Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

II - REALIDAD (Parte 3)

EN OTRO Orden, apenas la campana indicó el inicio del recreo, Diana caminó junto a Leo en dirección a los ascensores, que comenzaban a colmarse de estudiantes de diferentes años. Ambos estaban emocionados de poder tomar un poco de aire fresco, ya que eran amantes de la naturaleza y no tanto de todo lo tecnológico que se encontraba en el establecimiento; a diferencia de aquellos que decidían evitarse el trafico para salir e ir a la cantina de su planta.

  —Yo no entiendo como es que aman tanto estar dentro de este lugar. Es demasiado encierro, y para abrir cualquier ventana es todo un trámite —comentó el muchacho sonriente mientras se aferraba al hombro de la peli-morada tal cual fuesen una pareja. 

  —¿Te referís a Niel? Siempre se queda adentro, creo que no saldría del aula aunque hubiera un incendio —apoyó su cabeza sobre el pecho del joven, era mucho mas alto que ella y le daba una comodidad incomparable.  Se sentía segura.

  —Hablando de eso. Nunca tuve la oportunidad de preguntar, ¿De donde salió el apodo Niel? —vaciló en indagar sobre el rebelde del curso, después de todo cualquier cosa que tuviera que ver con él se relacionaba a problemas—. No es muy normal, la mayoría le dice Nathaniel o Nat. Bah, no importa, no quiero molestarlo.

  —¿Molestarlo? No está acá Leo, no tenés que intentar ser tan bueno todo el tiempo, ¿Me escuchaste? —giró sus ojos y lo miró de costado con el entrecejo fruncido. Se estaba preguntando porque motivo estaba haciendo tantas preguntas últimamente sobre él—. Es un apodo que inventó Azul hace mucho tiempo cuando eran niños, aunque originalmente era Miel. Bastante cute (lindo). Como sea, no creo que sea bueno que le menciones ese apodo, podría enojarse, solo ella y yo le decimos así. 

—Solo yo—se corrigió.

Las puertas del ascensor frente a ellos finalmente se abrieron y pudieron ingresar junto a otras siete personas. El rostro del mastodonte era el de alguien que había cometido algún tipo de asesinato; se estaba lamentando por haberle mencionado al director que él había sido el culpable de su extraño accidente y no sabía cuales podrían ser las consecuencias de aquello.

  —¿Y la chica?¿Quien es? —sus nervios interrumpieron su parla nuevamente y de manera abrupta cambió la tópica de la charla. Ahora se trataba sobre las intenciones de Diana. Aún así, la muchacha, que no era estúpida, inspiró profundamente y sintió el olor especifico de la sudoración recorriendo sus extremidades, sabía que estaba evitando seguir hablando sobre el tema.

  —¿Con la que vamos a conversar? Es una chica muy especial. De tercer año según creo. Quizás la hayas visto alguna vez en el patio —tocó dos veces debajo de su respingada nariz con su dedo indice y le siguió el juego. En un futuro se enteraría porque lo ponía tan nervioso hablar de Niel.

—¿Vos decís? —se carcajeó un segundo. En aquella escuela era imposible siquiera conocer a todos los pertenecientes a cuarto año de su planta y ella pretendía que supiera la identidad de alguna chica de tercero—. Pará, dijiste "creo", ¿Como se supone que creés? ¿No que era tu amiga? —de alguna forma sabía que algo le sonaba extraño de lo que estaba diciendo.

  —Bueno, no es mi amiga, pero lo va a ser. Vení, vamos a buscarla —ya se encontraban en la planta baja y era momento de buscar a una completa desconocida entre medio de una multitud de chicos de todas las edades moviéndose de un lado a otro.

  Los minutos transcurrieron, y Leo no podía parar de pensar que todo aquello era una perdida de tiempo. La escuela era demasiado vasta, de dimensiones monstruosas, casi como una ciudad entera. Tal cual lo eran las universidades mas prestigiosas de Argentina hacía unos cuarenta años atrás. De todos modos, Diana no hesitaba ni un segundo en ir a ciertas direcciones especificas y cruzando entre medio de distintas mini-plazas y cientos de estudiantes.

—¿Como sabés que está por acá?

—Es de tercero, es nueva en nuestro edificio, por lo tanto no conoce esta zona y no debe estar muy lejos. Lo puedo adivinar gracias a mi perfecta deducción lógica y sentido común —lo dijo realmente frenética, casi arrastrándolo, hasta que por fin se detuvo y se tocó dos veces debajo de la nariz. Si ya no era obvio que tenía un olfato inhumano, no se podría explicar como percibió ese olor especifico, inclusive debajo de un cerezo—. ¡Allá está!

—¿Que?—se preguntó Leo alarmado. 

—No le vayas a comentar nada de su apariencia porque te juro que te pego —enfatizó las palabras de manera que formó una sutil amenaza, puesto que allí se encontraba sentada una chica de cabello teñido de azul y ojos profundamente rojos, tan cristalinos, que parecía que la melanina en ellos era sangre pura. Ella era una falla genética de segunda generación. No como Diana claro, cuya madre había sido modificada por los mejores doctores en el campo y su apariencia era el resultado pre-establecido de una familia de la élite, si no que al momento de su nacimiento algo que fue modificado a alguno de sus padres... No salió del todo bien.

 La joven eufórica de haber encontrado a quien había planeado contactar desde hacía una semana, se acercó con una enorme sonrisa dibujada en su rostro y llamó su atención con un leve sonido "tsch", seguido de un "hey". La niña, porque eso es lo que parecía debido a su reducido tamaño y delgadez, estaba cubierta por una capucha negra con inscripciones en japones y jeans azules rotos por doquier. En sus manos cargaba un comic antiguo el cual leía atentamente mientras se mecía hacia los costados.

  —¿Que querés? —levantó la mirada, y desveló unas profundas ojeras, producto de estar hasta altas horas de la noche leyendo.

 —Hola, soy Diana Price, y él Leo, un gusto.

—Sara —su actitud era cerrada e intensa, como si no quisiera hablarles en lo absoluto y solo la estuvieran molestando. Diana sentía que su sonrisa estaba siendo aplacada, pero no desistió, le había costado bastante trabajo averiguar por donde se movía y cual era su esencia.

—Sara, que lindo nombre —comentó para parecer mas simpática—. ¿Que leés?

—Manga. Shingeki no Kyoshin. Es viejo, pero me gusta por todas las muertes y eso. Ahora todo es basura tierna.

—Oh, interesante —no tenía ni la mas mínima idea de lo que le estaba hablando—. Mirá, estábamos buscando gente que tenga ganas de participar en la búsqueda de mi mejor amiga, Azul, que desapareció el verano pasado. Y según creo, porque te he visto en los hyperloops a nuestra zona, sos de Bariloche también, ¿Cierto?

—No me interesa —respondió tajante y siguió leyendo.

Diana se quedó helada, no estaba preparada para que fuera rechaza de tal manera. Lo usual era que los niños con fallas genéticas se criaran estigmatizados y tratados como seres inferiores, lo cual causaba que fueran muy retraídos y aceptaran peticiones con facilidad.

—Yo... —se detuvo. Debía convencerla a toda costa para que así conociera al grupo al que se había iniciado, lo de la búsqueda era solo una excusa.

—Mirá —inició de la misma forma que ella y clavó su sangrienta mirada sobre los ojos de la modificada. Allí se encontraban dos polos opuestos de la modificación genética; élite y falla—. Puedo sentir tu presencia, tenés la habilidad, no necesitas venirme con pelotudeces —la peli-morada abrió sus ojos de par de par, la habían descubierto.


****

Notas del autor: Solo queda una parte de este capítulo de introducciones de personajes y explicación del desarrollo, espero que les vaya gustando. Y les cuento por adelantado que en el siguiente capítulo se viene tensión y enfrentamiento e.e

¿Que les parece Sara hasta ahora?¿Y cual creen que es el verdadero plan de Diana?



Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro