Capítulo 31 ''Extraño y Hermoso''
¡Hola aquí os traigo finalmente el capítulo 31! ^^ El cual sé que os gustará por varias razones huehuehue 7u7 xD
Dejando de lado eso, quería comentaros algo... MUCHISIMAS GRACIAS. En serio ;u; muchisimas gracias por las 1.000.000 + de leídas T^T y por los votos y por los comentarios y por todo(?) Os quiero criaturillas del mal, sois los mejores :'D
Y por eso mismo me gustaría hacer un especial de algo para celebrarlo c: Me ha costado mucho tiempo (dos meses, en verdad xd) decidir... pero el lemón está descartado puesto que YA hay lemon en la historia, y habrá más adelante sería un poco rarito y sin sentido(?) Así que las opciones son otro especial de preguntas y respuestas, esta vez con más personajes :3 O cualquier otra idea que me déis(?) Si os parece bien el especial de preguntas y respuestas, leed la nota final y los que no, leedla también xD
La canción que he puesto es ''Strange and Beautiful de Aqualung'' recomiendo mucho que la escuchéis mientras leeis el capítulo, sobre todo en ''esa'' parte :)
Espero que os guste ^^
AVISO 1: Este capítulo puede o no puede contener horrores gramaticales (?)
AVISO 2: Este capítulo puede o no puede provocar varios sangrados nasales (?)
-La foto del capítulo es de Steve *-*
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A pedido mío, Red y yo, tras salir del instituto volvimos una vez más a su casa. Aparte de que quería pasar más tiempo con él, también quería preguntarle muchas cosas. De entre esas cosas, el asunto de porqué había dejado de cantar y tocar la guitarra.
Esta vez él iba a ser el acosado.
Llegamos a su casa, minutos más tarde, y nada más entrar nos volvimos a encontrar con Parker, quien este último estaba alzando en el aire a Jack Daniels haciendo sabe dios qué. ¿No se supone que el juego ese de elevando a tu hijo en el aire al igual que Simba del Rey León era para los bebés?
—¡Parker, cuando sea mayor quiero ser tu esposa! —exclamó el niño con una sonrisa enorme.
Oh dios... ¿Yaoi shota?
No. No. ¡A mí no me gustaba el shota! pero el de la vida real... ¡era demasiado adorable! Mientras no superase las barreras de la ternura, claro.
Parker en respuesta río levemente asintiendo con la cabeza y Red y Jareth rodaron los ojos.
Ese Jareth era un mini-Red en definitiva.
Red terminó de saludar a Parker y a sus hermanos y los dos nos encaminamos a su habitación. Al llegar, me senté junto a él sobre su cama mirándolo de frente y comencé mi interrogatorio.
—Red, ¿por qué dejaste de tocar? —fui directo.
Ni siquiera hubo falta que especificara a que me refería. Red lo captó al instante, y lo supe por la cara que había puesto. Cómo si no se hubiera esperado recibir esa pregunta de mí.
—¿Realmente te interesa? —intentó evadir mi pregunta.
—Todo lo que tenga que ver sobre ti me interesa —admití clavando mis ojos en los suyos.
Red sonrió ladeado.
—No hay una razón muy compleja detrás de eso... —comenzó a relatar —. Mi madre me regaló esa guitarra cuando era pequeño y años después cuando falleció dejé de cantar y tocar la guitarra. Era mi madre la que me la había comprado y sentía un dolor inmenso cuando la tocaba, ya que me recordaba a ella. No solo por qué mi madre era la única que me apoyaba, puesto que mi padre detestaba que lo hiciera, también sentía que ella no se había ido, o más bien lo negaba, negaba su muerte. Dejé de tocar la guitarra y cantar para de esa forma seguir adelante.
La historia de Red me dejó sin palabras. Me dolía verle hablar así y mucho más el hecho de qué su madre se hubiese muerto.
No le dije nada, por qué sinceramente era pésimo con las palabras. Envolví mis brazos alrededor de él y él no correspondió, pero se dejó abrazar y cerró los ojos.
Lo había abrazado con la intención de transmitirle todo lo que en verdad quería decirle con aquella muestra de afecto. Por qué había muchas cosas que quería decirle y un ''Lo siento mucho'' no bastaba.
Finalmente, Red se separó de mí y depositó un tierno beso en mi sien.
—Gracias —Fue todo lo que dijo.
Yo me sonrojé y volví a abrazarlo rodeando su cuello con mis brazos.
—Lo siento.
—No te preocupes, ya han pasado muchos años de eso —me tranquilizó —. Aunque tampoco puedo decir que lo haya superado. Porqué algo como eso nunca se supera, simplemente aprendes a convivir con ello —dijo esto último con mirada sombría.
—¿Hay algo que pueda hacer por ti, Red? No me gusta verte así...
—Consuélame —insinuó con una sonrisa pícara y con intenciones de cambiar de tema.
Así era Red. Era de ese tipo de personas que aunque el estuviese atormentado y triste por algo, no quería que los demás sintieran empatía por él. No quería que los demás también se sintieran tristes.
Le dediqué una media sonrisa.
—Está bien —fingí resignación —. Pero antes... ¿podrías cantarme algo? Sé que es difícil para ti y que quieres olvidar a tu madre, pero esto es lo que tu madre habría querido que hicieras. Que siguieras tocando por ella.
Red se lo pensó durante unos breves segundos y se levantó sin decirme nada. Caminó hacia su armario y de allí sacó su guitarra eléctrica.
Se volvió a sentar y tomó una bocanada de aire.
—Esta canción que voy a cantar... la escribí hace mucho —explicó inexpresivo—. Y trata sobre una persona muy especial para mí.
¿Una persona muy especial para él? ¿Su madre? ¿O alguien más...?
Ante ese pensamiento sentí un punzante dolor en el pecho, pero me obligué a ignorarlo y a poner atención a Red.
Red empezó a tocar la guitarra y segundos más tarde de mencionar que el título de la canción era ''Extraño y Hermoso'' , inició su canto.
'' I've been watching your world from afar, (He estado observando tu mundo desde lejos,)
I've been trying to be where you are, (He estado tratando de estar donde tú estás)
And I've been secretly falling apart, unseen, (Y he estado secretamente desmoronándome, sin ser visto.)
To me, you're strange and you're beautiful, (Para mí, eres extraño y eres hermoso)
You'd be so perfect with me but you just can't see, (Serías tan perfecto conmigo, pero simplemente no puedes verlo)
You turn every head but you don't see me.(Giras la cabeza hacia atrás, pero nunca me ves a mí)
I'll put a spell on you, (Te hechizaré,)
You'll fall asleep and I'll put a spell on you. (Te quedarás dormido y te hechizaré,)
And when I wake you, (Y cuando te despierte,)
I'll be the first thing you see, (Seré lo primero que veas,)
And you'll realize that you love me. (Y te darás cuenta de que me amas,)
Yeah... (Sí...)
Yeah... (Si...)
Sometimes, the last thing you want comes in first, (A veces, la última cosa que deseas llega primero,)
Sometimes, the first thing you want never comes, (A veces, la primera cosa que deseas nunca llega,)
And I know, the waiting is all you can do, (Y yo sé que esperar es todo lo que puedes hacer,)
Sometimes... ( A veces...)
I'll put a spell on you, (Te hechizaré,)
You'll fall asleep, and I'll put a spell on you, (Te quedarás dormido y te hechizaré,)
And when I wake you, (Y cuando te despierte,)
I'll be the first thing you see, (Seré lo primero que veas,)
And you'll realize that you love me. (Y te darás cuenta de que me amas,)
I'll put a spell on you, (Te hechizaré,)
You'll fall asleep 'cos I'll put a spell on you, (Te quedarás dormido por qué te hechizaré)
And when I wake you, (Y cuando te despierte,)
I'll be the first thing you see, (Seré lo primero que veas,)
And you'll realize that you love me, yeah... (Y te darás cuenta de que me amas, sí...)
yeah.. (Sí...)
yeah... (Sí...)
yeah... (Sí...)''
Red terminó de cantar y yo no me había dado cuenta si quiera. Estaba demasiado fascinado, cautivado, sorprendido y confuso. Incluso herido. Y no sé si era por la letra o por no saber a quién exactamente iba dirigido.
Esa canción... esa canción era amor plasmado en palabras.
¿A quién podía escribirle esa clase de letra? ¿A quién quería Red tanto? ¿Quién era su amor no correspondido?
—Antes de que te hagas ideas raras en la cabeza... —me miró divertido —. Quiero que sepas que esa canción se la dedique al Riley de hace un año y que tú fuiste la única razón por la que volví a tocar la guitarra una vez más y por última vez después de que mi madre hubiese fallecido —aclaró.
No sabía que pensar en ese momento. Fue algo realmente indescriptible. De alguna forma Agridulce. Esta vez, Red, sí que me había tomado totalmente desprevenido.
Me tapé la boca sintiendo que las lágrimas amenazaban por salir y que el corazón se me iba a salir del pecho de lo tan rápido que iba.
¿Tanto me quería Red? ¿Había estado queriéndome durante tanto tiempo? ¿Cómo? ¿Por qué?
¿Y cómo podía saber yo que aquel macarra que siempre me asesinaba con la mirada guardaba tales sentimientos por mí?
Es decir estaba consciente de que era hermoso... ¿pero tanto?
—Maldita sea... ¿Por qué eres tan perfecto? —me quejé y sonreí instintivamente abrazándome a él—. Después de mí claro —sonreí arrogante a lo que Red rió.
RE:, contrólate un poco.
—¿Qué? ¿Acaso ahora eres narcisista?
Más bien era mi álter-ego...
—¿Por qué nunca me lo dijiste?
—¿Tu qué crees? —cuestionó medio sarcástico —. Si me ha costado tanto conseguirte ahora, dudo que hubiese sido más fácil un año atrás.
El sentimiento de culpa volvió a invadirme.
—Lo siento... siento nunca haberme dado cuenta.
Red lanzó un suspiro y me revolvió el cabello.
—Tranquilo —me reconfortó —. Me basta con saber que ahora sí me quieres. Que por fin eres mío y que finalmente puedo tenerte entre mis brazos como siempre quise.
—¿Te digo una cosa...?
—Dime.
—No sé cómo lo haces... pero haces que cada día te quiera todavía más —confesé con un leve sonrojo en mis mejillas.
Red se sonrojó también por un lado de la mejilla.
—Parece que mi hechizo sí que ha funcionado después de todo... —sonrió.
—¿Seguro que no eres un mago? —pregunté riéndome un poco.
—Bueno... no sé si sea exactamente un mago, pero sí que hago maravillas con mi varita —volvió a insinuárseme.
Mi sonrojo aumentó y puse los ojos en blanco.
—¿Qué tal si me muestras alguno de tus trucos de magia, entonces? —le seguí el juego.
Red sonrió ladeado y me tendió sobre la cama. Se tumbó encima de mí y empezó a besarme apasionada y desenfrenadamente. Lancé mis brazos alrededor de su nuca y correspondí al beso, mi lengua jugando con la suya frenéticamente. Su mano bajó hasta mi trasero y lo apretó. Gemí cuando lo hizo.
Retiré una mano de su nuca y la pasé por debajo de su camiseta acariciando su espalda mientras disfrutaba del beso que rompimos segundos más tarde.
Se sentó por un momento, quitándose la camiseta y dejando a la vista sus abdominales esculturales y después se deshizo de mi camiseta y me desabrochó los pantalones.
Joder, ¡en esos abdominales se podía rallar queso y todo!
Me giró, quedándome boca abajo e inició un recorrido de besos en mi espalda haciéndome estremecer cada vez que lo hacía y finalizó mordiendo suavemente mi hombro, marcándome como suyo. Con una de sus manos me bajó los bóxers dejándome desnudo y completamente a su merced y comenzó a acariciar mi entrada con sus dos dedos hasta finalmente insertarlos dentro.
—Lámelos —dirigió dos dedos a mis labios.
Los tomé en mi boca y comencé a lamerlos hasta ensalivarlos. Red los sacó de mi boca y los llevo a mi entrada con los cuales comenzó a acariciar mi entrada hasta finalmente insertarlos dentro.
Lancé un leve quejido de dolor y Red me besó en la nuca y susurrándome que me amaba, causando que me ruborizara y me excitará más de lo que ya estaba.
Giré mi cabeza para besarlo y él comenzó a mover sus dedos dentro de mí haciendo que se me hiciera difícil continuar besándolo de los constantes gemidos que no podía evitar dejar escapar.
—Ah... Red... —gemía con pequeñas lágrimas en los ojos.
Los metía y sacaba repetidas veces hasta lograr que se dilatara un poco mi entrada y hacerme acostumbrarme a aquella indescriptible sensación que me traía tanto como dolor como placer.
—Lo siento... no puedo aguantarme más —me susurró al oído con una voz ronca que me había sonado realmente sensual.
Sacó sus dedos repentinamente de mí provocándome un gemido sonoro y acercó su miembro a mi entrada. Sin previo aviso me la metió de una embestida profunda que hizo que volviese a gemir alto y que me agarrará fuertemente a las sábanas. Comenzó a moverse en mí con una serie de embestidas suaves en mi interior que fueron acelerándose poco a poco.
—Estás tan estrecho... me encanta —me susurró al oído tentándome.
—¡R-Red...! —gritaba su nombre desesperado entre fuertes gemidos y jadeos al ritmo de las embestidas.
En ese instante Red profundizó sus penetraciones volviéndome loco y llenándome de placer.
—Te amo —susurró antes de ahogar mi próximo gemido con un beso. Podía sentir que me estaba devorando la boca con aquel beso.
No podía más, sentía que de un momento a otro me iba a caer rendido.
Red aceleró el movimiento y pasó su mano por debajo acariciando y pellizcando mis pezones.
—Ngh... A-Ah... Me voy a correr... ¡Ah!
—Vamos, córrete —lamió y mordió el lóbulo de mi oreja.
Mis pezones se endurecieron y una corriente eléctrica me azotó entero. Grité de placer sintiendo que mi cuerpo explotaba en un orgasmo intenso.
Red siguió moviéndose dentro de mí más fuerte y más profundo que antes. El también estaba por correrse.
—¡Ah...! ¡R-Red!
Red dio unas últimas embestidas antes de correrse dentro de mí. Detuvo su vaivén y se quedó unos segundos en mi interior, con los ojos cerrados.
Cuando salió de mí, se recostó a mi lado y me abrazó. Quedé tan agotado y exhausto después de haberlo hecho con él que terminé dormido entre sus brazos.
DEREK
Ayer por la noche volví a hacerlo con Ian. Y esta vez en las jodidas escaleras. Ya iban 3 veces que lo acabábamos haciendo si no contaba las segundas o terceras rondas, claro.
Joder, vale que el Pedobear era una máquina sexual, pero... ¿por qué nunca me resistía a él? Me dejaba dominar completamente y eso no me gustaba nada. Era como si perdiese el control. El control sobre mi propio cuerpo.
Rebufé y aparté un molesto mechón de pelo rubio que caía sobre mi ojo derecho.
—¿En qué estás pensando? —me preguntó Riley al verme tan alejado de la realidad.
En lo mucho que me duele mi culo y en el pervertido de tu hermano.
—En... cosas...
—¿Qué clase de cosas? —insistió y le lancé una mirada asesina.
Volví a bufar.
—En Ian... —admití finalmente avergonzado
Riley estaba por hacer un movimiento parecido a un saltito cuando de repente lanzó un alarido de dolor.
—¡¡Me cago en la puta ostia, joder!!—se quejó tocándose la parte baja de su espalda.
Lo miré con los ojos abiertos de par en par, sorprendido, y cabía decir que no era él único.
Joder, ¿tenía lumbalgia o algo parecido?
—Oye... ¿Estás bien? —le pregunté preocupado.
—Sí, sí tranquilo —me aseguró con una sonrisa forzada y fulminó con la mirada a los que os miraban —. ¿¡Y vosotros qué, sucios mortales?! —les enseñó el dedo medio.
La poca gente que nos miraba huyo aterrorizada a sus clases. Riley suspiró aliviado y los dos, que veníamos algo tarde entramos también a nuestra primera clase.
STEVE
A la salida, como siempre, iba caminando con Amanda para dirigirnos a nuestras casas, las cuales quedaban cerca una de la otra, sin embargo, algo, o más bien alguien hizo que detuviera mis pasos y diese marcha atrás. Aún más cuando este empezó a agitar su mano desde la distancia.
Oh dios mío, ¿por qué estaba él aquí?
Dí marcha atrás y Amanda me agarró de la capucha con una sonrisa falsa que decía claramente ''Vuelve aquí si quieres conservar tus pelotas en su sitio''.
Tragué saliva y hice como pidió o más bien como amenazó.
Parecía ser que Teddy venía a recogerme. Y decía recogerme, en singular, por qué Amanda en seguida desapareció corriendo de allí para dejarme a solas con Ted.
Jodida Amanda...
—¿Qué te parece si te llevo a tu casa?
—¿Qué te parece si no? ¿Después de lo de aquel día? —pregunté incrédulo —. ¡No! ¡Podrías violarme o algo!
—Sé un buen chico y déjame acompañarte, ¿vale? —sonrió como un ángel. El ángel caído que era, claro —. Te aseguro que no te voy a violar... creo.
Ese ''creo'' provocó que un escalofrío recorriese mi cuerpo. Y no precisamente uno agradable. Me llevó a casa y llamadme estúpido, pero lo invité adentro. Era de esas personas que respetaba al máximo los buenos modales.
—¿No hay nadie en casa? —preguntó al ver lo vacía que se encontraba en este momento.
—Sí —confirmé —. Ambos están trabajando —disimulé mi tono de voz entristecido.
Ted se quedó mirándome pensativo. Parecía no haberlo disimulado tan bien, después de todo.
—¿Quieres tomar algo? —le pregunté rascándome la nuca nervioso.
—Sí, gracias, un té o un café no estaría mal.
—De acuerdo, en seguida vengo.
—Espera —me detuvo agarrándome del brazo —. ¿Seguro que esta no es una estrategia para no estar en la misma habitación que yo? ¿Tanto miedo doy?
Mierda, me había pillado.
Ted lanzó una risita y me dejó ir. Para no hacerle esperar mucho acabé preparándole un café y nada más terminé me apresuré a volver a subir a mi habitación. Y es que por culpa de las prisas que llevaba encima y de lo tan nervioso que era acabé tirándole la taza de café encima -concretamente en su entrepierna- a Ted, quién no sé cómo, pero aguantó las ganas de soltar un grito de cómo si te hubiesen puesto cera en las pelotas.
Oh dios. ¿Qué tan torpe podía ser?
—¡¡L-L-Lo siento!! —exclamé disculpándome e inconscientemente le bajé los pantalones, junto a su ropa interior para que no se quemara más.
Aunque aquello causó que me quedase cara a cara con su... ejem.
Joder...
—Vaya... parece que te has hecho amiguito de Tedcito antes de lo previsto —comentó con una sonrisa burlona.
Me sonrojé de pies a cabeza y volví a subirle los pantalones.
—¡Lo siento! —volví a disculparme repetidas veces.
—Relájate, no ha sido nada —rió —. Además... ¿Los dos somos hombres, no?
Cierto. ¡No tenía porque armar tremendo escándalo!
—C-Cierto —corroboré.
—¿Puedo ver ahora el tuyo? —bromeó con una risa pervertida en los labios.
—¿¡Qué?! ¡No!
Ted hizo pucheros.
—Aburrido.
Me mordí el labio inferior frustrado.
—Te faltó mi famoso apodo ''bicho palo''.
Ted se quedó varios segundos sin decirme nada hasta que por fin estalló en carcajadas.
—¿Bicho palo? ¿En serio? —siguió riéndose.
—Ya sabes... por lo delgado que soy... y porque soy un bicho raro según muchos —mencioné avergonzado.
—Bueno, a mi me llamaban fideo...
—¿Fideo? —contuve una risa.
—Por la misma razón, la verdad —sonrió —. ¿Bicho raro? Yo más bien creía que era por tu nariz de bicho...
Lo miré mal.
—Muchas gracias, eh.
—Jajajaja, es broma, tu naricilla es muy mona.
Inflé un poco los mofletes levemente sonrojado y bajé a la cocina de nuevo, esta vez acompañado de Ted, quién decía que él mismo se iba a preparar el café.
—¿Sabías que me interesas mucho, Steve? —confesó sonriendo ladeado.
—Pues espero que como objeto de investigación... —le devolví la sonrisa.
—Si, verás... es que tengo un máster en bichología....
Reí y le di un codazo amistoso en el brazo.
La verdad es que no estuvo... tan mal.
La tarde que pasé con Ted resultó ser bastante agradable y él tampoco volvió a intentar hacer nada conmigo. Lo mejor de todo es que ofreció quedarse conmigo hasta que regresaran mis padres.
Quizá había juzgado mal a Teddy. Me empezaba a gustar. Obviamente no de esa otra manera.
DEREK
Justo en este momento me encontraba a tan solo dos pasos de la puerta de mi casa.
Tomé aire y finalmente me digné a tocar el timbre. Después de unos cuantos segundos me abrió el que parecía ser Andrew.
Al solo verle hice mueca de disgusto.
—¿Derek? —me miró asombrado.
—No, tu abuela —contesté odiosamente sarcástico y lo aparté de la puerta para entrar.
—¡Derek! ¡Cuánto tiempo! —me abrazó a la fuerza.
¡Quita ya, bicho!
—Sí... sí, ya —repuse desinteresado intentando que no se notara mucho mi expresión facial de desprecio hacia él.
Mientras intentaba zafarme de él, Andrew, disimulada y descaradamente, bajó su mano hasta mi trasero.
Me sonrojé de la rabia y le di un rodillazo en la pierna derecha. No en los huevos por qué no quería tener que darles explicaciones a mis tíos.
Mi hermana, al verme corrió a abrazarme diciéndome que me había echado de menos y después saludé a mis tíos. Mi madre de lo ingenua que era, me pidió que los jóvenes, osea nosotros salgásemos fuera y que le hiciese compañía a mi primo quién no dejaba de decir que me había extrañado.
—Sigues tan distante como siempre, ¿eh, Der? —puntualizó con una sonrisa.
—¿¡Cómo mierda esperas que no lo esté?! —exclamé sin poder creerlo —. Tenía esperanzas de que al menos ahora que tienes 21 años hubieses cambiado, pero ya veo que no.
—Te equivocas, en realidad he cambiado. Antes estaba peor —se cruzó de brazos.
—Bueno, por lo menos lo admites, eso te lo reconozco.
—¿Podemos volver a empezar desde cero, Derek? —pidió —. Nada de acosos, prometido.
—No confío en ti —Fui tan directo como una patada en los huevos.
—Ouch —se hizo el dolido —. ¿Tan poco crees en mí?
—Es que ni eso, no te creo nada —sonreí con suficiencia.
—Está bien, me has pillado —suspiró —. Sigo queriéndote.
—Andrew... tú a mi no me quieres. Lo que sientes por mí es una obsesión. Una obsesión enfermiza que debes detener. Además no soy un marica.
Ian era él único hombre que me gustaba y que había llegado a querer.
—¿Marica, eh?-rió secamente -. Veo que también sigues con el rollo de que no crees en el amor...
—Y así será siempre —afirmé —. Aunque... puede que haya una que otra excepción —sonreí internamente mientras la imagen de Ian aparecía en mi cabeza.
Al darme cuenta de lo que había pensado, me sonrojé de inmediato.
—Estas rojo.
—¿Y? —me puse a la defensiva.
—Precisamente cuando me dijiste que había una excepción. Dime, ¿quién es esa excepción?
—¡Nadie! ¿Quién iba a ser? —reí nervioso.
—¿Nadie? ¿Patrick el de Las ventajas de ser un marginado? —sonrió divertido.
—Heh, muy gracioso.
No. No realmente.
—Derek... me da igual que quieras a otra persona, o que no te gusten los chicos, no voy a rendirme contigo.
Sinceramente... no supe que contestarle a eso. Por primera vez me había quedado sin palabras delante de Andrew.
Era la primera vez que se había puesto serio conmigo desde que lo conocí.
* * *
Le había dicho ''no'' de todas las formas posibles y en todos los idiomas que me conocía, y aún así, Andrew me acompañó casa. O mejor dicho me había seguido a casa.
—Aún no lo pillo... ¿por qué no vives en casa con tu madre y tu hermana?
—Es complicado... y una larga historia —traté de evitar el tema —. Pero básicamente por el momento me estoy quedando en casa de un amigo. Bueno, suficiente, ya puedes irte. Gracias.
—Está bien —aceptó resignado—, pero antes...
Sujetando mis manos fuertemente para que no lo golpeara se acercó lentamente a mi mejillla derecha para besarla hasta que Ian nos sorprendió en aquella tan incómoda y desagradable situación.
Pude ver como había apretado el puño y como lo estaba asesinando con la mirada. Antes de poder darle ninguna explicación, Ian me arrastró hacia la casa, furioso, y cerró la puerta en las narices de Andrew.
—¿Se puede saber quién era ese tipo? ¿Qué tienes con él? —exigió saber manteniendo la compostura —. Déjame adivinar... ¿Se llama Roba-Derek?
Reí internamente al nombre y creo que Ian hubiese hecho lo mismo si no estuviese tan cabreado en este momento.
—¿¡Qué iba a tener con él, estúpido!? ¡Es solo mi primo!
—¿¡Qué tiene que ver que sea tu primo o no?! ¿Acaso te fijaste en cómo te miraba?
—¡Tú también me miras así! —objeté.
—¡Es diferente, idiota!
—¡Exacto, es diferente! ¿¡Qué podría yo tener con él?! ¡Solo estoy contigo! ¿¡Cómo puedes desconfiar de esa manera de mí?!
—¡Precisamente por eso tengo razones para estar inseguro, Derek! ¿Por qué estás conmigo, por qué? ¿Es por qué me quieres?
Me quedé varios segundos sin decir nada. Era una pregunta que sabía que tarde o temprano tenía que enfrentarme a ella, pero no tan pronto...
No me sentía preparado aún...
—¡Eso mismo debería preguntar yo! ¿¡Qué soy yo para ti, Ian?! ¿Realmente me amas? ¡Nos acostamos constantemente y ni siquiera sé qué coño somos! ¿Amigos? ¿Enemigos con derecho? ¿Pareja? ¿¡Qué?!
—Eso tiene una fácil respuesta, Derek —me miró fijamente —. Tan solo necesito saber algo antes... ¿Qué sientes por mí?
—¿Cómo?
—Te lo repetiré otra vez... ¿qué sientes por mí, Derek? —volvió a cuestionar acorralándome contra la pared y mirándome con sus penetrantes ojos verde esmeralda.
—No... no... ¡No lo sé! ¿¡Vale!? ¡Joder, de verdad que no lo sé! -estallé -. ¡Solo sé que eres la única persona con la que he experimentado tantos sentimientos..! Ya sea por tus besos o por la sensaciones que me provocas al tocarme o cualquier movimiento que hagas, lo recuerdo todo. Te tengo grabado en mi mente, Ian. Siempre pienso en ti y te echo de menos cuando no estás a mi lado, aunque nos hayamos visto minutos antes ¡y es que nunca me había sentido de esta forma con nadie!
Ian me besó tiernamente en los labios y retomó la palabra.
—¿Me quieres?
Asentí con la cabeza, lloroso, y cerré los ojos dejando que Ian me tomase de la mejilla derecha y me volviese a besar.
—Yo también te quiero. Te amo —me abrazó fuertemente dejando caer su cabeza sobre mi hombro—. No sabes cuánto he tratado de negarlo, de convencerme a mí mismo que no soy para ti, que tenía que detener esto antes de que me enamorara aún más de ti, pero ya es demasiado tarde. Ya estoy verdadera, loca y profundamente enamorado de ti, de tu sonrisa de niño engreído y prepotente, de tu risa, de tus rabietas, de tus comentarios sarcásticos, de todo lo que forma parte de ti.
Mi corazón comenzó a acelerarse y me aferré a él con fuerza.
—Eres un loco —reí levemente —. ¿Cómo te puede gustar todo de mí?
—Para mí tú eres la definición de la palabra perfección.
Sus palabras me quitaron el aliento.
—¿Cómo puedo yo gustarte? —bajé la mirada dolido.
¿Qué tenía yo de bueno? Solo era un niñato a comparación de él. Incluso Riley era más maduro que yo.
Maldito seas, Ian. ¿Por qué siempre lograbas hacerme enamorarme cada vez más de ti? ¿Por qué solo tu conseguías que mi corazón latiese tan rápido?
—Lo mismo digo yo —hizo media sonrisa —. Sé que es demasiado tarde para que te lo diga, tal y como te había dicho antes, pero yo no te convengo Derek. Hay cosas de mí que si supieras... me detestarías, definitivamente —dijo esto último con la mirada tétrica.
—Me da igual...y-yo... solo te quiero a ti —rodeé su cuello con mis brazos e inicié un beso entre nosotros.
Solo bastaron esas palabras para que Ian cediese y correspondiera el beso. Ian no tardó en tomar el control e intensificó el beso adentrando su demandante lengua que recorría toda mi boca ¿Cómo podía Ian besar tan jodidamente bien?
Me llevo a su habitación y Ian se sentó en la cama esperando que hiciese lo mismo. Cosa que no hice, Me dejé caer de rodillas junto a la cama y desabroché sus pantalones, sacando su miembro semi-erecto, llevé su inició de erección hasta mis labios y en ese momento Ian me detuvo.
—No tienes por qué obligarte a hacerlo si no quieres.
—Pero, quiero hacerlo —sentencié mirándolo seriamente.
Ian suspiró como diciéndome ''De acuerdo, pero luego no te quejes si no te gusta'' y retomé mi tarea. Cuando deslicé la punta de su miembro sobre mi lengua, ya estaba dura. Moví la cabeza, metiéndola y sacándola, mientras él me agarraba del cabello.
—No está nada mal para ser tu primera vez —sonrió con arrogancia entre jadeos.
—Un comentario más y te la muerdo —amenacé a lo que él sonrió aún más ampliamente logrando que me molestara y sonrojara más.
Era grande, pero llevé su erección hasta lo más hondo de mi garganta que pude y después me alejé, presionando el tronco con los labios conforme salía de mi boca. Repetí varias veces ese ritmo y después lamí la punta a lametones cortos que fueron recorriéndolo entero hasta la base. Volví a la punta y empecé a chuparle con más ímpetu.
Sus manos recogieron mechones de mi pelo y después empezó a bombear con cuidado hacia mí.
—¿Q-Que estás haciendo? —Apenas se me entendía al hablar.
—Estoy follándote la boca —susurró provocativamente.
Sentí mis mejillas arder ante ese comentario y me dejé hacer. Minutos más tarde, Ian, se corrió en mi boca y algo de su semen salpicó en mi rostro, cerca de mis labios.
—Ew, que asco... —hice mohín al tragármelo accidentalmente.
—¿Qué te esperabas? ¿Qué supiese a chocolate blanco? —se burló con una sonrisa socarrona se esbozó en sus labios y me levantó para tirarme a la cama —. Tócate para mí, Derek.
Evitando su mirada y nuevamente sonrojado, me deshice de mis pantalones y bóxers, me abrí de piernas, dejando a la vista mi expuesta entrada y llevé mi mano a mi entrepierna mojada de líquido preseminal, comenzando a acariciarme.
—Mhm... Ah... Ian...
—Menudas vistas —puntualizó con una sonrisa cínica.
—C-Cállate pervertido.
—¿Yo soy el pervertido? ¿No eres tú el que está abierto de piernas dejando a la vista su entrada? Tan solo mira como se está contrayendo , increíble—mencionó causando que me quisiera morir de la vergüenza—. Usa tus dedos también —demandó.
¿¡Qué?! ¡No podía ir en serio!
—¡No!
—Vamos, tocáte.
Había algo en su tono de voz que lograba persuadirme casi siempre. ¿O acaso era yo el que me dejaba persuadir tan fácilmente?
Llevé un dedo tembloroso a mi entrada y finalmente lo metí dentro, lanzando un gemido agudo. Lo metí y saqué repetidamente alzando levemente las caderas. Ian se tocó después mirándome y luego me hizo detenerme.
—¿Qué? —pregunté confundido.
Ian no respondió, me volvió a recostar sobre la cama, posicionándose él encima de mí y me penetro de golpe y con una fuerza que me movió sobre el colchón.
—¡Ah! —grité no estando seguro si por el dolor o por el placer. Una mezcla de ambos, diría yo.
—Te voy a follar tan duro que perderás tu voz de lo mucho que vas a gritar—susurró seductoramente al oído mientras me penetraba profunda y fuertemente —. Me tienes loco... Derek. Soy adicto a ti, joder. No dejaría de follarte nunca.
Arqueé mi espalda sintiendo una corriente de placer recorrer todo mi cuerpo.
Ian, salió de mí interior y me dio la vuelta colocándome a cuatro patas. Volvió a meterla arrancándome otro gemido sonoro.
No fue hasta más tarde que me dí cuenta que podíamos vernos reflejados en el espejo que tenía en el espejo del armario. Aquello me excitó todavía más.
¿Esa persona tan fuera de control era yo?
—Me gusta ver cómo me follas —murmuré provocativamente.
Dejó de embestirme y me alzó en sus brazos hasta el lado de la cama que estaba en frente del espejo.
—Pues vas a verlo muy bien —sonrió y me pegó un lametón en la oreja colocándome encima de su erección, dándole yo la espalda.
Miré nuestro propio reflejo en espejo y me fijé en mi rostro que era puro placer.
—¡Ah! ¡Ah, Ian!
Ian, me ayudó a colocar las piernas a cada lado de él y acercó su mano a mi miembro comenzando a masturbarme a medida que penetraba hasta lo más profundo de mí concentrándose en mi punto especial.
Me quedé viendo como entraba y salía de mi a través del espejo,
—Míralo, mírame follarte, Derek. Mira cómo voy a hacer que te corras.
—¡Ngh! ¡Ah! —gemí cada vez más alto y agudamente.
Aceleró el ritmo de sus embestidas mientras me masturbaba al mismo tiempo. Una oleada de placer inmensa me invadió y llegué al orgasmo corriéndome. Y sentí que iba a volver a hacerlo.
—¡Ah! M-Me voy a correr... —avisé y el giró su cabeza para besarme, entrelazando mi lengua con la suya.
Acabé corriéndome dos veces en su mano. Ian, quién le faltaba poco también, siguió penetrándome insaciablemente.
—Ian... Ah... ¡L-Lléname de tu semen! —pedí obscenamente al notar que le faltaba menos que antes.
Ian gruñó y solo bastaron esas palabras para finalmente hacerle correrse dentro de mí. Me recosté en la cama completamente exhausto e Ian hizo lo mismo.
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Asdkl, yo también quiero que me dediquen una canción ;—-; suertudo Riley, puthos adorables esos dos ;n;
Por otra parte... ¡Aleluya, señores, Aleluya! ¡Derek por fin ha admitido delante de Ian que él le gusta! T^T
Ahora en cuánto al tema del especial, si pensáis que el de preguntas y respuestas está bien, escribid vuestras preguntas en los comentarios y al personaje al que va dirigido (puede ser más de un personaje) el número de preguntas puede ser un máximo de 7-6. Y los personajes a los que se les puede preguntar son (Riley, Ian, Derek, Red, Steve, Teddy, Amanda, Niko, Andrew, Sean y Ryan) eso es todo ^o^
Y como ya dije si teneis alguna posible idea para el especial comentádmela, gracias :D
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