Yellow no podía evitarlo, ella es terrible con el amor. Desde el coqueteo y las citas, hasta los besos y el romanticismo.

Simplemente no podía con ello, podía ser muy avesada con otras cosas, pero exponer sus sentimientos y abrirse al ridículo y al rechazo era algo que le superaba.

¿Locura por amor? Loca ya estaba, pero por ese chico de cabello azabache y personalidad animada.

Y en definitiva era un desastre lidiar con ello. Odiaba tener que estar perdidamente enamorada de Red.

A veces se iba por las nubes pensando en escenarios románticos sacados de películas.

Normalmente se ponía nerviosa junto a él y soltaba alguna tontería.

Y tenía que sobrevivir con la constante dude de si tiene una chance, o si siquiera debería intentarlo.

¿Es posible odiar el amor?

Si es así, ella lo odia. Aunque de igual forma no le sirve de mucho.

Después de todo, igual sonríe como estúpida ante cualquier gesto de Red; igual se sonroja cuando este le dirige la mirada y le sonríe e igual su mente explota cuando él sujeta su mano o lo ve sonrojarse.

¿Podría realmente tener una oportunidad con él?

-Tierra llamando a Yellow. Se le solicita regreso inmediato.

Y ahí está nuevamente, perdiéndose en sus pensamientos.

-Perdón Red, me distraje pensando en algo.

-¿En algo? ¿O en alguien?- Le pregunta con cierto tono entre curioso y molestoso. Ella rie y niega con la cabeza.

-No seas tonto ¿En quién estaría pensando?

Él solo la mira, y ella se pierde completamente en sus ojos que reflejan cierta ternura inexplicable. Cual cliché barato siente sus mejillas arder y tiene que romper el contacto visual para sobrevivir.

No puede, no quiere. Amor.

Y Red lo sabe, sabe que esto es algo lento, tan lento que quema. Pero igual la ama.

Por eso la sigue mirando, con esa paciencia y ternura que solo le puede dedicar a ella, a su amor. La ama, incluso si ella no sabe cómo hacerlo, aún.