojos y hinchados de lo tanto que los había mordido y besado Ian.


-S-Será mejor que lo dejemos aquí... -me apresuré a decir todavía jadeando un poco-. No sea que vayamos por una segunda ronda... -lo miré con la intención de tentarlo un poco.


Sinceramente pensar en una segunda ronda, no me disgustaba para nada.


Entonces, fue cuando caí en la cuenta. Oh dios... ¿acaso me había vuelto adicto al sexo?

No... más bien, estaba adicto a Ian. Era un jodido drogadicto a Ian.


-Cierto... -una sonrisa divertida se esbozó en sus labios y se recostó al lado mía atrayéndome hacia él para envolverme en sus brazos-. Mañana tienes clase y no quiero dejarte agotado... además, Demonio nos está observando -finalizó de malas ganas refiriéndose a lo último.


Me acerqué poco a poco hacia él y me acurruqué sobre su pecho. Luego lo abracé con fuerza, y sin darme cuenta, en unos pocos minutos terminé quedándome dormido entre sus brazos. El lugar qué más me gustaba del mundo y en el que me sentía más a salvo.


* * *



Los primeros rayos de luz solar se filtraron por la ventana de la habitación a primera hora de la mañana. Bostecé, me removí un poco entre las sábanas y volteé para el lado dónde estaba dormido Ian. No pude evitar que mis labios se curvaran en una cálida sonrisa, que me desconcertó.


¿Así que así se sentía estar enamorado? Realmente... nunca pensé que llegaría a estar tan feliz en mi vida. Y es que no había nada mejor que amar, y que tu amor fuese correspondido.


Me acerqué lentamente a él y deposité un pequeño beso en su frente. Beso que deseé con todas mis fuerzas que no lo llegase a despertar, para nunca saber que había hecho eso.


Me incorporé de la cama y caminé hasta el armario para elegir algo que ponerme, sin embargo, a medida que iba caminando en dirección del armario, sentí un fuerte dolor invadir mi cabeza. Y también tuve la sensación de como si de un momento a otro iba a caerme.


¿No se supone que me había curado de la fiebre? ¿Qué era esto, entonces? ¿Era quizá por qué no estaba comiendo adecuadamente?


Era un hecho que desde que me había quedado a vivir a casa de Ian, por muy feliz que estuviese a su lado, seguía estando inquieto, triste y decepcionado. El rechazo de mi padre había sido un golpe muy duro para mí, sobre todo cuando él había sido siempre mi 'favorito' y mi ejemplo a seguir. Sobre todo, cuando en el pasado él había sido el padre cariñoso que creí que era. Y por mucho que amase a Ian y amase estar a su lado, también echaba de menos a mi madre, mi hermana y mi hogar.


Retuve las repentinas ganas de llorar, tomé unas pastillas para el dolor y terminé de vestirme. Finalmente salí de la habitación y en enseguida me crucé con Riley y Red quién iban juntos.


¿Se había cortado Red el pelo...?


Ni siquiera tuve tiempo de formularle mi pregunta o de tan solo saludarles con un ''Buenos días''. Mis piernas tambalearon y caí al suelo. Aunque antes de tocarlo, Red y Riley me agarraron.


-¡¿Derek, estás bien?! -preguntó Riley alarmado haciendo que apoyara mi brazo en su hombro, al igual que Red.


-Sí... estoy bien... es solo que me duele mucho la cabeza... -gimoteé adolorido mientras me pasaba una mano por la frente.


El caso es que perdí el equilibrio y acabé cayendo encima de Red, y Riley terminó encima de mí.

Red puso cara de fastidio y Riley se quejó por la caída.


El estruendo parecía haber sido tal, que Ian en seguida salió de su habitación a mirar la escena, quedándose con una cara de ''Qué mierda'' total.


-¿Se puede saber que ha pasado aquí? -cuestionó Ian desconcertado.


-Explicaciones luego, adorado hermano-articuló Riley a duras penas señalando a Red quién se encontraba prácticamente inmovilizado. Red podía levantarse perfectamente, pero si lo hiciese, yo acabaría cayendo al suelo de nuevo, y esta vez de una forma no muy bonita y sin colchoneta humana.


Ian lanzó un suspiró tras poner los ojos en blanco, y después de que se levantara Riley de encima de mí, Ian me cargó en sus brazos llevándome de vuelta su habitación.


-Ian... solo es un dolor de cabeza, se me pasará, así que déjame ir a clase-pedí en un tono de voz acongojado intentando levantarme de su cama.


-¿Acaso te has visto? -casi exclamo Ian incrédulo, deteniéndome -. Estás débil. Aunque sea tan solo un dolor de cabeza tienes que descansar, Derek. Y la verdad es que, si no estoy seguro que estás aquí en casa descansando y poniéndote mejor, no podré estar tranquilo.... -murmuró afligido.


-I-Ian...


Ian me besó en la frente y volvió a retomar la palabra.


-No podré estar contigo porqué tengo que ir al trabajo, pero trataré de estar lo más temprano posible en casa, y si te sientes peor o si ocurre cualquier otra cosa, no dudes en llamarme, ¿de acuerdo? -acarició mi mejilla tiernamente.


-Sí... -asentí con la cabeza -. Por favor no tardes mucho...


Esta vez, Ian, optó por un beso en los labios.


-Llegaré temprano a casa -dijo despegando sus labios de los míos para tomar una ducha e irse a vestir -. Te lo prometo, Ángel.



NIKO


Finalmente una de las peores torturas que existen, camuflada con el nombre ''escuela'' había terminado. ¿Para siempre? Lástima, pero no. ¿Por hoy? Sí.


No tenía ningún problema para estudiar. Sacaba siempre dieces, pero para que mentir. El instituto, escuela y sus otros demás nombres, era de las cosas más aburridas que podían existir. Encima te quitaba horas de sueños. Preciadas horas de sueño.


Salí del aula de castigo a regañadientes, me puse los cascos para escuchar música, subí el volumen casi al máximo y me encaminé hacia la salida del instituto, no sin antes recibir una última mala mirada del estirado de mi profesor de Historia.


¡Tan solo me había fumado un puto cigarrillo! Por lo menos no había estado intercambiando mis fluidos con otra persona en la parte trasera del instituto. Ya que exhibirme públicamente no era lo mío.


Encima que el cabrón recibía dinero... ¿Qué clase de instituto privado era este?


Cabreado, le di una patada a un contenedor de basura que había por el camino, y unos segundos después terminé por cruzar el umbral de la puerta que conducía a la salida del instituto.


Por el patio caminaba algo distraído debido a la música que escuchaba y por los métodos de tortura que estaba practicando al profesor de Historia y la paliza que le estaba metiendo en mi mente. Y por eso mismo, me llevé una gran sorpresa. Y mi sorpresa fue encontrarme con el mismo depravado sexual que había conocido hace un día en la casa de Riley, plantado al lado de mi instituto junto a su jodido coche, agitando la mano y saludándome, como si nada.


¿Pero qué mierda...? ¿Qué hacía este aquí? Inmediatamente aparté la mirada todavía algo agitado por su presencia, y seguí mi camino como si no le hubiese visto.


Ignórale, ignórale, ignórale, ignórale, ignórale, ignórale, ignórale, ignórale,

ignórale, ignórale, ignórale, ignórale...


Mi mantra mental se vio interrumpido cuando Andrew colocó su mano sobre mi hombro, haciendo que casi gritara del susto. ¡Y eso que yo nunca gritaba! Joder, este tío sí que me daba malas vibras. Aunque quizá también había sido por la música.


Pausé la canción que estaba escuchando, me quité los cascos colocándolos alrededor del cuello y lo encaré.


-¿A qué esperas? Móntate -sonrió con toda la frescura del mundo.


¿Montarme? ¿Montarme en qué? O mejor dicho... ¿Qué coño hacía aquí?


-¿Montarme en qué? ¿De qué estás hablando si quiera?


Andrew se rió ante mi pregunta.


-Montarte en mi entrepier-


-Atrévete a acabar esa frase y te juro que te arrancaré las pelotas con tenazas para luego hacértelas tragar -le amenacé fulminándolo con la mirada.


-Woah, que violento-se quejó con los ojos abiertos de par en par-. No eres para nada mono...


¿Mono? ¿Pero este tío que se había fumado? ¿Cómo iba a ser yo... mono, de todas formas?


-¿Se puede saber que haces aquí y cómo cojones me has encontrado? -solté por fin.


Andrew se lo pensó antes de contestarme.


-Tengo mis contactos... -sonrió ladeado tratando de hacerse el interesante. Rodé los ojos. -. En cuanto a lo otro... ¿Te acuerdas cuando me dijiste que me olvidara de mi primer amor y que me concentrara en otra persona? -dijo en forma de indirecta.

-Espero que esa persona... no sea yo -dije medio broma medio en serio.


La sonrisa que se asomó de pronto en los labios de Andrew no hizo más que confirmar mis sospechas.


Joder... Joder... ¡Joder!


-Entonces... ¿te vienes? -preguntó con una sonrisa descarada.


Supongo que esa sonrisa era por el doble sentido de la palabra...


Chasqueé la lengua.


Mierda... ¿¡Qué tan pervertido podía ser ese tío?!


-No -negué al instante y me adelanté dejándolo detrás.


Andrew me detuvo, tomándome del brazo.


-Solo quiero que nos conozcamos un poco... no te obligaré a nada -me miró fijamente e inesperadamente algo sincero -. Será la única y última vez que te pida esto... ¿así que sal conmigo?


-No -insistí una vez más, esperando que fuese la última vez que tuviese que hacerlo.


-No me obligues a secuestrarte... -dijo en broma.


Creo.


-Agh... -bufé harto de sus insistencias-, está bien. Pero solo esta vez ¿de acuerdo? -dejé claro mirándolo mal.


Su rostro se iluminó y sonrió de lado.

-Gracias. Por cierto... te queda muy bien el uniforme escolar -susurró provocativamente a mí oído, logrando sobresaltarme e incluso que temblara un poco.


Que temblara del miedo, claro. No por otra cosa, por supuesto.


-Depravado... -hice mueca de disgusto -. ¿Acaso no tienes a otros adolescentes, niños, niñitos o lo que sea a los que acosar?


-Ya lo estoy haciendo -repuso con una sonrisa burlona.


Mi paciencia al irse finalmente a la mierda, hizo que le diese una patada merecida y ansiada en la espinilla. Andrew retuvo un quejido de dolor, y quedándome casi satisfecho tras golpearlo, subimos al coche.


-¿A dónde tienes pensado esconderme como tú secuestrado? -bromeé sin muchas ganas.


-Bueno... yo tenía pensado llevarte a almorzar a un restaurante que me gusta mucho y que además queda cerca, pero lo que tú dices tampoco suena mal... Gracias a ti, incluso ya me lo he imaginado y todo: Tú atado en mi cama desnudo mientras te tengo sujetado por las caderas y...


Abrí los ojos de par en par y terminé por rechinar los dientes furioso.


Sin pensármelo dos veces, e interrumpiéndole, lo golpeé esta vez en la barbilla. Andrew lanzó un quejido de dolor y puso cara de fastidio.


-La próxima vez será tu nariz... Patterson -espeté.


-Mientras me dejes con descendencia... no me puedo quejar -contestó divertido.


-¿Acaso no eres gay? -fruncí levemente el ceño.


-Dejémoslo en que prefiero a los hombres. No me gusta poner etiquetas.


Era la primera vez que escuchaba algo semejante. En ese instante no pude evitar que una pequeña sonrisa se me esbozara en los labios.


¿Este tío era realmente único, eh?



* * *



Bueno, al menos el local tenía buen aspecto. Aunque muy familiar y de clase media. Nada como los sitios que solía frecuentar con mi madre y mi padrastro.


Nos sentamos en una de las mesas del interior del restaurante que quedaban cerca de la ventana y en seguida fuimos atendidos por una camarera que no dejaba de comerse con los ojos a Andrew.


Heh. Me pregunto qué cara pondría si supiese que su ''futura conquista'' en realidad era gay. O cómo él decía... que prefería más a los hombres.


-Entonces una hamburguesa con patatas fritas y una botella de agua para el caballero... -anotó con una sonrisa de boba -. ¿Y para el niño...? ¿Un menú infantil?


Andrew contuvo una carcajada.


-¿Se puede saber que tengo yo de niño? -gruñí.


-Tiene 16 años -le susurró Andrew a la camarera, quien todavía estaba aguantándose las ganas de reír.


Supones bien, depravado.


-¡Oh, lo siento! -se disculpó apenada -. Es que creí que eras su hermano mayor...


¿Pero esta pobre chica estaba ciega o qué? ¿¡En que me parecía a ese?!


-Olvidaré que eso acaba de pasar -los asesiné a los dos con la mirada-. Quiero huevos con salchichas.


Puta madre... justo ahora me daba cuenta del doble sentido que tenía eso.


Andrew empezó a reírse, la camarera dejó escapar una risita y yo me puse colorado de la vergüenza.


Ella terminó de anotar mi pedido y volvió a la cocina para luego seguir atendiendo los otros clientes que venían.


-Solo te faltaba pedir leche de bebida -añadió Andrew entre risas.


