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Rechazo y amor -1

Hola. 

Se que tengo rato que no he publicado aqui, pero esta vez lo hago de una manera tan... diferente, puesto es un ship que jamas me imagine, trate de implantar lo mas posible esta pareja porque casi no tienen nada de familiarismo o conexion o algo por el estilo. Espero que los disfruten ya que tiene dos partes, esta es la primera parte. 

Pareja: Milo x Seiya. 

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Seiya se encontraba emocionado, había arreglado su atuendo, a decir verdad se sentía animado puesto sería una de las mejores citas que tendría en toda su vida, puesto ese día sera muy especial, día que se atrevería a revelar sus sentimientos hacia la chica, portadora del espíritu de la diosa Athena en estos momentos.

Seiya caminaba hacia el recinto principal, estaba ansioso porque la misma diosa aceptara, esperaba que si, no habría motivos para negar le una cita ¿o si?

Se detuvo por unos momentos, pensando una vez más lo que Shiryu le había mencionado, acerca de que Saori no podía obtener una pareja, a menos no por esos momentos que su misión era simplemente proteger la tierra. Pero aquellos recuerdos se perdieron y entró con grandeza, la diosa simplemente sonrió ante tales acciones de su santo de bronce que prontamente se colocó enfrente de ella, reverencio un poco y pronto comenzó a hablar.

—Saori, me gustaría que usted viniera conmigo a una cita en el rodorio —habló con firmeza mientras una sonrisa juguetona se mostraba en el rostro de pegaso.

—¿Salir al rodorio? Sería una excelente idea Seiya, pero no debo salir de mi templo, necesito verificar si todo está bien en absoluto —hablo la diosa que caminó un poco hacia el lado izquierdo.

—¿Por qué? Las guerras ya han terminado, simplemente queda la esperanza de la vida más tranquila sobre la tierra —hablo Seiya siguiendo a la chica.

—No es eso Seiya, es solo que no me siento preparada —habló con calma.

—Entonces, tu sabias lo que iba a decirte ¿cierto? —pregunto.

La diosa no respondió, miró al pegaso y afirmó levemente, haciendo que Seiya sintiera una pequeña punzada en su pecho.

—No quieres ¿meditarlo? Digo, te he defendido muchas veces, no puedo creer que tu no sientas algo por mi como yo lo siento por ti —habló sin rodeos.

—No hay nada de sentimientos del que hablas Seiya —se acercó —Simplemente tengo el afecto de amarte por ser un ser humano capaz de enfrentarte a los dioses por justicia —le dedico una sonrisa levantando lo del mentón.

—Pero, pero Saori... —logro decir.

—Jamás he sentido un amor verdadero, así que no es mi culpa, puesto nosotros a menos en mi, no necesito aquel sentimiento de una sola persona, simplemente deseo dar el amor e inteligencia hacia la humanidad —hablo.

—Ya, ya entendí... simplemente un "No" me bastaba —dijo quien pronto se giró sin ganas.

Seiya termino bajando al templo de Sagitario, en donde miro a Aioros que se encontraba armando un barco miniatura, cosa que le hacía entretenido, aunque al sentir la presencia del pegado dejó aquello por unos breves minutos.

—Pense que estarías con la señorita Athena —dijo con una sonrisa mientras soltaba aquellas diminutas pinzas.

—Quería estarlo, pero ella simplemente me rechazó, no entiendo lo que hice mal, acaso ¿huelo mal? —pregunto intentando olerse.

—No, no es eso Seiya, es solo que Saori, es Athena, no hay manera que ella puede tener un sentimiento humano —habló con calma —Ella habla cosas de amor, porque sabemos que de esa manera podemos encender el cosmos en nuestro interior, pero en efectos, ellos como dioses se prometen cosas y las cumples sin pensar en el prójimo —girándose hacia la mesa.

—Entiendo, simplemente nada fue efectivo, he terminado en la friendzone —dijo con molestia.

—Deberías de ir a ver a los demás, tal vez te saquen de un apuro o de esa mala negatividad que portar, ya que en batalla sería un riesgo grave —habló el sagitario sin quitar la vista de su barco.

—Supongo que si, iré a ver a los demás, adiós Aioros —se fue dejando el templo.

Seiya bajó a Libra, en donde hablaría con su amigo, pero durante su descenso que entró al templo de Escorpio, en este se encontraba el heleno echando humos por los oídos, estaba de mal humor y eso lo había visto cuando aquel dorado había golpeado con fuerza uno de los pilares, provocando un pequeño carácter. Estaba en silencio, pensando que todo sería bueno no interrumpir al octavo custodio, pero fue imposible.

—Si vuelves a cruzar por mi templo sin mi permiso juro que morirás —hablo fríamente quien se disponía a entrar a sus aposentos.

—No deberías enojarte, no se que paso, pero eso no te llevara a nada bueno —hablo cruzándose de brazos.

—¡Ha! Un niño hablando como un adulto, sabiendo que eres patético —se burló con molestia.

—Solo digo la verdad, nunca quise ser una molestia, en fin, me ire —hablo.

—... —dio un suspiro —Tu pasaste por lo mismo que yo ¿cierto? —preguntó el heleno haciendo que el castaño se quedará estático, sentía un poco de vergüenza por lo que había escuchado —Es complicado de entender, pero realmente teníamos el corazón tan vivo que escuchar el no, por respuesta nos dolió demasiado —sonrió con nostalgia.

Seiya se giró, confuso por lo que estaba escuchando.

—¿Por que me lo dices eso? —pregunto.

—No lo sé, solo sentí lo que tu sientes, mi templo, yo, somos especiales, creo que jugamos por el mismo lado sin tener una buena recompensa —relajo su músculos para pronto sus ojos se cristalizaron —Maldición... Debí ser mas... —lanzó otro golpe al pilas logrando hacer aquel mini cráter en otro más grande.

—Oyes calma, no es para tanto, si recibí lo mismo, recibí el enorme dolor de un rechazo, pero Aioros mencionó que es bueno superarlo, bueno a menos eso me quiso decir —sonrió con nervios.

—Supongo que sí, pero no cuando tu destino era esa pareja —dio un suspiro y se dedicó a tomar asiento recargado al pilar.

Seiya quedo a su lado, siguiendo con una plática cómoda, aunque hablaron de reflexiones y cosas por el estilo, haciendo que todo lo que su mente estuviera pensando acerca de aquel rechazo desapareciera. El atardecer estaba desapareciendo, ya entraba la noche y con ello Seiya se ponía de pie limpio sus pantalones y le dedicó una sonrisa al heleno.

—Ya debo de irme, mañana me toca entrenamientos, vaya, no sabía que usted pudiera ser tan divertido, ahora entiendo porque Hyoga le dice que es como un padre, usted tiene mucha sabiduría, creo que usted fue enseñado por Shion —dijo en manera de elogio.

—Realmente no, simplemente estás viviendo en guerra y conociendo un poco —hablo con calma —será mejor que regrese, no quiero que Aioros se moleste, más porque le dije que iría a ver a Shiryu —habló dándole una sonrisa.

Con aquello el castaño dejó el templo.

Para la mañana siguiente Seiya se encontraba en el coliseo, ahí se encontraban los demás bronce, a menos los cuatro principales, se veían animados puesto Aldebaran les había colocado una serie de entrenamientos, eran los más duros a decir verdad, Shun trataba de mover una roca, pero este fue ayudado por su hermano quien se dedicó a empujar un poco la roca, mientras que el empujaba la suya con suma facilidad.

Seiya hacía lo mismo, pero aquello no fue todo, Hyoga estaba cansando, pero algo llamo su atención, la presencia de su preciado "padre" y maestro, Milo, sentía un poco mal, puesto su maestro Camus había negado cualquier unión con el escorpión, pero debía entender, simplemente quedó en silencio.

Seiya miró al heleno, sintió un poco de vergüenza, sus mejillas se tiñeron rosados, haciendo que su fuerza se desvaneciera, la roca enorme comenzó a caerle pesada, poco a poco fue retrocediendo. Cerró sus ojos con fuerza y se dedicaba a empujar, pero fue imposible, de un momento aquella roca fue detenida, abrió sus ojos encontrándose con aquellos zafiro mirándolo con firmeza, una pequeña sonrisa le demostró, haciendo que el castaño se ruborizó aún más.

Aldebaran terminó por acercarse a ambos.

—¿Ha pasado algo Seiya? —preguntó el más alto.

—Aldebaran, me llevaré a Seiya, ha estado muy débil, ustedes pueden continuar con el entrenamiento —habló el escorpión.

—Me parece bien Milo, cuida bien a Seiya, recuerda que es el mejor caballero de bronce que protege a Athena —le dedicó una sonrisa.

Milo simplemente afirmó y terminó por sostenerlo en brazos.

Una vez retirado de la zona de entrenamiento, Seiya comenzó a hablar aunque sus palabras eran cortadas por sus nervios, estaba siendo cargado como si se tratara de una princesa por el escorpión.

—¿Que hace? Debo seguir entrenando —intentó hablar, pero sus nervios seguían presentes y su rostro denotaba una tremenda coloración de rojo.

—Estas muy mal, mira estas muy rojo, creo que estarás en mi templo es el más cercano, la mayoría sigue en entrenamiento —habló con calma.

—¡¿Que?! ¡Espere! —intentó detener al escorpión.

No había sido suficiente, puesto el escorpión había llegado a su templo, lo dejo en la cama y salió de la habitación, Seiya miró a todos lados, encontrándose con el lugar acogedor, pero había algo inusual, sentía una pequeña opresión en el pecho de pena y vergüenza. El griego regresó, sosteniendo una toalla seguido de un vaso con agua, le entregó aquel vaso, Seiya había bebido aquella agua por completo, poco después fue recostado por el griego quien colocó la toalla sobre su frente.

Seiya sentía un poco de pena, pero solo pudo hacer quedar quieto, el heleno mencionaba que sobrepasarse era demasiado malo y que tal vez reprenderá a Aldebarán por ponerlos a hacer tales ejercicio. Seiya intentó detenerlo, no tenía caso que aquello fuera mencionado y que simplemente el bicho dejara aquello.

Durante los siguientes días, Seiya era cuidado por el bicho, era tan extraño, los de bronce le hacían burla ante aquello, aunque Hyoga no era tanto de aquello. Puesto el cisne sabía que el escorpión no sería capaz de quedarse a lado de aquel pegaso.

Y en una reunión lo había comprobado.

—Entonces quieres decir que si yo me quedo con el... —cayó al mirar al ruso.

—Si Seiya, el mito de las constelaciones de escorpio y acuario se romperá y simplemente lo llenará de rencores a Milo, no entiendo porque ustedes dos siguen muy unidos —habló el cisne.

—No piensen mal, Milo y yo, solamente somos amigos —hablo.

—Los amigos no se alejan de otros amigos —hablo Shiryu.

—Vamos Shiryu, jamás me alejaría de ustedes, es solo que Milo y yo nos hemos llevado tan bien debido a la situación que hemos tenido —habló el Pegaso.

—Tan buenos que casi ni entrenas cuando esta el ji ji~

—Shun eso no ayuda en efecto —defendió un sonrojado pegaso.

—Solamente te cuidamos Seiya, eso es todo —hablo Hyoga.

Seiya quedó en silencio, eso sí le había puesto a pensar, ya que jamás se había imaginado que en algún momento de su vida sintiera algo por otra persona. A menos de su mismo sexo, ya que Milo y él, eran chicos, sentía un poco de vergüenza, pero aquello no podía negar lo, era agradable estar a lado de aquel bicho.

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----->La siguiente es la continuación

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