10 °La niña y el lirux°
Recuerdo un cuento que mi abuelo solía contarme de pequeña. Aunque él hablaba mucho de su planeta original, ese cuento era su favorito. Solía decirme que muchas veces la magia se manifestaba de manera que no entendíamos y, que así cómo habían cosas buenas, habían malas.
El cuento trataba de una niña presa de un lirux. Él se alimentaba constantemente de su miedo y el tenerla atada y encerrada en una cueva era lo que lo mantenía fuerte. La historia terminaba con ella libre, puesto que al tener tanto tiempo encerrada y convivir con el lirux dejó de temerle, así que él ya no podía fortalecerse con ella. Entonces un día sabiendo ella que él no tenía las mismas fuerzas que antes y que nada del terror que pretendía transmitirle con sus ilusiones causaban efectos en ella, decidió liberarse.
Lo esperó al llegar la noche, le hizo creer que esa vez tenía miedo, suplicó llorando que la dejase ir y cuando este se acercó para olfatear el terror en su cuerpo, fue atravesado con una daga de magia azul, aquella única magia que debilitaba a los lirux, de donde la sacó la niña, la historia no lo relata; pero gracias a aquello le arrebató la vida al lirux y ella quedó libre.
Esa misma magia había utilizado Raj para atraparlo. Y aunque sus palabras finales solo fueron escuchadas por mí, busqué en Raj algún indicio de preguntas y dudas. Al no encontrarla relajé mis hombros y caminé junto a él para volver al claro.
Creímos ser los primeros en atrapar el lirux, pero resulta que Gabriel y Kristen iban con el suyo por delante de nosotros.
Antes de salir por completo del bosque, Raj se detuvo, el lirux en consecuencia también lo hizo, pues este lo llevaba arrastrando por todo el lugar. Yo me detuve también.
—No fuimos los primeros eh —digo bajito. Raj se encoge de hombros y luego me mira.
—¿Qué fue todo eso que el lirux te dijo?
Lo miré confundida. ¿Había escuchado que me llamó Onice?
—No lo sé —digo con toda la verdad en mi rostro, la realidad es que no sé porque me dijo todo aquello—. ¿Importa?
—No lo sé. —Entorna los ojos y repite mis mismas palabras—. Dímelo tú.
Me da un poco de gracia lo que dijo, así que intento ocultarlo y así mismo esconder las dudas que ahora mismo están en mi mente por todo lo que el Lirux me dijo; más sin embargo dejando atrás el interrogatorio, camino para salir del bosque por completo.
Nuestro equipo de nuevo quedó ganador, solo que esta vez fue en parejas.
Una ducha después de almuerzo no está nada mal, más si el agua está fresca y logra relajarte, aunque en realidad poco logra hacer; las palabras del lirux se despliegan en mi mente como autos a toda velocidad, chocan unas con otras haciéndome sentir más cansada y confundida.
Me llamó Onice, y también se enojó por el hecho de que me pareciese a esa tal persona.
Tengo entendido que el Onice es el mayor poder del Nistiano. Así que no entiendo por qué se refirió a ello como una persona.
Recojo mi cabello en una toalla para que se seque, ahora tendremos una clase sobre historia, en el salón del otro lado del edificio. Podemos ir, vestidos casualmente; como toda mi ropa son vestidos y faldas abiertas, opto por un vestido azul cielo. Trato de secar mejor mi cabello con la toalla y lo dejo suelto para que pueda secarse mejor.
Antes de bajar, el libro pequeño que mi abuelo me dio, llama mi atención; está encima de mi cama, me siento en ella y tomo el libro en mis manos al abrirlo, letras comienzan a formarse en sus blancas hojas:
No tengo la menor idea de cómo obtuve mis poderes, ni esto que logro hacer con ellos; varios ancianos de mi pueblo, me han tomado como experimento, unos dicen que estoy maldita y otros piensan que soy un milagro de algún ente mucho mayor que nosotros. Solo sé, que así soy y así nací.
Oswal, el líder del pueblo, todas las tardes me hace preguntas e indaga con mi sangre. Lo veo anotar en unas hojas que luego enrolla y coloca en los estantes de su pequeña habitación. Me siento cansada de esto, a decir verdad. A veces no duermo, ni logro comer nada, pero no recuerdo porqué. Creo que Oswal hace algo con mi mente. No lo sé.
Luego de esas letras no salen más, paso a la siguiente hoja y vuelven a formarse.
Hoy Oswal me ha dejado utilizar mis poderes. Dice que soy mágica e importante. Le di vida a una flor marchita. Luego de eso me dejó jugar en el bosque pero me vigilaba desde cerca. No conozco a mis padres, según escuché de Oswal fui abonada por ellos cuando solo tenía tres años de edad, al parecer a causa de mis poderes. Se excusaron diciendo que era una Anomalía (no sé que sea Anomalía) y que por eso no me querían. No sé cómo vine a dar con Oswal; lo último que recuerdo es que unas señoras me trajeron a él, porque es el líder del pueblo y es quien se encarga de los abandonados.
A veces extraño a mis padres.
Dejo de leer por un momento. Esto es como un diario de vida. El título es: El principio, pero aún no entiendo mucho. Vuelvo abrir el libro y en la siguiente página empiezo la lectura.
Hoy cumplo quince años. Oswal ha preparado un banquete y ha decorado el gran salón comunal. Dice que lo merezco, por ser una maravilla de la naturaleza, un regalo enviado del cielo para cuidar Nistico. De todo lo que puedo hacer, lo que más me gusta es el poder devolverle la vida a los animales, a las plantas y los nistianos. Eso me llena de orgullo.
Ya no estraño a mis padres.
Las letras llegan hasta ahí, cierro y abro el libro para ver si brotan las palabras pero nada pasa. Un golpe en la puerta me sobresalta.
—Anice, ¿estás lista? —Es la voz de Lucille, cierro el libro y lo guardo en mi armario.
—Sí, ya salgo. —Le digo cerrando la puerta del armario y acomodando la falda de mi vestido.
—Bien.
La escucho que dice bajito.
Al abrir la puerta noté que también se había dado un baño, llevaba unos jeans negros, con letras en japonés en la parte de los muslos, y un buzo color negro. Su cabello gris tenía una trenza del lado izquierdo.
Bajamos sin decir nada la una a la otra. Por el resto de la tarde estuvimos charlando un poco con Kristen, nos ha contado que desde pequeña sus padres la habían preparado para estos retos. Pero que a ella le parecía muy raro que de tantos años nunca nadie había podido dominar ese gran poder.
Yo igual pensaba lo mismo. Mis padres y los padres de ellos tambien habían pasado por el Greasted, y tampoco habían podido dar con el "elegido" como decía la profecía.
—Sí, es verdad ¿no? No lo había visto de esa manera —acota Lucille, quién no había dicho mucho con respecto al tema, tampoco es que yo opinara mucho, era Kristen quien hablaba y hablaba—, supongo que aún nadie ha sido digno.
—¿Sabían que hubo una mujer que sí? —Kristen mira a todos lados, como si lo que fuese a contar no lo pudiera saber nadie.
—¿Cómo así?
Kristen observa a Lucille, su pregunta también es la mía.
—Cuando estaba más pequeña, mis padres solían contarme muchos anécdotas, mis abuelos vivieron en Nistico, nuestro planeta. —Kristen seguía charlando, ambas la mirábamos muy interesada en lo que fuera a decir—, y según ellos el poder de Onice era tan impresionante, que nadie nunca lo veía. Un día, mi abuela charlaba con mamá, la escuché decir que esa muchacha era muy bella y hermosa, que tenía un largo cabello como fuego y ojos tan hermosos, que ni siquiera los olpes —una de las razas nistianas, considerados como los más hermosos— se comparaban a ella.
»Por supuesto me sorprendí de escuchar aquello, según mi abuela, la vio una vez en su habitación, era hermosa.
—O sea según tu abuela ¿Esa muchacha dominaba el Onice? —Lucille sonó anodada.
Estaba algo confundida, si soy sincera, nunca me interesó saber mucho sobre mi planeta de origen. Siempre he estado feliz de nacer en la tierra y vivir con humanos. Pero el libro que estaba leyendo...
—Ella dice que no la vio muy bien. Fue solo una vez cuando entró al gran palacio, el gran jefe Oswal organizó un evento, y ella era muy despistada y en busca del baño —hace comillas con sus dedos—, se perdió y fue a dar a una gran habitación. Como toda curiosa entró y vio a esa mujer.
—Pero... ¿Y como supo que dominaba Onice? No entiendo.
Estaba escuchando todo, mientras Lucille y Kristen conversaban.
—Bueno, la cosa es que, al ver a la chica algo asustada, no pudo decir mucho, vio cuando sus ojos de un color intenso en azul turquesa, resplandecieron y un remolino, la sacó de la habitación. Luego de eso, en la fiesta de la chica, se decía que ella era la hija del gran jefe y que podía dominar el Onice.
—¡Vaya! Parece película de suspenso.
Kristen sonríe por el comentario de Lucille. Ella esta vez me mira a mí, sé lo que piensa, y no porque le lea la mente, sino porque su mirada lo dice todo, tanto que hasta Lucille se da cuenta.
—¡Oh por Dios, es cierto! ¡Tú tienes tus cabellos rojos!
Las dos me miraban fijamente.
—Y ese color de ojos.
—¿Será qué...?
—¡Ay no creo! —exclamé, pero la verdad era que todo esto me sonaba extraño. El libro que mi abuelo me dio, lo que el lirux me dijo. Todo me era confuso.
—Voy a investigarlo todo. —Sentencia Kristen—, lo juro, aunque tenga que ir en contra de las normas.
Esto último lo susurró muy bajito. Lucille le apoyó con un movimiento de cabeza, y yo me debatía en si debía de contarles sobre el libro que me dio mi abuelo. Pero recuerdo sus palabras y desecho la idea.
Yo también iba a investigar un poco más.
¡Ajá! Todo este misterio me mata... ¿Qué es Onice? O mejor... ¿Quien es Onice?
O
Mucho
Mejor...
¿Por qué es Onice?
Jaja okno, por favor, recuerda dejar tu voto y comentario 🥺 ayuda mucho.
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