Tan pequeños, tan inocentes, tan alegres.

Pequeños niños muy unidos, muy dependientes uno del otro, de la misma manera que el sol depende de la luna, tal como sus nombres lo expresaban.

En este momento sólo poseen 8años, aún son muy jóvenes, pero aún así el destino decidirá alejarlos, e intentar romper ese lazo. Lo que el destino no sabía es que ese era un lazo muy fuerte,  que los mantendría unidos por toda sus vidas, por la eternidad.

Aún no lo saben pero al cabo de un tiempo, tendrán que poner a prueba la fortaleza de ese lazo, en aventuras inimaginables.

Y tal vez aquel lazo se fortalezca.
Y tal vez aquel lazo se rompa.

En estos momentos, antes de que la tragedia ocurra, es mejor dejarlos descansar, mientras que el atardecer pasa, y, el sol y la luna, se unen.