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Jungkook había llegado de sus rotativas de servicio, cuando apenas coloca un pie dentro de la casa y lo siente. Fuerte, como un golpe en su cara, algo que simplemente nubla sus sentidos y ahoga su olfato. Mareándolo.
Arruga su ceño, frustrado y casi con desesperación corre escaleras arriba, subiendo tan rápido que no es molesto para él saltar los escalones de dos en dos.
Ignora su habitación y camina hacia el fondo, hacia la habitación de Jimin, abriendo la puerta de golpe, con tanta fuerza que la madera se azota contra la pared.
Taehyung se encontraba de pie, observando por la ventana.
Jungkook aprieta los dientes ante la vista, sutilmente dándole una mirada a su cuerpo completo.
Y Dios, la cara del lobo seguro se desfiguró cuando realmente lo vio.
—Qué haces con mi ropa.
El vampiro le miró, apacible. Sin inmutarse ante la forma que llegó y golpeó en la habitación, sin si quiera reaccionar a su rostro molesto, como si no le importase que de pronto Jungkook podría sacar sus garras y lanzarse hacia él.
—La de Jimin no me queda y tu hermano dijo que podía ocuparla. —Dice, pero mierda, Taehyung se siente tan jodidamente bien por dentro, disfrutando eso, su fuerte olor a frustración, el cual es casi como un alimento que parece hacerle salivar de la sed.
Jungkook gruñó. Jodido Jin de mierda, piensa el menor, mas no lo dice.
A su vez, Jungkook aprieta las manos en puño a sus costados y ensombrece su mirada.
—Quítatela.
—Huele a ti —Taehyung lo ignora olímpicamente cuando toma la prenda del pecho y la acerca a su nariz—, huele delicioso.
—¡Quítatela!
El vampiro siente la voz ajena cortar el aire, como si fuese un rugido que intentaba volver la habitación hostil hacia él, en un intento de decirle que no era bienvenido.
Sin embargo, pese a todo eso, lo único que Taehyung hace es enarcar una ceja, observándole con ese rostro estoico, incrédulo porque Jungkook estaba siendo un poco infantil.
Aunque, por otro lado, Jungkook lo llamaba ser territorial.
Es decir, son sus cosas y son de él, y de nadie más porque solo él podía usarlas.
Aparte, su estómago se contrajo y su lobo se agitó demasiado al verlo con su hoodie gris favorito y esos pantalones de chándal negro con pretina en los tobillos.
La mierda, podía incluso imaginarse a su lobo moviendo la cola feliz al ver a Taehyung usando sus cosas.
Llevando su olor.
Gruñe de nuevo, pero no es para Taehyung, sino que lo hace en un intento de calmar a su lobo. Pero eso, el mayor no debe saberlo.
Es entonces, que después de aquel gutural sonido, hay silencio. Taehyung lo mira escéptico, sin despegar la vista de los ojos contrarios y hay cierta tensión, la cual parece palpable, pero que a la vez ninguno de los dos reconoce realmente. Es como automático, y si Jungkook no estuviera tan ensimismado en ver el rostro ajeno, notaría quizá el exquisito olor que ahora embriaga su olfato y cubre toda la habitación.
—Bien, si así lo quieres... —Hay una sonrisa labial en el rostro de Taehyung, completamente insinuadora cuando toma el dobladillo del hoodie y lo sube sobre su cabeza, quitándose la prenda.
Jungkook tiene que apretar sus dientes, moliéndolos con fuerza cuando su cuerpo entero se tensa ante la vista frente a él. Quizá está siendo muy notorio, porque no puede dejar de mirar, pero no le importa, preocuparse por eso no es lo más importante dentro de todos los pensamientos que lo invaden ahora mismo.
Taehyung no traía ropa debajo, y su piel desnuda se ve demasiado tersa, con un leve bronceado que resulta cálido, aun cuando Jungkook es consciente del hielo que tocarán sus manos si decide ir hasta él y confirmarlo por sí mismo, con sus propios dedos. Y es ese pensamiento el que golpea la zona baja de su estómago, volviéndolo fuego y lo obliga a retroceder.
—Sabes qué, déjalo —le dice, pero sale como un murmullo cuando toma una larga inspiración, ahogándose en el aroma que hay en el aire—, me voy.
El vampiro sabe lo que hace cuando ve la reacción del chico, es obvio. Es un cachorro, piensa, y todas sus reacciones resultan como un libro abierto para él.
Era un encanto, demasiado tierno como para evitar molestar y mofarse de él.
Y es ese olor que expele Jungkook; suave, dulce, como a frutas y rosas que no hace más que volverlo adicto. Lo cual es algo perturbador si Taehyung se pone a pensar que hay veces que deseaba simplemente matarlo por lo jodido que era.
*
Hay cierta mirada en Yoongi cuando observa la escena frente a él. Es sutil, como si estuviese evaluando el terreno, y es que la sola presencia de Jimin recostado en el sofá, durmiendo plácidamente, tumbado sobre su estómago y con las manos acurrucadas en su pecho resulta demasiado caótico para él.
No es solamente la vista, es lo que siente, el aire se llena de lo que el humano expele. Yoongi lo siente calándose profundamente en él. Es tristeza, decepción y soledad. Son emociones en las que Jimin se ha convertido ahora, incluso a esa hora de la mañana, cuando ya es otro día.
Jimin había quedado tenso desde ayer, con demasiadas interrogantes en su cabeza como para ponerse a procesar y evaluar la situación, no cuando no tenía ninguna respuesta a lo que estaba ocurriendo.
Así que simplemente por el estrés y el agotamiento del viaje había quedado dormido.
Muy al contrario de Yoongi, quien, serenamente, cerró sus ojos medio dormido, medio despierto, sintiendo el ruido de la noche en cada agudeza de su audición, reconociendo a los animales nocturnos, motores de autos pasar por la carretera, entre otros sonidos que estaban lejos de preocuparlo.
Ahora que había abierto los ojos, se sintió como una pesadez sobre él, sobre su lobo, quien aulló dolido, sin entender por qué Jimin era tan infeliz junto a él, es decir, Yoongi sabe que no es su culpa, pero también es consciente que no ha hecho nada para calmarlo, para tranquilizarlo.
No es bueno, piensa y cree, no es bueno para Jimin porque en realidad no lo cuida ni lo protege, solo está ahí, observando su sufrimiento.
Yoongi tiene mucho deseo de hacerlo sentir bien, pero existe esta barrera de la desconfianza, donde sabe que no puede simplemente llegar y posar las manos sobre él como quisiera, cuando sabe que no es llegar y tratar con él como si hubiesen sido los mejores amigos de toda la visa solo porque su lobo lo marcó y él lo ve como su compañero.
Es tan difícil, tan agotador, que hay días que Yoongi piensa que está todo bajo control y hay otros cuando sabe que no hay nada en sus manos porque todo está perdido para él.
Honestamente, Yoongi quiere tomar todo de él, porque Jimin literalmente es todo para él. Pero no puede llegar y decirle a Jimin eso, lo asustaría, quizás hasta lo ahuyentaría de su lado y precisamente es lo que él y lobo no quieren.
Así que intenta tomarse las cosas con calma, ahora que todo es claro en su cabeza y que acepta el hecho de que Jimin es su compañero, intenta que todo siga una línea progresiva ante eso, pero a la vez es tan difícil, porque su lobo no hace más que sentirse rechazado.
Cielos, ¿quién diría que el lobo de Yoongi sería un dramático y sufrido por anhelar un poco de cariño de su compañero?
Yoongi era como el hierro, firme ante su manada, pero por dentro parecía ser tan suave y susceptible, anhelando un poco de cariño porque solo un poco bastaría para hacerlo sentir bien.
No es lo que merece, quizá, pero es con lo que se conforma, sobre todo cuando se trata de Jimin, un humano que quizá, ante su naturaleza, podría simplemente pasar de su lado, olvidarse de él y seguir con su vida, incluso al lado de otra persona.
Pero ¿cuán equivocado podría estar Yoongi?
De pronto, Jimin frunce el ceño, despertando. El chico abre sus ojos, arrugando un poco el rostro y agitándolo ante la luz natural que ilumina la sala, la cual le resulta un poco molesta.
Es muy temprano por la mañana, Yoongi espera a que sus ojos se acostumbren a la luz antes de levantarse de su sitio y ofrecerle su café tibio, en un instinto por querer cuidarlo.
Jimin lo recibe contento y le mira luego de darle varios sorbos.
—¿Qué hora es?
—Pasada las nueve.
Jimin se vuelve a frotar los ojos luego de beber todo el contenido de su café.
—¿Estás despierto desde hace mucho? —pregunta observando para todos lados, como si quisiera grabarse el recuerdo de su casa—, debiste despertarme, también. No tenemos tiempo que perder.
Y ante eso último, los recuerdos y todas las dudas de ayer emergen en su cabeza, sacando a la luz aquellas interrogantes que no tenían alguna explicación cuando vio a su padre con los humanos en la pantalla de su televisor.
Pero siente la mirada de Yoongi sobre él y eso tiene rompiendo su burbuja.
—Come algo. —dice serio y Jimin niega, levantándose de su sitio y estirando su cuerpo.
—No tengo hambre aun, me lavaré y primero pensaremos en un plan para acercarnos a mi padre.
—Primero —contradice Yoongi, inclinando su mano para arreglar un mechón desordenado—, hay que cambiar eso. —su dedo ahora baja y apunta el cuello de Jimin, quien al parecer logra captar de inmediato su intención.
Así que asiente silenciosamente, sabiendo que desobedecer una orden de Yoongi, es como una pelea infinita.
—Deja que me lave.
Yoongi lo deja irse y Jimin se desliza hacia el baño, curoseando entre los artículos, ocupando los necesarios.
Cuando sale, sigue vistiendo la misma ropa, sabiendo que el traje táctico es mucho más cómodo para él en el caso de que tengan que moverse por la ciudad de manera sigilosa.
Honestamente, no sabe lo que les espera, así que prefiere estar preparado ante cualquier situación.
Camina de vuelta a la sala, dándose cuenta que Yoongi seguía en el mismo lugar, esperándolo.
No sabe por qué, pero parte de eso lo coloca un poco nervioso.
De todas formas, se acomoda en el sofá, sentándose sobre este y sin saber qué más hacer aparte de esperar cuando lo ve acercar su mochila, sacando ciertos implementos que usaría para cambiar el parche.
El silencio es un poco tenso si Jimin piensa, Yoongi se sienta en la mesita del centro, frente a él, con las piernas abiertas para acercarse en un intento de acortar distancia. Jimin no puede hacer otra cosa que mantener sus rodillas juntas, un tanto nervioso cuando lo tiene tan cerca.
—No creo que duela porque la herida ya está cerrada. De todas formas, me avisas cualquier cosa ¿bueno?
Yoongi es suave, demasiado suave cuando quita el parche, y la verdad es que la marca está casi sellada, solo es un poco rosada y con ligeras costras, nada de lo que preocuparse, aunque el lobo de Yoongi se retuerce un poco, pensando en morderlo de nuevo, pensando en que esa es su marca y Yoongi tiene que reprimir el deseo de querer abalanzarse hacia él, capturarlo entre sus brazos y bajar a lamerme la zona donde sabe que el olor de Jimin se concentra en demasía.
Así que se enfoca en lo que hace, con la vista en la piel de Jimin cuando esparce líquido y comienza a limpiar la zona antes de aplicar un nuevo parche, y está tan ensimismado en eso, entre controlar su instinto y realizar bien el trabajo, que se pierde la forma en como Jimin le mira.
Jimin cree que Yoongi es hermoso si se enfoca en eso, su cabello gris cae partido en la mitad, y es claro, tan claro como la nieve, como el pelaje de su lobo.
Había escuchado que aquello ocurría con las personas que tenían a su animal muy a la superficie, como con Jungkook, ambos tenían a su lobo tan arraigados y presente en ellos que mantener el color del cabello al igual que el pelaje del animal era la simple demostración de eso.
No había conocido a alguien con un cabello natural como el de él, y es simplemente fascinante apreciarlo, así como ahora.
—Perdón —dice entonces, de la nada, y eso hace que Yoongi detenga el movimiento de sus dedos en su piel y, además, por su lado cree que se volverá loco si Jimin sigue estirando el cuello hacia el lado contrario, sin intenciones de algo en particular, pero es como si estuviese dándole una invitación, el pase perfecto para que él se incline y lamiera la zona a gusto, porque es suya, Jimin es suyo. Su lobo se lo recuerda, y, mierda. ¿Qué estaba diciendo Jimin? Yoongi detiene sus pensamientos y le mira, esperando para que continuara—, por ser tan tosco ayer... creo que estaba un poco tenso, a la defensiva, no quería tratarte así, lo siento.
Y es eso lo que tiene aligerando el ambiente, Yoongi se relaja inconscientemente sin saber que su cuerpo estaba tenso y le da una mirada completamente comprensible cuando aquellos ojos grandes y luminosos le miran con culpa.
—Está bien, Jimin, parte de lo que dijiste es real, así que está bien, supongo que podemos cambiar eso... con el tiempo.
El mantiene la vista fija en Jimin, aunque sus ojos vagan a su cuello cuando lo ve tragar visiblemente, entreabriendo los labios luego cuando inspira suave.
—Podemos.
Es lo único que dice, casi como un susurro y es ahí cuando Yoongi siente su control romperse, sus músculos tensos, y cosquillas en su estómago frente a la ansiedad que parece querer derretirlo por dentro.
Realmente, no quiere asustar a Jimin, es en lo único que piensa, pero también siente que está un poco desesperado por buscarlo, por tenerlo.
Así que, se lame sus labios, resecos y traga antes de hablar.
—¿Puedo tocarte?
Jimin guarda silencio, todo el aire parece cortarse cuando él lo dice, y le mira, sin decir nada por unos cuantos segundos y Yoongi está arrepintiéndose, sintiéndose cohibido y tímido ante una petición tan simple, pero en el fondo, desesperada.
—L-lo estás haciendo... —le dice, en un susurro, como si su garganta doliera y Yoongi puede ver los músculos tensos en todo su cuerpo y siente, siente el nerviosismo de Jimin en todo el aire, dispersándose de alguna forma hasta envolverlo y colocarlo nervioso también.
—No así —explica, y se siente tonto—, digo, realmente tocarte, sin otra intención más que hacer eso —se encoge de hombros cuando la mirada de Jimin parece confundida—, ahora lo hago porque estoy curándote.
No hay respuesta por un momento, y Yoongi pensaría que quizás fue demasiado, pero sabe que no es eso, porque lo ve y lo siente, cuando las mejillas de Jimin se vuelven más rojitas que antes y luce demasiado tierno, como si no supiera que hacer y eso no hace más que encantar a su lobo en cierta forma, ver que él es la causa de las emociones que afloran en el humano.
—Puedes. —es lo único que le dice, y si Yoongi no tuviera una audición tan desarrollada no lo habría escuchado.
Pero bendito él y su lobo que sí lo hicieron. Así que no tarda en curarle, reprimiendo un quejido cuando sabe que tiene que tapar la herida aun cuando su lobo no quería más que acercarse a lamerla y llenarla de besos.
Cuando está listo, guarda todo en la mochila bajo la intensa mirada de Jimin, quien parece estudiar cada uno de sus movimientos y la deja en el suelo.
Yoongi suelta una risita, hay un brillo en sus ojos cuando se gira y observa al chico, nervioso frente a él. —Jimin no te voy a morder —le tranquiliza, pero luego agrega—: porque ya lo hice.
Y dios, Yoongi coqueteando con él es todo lo que Jimin no quiere porque es algo a lo que no está acostumbrado y le hace arder en vergüenza, pero en el fondo también le agradece porque el ambiente se vuelve cómodo entre ellos y sus músculos olvidan la tensión, relajándose al instante cuando ve la media sonrisa que le da cuando se acerca.
—Lo siento si soy un poco ¿intenso?
—Está bien —niega, intentando alejar eso de los pensamientos contrarios—, lo entiendo, es tu lobo, no tú.
Yoongi aprieta la boca ante su comentario, pensándolo un poco, sin embargo, se queda callado, levantándose para inclinarse hacia él.
Jimin no sabe qué hacer, dónde poner las manos, dónde mirar y qué decir cuando siente las manos de Yoongi apretar sus hombros.
—Relájate. —le susurra, Yoongi empuja su cuerpo para que termine recostado en el sillón, y luego Jimin ve las manos del mayor colocarse a cada lado de su cara, subiéndose sobre él, pero sin tocarlo realmente y eso no hace más que hacerlo jadear.
—Lo estoy. Estoy relajado. —dice un poco ahogado y Yoongi vuelve a soltar esa risita petulante.
—No lo estás... —susurra y la forma en que se acerca se siente como una capa de calor cernirse sobre él, y Jimin se pregunta cómo lo hace, si es algún efecto sobrenatural porque ellos no se están tocando en ninguna parte y él siente todo ese calor encima de su cuerpo. Y estaría concentrándose en eso, pero siente a Yoongi dejar de moverse y su fija mirada sobre su rostro, así que se gira y lo mira también, notando que hay cierta empatía en los ojos del lobo—. Si no quieres hacer esto, en serio lo entiendo, quizás fue apresurado y-
—No —le corta—, solo... uh, define ¿tocar?
—No es nada sexual si es lo que piensas.
—¿¡Qué!? N-no, mierda- yo- no. No estaba pensando en nada.
—Okey...
Jimin se siente tonto, así que a pesar de lo nervioso y alterado que se encuentra, con su corazón saltando en su garganta, se obliga a callar porque tiene miedo de que algo nuevamente estúpido saliera de sus labios, así que simplemente deja que Yoongi, literalmente, hiciera lo que se le dé la gana con él.
Y no necesita esperar más tiempo cuando Yoongi baja su cabeza y hace un suave movimiento con la nariz cerca de su mandíbula, como si estuviese acariciando la piel de su quijada con esta, y el toque es tan suave que incluso parece como si hubiese sido una loca idea que su cabeza sintió, sin embargo, está ahí, cuando Yoongi inspira y huele su cuello, viajando por todo el contorno de esta, con los ojos cerrados y yendo hacia el otro lado.
—Está bien —susurra Yoongi—, no haré nada malo —le pide y hay cierto dolor en su voz, Jimin lo reconoce, es como si estuviese dolido de que él esté tan nervioso. Quiere decirle que no es porque desconfía, sino que es porque es la primera vez que alguien hace algo como eso con él—. Yo te cuido, mi lobo te cuida, Jimin.
Y es como su mantra escucharlo decir eso, porque rápidamente su cuerpo comienza a relajarse, tomando suaves y largas respiraciones. Las manos que en algún momento empuñó, ahora se relajan a sus costados y todo su cuerpo parece caer en aquel estado.
Yoongi mueve sus rodillas, las cuales se hundían en la tela del sillón a cada lado de sus caderas, y ahora la tela de su traje tocan en el muslo de Jimin, como si estuviera apresándolo.
Jimin no dice nada, ni siquiera cuando la nariz de Yoongi vaga por su cuello, delineando la curvatura que se forma entre este y su hombro, viajando por su brazo y volviendo ahora hacia sus clavículas desnudas, donde la piel se le estremece cuando el aire tibio exhalado del chico golpea justo ahí, en aquella zona delicada y sensible y Jimin tiene que tragar duro, sintiendo su estómago contraerse en algo que no puede colocarle nombre aún.
Y mierda, quiere gemir, quiere soltar un ligero quejido preguntándose en qué punto Yoongi no considera esto sexual porque de alguna forma, es en eso en lo que se vuelve, todo el ambiente, y se siente frustrante, que se tome todo el tiempo del mundo en vagar por ahí y por allá, con suaves toques que parecen causarle cosquilla de lo tierno que resultaba ser y- ¿está bien para Jimin anhelar eso? ¿el toque de Yoongi?
Aprieta sus piernas juntas cuando Yoongi pasa por su cuello nuevamente, esta vez Jimin echa lacabeza hacia atrás, y al parecer aquella invitación es todo lo que Yoongibuscaba silenciosamente, porque puede sentir el roce de sus labios ahí, justodonde su manzana de adán se mueve para tragar y es tan sensible, tan exquisitoque no se da cuenta cuando él mismo es quien levanta su cabeza y su cuello del sillónpara acercar su boca, para que realmente su boca se pose en aquel pedazo depiel que no hace más que arderle, secándole la boca porque el simple toqueresulta demasiado para él.
Es como si estuviera ahí sin estarlo y Jimin quiere sentirlo, no una caricia delicada, quiere realmente sentirlo ahí, besando su piel, como algo fuerte. Algo que su piel realmente reconozca. Ahora mismo se siente como el fantasma de un beso y es frustrante.
Pero si Jimin hiciera el amago de abrir los ojos y mirara a Yoongi, entonces notaría la forma en como el lobo estaba ahí, con las cejas fruncidas, el rostro tenso y las manos apretadas contra el sillón, aguantando, frustrado por no poder hacer otra cosa, como si de alguna manera estuviera tentado a ir por más, pero también, plasmando una línea porque sabe que ir por más era algo que no podía permitirse con Jimin ahora en ese mismo instante, no cuando el chico le había dado el permiso recién para tocarlo y ¡solo ayer estaban peleando justamente por esto!
Yoongi había pensado en moverse por su cuello, acariciarle con su nariz y grabarse su pequeño y dulcecito olor, porque eso calma a su lobo, lo hace sentir emocionado y feliz, así que era simplemente eso. Pero en algún punto, tenerlo ahí, bajo suyo, apresado contra sus piernas y sus manos, no hace más que tentarlo, deseando colocar una rodilla entre sus piernas, separándolas para poder inclinarse sobre él y tocarlo en todas las partes permitidas.
Y Dios, el simple deseo y pensamiento lo tienen soltando un ligero gruñido. Su rostro tenso, no haciendo más que grabarse el aroma de Jimin y acariciar el contorno de su rostro.
—Yoongi... —llama suave Jimin, sin ningún motivo, pero Yoongi no responde, está sumergido en el toque, en su olor, en su piel blanca, en los roces que hace con sus labios sobre su musculatura tensa.
Así que escuchar su nombre así, deslizarse por los labios de Jimin, en un susurro suave, tienen trayendo a su lobo, los iris dorados, fundidos en oro brillando bajo sus párpados cerrados y el lobo no puede hacer más que inspirar profundo y presionar sus labios en la yugular, donde se encuentra aquel parche que le hace gruñir en molestia por no poder saborear la marca con su propia lengua, sanarla con su propia saliva.
Gruñe desde su pecho y musita. —Mío.
Él reclama, y lo hace de nuevo cuando se dirige hacia su otro lado, donde está aquel trozo de piel, nívea, blanca y lisa, expuesta para él cuando Jimin se estira.
—Mío.
Y Yoongi estaba a punto de abrir su boca para dejar un suave mordisco, sin intenciones demás cuando un pequeño ruido invade su oído, haciendo que su cuerpo entero se tense y sus sentidos rápidamente se pongan en alerta.
No espera más segundos, cuando se coloca de pie y tira a Jimin detrás de él y gruñe a la nada.
—¿Q-qué está pasando? —Dice Jimin, con el corazón agitado, el rostro ardiendo en vergüenza y obligando a su mente a volver a la realidad cuando ve la postura de Yoongi en posición de ataque, mientras mueve la cabeza para todos lados.
—Alguien, hay alguien, mierda, hay alguien. —La voz sale ronca, y Jimin puede notar como Yoongi sigue gruñendo, mostrando los colmillos de su lobo y hay garras creciendo en sus manos semi-transformadas cuando baja la vista al agarre en su muñeca.
Está a metros, quizás en el jardín, quizás cerca de algún árbol, pero está en un perímetro lo suficientemente cerca como para que él pueda sentir la presencia y las pisadas acercarse a la casa.
—Yoongi —dice Jimin, tironeando la muñeca que el lobo aun sujeta con fuerza—, necesito que me sueltes para prepararme por si pasa algo.
—No —Yoongi traga fuerte, moviéndose más cerca del cuerpo ajeno, con intención de taparlo de la visión de quién sea que esté entrando—, no puedo.
Y es cierto, si no lo protege, su lobo no se lo perdonaría, es lo único que grita dentro de él y es un mal problema si piensan que esta es una misión y que Jimin es un hombre competente que tienen toda las habilidades y capacidad para valerse por sí mismo.
Joder, si Yoongi lo sabe, pero para lo territorial que es su lobo es difícil.
—¡Yoongi! —entonces masculla, en un intento de gritar entre sus susurros y ahora mismo tiene la visión de Yoongi cuando el chico se gira ante su voz fuerte—, solo buscaré algo con lo cual defenderme, y me mantendré cerca tuyo ¿bueno?
Al parecer eso deja conforme a Yoongi, quien traga saliva, aflojando el agarre y Jimin rápidamente lo quita, inclinándose en cuclillas para vagar hacia su mochila en busca de algunas cuchillas y una pistola para asegurarse de estar lo suficientemente armado.
De alguna forma, no le extraña la posición de Yoongi, porque Jin y Jungkook lo fueron en algún momento, en situaciones menos peligrosas que estas así que sabe cómo lidiar para calmar al lobo, el cual estaba siendo sobreprotector con él.
Quizá por la marca.
Sin embargo, eso no quita el hecho de que su corazón se agite y su estómago se contraiga al saber que Yoongi estaba siendo así con él, por él. Como si la vida del lobo fuera menos importante que la suya y es tonto que encuentre eso ¿tierno? ¿agobiante? Pero es algo que le avergüenza y le tiene con el corazón brincando en su sitio. Emocionado.
—Joder... —Yoongi masculla y Jimin sabe que está cerca de transformarse, lo cual quiere indicar una cosa, sea quien sea que esté entrando, es alguien de alguna forma poderoso.
Y esa realización golpea su mente, dándose cuenta de las cosas.
Rápidamente se pone de pie y observa en todas direcciones.
—¿Crees que sea mi padre? —dice medio agitado, y está a punto de avanzar hacia la ventana, en busca de alguna respuesta, pero sabe que Yoongi está demasiado tenso y hostil como para hacer eso.
—No lo sé, pero no confío. Él sabe que estamos aquí —dice, su voz ronca, casi gutural, como si fuera una voz animal—, sea lo que sea, está volviendo el ambiente denso. Sus intenciones no son buenas, lo siento.
Yoongi huele la esencia agría, lo estaba invitando a una pelea, a una sed de muerte, y estaba seguro que, si su lobo fuese más joven, estaría brincando en sus patas, saliendo a su encuentro, y sabe, sabe que es eso lo que la persona quiere, quiere que él sea el primero en dar el inicio a una batalla sangrienta que solo terminaría cuando uno de los dos caiga.
Pero Yoongi no es tonto, lo hace con la intención de provocarlo, de provocar una reacción amenazante de su parte.
Es en ese momento cuando la madera del segundo piso cruje, simulando pisadas sobre ellos y Yoongi en cuestión de micro segundos corre hacia el inicio de los escalones, esperando cuando el caminar se vuelve rápido, como si estuviese corriendo sobre ellos.
Quiere gruñirle a Jimin para que se vaya de ahí, se esconda y se proteja, pero también sabe que, en su postura de líder, Jimin debe estar ahí, debe ser él quién lo proteja porque bueno, en la jerarquía de su manada, es así, Yoongi los protege, pero también los lobos protegen a Yoongi, a su líder.
Así que intenta dejar atrás la sensación que se esparce por su lobo, intentando olvidar por un momento el hecho de que Jimin es su compañero y lo deja estar ahí, a su lado, esperando lo que sea.
Los pasos parecen acercarse, son pesados, como botas gruesas que golpean la alfombra, la madera y si no fuera tan de mañana y el sol no estuviera entrando por todas las partes visibles de la ventana, resultaría entonces horriblemente tétrico, pero la casa se ilumina y a ellos les da un poco de ventaja al esperar ahora al intruso.
Están de pie, frente a las escaleras, esperando lo que sea que está arriba con ellos, se muestre, sin embargo, el sonido se detiene y hay silencio antes de que la madera cruja cerca del sofá, detrás de ellos.
Yoongi se gira tan rápido que su cabeza duele, cuando escanea la habitación y ve a una persona alta ahí, de pie cerca de la mesa de centro, mirándoles con ojos abiertos y antes de que él pueda tirar del brazo de Jimin para dejarlo tras su espalda y protegerlo del desconocido, el chico jadea y corre hacia adelante. Hacia él.
—¡Papá! —grita, y él tiene la clara vista de cómo el hombre que asemeja unos cuarenta años recibe a Jimin con los brazos abiertos, apretándolo en el agarre.
Yoongi arruga la nariz, no dejando ir la tensión de su cuerpo cuando olisquea y se da cuenta del aroma del vampiro.
Jimin tiene lágrimas en los ojos cuando abraza al hombre que había extrañado por años, ansiando ver su rostro, su rostro juvenil que luce idénticamente al que vivía en sus recuerdos.
Lo abraza, demasiado fuerte pero no le importa, porque el hombre lo está abrazando con la misma fuerza que él.
—Papá... —solloza, y hunde el rostro en el cuello frío del contrario.
—Estás vivo... —dice Jung Yunho—¸estás vivo, hijo, ¿cómo has crecido tanto? —la voz gruesa susurra, acariciando su cabello y apretando el brazo en su espalda. Hay simple adoración en su voz, Jimin lo escucha y es feliz de saber que el hombre está bien.
Que es su padre y lo quiere.
Sin embargo, lo siente tensarse en sus brazos y Jimin sabe que la causa es por la imagen tras su espalda.
—Por eso no pude sentir tu olor, y solo sentí la presencia de un intruso.
Yoongi ruge. —Suéltalo.
Es fuerte, su voz parece querer imponerse contra el vampiro de miles de años y eso hace arrugar el ceño de Yunho.
—Yoongi, no... —dice Jimin, y cuando se gira a mirarle Yoongi se ve un poco turbado ante la vista de los ojos con lágrimas del menor—, es papá, no es enemigo, está bien, está todo bien.
Jimin se posiciona frente a su padre, como si quisiera protegerlo del lobo, y es ingenuo, porque Yunho no necesitaba a protección de nadie, pero a la vez es tierno, la forma en como su hijo se preocupa por él incluso cuando es consciente de todo el poder que tiene.
Sin embargo, es muchísimo más fascinante ver aquel lobo hacerle caso, porque el chico deja de gruñir de inmediato.
—Eres un lobo —dice entonces Yunho, estudiando su cuerpo por completo, a lo que Yoongi no se inmuta porque está haciendo lo mismo—, un lobo alfa.
El hombre se mueve un poco, más cerca de Jimin y Yoongi nota que es jodidamente alto, como un metro ochenta quizá, llevaba un traje formal de color negro, su cabello era castaño perfectamente peinado y su rostro alargado, sus ojos pequeños, pero lucían como dos esferas intensas y penetrantes, su mandíbula marcaba y sus labios tensos y delgados.
Yoongi traga duro, más no responde para confirmar la información que el vampiro dedujo con tan solo olisquear el aire. Como si supiera que la presencia de su lobo fuese más que la de un cambiante normal.
Es Jimin quien parece querer romper el silencio, cuando se gira nuevamente hacia su padre.
—Papá, estamos en una situación peligrosa, los lobos me ayudaron mucho, y yo quiero ayudarles de vuelta.
Y ahí está, Yunho cambiando los ojos tajantes que miraron a Yoongi a unos ojos de padre, enternecido cuando baja la vista hacia un Jimin, que no tiene quince años a como lo recuerda, sino que ya tiene un rostro maduro y joven, manteniendo la misma ternura en sus mofletes, los cuales tanto le caracterizaban y de los cuales tanto él como Taehyung se burlaban con cariño.
Ante aquel recuerdo, el vampiro frunce el ceño de inmediato.
—Taehyung. —es lo único que dice y pareciera que el aire temblara cuando lo nombra, pero solo es Yoongi quien se da cuenta de eso, cuando su lobo crispa y la amenaza se cierne sobre él, alterándolo.
—Está bien —le afirma Jimin, viendo la preocupación en los ojos de su padre, y eso le hace creer, por un segundo, que quizá Taehyung estaba muy equivocado en desconfiar de él—, está con los lobos ahora.
—¿Por qué no vino contigo? ¿por qué te dejó venir solo? —Yunho es tosco y meticuloso para hablar, Jimin está acostumbrado así que no se inmuta ante el tono frío con el cual su padre lo trata, siempre ha sido así.
Sin embargo, Yoongi está tenso mirando en la lejanía, estudiando el comportamiento del contrario porque siente que de pronto el vampiro sacaría sus garras y mataría a Jimin.
—A eso quiero hablarte —la voz de Jimin hace eco—, sé que hay mucho por lo cual ponernos al día, pero esto es muy importante.
—¿Qué es eso? —el vampiro se pierde la explicación de su hijo cuando baja la vista hacia su cuello—. Hueles a los lobos.
—E-es porque he estado al cuidado de ellos —Jimin odia mentir, porque su padre reconoce las mentiras, sin embargo, se concentra porque una marca en su cuello no es la primera de sus preocupación, de hecho, ni siquiera es una preocupación, así que niega con la cabeza y mira a su padre con una aflicción en sus ojos—, vi que estás con los humanos, y necesito que me ayudes contra ellos, papá.
Pero Yunho le observa con una chispa de traición en sus ojos.
—¿Jimin qué está pasando? —le pregunta—. ¿a qué te refieres? Estoy con ellos para protegerlos a ustedes, a Taehyung y a ti, para darles una mejor vida, para que puedas volver a Seúl.
—Y lo haré, volveré a Seúl —Y Yoongi no debería sentirse tan extraño ante eso, y quiere creer que es un intento de calmar al vampiro, porque el ambiente se volvió denso de la nada—, pero tienes que ayudar a saldar la deuda que tengo con los lobos, se lo debo —y hay lágrimas brillantes en sus ojos, el sonido desesperado de su voz se nota cuando agrega—: por favor...
El vampiro se gira hacia Yoongi, a metros de él y su mirada cambia, puede ver el atisbo de unos ojos rojizos, similares a los de Taehyung, pero este es de un rojo marrón, casi negros.
—¿Qué le hiciste a Jimin? —Pregunta y eso provoca que Yoongi se coloque en modo de ataque, listo para inclinarse y alzarse sobre él, su lobo ruge, gruñe molesto y grita, grita por salir, hacer presencia en su forma animal porque hay algo que hace que el deseo de desgarrarle la garganta crezca dentro de él.
—Tú qué crees —le dice, en modo de burla, pero entonces su mirada se desliza hacia Jimin, quien mira con ojos preocupados, y cuando estos se encuentran con los suyos, el chico humano niega, casi imperceptiblemente, así que Yoongi bufa y agrega—: le dimos un techo, un hogar cuando los jodidos humanos a los que ayudas se dedicaron a cazarlo.
Yunho suelta una risa seca, pero su rostro se mantiene apacible y serio como en todo ese rato. —Lo recibieron —dice incrédulo—, los malditos lobos sanguinarios del sur.
—Sí, bueno —Yoongi se encoge, y hay una sonrisa socarrona en sus labios y a la mierda lo que le había pedido Jimin, no puede simplemente dejarse humillar por ese sucio vampiro estúpido—, me gusta el adjetivo, pero los malditos lobos sanguinarios del sur ayudaron a tu hijo, vampiro de mierda.
—Yoongi-
—Bueno —Yunho sonríe labialmente, y no hay nada más en su cuerpo que se mueva aparte de sus labios—, no seré yo el que juzgue eso.
Ninguno comprende la frase, Jimin observa a su padre, quien se encuentra con sus ojos y le da una mirada tranquilizadora.
—¿¡Qué mierda!? —Yoongi dice de pronto, rompiendo la conexión porque Jimin se altera al ver al lobo observar para todos lados, agitado—, ¿¡Qué significa esto!?
Yoongi siente, las pisadas de cientos de personas, no las puede contar porque son demasiadas y no hace falta para él darse cuenta que están siendo rodeados.
Jimin tiene miedo, tanto miedo que su cuerpo tiembla, sin saber cómo reaccionar a lo que está pasando cuando mira por la ventana y ve hombres armados acercarse a la casa.
No hace más que observar a su padre.
—¿Papá? —Y se arrepiente, se arrepiente cuando el hombre toma sus hombros y lo acerca a él, a su cuerpo, se arrepiente tanto de haber ideado este plan, de haber ofrecido esto, de haber depositado toda la confianza en aquel hombre, se arrepiente con cada parte de su ser.
Porque hay hombres entrando, y el vampiro agarra con dedos fríos su cuello y tira del parche, descubriendo la marca casi cicatrizada.
—¡Capturen al lobo! ¡dañó a mi hijo!
La voz retumba en sus oídos, y parece ser en cámara lenta en como las cosas ocurren delante de sus ojos, cuando grita el nombre de Yoongi, quien está arrinconado contra una pared, gruñendo y mostrando sus colmillos.
Yoongi está a punto de lanzarse hacia un humano y desgarrarle el cuello, pero Jimin sabe que eso jugaría en su contra.
—¡No lo dañes! —grita, y todos creen que Jimin lo está defendiendo a él.
Mas Yoongi sabe lo que eso significa, y no puede no hacerle caso, así que simplemente se obliga a ser capturado, ante la atenta mirada de Jimin y el vampiro.
—Estarás bien —susurra su padre—, ahora estaremos bien.
Y todo estaba tan mal, cuando él escucha el gruñido que suelta Yoongi, cuando hombres atan sus muñecas y lo esposan con plata, él sabe que es plata porque le duele, a Yoongi le arde la piel, sabe que dejará cicatrices y quiere gritarles a los policías que entraron armados que no le dañen, pero estaba seguro que todas las armas que cargaban tenían balas de plata.
Toda la escena, es tan desfavorable para él, que Jimin no puede hacer algo para protegerlo, y se siente estúpido e inútil.
Pero, sobre todas las cosas, se siente culpable, él llevó a Yoongi a esto, y estaba seguro que la manada nunca se lo perdonaría.
...
Gente, esto es como entrar a un nuevo arco, y no puedo creer que esto tenga ya 21K wtf asdlkj no me lo creo, antes del capítulo anterior tenía como 12K no me lo creo basta :((( gracias por pasarse a leer mis kks <3
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