Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

¿Celos y Dudas?

Hola.

Lamento todo este conveniente, pero he tenido algunos compromisos, tal vez la trama tenga algunas lagunas... bueno a menos asi lo veo yo. (Todo por no poner atencion), pero lo que si se es de que estoy hablando de dos parejas, que espero y les guste demasiados. La verdad pense que seria una excelente idea, ya que la pareja a hablar se me hace muy entretenida, mas cuando pones a un virgo celoso y eso que son los mas calmados. xD 

En fin, por el momento eso es todo, disfruten de la historia. 

Parejas: Kaiser x Shijima ---- Aioria x Shaka 


——————————————


Kaiser y Shijima son pareja por más de 10 años, al segundo año de su relación habían contraído matrimonio y ahora eran felices.

Kaiser era un entrenador de boxeo, se había dedicado a ello desde que tenía memoria, a menos, desde que dejó de combatir y simplemente a enseñar sus más grandes técnicas; Shijima, por su parte, el no suele tener un trabajo, debido a su más alta tranquilidad, la manera de hacer las cosas es demasiada lenta, aunque cuando se trata de hacer comida para su esposo, es rápido.

Ambos se complementan teniendo un pequeño gato dorado, que ambos apoderan como "Goldie" este minino pasaba en las piernas del pelirrojo y molestaba a Kaiser cuando el entrenador iba a tomar asiento a ver el televisor. Pero ese era otro caso.

Kaiser había llegado habitualmente a su hogar, dejo su maleta en el suelo, aquella donde llevaba su ropa limpia y ahora sucia, camino hasta el pelirrojo que se encontraba viendo algo desde su tableta, mientras el minino se encontraba en las piernas de aquel pelirrojo.

—Goldie, hazte a un lado, llegó alguien importante —hablo en dirección al gato, pero este no parecía inmutarse.

—Será mejor que yo me mueva cariño —hablo el pelirrojo.

—No descuida, pronto tendré tiempo de tus mimos —dijo con una sonrisa, quien pasó a besar los labios de este.

—Lo se, bien te calentare la cena —dijo quien dejó la tableta a un lado y tomó con cuidado al pequeño gato, cosa que el minino comenzó a estirarse a su parecer.

Shijima lo dejo en el suelo y caminó hacia la cocina, el rubio lo había seguido con la intención de poder cenar algo, Shijima no solía ser tan bueno en la cocina, aunque tenía cierto toques para hacer algunos postres, pero sus comidas solían saber... normal, sin ningún sentido, como si probaras algo de lo mismo.

—Prepare un poco de vegetales, con un poco de salsa soya y algunos toque de arroz blanco —habló quien sirvió en un plato pequeñas raciones, haciendo que el rubio miraba con cierto asco al mirar el brócoli.

—Gracias amor, pero no era necesario —dijo el rubio intentando alejar dicho vegetales.

—Cariño debes comer todo lo que te he servido —dijo —De lo contrario me encargare de que te comas cada cosa hasta que dejes limpio ese plato —su semblante cambió rotundamente a una siniestra, sus ojos zafiro brillaron con intensidad y su cabello rojizo parecía flotar, mientras una aura oscura lo rodea.

—Si cariño —hablo derrotado mientras comía cada cosa.

Shijima no solia ser asi, simplemente que sabía que era la única manera de que su esposo se comiera todo lo que había colocado en el plato, Kaiser comía con tranquilidad hasta que habló, su estado de sumiso cambio a una de emoción, haciendo que el pelirrojo lo miró confuso.

—Como me gustaría que conocieras a mi nuevo discípulo —dijo el rubio.

—¿Eh? ¿Por qué? —pregunto confuso —Usualmente no me suelen presentar a tus discípulos porque te pones celoso —hablo sin darle importancia.

—Perdona, pero suelo ser así, he pasado por mucho como para saber que alguien más te lleve y te aleje de una manera rápida —dijo el rubio con cierta nostalgia —Ya ves lo que paso con Cardinale —prosiguió mientras se ocultaba detrás de una vaso que bebía.

—Lo de Cardinale solamente fue por diversión, realmente no quería que te imaginaras eso —hablo colocando su mano en el brazo del rubio.

—Entonces ¿No pensabas dejarme? —pregunto.

—No, nunca haría eso, me he enamorado de ti, que no dejo de pensar en ti y en cómo viviría estando lejos de ti —hablo detonando una sonrisa.

Aquello le había provocado un sonrojo al rubio, puesto su amado esposo tenía esa sonrisa tan inocente, sus largas pestañas lo hacen ver interesante y animado cuando eran cerrados mostrando aquella sonrisa. Quedo embobado en su fantasía por ver ese bello rostro, pero fue sacado por su mismo esposo.

—¿Y bien? ¿Que pensaste debido a lo de tu discípulo? —pregunto curioso.

—¡Oh! ¡Si! Quiero que mañana me acompañes al gimnasio, quiero que lo conozcas y me des tu opinión —respondió saliendo de su fantasía.

—¿Mañana? —pregunto —Bueno, iré entonces, aunque no creo que sea efectivo —pregunto.

—¡Vamos! ¿Acaso ya no quieres verme demostrar aquellas habilidades de boxeo? —preguntó mirando con dolor la posible respuesta negativa.

—Realmente... —silencio por unos segundos y miró a su esposo —No, no quería que siguieran lastimando ese bello rostro —pasó su mano por la mejilla —Por eso te pedí que dejaras el boxeo —prosiguió con calma.

—Bueno supongo que debo entender tus motivos, pero gracias por dejarme ser un entrenador —habló detonando una sonrisa.

La cena había sido más que calmada, el pelirrojo quedó a descansar después de un baño, se acostó a lado de su esposo que estaba dando los últimos toque, poner la alarma de su despertador.

—No quiero que pase sonando, me hace quitar el sueño antes de tiempo —se quejo Shijima mientras estaba acostado.

—Esta vez me levanto rapido ya lo verás —respondió.

Aquello había hecho que el pelirrojo miraba con incredulidad aunque terminó por darle poca importancia, conociendo a su esposo sabía que no lo haría, aunque intentara, se recostó dándole la espalda a su esposo quien pronto sintió los brazos rodear su cuerpo, era muy costumbre de su amado, ser abrazado por el mayor.

[...]

La mañana había llegado, Kaiser daba una serie de indicaciones, había pasado alrededor de unas horas desde que el rubio había llegado, su semblante serio, su traje deportivo bien alineado, todo en perfectas condiciones.

—Aioria, has mejorado desde que entrenaste conmigo y eso quiere decir que puedes tomarte un descanso —hablo Kaiser con calma.

—¿Pero qué hay de la sorpresa? —preguntó —Usted me dijo que me daría una sorpresa —reclamo mientras cruzaba sus brazos.

—¡Claro que la tendrás! —exclamó con una sonrisa.

—¿Entonces cual es? —pregunto el chico.

No pasó mucho cuando ingreso el pelirrojo, quien rápidamente fue señalado por su esposo, Aioria miró confuso, aunque no quito la idea de cualquier cosa loca, entre ellas estaba salir con esa persona, era lindo e inocente para ser demasiado mayor que el, aquel hombre podría rondar entre los 35 a 40 años de edad y a decir verdad parecía tener algunos 23 a 25 años de edad, que loco estaba la vida.

Aioria miró confuso, quitando aquellas locas ideas y dirigiéndose a su instructor.

—¿Que quiere que vea? —pregunto.

—Bueno lo que él, porta en su mano —hablo Kaiser quien se acercó a su esposo y le logró tomar un pequeño brazalete —Estos son unos brazaletes de metales muy pesados te ayudará para tu rendimiento —habló con una sonrisa.

Shijima estaba un poco molesto, para esto quería que él se levantara temprano, solo ser su condenado portador de "regalos", bufo molesto y soplo un poco su flequillo, dando entender que ya se había fastidiado, terminó por girarse dispuesto a irse, pero fue detenido por el joven Aioria, quien lo tomó del hombro.

—No deberia irse, si gusta podemos ir a comer cuando termine de entrenar —habló mientras sonreía y sus ojos se agrandaban.

Shijima lo miró con aquella calma que lo identificaba, aunque alzó su vista encontrándose con su esposo que aun seguía explicando, pero aquello no era escuchado por nadie.

—Bien, vámonos de una buena vez —dijo el pelirrojo quien tomó la mano del joven muchacho.

Aioria quedó confuso por el repentino cambio de respuesta de aquel pelirrojo, simplemente fue jalado por el mayor, terminando a la vuelta de la esquina en un pequeño café, en donde comenzaron a hablar un poco, conociéndose un poco de lo habitual.

—Entonces usted cree que el instructor está siendo demasiado... —intento buscar la palabra.

—Loco por el boxeo —dijo —No lo creo, SE que lo está haciendo —hablo.

—¿Quiere que le ayude? —pregunto.

Shijima se quedó en silencio, no sabía si responder, aunque su mente aun dictaba que se negara a aquella idea, puesto si lo aceptaba rápidamente respondería, puesto ya tenia mucho tiempo ideando un plan.

—Esta bien, aceptare tu ayuda, porque realmente necesito que Kaiser regrese a ser como antes —habló con calma.

El menor solamente miro confuso, creo que se metió en un grave lío. Podía sentirlo.

[...]

Con el pasar de los días, Shijima solía visitar el gimnasio, en donde veía a ambos, pero sobre todo a ese joven de 22 años que hacía todo su esfuerzo por ganarle al mayor. Shijima había saludado con la intención de que Kaiser voltear y así pudiera ser derrotado por el menor, cosa que fue muy fácil.

A lo lejos había alguien que veía atento todo, cosa que comenzaba a desagradar.

Kaiser bajó del cuadrilátero y se dirigió hacia donde estaba Shijima, quien le dio un abrazo y un beso en los labios, el pelirrojo solamente sonrió y se separó de aquel abrazo, su pecho le dolía ante aquel gesto de frialdad, puesto nunca habia sido asi con su Kaiser.

Camino hasta Aioria quien se encontraba del otro lado del cuadrilátero, bebiendo de una botella mientras una toalla sostenía en su cuello, Aioria miró con cierta sorpresa, aunque pronto escucho la voz preocupada del pelirrojo.

—¿Te encuentras bien? ¿Quieres que busque ayuda? —preguntó con cariño.

—No, no, estoy bien así —dijo con pena ante tal estado.

—¿En serio? ¡Kaiser! —llamó el pelirrojo.

Kaiser seguía ahí de pie, miraba como su esposo había sido cruel con él para irse con ese muchacho, no sé si aquello era bueno o malo, pero si era malo, estaba seguro que lo mataría. Siguieron conversando, Kaiser se encontraba en silencio, como ambos estaba ahí, hablaban y hablaban, ya que él jamás pudo decir alguna palabra, siempre era callado por uno o el otro.

Comenzó a sentir celos cuando su querido esposo iba todos los dias a ver a ese muchacho, ya se estaba cansando, un dia como cualquier otro iba a seguir a su esposo que irían a la cafetería como todos los días, estaba en los vestidores, colocaba sus últimas prenda en su maleta, pero aquello fue interrumpido al escuchar una especie de molestia.

—¡No es justo! ¿Por qué no me hace caso? —se preguntó molesto un chico de larga cabellera rubia —Como odio a ese sujeto —replicó molesto.

—¿Odias a Shijima? —pregunto.

—¿Eh? Yo... No... Cómo cree —respondió con nervios.

—Escuche claro, no es necesario que finjas —dijo el mayor.

—No se me hace justo, usted no debió haber traído a ese sujeto, ahora mi querido Aioria... —dijo aquello mientras bajaba su vista y en un simple susurro.

—Acaso ustedes dos... —intento hablar pero fue interrumpido.

—Nosotros no somos nada, solo amigos, pero Aioria me gusta demasiado, pero tengo miedo de que solo le estorbe y pensar que entre aqui para verlo todos los días, pero que caso tiene —hablo.

—Supongo que puedes ayudarme —hablo.

El rubio menor miró al entrenador, parecía que el más alto tenía un plan adecuado.

[...]

Era otro día, cada quien hacía sus labores, Aioria se encontraba practicando, mientras que Kaiser le seguía dando instrucciones, de la puerta entró Shijima quien vio animado al menor, aunque eso no era todo, saludo cordialmente a su esposo y dirigió su vista al muchacho.

—¿Seguirás enojado conmigo? —pregunto Kaiser al no obtener una atención del pelirrojo.

—No estoy enojado amor —dijo sin verle.

—¿Entonces? —pregunto.

Aquello no fue respondido, debido que Aioria había terminado, Shijima se aproximó a él y siguieron conversando, Kaiser estaba a punto de hacer una escena de no ser por un pequeño estruendo. Se giraron encontrándose con unos cuantos sujetos rodear al rubio, unos intentaban ponerlo de pie. Kaiser se aproximó a ellos y miró al rubio.

—Descuida es pequeño —dijo quien tomó en brazos aquel chico.

Shijima había visto aquello, le había extrañado, usualmente Kaiser no cargaba de esa manera a otra persona que no fuera él, negó con la cabeza creyendo que era una ridícula forma de pedir su atención, pero el rubio era lindo, los zafiros brillaban ante la presencia del entrenador. Aioria por su parte, estaba algo serio, se encaminó hasta los vestidores, en donde escuchó cómo el joven de cabellos rubios se quejaba.

—Calma, estas muy lastimado —dijo Kaiser.

—Dios, todo por no fijarme —apenado —Gracias por ayudarme —lo dijo de una manera tierna.

—De nada, tratare de sobar tu herida —hablo.

Aioria abrió la puerta, encontrando a ambos, Shaka, como se llamaba el joven, estaba sentado con su pierna estirada, Kaiser sujetaba el tobillo para masajear.

—Shaka ¿te encuentras bien? —preguntó Aioria con seriedad.

—Si, el señor Kaiser es muy bueno —dijo sonrió, quien dirigió su mano al hombro del mayor.

—No deberías hacer eso —hablo Shijima quien entraba a la habitación.

—¿Por qué? No es nada de malo, aparte, el entrenador es lindo —sonrojo —Me gustaría salir a una cita con él.

Shijima miro molesto al menor, como se atrevía a hacer eso, Kaiser estaba en silencio, mientras daba pequeños masajes, Aioria estaba sorprendido ante la terrible respuesta de su amigo.

—Señor Kaiser usted ¿quiere salir conmigo? —pregunto.

—¿Salir? —preguntó el mayor.

—¡A NO! ¡Kaiser no hará eso! ¡El puede ser tu padre y así quieres andar con él! —quejo Shijima, alejó a su esposo del menor —No quiero verte cerca de mi esposo ¿Me escuchaste?

—¿Por qué? Usted lo ha abandonado y yo solo necesito amor —dijo con seducción.

Shaka se levantó como pudo, cosa que hizo tambalearse, Kaiser lo tomó impidiendo que cayera.

—¡Ya estuvo! Shaka nosotros dos vamos a hablar —esta vez fue Aioria, quien terminó por llevarlo a casa como si se tratara de un saco de papas.

—¡Aioria! ¡Bájame! —replicaba.

Shijima y Kaiser quedaron solos, el pelirrojo miró molesto el rubio alzo su mano con la intención de abofetearme, pero solamente quedó en el aire, sin moverse.

—Pensé que me amabas —hablo —Yo creí que estaba dando todo lo mejor de mí —su voz comenzaba a quebrarse.

—Lo estás haciendo, pero le prestas más atención a él, que a mi —hablo.

—¡...! Ese no es el caso —dijo el pelirrojo —No debí confiar en ti en primer lugar —habló fingiendo su dolor.

—¿Entonces vas a dejarme? —pregunto —Por que si haces eso, Shaka... —fue silenciado.

—¡NUNCA! —se lanzó a abrazarlo —Jamas dejare que alguien más te aleje de mi —hablo.

Kaiser quedó en silencio, un beso había sido capaz de hacerle sentir cómodo, sus nervios de ser abandonados por el pelirrojo habian desaparecido, sus manos se posaron en las caderas de aquel hombre, siguiendo con un beso quien el mayor comenzó a tomar el liderazgo.

Una vez que lo hizo terminó por mirar el rostro sonrojado de su esposo, el pelirrojo intentó ocultarlo pero había sido imposible, un beso en la frente y una frase hizo sentir un poco más tranquilo al menor, haciendo que aquellas ideas locas de irse con alguien más se acabaran.

—Shijima, te amo demasiado, jamas olvides eso —hablo, abrazando al pelirrojo.

—Yo se eso, lo se, todo de ti es mio, asi como todo de mi es tuyo —hablo pasando sus brazos por el cuello del instructor.

Con aquellas palabras ambos se dedicaron a disfrutar de la tarde solos.

[...]

Shaka se encontraba quejándose, había llegado a lo que era el departamento de su amigo, una vez que bajo, tomo asiento en el sofá, Aioria quedó de pie enfrente de aquel rubio.

—¿Por qué lo hacías? ¿A qué querías llegar con eso? —pregunto.

—A nada, será mejor que me vaya —respondió mientras se ponía de pie, pero su tobillo se lo había impedido.

—Shaka, no puedes caminar, asi que tendras que quedarte aquí —hablo con una sonrisa —Será bueno para platicar un poco —hablo el castaño que se dirigió a la cocina por algunas cosas.

Shaka estaba un poco feliz, aunque no contaba que su tobillo se dañara de verdad, parece que el plan del instructor había sido el adecuado. No pasó mucho cuando el castaño regresó, sosteniendo una toalla y unas cuantas vendas con ungüentos. Aioria tomó asiento enfrente y en el suelo, coloco la toalla en sus muslo logrando subir el pie del rubio, Shaka sintió que sus mejillas ardían, ver como su amigo, su querido amigo, iba a hacer.

Sintió las manos del mayor, que recorría su pie en masaje, escuchó las palabras de su amigo, aquello que le hizo reaccionar.

—Sabes es bueno saber que tu y el instructor no salen, no creo que sea muy buen visto, aparte porque él está casado —hablo Aioria —Me sentía molesto cuando los veía a ustedes dos algo cerca y eso que solo fue por unos minutos —hacia el masaje con suavidad.

—Aioria, yo quería que supieras que... —silencio, dudando de sus propia palabras.

—¿Decirme que? —pregunto alzando su vista, deteniendo su acción y mirando al frente.

—... —giro su vista hacia otro lado, sintiendo vergüenza por cómo se estaba poniendo.

—Shaka, dime, hemos pasado muchas cosas juntos, no creo que algo fuera de lo normal me digas —hablo —Aparte quiero que sepas, que me gustas mucho, me agrada tu presencia aqui en mi departamento, odio cuando te vas —hablo mientras dirigía su vista a su pie.

—¿Que? —preguntó con asombro.

—Si, Shaka, me gustas demasiado —alzó su vista encontrándose con aquellos ojos que denotaban serenidad, Shaka solo se sonrojo y una sonrisa tierna se mostró en aquel rostro del menor.

Shaka quedó complacido, como pudo se agacho hasta quedar poco centímetros, su sonrisa tierna se dedicó acariciar la mejilla del castaño.

—Gracias, te amo demasiado Aioria —susurro el rubio. La mano del rubio se dirigió hacia el cuello del castaño haciendo que rápidamente sus labios se unieran, un beso había sido mostrado, aquel beso que Aioria implementa tomando el mando.

Una vez que se habían separados, una sonrisa mostrando aquellos dientes blanco le regaló al rubio y prosiguió a seguir con su acción, que a decir verdad, el rubio se quejaba de una manera muy sensual.

Puesto el dolor a menos lo quejidos que hacía el rubio eran un poco parecidos a aquellos gritos que...

Los vecinos que pasaban por la puerta de aquel departamento quedaban sorprendido ante aquellas "quejas" las madres cubren los oídos con la intención de que sus niños no escucharan las suciedades de otras personas, varios se habían quejado y aquellos que habían ido se habían dado cuenta de la situación, pero otros, solamente pasaban rápido.

La vida para ambas parejas es complicadas, Shijima y Shaka, son igual de celosos, sin contar que Kaiser y Aioria solían tener sentimientos de molestia, puesto no le gusta que sus amantes anden o sientan algo por alguien mas, que solo le pertenezcan a ellos.


~Fin. 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro