No es como parece.
La primera vez que Takemichi vio algo raro alrededor de su mejor amiga, Tachibana Hinata, fue una tarde nublada de agosto después de terminar las clases del día. Como solían irse juntos a casa al ser la única oportunidad entre la semana para charlar sin limites y ponerse al día, Takemichi aprovechaba para comentar lo mal que le iba en los exámenes, sobre todo en matemáticas, y Hinata como siempre, lo animaba al decirle que podía ayudarle cuando quisiese.
Takemichi se negaba a la ayuda porque solo le haría perder el tiempo a Hinata. Ella lo reprendía por su negatividad, dándole un pequeño golpe en el hombro. Terminó por hacer pucheros, que fueron interrumpidos cuando un par de desconocidos se interpusieron en su camino casualmente.
Bueno, tan casual como pueden parecer dos niños entrometidos.
A penas levantó la cabeza, se encontró con un chico alto, muy alto de hecho, con el cabello rapado a los costados y una trenza rubia cayendo sin pretensiones en su espalda, su cara muy seria. Al lado, el otro chico debía tener la altura de Takemichi, cabello rubio cenizo peinado y unos distintivos ojos negros profundos.
Parecían dos matones de secundaria por la forma en la que los detenían a mitad de la calle. Tragó en seco con temor y se preparó en caso de que les buscaran pleitos, poniéndose delante de Hinata. A pesar de no saber pelear, estaba listo para defenderla, el chico mas alto al notar la tensión, intervino y les sonrió con amabilidad.
— Disculpa si nos entrometemos, pero... ¿Cómo se llaman ustedes dos?
Tanto Hinata como Takemichi quedaron boquiabiertos, mirándose entre sí. Hina fue la primera en recuperarse de la impresión, suspirando aliviada antes de responder. Ella era demasiado buena para hacerle el feo a los desconocidos.
— Yo soy Tachibana Hinata y, este aquí es mi mejor amigo, Hanagaki Takemichi.— Su amiga lo señaló con el pulgar y actúo como si no estuviese tan desconcertada como él. No todos los días un par de extraños los detenían para preguntarles sus nombres.
Takemichi a diferencia de Hinata, no disimuló su disgusto. Se alzó de hombros y se acercó al par de chicos con su típica pose de héroe, ¿de dónde le salía la valentía?
Ni él mismo lo sabía.
— ¿Qué quieren? que yo recuerde, no me he metido en problemas desde hace mucho tiempo.
El de la trenza se echó a reír, negando con su cabeza. Levantó sus manos en son amigable, carraspeando antes de contestar.
— Tranquilo, solo estamos siendo amables, queremos ser sus amigos. Yo soy Draken y este enano de aquí es Mikey.
— ¡Oi, Kenchin! — Por primera vez la voz del rubio cenizo se escuchó. Takemichi sintió escalofríos, probablemente porque a pesar de ser mas suave, tenía un toque mas demandante.
—¡No me llames así! — El tal Mikey no se molestó en rectificarse, al contrario, dio un paso al frente y les sonrió a ambos.
— Queremos ser sus amigos, los vemos pasar por aquí seguido y nos pareció curiosa la forma en la que se llevan ustedes dos, ¿verdad, Kenchin?— El mencionado rodó los ojos y se cruzó de brazos.
— ¡Qué lindos! por supuesto que queremos ser sus amigos, ¿Verdad, Takemichi-kun?
Abrió su boca para replicar, pero Hinata le lanzó una mirada de advertencia. No le quedó de otra que asentir. Se percató de algo más mientras estaba ocupado maldiciendo su suerte, Mikey estaba mirando a Hinata y sus mejillas se ponían un poco rosas, ¿Qué diablo estaba pasando allí?
Takemichi tomó de la mano a su mejor amiga e hizo el amago de irse, debían escapar lo antes posible.
— Si nos disculpan, debemos ir a casa. Se hace tarde.
Mikey se les adelantó y prácticamente se le pegó a Hinata. La vena en su frente se hizo grande por la frustración acumulada en menos de cinco minutos.
— Los acompañamos si no les molesta, ahora somos amigos.
Nuevamente se quedó con la palabra en la boca, Hinata aceptó gustosa la nueva compañía y retomó la charla anterior sin problemas. Sus nuevos amigos respondían a cualquier pregunta y se reían de alguna anécdota ridícula que contaban para hacer tema de conversación.
El único que no disfrutaba era Takemichi, quien receloso no le quitaba a Mikey la mirada de encima.
¿Cuáles eran sus verdaderas intenciones con esa inusual amistad?
. . .
La segunda vez que Takemichi notó algo extraño alrededor de Hinata fue un sábado por la tarde. Un día un poco caluroso si le preguntaban, por eso ambos salieron por un helado y a comer algo. Tenían bastante tiempo libre y muchos chismes acumulados.
Estaba sentados en un pequeño restaurante, cuando una voz conocida se alzó a un par de mesas mas adelante. Al echar un vistazo, se dieron cuenta de que era Mikey quejándose de algo que desde esa distancia no escuchaban del todo. Trató de encogerse en su asiento para no ser visto, pero Hinata se levantó y fue a saludar.
¡Traidora!
Takemichi la siguió poco después, arrastrando sus pies y sin muchas ganas saludó a Mikey y Draken.
— Qué casualidad encontrarlos aquí.— Habló Hinata con una sonrisa boba en su rostro, Takemichi soltó un suspiro contenido, dejando caer sus hombros.
— ¡Hina-chan, Takemicchi! — Les saludó alegre Mikey.
— Siempre venimos aquí a comer, por las banderitas.— Señaló Draken la comida de Mikey, el menú infantil y una banderita de algún país del mundo.
— Ya veo, Mikey-kun, gracias por llevarme a casa ayer. — le sorprendió Hinata, Takemichi abrió su boca indignado. Palideció de repente, ¿desde cuándo ellos se habían vuelto tan cercanos?
— ¿Qué? ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Por qué?
— Ah, Takemichi-kun. Olvidé decirte que ayer salí tarde de mis clases extras y me encontré con Mikey-Kun, me llevó a casa.
— No fue nada. Takemicchi se enojaría si dejó que te pase algo malo, ¿No?
Takemichi alzó una ceja confundido, creyó haber escuchado mal su nombre la primera vez que lo llamó, pero escucharlo por segunda vez definitivamente no fue una equivocación.
— ¿Eh? ¿Takemicchi? Me llamo Takemichi.
— Me gusta más como suena Takemicchi.
— Me gusta que me digan Takemichi.
— Takemicchi suena bien.— Abogó Hinata, poniendo una mano sobre su hombro.
— No te pongas de su lado, mala amiga.
—No seas dramático.
Takemichi le sacó la lengua a su mejor amiga, quien pellizco su hombro sin advertencia previa. Mientras se quejaba, Draken hizo espacio y les pidió que se sentaran.
Takemichi al ver que Hinata se iba hacia el asiento compartido de Mikey, se adelantó y se sentó primero, robándole el lugar.
— Lo siento, Hina-chan.
— Da igual.— Respondió ella, como si nada hubiese pasado. Luego regañaría a Takemichi por actuar tan raro delante de sus nuevos amigos.
Pidieron de comer y Takemichi se sintió ligeramente incómodo por su compañero de asiento, Mikey no hablaba mucho, pero siempre hacia alguna cosa infantil que le sacaba risas a Hinata, como hablar con la boca abierta o sacar chistes malos.
¿Qué le veía de gracioso?
— ¿Hace mucho se conocen ustedes dos? — Preguntó Hinata al dúo, logrando un asentimiento de parte de Draken.
— Mikey era una especie de dios en la primaria y me salvó de un grupo de perdedores, ¿Ustedes dos se conocen hace mucho? — Preguntó Draken de vuelta.
— Sí, de hecho, Takemichi también me salvó de unos acosadores. Fue bastante lindo.
— Oh, ¿Y son novio? — Está vez fue Mikey quién preguntó, Takemichi alzó una ceja y estuvo a punto de responder algo tonto, pero Hinata se dio cuenta y se le adelantó.
— No, no, solo somos amigos. Una vez intentamos algo y no funcionó, supongo que somos más como un par de hermanos.
Mikey sonrió con aquella respuesta y casi pudo ver el alivio en sus facciones. Se relajó notablemente. Takemichi sencillamente no entendía porque ese comportamiento.
— De todas formas, no es como si no hiciéramos todo juntos, ¿Cierto, Hina-chan?
— Eso es verdad, si seguimos así terminaremos casados en algunos años.— Bromeó sonrojada Hinata, soltándose a reír nerviosa.
Takemichi sonrió triunfante al ver que el rostro de Mikey se deformaba en una mueca.
Luego, sé creo un ambiente incómodo que solo fue cortado cuando Draken anunció que debían irse.
— ¿Tan pronto? — Preguntó Hinata, levantando su cabeza cuando tanto Draken y Mikey se pusieron de pie. Ellos ya terminaron de comer y habían pagado.
— Tenemos algo que hacer, además, en cualquier momento Mikey se queda dormido. Tiene espíritu de anciano, cada que come se duerme.
— Ya veo.
Takemichi los vio irse y no se inmutó, al contrario, se quedó viendo hacia la pareja y como desaparecía por la puerta.
Hinata lo miró con desaprobación, sin creer lo infantil que podía ser su mejor amigo. Al final Takemichi tuvo que conseguir el perdón de su amiga con mucho helado y prometió comportarse la próxima vez.
. . .
La tercera vez que Takemichi notó algo fuera de lo normal, fue cuando Mikey no disimuló el interés hacía su mejor amiga; se pavoneaba cerca de ella, recogiéndolos después de clases con la excusa que era mas divertido ir juntos.
Takemichi lo miraba desconfiado, pero poco a poco se acostumbraba a la presencia del mayor.
Empezó a conocer más de él, como que su nombre completo era Sano Manjiro y tenía quince años. También que tenía tres hermanos y que era bueno en Karate.
A Takemichi no le agradaba del todo, pero se le iluminaban los ojos cada que lo veía en su moto, una CB250T, se veía varonil y atractivo, su cabello ondulando con el viento, su uniforme revuelto y esa tonta sonrisa que se gastaba cuando estaba contento. No se atrevía a pedirle un paseo, aunque se suponía que eran amigos cercanos. Eran situaciones que solo vivirían en su imaginación, andar de un lado para otro en esa espectacular motocicleta.
Ese día se extrañó de no ver a Mikey esperarlos. Al ir de camino a casa, Hinata recibió una llamada y de inmediato sonrió, Takemichi la miró con curiosidad, jugueteando con su mochila. Solo fue hasta que su mejor amiga dijo un nombre en voz alta, que entendió todo. Su frente se arrugó y sus ojos se entrecerraron.
— ¡Por supuesto, Mikey-kun, allá iremos Takemichi y yo!
Hinata colgó y se volteó hacía Takemichi sin dejar de sonreír. Si no fuese su amiga, se habría adelantado y escabullido lejos de ella.
— ¿Cómo es qué tienes el número de Mikey-kun? ¿Desde cuándo? — Preguntó con un tono para nada amigable.
— Oh vamos, Take-chan, ¿Te vas a poner celoso por eso? — Ella intentó bromear con él, pero a Takemichi no le hizo nada de gracia.
— Nos pasamos números porque soy amiga de su hermana, ¿Recuerdas a Emma-chan?
Takemichi hizo memoria y recordó vagamente a una rubia con ojos castaños casi dorados, suponía que era ella.
— ¿La rubia bonita?
— Ajá, Mikey-kun y yo compartimos números para charlar algunas veces, cuando Emma-chan está ocupada.
— ¿De qué hablan? — Probablemente estaba siendo de más controlador, pero estaba preocupado por su amiga.
— Eso no te importa, metiche. Vamos que Mikey nos invitó a una reunión con sus amigos.
— ¿Por qué tenemos que ir? — Takemichi seguía renuente a ser amigo de Mikey, le ponía de los nervios con su presencia.
— Somos sus amigos también.
No le quedó de otra que aceptar. Le siguió sin muchas ganas, hasta un estacionamiento con mas chicos de los que podía contar, Mikey parecía ser muy sociable.
Al reconocer a Draken entre el montón de estudiantes, levantó la mano y lo saludó.
— Llegaron, Mikey se estaba impacientando.
Mikey estaba charlando con un grupo de chicos, apenas notó la presencia de Hinata y Takemichi, les sonrió, acercándose a ellos.
— Hola, pensé que no vendrían.
— No quedó de otra.— Hinata le dio un codazo y sonrió apenada. Takemichi rodó los ojos.
Mikey no dijo nada y siguió hablando con sus amigos, nadie en realidad le prestó atención por su imprudencia. En el poco tiempo que estuvo allí, se hizo amigo de un chico de nombre Chifuyu con quien charló con confianza, era agradable y tenían mas en común de lo que pensaba.
Era genial hacer nuevos amigos.
Hasta que Mikey interrumpió, carraspeando suavemente a su lado. Su rostro inexpresivo no le dio pistas de lo que quería.
— Takemicchi.
— Mikey-kun.
— Me preguntaba si querías acompañarme a comprar bebidas.
Takemichi miró incrédulo entre Chifuyu y Mikey, luego, como si fuese de mucha ayuda, vio en dirección a Hinata, pero al darse cuenta que ella estaba ocupada con Emma, sonrió apenado y se rascó la nuca, no sabía que responder a una pregunta tan simple.
— No lo sé...
— Anda, di que sí, vamos en mi motocicleta para no tardar tanto.— Esas fueron las palabras mágicas que necesitó para motivarse. Asintió con la cabeza hasta marearse, echándose a reír como un tonto.
— Debiste empezar por allí, vamos.
Trató de no sonrojarse cuando Mikey lo tomó de la muñeca y lo guio hacía su motocicleta. A penas pudo despedirse de Chifuyu, quien le sonrió suavemente y le dijo que lo esperaría. Mikey no dijo nada, ni se burló de Takemichi por su ligero temblor, al contrario, apenas se subió en su moto, le indicó como debía subirse.
— Sostente de mí, no quiero que te caigas.
— Uhm, bueno.— Respondió dubitativo, rodeando con sus brazos la cintura de Mikey. El chico aunque no era alto, tenía una espalda ancha y marcada. Se sintió cohibido por tal cercanía, un poco indefenso.
— ¿Estás listo? —Preguntó Mikey, mirando a Takemichi de reojo.
— Lo estoy, creo.— Antes de siquiera saber que pasaba, Mikey empezó su marcha. Takemichi soltó un grito entre la emoción y el terror que le producía ir tan rápido. Se acostumbro rápido a la velocidad y a la frescura de la noche, fue capaz de disfrutar del viaje aun en silencio.
Siendo Mikey el primero en hablar.
— Takemicchi, ¿Te disgusta ser mi amigo?
— No, ¿Por qué lo preguntas? —Bueno, no fue una respuesta sincera, pero no podía decirle que le molestaba que fuese tan coqueto con Hinata.
— Siempre pareces tenso en mi presencia.
— No es lo que crees, solo soy así con los desconocidos.—Otra mentira. Mikey no sospechaba nada.
— Ahora somos amigos, no deberías preocuparte por eso.
Takemichi asintió y suspiró, aferrándose con más fuerza a la cintura de Mikey.
Las cosas fuesen diferentes si se hubiesen conocido en otras circunstancias.
Aunque, ¿Por qué le molestaba que Mikey estuviese coqueteando con Hinata? Si lo pensaba mejor, era un buen partido para ella. Fuerte, gracioso, buen amigo y muy guapo.
— Lo siento, trataré de ser más amable contigo.
— Solo no me mires como si te estuviese robando algo.
— No prometo nada.— Bromeó, echándose a reír. Mikey lo siguió, carcajeándose mientras conducía.
Takemichi llegó a una conclusión, se haría amigo de Mikey y lo apoyaría en su futura relación con Hinata.
. . .
La relación entre Mikey y Takemichi mejoró después de la conversación que tuvieron en su moto. Takemichi podía estar cerca de Mikey sin lanzarle comentarios mordaces, de igual forma, pareció más a gusto en su compañía.
Mikey resultó ser más que agradable, un chico cálido y juguetón, con quién podía confiar y charlar sin temores.