-Un comentario más y será lo último que hagas -amenacé una vez más.


Quizá había surtido efecto porqué ese gilipollas finalmente había dejado de reír.


-Oye... tú todavía tienes algo que contarme.


Levanté una ceja confundido.


-¿Contarte qué?


-¿Cómo es que con tan solo 16 años pareces tener más experiencia en el amor que yo? -preguntó mirándome fijamente y expectante.


-Los desamores dolorosos te suelen hacer maduro en cuánto al amor... -di una vaga respuesta.


Quizá por qué ni yo mismo estaba seguro. No me consideraba un experto en el amor ni nada. Ya que por lo menos yo, nunca había tenido uno, al menos no uno verdadero. La persona que creí que era el amor de mi vida había destrozado mi corazón por completo haciendo que también la llegase a odiar. Con tanta intensidad, que ya ni siquiera estaba seguro que sí lo que sentí una vez por esa persona había sido amor. Pero si no lo hubiese sido... no me sentiría tan dolido, ¿no?


-Ya veo... -murmuró -. ¿Y qué pasó? Con tu desamor, me refiero.


-Prefiero no hablar de ello -aparté la mirada para otro lado.


-Entiendo... -Andrew se mostró más comprensivo de lo que esperaba -. Aunque siempre que quieras hablar de ello con alguien... puedes contar conmigo.


Parpadeé varias veces. ¿Cómo podía ser una persona tan inmadura, depravada y bromista y de un momento a otro, comprensiva e incluso madura?


Andrew Patterson... sinceramente no le entendía para nada.


La camarera, unos minutos después llegó y trajo nuestros pedidos. Exclamó un ''que aproveche'' y se fue.


-¿Qué tal la salchicha? ¿Sabe bien? -me picó Andrew.


Me vino a la cabeza la idea de clavarle el tenedor en la mano, pero no quería que un lugar tan pulcro como este restaurante se manchara y se ensuciara de la sangre de este depravado, así que decidí no hacerlo y quedarme con las ganas.


-En serio... -suspiré exasperado -, eres un gran dolor para mi culo, Andrew.


-¿Lo soy? -arqueó una ceja -. Muy pronto, quizá -insinuó.


En ese momento me atraganté con la salchicha que estaba en mi boca hace tan solo unos segundos antes.


-Cuidado, niñito drogata, no vayas a atragantarte con la salchicha -sonrió pervertido.


-¡Me atragantaré con la puñetera salchicha si quiero! -exclamé entre enfurecido y avergonzado.


-¿Te gusta atragantarte con salchichas? -amplió su sonrisa.


-Te... odio... -recalqué sintiendo que mis mejillas cobraban un rubor tenue.


RILEY


Red actuaba como si nada de lo de ayer hubiese pasado. Como si esa discusión que tuvimos nunca existió. Y yo no era la excepción. Sin embargo, sabía que esta fachada... esta mentira... tarde o temprano se iba a derrumbar. Que tarde o temprano no aguantaría más y acabaría por buscar respuestas yo mismo, y obtenerles a mi manera.


Y eso mismo tenía pensado hacer hoy. Sabía que me estaba arriesgando a muchas cosas. Una de ellas era perder a Red. Mi peor miedo.


Pero me rehusaba a seguir estando ajeno de lo que ocurría.


Después de que terminaran las clases, me despedí de Amanda y Steve, y luego de Red, a quién empecé a seguir sin que se diese cuenta en ningún momento.


Lo más probable era que se estaba dirigiendo a su casa, pero no podía perder esta oportunidad. Así que seguí siguiéndole, hasta que mis piernas se empezaron a cansar y acabé en una zona un poco alejada y desierta. Unas calles de mala pinta con callejones de todavía más mala pinta.


Tragué saliva y con extremo disimulo y sigilo me dispuse a acercarme un poco más al callejón al que había entrado Red. Sin embargo, algo o más bien alguien me impidió adentrarme.


Una persona me agarraró del brazo de forma violenta por detrás -por lo que por lo menos no había visto mi rostro y yo tampoco el suyo- y una mano masculina me tapó la boca, mientras que con la otra tenía una especie de navaja cerca de la boca que tenía tapada y de mi mejilla derecha.


Vale, creo que había faltado ese pequeño, gran e importante detalle, que además de perder a Red, también podía perder mi propia vida.


-----------


Drama, algo de angustia, y encima cliffhanger, combinación perfecta para qué me odiéis(?) :')


Por eso prometo no tardar tanto en publicar el otro capítulo (?)





Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro