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Arco y espada

Hola. Sé que últimamente digo un anuncio para no actualizar el libro a la hora que es, pero debo decir que se actualiza después o antes, eso es porque tengo cosas que hacer y a veces olvidó la corrección de los OneShot. Pero vean el lado bueno, aquí está el siguiente capítulo antes de irme a dormir.

Pareja: Aioros x Aioria.
Mención de parejas: Milo x Camus.

Nos vemos.

_______________

La familia de Aioros siempre ha sido un experto en arco, todos han sabido usarlo con mucho profesionalismo, como si fuera parte de su vida, como si utilizar el arco fuera algo que los mantenía vivos. 

En la familia de Aioros, al menos, los últimos hasta el momento, habían sido dos, dos hermanos, Aioros y ese pequeño Aioria. 

Aioria no había sido tan bueno, para muchos eso era algo muy extraño, el chico de 16 años no sabia como usar el arco, para la familia utilizar el arco era algo bueno, una señal de que eran todos unos expertos en las artes de la flecha, pero Aioria no fue así. Aioria fue otra. 

Últimamente el pequeño Aioria había comenzado a utilizar el arco, todas las mañanas salía al campo de puntería con un arco y flechas, ansioso por dar en el blanco, pero como todas las mañanas siempre terminaba mal y enojado consigo mismo, dejo todo aquello para dirigirse a su trabajo, ser un herrero daba mucho que decir, ya que sus familiares eran más que guerreros que se dirigen a la guerra, con la intención de poder ayudara los bárbaros y caballeros que se encontraban en la línea de batalla y él, solamente era un herrero. 

Muchas personas habían visto el potencial de Aioria, pero no con un arco, sino con una espada. El chico había demostrado enormes cualidades y habilidades que para muchos le era imposible ejecutarlas, sin embargo, la familia de ese pequeño guerrero no le gustaba aquello y muchas veces era mandando a entrenar con el arco durante todo el día, e inclusive las noches. 

Muchas veces regresaba mal herido o sin comer, sus padres comenzaban a sentirse decepcionados. No podían creer que uno de sus hijos terminará siendo un arquero que no podía sostener un arco, puesto su pesima punteria y manera de sujetar dicha arma le era una burla a la familia. 

Aioria comenzó a sentir la presión, la presión de no ser lo que sus padres querían, de sentir el deshonor que estaba generando por tal bajeza al no saber usar un arco. 

Y en uno de sus tantos entrenamientos, alguien lo visitó. 

— Aioria. 

Su voz sonó calmada, como si realmente no le importaba como se encontraba aquel muchacho, el chico tenía su arco abajo, sin flechas y a lo lejos se encontraba aquel árbol a quien se supone debía matar con miles de flechas, pero ninguna había acertado. 

— ¿Qué pasa Aioros? Vienes a burlarte, a recriminarle como lo hace nuestros padres. 

— No sería capaz de hacer eso, pero tampoco serías el único. 

— Bah, lo dices para que no me haga sentir mal. 

Dijo con reproche, camino hasta el árbol, Aioros miro aquello, sabía que Aioria no había sido hecho para utilizar un arco, sin embargo el muchacho seguía sufriendo, quería hacer algo mejor.  Una vez que regrese al mismo sitio, Aioros hablo. 

— Aioria, no es necesario que pases toda tu vida siendo algo que no eres, realmente sino sabes usar un arco no te empeñes a usarlo, he sabido que usar muy bien la espada. 

— Nuestra familia se empeña en el arco Aioros. 

Respondió de una manera seria. 

— Eso es cierto, pero también hay personas que no fueron arqueros, como Kaiser, Kaiser fue un temible guerrero, portando a Goldie como su fiel acompañante. 

Aioria detuvo su acción, quien trataba de apuntar con firmeza. Bajo lentamente el arco, pensando aquello y de nueva cuenta escuchó a su hermano. 

— Kaiser había sido el mejor de su tiempo, supongo que no quería que se perdiera con el pasar de los años y por eso estas tu aquí, aparte, muchos dicen que tu eres su viva imagen, podría ser que tu puedas ser un guerrero en vez de un simple arquero. 

— ¿Tu crees? 

— En absoluto. 

Aioros camino hasta Aioria, acarició los brazos del muchacho, para finalizar en el arco. 

— No siempre es lo que queremos. 

Logró susurrar en el menor, haciendo sentir un tanto extraño, sin embargo prosiguió a guardar silencio. 

— Aioria, espero que logres entender que no siempre se hará la voluntad de nuestros padres, somos personas y como tal debemos seguir los instintos, no por los cuales los mayores o viejos de la familia quieran. 

Aioros tomó del mentón a su hermano, logrando darle un pequeño besito en la comisura de los labios. 

— Quiero que tu seas el mejor guerrero, encontrarte en batalla y que seas capaz de defender nuestro reino en caso de que algo suceda. Te estaré esperando. 

Con aquellas palabras Aioria le hizo sorprender, no podía comprender pero reaccionó. 

— ¿Como que me esperaras? 

— Partiré a la guerra, por eso quería decirte esto antes de mi partida. 

— ¿Cómo pasó esto? ¿Cuándo te vas?

— Mañana antes de que salga el sol. 

— Entonces... nos vas a dejar a todos. 

— No regresare, lo prometo, para llevarte conmigo y ser alguien en la guerra. 

La sonrisa de Aioros fue notoria, se giró con la intención de seguir su camino, pero fue detenido, el agarre del menor le hizo detenerse. 

— No te vayas, no me dejes solo. 

Aioros no sabía qué pensar, pero tampoco quería dejarlo solo, tomó las manos del menor y se giró hacia el chico. 

— Voy a regresar. 

Susurro, sin embargo no fue solamente eso, el menor logró darle un beso, Aioros no lo rechazo, simplemente pasó sus brazos por la cintura del menor, atrayéndolo a su cuerpo, ambos parecía disfrutar de aquello. 

Las caricias y jadeos no se hacian de esperar y con el pasar de los segundos lo toqueteos eran mas notorios, provocando ciertos momvientos que hacia sentir nervioso y ansioso al menor, para muchos tener una especie de intimidad con un familiar era normal, sin emabrgo mcuhos querian ocultar aquello, sobre todo cuandos e trataban del msimo sexo. 

Aioros lo guió hasta aquel árbol, era el más alejado del pueblo, nadie se daría cuenta, sería el momento adecuado para tener una última noche juntos, Aioria acorro a su hermano, estaba sentado sobre sus muslos, sintiendo aquel miembro que estaba erecto, que quería ser libre de aquella prisión de tela, su hermano mayor parecía disfrutar de los pezones rosados de Aioria, chupando y mordiendo con desespero, los jadeos eran lentos y en otros casos rápidos, haciendo que deseara con más intensidad. 

Aioros bajo los pantalones del muchacho, dejando al descubierto el miembro erecto, tocando la punta y masajeando todo su sexo, haciendo gemir al chico quien no se inmuto y prosiguio a seguir haciendo sus acciones, Aioros saco su sexo, tocando ambos miembros con sus manos, apra asi Aioria tocara la punta de ambos, su respiracion era ascelerada y caliente, provocando que las ropas fuera estorbosas.

Se quitaban las prendas, una por una, dejando el cuerpo desnudo e importando poco la tierra de aquella zona, simplemente quieren estar ellos dos solos, Aioria entre jadeos, subió de nueva cuenta a las piernas de su hermano, sin embargo introdujo su miembro, haciéndole gemir mientras pequeñas lagrimillas detonaba. 

Aioria se dejó caer a los hombros de su hermano, mientras que Aioros besaba y mordía el cuello de este, finalmente se movía, con pequeños movimientos, de un lado a otro, hacia arriba y abajo, haciendo que los sentidos de ambos se fueran perdiendo con cada movimiento. 

Para muchos la situación era algo comprometedor, todo parecía fascinado, lleno de éxtasis, hasta que finalmente concluyó el acto, en donde ambos soltaron su líquido y entre besos y caricias, concluían. 

Aioros estaba fascinado, siempre tuvo ese respeto hacia su hermano, el primero encuentro había sido tan como normal, puesto lo habían hecho en la herrería, peligrando ser descubierto por el dueño, pero sin embargo había sido lo mejor, había podido hacer que Aioria disfrutara e inclusive recibió reclamos de aquel joven guerrero puesto en lo que resto del dia, no podia moverse mucho, debido al dolor de su trasero. 

La mañana llegó y con ellos a un Aioria triste que había visto su hermano partir a la guerra. Que posiblemente pronto iría con él y entre los dos lograron grandes cosas, no le importaba el comentario que hacían sus padres referente a no ser un arquero, él quería su nuevo posición, un guerrero, capaz de defender su pueblo. 

-

Cuando tuvo la edad suficiente y estaba listo para encontrar con su hermano, se llevó una enorme sorpresa, el lugar estaba repleto de muchos guerreros, muchos de diferente armamentos que hacen ser único a cada uno, Aioria buscaba con la mirada a Aioros, sobre todo cerca de los arqueros, pero no había presencia alguna, había sabido que la guerra que habían tenido hace poco había sido mortífera, ya que muchos habían muerto en el campo de batalla. 

Pero sabía que su hermano no sería capaz de morir, porque era hábil y astuto. 

Se aproximo a ese grupo de arqueros, sentía la mirada de reproche, la indiferencia era notoria, no comprendía porque, pero simplemente pregunto, ignorando todo aquellos sentidos y miradas. 

— Busco a Aioros. 

Los arqueros se miraron entre ellos y finalmente uno de ellos habló. 

— La tropa que fue liderada por Aioros, no regresó. 

— ¿Que?

— Se encontraba en campo de batalla, la tropa había sido colocada cerca del enemigo, pero algo fue quien ocasionó la terrible muerte de la tropa. Allá en la colina encontrarás las tumbas de todos aquellos que han caído en batalla, inclusive Aioros. 

Aioria no podía creerlo, rápidamente se apresuró a aquella zona, logrando ver muchos cruces que adornaban aquel campo, que se extendía a lo largo. Camino hasta una que parecía reciente, logrando divisar el nombre de su hermano, Sin a unas cuantas tumbas más allá se encontraba otro, quien miraba atento hacia aquella cruz, su mirada estaba triste y su semblante denotaba seriedad en absoluto. 

Aioria quedó en silencio, regresando su visión a su hermano, quien en esos momentos le hizo sentir un frío recorrer su cuerpo. Había perdido todo. 

Para esa noche todos estaban reunidos, cada grupo tenía su posición, los arqueros, magos y guerreros, sin contar que algunos bárbaros hacían grupo y había grupos en donde todos estaban revueltos, entre magos y guerreros y etc. 

Aioria estaba sentado sobre un tronco, mirando la sopa de carne que tenía en manos, mientras escuchaba la plática, realmente no tenía apetito, simplemente salió de aquella zona, dejando el plato sobre una especie de mini mesa madera que estaba un tanto enfrente de la fogata, tal vez entrenando sea una buena opción. 

Al principio fue efectiva, hacía olvidar todas sus emociones, pero aun así terminaba y seguía existiendo el dolor.

No fue hasta después que escuché un quejido. Se aproximó, aún sosteniendo su espada en mano, posiblemente sea un enemigo, pero se llevó una enorme sorpresa, era aquel hombre que se encontró en la tarde, su aspecto estaba realmente mal, tenía heridas severas, mientras en sus manos parecía tener pequeños cuchillos que lanzaba hacia diferentes puntos de árboles. Aioria miraba atento, hasta que un cuchillo pasó por su costado, logrando dar en un arbol detras de el. 

— Guerrero deberías alejarte de la zona de entrenamiento. 

— Maldito inutil eres capaz de matar a uno de tus propios aliados. 

— Soy un asesino, obviamente si, estamos en el mismo bando o no. Me especializo en eso sobre todo. 

Su manera de hablar era seria. Aunque Aioria parecía más calmado terminó por salir de su escondite. 

— Vaya realmente eres habil, eres como un asesino. 

— ....

— Nunca pensé que fueran tan frío, creí que serias como Afrodita. 

— Ni que lo digas, era como yo, solo que no en estado de hermosura. 

Aquel hombre hizo su aparición. Logrando obtener la mirada de ambos. 

— Solo anda así porque ha perdido al maguito ese, ese amor platónico que nunca juraron amor. 

Burlo, provocando un tanto de enojo en ese asesino. 

— ¿Mago?

— Si, tal vez no lo hayas conocido, pero Milo era muy cercano al mago de las regiones gélidas, era demasiado frío con todos, pero dice Milo que nunca fue con él, nunca tuve esa oportunidad, tal vez Milo se estab...

— No fue así Dita, Camus nunca fue frío, solamente que ustedes nunca lo comprendieron. 

— Bueno, bueno según tú... Me iré, tengo cosas que hacer. 

Afrodita se va algo cansado mientras Aioria mira a Milo quien simplemente mira al suelo con cierta tristeza y enojo. 

— Entiendo tu sufrir, yo perdi a mi hermano y eso fue duro, supongo que tal vez el destino no fue hecho para ellos y que en un futuro ellos regresen a estar de nuestro lado, como dicen, ellos estan entre nosotros, por eso no temo la necesidad de perder algo, a menos no por el momento. 

La sonrisa de Aioria fue notoria para Milo, aun así no quiso pensar en el pasado. Aioria se fue dejando solo a Milo, el castaño estaba más tranquilo, sabía de antemano que la guerra era así de cruel, pero tenía la solución de que algún día se volverían a ver y que para ese entonces todo regresaría a la normalidad. 

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