Por eso mismo, ahora tenía sentimientos encontrados. Si sus dos amigos se juntaban, ¿Qué le quedaba a él? Sería la tercera rueda en todo.
Y esas inseguridad, se las contaba a Chifuyu con quien también se había vuelto muy cercano.
— Entonces te preocupa que cuando Mikey y Hinata sean novios te abandonen.
— Eso creo, es que ambos son mis amigos.
— No creo que te deje de lado, en caso de que en verdad si estén enamorados.— Recalcó esa última palabra Chifuyu, como si supiera algo que él no.
— Bueno, pensándolo bien... Hinata nunca me ha dado señales de que le guste Mikey, ¡¿Y si es un amor no correspondido?! No quiero que Mikey se aleje si Hinata lo rechaza, ¿Crees qué deba hacer algo? — Balbuceó, solo deteniéndose ante la mirada confundida de Chifuyu.
— Más despacio, ¿quieres?
— Lo siento.
— Primero debes saber que piensa Hinata de Mikey y así puedes sacar conclusiones sin volverte loco.
— Eso haré, en todo caso... ¿Crees qué este bien que intervenga?
— No lo sé, no sé mucho de relaciones.
— Yo tampoco...
— Somos unos perdedores.
— Lo sé.
Se echaron a reír a mitad de la calle, acordando ir a casa de Chifuyu a leer mangas Shoujo, necesitaban instruirse con el tema de las relaciones.
. . .
La siguiente vez que Takemichi notó algo extraño, estaba sentado con Hinata en el jardín de la escuela. Takemichi estaba apoyado en la banca, mirando como Hinata se reía mientras escribía en su móvil, ¿Qué era tan gracioso?
— ¿Con quién hablas? — Preguntó sin ánimos, bostezando perezoso a la vez que estiraba sus piernas sobre la banca.
— Ahí van de nuevo esos celos tontos.— Hinata no lo miraba, seguía escribiendo en su móvil.
— No son celos, solo que jamás te veo tan feliz mientras chateas.
— Oh, entonces te diré, es Mikey-kun.— Respondió ella y Takemichi estiró su cuello, para intentar leer la conversación.
Hinata levantó su móvil, golpeándolo para que dejara de ser tan entrometido.
— Oye, muéstrame, quiero ver.
— ¿Por qué no le preguntas tu mismo de qué hablamos?
— Porque yo no tengo su número, fea. — Hinata rodó los ojos ante el insulto sin fundamentos de su celoso mejor amigo.
— Me está contando algo gracioso de Emma-chan, hasta me envió una foto de ella cuando era pequeña, ¿Quieres ver?
— No.— Respondió a secas, cruzándose de brazos. Estúpida confianza que se tenían esos dos. Él nunca hacía esas cosas con Mikey, debía pedirle su número la próxima que se encontrarán.
— ¿Entonces por qué dices qué quieres ver? te estás volviendo un gruñón.
— No lo soy.
Hinata se encogió de hombros y siguió con lo suyo, soltando una risa más grande por algo que debió decirle Mikey. Estiró su cuello, volviendo a intentar mirar aunque sea un poco.
— Takemichi, lo estás haciendo de nuevo...
— Perdón.
Se encogió en su lugar, haciendo pucheritos. Por alguna razón, no terminaba de asimilar la relación entre Hinata y Mikey, ¿Eso lo hacía un mal amigo?
Probablemente.
Ese mismo día en la tarde, Mikey y Draken pasaron por ellos y como de costumbre, Hinata fue el centro de atención del rubio cenizo, algo en el pecho de Takemichi se contrajo y sintió la necesidad de correr muy lejos.
Se tragó el nudo en la garganta cuando se dio cuenta que estaba mirando más a Mikey que a su mejor amiga.
¿Por qué lo hacía?
Por primera vez, Takemichi no quería irse con ellos a casa.
— Lo siento, chicos. Creo que me iré solo hoy.
— ¿Pasa algo? — Preguntó Draken, notablemente preocupado por la actitud del rubio teñido.
— No, solo no me siento bien, me duele la panza.
Lo último que escuchó fue su nombre de los labios de Hinata, pero no se detuvo. Necesitaba marcar distancias para pensar.
. . .
Takemichi se sentía fatal. Al día siguiente no fue capaz de mirar a Hinata a los ojos. Sabía que ella tenía preguntas que hacerle, pero no estaba listo para responderlas.
Optó por mantenerse callado y caminar a la escuela, sus pies se sentían muy pesados y su corazón solo latía de pura culpabilidad.
Recientemente se dio cuenta que le daba demasiada importancia a Mikey, le gustaban sus berrinches, su forma de hablar, su cabello y su sonrisa no tenía comparación. Darse cuenta que probablemente estaba celoso de Hinata, le partía el corazón. Él jamás haría nada que la lastimara, eso era sucio e inmoral.
La noche anterior lloró hasta quedarse dormido, de solo imaginar lo repulsivo que se veía a sí mismo, enamorándose del chico que le gustaba a su mejor amiga.
Porque sí, eso fue lo que ocurrió.
— ¿Puedes decirme qué pasa por tu cabeza? Takemichi, me preocupo mucho por ti.
—No es nada, Hina-chan. Solo, he estado muy estresado estos días. Casi no hemos pasado tiempo juntos.
— ¿Culpas a Mikey por eso? Él también está muy afligido, cree que intervino en nuestra amistad.
— ¡No! No es culpa de Mikey. Él solo es muy amable. No sé cómo explicarlo. No me siento bien.
— Está bien, estaré esperando que me digas que pasa. No te juzgare, ¿Lo sabes, verdad?
— Hina-chan.— Se detuvo a mitad del camino, lanzándose en brazos de su mejor amiga en busca de consuelo. Solo la tenía a ella, ¿Qué haría si la perdía?
— Ya, ya, es bueno que sueltes eso que te molesta.
— Gracias por todo.
Takemichi era determinado y valiente, por eso mismo, haría todo porque su amiga fuese feliz con Mikey, él sería capaz de dejar de lado sus propios sentimientos.
¡Pero era tan difícil!
Más cuando más tarde ese día, Mikey apareció con un jugo de manzanas solo para él.
— Por si te seguía doliendo la panza.
— Muchas gracias, eres un gran amigo.
Draken que siempre se mantenía callado cuando los acompañaba, miró a Takemichi sin comprender su actuar, un día era esquivo y el otro muy considerado.
— Vamos a casa.
Asintió, caminando al lado de Mikey. Hoy Hinata no los acompañaba porque tenía cosas que hacer después de clases. Por primera vez en mucho tiempo, se permitió disfrutar de la poca atención que Mikey le brindaba. Y que solo por él, fuese que sonreía.
Qué triste era su vida.
. . .
La última vez que Takemichi notó algo raro alrededor de Hinata, fue cuando Mikey la invitó a ver los fuegos artificiales. El grupo estaría reunido en la azotea del edificio de Hinata, compartiendo juntos. Obviamente Takemichi estaba invitado implícitamente, pero sintió un ligero encogimiento en su pecho.
No tenía ganas de ir. Sentía que algo importante pasaría ese día.
Y por lo misterioso que estaba actuando tanto Mikey como Hinata, seguramente se estaban preparando para declararse públicamente.
Takemichi no podía hacerles el feo, ambos eran sus amigos, así que todo el día estuvo alegre, colaborando en todo lo que podía para la reunión. Y es que, tenía entendido que todos aportarían bebidas y comida.
Takemichi no había podido estar mucho tiempo con Hinata porque estaba ocupada buscando algo lindo que ponerse, él no fue lo suficientemente valiente para ayudarle a elegir.
Estaba al lado de Chifuyu, maldiciendo su suerte.
— Anímate, Takemichi, tienes cara de que le pegaste a un gatito sin querer.
— Estoy animado, solo preocupado... ¿Tienes idea si Mikey-kun se declarará a Hina-chan hoy?
—¿De dónde sacas eso? — Preguntó Chifuyu confundido.
— Oh, ¿No lo sabes?
— No, pero si lo dices...
— Hinata-Chan ha estado actuando extraño, me oculta algo, lo sé.
— Solo estas siendo paranoico como siempre.
Takemichi infló sus mejillas, moviendo su cabeza de un lado a otro, parecía estar negando, pero luego asintiendo. Chifuyu creyó que ya lo había perdido y que definitivamente se había vuelto loco.
— Vamos, se hace tarde y debemos estar en la azotea pronto.
Chifuyu lo tomó del brazo y prácticamente lo arrastró al edificio de Hinata. Él conocía esas calles a la perfección, pero justo en esos momentos se sentía perdido y confundido.
El camino parecía más corto de lo normal. Chifuyu hablaba y él, simplemente no escuchaba.
Fue hasta que estaba frente a las escaleras, que estaba próximo a ver una declaración de ensueño.
— Apúrate, Takemichi, llegaremos tarde.
Takemichi tomó un poco de aire y se animó, subió las escaleras, empujado la puerta que daba a la azotea al llegar a la parte más alta.
Allí prácticamente estaban todos reunidos, faltaban justamente Hinata y Mikey.
— Llegaron, pensé que nunca lo harían. —Comentó Draken, sonriéndoles.
— Me costó sacar a Takemichi de casa, anda despistado como siempre.
—Eso ya es normal en él, vamos Takemichi, pon a trabajar esas neuronas.—Intervino Baji, uniéndose al grupo.
Takemichi se sonrojo y bajó la cabeza, todos habían notado su actitud de los últimos días. Era tan obvio.
— Déjalo, Baji, que ers igual de despistado. — Dijo Chifuyu, haciendo que el mencionada se quejara y lo persiguiera alrededor.
— ¿Dónde están Mikey-kun y Hina-chan? — Preguntó, tratando de que su voz no temblará de los nervios.
— Ya pronto estarán aquí.— Draken le respondió y le invitó una bebida.
Se apoyó en el barandal de la azota, charlando con Chifuyu y el resto, Takemichi pronto se sintió menos ansioso y mas resignado, pasaron los minutos y por fin, vio llegar a Mikey y Hinata, los dos muy juntitos y con sonrisas en sus labios.
Hinata se veía más radiante esa noche, Mikey también, se veía feliz.
Su mejor amiga fue la primera en saludarlo, acercándose a él para tomarle de la mano.
— Takemichi-kun, hay algo que debes saber. — Cerró sus ojos y se preparó mentalmente para escuchar que su mejor amiga ya tenía novio.
Sin embargo, Mikey fue quien terminó la frase.
— Me gustas, Takemicchi.
El mundo se detuvo para Takemichi. Abrió sus ojos creyendo haber escuchado mal, inclinando su cabeza confundido.
—¿Eh?
Mikey tuvo la decencia de sonrojarse, rascándose la nunca antes de volver a repetir.
— Me gustas, Takemicchi.
Contra todo pronostico, Takemichi se echó a reír como si no hubiese mañana. Todos lo miraron como si de verdad fuese necesario llamar al psiquiatra. Takemichi a penas logró enderezarse, para limpiar las lagrimas de su rostro.
— Lo siento, lo siento. Es que, pensé que te gustaba Hinata.—Admitió, ahora muerto de vergüenza.
Ahora fue Mikey quien pareció confundido. Hinata se acercó y lo golpeó en la cabeza.
— Eres un tonto.
— Entonces, ¿no te gusto? — Preguntó de repente Mikey descolocado, su rostro había palidecido por los nervios.
— ¡No! Digo sí, quiero decir es... Me gustas, pero no soy un tonto por eso, ¿verdad?
— Solo un poco.
Ambos se miraron y sonrieron, ni siquiera prestaron atención al montón de luces que brillaron en el cielo. Mikey le tomó la mano y sin palabras, disfrutó de su compañía.
Takemichi tenía muchas dudas, sobre como comenzó todo, pero esa ya es otra historia para contar.
Holaaaaa, mi primer oneshot. Esto definitivamente me ayudara a soltarme más a la hora de escribir, aunque es un lío desde el móvil.
Cualquier error, sugerencias, no duden en comentarme.
_Sia_Lxing Me dijiste que te etiquetara en escritos y soy fiel a mi palabra.
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