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Capítulo 32 ''Segundas citas y primeros besos''

¡Hooola! ^o^ ¡Aquí os traigo finalmente el capítulo 32! Tras muchos especiales, que espero que os hayan gustado, por qué lo hice con todo el jamor/hamor/amor del mundo -3-


En resumen, es un capítulo muy asdfjksld(?) *-* No hay mucho qué decir, así que lean la nota final como siempre :3

Espero que os guste :'D


-La foto del capítulo es de Teddy y Steve, asdfjkld *u*


*~*~*~*~*~*


¡Y antes de que se me olvide! D; una nota especial por motivo especial a petición especial xd de parte de @CamiilaOviedo a @Neko_Kawaii_Desu: ''No te quiero, yo te amo, amiga ''


--


DEREK


-Hey, despierta -susurró cálidamente Ian.


En respuesta, me removí entre sus brazos y abrí los ojos poco a poco, encontrándome con su rostro a tan solo unos pocos centímetros de distancia del mío. Tragué saliva y algo ruborizado me separé de él.


-B-Buenos días -logré murmurar levantándome de la cama para ponerme algo.


Fijándome ahora mejor, yo era el único que seguía desnudo. Así que supuse que él se habría despertado mucho antes que yo.


Pero... ¿por qué iba tan bien vestido?


-Buenas tardes, mejor dicho -corrigió con una sonrisa burlona -. Hoy finalmente es fin de semana, tengo el día libre. ¿Te apetece salir?


-¿Eh? -me quedé en blanco sin poder creérmelo por segundos.


Eso había venido completamente de la nada.


¿Me estaba invitando salir? ¿Ahora?


-¿Quieres o no? -recalcó acercando su rostro al mío.


-Bueno, no tengo nada mejor que hacer... -repuse sarcástico dándole a entender que aceptaba.


Una sonrisa ladeada se esbozó en sus labios.


Me pregunto... ¿Esta era una cita? ¿Nuestra primera cita como pareja? Pareja...


No, aún no éramos pareja... a pesar de todo, todavía no habíamos definido nuestra relación.


-¿En qué estás pensando? -se volvió a acercar a mi rostro lo cual hizo que me sobresaltara -. No quiero meterte prisas, pero es mejor que salgamos ya.


Bufé y alcé la mirada. Al hacerlo, nuestras miradas se cruzaron una con la otra de inmediato.


-Bueno, si dejaras de asustarme al acercarte a mí de esa manera, me vestiría más rápido -excusé.


-¿Te asusto acaso? -preguntó divertido acercándose todavía más a mí.


-Claro que no, idiota -negué poniéndome nervioso -. Pero si te acercas tan de repente así a mí...


-¿No estás más bien nervioso? -interrumpió.


Me quedé sin saber qué decir. Había dado en el clavo el muy maldito.


-¡Por supuesto que no!


-¿Seguro? -levantó una ceja -. Si no lo estuvieses no te habrías alterado de esa manera...


-Agh... búscate un incendio y muérete en él -mascullé sonrojándome más.


Ian se quedó callado sin responderme y segundos después capturó mis labios entre los suyos. Cerré los ojos lentamente y correspondí al beso de la misma forma, colocando una mano sobre su nuca y con la otra enredé mis dedos entre su cabello castaño. La forma en la que nos estábamos besando era tierna, suave y lenta. Como si este fuera nuestro primer beso.


Finalmente nos separamos y Ian bajó su mirada a mi camiseta. La misma que me había comprado él en nuestra no-cita.


-Veo que te has puesto la camiseta que te regalé -puntualizó levemente sorprendido.


-¿A qué te creíste que seguramente la habría cortado en pedacitos para luego tirarla a la basura? -sonreí socarrón.


Ian me devolvió la sonrisa.


-Algo parecido.


-Tenía que ponérmela... sobre todo para esta ocasión tan especial-hice media sonrisa -. Desde ese día se volvió una de mis camisetas favoritas -confesé enrojeciendo violentamente.


Ian nuevamente se mostró sorprendido y me atrajo hacia él para besarme de nuevo.


-Mierda... -maldijo con ambas manos puestas en mis mejillas -. ¿Por qué eres tan jodidamente adorable?


Me sonrojé aún más.


-No soy adorable -murmuré haciendo un puchero -. Eres tú el que tiene problema de vista -terminé por decir con una sonrisa de suficiencia.


Ian rodó los ojos y volvimos a compartir otro beso más entre nosotros.




* * *



-¿A dónde te gustaría ir? -me preguntó Ian apretándome la mano que me tenía tomada desde antes.


-Bueno... tengo algo de sed -le informé.


Caminamos un rato más y nos detuvimos en una cafetería que quedaba cerca.


Una cafetería... como la otra vez.


El lugar era considerablemente pequeño, y no estaba lleno de gente. También cabía decir que era una cafetería que no solían frecuentar muchos adolescentes como yo, por el aspecto tan extravagante y lujoso que tenía.


Nos sentamos en una de las mesas que quedaban adentro y escogimos nuestro pedido.


-Derek... lo he notado mucho antes, pero no te lo he querido preguntar hasta ahora ... -comenzó Ian -. ¿Acaso hay algo rondando en tu mente que quieras contarme?


Al escucharlo preguntar eso, me tensé. Me había pillado por sorpresa con aquella pregunta.


¿Cómo se había dado cuenta?


-No -negué con una risa nerviosa y evitando su mirada -. ¿Por qué supones eso?


Ian me miró serio, cómo si me estuviese advirtiendo con la mirada que no le mintiese.


-Derek -me nombró severo.


Me mordí un labio sintiéndome frustrado y antes de contestar bebí de mi batido de chocolate que acababan de traer.


-Es sólo que... estaba pensado en... -no supe por dónde empezar -. Estaba pensando en... nosotros.


-¿Nosotros? -frunció levemente el ceño y tomó un sorbo de su café.


-Sí... -asentí -. En nuestra relación actual.


Ian me miró cómo no comprendiendo a qué me refería exactamente. Y es que tampoco se lo estaba poniendo muy fácil.


-¿Y? ¿Qué pasa con eso? Tú me quieres, yo te quiero y estamos juntos.


La forma en que lo había dicho había sonado fría y a la vez tan simple.


¿Pero en qué otra manera me esperaba que lo íba a decir? ¿Qué se iba a arrodillar con un ramo de rosas y preguntarme si quería ser su novio?


Este era Ian del que hablábamos, después de todo. El frío de Ian. Frío y a la vez tan cálido. Por eso mismo nunca podía saber en qué estaba pensando.


-Sí. Estamos juntos -concordé algo irónico -, ¿pero en qué manera exactamente? -clavé fijamente mi mirada en él.


-¿En qué manera exactamente quieres que sea nuestra relación, Derek? -cambió la dirección del tema mirándome con la misma intensidad.


Me maldije a mí mismo mentalmente.


¡¿Por qué mierda no me había podido quedar simplemente callado?! Podría haberme inventado cualquier otra mentira...


-Cómo...


-Tú eres mío, Derek -me interrumpió penetrándome con la mirada.


Una sensación electrizante recorrió mi cuerpo al encontrarme con sus ojos mirándome de aquella manera.


Me apresuré a contestarle, interrumpiendo lo que iba a decir a continuación.


-Prometo ser tuyo... si tú prometes ser mío, Ian.


Una pequeña sonrisa se esbozó en sus labios.


-En realidad... desde hace mucho tiempo, ya era tuyo -dijo con los ojos entrecerrados para luego abrirlos lentamente.


-¿Quieres decir que desde que nos acostamos no has vuelto a...?


-Por supuesto que no -puso mala cara -. Tú has sido la única persona a la que he tocado desde que rompí con Megan. ¿Ya te lo dije, no? Te amo, Derek, solamente te amo a ti.


No era la primera vez que me lo decía, pero no pude evitarlo. Mi corazón empezó a latir rápidamente ante sus palabras y sentí mis mejillas cobrar rubor.


-No lo entiendo... -insistí -. ¿P-Por qué...? ¿Qué te puede gustar de mí? Tengo muchos defectos, Ian... -farfullé taciturno y cabizbajo.


-Y no eres el único, Derek. Yo también tengo muchos... más incluso -su mirada se ensombreció en aquel momento -. Cuando amas a una persona la amas con sus virtudes y defectos. Y eso me pasa contigo, Derek... Amo todo lo que tú odias de ti mismo.


Mi corazón se aceleró todavía más, y pude sentir como si, este, se fuera a salir de mi pecho y como el aire me faltaba también.


-¿Entonces eso nos convierte en una pareja? -me encogí de hombros.


-¿Es eso lo qué tú quieres?


-Sí, sí es lo que quiero... -admití sonrojándome otra vez.


Él sonrió ladeado y se inclinó a besarme.


-Yo también -susurró sobre mis labios y nos miramos con mutuo deseo-. Lo que más quiero es estar a tu lado, ahora y por siempre, aunque realmente no me lo merezca... -masculló lo último apenas audiblemente, y tanto, que ni siquiera pude llegar a escucharlo.




* * *



Terminamos de beber nuestras respectivas bebidas y salimos de la cafetería. Una vez fuera nos dimos cuenta que había empezado a llover. Y muy fuerte.


Que oportuno.


Apenas habíamos empezado nuestra cita y comenzaba a llover. Puta lluvia.


Resignados, decidimos volver a casa, no sin antes, comprar un paraguas que compartimos durante nuestro trayecto a casa.


Por el camino, sin embargo, algo captó mi atención e hizo que me alejara del lado de Ian y del paraguas que estaba sujetando.


-¡Derek! ¿Qué haces? ¡Te vas a resfriar!


-¡Solo será por un momeno! ¡Espérate un poco! -le pedí y recogí a un gato blanco con una pequeña mancha de color naranja en una de sus orejas que se estaba escondiendo de la lluvia. El pobre estaba temblando del frío.


Verle de aquella manera me rompió el alma.


Lo tomé entre mis brazos esperando así proporcionarle algo de calor y volví a dónde había dejado a Ian esperándome.


-¿Un gato? -abrió Ian los ojos de par en par.


-Lo encontré abandonado-señalé su escondrijo-. Lo siento, pero simplemente no he podido dejarlo allí y en esta lluvia... -murmuré entristecido -. Ian... ¿puedo quedármelo?


IAN


Al verle a él y al gato de esa manera, empapados por la lluvia y Derek con esa expresión tan triste pero a la vez ansiosa, no pude resistirme a su pedido.


Por qué esa escena tan conmovedora me recordó en cierta forma a él y al día en el que llegó de la misma forma a mí casa.


Asentí con la cabeza y lo atraje hacia mí, protegiéndole de la fría lluvia.


-Está bien.


La mirada de Derek se iluminó, sus ojos brillaron y una amplia sonrisa se dibujó en sus labios.


Había valido la pena no resistirme a él, después de todo.


-¿¡En serio?!


-Sí, pero solo por ahora.


-Bueno... es mejor que nada -refunfuñó Derek a lo que yo sonreí divertido.



* * *



Llegamos a casa completamente mojados y por la cara que tenía puesta Derek en este momento parecía encontrarse mal.


-Derek... ¿Derek, estás bien? -pregunté preocupado dejando el paraguas en la entrada de la casa.


-No me siento muy bien que digamos... -murmuró sonriendo débilmente.


Toqué su frente y la sentí arder. Sus mejillas también estaban muy rojas.


Mierda.


-Tienes fiebre...


Inmediatamente al decir eso, le obligué a soltar al gato y lo cargué en mis brazos para llevarlo a mi habitación y recostarlo sobre mi cama.


-Ian... t-tengo mucho frío -se quejó Derek tiritando y jadeando.


Cogí uno de los tantos suéteres negros que tenía en el armario y comencé a quitarle la camiseta, dejándolo con el pecho al descubierto.


Me quedé mirándolo fijamente y cautivado. Lo estaba deseando en este momento. No, en realidad siempre lo estaba deseando. A todo momento.


Auto-control, Ian, Auto-control.


Ahora Derek estaba enfermo, tenía que controlarme.


Mierda.


No pudiendo resistirme a mis propios impulsos, coloqué una mano sobre su pecho y lo besé. Y justo en ese momento entraron Riley y Red a nuestra habitación.


Despegué mis labios de los suyos a la velocidad de la luz y aparté mi mano de su pecho con la misma rapidez.


-Ah... un pervertido -me señaló con un dedo acusatorio Red y con expresión de aburrimiento a la vez que sorprendido.


-¡Ian! ¡Maldito pervertido! ¡Qué le estás haciendo a Derek! -alzó sus manos al aire dramático y corrió a ver como se encontraba Derek-. ¿Está enfermo, no?


-¿Tú crees? -contesté sarcástico a lo que Riley me asesinó un poco con la mirada -. Tiene fiebre.


-Menos razón por la que deberías atacarlo de esa manera -me recriminó inflando los mofletes.


Red puso los ojos en blanco y salió de la habitación dónde encontró al gato y lo cogió entre sus brazos.


-¿Y esta bola de pelo? -cuestionó arqueando una ceja.


-Esa bola de pelo... -imité sus palabras irritado por su presencia en la casa -. La recogió Derek.


-¿Derek? -repitió Riley impresionado.


-Estaba abandonado en la lluvia -expliqué sin entrar en muchos detalles -. De todas formas... ¿qué hacéis vosotros aquí?


-Bueno... hacía mucho tiempo que Red no venía por aquí... -se justificó Riley haciendo un puchero.


-Ajá -articulé desaprobadoramente y desconfíado -Nada de sexo en la casa -le advertí con el semblante serio y fulminé con la mirada a Red quién también me miró de la misma forma.


Riley se sonrojó de pies a cabeza.


-¡Eso dilo por ti, estúpido hermano! -exclamó avergonzado y Red retuvo una risa.


Maldito crío...


Aunque tenía que admitir que tenía razón.


Chasqueé la lengua molesto.


-También veníamos a ver a Derek por si quería salir con nosotros -intervino Red -. Pero cómo se ha puesto a llover y está enfermo... -terminó dejando al gato acostado al lado de Derek.


-Será mejor que nos vayamos, después de todo -suspiró Riley poniendo cara de ''no tiene remedio''.


Me despedí de Riley y le dirigí una mirada asesina a Red que él no dudo en devolverme y regresé a la habitación para terminar de vestirle el suéter a Derek e ir a por una toalla fría para ponérsela en la frente.


-Espero que te mejores pronto... Ángel -murmuré antes de depositarle un tierno beso en la frente.


STEVE


Volví a verificar bien la hora de mi móvil y el contacto que me había marcado la llamada. Eran las 5 de la tarde... y afuera que hace unas horas estaba lloviendo como si fuese el mismísimo diluvio universal, ahora estaba nevando.


Suspiré con resignación.


¿Qué querría Amanda ahora?


-Hola, Amanda -me puse al habla de malas ganas mientras me ponía las gafas ya que me las había quitado antes al haber estado echando una siesta hace un rato.


-¡Steeve! ¡Hasta que por fin coges el móvil! -exclamó aliviada.


-¿Y bien? ¿Qué quieres? -volví a lanzar un suspiro.


-Salir -dijo como si nada con su tono de alegre de siempre.


Por poco las orbitas de los ojos se me iban a salir de lo atónito que me dejó su supuesta razón para la llamada.


-¿Salir? p-pero... ¿¡Tú estás loca o qué?! ¿Con el tiempo qué hace fuera?


-Pufff ¡No seas una vagina! -abucheó.


-Es ''Don't be a pussy'' -me entró un tic en la ceja.


-¡Cómo sea! ¿Te vienes o no?


Con los planes repentinos de Amanda uno nunca se podía fiar demasiado. ¿Algo relacionado con el yaoi? Seguro.


¿Por qué sino iba a salir ella en medio de una nevada con lo mucho que disfrutaba de beber el chocolate caliente que le preparaba su padre mientras veían alguna película gay juntos?


Aún podía recordar lo incómodo que fue esa vez en la que los tres vimos un capítulo de la serie ''Queer as Folk''...


...


''¿Y dices que estos dos son amigos?'' frunció el ceño extrañado el padre de Amanda concentrado en la pantalla del televisor.


''S-Sí'' río nerviosa Amanda.


''¿Qué el rubio en realidad es una chica con el pelo corto y con nombre de chico?''


''¡Pero claro que sí, papá! ¡Justin es también nombre de chica! Y Brian también... creo.


''¿Los amigos se besan en la boca? Dios... estos niños de hoy en día.... ¡En mis tiempos los chicos no besaban a las jovenzuelas de esa forma siendo amigos!''


''Si... claro... jovenzuelas...'' murmuré para mí mismo con expresión en el rostro de 'mátenme ahora y líbrenme de esto, por favor'


...


-Eh... sí -acepté rendido y acto seguido rodé los ojos.


Maldita sea.


Siempre acababa accediendo a sus caprichos...


-¡Genial! ¡En unos minutos nos vemos en tu casa, adiós! -colgó.


Lancé un largo suspiro y me fui al baño. Posé ambas manos en el lavabo y me miré en el espejo. Gafas, cabello castaño oscuro, ojos marrones. ¿Qué tenía de bueno?


Normal que nunca nadie se hubiese enamorado de mí y que yo nunca me haya enamorado de nadie...


Mis ojos marrones café eran tan simples... nunca me habían gustado, y las gafas tampoco ayudaban mucho. Aparté mi mirada del espejo decepcionado y dirigí mi mirada al estante de arriba que quedaba justo arriba del espejo -dónde se encontraban las lentes de contacto que me habían comprado mis padres-.


Jamás me las había puesto desde que me las compraron... ¿Supongo que ya era hora?


Me los traté de poner y al cuarto intento tras unos pequeños grititos y cosas varias, finalmente pude ponérmelas.


Me volví a mirar al espejo. Seguía tan simplón como siempre, pero menos 'nerdy' que antes.


Después fui al armario y me decidí por una camisa blanca, un suéter azul marino por encima de la camisa, unos tejanos negros y un abrigo que combinaba con mi aburrido color de ojos. El último paso fue envolver mi cuello con una bufanda.


Bajé las escaleras y finalmente salí de casa dónde me quedé esperando a Amanda por unos cuantos minutos sentado en los escalones de la puerta.


-¡Steeeeeevieeee! -agitaba Amanda su mano desde la ventanilla del coche.


Espera un momento... ¿coche?


Amanda no tenía coche... ¿La habría traído su padre? Bueno, por el tiempo que hace fuera parece lógico.


-¡Hey, Steve! -me saludó también otra persona. Esta vez había sido una voz masculina. Y una que también conocía muy bien.


Cuando Amanda salió del coche junto a cuatro personas más, pude comprobar de quién era esa voz.


¿¡Teddy?!


-¡No me digas ''Hey'' cómo si nada! ¿¡Qué haces aquí?! -salté alarmado.


-¿Hola, entonces? -se burló.


Lo miré con cara de pocos amigos.


-De acuerdo, de acuerdo, era broma -rió levemente -. Estoy aquí aparentemente por una ¿triple cita? -señaló a Amanda y Sean y a Riley y Red.


Amanda me sonrió lo más inocentemente posible e hizo señas.


Pero es que... ¿Qué diablos? ¿¡Cómo qué triple cita?! ¡Yo nunca había pedido eso! ¡Creí que iba ser una salida entre amigos! ¡SÓLO AMIGOS!


Aunque bueno... ¿Teddy y yo también éramos amigos o algo parecido, no? Ante aquel pensamiento, respiré hondo intentando calmarme.


-¿Triple cita, e-eh? -sonreí falso.


-Sonreír no es lo tuyo... definitivamente -se burló Teddy reteniendo una pequeña carcajada al verme ''sonriendo'' casi como el Joker.


-Cómeme los huevos -solté sin darme cuenta.


Teddy se quedó sorprendido al oírme decir eso y soltó la carcajada que estaba reteniendo desde antes.


-Si insistes... -sonrió Teddy pícaramente y yo me sonrojé.


-Siento interrumpirlos -nos dirigió una mirada pervertida Amanda -. Pero ya nos tenemos que ir...


Lancé un suspiro y me monté con ellos al coche.


Dentro del coche, Riley y Red se estaban besando como nunca y Amanda y Sean quiénes estaban en el asiento delantero se estaban riendo cursimente de cualquier tontería como quinceañeros recién enamorados.


-Eww. Amor. -puse mueca de disgusto y sentí terribles escalofríos recorrer mi cuerpo.


Teddy volvió a reír al escucharme decir eso.


-Bicho palo -me llamó el mencionado acercando su rostro al mío aunque no tan cerca.


-¿Sí? -pregunté divertido -. ¿Qué pasa, fideo?


-No he tenido la oportunidad de decírtelo antes, pero... te sienta bien este nuevo look.


-¿Hmm? -lo miré confundido -. ¿Look?


-Me refiero a cómo estás más lindo que antes sin gafas, lento -murmuró con una sonrisa.


-¿Q-Qué?


Mis hombros se tensaron ante sus palabras y mi boca quedó entreabierta de la sorpresa, momento que él aprovecho para lamer mi labio inferior y meter su lengua que descaradamente se adentró en mi cavidad bucal recorriéndola entera.


O casi entera, ya que lo obligué a detenerse mordiéndole la lengua por impulso.


-Ouch -se quejó dolido.


-Te lo tienes bien merecido -lo miré mal.


Teddy bufó y puso cara de fastidio cruzándose de brazos.


¿Él era el que estaba fastidiado? ¿¡Acaso no tenía que ser yo?! Increíble. ¿Este chico era acaso bipolar? ¿Sufría de doble personalidad? ¿O simplemente tenía doble cara y era un enfermo pervertido que no se podía controlar?


Se acercaban las seis de la tarde y todos menos Red y yo parecían estar hambrientos así que Sean aparcó al lado de una pizzería que ya habíamos ido varias veces Amanda y yo. Cenamos y hablamos un poco y finalmente al terminar, salimos del local.


La ciudad en pocas horas se había llenado de nieve, y por ello dóndequiera que pisaras solo había nieve. Un pensamiento invadió mi mente de repente y sonreí maliciosamente. Hice una pequeña bola de nieve con mis manos y sin que se diese cuenta se la lancé a Teddy quién iba detrás de mí.


-¡Guerra de bolas de nieve! -exclamé infantilmente.


Teddy se giró a mirarme con una expresión inesperadamente aterradora causando que tragase saliva nervioso, y le volví a tirar una que le vino directamente entre el mentón y sus labios.


-¿A que vino eso si se puede saberse, Steve? -sonrió falsamente.


¡No sonrías así por favor, te ves más aterrador!


-¡M-Me encantan las bolas! -fue lo primero que se me ocurrió.


Entonces todos, y cada uno de ellos estallaron en risas. Empezando por Teddy.


-¿Así que te encantan las bolas, eh? -preguntaron en un tono juguetón Teddy, Amanda y Riley.


Red dejó de reír y Sean siguió orinándose de la risa.


-¡¡Las bolas de nieve, quiero decir!! -cerré los ojos con fuerza y sintiéndome avergonzado a más no poder.


Esta vez Teddy fue quién sonrió malicioso y comenzó a acercarse a mí a paso acelerado.


¡Aaah!! ¡Ayuda me va a violar!


-Venganza -dijo con una sonrisa ladeada antes de tomarme de ambos hombros y estampar sus labios contra los míos.


Sus labios eran fríos y pude notar el tacto de los restos de la nieve sobre sus labios. Y aún a pesar del tiempo, de nuestra temperatura corporal y de lo fríos que se encontraban sus labios en este momento, sentí que nos habíamos fundido en ese beso semi-correspondido.


¿Así qué esto era, no? Un beso de los de verdad...


-


Steve está cayendo poco a poco, muahahaha ¬w¬

Y Iandere y Tsunderek/TsunDereUKE por fin son pareja oficial *-* asdfjkld


Que bonito es todo :'D





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