
010 - i
☾
No hay forma específica para describirlo.
Jimin está jodidamente avergonzado.
Se la ha pasado con las mejillas sonrojadas, los ojos puestos en cualquier punto de la habitación, y, de vez en cuando, levantándola para dar pequeñas miradas furtivas hacia una persona en específico, lo cual no debería estar haciendo ahora si se pone a pensar en el lugar y la circunstancia que se encuentra: una reunión de altos mandos.
Estaba seguro que su cerebro intenta recordarle eso, pero el enfoque se pierde en algún punto de su mente cuando siente esos ojos sobre él.
Es demasiado fácil saber que Yoongi le estaba mirando, porque siente como si quemara en cierto punto, y eso no hace más volverlo incómodo, expuesto, tragando duro por los nervios cuando siente su garganta seca, como si fuera la presa de algún depredador mirándolo a la lejanía, esperando por cualquier movimiento antes de atacar.
No puede evitar pensar en todo lo que habían pasado, una ola de recuerdos, de hace días atrás llegan a él y le arden la piel, específicamente en la zona de su cuello.
Quería concentrarse, pero su imaginación está constantemente golpeándolo, y Jimin ahora está levantando la vista sólo para que sus ojos se encuentren con los del alfa, notando de pronto que hay una sonrisa suave deslizándose por el rostro de Yoongi, claramente, prestando nula atención a la reunión.
Jimin le hace una mueca como "eres el líder ¡¿Podrías por favor ignorarme y prestar atención?!"
Pero es obvio que Yoongi no lo entiende, ni lo escucha y en realidad, Jimin ni siquiera hace caso a sus propias palabras. Es interesante la forma en como ambos se miran, pareciendo olvidarse del resto, es realmente interesante ver a Jimin no encontrando la fuerza ni los motivos para desviar la mirada del rostro ajeno, como si estuviesen compartiendo un secreto único entre ambos, aunque bueno, sí existe un secreto.
Entonces Jimin siente otra mirada encima de él, y cuando gira sobre su costado puede notar a Jin observándole con ojos juzgadores y con una ligera pizca de enojo en sus cejas fruncidas, como si estuviese tratando de decirle que parara su mierda y prestara atención de una buena vez.
Su rostro arde muchísimo más que antes, y quiere abofetearse de lo tonto y desconcentrado que es, así que simplemente se dedica a maldecirse a sí mismo antes de volver a colocar atención a lo que estaba ocurriendo a su alrededor.
Es ahí cuando lo nota, cuando levanta la mirada y ve que no es solo Yoongi quién lo mira. Jimin los reconoce, son los capitanes Chanyeol, Yongsun, Seungcheol, quienes se encuentran sentados justo frente a él.
Y Jimin sabe, sabe lo que ellos ven, no es su rostro en sí, sino que es el parche que cubría parte de su cuello, donde debajo, llevaba una nueva marca, una que cicatrizaba lentamente.
Los lobos son una raza preocupada por los de su alrededor, sienten el peligro y son bastante intuitivos, y a pesar de que Jimin no parecía presentar algo que causara preocupación, es obvio que un parche, justo en la yugular de su cuello, iba a causar intrigas.
Nadie sabía sobre la mordida, solo su familia y la mano derecha del líder, pero ambos habían acordado que no tenía sentido alguno mencionarlo porque no estaban celebrando nada. No era intimidad, no eran una pareja, no era un acto de amor, no era algo de lo que se sintieran orgullosos.
Era simple necesidad, por parte de Yoongi y deber con la persona que salvó su vida, por parte de Jimin.
Sin embargo, jodidamente todos notan la forma en como Jimin huele a Yoongi de una manera que parece tóxica. Mucho más fuerte que antes.
Jin se lo dijo, Taehyung le hace muecas cuando le abraza y refriega la nariz en su cuello en busca de su olor natural, y Jungkook a veces le gruñe cuando no reconoce el aroma de su propia familia en él.
Y eso, cree que es la causa principal del por qué el sonrojo de sus mejillas no paraba de expandirse por todo su rostro desde que comenzó esta reunión.
Jimin lleva el aroma de Yoongi de una manera tan íntima que los capitanes frente a él pensaban que dormían juntos.
—¡Te dije que no sé, joder!
—Quieto, vampiro.
La voz de Taehyung y Jungkook lo hicieron pegar un leve respingo en su silla, rompiendo su burbuja de pensamientos tan pronto escuchó el gruñido de su hermano. Bueno, sus hermanos.
Taehyung se encontraba sentado en el centro de la sala, las cejas fruncidas y dándole una mirada de enojo a la teniente frente a él que había estado interrogándolo.
Namjoon permanece a un lado del vampiro, mientras que Jungkook se encontraba en el otro costado, ambos de alguna forma, procurando de que no ocurriera nada grave.
Taehyung vuelve a gruñir, dejando salir sus colmillos y mostrándoselos a la loba, en forma de amenaza. Aprieta la mandíbula y alza el mentón hacia ella.
—Te voy a matar.
—Entonces —ella dice, Jimin nota como ella lo ignora, pero su comportamiento nervioso es visible ante sus ojos. Hani lucía como si quisiera esconderse bajo siete pisos, lejos de la mirada de aquel vampiro. Sin embargo, se obliga a sí misma a continuar con el interrogatorio—, dices que no sabes nada de los dispositivos.
—Dormí cinco años —Taehyung repite entre dientes, mucho más cabreado que antes, el aire volviéndose denso, hostil. El vampiro pasa la mirada por toda la habitación, encontrándose con los ojos de Jimin, quien simplemente le da una mirada triste, como si estuviese pidiéndole disculpas silenciosas por hacerlo pasar por esto. Y es ahí cuando él se calma, quitando ese manto de enojo y frunciendo las cejas como si doliera—. Sabía que existían —entonces explica, esta vez con más tranquilidad—, son experimentos que los humanos llevan desde hace mucho tiempo, no creí que los utilizarían, tampoco sé el motivo, sé lo mismo que ustedes.
—¿Y por qué tenías uno? ¿quién te colocó eso ahí? Sabemos que huiste con Jimin, pero, ¿te atraparon?
—No lo sé.
—¿Por qué dormir cinco años?
Y es esa pregunta de nuevo, la que hace reaccionar a Taehyung, apretando los dientes y perfilando su mandíbula, al igual que sus filudos ojos, los cuales se vuelve de un color rojizo cuando miran a Hani.
—Papá me dijo...
Hani desvía la mirada, no queriéndose encontrar con la forma espeluznante de sus ojos, y ante eso, saca el valor de soltar un resoplido al aire.
—¿Qué? ¿le hiciste caso a tu papi y dormiste por cinco años? —hay burla en la voz de la chica, y eso no hace más que molestar a Jimin—. ¿Es en serio, vampiro?
Jimin reacciona colocándose de pie al instante y mirando a la lobo con ojos tensos. Una cosa era haber convencido a Taehyung para que lo interrogaran, pero otra distinta era presenciar esto sin hacer nada.
—Creo que es suficiente, Hani. Él no sabe nada más.
Hay un silencio cuando la teniente se cruza con su mirada, como si hubiese recibido una amenaza y a pesar de que eso debería intimidar a Jimin, él simplemente estampa los pies en el suelo y permanece de pie, en la misma posición, sin inmutarse, sin reaccionar, simplemente está ahí, manteniendo su mirada hacia la loba para que entienda que habla en serio cuando dice que ha sido suficiente.
Taehyung no está obligado a ayudar a la manada, y él cree cuando su hermano dice que no sabe nada más.
Podía sentir su corazón retumbar en sus oídos, cuando un subidón de adrenalina lo golpeó de pronto, como si estuviese a punto de prepararse para un ataque.
Honestamente, como estaba la tensión en el aire, no sabía lo que podría pasar, pero estaba seguro que todo se iría al carajo si es que Taehyung se cabrea y decide hacer un movimiento en contra de los lobos.
Una, porque el vampiro era capaz de matarlos a todos ellos si quisiera, y otra, porque Jimin sabe que, si Taehyung ataca, entonces los lobos atacarían de vuelta, entonces Jimin se encontraría defendiendo a su hermano y al final, los lobos lo acusarían de traición y lo atacarían a él.
Y si eso pasaba, posiblemente Yoongi interceptaría el ataque y se pondría en defensa de él, más llevado por su lobo que por lo que él realmente crea, dándole la espalda a toda la manada, eligiendo a un humano sobre las personas que lo veían como su líder,
Era un efecto dominó, que podría ocurrir en cualquier segundo, la paciencia de los lobos cortándose de inmediato al sentirse amenazados y en un ambiente hostil en su propia casa.
Dios, Jimin ni siquiera tiene poderes mentales, pero ruega porque Taehyung entienda sus señales telepáticas pidiéndole que no haga nada estúpido o algo que provocaría un combate.
Porque definitivamente, no está preparado para este tipo de situación.
Ama a la manada, con su vida, por todo lo que han hecho por él, sin embargo, su lealtad y su corazón estarían siempre con su hermano.
Pero dentro de todos sus pensamientos, escucha a Taehyung soltar una risita divertida, como si estuviese encantado con todo el ambiente que se ha formado por su culpa, pasando la vista por todos esos lobos de elite frente a él.
Jimin le mira como si estuviera loco. El vampiro enarca una ceja, la seguridad y confianza en todo su semblante y postura, de algún modo, verlo así, le envía un escalofrío a todo su cuerpo, y estaba seguro que cada uno de los presentes sintió lo mismo. Como si Taehyung supiera que la batalla estaba ganada incluso si él se encontraba del lado desfavorable de la situación.
—¿Qué no te enseñaron, niña? —Taehyung tararea, ladea la cabeza y sonríe como lo ha estado haciendo todo ese rato—. ¿Hani? ¿no le haces caso a tus padres? —Con eso, su mirada se dirige a Yoongi—. Pensé que la manada tenía buenos modales de convivencia, pero al parecer no se les quita lo animal ni en su patética forma humana.
La chica le gruñe, y antes de que hiciera algo, es tirada por otro capitán, Heechul, quien alcanza a pasar un brazo por su cintura cuando ella hizo el amago de inclinarse sobre Taehyung, quizá, con la intención de arrancarle la garganta.
Es ahí cuando Yoongi se levanta y le observa.
—Taehyung —llama, y este simplemente levanta las cejas, su rostro sonriente nunca desvaneciéndose de sus facciones—, estamos todos inquietos ¿de acuerdo? Todos —enfatiza Yoongi—. Eres nuestro enemigo natural. Nuestro primer instinto nos pide matarte, así como también sé que el tuyo lo hace.
Y es esa mirada que el alfa le da, que hace a Taehyung perder emoción, volviendo su rostro dura y su aspecto natural. Más Jimin reconoce el brillo en sus ojos, es enojo.
—Cuando digo que dormí cinco años porque mi padre me lo pidió así, es porque jodidamente así lo hice —su voz sale grave, y a pesar de que se nota de lejos la frustración que hay en él, su cuerpo relajado, sentado de piernas cruzadas y manos juntas en su regazo, dicen todo lo contrario—. No sé por qué tenía un neurotransmisor, y no sé qué hacía en mí. No sé nada más del tema porque no me interesa la raza humana, ni tampoco los problemas de mierda de su manada. Estoy aquí solo por mi hermano, por nadie más.
Chanyeol es el primero que se mueve, dejando su silla y apoyando las manos en la mesa cuando se inclina y le escruta. —No estás ocultando nada, ¿cierto?
—No —el vampiro es simple, porque estaba cabreado, y luego vuelve su vista a Yoongi—. Lo sabes, sabes que no miento, Yoongi.
Si hubiera un corazón que latiera, un aroma que lo delatara, y no esa esencia tóxica y embriagadora que suelta solo con la intención de protegerse a sí mismo y marear a los lobos, posiblemente, Yoongi sabría, pero no lo hace, y a pesar de eso, asiente de todas formas, sabiendo que no sacarían nada de él a menos que Jimin lo haga hablar y eso no estaría ocurriendo ahora, no cuando su lobo ya está lo suficientemente alterado y amenazado al sentir que necesitaba ir donde Jimin para esconderlo detrás suyo.
—Puedes retirarte, Taehyung.
El nombrado simplemente se para de su asiento de manera brusca, guarda las manos en sus pantalones y camina hacia la puerta, sin antes darle una mirada tierna a Jimin, sonriéndole en un intento de decir que no pasaba nada y que no le pusiera esa cara de perrito huérfano.
Namjoon y Jungkook le abren las puertas y es ahí cuando Taehyung se va con una sonrisa en el rostro, sintiendo las miradas de los demás como dardos en su espalda que no hacen más que hacerle cosquillas y alimentar su ego. Es simplemente misteriosa y silenciosa la forma en como abandona el lugar.
Jimin simplemente lo mira, no dice nada ni tampoco se mueve de su lugar, pero siente angustia cuando lo ve alejarse, porque quiere ir con él, abrazarle, acariciarle, estar con él porque eso le calma. Hablar y recordar lo felices que eran hace años, cuando todo era tranquilo, antes de que su padre llegara a casa y les gritara que corrieran hacia el bosque y no miraran hacia atrás, antes de que un grupo de policías y cazadores estuvieran tras su espalda persiguiéndolos, disparando con las únicas intensiones de matarlos.
—Yoongi ¿estás bien? —La voz de Namjoon se escucha en el fondo, Jimin gira la cabeza de inmediato y estudia la expresión confusa y casi dolida que hay en el peligris—. Hueles a... como preocupado, te sientes angustioso...
—Estoy bien. —Yoongi traga pesadamente, como si fuera cemento y no saliva cuando asiente con la cabeza.
Tanto Jimin como Yoongi saben lo que está ocurriendo. Fueron las mismas emociones de Jimin que hicieron sentir mal al lobo de Yoongi, volviéndolo triste, incomprensible al no entender qué estaba ocurriendo con ellos. Y a pesar de que Jimin quería darle una mirada a modo de disculpa por no saber controlar muy bien sus emociones, sus ojos no volvieron a encontrarse de nuevo, Yoongi no volvió a mirarlo.
La reunión continuó con lo mismo que habían comentado días atrás, sobre como al llegar a Seúl irían a la casa de Jimin, buscarían a su padre y le mostrarían los neurotransmisores que llevan como prueba, los presentarían al consejo y frente a la ley del tratado de razas exigirían protección o, por otro lado, desembocaría en una guerra.
De todas formas, Yoongi prometió dejar a todos al tanto de la situación, y los lobos quedaron tranquilos al saber que su líder, pasara lo que pasara. tomaría una buena decisión.
Yoongi y Jimin partirían esa misma noche, infiltrándose por la zona sur de la ciudad de los humanos porque en esa dirección se encontraba el hogar del menor.
Namjoon al ser la mano derecha del líder y Jungkook, el sucesor del alfa, ambos tomarían el cargo mientras Yoongi estuviera ausente, guiando a la manada y cuidándola en caso de que se presente algún otro ataque de los animales en sus territorios.
Y a pesar de que tenían todo el equipo listo, el plan ideado y las pruebas perfectas para delatar a los humanos, Yoongi abandona la sesión con un sabor amargo en su paladar.
Es su lobo, piensa, quien no lo deja tranquilo el resto de la tarde, y a este punto, Yoongi quiere golpearse contra el canto del escritorio en su oficina, sintiéndose horriblemente perturbado por la inquietud de su animal, quién prácticamente quería empujarlo a buscar a Jimin, ver qué ocurría, cerciorarse de que se encontrara bien porque lo sintió angustiado, lo sintió triste y él definitivamente no podía quedar de brazos cruzados esperando a que se le pasara. Tenía que hacer algo por él, por su compañero.
Hazte cargo, es tuyo, está herido. Arrúllalo.
La sensación estaba ahí, como una piedra acentuada en su estómago, ardiendo, cada vez haciéndose más difícil de ignorar mientras los minutos pasaban.
—Lobo de mierda sensible... —gimoteó frustrado luego de un rato, refregándose las manos por el rostro incontables de veces—. No te bastaba con marcarlo, ahora quieres pasar como una jodida lapa pegado a él.
Salió de su oficina sin soportarlo, y fuera de esta gruñó molesto porque no es como si pudiera olisquear el aire y decir "ah, ahí está Jimin." Era un humano y su aroma era tan pequeñito e imperceptible que tomar un poco de eso era como el mejor elixir que podría embriagar a su lobo.
Sin embargo, aquella marca lo ató a él, y en su corazón sabía perfectamente dónde encontrarlo. Sin necesidad de confirmarlo con su olfato o con sus oídos en busca de algún ruido que lo guíe.
Yoongi simplemente caminó hacia el sendero que daba paso al mirador por instinto. Sin que nadie le confirme nada.
Al final del camino, lo encontró ahí, sentado sobre el pasto y admirando la vista que se veía desde la colina: el valle completo extendiéndose en hectáreas de bosque brumoso y tropical, dándole la vista perfecta de uno que otro pequeño lago y el riachuelo que cruzaba todo el perímetro que rodeaba la manada por la zona este.
En silencio camino hasta él, cuando Jimin giró la cabeza y lo notó por el rabillo del ojo.
Cuando estuvo sentado a su lado, fue como una oleada de tranquilidad golpeándolo por todas partes, sintiendo a su lobo lleno de su compañero, calmado, como si ahora mismo quisiera cambiar a su forma animal para dejar descansando su cabeza en el regazo del chico y pedirle entre ladridos y aullidos que por favor acariciara detrás de sus orejas.
Tuvo que apretar la mandíbula mientras estaba ahí, contemplándolo en un cómodo silencio, sus manos picándole por querer arrancar ese trozo de tela quirúrgica que cubría su cuello, e inclinarse a darle lamidas a la marca, deseando que sanara por su causa y no por otros medios.
Pero se reprimió el estúpido impulso, empuñando las manos sobre el pasto y obligando a dejar atrás aquella primitiva necesidad de querer cuidar de él.
Así que simplemente tomó aire y observó hacia el frente.
—¿Cómo va mi marca? —preguntó, con aires de orgullo y con una sonrisa ladeada en su rostro, sintiendo a su lobo feliz y encantado con el significado de pertenencia puesta en esa simple frase.
Jimin rodó los ojos. —Dios, deja de decir que es tuya.
Yoongi se giró a mirarle, notando que hay una sonrisa estirándose en sus gruesos labios que lo tiene yendo por más, como si ese simple gesto fuera lo suficiente para que él sintiera que pisaba terreno con confianza. Su lobo explotando de emoción al ver que su compañero le daba la bienvenida.
A Yoongi realmente se le apretaba el pecho de una manera inexplicable, como si el aire no fuera suficiente para llenar sus pulmones.
—Yo la hice —dice luego de un rato—, es bonita porque yo la hice.
Jimin enarca una ceja y se gira para mirarlo —Es mía.
—Es nuestra —responde casi por inercia, y al sentir a Jimin colocarse nervioso y ver sus orejas más rojas, se aclara la garganta y se golpea mentalmente, dándose cuenta la forma en como sus palabras se malinterpretan, así que rápidamente agrega—: no, es decir, mía y de mi lobo.
—Me la voy a maquillar para que no se note.
—Mierda —Yoongi quiere mostrarle sus colmillos, pero se calma sólo porque la sonrisa en el rostro de Jimin permanece, así que simplemente chasquea con la lengua y niega con la cabeza—. Ese es el peor insulto que me han dicho.
Entonces eso tiene a Jimin riendo, y se da cuenta que su risa es suave, bonita, el tono de su voz haciéndole cosquillas, y si Yoongi se hubiese visto en ese instante en tercera persona, de seguro se burlaría de sí mismo o entraría en pánico al ver lo embobado que parece con la vista fija en sus labios, en la forma en como estos se estiran y muestran los dientes y un ligero hoyuelo en una de las esquinas. O la forma en como sus ojos desaparecen en medias lunas y suelta un ligero chirrido fino al final de su risa.
—Aún no se me olvida que me hiciste trapear el casino y lavar bandejas de cien lobos soldados con agujeros negros como estómagos que se repetían tres raciones en cada uno.
Yoongi sale de su ensoñación cuando Jimin habla con la vista fija en él, y en respuesta bufa recordando el castigo que le había dado al menor.
—Porque eres un jodido mocoso desobediente, mierda —niega, y se encuentra sonriendo también—, todavía me molesta de tan solo recordarlo. Siempre tomas decisiones impulsivas, Jimin, sin siquiera pensar en los daños. Pudiste haber salido peor que una simple mordedura de hiena, pero te expones tanto al peligro, siempre pones al resto antes que a ti.
Jimin solo asiente, sin verse molesto o perturbado por la forma en como parece juzgarle. Antes quizá hubiera apretado la mandíbula y hubiera hecho un comentario mordaz, pero ahora simplemente infla su pecho y deja salir todo el aire.
—Si puedo ayudar lo haré —y esta vez hay un brillo en sus ojos cuando miran fijamente los de Yoongi—. Se los debo.
—Lo sé. —Dejarte marcar es suficiente para saber lo cálido y leal que eres por dentro, Jimin. Es lo que piensa, pero las palabras no alcanzan a llegar a la punta de su lengua, a su vez, se concentra en el paisaje frente a él para decir—: Valiente, pero de raza débil, la peor combinación, chico tonto...
—Ya, hyung ¿Viniste solo a molestar? ¿pasó algo? ¿Qué haces aquí?
—Quería verte.
Jimin está mirándolo serio, y Yoongi no lo hace de vuelta, sigue con la vista al frente.
Hay mucho que quieren decir, pero a la vez, todo eso, lo quieren callar.
Y Jimin no tiene un lobo, o algo que lo haga sentir obligado o comprometido con el sentimiento, no existía nada que lo atara a Yoongi, o por lo menos su cuerpo humano no lo siente, pero él no es de piedra.
Jimin tiene sentimientos y emociones. Y todas ellas, se encontraban agitadas por culpa de esas dos palabras.
No era lo mismo, él tenía el pecho apretado, mariposas en su estómago y todo se estaba sintiendo demasiado real para él
Yoongi estaba obligado a sentir, él no.
Y es esa bruma de emociones que convergen en su cabeza que lo tienen estrujando todo por dentro. Porque está asustado, pero también está emocionado, y la sonrisa que de nuevo se posa en sus labios es sincera y avergonzada.
Casi jadea cuando Yoongi se gira a mirarlo, cambiando sus ojos un par de segundos, los suficientes como para saber que su lobo estaba ahí, saludando. Quizá, mostrándose.
Eso, más que emocionarlo, lo golpea al saber que es su lobo el que lo ve de tal forma, más no Yoongi en sí, es la realización que necesitaba para darse cuenta que estaba sintiendo demasiado por cosas tan mínimas.
Así que acorrala la emoción que amenazó con brotar desde su pecho, porque al final sabe que era un terreno tan peligroso como desconocido, y el cual, ni siquiera debería estar siendo prioridad, no cuando aún quedaban muchas cosas que resolver y otros temas en los cuales concentrarse.
—¿Jimin qué pasa? —Yoongi frunce el ceño cuando siente que algo está mal, levanta su mano y la posa suavemente en el hombro del menor, apretando suavemente en un intento de tener su atención—. ¿Qué tienes? ¿Qué ocurre? —volvió a preguntar, escaneando su rostro en busca de lo que estaba mal.
Jimin solo traga duro. Insultándose mentalmente por haber olvidado que su lobo estaba conectado con él y que, prácticamente, era como un libro abierto para Yoongi.
Si había algo mal, entonces Yoongi lo sentía.
Y era algo demasiado complicado y sobrenatural como para que él piense cómo es que jodidos rayos lo lograba.
—Estoy nervioso —prefiere decir, y cielos, ¿Yoongi podía oler las mentiras o algo así? Jimin estaba horriblemente concentrado en hacer sentir a su propio cuerpo bien, pero ¿cómo funciona? No quería que Yoongi le mirara y dijera como "no mientas, lo huelo" y él tuviera que finalmente confesar como "bueno, sí, no tengo un lobo conectado contigo que me haga sentir algo, pero mierda, estoy sintiendo definitivamente algo y eso me asusta y me pone jodidamente nervioso". No, definitivamente no. Así que inspira profundo e intenta no enfocarse en la mano que aprieta la piel y el pulgar que hace círculos en la zona en un intento de reconfortar, porque sabe que no hay segundas intenciones, es algo normal que Yoongi haría por cualquiera, porque la palabra lobos y tocar venían juntas en la misma frase—. Solo... quiero que esto termine pronto, no sé dónde podría estar mi padre y... lo extraño.
—¿Jimin? —llama Yoongi, y hay duda en sus ojos—. ¿puedo saber por qué nunca mencionas a tu madre?
—Ella falleció en mi nacimiento. Taehyung y su padre me criaron —dice con simpleza, y cuando recibe la mirada tensa de Yoongi es que levanta una mano y niega—. No es lo que piensas, definitivamente no lo es, Taehyung me habría dicho, ellos no asesinaron a mi madre o algo así, no... ugh... ellos no se alimentan de humanos... —susurra lo último creyendo que sonaba un poco crudo decirlo, pero luego recuerda que es Yoongi con quien habla, un lobo que desgarraría la garganta de cualquiera que ponga la manada en peligro. Así que decide destensar su cuerpo, y mirarle con ojos tristes—. Solo quiero que todo salga bien.
Yoongi siente la pesadez y es como si se sintiera obligado a quitársela también.
—Saldrá bien —afirma, con seguridad envolviendo su voz, y es esa misma seguridad la que lo tiene abriendo la boca para decir lo siguiente—: pese a cualquier cosa, Jimin, te voy a proteger.
El lobo no espera respuesta, aunque Jimin tampoco se siente capaz de responder, porque se queda casi paralizado en su sitio cuando Yoongi murmura sobre tener que volver porque el deber de líder le llama, al tiempo que una luz parpadea en su intercomunicador acoplado en su oído.
Y antes de que perdiera la oportunidad, antes de siquiera realmente pensarlo, Jimin sale de su estado de sorpresa, y se gira en su sitio, aun sentado sobre el pasto, observando la espalda de Yoongi alejarse por el sendero a un ritmo tranquilo.
—¿Yoongi? —llamó, el peligris se gira de inmediato, como si hubiese estado esperando por su llamado, y joder, como si hubiese estado toda su vida esperando porque su nombre saliera de sus bonitos labios. Jimin traga saliva y alza el mentón, como si nada pudiera quebrarlo ni a él ni sus siguientes palabras—. Yo también —susurra y sus labios tiemblan cuando sus pulmones se exprimen en oxígeno por los nervios y la emoción de decirlo en voz alta—. Yo también te voy a proteger. —dice más fuerte, formándose un silencio después de eso—. Te quiero proteger.
**
Estaba escribiendo esto y dije como olovorgo si no termino el cap lo dibidibidis en dos y aquí está la parte i, esou gracias por leer Ü
saben a veces quiero que todo se vaya al carajo en el fic y luego me cacheteo sola y digo como wtf, te callas y escribes soft. estúpida. arhe
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro