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Capítulo 34 ''Eres la única excepción''

Hola, aquí os traigo el capítulo 34 de Online ^^

Siento mucho haber tardado tanto, pero el instituto no nos deja tener vida y lo sabéis.


En fin, dejándo ese trágico tema de lado ;U; espero que os guste el capítulo:)

Que además he titulado así, por la maravillosa canción de ''You are the only exception'' del todavía más maravilloso grupo ''Paramore'' ♥


Niko zapatishas locas (muchas gracias a la creadora del apodo, me encantó x'D) hace que me guste cada vez más por cada capítulo que escribo dónde él aparece(?)


Bueno.. pues no sé que más decir ya que será todo spoiler(?) solo diré que hay algo de salseo(?) Como siempre, leed la nota final, mejor ^^.


Espero que os guste :)


-La foto del capítulo es de Red (con el pelo corto), ASDFJKLD *-*


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IAN


Hacía ya unos meses que estaba sospechando que algo fallaba en la empresa de mi padre. Gente con malas pintas saliendo y entrando al edificio por los menos 3 veces o más al día y los varios asuntos de la empresa que me habían sido ocultados o que se habían aprobado sin mi permiso.

No podía negar la realidad que tenía en frente de mis ojos. Alguien o un grupo de personas estaban manejando negocios turbios en la empresa. Y lo peor de todo es que yo mismo podría haber estado metido en esos negocios desde hace tiempo, sin que me diese cuenta. Sin que me hubiesen dicho nada al respecto.


No quería tomar conclusiones equivocadas. No sin antes tener suficientes pruebas de ello, y es que era por esto que salía un fin de semana por la excusa de mi 'trabajo' para, en realidad, investigar sobre esto, pero... ¿Quién más podía ser aparte de él? Tenía que ser él.

El que una vez fue el mejor amigo de mí ya fallecido padre y actual presidente de la compañía, que en un comienzo les pertenecía a ellos dos.


Fui sacado de mis pensamientos cuando alcé la vista y divisé por el rabillo del ojo, una figura que se me hacía un tanto familiar, saliendo de mi casa.


Me detuve por un momento y nuevamente retomé mis pasos hasta la entrada de la casa. Allí me encontré frente a frente con el chico que estaba esa noche abrazado a Derek.

Mi expresión automáticamente cambió a una de desdén al momento en el que mi mirada se encontró con la suya.


-¿Qué haces tú aquí? -exigí saber.


-Lo mismo digo -me desafío con la mirada.


Lancé una fría carcajada a su elección de palabras.


-Estás hablando con el dueño de la casa -contesté con indiferencia -. No sé... te lo digo por si no te habías dado cuenta de lo obvio.


-Tu... ¿Se puede saber que tienes con Derek? Aquel día lo metiste a tu casa... y... mierda no sé ni que pensar -se pasó la mano por el cabello frustrado.


-¿A ti qué te importa lo que tenga o no tenga con Derek? No es asunto tuyo -espeté fríamente.


-Déjame decirte que lo es... Derek es mi primo, mi familia y una vez fue mi mejor amigo. Tú en cambio, no eres nada suyo.


Mis labios se curvaron en una sonrisa pérfida.


-Sí, claro, por qué ayer, para nada, me he follado a tu primo en la bañera hasta dejarlo sin aliento y medio afónico -repuse con sarcasmo.


El chico se tensó y en seguida apretó los puños enfurecido.


-¡Maldito hijo de puta! -me agarró de la camisa mientras yo le miraba inexpresivo y con indiferencia.


-Mira, me da igual quién seas... ya seas familiar, primo o hermano de Derek... -me zafé de su agarre y me acerqué peligrosamente a él -. Solamente te voy a decir esto: Mantente alejado de Derek y de mi casa. Si te vuelvo a ver por aquí créeme que no acabará en un feliz encuentro. Y si te vuelves a acercar a Derek, juro que te mandaré directo al hospital -le amenacé, mi mirada tornándose oscura mientras lo tenía agarrado por el cuello de la camiseta que llevaba.


