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014


Iba a dividir el capítulo en dos porque era muy largo y luego pensé como, hmmm we don't do that here   /les lanza un cap de 12K+ (perdón)










No supo por qué, pero todo su cuerpo se estremeció y un escalofrío de mal augurio atravesó su columna, levantándole los pelitos de la nuca en señal de alerta.

Su mirada era dura y su posición de combate, listo para lanzarse hacia él en el caso de que fuera necesario.

En apenas segundos Jimin estudió toda el área, como esperando que salieran soldados de las paredes, y no supo cuánto tiempo se mantuvo esperando por algo, pero fue lo suficiente para que la tensión subiera por todo su cuerpo y el miedo viajara como un veneno por su sangre al no entender lo que estaba ocurriendo, cuando no vio soldados moverse por algún lado y solo estaba el chico ahí de pie en la entrada de la sala.

—Mingyu, ¿quién eres? —fue lo único que atinó a decir, dudando si es que realmente ese era su nombre o algo.

—Responderé eso la próxima vez que nos encontremos. —Mingyu retrocedió unos pasos, saliendo de la celda y se acercó a la caja de seguridad, donde él había colocado el pulgar del soldado lastimado minutos atrás. Lo vio maniobrar ágilmente los dedos sobre esta y luego hubo un sonido mecánico, como engranajes retorciéndose, ruido de metales oxidados que no habían sido movidos por años.

Jimin se volteó hacia el ruido detrás de él, sin dejar de apuntar hacia al frente cuando notó la pared donde Yoongi había estado recostado comenzar abrirse, lentamente, haciendo que toda la sala tiemble y tierra rocosa cayera de la apertura.

Se tragó un nudo y simplemente se giró hacia Mingyu en busca de alguna explicación, la obvia confusión en todo su rostro, no entendiendo nada de lo que estaba pasando, ni como es que la situación dio este giro tan inesperado, el cual nunca se imaginó.

—¿Quién mierda eres?

Mingyu alzó las cejas. —Te daré está oportunidad —le dijo, levantando su mano, indicándole que siquiera el camino rocoso y lleno de moho que se mostraba tras la pared recién descubierta—, espero que no la desaproveches, niño.

—¿Cómo sé que no es una trampa?

Jimin lo vio reír despreocupado, como si la situación alrededor de ellos fuera demasiado ajena ante sus problemas, como si no tuviera el mismo nivel de adrenalina y desesperación que él.

Eso no hizo más que hacerle fruncir el ceño, preocupado ante su reacción. Además, que Yoongi tras suyo estuviera gruñendo constantemente, no hacía más que alterarlo, Jimin no sabía cómo hacerlo volver de su trance animal, el cual parecía mantenerlo cegado y alejado de toda la situación que vivían ahora mismo.

Ante su mirada seria y dura, Mingyu no hizo más que ladear la cabeza y levantar una comisura de su boca, como si fuera una simple diversión para él, aquella fachada de soldado recto y tímido que había conocido antes, perdida en alguna parte de toda su postura erguida y confiada.

Lucía engreído, y eso no hizo más que recordarle a-

—Conozco a Taehyung —dice Mingyu, justo cuando es ese mismo nombre el que aparece en todos los pensamientos de Jimin—, eso es suficiente. Nos vemos.

Mingyu se inclinó hacia adelante hasta tomar el mango de la puerta de metal, revestida de plata, sin verse afectado por esta misma y sus ojos filudos se encontraron por un último momento antes de que cerrara la puerta de un golpe, dejando el estruendoso ruido del metal rebotando por toda la sala, el eco perdiéndose por el túnel detrás de ellos, el cual expelía frío y una obscuridad que lucía infinita, sin darle alguna pista de lo que podría encontrarse ahí dentro y el destino hacia donde los llevaría.

Las luces a su alrededor se apagaron por completo, y todo desapareció cuando ningún filtro de luz pareció llegar de algún lado. Ni siquiera veía sus propios pies, y lo único que se escuchó en aquel inmenso silencio en el que se sumergieron, eran las pisadas a la lejanía y un grito de Mingyu, como si estuviera avisándole a los demás guardias que ellos habían escapado por la superficie.

Y habrían pasado solo segundos, pero Jimin permaneció quieto lo que parecieron horas, en la misma posición de combate, los brazos alzados y toda su musculatura tirando, sin saber cómo sentirse y procesar lo que acababa de ocurrir.

Lo único que lograba traerlo a la realidad y hacerlo reaccionar, era el fuerte gruñido de Yoongi en su espalda.

Y bueno o malo, Jimin lo tomaría como una oportunidad. No tenía tiempo ni siquiera para pensarlo, ni siquiera para hablarlo con Yoongi, quien aún parecía no poder razonar como una persona normal.

Ante ese pensamiento, se giró hacia él, sus ojos brillando como pequeños destellos dorados aún en la falta de luz que rodeaba todo el ambiente.

Y si era honesto, lucía malditamente escalofriante, como los ojos de un monstruo, dos esferas penetrantes que le observaban en aquella corta distancia entre sus cuerpos.

Sin embargo, Jimin no tuvo miedo, no cuando estaba tan preocupado y desesperado por salir de ahí.

Así que bajó sus brazos, guardando las armas y toma delicadamente la muñeca de Yoongi.

—Hyung —susurra, tirando de esta, pero Yoongi no se mueve. Su boca se seca cuando toma una respiración profunda y aunque tiene la urgencia de relamerse los labios con nerviosismo no lo hace, porque sus acciones son torpes cuando no encuentra una forma de traer a Yoongi de vuelta—, tenemos que irnos de aquí ¿de acuerdo? No podemos estar aquí, y tenemos que irnos, te prometo que no me alejaré, tomaré tu mano si eso está bien para ti, pero tenemos que irnos ¿bien?

No hay una respuesta verbal y Jimin se quiere golpear contra el cemento porque nadie le enseñó qué hacer en una situación así, donde Yoongi parecía como una especie de animal primitivo que con suerte sabía lo que le estaba intentando explicar, ni siquiera Jungkook, quien estaba más a la superficie de su animal fue así en su adolescencia y es como una experiencia nueva que ahora mismo lo desespera, porque toda la situación en sí, lo era.

—Bien —tuvo la necesidad de susurrar para sí mismo cuando su pecho se agitó en una respiración profunda—, puedo hacer esto, podemos hacer esto, vamos, tienes que seguirme.

Jimin soltó la muñeca de Yoongi para darle espacio, pero de inmediato recibió un gruñido como respuesta, creyendo quizá que se alejaría, así que rápidamente volvió a tomarla, sintiendo ahora al mayor deslizar los dedos por su mano hasta terminar entrelazándolos, apretando el agarre con fuerza.

Honestamente, era un golpe de emociones ahora mismo, pero a pesar de que todo su cuerpo reaccionó ante el toque y la calidez de la piel ajena viajó hasta su pecho, el hecho de que sus manos permanezcan unidas de esa forma no era la principal de sus preocupaciones ahora mismo, no cuando Jimin sabía que un montón de guardias están probablemente buscando sus cabezas en ese mismo minuto.

—¿Puedes ver lo que hay al final del túnel? —le preguntó, esperando que por favor entendiera sus palabras porque a este punto sentiría que se volvería loco si es que Yoongi no cooperaba. Entre ellos dos, el lobo era el único capaz de ver a través de toda la oscuridad que parecía de pronto tragar sus cuerpos.

Jimin lo único que podía hacer era escuchar el ruido de gotones, sentir el aire frío, espeso, notando como traía ruidos que, a la lejanía, se sentían como temblores sobre el techo, lo cual supuso era el movimiento que había arriba de ellos.

Pero más que eso, no había forma de que él pudiera darle una imagen mental a lo que sus ojos intentaban acostumbrarse.

Era simple oscuridad.

—Si... —Se oye decir a Yoongi, la voz gutural resaltando y dejando atrás cualquier rastro de alguna entonación humana.

Jimin tragó. Su respiración oyéndose entrecortada cuando se concentró en la niebla espesa que parecía atravesar sus rostros. —¿Qué es?

—Alcantarillas.

—Bien —Se enderezó en la misma posición y afianzó el agarre, tirando de este—, vamos, necesitamos movernos, hyung.

Comenzaron a caminar a pasos firmes, aferrándose a la mano del otro, Jimin no poseía ninguna visión de lo que pudiera encontrarse frente a él, y a pesar de que el pánico quería atacarlo al no saber por dónde iba pisando, confiaba lo suficientemente en Yoongi como para saber que el líder de la manada podría guiarlo sin que él termine con la cara de lleno al suelo o golpeándose contra una pared.

Sus pisadas resuenan en el suelo a medida que avanzan, y hay un leve chapoteo de las botas, como si algunas zonas del suelo duro se llenasen de charcos de agua sucia.

Dentro del trayecto el olor es fétido, putrefacto y con una leve esencia a hierros oxidados, Jimin no entiende como Yoongi no está mareado ante el olor que parece casi insoportable para él.

De todas formas, las paredes crujen, tiemblan, como si de pronto ocurriría un derrumbe que los aplastaría a ambos, pero aparte de eso, sus pisadas y los constantes goteos de agua, son los únicos ruidos que llenan el silencio. No hay guardias, disparos o hay alguien detrás de ellos, simplemente están ahí, atrapados en la negrura, avanzando por minutos en un túnel que ahora mismo parece infinito.

La mano de Jimin entrelazada con la de Yoongi se aprieta.

—¿Puedes volver? —pregunta de manera sutil, sintiéndose un poco más relajado cuando sabe que son solo ellos dos. Se gira con intenciones de mirarlo, pero termina en nada porque literalmente, no puede verlo, el toque es lo único que le cerciora el hecho de que Yoongi está a su lado. Así que se relame los labios y continúa—: Me gusta tu lobo, pero también... —Guarda silencio cuando se percata de lo que está a punto de decir, no es como si Yoongi fuera a recordar esta conversación de todos modos, pero Jimin sí, si lo hará, y como cualquier otra persona, tiene sentimientos, los cuales, si es honesto consigo mismo, están lo suficientemente involucrados como para hacer como si las palabras que estaban a punto de salir de su boca no tuvieran el significado que realmente tienen.

Así que toma aire, como si eso no fuera suficiente, como si respirar no fuera suficiente y su boca se abre y se vuelve a cerrar, sin decir algo en concreto hasta que finalmente dice:

—Pero también me gusta Yoongi.

Y quizá no lo comprendía bien, porque Jimin aún no entendía que en realidad Yoongi y su lobo alfa son la misma persona, pero deseaba haber podido explicarse porque no podría repetir aquello nuevamente.

Es en ese momento que Yoongi deja de caminar, y antes de que Jimin sepa lo que estaba pasando, unos dedos gentiles tocan su mejilla y el orbe dorado de los ojos ajenos se enciende por unos breves segundos y luego desaparece, volviéndose una completa oscuridad.

—¿Jimin?

Su corazón golpea agitado en su pecho y su garganta se aprieta, sintiendo ganas de llorar al darse cuenta cuanto había extrañado su nombre salir de aquellos labios, aun cuando fueron unos cuantos días de su ausencia. Aun cuando había permanecido a su lado durante todo este tiempo.

—¿Hyung?

—Mierda, Jimin —Yoongi deja ir su mano y en vez de alejarse, estrella sus cuerpos juntos en un abrazo, fuerte y poderoso, sin embargo, Jimin puede sentir lo delicado que es su toque cuando una de sus manos se posa en su nuca y la otra en su cintura, como si tuviera miedo de que se rompiera ante su tacto. Y es su tono preocupante el que tiene a Jimin levantando sus propios brazos y envolviendo la cintura ajena, sin ser consciente de lo mucho que había anhelado aquel cálido toque, sintiendo el calor envolverlo al instante, haciéndolo sentir seguro, incluso ahí en medio de la nada—. Creí que no te vería.

—Lo siento —se desarma finalmente, su voz ahogada, aplastada contra el hombro de Yoongi—, tu actuabas extraño y solo estaba tu lobo, y estaba tan preocupado.

Yoongi suspira y lo deja ir. Jimin se pregunta cuantos centímetros se habrá alejado de él para aún sentir su aliento golpear sobre su rostro cuando exhala. —Es un método de defensa, lo siento, pensé que sabías.

El lobo no agrega nada más, y a pesar de que no era completamente visible para Jimin, puede sentir sus ojos observarle fijamente, haciéndolo sentir de pronto con el rostro caluroso.

—Estás bien, ¿cierto? —Se estaba lamentando no poder verlo, no poder saber qué cara estaría colocando ahora.

—Sí —Yoongi dice suavemente, y Jimin siente sus manos viajar hasta sus hombros, donde aprieta sobre la ropa—, perdón por asustarse y actuar así...

Algo en lo que dice, hace dudar a Jimin. —Tú... ¿recuerdas?

Hubo un silencio, y eso no hizo más que desesperarlo. —Lo hago —afirma, arrastrando las palabras y joder, ahora mismo se alegraba de observar nada más que una imagen negra porque no quiere verlo en este minuto, cuando la vergüenza se cala por sus huesos.

Tiene el impulso de separarse, pero Jimin se encuentra agitando su cabeza, golpeándose mentalmente porque no es realmente el momento para enfocarse en el manojo de emociones que es ahora mismo.

Así que simplemente observa hacia los lados, como si realmente pudiera escanear algo.

—¿Sabes dónde estamos? —le pregunta—, dijiste que eran las alcantarillas, pero necesitamos salir de aquí.

—Si —Yoongi toma su mano, como algo natural entre ellos y Jimin lo recibe, comenzando a caminar con él, sintiéndose más liviano ahora que por fin está completamente de vuelta—, aún seguimos dentro del perímetro presidencial, el ruido de autos se escucha demasiado lejos, al fondo hay una puerta, debería darnos acceso a las alcantarillas principales.

—Bien, joder... nunca lo creí así —Jimin detiene su voz, y niega con la cabeza, su ceño se arruga cuando se enfoca en algún punto muerto de toda la niebla espesa—, con mi padre siendo un lunático y todo.

—Hay mucho de lo que hablar —Yoongi dice, con un tono suave y Jimin agradece que no sonara enojado, no con él, por lo menos—, pero no aquí, mejor cuéntame ¿cómo me encontraste?

—Un guardia- hyung —Jimin corta sus palabras y se gira para observarlo, haciéndolo más por costumbre que por el hecho de ver algo—, dijiste que tenía olor a vampiro.

Yoongi gruñe. —Aún lo tienes. —el agarre se tensa y Jimin se acerca casi por inercia cuando lo siente tirar de su mano.

—Estoy usando la ropa de ese guardia —tararea, bajando la cabeza en un intento de oler su propia ropa, el olor a jabón y detergente llegando a su nariz—, ese guardia, Mingyu, nos ayudó, dijo que nos volveríamos a encontrar, pero no entiendo.

—¿Es confiable?

—No lo sé —responde, casi inmerso en sus pensamientos, pero su estómago se aprieta al sentir que la pregunta es como si Yoongi confiara en él, en su respuesta—, huelo a vampiro, pero es por su ropa ¿cierto? ¿será un vampiro, también?

—Lo es —Yoongi afirma—, es a lo único que huele, a vampiro.

Entonces, algo no encaja, Jimin ladea la cabeza, confundido recordando el momento en que lo atacó. —Lo noqueé y tenía una hinchazón cuando despertó y lo interrogué, si fuera vampiro, habría sanado al instante, ni siquiera habría podido noquearlo, habría conocido mis intenciones desde un principio...

Y era cierto, Jimin no era experto en el conocimiento sobre los vampiros, pero nunca en su vida vio a su hermano o a su padre herirse, o herirse y que la herida permanezca, ni siquiera cuando ambos vampiros entrenaban frente a sus ojos, los vio noquearse o algo por el estilo, era completamente imposible. Además, los vampiros expelían cierto aura frío y la forma en como Mingyu pareció tratarlo fue con una empatía y amabilidad que los vampiros no poseían. Incluso cuando lo desvistió para tomar sus ropas, su piel nunca se sintió fría ante su tacto, permanecía bajo una temperatura normal, al igual que el color de su piel y sus mejillas.

—¿Crees que actuó? —preguntó Yoongi luego de un rato.

—No lo sé... —y era tan difícil poder explicarlo—, no lo entiendo...

—Hey, cuidado —Yoongi de pronto tiró de su cuerpo, antes de que él reaccionara a sus palabras y lo detuvo, colocando su mano libre en su cintura, apretando con firmeza en un intento de hacerle detener sus pasos. Jimin observó para todos lados, sintiéndose de pronto desconfiado y esperando que algo saliera por la pared, pero entonces sintió el movimiento de Yoongi y los ojos del lobo brillaron casi imperceptiblemente—, aquí está la puerta.

Yoongi deslizó el brazo hacia adelante, y Jimin siguió su ejemplo, tocando la pared de concreto apenas estiró su mano.

Se hace a un lado cuando Yoongi toma la puerta con ambas manos, abriéndola de forma lenta, el chirriante ruido doliendo en sus oídos y haciéndolo saltar en su sitio cuando un escalofrío atravesó por toda su columna, el metal oxidado moviéndose como si nunca hubiesen maniobrado la puerta antes.

Escucha un gruñido casi intangible por parte de Yoongi cuando termina de abrir el metal por completo. Jimin tiene que pestañear varias veces intentando acostumbrarse a la pequeña luz que se desliza por los nuevos túneles que ahora, mientras su visión se adapta, puede ver con claridad.

Son alcantarillas, como había dicho anteriormente, con pequeños filtros de luz que pasaban por las rendijas de las mismas calles.

Había agua por todas partes, pero también zonas donde el pavimento se humedecía, sin rastros de charcos.

—Vamos, contra más lejos del gobierno, mejor —Yoongi comenzó avanzar, atravesando la puerta y se volteó, esperando por él—, no podemos dejar que nos rastreen.

Entonces, Yoongi toma de su mano nuevamente, la cual se entrelazan de manera automática y Jimin se habría emocionado un poquito al ver la forma delicada que tenía para tratarlo, muy distinta a toda la fuerza que ocupó para abrir esa puerta. 

Ni siquiera necesitaba ayuda para avanzar, ni siquiera necesitaba tomar su mano para caminar, Jimin podía notar el túnel a la perfección, lo suficiente como para moverse por los distintos pasajes por su cuenta, y Yoongi estaba ahí, tendiéndole su mano para ayudarlo.

Pero Jimin no está emocionándose, no está pensando en algo tan simple como lo es una caricia del contrario, su piel ardiendo contra sus yemas, contra su propia piel.

Su corazón se agita, sí, pero por otra cosa muy distinta, y el hecho de que Yoongi esté observándolo en silencio, esperando por él para que cruzara la puerta no provoca más que dolor en su pecho, su corazón cayendo en su sitio cuando aquel sentimiento de pesadez lo invadió por completo.

—Necesito que hagas algo —susurra, y su voz es casi silenciosa, como si tuviera miedo de decir las palabras—, sé dónde ocultarnos, pero necesito que... —traga saliva y se calla abruptamente, su cuerpo tiembla y se estremece por completo.

Y Yoongi lo supo, lo supo al instante, lo olió en el ambiente, lo sintió en su lobo, y frente a eso, no hizo más que acercarse a él, sin importarle el espacio personal que estaba invadiendo porque escrutar su rostro, buscar cualquier rastro de lo que estuviera mal con Jimin era lo único que importaba en ese minuto.

—¿Qué? —pregunta, sus ojos moviéndose por toda su cara, por cada una de sus facciones y volviendo a sus propios iris. Jimin reconoce lo cerca que está de él, y hubiera sido diferente en otra situación, pero Yoongi está genuinamente preocupado por él, estudiando cada detalle, cada indicio de algo con lo que estaba mal con él.

Su pecho se aprieta, y aunque Jimin intenta ignorar el nudo que se forma en su garganta, no puede cuando sus miradas se encuentran. Y en la de él hay miedo y pena, tanta pena que se refleja en los ojos dorados de Yoongi.

—Te explicaré más tarde —su voz tiembla y sale débil—, pero por favor, has lo que te pida ¿de acuerdo?

Yoongi le observa en silencio, y se inclina hacia atrás, no entendiendo el punto y la forma en cómo actúa. Jimin tiene la urgencia de morderse los labios, sintiéndose tonto por no atreverse a decir las palabras de una, haciendo que todo resultara más complicado.

Hay ruidos de ruedas sobre pavimento, el túnel temblando fuertemente entre las grietas visibles que se ven en el mismo ladrillo que recubre todas las paredes; piedritas de cemento cayendo cuando los sonidos de los autos viajan con fuerza a través del estrecho canal, llenando el lugar con el ruido acústico de afuera.

Pese a eso, Yoongi no despega su vista de los ojos ajenos.

—Me estás asustando —murmura, tragando saliva, una mueca posándose en su rostro—, no te siento bien, mi lobo no te siente bien, ¿qué es? No —se detiene, y Jimin lo ve pestañear, encontrándose con sus ojos completamente decisivos cuando estos se encuentran nuevamente—, sea lo que sea, no te dejaré solo, no de nuevo.

Hay convicción en su mirada, como una promesa poderosa, inquebrantable y Jimin no debió haberse sentido tan bien ante aquella confesión lanzada de sus labios casi como un veredicto final, porque el calor se acunó en sus mejillas y se acentuó en su pecho, de alguna forma, entremezclándose con el miedo y logrando apagar su nerviosismo de a poco, el hilo de preocupación volviéndose invisible en todos sus pensamientos. Como un montón de diferentes emociones chocando entre sí.

Y a pesar de toda la seguridad que le proporcionaba el mayor, Jimin sintió dolor incluso antes de abrir la boca para hablar.

—Necesito que me saques un neurotransmisor —Todo se detuvo, Yoongi parecía estoico, como si hubiese escuchado mal—, tengo un neurotransmisor, al igual que Taehyung, y es de rastreo.

Los ojos de Yoongi ensombrecieron. —¿Qué significa eso?

—Por favor —Su tono fue desesperado, cuando Jimin dio un paso hacia adelante y Yoongi retrocedió, un músculo saltando en su mandíbula cuando apretó los dientes, observándole de la misma forma, pero ahora con un semblante oscuro rodeando todo su aura—, por favor —volvió a decir Jimin, cuando no recibió la respuesta que quería—, hablaremos luego de esto, pero tienes que hacerlo, no podemos dejar que por mi culpa nos rastreen...

Honestamente, Yoongi no sabía qué decir, su rostro está carente de emociones, menos sus ojos, los cuales parecían juzgarle todas las vidas a Jimin, colocándolo nervioso, y quién, además, cree que esto era incluso peor que recibir una respuesta verbal de su parte.

Un millón de preguntas cruzan por la mente de Yoongi ahora mismo, y sabe que no es momento para ponerse a conversar con Jimin y pedirle explicaciones porque el chico literalmente le está confesando que es un GPS humano, pero no puede hablar, porque el aire se corta a su alrededor cuando ve a Jimin se girar sobre sus pies y darle la espalda, inclinando la cabeza hacia adelante y abajo, en un intento de exponer la piel su nuca para él.

—Deduzco que está en el mismo lugar que todos los otros neurotransmisores, Taehyung tenía uno en su nuca, así que... por favor... —Los músculos alrededor del cuello se tensaron, Yoongi notó el ligero contorno de sus tendones y su espalda chocó contra su pecho cuando Jimin inspiró profundamente, mostrando lo nervioso que estaba.

Es difícil lo que Jimin esperaba de él, Yoongi piensa, así que no hace más que tragar saliva y se exaspera cuando sus labios formulan las palabras en la punta de su lengua, con miedo al saber que su propio razonamiento podría ser acertado.

Yoongi traga duro. —¿Quieres que te rasgue el cuello?

La sola realización hace a su lobo aullar. No tenían ningún utensilio o algo filoso, no había ninguna forma en que esto terminara bien.

Jimin giró su cabeza, viéndole por el rabillo del ojo y aun si era solo su perfil, Yoongi nota la desesperación y la preocupación en cada dura facción de su cara. Niega con la cabeza.

—Es lo único —le dice—, si sigo con esto, no van a rastrear donde sea que vaya, podré tratar la herida luego, pero- —se detuvo cuando un fuerte ruido se produjo en las mismas cloacas, viniendo en las direcciones de los distintos pasajes. Jimin tuvo miedo de pensar lo peor y se volvió a mirar a Yoongi, sus ojos diciendo todo lo que no podía colocar en palabras—, por favor...

Yoongi no puede pensar en algo coherente, a la lejanía escucha ruidos, un montón de sonidos tergiversando entre sí, pero que quedan en nada, advirtiéndole que no se trataba de algún soldado acercándose a ellos, no aun, así que es ese mismo alivio, el que lo hace concentrarse completamente en las palabras que Jimin le decía.

Su cuerpo se apretó alrededor, pensando en una sola cosa.

Lo iba a herir.

Iba a herir a su compañero.

Mierda.

Mierda.

Mierda.

No se encuentra moviendo ningún musculo cuando es esa realización la que llena cada parte de sus pensamientos, y Jimin lo siente como una eternidad, con el constante ruido del movimiento de arriba alterando todos su sentidos.

Jadea. —Yoongi, por favor... —Pide, y su voz se escucha lastimada, al borde de las lágrimas, porque Jimin sabe que él por sí mismo no podría hacer nada, ni aunque se rasguñara la piel mil veces con sus uñas redondas.

—¿Cómo sabes que está ahí? ¡joder, Jimin! —Yoongi resopló, exaltándose de pronto por toda la situación que parecía colapsarlo porque la inquietud en su lobo ahora mismo era demasiado como para poder controlarlo. Pasó las manos por su rostro, revolviendo su cabello gris un montón de veces cuando su corazón duele ante la forma en como Jimin está esperando que él, literalmente, le abriera la piel de su cuello. Gruñó molesto—. No te quiero herir, ¿de acuerdo? No puedo —susurra, con la voz ahogada y el corazón de Jimin cae ante su decisión—, no puedo herirte, Jimin ¡eres mi compañero!

—No, no lo harás, en serio, no me estarás dañando —responde rápido, y el volumen de su voz sube, igualándose al contrario cuando se voltea y se gira para encontrarse con su rostro preocupado. Sus palabras hacen eco por todo el lugar, lo cual resulta inquietante porque el sonido es tan alto que podría incluso delatar su ubicación, de todas formas, busca los ojos ajenos e intenta darle una mirada de empatía y compasión—, por favor, es lo único que podemos hacer, te prometo que no lo harás, no estarás haciéndome daño, esto es por los dos, para que no nos encuentren, por favor, tienes que hacerlo.

Yoongi no sabía que dolía más, oír y presenciar sus súplicas, sus ojos cristalizados en lágrimas no derramadas, desesperado, o el hecho de estar pensando en dañarlo.

Jimin se volteó nuevamente, esta vez de forma torpe cuando apegó su espalda por completo a su pecho, casi obligándolo a que hiciera algo.

El humano era prácticamente de la misma estatura, quizá Yoongi le ganaba por un par de centímetros, pero, de todas formas, era perfecto para que la piel de su nunca se exponga ante sus ojos.

Aquel trozo de piel nívea, pintoreada con distintos lunares esparcidos en ella, no hacían más que incitarlo a besar y morder la zona con su boca, reclamando lo que era suyo, lo que a su lobo le pertenecía, dejando su olor esparcido por toda la suavidad de su cutis.

Pero no malditamente a desgarrar la piel como un animal.

Sabía que, si el corte se hacía demasiado profundo, podría incluso ocasionar heridas graves e irreversibles.

Su lobo dolió, agitado, aullando al ser consciente de lo que estaba a punto de hacer.

Pero inspira profundo, y parecen horas cuando simplemente está ahí, observando, sin mover algún musculo de sus dedos, los cuales se encuentran adormecidos.

Jimin se tensa, y vuelve a empujar con su cuerpo el pecho ajeno, como si estuviera pidiéndole que por favor sea rápido, y Yoongi automáticamente deja salir garras de sus uñas, creciendo como pequeñas dagas filudas que cortarían incluso el metal, mientras que su otra mano se posa en la cintura ajena, de alguna forma estabilizando mientras aprieta en la carne blanda de su curvatura.

Jimin tembló, con su cuerpo tocándose en todas las partes posibles y Yoongi se debatió si debía continuar o no.

—Yoongi, por favor...

—Mierda, Jimin... —Sabía lo que tenía que hacer, lo que era adecuado hacer, entendería incluso si otro lobo hiciera esto, pero era Jimin, su compañero, y lo iba a herir. Ese solo hecho lo hace meditar las cosas una y otra vez, deteniéndose a medio camino, como una piedra, tenso en su sitio, intentando en ese par de segundos sopesar sus opciones y buscar una solución que no sea esta, una salida menos primitiva que esta.

Se estaba odiando tanto, sin embargo, entre hacerlo él a que Jimin lo hiciera por su cuenta u otra cosa, prefería mil veces ser él quien tomara cuidado de su cuerpo.

Así que, con su pecho apretado, doliéndole en lo más profundo de su alma, su lobo aullando y ladrando para que se detuviera, Yoongi apretó los labios y afiló la mirada cuando enterró la punta de una garra en la piel, dejando un pequeño pinchazo, formando una pequeña herida de la cual comenzó a brotar sangre.

No supo cuanta fuerza estaba usando, pero parecía concentrarse en el toque que se apretaba en la cintura de Jimin cuando su garra cortó la carne y la herida se hizo más profunda, comenzando a rasgar verticalmente, formando una incisión de unos cinco centímetros, del mismo tamaño y en el mismo lugar donde Jin había abierto la piel en Taehyung.

Jimin sintió sus músculos tirar por toda la zona de su cuello y el dolor golpear sus células viajando por todo su sistema. Tuvo el amago de pelear con Yoongi, quitarse del dolor que le estaba causando por puro reflejo, pero se obligó a permanecer en su sitio, tenso, apretando los dientes cuando el calor se acumuló en la zona de su nuca y todo en el ardió.

La carne siendo abierta, quemando cuando la incisión se abrió, haciéndose profunda cuando Yoongi enterró una garra filuda y antinatural, cortando la zona y dejando la piel expuesta. Su cuerpo sintiéndose caliente cuando, por la misma posición, la sangre se deslizó hacia adelante, por su cuello, perdiéndose en su uniforme negro, al igual como los dedos de Yoongi, los cuales se manchaban de un carmín brillante mientras daba con el dispositivo.

—Joder... —Yoongi gruñó, sintiendo el neurotransmisor en la punta de su garra, cuando había palpado directamente en la carne abierta, casi convencido de que no había estado ahí por el tiempo que llevaba buscando.

Rápidamente hace una pinza con sus garras y toma el pequeño microchip, completamente ensangrentado cuando lo tira al suelo como si en sus manos ardiera. Jimin abrió los ojos cuando sintió el movimiento y no dudó en pisarlo cuando cayó cerca de su talón.

Pero es la misma fuerza que ejerce la que lo obliga a detenerse y reprimir un quejido. —Ugh... —se sentía como si le estuvieran rociando con alcohol directamente. Capas de sudor bañaban su frente y su espalda; pequeñas venitas sobresalían de su sien y podía incluso sentir los pulsos golpear en su cabeza debido a la presión que el dolor causó en su cuerpo.

Y hubiese seguido quejándose, sino fuera porque sintió unos brazos alrededor de su cintura y su cuerpo cayendo hacia atrás, cuando Yoongi se inclina y deja su cuerpo posado contra la pared rocosa del túnel, atrayéndolo hacia él.

—Ya está, perdón, perdón —susurra el lobo, apretándolo contra él, el toque siendo para nada gentil, como si tuviera las intenciones de cortarle toda su respiración. Era bruto y fuerte, pero Jimin estaba bien con eso, aunque no estaba reaccionando del todo, no cuando todo de él estaba realizando el pobre intento de reprimir el dolor. Ni siquiera alcanzó a reaccionar correctamente cuando sintió una lengua y besos esparcidos por la piel de su nuca, caricias suaves en su estómago, sensaciones que de alguna forma intentaban alejar el dolor de su sistema, su piel comenzando arder por distintas razones completamente ajenas.

El aire escapó de sus pulmones de manera abrupta y alzó uno de sus brazos para limpiarse el sudor de su frente. —T-tenemos que movernos... —susurró con notorio esfuerzo, sintiendo una gota deslizarse por su nuca, más Yoongi no reaccionó, continuó apretándolo contra él.

—Lo sé... solo, no puedo dejarte así, Jimin, no puedo, lo siento, pero no puedo —volvió acariciar la zona, lamiendo delicadamente. Jimin no pudo evitar recordar aquellas veces, cuando Yoongi en su forma de lobo, había lamido las heridas de otros lobos en su manada. No pudo evitar recordar cuando él fue herido con una mordedura de hiena en su hombro y Yoongi no hizo más que observar su herida, enojado por haber salido lastimado en una pelea.

Y no pudo evitar sentirse bien, sentirse seguro ante la forma en como Yoongi lo arrullaba ahora.

Yoongi sintió a su lobo preocupado y triste, dolido consigo mismo, como si un sentimiento de traición estuviera atravesando su pecho ahora mismo, y a pesar de que había muchas dudas sobre el dispositivo puesto en Jimin, no podía pensar claramente cuando su intención completa era poder cuidarlo, tratar esa herida solo si es con su saliva, la cual poseía propiedades curativas como la de todos los lobos en su manada.

Resultaba imposible para él alejarlo de su toque, volver a caminar como si nada pasara, no con su compañero, no con Jimin. El instinto de hacerse cargo le pedía a gritos que lo tratara con el debido cuidado que merecía, y más ahora, cuando estaba con su lobo tan al borde, en la superficie, a punto de salir y rodear a Jimin con su pelaje blanco, queriendo rugirle a todo aquel que amagara en acercarse a lo que reclamaba como suyo.

Así que lo mantuvo en aquel abrazo, lo hizo incluso si estaban en contra del tiempo, incluso si ahora mismo eran buscados.

No podía volver a caminar y hacer como si nada hubiera pasado.

—Estoy bien —dice Jimin, con la voz más estable—, gracias por... esto —Yoongi lo apretó más contra él en respuesta, sintiéndose calmado cuando Jimin se sintió de la misma forma, como si de pronto se fueran a desvanecer en los brazos del otro.

No dijeron nada por un buen momento, Yoongi únicamente se dedicó abrazarlo en la misma posición, rodeando su cintura y con la frente apoyada en su hombro, los ojos cerrados, imaginándose la acción en otro momento, quizá un día de campo en su manada, con el sol cálido golpeando en sus pieles, reflejando el brillo marrón en los profundos y suaves ojos de Jimin, mostrándole su sonrisa.

No supo por qué, pero su corazón se apretó ante lo perfecta y detallada que fue la imagen en su cabeza.

—No vuelvas a pedirme esto nunca más —sentenció luego, separándose de él. Jimin se volteó ante la voz grave, implacable y sus ojos le miraron con tenacidad—, porque no lo volveré hacer.

Yoongi simplemente le dio la espalda y murmuró que iría adelante para cerciorarse de que todo estaba bien y que no saldría alguna trampa de la pared a punto de desgarrar sus gargantas.

Y a pesar de que Jimin tuvo el deseo incontrolable de sugerir que caminaran juntos, no se encontró hablando, las palabras que dijo anteriormente aun dando vueltas en su cabeza, preguntándose por qué ser su compañero lo lastimaba tanto, sin entender el significado y el sentimiento detrás de todo eso.

Es decir, su lobo lo veía como su compañero, pero más allá de eso, no era un gran daño el que le ocasionó, es más, les hizo un favor a ambos, y Jimin no tenía otras palabras más que agradecimiento, sobre todo porque calmó la hemorragia y el dolor gracias a su saliva.

Sin embargo, fue en ese momento, en aquel tono de su voz, que realmente comienza a entender que, quizá, los sentimientos y emociones de su lobo, eran mucho más profunda de lo qué él podría llegar a imaginar. 




*




Ambos se movieron por las alcantarillas sin decir alguna palabra, físicamente, Jimin estaba agotado y Yoongi tenía los nervios de punta al saber que había una herida sin desinfectar, abierta en el cuello del menor.

Así que se avanzan por alrededor de varios minutos, ignorando los malos olores, la humedad y las ratas que se cruzaban por su camino de vez en cuando.

Guiado por la bulla de la misma gente a la lejanía, Yoongi optó por avanzar hacia la zona más concurrida. El centro de Seúl lucía como una buena zona por donde moverse y pasar desapercibido con éxito y Jimin estuvo de acuerdo con eso, sería fácil para ellos mezclarse entre diversos olores y diferentes personas.

—Podemos subir por aquí —Yoongi se detuvo frente a una escalera de metal incrustada en la pared de concreto, y la cual terminaba en una pequeña tapa en la zona del techo, la cual probablemente pesaría una tonelada. Jimin se preguntó si Yoongi, con toda la fuerza perdida y los días que estuvo expuesto a la plata, podría lograr mover el cemento, pero no alcanza a decir algo cuando el lobo se encuentra con su mirada, y con un pestañeo pequeño le deja ver la preocupación en sus ojos, como si quisiera preguntar por la herida, sin embargo, al final termina diciendo—: no se oye tanta gente, deduzco que es un callejón, es mejor esto a que aparecer al medio de una plaza por una alcantarilla.

—¿Podemos abrir esto? —se atrevió a preguntar finalmente, observándolo subir por las barras. Yoongi se detuvo al final de estas y se giró, con una mano floja a su costado mientras que con la otra seguía agarro del metal.

—¿Estás probando mi fuerza? —preguntó con la ceja alzada y un aspecto liviano en todo su rostro, como si fuera divertido para él hacer esto. No dejó que respondiera, Yoongi levantó la mano hacia arriba, más allá de su cabeza y tocó la tapa de cemento, levantándola sin mucho esfuerzo y dejando ver un halo de luz proveniente de afuera—, creo que estamos en medio de la calle- ¡mierda! —Yoongi gritó exaltado y Jimin se tensó completamente—, viene un jodido camión.

—¡Yoongi! —Gritó, yendo hasta él pero se detuvo cuando el chico ni siquiera se atrevió a ocultarse de las ruedas de un camión que posiblemente lo aplaste como una pequeña cucaracha, a su vez, Yoongi abrió toda la tapa y dejó que la mitad de su cuerpo saliera a la superficie.

Su corazón estaba latiendo errático cunado el mayor se volteó hacia él y le sonrió. —Es un callejón.

Jimin ensombreció el rostro y casi gruñe, dándole una mala mirada.—Eres idiota.

—Gracias —susurró, con una sonrisa petulante en sus labios cuando le tendió una mano—, ahora dale la mano a este idiota.

No podía caberle en la mente que Yoongi hubiera bromeado en una situación así, es decir, el chico era todo seriedad la mayoría del tiempo y cuando menos se lo esperaba, lo primero que hacía era jugar con haberse atravesado con un camión, en serio, si Jimin pudiera, lo golpearía, pero parte de él también como que se traga un nudo al haber extrañado algo tan simple como una tonta broma.

Subió por las escaleras e ignoró la mano ajena. —Puedo solo.

Estuvo arriba en cuestión de segundos, el mismo golpe de adrenalina que sintió por culpa de Yoongi, ayudándolo a mover los músculos que tan fatigados se sentían a esas alturas del día.

Yoongi movió la tapa, cerrando la alcantarilla y se sintió realmente reconfortante poder tener la brisa normal sobre su cara, el aire de Seúl sintiéndose por todo su cuerpo, aun si estaban entre medio de dos grandes edificios, en un callejón que no dejaba ver más que trastes de basura y escaleras de emergencia.

—¿Dónde se supone que vamos?

—Al departamento de Taehyung —Jimin responde, arreglándose las ropas que le quedaban sueltas por todos lados. Era realmente incómodo, y solo deseaba poder encontrar en la casa de su hermano algo de ropa que le quedara bien, incluso podía sentir la sangre pegada en su cuello, haciéndolo sentir sucio—, deja que me ubique primero.

Ambos caminaron hacia una de las salidas del callejón, Jimin se ubicó contra el muro del edificio, viendo la gente pasar, sin siquiera ser consciente de ellos y su –posiblemente- horrible aspecto y mal olor por haber permanecido por tanto tiempo en las cloacas.

Pero en vez de preocuparse por algo tan sencillo como eso, simplemente se detiene a escanear la vista frente a él, los edificios de lujos, los restaurantes y la plaza justo delante de sus ojos, al otro lado de la calle, la cual se decoraba con árboles gruesos y milenarios y banquetas para que la gente pudiera tomar asiento y descansar. Niños jugando, padres y familias enteras compartiendo, gente caminando en distintas direcciones, todos inmersos en sus propias acciones y dirigiéndose a lugares específicos, sin detenerse a mirarlos. 

—¿Crees que tu padre no nos buscaría ahí para empezar? —Yoongi dice de pronto, deteniéndose a su lado y observando la escena de la misma forma que él.

Ante su pregunta, Jimin se volteó a mirarlo por un momento, evaluando su perfil y notando la extrema palidez de su rostro.

—Taehyung tiene varios departamentos, papá tendría que pasar mucho tiempo buscando en todos ellos, si es que siquiera conoce alguno, en primer lugar, Taehyung nunca compartía la información de sus bienes —Su vista vuelve al frente, intentando hacer un mapa mental por los caminos que podría tomar y las calles menos concurridas que podrían cruzar—, me los mostraba porque le decía que era divertido —se encoge de hombros—, era un niño.

Yoongi no replicó nada, dejó que lo guiara, ambos caminando de manera cabizbaja, conservando un bajo perfil mientras se infiltraban por la gente, pasando por los distintos callejones y cerciorándose de no ser vistos cuando ruidos de autos o sirenas parecían llegar hacia ellos.

Por suerte lograron zafarse de la zona más concurrida de Seúl, y a pesar de que Jimin creía que su padre podría fácilmente encontrarlo si así lo quisiera, algo sobre eso le causaba un profundo miedo, del cual tampoco quería enfocarse, no cuando estaba tan cerca del escondite perfecto, el cual les daría tiempo para idear un plan.

Pero era inevitable no ponerse a pensar sobre eso, en lo fácil que resultó para ellos conseguir la salida perfecta para escapar. Como si de alguna forma, hubiese sido planeado de esta manera.

—¿El vampiro vive aquí? —Yoongi dice, escaneando el alto edificio que se alzaba ahora frente a sus ojos. Quedaba fuera de la zona céntrica, en un distrito lleno de los mismos edificios de lujos, sin nada más que departamentos a su alrededor.

—No solo eso —Jimin se mueve hacia adelante y digita el código en el panel de la entrada, donde unos grandes murales de concreto bordeaban el perímetro y un gran portón negro impedía su pasada. El código dio luz verde y el acero comenzó a deslizarse, dejando a la vista la lujosa entrada tras la cerca. Jimin echó un vistazo a toda la fachada que conservaba la misma pintura y luego se giró hacia Yoongi—, él es dueño de todo el edificio.





*




Era como estar dentro de un hotel, completamente lujoso, pero también... vacío.

—¿Hay vida siquiera aquí? —Yoongi preguntó, arrugando la nariz mientras esperaba las puertas del ascensor.

—Taehyung es limitado con las personas que arriendan en sus edificios, los selecciona.

—Solo huele a vampiro —y Yoongi se tensó tan pronto dijo aquello, girando sobre su propio eje en aquel vestíbulo alfombrado, con plantas decorativas y madera lujosa recubriendo las paredes—. Esta mierda está llena de vampiros.

—No —Jimin corrigió al tiempo que el ascensor hizo el ligero sonido de llegada y algo en ello se sintió extrañamente similar, como el ascensor de la casa presidencial de la cual habían escapado. Tragó saliva, sintiéndose expuesto y paranoico de la nada, todo su cuerpo tenso como si estuviera preparándose para lo que sea que hubiera dentro del gran elevador que estaba abriendo las puertas, aunque Jimin sabía que no debía sentirse de aquella forma si estaban en un lugar que era propiedad de Taehyung. El metal se abre, deslizándose hacia los costados y ahora ellos entran por el ascensor completamente vacío. Solo ahí pudo volver a respirar normal, avanzando unos pasos y uniéndose a Yoongi quien ya estaba dentro, como si de alguna forma el lobo quisiera tomar un paso adelante para cerciorarse de que todo estuviera bien. Jimin apretó el último el botón del último piso y las puertas se cerraron. Solo ahí, en la soledad de aquellas cuatro paredes, continuó—: Mi padre y Taehyung son los únicos vampiros que conozco, y si hubiera habido más, Taehyung me lo habría dicho.

—El olor es extraño, no es molesto, pero no es humano.

Justo cuando dijo eso el ascensor se detiene una vez más, Jimin gira abruptamente y mira el número tres marcado en la pequeña pantalla del ascensor y luego su mirada se encuentra con Yoongi, quien sutilmente lo coloca detrás de él, como si quisiera protegerlo, y de nuevo, Jimin frunce el ceño, no porque quizá le molestaba pensar que Yoongi tenía esta tonta necesidad de protegerlo, como si él no pudiera ya hacerlo por sí solo, sino porque le molestaba que Yoongi se interpusiera por delante de él, como si de alguna forma, estuviera decidiendo que la vida de Jimin es más importante que la propia y eso en vez de hacerle agitar su corazón y apretarle el estómago en sentimientos suaves y cálidos, no hacían más que enojarlo.

Es decir, Jimin quería protegerlo también.

Pero entonces las puertas se abrieron, y él no tuvo tiempo de seguir pensando en eso cuando lo que ven es a una mujer de pie, luciendo completamente normal y joven, aparentando quizá la misma edad que ellos. Ella les sonríe amablemente y luego les da la espalda cuando entra al ascensor y marca tres pisos más arriba.

Ninguno dice algo, y Jimin está horriblemente tenso en su sitio, moviendo sus manos sutilmente hacia las pistolas en caso de necesitarlas y siente una mano de Yoongi rodear su cuerpo de forma instintiva, y todo el ambiente parece ahogarse en esa misma tensión que sus cuerpos expelen, como si el ascensor tuviera algún agujero que drenaba el oxígeno y pronto los dejaría a los tres sin el suficiente aire para poder permanecer ahí juntos.

Y era tan extraño, pero Jimin sabía que aquella densidad palpable era el ambiente hostil que el lobo de Yoongi estaba creando. Y solo deseaba que la persona junto a ellos no sintiera el instinto de amenaza que desprendía Yoongi en forma de defensa.

Las puertas volvieron abrirse, y el aire de afuera se filtró hacia ellos como un golpe de frío.

Aun así, Yoongi no destensó ninguna parte de sus músculos cuando la mujer sale y del otro lado, se voltea y les vuelve a sonreír.

—Buen día. —Ella dice, y las puertas se cierran y el ascensor continúa su rumbo antes de que alguno pudiera responder su saludo.

—Eso fue tan raro —Jimin suelta todo el aire y se ubica a un lado de Yoongi una vez que este lo dejó ir—, ya no confío en nadie.

—Ella era... —Yoongi dice, pero traga saliva y su voz se detiene cuando niega con la cabeza, luciendo notoriamente descolocado—, ni siquiera quiero pensar qué mierdas más oculta este mundo, pero...

—¿Qué? ¿qué era?

—Era una bruja. —Yoongi dice simple, como si hubiese soltado cualquier cosa.

—Oh... solo... —Jimin se removió, no sabiendo cómo tomarse la confesión—, solo espero que no sea algo ¿malo? ¿supongo? es decir, vive aquí ¿no? Quizá Taehyung le dio protección.

—No es solo eso —Yoongi niega—, el olor está en todas partes—, y con eso sus miradas se encuentran y su cuerpo se estremece ante los ojos ajenos—, este edificio está lleno de brujas.

—Me estás asustando...

—Nunca he conocido una, y nuestra manada no tiene historias trágicas con brujas, pero... —Yoongi pestañea y sus ojos ahora son decisivos cuando le miran—, no responderé si te hacen daño.

El ascensor suena y ambos saltan en su sitio esperando cualquier cosa, pero Jimin se da cuenta que habían llegado al último piso. Las puertas se vuelven a deslizar y es un pasillo alfombrado el que los recibe, con paredes brillantes en vinilo, arquitectura minimalista decorando el estrecho lugar y el cual termina en una única puerta en el fondo.

—Mientras ellas no molesten —Jimin dice, inspirando profundamente y dando un paso afuera, con Yoongi siguiéndole detrás—, entonces nosotros no molestaremos.






*





Taehyung probablemente era asquerosamente rico, y Yoongi no pudo evitar preguntarse cuál sería su edad real como para obtener tanta riqueza, es decir, en la manada contaban con arquitectura y tecnología de calidad, la cual fue un trabajo y aporte de años entre las ventas que se realizaban entre las distintas manadas a lo largo de los bosques de todo el país, todo dentro de una base armoniosa con la naturaleza, que no dañe y que no haga sufrir el corazón el bosque.

Pero ahora bastó con estar de pie en la entrada y observar el piso de mármol para saber que el lugar donde Taehyung vivía era completamente de lujo.

Por un momento se preguntó si todos los edificios que Jimin dijo que poseía eran del mismo estilo. Y no pudo evitar preguntarse cuantos más habría podido conseguir si no hubiese pasado cinco años dormido.

—Espero que haya algo de comer.

—No —Yoongi le paró, volviendo a la realidad cuando lo vio caminar y vagar por la sala. Jimin se dio vuelta y alzó ambas cejas curioso ante el tono de su voz y Yoongi levantó el índice y apuntó su cuello—, primero hay que sanar eso, en serio —negó—, no sabes lo fea que se ve y lo manchado que estás de sangre.

Solo en ese minuto, Jimin lo recordó, y su rostro se llenó de vergüenza al imaginarse que la bruja quizá lo vio así, todo ensangrentado y que en realidad vagó así por las calles de Seúl, luciendo como algún psicópata o algún matón que acababa de terminar una pelea.

Y a pesar de que era demasiado simple y quizá vanidoso de su parte pensar en eso, no pudo evitarlo, sintiendo la herida y su piel arder en respuesta, como si su cerebro dentro de todas sus preocupaciones, se acabara de recordar que había estado con una herida abierta en la nuca.

Así que se remueve nervioso, expuesto ante la mirada ajena, la cual sabe que, por más que quisiera debatir que comer era mucho más importante, no terminaría ganando ninguna parte de la discusión.

Se endereza sobre su sitio, y le dice: —M-me ducharé y buscaré un botiquín —y antes de perderse por una de las puertas, Jimin se voltea y agrega—, puedes hacerlo en una de las habitaciones también.




*




Cuando sale, el menor tiene las mejillas rojas y la punta de sus orejas ardiendo, Yoongi duda un poco ante el calor que se percibe emanar de su cuerpo, pero aparte de eso, se siente limpio al igual que él, y pequeños gotones caen de la punta de su cabello gris. Ambos visten ropa floja, sacada de los mismos cuartos del departamento de Taehyung y Jimin se vuelve a perder por una de las puertas cuando gruñe, maldiciendo en voz baja que olvido el botiquín.

Y a pesar de que Yoongi tiene un montón de comentarios sobre Jimin con el cabello negro, húmedo y largo, con sus mejillas naturalmente rosadas y sus labios gruesos, apretados con rabia cuando se pierde por la puerta, dejándolo solo en el mismo lugar en la sala, simplemente se calla y se traga todo lo que su boca quiere decir y hacer.

Porque siente una pequeña cotidianidad en esto y eso no hace más que estremecer a su lobo por dentro, como si estuviera saboreando una pizca de lo que se sentiría tener a Jimin como su compañero por siempre. Era extraño y un nudo se atora en su garganta, Yoongi tiene el deseo de dispersar todas las imágenes y todas las emociones que sentía con su lobo a flor de piel.

Así que aprieta la mandíbula y cierra los ojos, intentando concentrarse en todo lo que estaba pasando ahora mismo y no en futuros utópicos que no están ni cerca de lo que es su realidad.

Y es ahí cuando piensa en todo, en cómo se dieron las cosas para ellos y lo sencillo que resultó, sin muchas complicaciones. No podía resultar así, debía haber algún engaño, Yoongi sabe, ha ideado planes por años, ha visto la manada trabajar por años y si un error así no se lo permitían ellos, los lobos, mucho menos un vampiro que probablemente posee siglos de experiencia.

Está claro que hay algo extraño detrás de todo esto, pero no puede lograr comprender qué.

Y por lo mismo, no está contento, porque no se siente seguro y el hecho de no sentirse seguro, de saber que no puede tener a Jimin en un lugar seguro y, que aparte de eso, todo el edificio huela a vampiro y esté lleno de brujas, no hacían más que hacer gruñir a su lobo, quien demandaba poder hacerse cargo de toda la situación.

Su corazón se aprieta en su pecho, sintiéndose de alguna forma insuficiente.

Pero antes de que pudiera seguir torturando su propio corazón, se escuchan pisadas acercarse y a Jimin aparecer por la sala, sosteniendo ahora una caja entre sus manos.

—Aquí —Jimin deja la caja en la mesita del centro —, creo que está todo.

—Bien, ven aquí —llamó, palmeando la zona del sofá seleccional ubicado en la sala, y en la cual Yoongi lo estaba esperando. Jimin le hace caso de inmediato, tomando asiento y volteando para darle la espalda, agachando la cabeza cuidadosamente para descubrir la zona de su nuca—, voy a limpiar y desinfectar esto ¿de acuerdo?

—De acuerdo.

Yoongi rebuscó en la caja y sacó todos los implementos que ocuparía para tenerlos a mano.

—Mi salivo ayudó con la cicatrización —murmuró para sí mismo y notó un leve rojizo en las orejas de Jimin, el vistazo de aquel tono gradual en el blanco de su piel, se veía, según Yoongi, perfecto—, avísame cualquier cosa ¿bueno?

—Puedes hacerlo, hyung, sé que no me lastimarás.

Tragó saliva al oírlo, Yoongi no quería que su mente rebuscara en las mismas palabras, pero el calor golpeó en su estómago y la necesidad de tenerlo con él creció tanto que se sentió como una enfermedad desesperada de la cual no podría curarse nunca.

Con sus manos fue hasta la herida, tomando todos los implementos que necesitaría y procedió a limpiarle, de forma sutil y siendo extremadamente cuidadoso, aliviado de que su saliva había acelerado el proceso, sin la necesidad de utilizar alguna sutura básica.

Así que se tomó todo el tiempo del mundo, colocando un parche una vez que el proceso de curación estuvo completamente acabado.

—Es tan extraño que Taehyung tenga esto —dice de pronto, adhiriendo el material del parche a su piel con suaves masajes, notando que toda la musculatura de su cuello se encontraba horriblemente tensa—, él ni siquiera se hiere, su regeneración es incluso mejor que la de los lobos.

Jimin deja caer los hombros, sintiendo su cuerpo relajado tras los toques que gentilmente Yoongi le da. Así que cierra los ojos y deja que su cuerpo alivie la tensión.

—Creo que ni siquiera usa este departamento, quizá el botiquín venía con lo básico, supongo.

—Qué oportuno.

—Yoongi-hyung... —Jimin relame sus labios, y escucha un suave "mm" cuando Yoongi no decide agregar nada más—. ¿Dolió mucho que te tuvieran con plata?

—No del todo —Frunce el ceño, y Yoongi se pregunta levemente por qué Jimin tocaba este tema—, la plata debilita, pero puedo con eso.

Jimin guarda silencio antes de continuar. —Lo siento.

—No es tu culpa.

—Te llevé a esa situación, ni siquiera hice algo cuando te capturaron, yo- —El menor niega, pero es pequeño y Yoongi vuelve a sentir la tensión de sus músculos en su cuello bajo su tacto—, yo no hice algo, simplemente opté por mirar.

—Nadie sabía lo que pasaría, vinimos creyendo que tu padre nos ayudaría, pero él... —Yoongi resopla—, él está con los humanos y aborrece a los lobos.

—Lo siento —vuelve a decir Jimin, tomando otra respiración profunda y Yoongi puede notar aquel deje melancólico como suyo, doliendo en su lobo—, yo realmente lo siento.

—Está bien —intenta calmarle, pero su corazón se aprieta y tiene ganas atraerlo hacia su pecho y abrazarlo hasta hacerlo dormir, pero solo está apretando gentilmente su hombro cuando lo empuja hacia adelante—, no volverá a pasar y estás listo.

Jimin se voltea y le sonríe cálidamente. —Gracias.

Y es esa sonrisa pequeña y sincera que logra romper algo en Yoongi.

—No hay de qué, pero... —Yoongi se detiene y cuando los ojos curiosos de Jimin no paran de mirarlo, él niega, pestañeando brevemente, sus ojos brillan en oro fundido—, no podía dejarlo así, sé que puedes valerte por ti mismo, y no necesitas a nadie, pero yo realmente necesitaba hacerme cargo de esto.

Jimin entendió sus palabras, parecía como una excusa, un motivo y una explicación a sus acciones y entendió cada una de ellas.

Aun así, hay un rastro de vergüenza en sus mejillas cuando abre y cierra la boca, rompiendo la mirada de los ojos ajenos que lucen demasiado penetrantes en ese minuto.

—Y-yo... está bien... —le calma, asintiendo imperceptiblemente, debatiéndose en decirle que no era tan así como lo pintaba él, que realmente Jimin también necesitaba esto, necesitaba de él, que lo había extrañado y que, sea como sea que haya pasado, también había necesitado hacerse cargo de él.

No sabía por qué, pero el sentimiento y esa necesidad de saber que está bien, se encontraba ahí, en la punta de sus pensamientos, en cada uno de sus pensamientos.

Yoongi inspira profundo, sintiendo como si un peso fuese sacado de sus hombros.

—Gracias.

—¿Puedes comer algo? —Pregunta Jimin luego de un rato, vagando por la cocina—, o ¿hidratarte? Luces demacrado y demasiado delgado...

—¿Tu hermano si quiera tiene comida aquí? —Yoongi lo observa hurgar por los estantes, intentando razonar con él—, es decir, pasaron cinco años ¿no?

—Bueno, sí —Jimin continúa deslizándose por toda la  gran cantidad de estantes que ocupaba la cocina, incluso la mesa de mármol ubicada en el centro tenía cajones por todos lados—, luego de ver a esa bruja, no me sorprendía encontrar todo un festín de comida aquí.

—Y lo que come, supongo —murmura, más para sí mismo, uniéndose a la búsqueda de Jimin cuando arruga su nariz en busca de comida real y solo encuentra el olor a shampóo y ese olor característico a vampiro que parecía salir incluso de las maderas de las mismas paredes del departamento. Al final, Jimin encuentra unas barras de cereales y un montón de comida no nutritiva, preguntándose si hubo alguien aquí viviendo en el último tiempo. Yoongi toma dos galletas y se las come en dos mascadas, tragando y tomando un vaso de agua que bebe de golpe. Mira a Jimin, quien también come en silencio y el chico al sentir los ojos posados en él se gira a mirarle también—. Necesitamos un teléfono satelital, necesito comunicar lo que está ocurriendo a la manada. ¿Dónde están nuestras cosas?

—En mi casa, pero no es seguro —Jimin vuelve la vista hacia al frente, cuando el hecho de ver a Yoongi completamente relajado comiendo a su lado le apretaba el estómago de una forma extraña—, Taehyung debe tener uno por aquí, déjame buscar.

—No. —Yoongi lo detiene, y Jimin se para en su sitio, confundido ante su orden.

—Pero dijiste...

—Sé que me ves para la mierda, pero soy un lobo, puedo pasar meses sin comer si quiero, pero tú...

—Yo qué...

—¿Te has visto? —pregunta, y sus ojos se deslizan por todo su rostro y Jimin tiene el deseo de esconderse de su mirada—, necesitas descansar.

—No podemos darnos el lujo de descansar, Yoongi.

—Si podemos —refuta—, solo por hoy, solo por hoy podemos, y lo vamos hacer —Yoongi niega cuando Jimin le observa con el ceño fruncido—, prefiero descansar ahora que pensar en lo débil que te ves si acumulas todo eso, digo, te ves como si cualquiera pudiese golpearte y quebrarte, Jimin. Necesitas descansar.

No quiso sentirse ofendido ante eso, porque realmente se sentía como si pudiera pasar una semana sin dormir y cumplir bien su trabajo, aun con una herida en el cuello y con pérdida de sangre.

De todas formas, no puede evitar pensar que es el mismo instinto de Yoongi el que lo ve así, como algo frágil que necesita ser cuidado.

—Está bien. —Dice por fin, pero poco convencido—, buscaré un teléfono satelital mañana, apenas despierte.

—Creo que eso me deja más tranquilo.

Jimin asiente. —Hay suficientes camas para dormir aquí —ofrece, vagando sus ojos por toda la sala, echando una vista a las diferentes puertas del lugar—, puedes elegir cualquiera de ellas.

Yoongi permaneció en silencio, y Jimin luego de todo el vistazo que le dio a las habitaciones, se volteó a mirarlo, esperando por una respuesta, un poco dubitativo ante la falta de respuesta verbal de su parte. Y de alguna forma, Yoongi lucía disconforme.

No supo interpretarlo, no era bueno leyendo el ambiente, pero sí pudo notar la tensión que se formó en el aire cuando Yoongi simplemente asintió y murmuró un "que descanses" antes de escoger una de las tantas habitaciones del lujoso departamento, dejándolo de pie en medio de la cocina abierta, con un montón de bolsas con comida chatarra sobre la mesa, todas para él.

Pero la verdad es que se le quitó el hambre, y con todos sus músculos acalambrados, lo único que hizo fue dar media vuelta y dirigiese hacia la habitación del lado contrario, la cual sabía pertenecía a Taehyung.

No pudo dormir, no pudo conciliar el sueño ni aunque hubiese ocupado todas las posiciones posibles para sentirse cómodo. Su mente no conseguía relajarse ni un poco, cuando había demasiadas cosas ocurriendo en ese minuto. Así que luego de dar mil vueltas como un trompo, Jimin terminó sobre su espalda, con la vista fija en el techo blanco, el cual se encontraba en perfecto estado, como el de una habitación sacada de alguna revista de ventas.

Su cabeza parecía ir a mil horas por segundos, como si no pudiera concentrarse en algo en específico porque son muchas las situaciones en las cuales ponerse a pensar. Pero no es solo eso, porque a pesar de que Jimin se consideraba un simple humano, todos sus sentidos se encontraban alertas a esas horas de la noche, como si en cualquier minuto esperara que alguien rompiera el vidrio de la ventana, lo cual era irónico e imposible si consideraba que estaba en un décimo piso de un edificio lujoso, lleno de brujas que de seguro resultaban mucho más eficientes que cualquier sistema de alta seguridad.

De todas formas, su mente se niega a dejarle descansar, porque, ¿cómo podía hacerlo?, aun si su cuerpo lo pide y lo necesita, no puede, porque se siente mal al saber que esto de relajarse por una noche, es una decisión que Yoongi tomó netamente por él, quién siente la fatiga más rápido que una criatura sobrenatural.

Yoongi era un alfa que podría pasar días sin dormir, Jimin pudo confirmarlo al verlo levantar esa tapa de alcantarilla con una mano, como si fuera una pluma liviana que no exigía ni el menor del esfuerzo. Eso, luego de haber pasado días rodeado de plata, privado de alimentos y de alguno de sus sentidos básicos.

Otro día más, no era nada para Min Yoongi.

Pero muy al contrario de él, Jimin siente el grito de todo su cuerpo, pesado y cansado, el cual solo quería que él cerrara los ojos y pudiera conciliar un sueño que de seguro resultaría reponedor.

Pero no puede, siente que es injusto.

De pronto se oye un suave ruido por el departamento, el cual tensa su cuerpo, y una de sus manos rápidamente se inclina hacia la mesita de noche, tomando una de las pistolas mientras se sienta en la cama y espera. Sin embargo, hay un golpecito en la puerta de su habitación, demasiado suave como para pensar que se trataba de algún solado queriendo capturar su cabeza o algo así.

Así que respira entrecortadamente cuando sabe de quién se trata.

—¿Yoongi?

La puerta se abre y Yoongi está de pie, vestía el mismo pantalón de chándal de antes, pero Jimin tuvo que tragar duro y apretar los labios para no abrir la boca sorprendido cuando notó que no llevaba nada arriba, mostrando su pecho desnudo, su piel blanca y contorneada con una suave línea de músculos que parecían pasar desapercibidos, todas sus facciones suaves. No era tan brusco y marcado como los músculos que poseía Jungkook, era incluso más cálido, como si fueran en armonía con cada parte de su cuerpo.

Y luego estaba su rostro, sus ojos fundidos en destellos de oro y marrón, observándole desde esa lejanía y viéndose tan profundos y brillantes a como sería observarlos desde cerca.

—Jimin, yo... —Yoongi abrió y cerró la boca, y de pronto hubo desesperación en cada rastro, como si no supiera el lugar donde se encontraba, como si de alguna forma fuera difícil para él inventar la excusa perfecta del por qué tuvo la necesidad de tocar su puerta a media noche.

Como si de alguna forma, Jimin estuviera observándole de manera discriminatoria, juzgando cada una de sus acciones, como si tuviera miedo de ser rechazado.

Como si Jimin no quisiera a Yoongi.

Pero entonces, Jimin se hace a un lado en la amplia cama y abre las sábanas.

—E-está bien —dice, tragando duro y avergonzado, demasiado avergonzado cuando pensó que quizá estaba mal interpretando las acciones de Yoongi y esto no era lo que el mayor quería cuando vino a buscarlo, porque no está moviéndose ni un centímetros. Jimin aprieta sus labios y su mirada se vuelve tímida—, está bien, hyung.

Yoongi sigue sin moverse, y hay miedo, Jimin se siente tonto, pero antes de que pudiera asesinarse mentalmente con un montón de malos adjetivos hacia su persona, el lobo comienza a moverse, suavemente hasta que termina acostado a su lado, la cama se hunde bajo su peso y el calor parece subir y llenar toda la amplia habitación.

Quedan de frente, y Jimin sonríe de forma labial, de alguna manera, intentando tranquilizar al contrario, quien lucía con facciones duras, exasperado.

—¿Tu lobo lo necesita? —pregunta, intentando aligerar el ambiente pero cuando las palabras salieron de su boca, no sonaron a como sonaba en su mente. Muy al contrario, se sintió como algo mordaz.

Pero al parecer Yoongi no lo vió así, pero tampoco asiente y confirma su pregunta, el alfa está arrugando la nariz de aquella forma que lo hace lucir incluso infantil, como si estuviera disconforme y a punto de hacer un berrinche.

—Estoy intranquilo —le confiesa, su voz gruesa—, hueles mal.

—Wow —Jimin alza las cejas—, gracias.

—No — Yoongi sonríe, y el resoplido de sus labios es suave cuando niega—, es decir, sigues oliendo a vampiro. Todo el departamento, en realidad, y si salimos de aquí, entonces habrá olor a brujas —continua y sus pestañas se baten cuando baja la mirada—, nada huele a ti o a mí... y eso me pone intranquilo.

Jimin asiente y suspira más calmado, relajándose ahora que Yoongi está con él, en aquella cama exageradamente grande. —Aun no entiendo cómo los lobos son tan sensibles con los olores —tararea, metiendo la nariz bajo el edredón solo con la intención de olisquear la tela—, yo huelo champó y jabón y las sábanas huelen a nuevo.

Yoongi gruñe, como un cachorro de lobo. —No es tan simple, Jimin.

Claro que no, no lo era y por lo mismo Yoongi está intranquilo. Jimin lo sabe, es consciente y solo lo dijo para molestarlo.

—¿Qué podemos hacer, entonces?

Yoongi mira a su alrededor. —Esta cama es malditamente gigante.

—¿Quieres una más pequeña, acaso? —pregunta, molestando y hay una sonrisa en sus labios, más no muestra sus dientes.

Yoongi se vuelve a mirarlo, en aquella luz tenue de la habitación que parece dejar sombras en los lugares perfectos en la piel de Jimin, haciéndolo lucir como una pintura perfecta.

—No soy de irme por las ramas —le dice y traga saliva, notando como el rostro de Jimin cambia de risueño y juguetón a uno completamente sorprendido y avergonzado—, sí, Jimin. Mierda, sí, te quiero cerca, eso es todo.

Y el corazón  de Jimin se detiene y la voz parece acariciar todo su cuerpo, golpeando fuerte en su estómago, el cual se agita. Sus dedos hormiguean y pican por algo, por hacerse cargo de algo, de esas palabras.

Sus labios entre abiertos se cierran cuando su cerebro le dice que está luciendo como un bobo si se mantiene así.

Y ojalá tener una excusa, Jimin piensa, ojalá, él también fuera un lobo, porque ahora mismo podría inventarse cualquier cosa, como las excusas de Jungkook cuando le pedía dormir con él cuando eran pequeños porque "necesito dormir contigo porque para mí lobo eres su manada" o "necesito dormir contigo porque eso calma a mi lobo, hazte cargo, humano tonto".

Pero no hay nada, no puede decir algo así, es simple y brutalmente honesto cuando jadea y dice: —Yo también.

No hay una maldita excusa, y Jimin sabe que está cayendo en un hoyo profundo donde se pierde en aquellos ojos que brillan y le miran con compasión y anhelo, como si él fuera la cosa más bonita que existe ante los ojos de un lobo alfa.

Por un momento siente que es injusto, porque es el único con el deseo verdadero. Deseo que sale a flote porque esto es lo que realmente quiere, no es un lobo que aclama por la compañía ajena, no existe nada de eso, es solo Jimin, el humano que ahora mismo también necesita de Yoongi, que necesita sus brazos deslizándose por su cintura, arrullándolo, acunándolo en su pecho, respirando su aire y recitándole que todo estará bien, que podrán superar esto y encontrar una solución a todo lo que está pasando a su alrededor.

Es solo Jimin quien anhela eso, no un lobo.

Tan al contrario de Yoongi, quien simplemente se deja llevar más por el deseo de su animal en vez de lo que él realmente quiere.

Y a pesar de que quizá, el raciocinio de eso y el pensamiento le hace doler un poco, picando una grieta en su corazón, se niega a rechazarlo cuando Yoongi se acerca y tira de sus brazos, los cuales Jimin recibe como si lo hubiese esperado por años.

—Gracias por esto... —Yoongi susurra, la voz calmada, apagada y Jimin quiere decirle que en realidad es él el que se sentía agradecido, agradecido del hecho de que su lobo lo cuida y lo quiera como lo hace, tan cálido y gentil, como un calor que derrite el hielo de forma gradual, sin herir, es simplemente calidez que lo acoge cuando Yoongi lo abraza y lo atrae a su pecho.

—Todo va a estar bien... —tiene la necesidad de decir, y siente los brazos apretarse a su alrededor.

—Lo sé —La voz ronca de Yoongi lo recibe con suavidad—, no pasaremos por esto de nuevo —susurra—, no te dejaré que te alejen de mi lado, no de nuevo.

Jimin cierra sus párpados, sintiendo que esto era lo que realmente necesitaba para olvidarse de todos sus problemas y poder sentir un poco de tranquilidad por unos segundos. Solo la voz suave susurrando sobre su coronilla pelinegra que todo estaría bien.

Nada más.

—Jimin —se oye decir a Yoongi luego de un rato, cuando Jimin está entre el sueño y la realidad, hace un leve murmullo, para indicarle que está escuchando y luego suspira, completamente liviano—, no tendré compasión con tu padre.

Es ahí cuando despierta y sus sentidos se ordenan, las palabras se clavan en él, y a pesar de que se siente como una estaca en su corazón, Jimin se aprieta contra Yoongi y deja que lo abrace.

Porque a pesar de que duele imaginarse lo peor, él simplemente asiente. —Lo sé.





*






A la mañana siguiente, ellos vuelven a desayunar comida chatarra y Jimin ahora está deslizando una caja sobre la mesa, entre todos los envoltorios de golosinas y chocolates.

—Aquí —le dice, tendiendo el teléfono—, lo encontré en el estudio de Tae esta mañana mientras te duchabas, está libre de rastreo, podrás comunicarte con la manada.

Yoongi no vacila cuando lo toma y marca rápidamente el número que por obligación y costumbre se sabía de memoria.

Espera contra la línea cuando esta se activa y su respiración se agita cuando contestan.

—Namjoon, soy Yoongi, necesito- —Yoongi se calla de forma abrupta, deteniendo sus palabras y su rostro pasa de un semblante serio a uno lleno de sorpresa y enojo—. ¡¿Qué?!

Jimin de inmediato se acerca a él, sin entender lo que estaba pasando, y a pesar de que hay silencio en todo el departamento, lo único que alcanza a escuchar son ligeros murmullos tras la línea.

Eso no hace más que desesperarlo cuando Yoongi no está hablando. —¿Qué? —pregunta, escudriñando cada facción de su rostro, cualquier cosa que sirva como respuesta—, ¿qué es?

Yoongi traga saliva y su respiración es entrecortada. —¿Estás en condiciones para explicarte, capitán?

Hay otro silencio, y Jimin ve los ojos ajenos brillar, dolidos, cuando estos se posan en los suyos y niegan casi sin fuerza.

Su cuerpo se estremece y el miedo agita su corazón cuando jadea al imaginarse lo peor, un montón de situaciones pasando por su cabeza en tiempo récord.

—Yoongi, qué está pasando, ¿qué pasa con Namjoon?

—La manada —dice Yoongi, luego de un rato, con el teléfono aun pegado en su oreja, pero su voz yendo directamente hacia él, cuando aprieta los labios y le dice—: La manada fue atacada por tu padre, maldición.







. . .


Ustedes cuando Jimin golpea a Mingyu: ayy me dio pena :(((, pobre mi niño, lo está usando u.u

Cuando Jimin lo vuelve a golpear porque pensó que estaba despertando: JAJAJAJA NO MAMES ME REI BIEN FUERTE

YO: ar u okey ami?

Asjasjsjsjjs gracias por leeRRRRRRRRRR<3 :((((((<3 

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