9 °Falsa Onice°
Sigo los pasos de Raj. Desde que empezó el reto él va delante y yo detrás. No me ha dicho nada y solo se encarga de mirar a los lados, buscando al lirux. De pronto se detiene y como voy siguiéndole el paso detrás de él, me choco con su espalda sin poder detener mis pasos.
—L-lo siento —susurro bajando mi cabeza.
—Aquí está bien —dice ignorando mis palabras y rodeando el área en donde estamos parados. Es un lugar más oscuro, los árboles son más altos y más frondosos aquí.
—¿Para qué? —cuestiono con interés y duda.
—¿Sabes lo que atre a un lirux?
Su mirada da con la mía, sus ojos son tan oscuros y profundos, puede notarse un mundo en ellos; un mundo oscuro y peligroso. Puedo notar cierta satisfacción en su rostro.
Asiento un poco dudosa, sé que un lirux se alimenta de alma humana, pero no sé cómo se atrae a uno.
—Se fortalece con el alma humana —respondo sin apartar mis ojos de los suyos.
—Exacto —chaquea su lengua—, pero algo mucho mejor... suelen venir por el alma de mujeres. —Me mira y levanta una de sus cejas—. Mujeres lindas y jóvenes.
—¿Qué quieres decir? —doy un paso atrás temerosa de lo que sé que me está tratando de decir.
"Que tú serás la carnada, cariño".
Me guiñó un ojo y me dio la espalda.
Mi mente no procesó bien las palabras, sé lo peligroso que puede ser un lirux, incluso sé que pueden volverse invisibles o convertirse en tu peor pesadilla. En definitiva yo no sería ninguna carnada.
—No creo que pueda —susurro, la verdad no me considero muy fuerte mentalmente; si en el reto anterior había caído tan fácil en la ilusión de lo de mi madre, como sería ahora frente a un lirux.
—Te toca.
Su aliento rozó mi nariz. En cuestiones de segundos estuvo tan pegado a mí que no me dio tiempo de reaccionar. Sentí una sensación extraña en mi estómago, y una debilidad que hizo que mis vellos se erizacen. Con su mano derecha me tomó de la cintura y mi cuerpo se tensó por el tacto—. Toca hacerlo real, para que el lirux se lo crea.
Su otra mano tomó mi mejilla y un corrientazo atravesó mi cerebro.
Y entonces nada.
Todo quedó oscuro
Abro mis ojos y lo primero que veo es el rostro de Raj cerca del mío. Una expresión seria es cambiada en cuanto nota mis ojos abiertos. Mi cuerpo está pesado y se siente adolorido. Quiero llevar mi mano a mi nuca pero no puedo. Están atadas.
Lo miro con mis ojos abiertos y él me sonríe con malicia.
—Te ves increíble así. —Sonríe—. Tan indefensa y asustada.
—¿Qué pretendes? —Me remuevo para tratar de soltarme pero me es imposible. El amarre es bueno.
—Shh. —Su dedo toca mi labio, gira su cabeza a la derecha y luego habla con vos bajita—. Ya viene. —Asustada miro en la dirección donde él ve, pero solo veo árboles y oscuridad—. Recuerda, todo lo que sea que veas o él te transmita es ilusión. Se hacen fuertes con tu miedo. Sé fuerte.
Tenía toda la intención de responderle, pero desapareció de mi vista; pasaron pocos segundos cuando escuché los pasos de alguien acercarse, escuchaba como las hojas crujian bajo los pies de lo que fuese.
Trato de nuevo de mover mi cuerpo, caigo en cuenta que estoy en algo arrecostada, tal vez sea una tabla, no lo sé.
Me quedo quieta cuando siento que me están mirando. De reojo echo un vistazo de nuevo al lugar anterior, mis nervios crecen cuando lo veo.
Grande. Horrible y espeluznante. Todo aquello a lo que le temerías con horror. Sus ojos amarillos e inyectados en sangre me observan con cautela. Tiene pelaje en todo su cuerpo, pelaje gris y sucio. Parece un animal, pero también un hombre, solo que es algo más encorvado.
Cierro mis ojos y me mentalizo. Todo esto pasará. Raj está cerca para atraparlo, no dejará que me haga daño.
—Esto no es normal.
La voz me asombra. Abro mis ojos con torpeza y tengo al lirux viéndome desde arriba. Habla como cualquier persona normal.
Sin quererlo, mi respiración se agita.
—¿Me tienes miedo? —Pregunta olfateando mi cuello—. No voy hacerte daño.
Huele a basura y podrido. Sigue olfateando todo mi cuerpo y sube hasta mi cabeza de nuevo. Toma uno de mis mechones rojos y lo arranca. Ahogo un grito de dolor.
—Creen que pueden utilizarnos para su juego. Eso me fastidia tanto. Nos tratan como estúpidos.
Y con todo el dolor que puedo sentir soy arrastrada hasta chocar con un árbol. Mi espalda suena por el impacto y toso por la falta de aire que el golpe me produjo. Lágrimas salen y mi cabeza duele.
Trato de incorporarme, pero solo logro colocarme en cuatro. El lirux avanza hasta a mí y me toma del cabello de nuevo.
—¿Qué ganan con hacerte parecer a ella? —Su aliento es horrible. Lanzo uno de mis poderes, pero poco lo impacta, es más ni siquiera le doy—. No hacen nada si eres tan débil.
Vuelve a tomarme por los cabellos y esta vez me lanza aún más lejos. Antes de caer reacciono y aterrizo de pie, tambaleándome para lograr el equilibrio.
Si tendré que luchar contra esto lo haré. No le demostraré miedo. Tranquilizo mi mente y agudizo todos mis sentidos. Los árboles empiezan a moverse con furia y sé que eso lo estoy haciendo yo.
—¡Sorprendeme! Falsa Onice.
Aunque me lancé a él con todas mis fuerzas y el nombre que me dijo me tomó por sorpresa; logré impactar muchos de mis ataques en su cuerpo y él como buen lirux logró esquivar y darme algunos a mí, antes de poder lanzar otro ataque, Raj se abalanzó sobre él y con un fuerte golpe en la cabeza lo tumbó. Aprovechó la maniobra para amarrarlo y subiéndose encima de él lo hizo. La cuerda era brillante, de un azul electrizante y aunque el lirux emitía alaridos y gruñidos altos no podía hacer nada para defenderse. Antes de que cayese víctima de lo que las cuerdas producían en él, me miró a los ojos y con todo el rencor del mundo murmuró, cosa que escuché como si lo hubiese dicho en mi oído.
—Él volverá por ti... Onice.
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