Kardia x Degel
Degel fue una persona tan tranquila y amistosa, todos los días seguía a Defteros, el siempre había sido amable con él, le daba todo lo que podía, sin embargo no recibía lo mismo de parte del mayor.
Comenzó a darse cuenta cuando ese hombre le daba más atención a otros que a él, viendo como una sonrisa llena de emociones salía cuando se trataba de otra persona, pero el no podía, no la recibía, estaba más que decepcionado, que todo ese tiempo que estuvo detrás de él, intentando complacerlo se haya desvanecido, llegando a sentir la soledad en absoluto.
Durante su regreso a casa, Degel pensaba que ya no era necesario seguirlo, Defteros era feliz, pero a menos necesitaba hablar con él, escuchar sus motivos o algo que le hiciera creer que su mente era aquel que estaba haciendo mal.
Su camino fue interrumpido al encontrarse con un viejo amigo, este se trataba de Kardia quien tenía a otros dos más, Manigoldo y Dokho. Parecían celebrar acerca de algo, cosa que para Degel pensó que era algo malo.
— ¿Saben que está prohibido beber en la calle?
— ¿Eh? Solo es una, en unos momentos nos iremos.
— Aún así, podrían multarlos.
— Vamos no estés preocupado, prometo dejarlo pronto para irnos.
Kardia respondía a las advertencia de ese chico de anteojos, en cambio Degel seguía digustado, solo para seguir su camino ignorando por completo a Kardia, sabía su actuar y por ende solo lo dejo, cómo desde aquella vez que logro saber sus intenciones, un bandalo.
— Vamos Degel, no te molestes, ¿Verdad que ya nos íbamos?
Esa pregunta fue dirigida al duo quien respedia alegremente.
— ¿Ves? No tienes que estar preocupado ¿O que? Va a venir ese tal Defteros, ¿Tu novio?
El tono con la que había respondido fue algo sarcástica, incluso el tono de burla aún no cesaba, Degel sintió una presión en su pecho, cosa que le causó enojo, tanto así que se giró y miro con indiferencia a su viejo amigo. Estaba por replicarle en absoluto, pero se contuvo dió un suspiro y termino por seguir su camino.
Kardia era así, siempre burlándose de la "relación" amistosa que Degel tenía con Defteros, aunque sabía que ese sujeto jamás pasaría aquel departamento, Degel ignoro todos esos comentarios del bicho, camino hasta su hogar y solo se encerró.
Durante los siguientes días, Degel pasaba, estaba tan deprimido, incluso esos días fríos estaban llegando, Kardia siempre estaba en la misma zona, ya sea charlando o solo bebiendo como siempre, Degel solo pasaba de largo, sin embargo, un día fue la más oscura.
En plena nevada, Degel sé atrevió a hablar con Defteros, preguntarle, de llevó una enorme sorpresa.
— Lo lamento, pero no tengo ningún sentimiento, te admiro por tu alta inteligencia en la empresa, pero no eres mi tipo, ni siquiera pensaba en algo así.
Las palabras fueron sinceras, Degel no podía quejarse, el siempre habia interpretado todo, después de eso, el solo camino de regreso, su camino fue tranquilo, sosteniendo unas bolsas de alimento que posiblemente harían la cena, el camino estaba lleno de nieve y eso que no caía demasiada como en otras regiones, pero se encontró con Kardia, quien se encontraba fumando, cosa muy inusual en él.
— ¿Desde cuándo fumas?
La pregunta de Degel sorprendió a Kardia, haciendo que este soltará el cigarrillo, dejándolo caer al suelo cubierto de nieve, solo para mirar al chico de ojos amatistas.
— No mucho...
— ¿Seguro? Pareces un experto.
— Olvídalo, deberías llegar temprano a casa, está velando.
— Tu también deberías hacer lo mismo.
No obtuvo respuesta y tras eso, decidido seguir su camino, aunque quedó en silencio por unos momentos, solo para después girarse, miro unos segundos a Kardia, dió un suspiro pequeño y hablo.
— ¿Quieres venir a casa?
La pregunta fue sincera, de hecho pudo notar la sorpresa de Kardia tanto así que se había girado rápido hacia el chico.
— Si estás dispuesto, sígueme.
Para Kardia era una oportunidad única, podría hablar de nuevo con él, podría a menos hacerle entender todo y posiblemente... se apresuró y lo siguió, incluso le ayudo a sostener las bolsas durante el camino restante.
[...]
Kardia era demasiado impulsivo, incluso su temperamento cambiaba debido al estado de amino que tenía, muchas de esas veces su alegría era tan notoria, al igual que su enojo.
Degel y él, solían compartir departamento debido a los estudios, pero debido a problemas entre ambos, Kardia decidido dejarlo, ya que el era quien se había molestado, tiempo después se dió cuenta de las cosas, pero era demasiado tarde, ya que miraba a Degel feliz y eso hacia que su pecho doliera.
— Oyes, pensé que ibas a salir más tarde.
— Descuida, mi trabajo fue poco hoy.
— ¿Crees que podamos charlar del pasado?
— ¿Hmm?
— Quiero disculparme y quiero saber si tú...
— Primero entremos, está haciendo frío.
Degel le interrumpio, era evidente lo que iba a decir, pero realmente no se sentía nada bien, ser "rechazado" solo para recibir alguna nueva propuesta, no podría soportar. Apreciaba mucho a Kardia, el había sido el mejor durante mucho tiempo, pero porque ahora.
La puerta se ese departamento se abrió, dejando ver a un Kardia que sostenía unas bolsas de plástico y las dejaba sobre la mesa, mientras Degel cerro la puerta y caminaba al perchero para quitarse el abrigo, no se diga de pedir el abrigo de su viejo amigo.
Después de eso Degel se dispuso a hacer la cena, Kardia miraba de lejos, era evidente que era un torpe en la cocina, pero su mirada no sé alejaba de el, pudiendo hacerse escenas de un futuro tan romántico y lleno de amor, en dónde ambos estuvieran juntos y pudieran darse apapachos cada vez que se necesitará, pero ese sueño hermoso terminaba siendo una pesadilla, Kardia quedando solo, mientras miraba a su amigo estando con ese tipo que alguna vez le reclamo a Degel.
— Kardia... ¿Kardia?
— ¿Eh? ¡Eh! ¿Que sucede Degel?
— He estado hablándote desde hace un rato, quería que pusieras la mesa.
Kardia afirmó y de manera rápida fue a buscar los platos y vasos, tenía que demostrarle a Degel que el había cambiado y esperaba amenos que notará eso y olvidará a ese tipo.
Ya con la comida en la mesa y listos para la inciar su cena, alguien llamo a la puerta, confundido Degel se encamino solo para ver a Defteros, quien explico acerca de un pequeño accidente.
Kardia pudo notar el rostro de Degel, era evidente que ellos dos tenía más conexiones que Degel y él.
— Claro, podrías pasar si quieres cenar también pu... ¿Kardia? ¿A dónde vas?
— Regresaré a casa, salió algo, ten una linda noche.
Defteros no dijo nada, pudo sentir algo extraño, incluso miro de reojo a Kardia solo para ver a Degel, quien miro un tanto confundido aunque triste.
— ¿Estaban en algo ustedes dos? Ya que si es así, no podría molestarte.
— Descuida, Kardia se ha ido.
Degel estaba seguro que la presencia de Defteros había puesto de esta a Kardia, incluso intento enviarle un mensaje pero no parecía responder en lo más mínimo.
— Quiero disculparme en serio, tal parece que tú amigo se disgusto conmigo.
— No, no, no, ya lo has escuchado, dijo que tenía algo pendiente.
Tras decir aquello, la cena fue silenciosa.
Kardia por su parte, se fue iba caminando ocultando su frío, estaba molesto, aunque esa furia cambio a tristeza, era evidente que Degel nunca olvidaria a Defteros, se detuvo y miro hacia el edificio, solo para esta vez dejarle el paso libre, así como aquella vez, incluso después de a ver escuchado aquellas palabras.
Era imposible que algo no surga, Degel era perfecto para quien sea, sería una lastima aquel que no lo viera, siguió su camino de regreso a casa, una casa vacía, en dónde las luces estaban apagadas, en dónde no había alguien que estuviera en el sofá como antes era Degel, cuando llegaba todas las noches, dió un suspiro pesado, se quitó el abrigo y lo dejo en el suelo, solo para ir hasta el sofá y tumbarse sobre el.
[...]
Los siguientes días Degel pasaba, encontrándose ya sea a los amigos de Kardia, había pasado un tiempo, nos quiera respondía los mensajes que le enviaba en absoluto. Así que está vez fue capaz de encarar a esos amigos que tenía.
— ¿Saben en donde está Kardia?
— Supongo que en casa, ¿Por qué?
— ¿Le sucedió algo?
— Bueno... Dijo que se sentía mal, que algo no andaba bien y que no tenía mucho ánimo, incluso le pedí a Albafica que fuera a verlo, pero se niega a ver a las personas.
— Mmm... ¿Puedes darme su dirección?
— Si....
Manigoldo escribo en el móvil de Degel, con eso se dispuso a irse, aunque amenazado al duo.
— Si ustedes abren sus bocas al decirle esto a Kardia, juro que los voy a destrozar....
Aquello hizo sentir un escalofríos al duo, ya que esos dos miraron aquellas señales frías del cubo, aunque una vez que se alejo, Manigoldo pensaba hacerlo, arriesgándose a sufrir más consecuencias, de no ser que Dokho lo detuvo, negando.
Finalmente había llegado, un edificio de departamentos presentables, camino por las escaleras hasta llegar al departamento de su amigo, llamo unas cuantas veces pero no obtuvo respuesta, pero no iba a esperar, ni mucho menos iba a irse, así que siendo listo saco una llave de respuesta su viejo amigo tenía la costumbre, el único departamento con una maceta en su parta, clara referencia que ahí estaría la llave, esto era algo tan común, ya que en su departamento si había plantas en cada puerta de ese edificio.
Cuando abrió noto la calma del lugar, todo estaba en perfecto estado, dejo algunas bolsas en la mesa y se quitó el abrigo, solo para seguir investigando, había llegado hasta la habitación, en dónde se encontró con un Kardia, estaba sentando parecía tener problemas con algo.
Se quedó en la puerta por unos minutos, viendo como parecía estar batallando con algo, incluso estiraba su mano hacia le mesa de noche en dónde había unas pastillas y vaso de agua.
— ¿Estás enfermo?
Aquello paralizó a Kardia, quien no se atrevía a verle la cara, ya que estaba dándole la espalda a la entrada de la habitación.
— Responde.
— ¿Que importa?
Degel miro con enojo, camino hasta quedar frente a frente de Kardia, pudiendo notar el rostro de cansancio, mientras las mejillas de este estaban rojas, estaba teniendo fiebre después de todo.
— ¿Desde cuándo estás así?
No respondió, incluso alejo la mirada de el, ya que lo había tomado del mentón para alzar su vista.
— Vete a casa, puedo salir de esta.
— Ridículo...
Sin decir mucho, empujó a Kardia a la cama, solo curbrirlo con la sábana.
— No deberías andar en boxer, te hará más daño...
— ¿Acaso no ves? Estoy sudando como un cerdo, ¿quieres que este abrigado?
— Es una reacción del cuerpo, acomodarte en la cama, voy a prepararte algo.
— N-No es necesario, ya pediré ayuda a Calvera, ella sabrá que hacer...
— Obedece...
La palabra de Degel fue tan fría que hizo temblar al bicho, rápidamente se envolvió en la sábana, mientras no decía ninguna palabra en absoluto, Degel salió una vez que vio a su amigo acomodado, para Kardia era un completo desastre, las pastillas ya no hacían efecto a su estado, odiaba estar resfriado, por el simple hecho de que el empeoraba demasiado, a tal grado de sentirse mareado y caer inconsciente, de hecho agradecía que Degel haya llegado después, ya que había estado inconsciente momentos antes.
Degel regreso, dejando un tazón de sopa, mientras en su regazo dejaba otro tazón en dónde había un pañuelo, que parecía humedecerlo.
— Vas a comer un poco después de esto ¿Vale?
En un inicio no dijo nada, lo iba a rechazar, pero la frescura de ese pañuelo le hizo sentirse relajado, ya que no solo su frente fue bendecido. Brazos, pechos y abdomen se lleno de frescura.
Después de unos momentos comenzó a darle de comer, siendo cuidadoso y no quemando a Kardia, Kardia en cambio parecía un pequeño niño, disfrutando de los mimos, aunque su temperatura seguía siendo algo preocupante, a menos eso piensa que puede sentir Degel, aunque su idea al verle contento con alguien más me causaba tristeza.
Cuando terminó de comer, miro hacia Degel quien humeecio de nuevo el pañuelo y lo coloco en la frente de Kardia.
— Degel, no es necesario que hagas todo esto por mi, ha pasado un año desde que nos hemos distanciado.
— No importa...
— Defteros se molestara porque no estás con él.
— Te dije que el y yo no somos nada.
— Te veías... Te ves feliz cuando hablas con él.
— Lo he malinterprete mal. Así que cállate y duerme, me quedaré aquí está noche hasta que te recuperes.
Tras decir aquello, Kardia solo vio a Degel irse, llevándose las cosas, la idea de tener a Degel ahí eran enormes incluso una sonrisa débil surgió, le gustaba la idea. Aunque su mente todavía le jugaba, haciendo ver qué durante la noche el pudiera llamarle y terminaría por irse.
Lentamente se fue quedando dormido, teniendo esa idea. Para cuando abrió sus ojos en la mañana, fue para notar a un Degel que abría las cortinas de la habitación.
— Vamos debes de recibir un poco de sol para que te recuperes.
— U-ugh... No, es molesto.
— ¿Molesto?
Degel tomo asiento en la orilla, alejo las sábanas del mayor, solo para llevar su mano a la frente, dejando sentir ese ardor.
— Veo que ya te has recuperado.
— Si, me siento mejor. Gracias...
— Descuida, venía a disculparme de igual forma.
— No importa, te ves feliz con el, por eso me fui, creí que haría un mal tercio.
— Te dije que el y yo no somos nada.
De nuevo estaba la estupidez de Kardia, tomo asiento en la cama, Degel noto aquello, incluso alejo la vista avergonzado, ya que se puso de pie, era evidente que Kardia tenía más que presumir que él, pero en esos momentos era evidente que no era buena idea, Kardia en cambio quedó un tanto confundido, más cuando lo vio irse.
Más tarde, salió, usando unos pantalones de pijama, mientras dejaba su cuerpo al descubierto, claro en mano sostenía una camisa que usaría, se encontró con Degel en la cocina.
— ¿Que estás cocinando?
Se acercó tanto que Degel sintió de nuevo ese cuerpo, no podía creer que ahora sentía vergüenza, sabiendo que había vivido con el en el pasado y que lo había visto semidesnudo en aquel tiempo, aunque pensándolo bien, en aquel tiempo solo lo veía como un amigo, ya que su interés amoroso siempre estuvo con Defteros. Pero ahora, no tenía ningún impedimento.
— Kardia podrías esperar sentando. Eres algo molesto.
Kardia estaba por replicar, aunque quedó un tanto sorprendido, cuando noto el rubor que Degel intentaba ocultar. De manera curiosa tomo del mentón al peliverde, finalmente viendo ese rostro, finalmente pudiendo sentir que había hecho algo, incluso su orgulloso se disparó y de manera suave y sutil, se acercó, besando esos labios que durante mucho tiempo había esperado besar.
Kardia parecía decidido, ansioso, tanto así que lo había abrazado de la cintura, pudiendo sentir lo delgado que era, lo levanto y lo depósito sobre aquella mesa, en dónde continuo con un beso apasionado, ya que para ese entonces Degel ni siquiera le había detenido.
Cuando el aire les impidió seguir, se separaron, solo para verse por unos momentos, Kardia estaba contento, más cuando noto a Degel ocultar su rostro en el pecho del bicho.
— Eres un idiota....
Susurro, aunque eso no fue todo, ya que Kardia no parecía detenerse, las manos que se habían quedado en las caderas comenzaron a subir por debajo de la ropa, tocando la suave piel blanca del chico, esto hizo estremecer a Degel que incluso rubor fue más intenso.
Kardia no lo dejaría ir tan fácil, incluso sus labios comenzaron atacar el cuello, mientras que Degel pasaba sus manos para abrazarlo, incluso sus piernas querían aferrarse a las caderas de Kardia.
Era increíble como los sentimientos de esos dos era tan notorios, ya que Kardia no dejaba ni un solo momento que Degel se separe en cambio el menor parecía degustar, disfrutar del pequeño encuentro y en algunos casos le hacía sentir extraño.
— K-Kardia... P-puedes parar...
Logro decir, entre suaves suspiros, pudiendo sentir como el mayor había bajado sus pantalones, de cómo estaba dispuesto a hacer más que solo masturbarlo.
— ¿Por qué? ¿Vas abandonarme?
Pregunto, su mano seguí en el miembro del peliverde, cosa que Degel miro un poco avergonzado, sus anteojos estaban demasiado lejos y solo se limitaba a verle con ese toque de pasivo.
— N-No quiero hacerlo... En la m-mesa...
Tras decir aquello, Kardia le demostró una sonrisa y de manera cuidadosa termino tomándolo llevándolo a la cama, en dónde continuo con su pequeño juego, en dónde ambos parecían disfrutarlo.
Durante ese rato, Degel parecía sumiso, estaba cayendo por un pozo sin fondo, el deseo del placer y lujuria lo invadia, se habían aferrado a Kardia todo ese tiempo, clavando sus uñas en la espalda del heleno, mientras sentía las rudas embestidas, los besos del heleno eran gentiles y lleno de amor, cosa que era una pieza clave para hacerle derretir, tenía marcar y mordidas por todo su cuerpo, su pezones habían sido víctima de incontables cosas que el mayor había hecho.
Era evidente que Kardia había guardado mucho tiempo sus deseos. Incluso Degel había sacado las garras, cómo si una gata en celo se tratara, dándole el gusto a su amado, incluso siendo otra persona en la cama.
Era increíble lo que había tenido que pasar, solo para llegar a esta situación, en dónde el duo finalmente diera a conocer sus sentimientos de una manera tan lujuriosa, cosa que Degel nunca había pensando en lo más mínimo.
[...]
Degel abrió sus ojos, ya era tarde, podía decirse que era media noche, su cuerpo le dolía bastante, estaba tan agradecido de que Kardia no lo haya roto en dos, su espalda le dolía, pero eso no fue lo único, Kardia había llegado, pareció que venía de algún sitio, ya que tenía una bolsa pequeña que la dejo a un costado.
— Ya has despertado, venía de la farmacia, compré algunas pastillas para el dolor.
— Gracias...
Kardia saco de la bolsa, dándole una y de paso un vaso de agua, se sentía culpable por lo que le pasaba a Degel pero admitía que si le había gustado.
— ¿Estas molesto?
— No...
— Quiero disculparme, en serio.
— Descuida, pasara...
La respuesta fue corta, aún así Kardia no sé sentía tan contento, se sentía culpable después de todo. Tomo asiento en la orilla, Degel noto aquello y estiro su mano a la pierna de su ahora pareja.
— Estoy bien, no tienes que preocuparte, es algo común en las relaciones ¿No?
Eso sorprendido a Kardia, ya que por primera vez se sentía que algo había salido bien.
— ¿Una relación? Eso quiere decir que... Tu y yo...
— Si, Kardia, estamos en una relación.
La emoción de Kardia fue notoria, incluso daba saltos de emoción, cosa que le gustaba la idea, Degel demostró una sonrisa, mientras miraba a ese chico brincar como si de un niño se tratara. Tal vez debio a ver pensando mejor y desde un inicio habían tenido una vida pacífica siendo una linda pareja como cualquiera.
Fin.
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