Capítulo 19 ''Celos''
¡Hola! Vengo a traerles el capítulo 19 de Online, por fin T^T (he tardado mucho en escribirlo)
Todas las cosas que vendría comentando serían spoiler y por la emoción de publicarlo cuánto antes no sé ni qué decir xD
Así que sin más espero que os guste ^^
AVISO: Este capítulo puede o no puede contener horrores gramaticales (?)
AVISO 2: Este capítulo puede o no puede provocar sangrados nasales(?)
La foto del capítulo es rara, rara, y son Derek y su madre xD
------------------------------------------------------
~~DEREK~~
No sé si al final iba a acabar agradeciéndole al muy imbécil de Sean esa jugarreta suya. Ya era medianoche, casi las una. Si me hubiese quedado allí más tiempo no hubiese vuelto hasta las dos, tres o peor aún… no hubiese vuelto. Eso si de verdad hubiera ligado con una chica.
Después de esa broma que me hizo Sean no creo que vuelva a pisar aquel bar de nuevo en mi vida.
Teniendo cuidado de no despertar a nadie, abrí la puerta de casa y entré adentro solo para encontrarme con la sorpresa de ver a mi padre sentado en el sofá del salón aparentemente esperando a alguien. A mí.
¿Pero qué cojones? ¿Desde cuándo este venía a casa como para encima atreverse a esperarme? ¿Con qué puto derecho hacía eso?
—¿Qué horas son estas de llegar, Derek? —levantó la mirada clavándola en mi, una mirada severa que me heló por completo.
Hace días que él no regresaba a casa o llegaba a las tantas. ¿Por qué precisamente hoy tenía que volver tan temprano?
—¿Qué más te da? Casi nunca estás en casa. Además no estaba haciendo nada ma---
Antes de que tuviese tiempo de completar mi frase, su mano me interrumpió abofeteándome. El impacto había sido tal que resonó en todo el salón. Adolorido, sin habla y temblando levemente me llevé una mano a la mejilla abofeteada.
—¿¡Cómo coño te has atrevido a levantarme la mano, viejo de mierda?! ¿Cuándo yo he sido el único de esta familia que he tenido esperanzas en que volvieras a ser el mismo de antes? ¿Cuándo yo he sido el único que te dirige el habla? Él único que ha confiado en ti… —comencé a mencionar cada detalle que había tenido con él, sintiéndome traicionado y dolido, pero no físicamente si no emocionalmente, a la vez que retenía las ganas de romper a llorar en ese mismo momento.
—Sube inmediatamente a tu habitación —ordenó ignorando todo lo que había dicho anteriormente.
Dándole una última mirada, esta vez de desprecio, subí las escaleras a paso acelerado para alejarme de él lo antes posible.
No iba llorar, no iba a volver a llorar nunca más. Llorar era de cobardes y débiles… y ese hombre no se merecía que destrozara mi orgullo y derramara lágrimas por él.
Me mordí con fuerza el labio hasta el punto que me hice una pequeña herida en el labio inferior y estando en la cama le di un golpe una y otra vez con mi puño a la almohada para descargar toda mi frustración.
Tiempo después, convenciéndome de que ya estaba satisfecho, con la respiración agitada y exhausto, me dejé caer en la cama agotado. Pasado un tiempo terminé por dormirme sin darme cuenta en qué momento siquiera había cerrado los ojos.
* * *
Ya habían pasado dos días desde aquel suceso o más bien sucesos… y por fin era Lunes.
La alarma del despertador había sonado. No era la primera vez que lo hacía y no tenía ganas de levantarme, pero esta vez sí que no quería ir.
No me sentía bien en todos los aspectos. Habían pasado muchas cosas últimamente y la mayoría malas.
Por otra parte tenía que ir, no podía faltar hoy por nada del mundo, puesto que teníamos práctica del club de baloncesto.
Gruñí y saqué una mano del edredón para acabar con ese sonido infernal.
Me levanté de la cama tras muchos intentos y después terminar de ir al baño, fui a mi armario y lo abrí para escoger que ponerme.
De pronto, en ese instante, alguien entró a mi habitación.
Mi madre, quién por alguna razón estaba muy bien vestida y maquillada.
Supongo que no había venido porque había escuchado la pelea de anteayer….
—Hijo… ¡Tienes unos labios tan bonitos y rosados! Ojalá yo los tuviera así… —suspiró apenada levantando la barra de labios color cereza, acercándola a mi rostro.
No, no, no… ¡No sería capaz!
Antes de que me tuviera tiempo de apartármela de encima y estando aún en calzoncillos, me agarró del mentón y llevó la barra de pintalabios a mi labios, pintándolos.
Me enrojecí de la rabia y la aparté de un leve empujón, no sin antes frotarme los labios para quitarme el labial.
—¿¡Pero qué cojones estás haciendo?! ¡No soy una chica! —me quejé a voces.
—Ciertamente de físico no lo eres —me miró juzgadoramente —. ¡Pero es que tus labios son perfectos! ¡Más que los de una chica!
Solté un bufido y dejándola hablando sola, acabé de vestirme para irme de una vez al instituto.
~~RILEY~~
Ya era la segunda vez que Ian me sorprendía despertando incluso antes que yo.
No sólo eso, si no que también había terminado de cocinar mi desayuno, y otro desayuno más…
—¿Porqué dos desayunos, Ian? —le pregunté extrañado.
—Porque uno es para que te lo comas ahora y el otro para cuando sea la hora de receso —explicó apurado —. Aunque no sé si vayas a comerte el desayuno… estamos cortos de tiempo, venga vamos —hizo señas para que me levantara y saliese primero de casa.
—Gracias —agradecí aún confundido —. ¿Pero porqué esta idea tan repentina?
—Porqué así practico cocinando más a menudo y porqué quiero que comas bien —explicó entrando al coche —, además… que no confío mucho en la comida de la cafetería de tu instituto.
—Ahora que lo dices… es algo asquerosa —admití recordando el sabor y aspecto de la tan famosa sopa de verduras que más bien parecía y debía llamarse sopa de vómito.
Ian me dejó en frente del instituo, me bajé del coche y como siempre me despedí de él. Esta vez entré sin miedo alguno al instituto, sin embargo no podía decir que estuviese feliz ni nada. En vez de miedo sentía una especie de opresión en el pecho… angustia. Había terminado mi trato con Red y ahora todo iba a volver a ser como antes.
Red y yo, compañeros de clase y nada más…
Pero por más que lo pensase no lo entendía… ¿Por qué aquello me había afectado tanto? ¿Acaso había considerado alguna vez a Red como un amigo mío? A Derek sí pero a Red…
Agh… Tenía que concentrarme en otra cosa, no podía seguir pensando en ese tema.
Me senté en clase en el sitio de siempre al lado de Amanda , y aunque esta me hablaba, toda mi atención estaba puesta en Red, a quién miraba de reojo y disimuladamente. Para mi desgracia hubo un momento en el que Red se percató de mi mirada clavada en él y me devolvió la mirada con una media sonrisa divertida.
Di un pequeño brinco en mi asiento y giré mi mirada a la pizarra, con el corazón acelerado.
Mierda… Me había pillado mirándolo.
Justo en ese momento Red se levanto y caminó hasta quedarse detrás de mi asiento.
¿Ahora qué pretendía hacer? Tragué saliva.
—Joder, Riley —habló el chico que se sentaba a mi derecha. Un amigo de Howard creo —. Dile a tu perro guardián que se siente.
Se oyeron unas pocas y pequeñas risitas que inmediatamente pararon cuando Red contestó con un ‘’Levanta’’ y lo miró asesinándolo con la mirada.
La profesora hizo oídos sordos y siguió con su lección apuntando todo lo que había resumido del libro en la pizarra.
El chico se levantó de malas ganas y lo miró de la misma forma. Dirigí mi mirada a Red quién estaba encontrando la situación divertida. Maldito loco.
—¿Ahora qué? —desafío el chico.
Red no dijo nada, pasó por delante de él ignorándolo y se sentó en su asiento. Al lado mío. Toda la clase esperaba con ansiedad la acción que iba a tomar Red. Yo incluido. Lo único que hizo, sin embargo, fue recoger su libro de texto y su libreta de su mesa.
—Siéntate, perrito —comandó finalmente, con una sonrisa un tanto sádica Red.
El chico se puso rojo de la rabia y la clase volvió a reírse. Apretó su puño con fuerza y cuando creí que iba a golpear a Red, fallando en el intento, me apartó a mí de un golpe, haciéndome caer de la silla.
¿¡Pero qué mierda?! ¿¡Cual era su puto problema?!
El muy cabrón también tuvo el descaro de coger mi asiento y sentarse en el. Me levanté del suelo y estaba a punto de cometer una locura. Como pegar mi primer puñetazo en toda mi vida hasta que Red, defendiendo mi honor como siempre, ahora sin trato si quiera, se me adelantó.
—O bien te disculpas con él o te mutilo la cara —gruñó amenazadoramente —. Tienes 30 segundos para contestar, tú decides —Tenía puesta su mano alrededor del cuello del chico con una fuerza increíble. Parecía doloroso por como el chico se retorcía y por su color de piel que estaba tornándose rojizo.
—Te quedan 10 segundos —apretó con más fuerza Red. El chico me miró desesperado. —. ¡Lo siento, joder, lo siento! —lloriqueó.
—Ahora puedes levantarte —sonrió falsamente jalándolo hacia arriba. Sonrisa absolutamente aterradora —. Puedes sentarte en el suelo —lo soltó dejándolo caer y tropezando con algunas mochilas. Se levantó y se quedó de pie con la palabra ‘’vergüenza’’ escrita en su cara. Volvió a mirar a Red y solo valió una mirada para que se sentara en el suelo.
La clase no se tomó la molestia de reírse de nuevo y la profesora no dijo nada al respecto, a decir verdad todos estaban aterrados. Yo por mi parte me había quedado sin saber que decir. Red se había pasado demasiado.
Supongo que ahora no me extrañaba mucho porque la gente se inventaba rumores de que Red estaba en alguna mafia. Rumor que en parte era cierto. Tenía relación con alguien de la mafia, su padre, pero él no tenía que ver con ella. Creo…
* * *
Aprovechando que era la hora de receso, me despedí temporalmente de Amanda y Steve, acordando que los vería de vuelta en la cafetería y me fui a buscar a Red.
—Mira Red… —empecé siendo interrumpido al momento.
—Si vienes a decir ‘’gracias’’, de nada —volteó la mirada para otro lugar, no interesado.
Pero que… ¡Me acababa de ignorar!
—¡Para nada! —negué con ímpetu —. ¡Venía a decirte que no tuviste ningún derecho a meterte a defenderme antes! No tenías porque… ya no somos novios de mentiras ni nada.
—En serio… quién te entiende chico virgen —soltó una risa —. Deberías estar feliz, agradecido… es más tú deberías recompensarme con otro beso —bromeó con una sonrisa burlesca.
—¡Lo que vas a besar va a ser mi culo, idiota! —le grité ruborizado en medio del pasillo. Me dí cuenta que había un pequeño grupo de gente que estaba pasando y había oído eso —. ¡Y vosotros también, incluido vuestras madres! —los señalé uno por uno, enseñándoles el dedo medio.
—Mm… suena retorcido. Me siento halagado a decir verdad… ¿Qué bese tu culo? ¿Tan solo al haber tenido la primera cita? Cómo sea déjame tú móvil un momento —demandó.
—Aw… que considerado —contesté sarcástico —. Espera… ¿qué? ¿Mi móvil? ¿Porqué? ¿Acaso vas a tomarte fotos tuyas desnudo? —entrecerré los ojos y fruncí el cejo a regañadientes. Red asintió con la cabeza.
—Sí. Era justo lo que tenía pensado hacer —respondió de vuelta con el mismo sarcasmo mientras tecleaba en el móvil —. Ten —me lo entregó de vuelta.
¿Tan rápido? ¿Qué había hecho?
—¿Para qué me lo has pedido?
—He añadido mi nuevo número, el antiguo lo he cambiado por cosas…—dijo sin importancia.
¿Cosas? Me pregunto que clase de cosas serían…
—¿Porqué? No era necesario… no es cómo si estuviésemos saliendo ni nada… —bajé la mirada apenado.
—¿Y por qué no?
—¿Porqué no qué? —volví a fruncir el cejo no entendiendo nada.
—¿Porqué no probamos a salir juntos? Esta vez de verdad —propuso con el semblante serio. Parecía ir en serio con esa propuesta. Muy en serio. Y yo no sé si estaba preparado para tomar una decisión.
—¿Qué? —fue todo lo que solté con la boca abierta. No podía contener mi asombro.
Aprovechando que justo en ese momento Derek había pasado por delante de nosotros con Ryan y Sean, agarré a Derek de su camisa y lo arrastré a dónde estaba yo posicionado.
—Jajajaja —reí nervioso pasándome una mano por la nuca —. Que pena, de verdad, pero aquí mi amigo Derek y yo tenemos un trabajo que hacer juntos —excusé para librarme de tan incómoda situación.
—¿Tenemos? —cuestionó Derek confundido.
—Siii, ¿Recuerdas? —le miré amenazante y le guiñé un ojo para que pillase la situación. Empezó a decir que no, probablemente de lo estúpido que era ni siquiera recordaba que tenía clases particulares conmigo. Apreté con fuerza su brazo.
—¡¡Ah puta madre!! Oh claro… e-el trabajo, me había olvidado.
—Ajá… —rodó los ojos Red cruzándose de brazos y con cara de ‘’¿Es en serio?’’ —. Esta conversación no ha acabado aquí. La seguiremos en otra ocasión —amenazó antes de irse.
Finalmente solté a Derek de la camiseta.
—¿¡Qué coño estás haciendo, ojos de pez muerto?! —bufó.
—Vas a ayudarme.
—¿Ayudarte a seducir y a reconquistar a tu novio tras una pelea de enamorados? No gracias —puso mueca de disgusto.
—No, idiota —suspiré —. Vas a ayudarme a evitarlo durante el resto del día y a seguirlo… ya que estamos.
—¿Seguirlo? Si estás pensando que tu novio te está poniendo los cuer--
—¡Mira imbécil! —lo interrumpí —. Red no es mi novio de verdad. No soy gay.
—Claro… —asintió con la cabeza irónico.
—Quiero decir… realmente no quiero hablar con el… no cuando me acaba de proponer algo que no sé cómo responder. En cuanto a lo de seguirle… quiero saber si de verdad tiene que ver con la mafia.
Sabía que su padre era uno pero no estaba muy seguro si Red participaba en esos asuntos también. La curiosidad me mataba… y quizá me iba a acabar matando.
—¿Por qué debería ayudarte? —se cruzó de brazos y enarcó una ceja.
—Porqué soy tu profesor particular, porqué te perdoné a pesar de haberme hecho bullying durante años y porqué te gusta mi hermano —añadí lo último con una sonrisa maliciosa.
En ese momento pude ver como Derek se descruzó de brazos y dio un brinco.
—¿¡Qué?! ¿¡Cómo si quiera puedes suponer que ese maldito gay pedófilo asaltacunas me gusta!? —estalló sonrojándose levemente.
Lo sabía. Sabía que iba a tener esta reacción.
Estaba siendo un poco cruel quizá, pero la cara que había puesto no había tenido precio.
—¿Aceptas o no?
—Ugh. Está bien —accedió lanzando un suspiro de resignación —. Pero con una condición… quiero que vayas a la fiesta de esta noche, no es mía es la de un chico de grado superior y bueno… cuánto más gente vaya mejor ¿no? Puedes traerte al gafotas y a la pelirroja si quieres. Segundo… no me toques ni me mires en frente de nadie. No quiero que se piensen que soy gay o algo parecido.
¿Otra fiesta más? La última que tuve no fue una experiencia nada agradable… aunque… ¿Qué más podía pasar? No me iba a morir por ir ni nada… Creo.
—Cómo si no lo pensarán ya —murmuré para mí mismo, divertido.
—¿Qué has dicho? —se le alzó la ceja en un tic Derek.
—Nada, nada —canturreé —. ¿Dónde dices que queda la fiesta?
—La fiesta es de Dean y es en su casa —informó y se despidió tras eso para reunirse de vuelta con sus amigos.
¿Así que en casa de Dean, eh? Oh bueno… al menos allí no estará Red. Espero…
* * *
Después de un día muy atareado, finalmente llegué a casa y entré a la cocina, dónde encontré a Ian quién acababa de terminar de cocinar el almuerzo.
Cogí el plato que me había servido y ambos no sentamos a comer en la mesa.
—Ian… hay una fiesta hoy por la noche, organizada por Dean, un chico de un curso mayor del club de baloncesto ¿Puedo ir? Iré con Steve y Amanda —le pedí con la mismísima cara del gato con botas.
—No —se negó inmediatamente sin pensarlo dos veces.
—¿Porqué? —inflé los mofletes.
—Por que no. ¿Desde cuándo vas tú a fiestas? Además, es un chico de grado superior que ni conoces —aclaró.
—Ian, no puedes retenerme, iré quieras o no —di la última palabra —. No es justo que solo tú estés saliendo siempre.
—Haz lo que quieras entonces —espetó con frialdad y volteó la mirada para otro lado.
Agh.
—Ya estoy lleno —anuncié de la misma manera.
Me levanté de la mesa sin haber comido mucho y decidí subirme a mi habitación para hablar con Amanda y Steve para quedar.
Esperé a que Ian regresara al trabajo y cuando lo hizo por fin, me vestí y salí a casa de Amanda para prepararnos para la fiesta de esta noche.
* * *
Me acordé del día en el que juré nunca en mi vida volver a ir a una fiesta. Pero aquí estaba otra vez y en la casa de alguien que apenas conocía.
Amanda entró primero, luego Steve y por último yo.
El interior era dos veces más grande que el interior de la casa de Derek, y por ello también la música era más alta, había más borrachos y alcohol.
Creo que ya empezaba a arrepentirme de haber venido.
Y ese arrepentimiento no tardó en aumentar cuando seguido de Derek entró Red. Sí, el mismo Diablo alias Red quién estaba hablando con Derek en este momento.
¿¡Qué se supone que hacía Red aquí!? ¡Si había accedido a venir aquí en primer lugar era para evitarlo!
Tragué saliva y disimuladamente, empecé a insistir a Amanda y Steve en que nos adentráramos para que perdiéramos de vista a Red.
No sé cuánto tiempo había pasado desde aquello, pero habíamos acabado en la misma situación que la otra vez.
Amanda borracha perdida y riéndose todo el tiempo, y yo sentado en otro sofá del salón, solo que este aún más grande y con más parejas besuqueándose. Steve por su parte había tenido suerte de no haber caído en la misma trampa y estaba con Amanda.
—Riley… creo que hemos perdido a Amanda —comentó Steve con tono de preocupación. Escupí de mi bebida alcohólica.
—¿Qué?
La miré, estaba bien… bueno al menos estaba viva.
—No sé porqué pero siempre acaba así —suspiró —, Riley deberíamos irnos.
—¿Irnos? ¿Entonces para que hemos venido hasta aquí? Iros vosotros… yo me quedaré un poco más.
No sé si el efecto del alcohol se estaba apoderando de mí al decir eso, pero al menos la casa de Dean quedaba cerca, no como la de Derek.
—No sé yo… de todas formas si al final decides no quedarte, échame una llamada, yo ya me voy —se despidió, pasando el brazo de Amanda por su hombro, ayudándola a caminar.
En serio… ¿Era estúpido? ¿Ahora que se supone que iba a hacer en esta fiesta, solo y medio borracho?
Justo cuando estaba a punto de levantarme e ir tras Steve y Amanda, Red se interpuso en mi caminado, poniéndose delante de mí y quitándome la copa.
—¿Acaso quieres acabar cómo la última vez, chico virgen? —insinuó burlón.
—Eso a ti no te importa —gruñí y recuperé de sus manos la copa, tomándomela de un solo trago.
—Deberías detenerte —me aconsejó esta vez serio tomándome del brazo.
—¿Y si no quiero? —le desafíe yendo a por otra copa.
—Nada —me respondió inexpresivo soltándome—, pero al menos estaré cerca de ti vigilando que no cometas una locura.
Genial. Justo lo que necesitaba.
Minutos pasaron, creo que casi una hora y por más que Red hubiese insistido en que me detuviese o el mismo detenerme, me había negado y tal como predijo terminé emborrachándome completamente. Negándome a que Red me llevase a casa, llamé a Ian.
—Hola, ¿Quién es? —contestó de malas ganas. Probablemente a esta hora estuviese durmiendo o quizá… esperando mi regreso.
—S-Soy yo Riley —le di mi nombre hablando lento y no muy coherentemente —. ¿Podrías ir a buscarme? Ian lo siento… desde que nuestros padres murieron no dejo de decepcionarte más y más y por ello nos hemos distanciado tanto —comencé a lagrimear —. Ian yo quiero que volvamos a ser como antes…
Solo bastó eso para que Ian me pidiese la dirección y fuese en mi búsqueda. Llegando a mi límite tras haber esperado varios minutos por Ian que tardaba en llegar, perdí la conciencia dejándome caer en brazos de Red… nuevamente como aquella vez. Pude ver como lanzó un suspiro y seguidamente me cargó en sus brazos. No opuse resistencia alguna por lo débil que estaba.
Con los ojos entrecerrados y con la poca conciencia que me quedaba, noté como nos estábamos dirigiendo a la salida.
¿A dónde tenía pensado llevarme? ¿A su casa?
Lo último que oí y escuché fue como le pasó un papel a Dean y le decía que si pasaba un hombre exigiendo ver a su hermanito, que le diese ese papel con su número de móvil.
~~IAN~~
Mierda, mierda ¡Espero no haber llegado demasiado tarde!
Nunca creí que escucharía a Riley decir todo eso. La culpa y el remordimiento me comía por dentro. Y no solo por lo de hoy...
Salí de mi coche Impala a toda prisa y me abrí paso hasta entrar a la casa dónde me encontré a un chico quién colocó una mano sobre mi hombro y me entregó un papelito con un número de móvil.
—¿Eres tú Ian? —me preguntó, cosa que confirmé enseguida —. Un tal Red me ha pedido que te entregue esto y que te diga que tu hermano está en buenas manos.
¿En buenas manos? ¡No me jodas!
Agarré violentamente el papel y marqué furioso el número de móvil.
—¿Dónde tienes a Riley? —exigí saber sin disimular el gran enfado que llevaba encima.
—Dios, cálmate un poco guardia de la cripta, ni que lo hubiese secuestrado. Riley está bien, solo necesita descansar, mañana lo llevaré a casa a primera hora. Mejor preocúpate por el idiota que sigue allí dentro.
¿Idiota? ¿Qué idiota?
En ese momento me quedó todo claro. Sobretodo cuando entré más adentro y me encontré a Patterson borracho, con la camiseta un poco levantada y bailando muy de cerca con otros chicos.
¿Así que se refería a este idiota? Pero… ¿Por qué iba a importarme? No tenía relación alguna con este chico, no tenía ningún motivo… más no pude evitar sentirme molesto al ver lo tan cerca que estaba con esos chicos.
Y además… por muy mal que me cayese ese niñato, era amigo de Riley y quizá no fuese tan mal chico. Aparte que se le notaba algo confundido como si no supiese que hacía.
Aunque lo que de verdad tuvo parte en mi decisión fue un chico que había abrazado y había tomado de la cintura a Derek.
Se me alzó la ceja en un tic y echando humos caminé hasta llegar a dónde estaba Derek para llevármelo de allí pese a sus quejas y reproches. Como casi no podía caminar, hice que pasase su brazo por mi hombro y que se apoyara en mí hasta que llegáramos al coche.
Suspiré y lo dejé encima del asiento de copiloto. Empecé a conducir y aprovechando que aún no se había dormido decidí preguntarle la gran duda.
—¿Dónde es que vives Patterson? —cuestioné mirándolo fijamente.
No recibí ninguna respuesta de su parte, solo un par de palabras y frases incoherentes y unas cuantas risas. Estaba rojísimo y tenía la respiración entrecortada, como si le costase respirar. Parecía que estaba teniendo fiebre. No era normal… ¿Acaso le habrían echado algo en la bebida?
Volví a suspirar resignado y cómo no tenía idea alguna de dónde vivía, decidí llevarlo a mi casa ya que no tenía de otra. Ya irían las explicaciones y la llamada a sus padres mañana.
Al llegar a casa, lo ayudé caminar nuevamente y mientras lo hacía Derek no dejaba de estar quieto, esta vez le dio por empezar a acariciar mi cabello.
—Tienes un pelo tan suave —comentó con una sonrisa pasando su mano por mi castaña cabellera —, tan suave… me recuerda a mi antiguo perro Giorgiano.
¿Me acababa de comparar el cabello con el pelaje de un perro? Le miré mal y de nuevo se me alzó una ceja en un tic.
Con la camiseta de Derek aún levantada, vi cómo a pesar de que estaba más formado y con más músculos que Riley, estaba bastante flaco para ser un jock.
Sin darme cuenta se lo pregunté a lo que Derek se rió seco y levemente, contestándome que era porque tenía problemas familiares y por eso no comía muy bien.
No pude evitar sorprenderme.
¿Así que hasta alguien como él tenía esa clase de problemas eh? Quizá si me hubiese pasado un poco con él.
Ese pensamiento sin embargo en seguida se esfumó, cuando sentí como Derek había vomitado encima de mi camiseta.
Volví a fulminarle con la mirada y lo cargué en brazos hasta llegar a mi habitación, dejándolo sobre la cama. Aún respiraba con dificultad y seguía sonrojado.
Es más… diría que incluso estaba comenzando a jadear.
Me obligué a ignorar eso pensando que eran imaginaciones mías. Me quité la camisa quedándome solo en pantalones y me acerqué a Derek, quién se le notaba incómodo con esa ropa ajustada. La camiseta también estaba algo sucia.
Tragué saliva y comencé a desvestirlo hasta que llegué a la parte de los pantalones los cuales quité sin ningún problema o eso creía. Le había tocado accidentalmente la entrepierna por encima del bóxer.
Esperando algún insulto o golpe, ocurrió todo lo contrario. Derek soltó un gemido y puso su mano sobre la mía llevándola de nuevo a su entrepierna, haciendo que mi mano frotase y acariciase esa zona.
Estaba confirmado. En definitiva le habían echado algo a la bebida. Un afrodisíaco quizá.
No había forma alguna que el Derek de siempre actuase así y mucho menos conmigo.
—¡Ah!… ah… Ian se siente bien… —murmuró entre gemidos.
Mierda.
Tenía que quitármelo de encima. Antes de que cometiese una locura…
Aparté mi mano de su entrepierna y me dispuse a levantarme de la cama. Derek me lo impidió jalándome del brazo e hizo que me sentara sobre la cama de nuevo.
—Ian… date prisa y m-métemela de una jodida vez…—pidió desesperado y ruborizándose incluso más que antes —. Oh pero espera… antes necesitas que te la pare ¿no? —sonrió maliciosamente y fue directo a mis pantalones los cuales desabrochó y bajó el cierre después tras mucho forcejeo entre nosotros.
—Déjame ayudarte… —acercó su rostro a mi miembro semi-erecto aún con los calzoncillos puestos y sin previo aviso le dio una mordida logrando arrancarme un gritito de dolor.
¡Maldito crío! ¡Joder! ¡Eso había dolido tanto como una patada en los huevos!
—Hueles a colonia de mujer… —afirmó asesinándome con la mirada antes de caerse rendido del sueño.
¿A qué había venido eso? Aunque en realidad... debería decir ''A que había venido TODO eso''
Aún adolorido, fui al armario a ponerme el pijama y al terminar regresé a mi cama, no tardando en dormirme yo también.
------------------------------------
Bueno, bueno que puedo decir (?) ewe
En este capítulo ha pasado medio de todo(?) Celos again ewe Red siendo el p*to amo como siempre(?) Riley y su tsunderismo, TsunDerek y su tsunderismo... Secuestros de amorsh(?) otro de mis capítulos favoritos... sobretodo por lo de las partes finales 7u7
Y lo admito... hasta yo misma me moría por que fosharan Ian y Derek como conejos allí mismo(?) xD pero aún es pronto v(uvu)v T^T
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro