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Fotos


"¡Domingo al fin!" resuena por toda la casa.

Kate se da la vuelta en la cama poniendo uno de los cojines encima de su cabeza. No quiere levantarse todavía porque le ha prometido a su hermana pasar con ella su día de descanso, pero las sábanas la reclaman.

La morena oye como su madre dice algo, haciendo que su hermana hable en un susurro. Y silencio. Poco a poco los músculos de Kate se relajan y su mente ya vaga lejos, pero un grito de su hermana hace que se caiga de la cama. Coge su Capturador y arma reglamentaria y como puede baja corriendo las escaleras sin tropezarse.

Durante los últimos escalones identifica un Buizel jugando con su Pachirisu en el salón y tanto madre como hija suspirando de alivio con una mano en el pecho.

- ¡Perdón, perdón! No queríamos entrar así - habla una voz detrás de la puerta y asoma su cabeza tímidamente. Saluda con la mano a las chicas de la cocina y busca con la mirada a su Pokemon, pero la figura de su compañera con el pelo suelto y completamente despeinada le fascina, aunque no más que haberla descubierto con una camiseta para dormir sin pantalones, solo con ropa interior que deja a la vista sus fuertes piernas de Top Ranger. Traga saliva lentamente, sin atreverse a entrar del todo. No es la primera vez que la ve así, ya no sabe ni cuantas veces le ha quitado con ansías el uniforme de Ranger al volver de una misión, o cuantas veces le ha arrancado el pijama cuando el último de sus compañeros se iba a dormir.

No. No es ninguna imagen nueva, pero el contexto sí, desde que Kate le salvara del secuestro del equipo Pocalux, esa misma noche se puso a entrenar con ella de la impotencia que sentía, de lo débil que era; durante su lucha (no solo física) descargó toda su rabia sobre su compañera, y parecía que ella también estaba dejando más sentimiento en la pelea de lo que pretendía. Ambos sentían frustración debido al equipo Pocalux, habían fallado en sus misiones y ninguno se lo podía perdonar, muchas vidas corren riesgos. Ambos Rangers respiran con dificultad, han parado su actividad física pero siguen en posición de ataque; son las dos de la madrugada y el resto de compañeros se han dormido hace horas, son los únicos que ocupan el gimnasio. Keith era conocía de primera mano la fuerza de Kate, pero nunca se imaginó que estarían en empate tanto tiempo, ahora que se puede fijar mejor en ella puede ver por todo su cuerpo con pequeñas zonas rojas e inflamadas a causa de los golpes especialmente en sus brazos desnudos ya que se quitó la camiseta y entrena en sujetador deportivo, además de varios mechones sueltos pegados a su cara por el sudor. El moreno actúa sin pensar lanzándose hacia la morena mientras ella espera su ataque, pero la coge desprevenida cuando Keith se zafa de su ataque y en vez de golpearla, agarra con fuerza su cara y la besa apasionadamente. Él se sorprende al notar una rápida respuesta de ella sobre el beso, continuándolo.

Desde entonces, todos sus encuentros acababan de la misma forma: de noche, sin hablar más que lo justo, absorbiendo todas las sensaciones que le brinda el otro, y evitándose mutuamente a la mañana siguiente; pero hoy era diferente. Por fin los ojos azules y los ojos marrones se conectan, siendo ella la primera en reaccionar volviendo a su habitación visiblemente sonrojada.

La madre de la joven se da cuenta de la situación e invita a pasar a Keith, aparentando normalidad. La morena baja al poco ya vestida con unos vaqueros y sudadera, mientras se termina de atar el pelo en sus características coletas; no tiene ni idea que hace su compañero aquí, mañana ella vuelve de sus "vacaciones" a la Unión y recuperarán su rutina de misiones. Le observa bastante hablador con su madre y hermana pequeña, pero mirándola de reojo. Él tampoco lleva su uniforme de Ranger, hecho extraño.

- Buenos días - medio canta la madre, a lo que Kate responde con un "Hola" y mirando interrogante a su compañero.

- Hola - saluda él - Ya sé que mañana vuelves, pero Edna quiere que te ponga al tanto de esta semana, así que se me ha ocurrido venir a verte y que vayamos a desayunar juntos por ahí - declara mientras se rasca la cabeza y se ríe levemente.

Ella apoya sus manos en su cintura "Nunca se le ha dado nada bien mentir" piensa ella y acepta el desayuno. Se disculpa con su hermana y promete que jugará con ella por la tarde. Salen de casa de la morena, seguidos por sus respectivos Pokemon, y se encuentran con un Staraptor a la izquierda de la casa.

- Keith, ¿me vas a decir qué pasa de verdad? Sé que Edna no te manda, hablé con ella ayer - inquiere Kate.

Él suspira y en un movimiento muy rápido la agarra por detrás y los sube al Pokemon pájaro. Con una orden el Pokemon alza el vuelo ante los gritos de ella, dejando a sus acompañantes en el suelo del pueblo. El vuelo dura poco, pues aterrizan en menos de diez minutos en la terraza de un edificio cerca del océano. Ambos se bajan y Kate está apunto de darle un puñetazo a su compañero por el secuestro, pero al identificar el sitio donde están y, sobretodo, el olor del océano, los recuerdos pasan fugando por su mente y una sonrisa sincera se posa en su cara.

Corre a la cornisa y respira profundamente, puede ver todo el patio de la Escuela Ranger desde el techo del edificio, todos los Pokemon correteando, los huertos, la Plaza Progreso... Se gira para mirar a Keith y le ve abriendo una cesta de picnic sobre una manta, se muerde el labio inferior claramente intimidada e incómoda; a pesar de todas las misiones y noches juntos, nunca habían hablado, nunca compartían tiempo juntos más allá de sus deberes como Rangers, y ninguno sabía si eso era lo que querían. Seguían siendo amigos, "Claro que somos amigos" piensan ellos, pero saben que si empiezan a tirar del hilo que les une, todo va a cambiar.

Y Kate no sabe cómo afrontarlo, no sabe si quiere afrontarlo. Keith por su parte sí quiere hablar, siente que esta situación no va a aguantar así mucho más, necesita aclararlo. La invita a sentarse y le enseña un termo con café dentro y un tupper con tostadas, la barriga de la morena ruge y acepta la comida odiando a su cuerpo por traicionarla. Comen en silencio, solo el ruido que forma algún Pokemon volador y los Biddof les interrumpe. El sol les calienta levemente y Kate se ve tentada de empezar a tumbarse para dormir y evitar esta situación.

- ¿Vas a soltarlo ya? - pregunta intentando sonar amable, acompañándolo de una sonrisa. El pelirrojo la mira a los ojos sin decidirse a empezar o no. En vez de hablar, saca algo del bolsillo de su chaqueta y se lo tiende a ella.

Fotos. La morena las mira sin entender mucho, pero se mueve dentro de ella y las empieza a pasar. La primera: Rhythmi, Keith y ella con la toga y birrete de graduación, los tres abrazados y posando para la cámara con la Escuela Ranger de fondo. La segunda: Keith y Rhythmi con sus uniformes profesionales al lado de una señal muy grande que reza "FLORESTA". La tercera muestra dos periódicos de "La voz de Almia", las ediciones 4 y 5, en ambas sale Kate. La cuarta vuelven a ser Rhythmi, Kieth y Kate juntos, pero con sus respectivos uniformes. La quinta es la más reciente: Keith y Kate corriendo por un bosque, ambos con el uniforme un poco roto y visiblemente exhaustos, posiblemente de una misión.

- Siempre me he preguntado quién y cómo saca estas fotos, nunca me doy cuenta de nada - comenta ella, su voz denota emoción en sus palabras - Gracias por enseñarmelas, aunque siguen sin explicar qué hacemos aquí.

Keith levanta los hombros y mira al cielo.

- No creo que nadie nos haga una foto aquí - habla él sin pensarlo mucho.

Kate le mira más confundida todavía, normalmente ella era la de pocas palabras y Keith llenaba los vacíos, no porque ella no quisiera participar en la conversación, sino porque siempre surgía así. Ella entrecierra los ojos, "Igual siente nostalgia. Hace una semana que no le veo, no sé qué estará pasando por su mente", busca algo dentro de sus bolsillos y se alegra de haber metido el móvil. Se levanta y lo posa en la repisa más cercana. Va corriendo de vuelta con Keith, agachándose detrás de él, sonriendo y haciendo el símbolo de la victoria con su mano derecha. "Sonríe" le dice a su amigo. Suena un "clic". Recoge el móvil y se vuelve a sentar a su lado, "Ya te la pasaré". Él también coge su móvil y se hacen un selfie, pero no baja del todo el móvil y se gira para mirar a su compañera a los ojos directamente, sin quererlo desliza su dedo por la pantalla del dispositivo y empieza a grabar la escena.

- Creo que son las primeras fotos juntos que tenemos - comenta él, a lo que ella alza una ceja, sin saber a donde quiere llegar - Y las fotos que te enseñe antes... Bueno, todas las tengo enmarcadas en mi habitación.

- Nunca me había fijado - contesta ella a lo que se arrepiente en el momento, parece que no le presta atención o carece de interés por él, pero sí que lo siente. Él sigue hablando sobre los recuerdos que guarda de las fotografías - Me importas, mucho - interrumpe ella. Silencio. Sus miradas mantienen la conexión - Puede que no lo aparente, pero no eres alguien ajeno a mí, tenemos pasado juntos, somos compañeros, nos protegemos...

Se mira las manos nerviosa, incapaz de confrontar sus ojos. No sabe cómo demostrar sus palabras. Le agarra por el cuello de la camiseta y le besa con fuerza.

Sus labios se separan pero conectan sus frentes. "También me importas" suena la voz de él. Ambos sonríen.

- Oh, no te preocupes - aclara rápido él

Al día siguiente. Sede de la Unión Ranger

Todos reciben a Kate con abrazos y gritos. Keith observa con una sonrisa toda la escena apoyado en el marco de la puerta de la sala común. Sabe que no han podido hablar todo lo que les gustaría ayer, pero al mismo tiempo todo ha cambiado entre ellos, a mejor. Isaac aparece por la misma puerta donde está apoyado su amigo con las manos en los bolsillos de su bata blanca. No se una al recibimiento de Kate y a Keith no le resulta nada nuevo que quiera evitar tal cercanía y entusiasmo.

El rubio carraspea levemente, solo para que el pelirrojo se de cuenta y le mira con confusión.

- Te preguntaría porqué no estás con todos celebrando el reencuentro, pero - una de sus manos sale del bolsillo, sosteniendo una cartera desgastada marrón, la abre y pone en la mirada de su compañero: de ella se ven varias tarjetas y documentos identificativos, pero lo que más resalta es una foto un poco borrosa, a tamaño carnet, de Keith y Kate en un ángulo complicado, besándose. En el pie de la foto se ve la fecha de ayer. El pelirrojo recupera su cartera con urgencia y las mejillas claramente teñidas - La encontré ayer en el suelo de la cafetería. Me alegro por vosotros, ya iba siendo hora.

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