Andrew tragó saliva y apartó violentamente mi mano de dónde le tenía agarrado.


-No eres nadie para decirme lo que tengo que hacer -dio la última palabra.


Decidiendo ignorar su último comentario, entré a casa dejándolo allí delante de la puerta. Sin embargo, nada más entrar, me sorprendí de ver lo abarrotada que se encontraba la casa. Estaban Derek, Riley, Red y dos personas más, que nunca había visto antes. La mujer que desconocía, dejó de hablar con Derek y caminó a pasos acelerados hacia mi dirección, Derek lanzó un bufido y se fue tras ella.


¿Podría ser esa mujer su madre? No, estaba claro que lo era, aunque se veía demasiado joven...


-¡Oh, por dios! ¿Eres tú el sugar daddy de mi Derry-cherry? -preguntó emocionadísima, lanzandóse a mis brazos-. ¡Por fin te conozco!


Riley estalló en carcajadas, Red y el otro chico contuvieron una risa y Derek se sonrojó y empezó a reprenderla.


-¿S-Sugar daddy? -se me levantó una ceja en un tic y la separé de mí.


-Sí, ya sabes... amante viejo y rico -aclaró con una sonrisa como si nada -. Eres mucho más guapo de lo que pensaba... uf, mi Derek se ha sacado la lotería contigo.


Joder... Ni siquiera era tan viejo. Tan solo tenía 26 años.


-Sí... claro -forcé una sonrisa, aguantando las ganas de estrangularla en ese momento.


¿Qué clase de madre era esta mujer?


-M-Mamá, ¿no crees que ya es hora de irte? -lanzó una indirecta Derek.


-P-Pero... -hizo un puchero.


-¡Nada de peros! Ya es tarde -insistió Derek.


-Bueno... está bien -infló los mofletes infantilmente -. Cuídate mucho, mi Derry-cherry -le tiró suavemente de una mejilla -. Y tú -me señaló-, no le metas mucha caña esta noche a mi niño, ¿eh? -me guiñó un ojo.


-No te prometo nada... -sonreí insinuante.


Derek enrojeció como un tomate al escuchar nuestra última conversación.


-Bueno, ya has escuchado... no te pases mucho conmigo esta noche, papi... -me susurró al oído sonriendo travieso para que solo yo le escuchara.


Inmediatamente, se me esbozó una sonrisa socarrona en el rostro.


Cómo me encantas... Ángel.



NIKO


-¡Ah, cierto! Me olvidaba... ten, esto es para ti -finalmente le entregué el CD a Riley, quién lo recibió con una cara que transmitía que no se lo había esperado para nada.


-Nike... -murmuró conmovido.


-Es Niko -corregí con exasperación.


-Eh, sí... Niko, muchas gracias... no tenías por que hacerlom es más... no creí que lo ibas a hacer de verdad-sonrió rascandóse la nuca-. Yo no te he regalado nada.


-No te preocupes, ya me has dado uno.


-¿Eh?


-Para mi... tu sonrisa es el mejor regalo que me puedes dar -sonreí ladeado.


La cara de Riley después de decirle aquello fue todo un poema.


-Sí qué te conformas con poco, ¿eh? -trató de cambiar de tema, probablemente por qué se había sentido incómodo con eso.


Y no le culpaba de ello.


-Supongo -sonreí falsamente, encogiéndome de hombros -. Bueno... te dejo con Red que te está esperando en el salón, yo ya me voy.


-¿Qué? ¿Ya te vas? -murmuró taciturno.


No me mires así... si lo haces tan sólo harás que me quiera quedar todavía más...


-Sí, ya es tarde... -miré mi reloj de mano tan solo para apartar mi mirada de él-. Nos vemos, Riley -extendí una mano y la agité en forma de despedida, cruzando el umbral de la puerta hacia su salida.


Ni siquiera esperé a escuchar su ''Nos vemos'' de vuelta, me apresuré a salir de allí cuánto antes y cerré la puerta yo mismo, antes de que él lo hiciera.


Llamé al chófer que teníamos en casa y mientras esperaba su llegada, me fijé en el depravado sexual de antes que se encontraba al lado mía fumando. Entonces, aproveché y saqué mi paquete de cigarros.


-¿Tienes fuego?


El depravado dejó de mirar hacia la nada y giró su cabeza en mi dirección sorprendido de verme.


-¿Estás intentando ligar conmigo? -sonrió burlón con el cigarrillo ahora entre sus dos dedos y acto seguido me entregó el mechero.


-¿Tú eres idiota de nacimiento, no? -repuse incrédulo encendiendo el cigarrillo y devolviéndole su mechero.


-Esa es la típica frase que usan casi todos cuando les atrae alguien que ven por la calle -explicó -. Aún te queda mucho por aprender... niñito drogata.


Rechiné los dientes y contuve las ganas de pegarle un puñetazo en ese instante.


-Tanto decirme drogata y tu igualmente fumas, hipócrita -lo miré mal de reojo.


-Solo en ocasiones... -dijo casi en un susurro.


Me quedé mirándolo con interés sin darme cuenta, adivinando en seguida a que se refería con eso.


-¿Cuándo te sientes mal, por ejemplo? -supuse.


Él volvió a mirar en mi dirección, esta vez, desconcertado.


-¿Cómo lo has...?


-Mira... no me caes bien, nada bien, a decir verdad... -lo interrumpí-, y no sé ni por qué te estoy diciendo esto, pero... olvídate de Derek. Olvídate de tu primo. No sé si estás enamorado o si es un capricho, pero si es lo primero, déjame decirte que lo mejor es rendirse. A veces lo mejor es rendirse, por qué es un amor imposible y lo sabes. Hagas lo que hagas, digas lo que digas, esa persona nunca se fijará en ti.


Yo mismo tenía que aplicarme el mismo cuento... Antes de que sea demasiado tarde. Antes... de que me vuelva a enamorar.


-Es amor. Yo amo a Derek-aclaró con el semblante serio-. Desde pequeños, Derek y yo fuimos mejores amigos, hasta que hubo un punto en el que comencé a darme cuenta que mis sentimientos por él iban más allá de la amistad y de una simple relación familiar. Entonces, todo cambió, mi relación con él y.... yo mismo. Como ya dijiste antes, sabía que Derek nunca me correspondería, así que por todos los medios posibles, intenté que se fijara al menos un poco en mí, sin embargo, eso causó que me acabara odiando. Estaba tan desesperado por qué él me quisiese de la misma forma y tan necesitado de él... que no podía controlarme y siempre acababa soltándole algo indebido o besándolo. No podía evitarlo... no puedo evitarlo, ¡Lo amo, joder! -se lamentó bajando la mirada y apretando los puños.


Mi opinión por él no había cambiado. Seguía pareciéndome un depravado y un tipo detestable, pero... de alguna forma lo podía entender...


-Entiendo que sea tu primer amor... -murmuré empático -, pero el primer amor no siempre es el indicado, ¿sabes? El primer amor... en la mayoría de ocasiones casi nunca dura... e incluso puede que tu primer amor, no sea realmente el primero, es decir, que no sea amor verdadero. Puede... que la persona que realmente vayas a amar de verdad, esté allí fuera, y esa persona en definitiva no es tu primo. Cuando la encuentres, concentráte entonces solo en esa persona.


Al terminar con lo que había dicho y al girarme a verlo, pude ver que me miraba inexpresivo. Sin ninguna emoción en su rostro.


-¿Lo dices por experiencia? -su pregunta me tomó desprevenido.


-Eso... no es asunto tuyo -aparté la mirada para otro lado.


Ante mi respuesta, rodó los ojos.


-Sabía que me responderías algo así -hizo media sonrisa y tiró la colilla al suelo para luego pisarla -. ¿Me podrías decir tu nombre, drogata inesperadamente experto en el amor?


¿Pero qué mierda...? ¿Qué era siquiera ese nuevo apodo?


-¿Por qué lo quieres saber? -pregunté con actitud desconfiada.


-Bueno, me gustaría saber cuál es el nombre de mi consejero en el amor, por lo menos -se burló.


-Es Niko -dije finalmente.


-Andrew -extendió su mano, con una sonrisa, para que se la estrechara-. Encantado -dijo esto último con cierta burla.


Me quedé varios segundos debatiendo entre sí hacerlo o no.


-No encantado -sonreí falso y le estreché la mano, apretándosela con fuerza.


-¡Ouch! -se quejó adolorido-. ¿¡Por qué hiciste eso?!


Te lo tenías bien merecido por lo de antes.


Más bien tenía que agradecer que no le había desfigurado la cara a golpes...


-No sé, me apetecía -me encogí de hombros despreocupadamente.


Andrew me asesinó con la mirada y en seguida lanzó un suspiro.


-De todas formas... gracias -dijo de pronto mirándome fijamente -. No tendrías que haberte molestado en decirme todo eso para animarme... sobre todo después de habernos peleado antes, pero lo hiciste, después de todo. Así que realmente te lo agradezco.


-No ha sido nada... -le resté importancia sintiéndome algo avergonzado. No estaba acostumbrado a que me agradeciesen -. Lo hice más por mí mismo, que por ti.


Era cierto. ¿Por qué me había molestado en intentar animar a ese depravado?


-Ajá... -murmuró poniendo los ojos en blanco -. Bueno, yo ya me voy, nos vemos... Niko -sonrió de lado y comenzó a alejarse.


Espera un momento... ¿Había dicho ''nos vemos''? ¿Por qué? ¿No sería más normal decir ''adiós''? No es como si nos vayamos a volver a encontrar... ¿no?


DEREK


Después de que el hermano de Red se fuera, Riley se quedó encerrado en su habitación con Red, quiénes a saber que estaban haciendo, y yo por mi parte, me quedé en el salón viendo una película de terror junto a Ian.


-Y este es el momento dónde la rubia tetona tropieza misteriosamente con una piedra en el camino, se cae, y el asesino la mata -dije sin mucho entusiasmo mientras agarraba unas palomitas del bol dónde estaban metidas.


-Se nota que has visto mucho de estas películas -puntualizó Ian divertido, quién tenía su brazo alrededor de mi hombro.


-¿Tanto se nota? -sonreí juguetonamente.


No volvió a responder y pillándome por sorpresa, me quitó la palomita que me iba a llevar a la boca y me robó un beso.


-Ian... p-para... estamos viendo la película...


-¿No dijiste que el argumento era típico y muy usado, y por lo tanto una basura de película?


Maldito Ian. Siempre encontraba una excusa perfecta para tocarme.


Rodeé su cuello con mis brazos y nos besamos un rato más, hasta que lo detuve aún no queriendo hacerlo. No quería que fuese más allá de un beso. Si le dejaba sobrepasarse más, al final lo terminaríamos haciendo toda la jodida noche y a la mierda la noche de cine.


-¿Puedo pedirte algo, Ian?


Ian se mostró extrañado. Quizá por qué nunca le había pedido nada.


-Sí, claro, ¿qué?


-Se qué me has dicho que me amas y todo eso... -murmuré sintiendo que mis mejillas cobraban rubor -. Pero me gustaría que te humillarás un poco por mí -terminé por sonreír burlescamente.


-Define... humillar -puso cara de fastidio.


-Quiero que te pongas de rodillas y...


-¿Te la chupe? -frunció el ceño.


-¡No, idiota pervertido! -negué sonrojándome todavía más -. Q-Quiero que te pongas de rodillas mientras llevas un ramo de rosas en una mano y me digas que me amas -contuve una carcajada.


-Patterson... ¿por qué me humillaría yo de esa manera?


-¿Por qué me amas? ¿Por mí? -me encogí de hombros con sorna.


-¿Qué ganaría yo a cambio, Ángel? -se cruzó de brazos.


-Podrás hacerme lo que tú quieras por un día entero. Lo que tú quieras -repetí recalcando cada palabra.


En ese momento Ian se quedó callado y dejó volar su imaginación.


-Trato hecho -se apresuró a contestar con una sonrisa perversa.


Pervertido...


-Yo que tú me iría comprando ya el ramo de rosas -le piqué soltando una carcajada.


-Joder... lo que me haces hacer, Ángel... -suspiró.


Vale... quizá me estaba pasando un poco, pero... lo del ramo de rosas y todo eso, más allá de lo patético que se vería el creído y arrogante de Pedobear, el hecho de que lo vaya a hacer por mí, me hacía un poquito de ilusión...


-Te amo, ¿lo sabes, no? -le confesé mirándolo directamente a los ojos.


Yo Derek Patterson, no creía en el amor. Al menos no en el sentido romántico. Pero... Ian era la única y sola excepción.


Ian me miró sin poder creérselo.


Oh, claro. Era la primera vez que se lo decía... ¿no?


Justo cuando Ian estaba a punto de decirme algo en respuesta, mi móvil empezó a sonar.


¡Mierda! ¿Por qué ahora precisamente?


Lo agarré violentamente y me puse al habla.


-¿Quién es? -pregunté a regañadientes.


-Soy yo... Andrew... ¡Y por favor! Antes de que cuelgues quería aclararte algo... yo... quiero que volvamos a ser los amigos que éramos antes, no volveré a hacerte nada... lo prometo...


-Andrew...


-¿Quién es Andrew? -preguntó Ian interrumpiendome.


-Mi primo -le susurré.


En ese momento la expresión facial de Ian se endureció y me quitó el móvil tirándolo en la mesita que quedaba frente al sofá dónde estábamos sentados.


¿Había colgado ese idiota de Pedobear la llamada al menos? El caso es que no me dio ni tiempo de comprobarlo...


-¡Ian! -me quejé y él me acalló con un beso brusco y forzado, tumbándome en el sofá.


Su lengua se abría paso por mi boca. Acariciaba mi lengua y recorría el interior de mis labios, saboreándolos. Juntábamos nuestras lenguas una y otra vez, las cuales se enroscaban una con la otra, y de mientras, Ian deslizaba su mano por debajo de mi camiseta lentamente por mi pecho hasta mis pezones que comenzó a acariciar y pellizcar arrancándome varios gemidos. Y con la otra mano se encargó de quitarme los pantalones y bajarme los bóxers.


Me abrió de piernas, y sin apenas preparación alguna, metió su miembro en mi entrada e inició un ritmo de penetraciones fuertes y continuas, que fueron un poco dolorosas al principio pero que poco a poco terminaron haciendo que me retorciera y gritara de placer pidiéndole cada vez más.


-Tú eres solo mío, Derek... -me susurró al oído proclamándolo.


-Sí... ¡Ah! s-soy... solo... t-tuyo... Ian... -murmuré entre gemidos y jadeos abrazándome a su espalda.


Cuando sentí que estaba a punto de correrme, mi móvil se encendió con una especie de lucecilla que marcaba que la llamada había finalizado.


Mierda... ¡¿Andrew acababa de escuchar todo aquello?!


-Ngh...¡M-Maldito seas, P-Pedobear! ¡A-Ah!


-¿Qué te dije sobre ese apodo, Derek? -susurró, mordiéndome el lóbulo de la oreja y aceleró todavía más sus embestidas arrancándome un gemido alto y agudo que interrumpió mis próximas palabras.


Ya me daba igual todo, la verdad.


Toda la poca cordura que quedaba en mi, se desvaneció. Mi cabeza era un maldito desastre en este momento. No podía pensar con claridad. Con cada una de sus embestidas sentía que me iba a partir en dos, a la vez que me llenaba de él. Me sentía completamente suyo en cuerpo y alma.


Arqueé mi espalda y me dejé llevar por el inmenso placer que me proporcionaban sus penetraciones casi bestiales y finalmente llegué al orgasmo.


RILEY


-Mira... yo solo te voy a decir que la madre del desneuronado no está muy bien de la cabeza -se mofó Red quién se encontraba acostado a mi lado en la cama.


-Creo que eso es más que obvio... -concordé con sorna -. Oye, Red... ¿no crees que tu pelo ya ha crecido mucho? -me giré quedándome frente a frente con él y cogí un mecho de su pelo azabache entre mis dedos que le llegaba casi al cuello.


-¿Y tú no crees que estás exagerando un poco, bambi? -sonrió divertido -. Ni que fuera un melenas.


Reí exageradamente al imaginármelo de esa manera.


-Yo podría cortártelo... -me ofrecí.


-¿Para qué me dejes calvo? no, gracias -bromeó.


Já. El muy cabrón hasta calvo seguiría estando bueno.


-Estúpido... -murmuré inflando los mofletes -. ¿Acaso no confías en mí? ¿En tu novio? El gran RE: nunca comete fallos -lo asesiné con la mirada.


-¿Cómo va a saber un nerd como tú cortarme el cabello? -levantó una ceja.


Me mordí mentalmente la lengua al saber que en el fondo tenía razón.


-Pero... -pausé -, es que no quiero que otros te toquen y corten el cabello... -dije casi en susurro -. Eso quiero hacerlo solo yo.


Red me miró perplejo, cómo sin poder creérselo.


-¿Estás celoso? -se le esbozó una sonrisa burlona en los labios y me atrajo hacia él, abrazándome.


-A-Algo... -admití con un rubor tenue en mis mejillas.


-De acuerdo -lanzó un suspiro y me besó en la sien -. Más te vale no cagarla -me amenazó con sus dos manos en mis mejillas, a lo que yo tragué saliva algo asustado.


Como todavía era temprano, los dos nos metimos a mi baño y Red se sentó en una silla -dandóme la espalda- que había allí.

Acerqué su cabeza a mi pecho y tomé unas tijeras. Antes de empezar a cortarle el cabello, sin embargo, me dedique a acariciárselo. No pude evitarlo. Era tan suave...


-Ya sé que te gusta mi pelo, pero no está a la venta -imitó un tono de voz de lástima -. Aunque puedes guardar lo que cortes y luego lo metes en un bote, ya sabes... por si con los años te quedas calvo -sonrió de lado maliciosamente.


-¿A qué te dejo yo calvo, ahora? -intenté amenazarle y Red se rió.


Bufé fastidiado y un tanto enrojecido y comencé a cortarle el cabello, procurando no cometer ningún fallo y tomándomelo con calma. Ya lo había hecho una vez, después de todo. Antes de que mi madre falleciese...


Unos cuantos minutos más pasaron y quedándome satisfecho con el resultado final le pedí a Red que alzara la vista al espejo.


-Vaya... no está nada mal viniendo de ti -se miró en el espejo algo sorprendido.


-¿A qué te refieres con ''viniendo de ti''? -puse mala cara.


-Sabes que solo bromeo, cariñito -depositó un corto y tierno beso en mis labios -. En realidad, me encanta. Gracias -agradeció sonriendo ladeado


-D-De nada -le devolví la sonrisa -. ¡Digo...! ¡Era de esperarse del grandioso RE:, al que todo se le da bien! -reí nervioso ruborizado.


Red rodó los ojos.


Mierda... su ''gracias'' realmente me había pillado desprevenido. Realmente no esperé que me agradeciera...


-Red... hoy cuando viniste a mi casa con Niko y te quedaste afuera... ¿Con quién estabas hablando por el móvil? -le solté finalmente la pregunta que llevaba preguntándome el día entero, o quizá desde mucho antes. Quizá desde el día en que cambió repentinamente su número de móvil a otro.


Red, no se tensó ni nada, pero su rostro una vez con su sonrisa burlona de siempre, adoptó una expresión demasiado seria. Y ante eso, yo no supe que pensar.


No quería pensar mal de él, no quería sacar conclusiones equivocadas, pero cuando Red no me decía nada, ¿que más se supone que podía hacer?


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Andrew, parece que va a empezar a concentrarse en otro culo ( ͡° ͜ʖ ͡°) digo persona ( ͡° ͜ʖ ͡°) xD


Y Ian es un pilluelo ( ͡° ͜ʖ ͡°) mira que darle una muestra de porno casero telefónico gratis a Andy(?) bueno, más bien quería hacerle sentir mal, es un marvado :'c x'D





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