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La reunión: El elegido

El Dex Holder de Sinnoh miraba impactado la nueva situación, ¿Acaso había pasado un huracán en el lugar para ocasionar esto?

- ¡MALDICIÓN!¡MALDICIÓN!¡MALDICIÓN!¡MALDICIÓN! ­­­­ ­­­­­­­

Aquellos gritos provenían del exterior, dudoso corrió hasta la salida, y comenzó a buscar en los alrededores. De sorpresa notó que una jauría de Pidgeys se iban orgullosos de un rincón del gimnasio, quizás esa era una respuesta. Corrió hasta girar a la derecha y se encontró con un hombrecillo que flotaba dando rabietas mientras miraba por una ventanilla, se preguntaba por qué ese hombre usaba pañal, estaba lleno de plumas y era del tamaño de un bebé.

- Disculpe...

- ¡¿QUÉ?!- Diamond cayó hacia atrás del susto ante la cara de furia y el volumen del "hombre" - Oh....eres uno de eso chicos- Cupido apuntó hacia la ventana donde ya todos estaban acaramelados con sus nuevas parejas. Diamond asintió.

- Disculpe, ¿Quién es usted?

- ¡¿CÓMO?!¿¡NO SABES QUIÉN SOY?! - el hombrecillo indignado se fue a un rincón emo, el jovencito seguía sin comprender quién demonios era es hombre flotante.

- Disculpe señor...? - el ser extraño suspiró y no tuvo de otra más que responder aquella pregunta del chico.

Con un chasquido, apareció una cortina de humo que cegó a Diamond, tosió un poco y al despejar su visión ese divertido hombrecillo era un adulto más alto que él vestido de terno blanco, inclusive todo era del mismo color a excepción de una corbata roja y su cabello castaño que hacía juego con sus ojos del mismo tono, hasta su piel era bastante blanca.

- Soy el hombre encargado de unir esas personas destinadas al amor, mis ojos poseen el don de ver el famoso hilo rojo del destino de cada individuo. Me conocen como Cupido o Valentin, un gusto... - concluyó seguido de una reverencia. Diamond algo nervioso imitó la reverencia en señal de respeto.

- ¡Oh! - a pesar de estar sorprendido esa expresión serena nunca se iba de su rostro - Entonces los cuentos nunca mintieron.

- ¡Por supuesto! - el chico de gorra casi cae del susto - ¡¿Crees que los adultos te daban una explicación estúpida a lo que ellos no sabían responderte?!

- P-pues...

- Y ahora me queda resolver este grave problema de alguna forma - Cupido ignoró al azabache unos segundos y concentrado miró el cielo en busca de una solución.

Reflexionando, concluyó que no podía permanecer mucho tiempo ahí ya que varias parejas requerían de sus servicios. Miró a Diamond unos segundos, luego miró sus herramientas de amor mágico y por último a la ventana donde algo extraño estaba por ocurrir.

- Oye chico, ¿Quisieras ayudarme? Sabes que estoy bastante ocupado hoy y te aseguro que el problema de tus amigos es muy sencillo de arreglar - se agachó un poco para llegar a la altura del chico glotón.

- Debe seguir con sus labores de unir parejas, ¿no es así? No tendré problema en ayudarle señor Cupido.

- ¡Excelente! - "vaya que es listo" pensó Cupido.

El ser mágico apoyó su mano en el hombro de Diamond, con un solo suspiro fue capaz de transferirle una pequeña cantidad de su don al chico, él un poco aturdido no comprendió que sucedía hasta que al mirar de reojo dentro del gimnasio notó muchas líneas rojas alrededor de sus amigos.

- Ahora chico posees mi maravillo don de la visión pero solo será temporal. Tu misión es lograr arreglar estos hilos con la fácil tarea de que al momento de desenredar los hilos se besen ambos extremos siendo tú el primero en intentar.

- ¿¡E-eh!? ¿¡Be-b-besarse!? - sus mejillas enrojecieron al instante, en su meñique pudo notar que su hilo se dirigía dentro del edificio quizás con quién y además debería besarlo.

- Tranquilo, no debe ser un gran beso, con que sea en la mejilla estaría bien y si no funciona recurres a los labios, pero hay un problema... - dramáticamente, Cupido miró con seriedad hacia el cielo a la vez que una brisa revolvía su cabello.

- ¿Un problema? ¿Qué sucede señor Cupido?

- Pues....si no lograr arreglar este asunto antes del día de mañana, los efectos serán permanentes y tus amigos nunca podrán estar con el otro extremo de su hilo, debes actuar pronto y lamento no pueda colaborar con más...¡Pero bueno! ¡Mucha suerte! - nuevamente chasqueó sus dedos y con menos humo regresó a ser ese hombrecillo con alas, y con una sonrisa se esfumó. Lo que dejó a nuestro glotón solo y desamparado, con una misión de dudoso final.

Suspiró y esbozó una leve sonrisa, recordando que su mamá siempre decía que debía darle una sonrisa a la vida, dando a comienzo su misión empezó a seguir el hilo que estaba atado a su meñique, que lo guió dentro del edificio donde sus amigos creaban una locura sincronizada.

~•~

- Sabes Yellow...

- ¿Si, Green-san? - sus mejillas enrojecieron apenas el castaño tomó ambas manos y las acaricio con cuidado.

- Siempre que pensado que posees un don espectacular, y con tu forma de ser puedes encajar perfectamente con todo pokémon - tomó con delicadeza el rostro de Yellow y le inclinó de tal modo que sus miradas se encontraron - Desde el primer momento me sentí muy orgulloso de entrenarte, tú has sido la única persona tan dulce y amable que si me encerraran y tuviese que elegir un acompañante serías tú.

- Gr-Green-sa-

- Solo dime Green - la interrumpió y esbozó una sonrisa... Si señores, una sonrisa nunca vista. La rubia sonrió con nerviosismo.

- Gre...Green, siento que... Si no fuese por su ayuda no sería así, gracias a usted me volví alguien más segura y asumí con valentía mis habilidades que usted logro potenciar - apoyó su mano justo donde posaba la de Green en su mejilla, Yellow sonrió - de todas las personas que he conocido a lo largo de los años usted ha sido de las más importantes en mi vida y siempre será así.

~•~

- Oye Red... No sé por qué - Blue se acercó al campeón y sin previo aviso lo abrazó con fuerza y escondió su rostro en el pecho de él - pero ahora siento que puedo decirte sin dudar todo lo que siento sobre ti porque...porque... - pequeños sollozos se hicieron presente en la ex-ladrona.

- ... - Red suspiró un tanto alegre, correspondió al abrazo y acarició el cabello de Blue - No hay problema, puedes contarme todo lo que gustes.

- La verdad es que... - con sus ojos cristalinos tomó valor y exclamó - ¡De no ser por ese día que quise gastarte una broma, de no ser porque robé la pokédex, de no ser por ese lío que también me involucré pero solo por codicia y...! Tú... A pesar de mis engaños...siempre viste algo en mí y nunca me alejaste...

- ¿Que pensabas de mí? ¿Que por simples juegos serías alguien insoportable? Siempre sentí que eras una buena persona Blue...

- Red...

~•~

- Tu cabello se ve tan suave...

- E-eh... Adelante, puedes tocarlo... - algo dudosa, Crystal se acercó al pelirrojo y con un poco de miedo acarició el cabello de Silver.

- Que suave...

- De seguro tu cabello también - el chico se acercó a ella y con cuidado quitó las ligas de su cabello liberando de esas coletas a la peliazul.

~•~

- ¡Eso Silver! ¡Ya era hora de ser más atrevido! - el pelirrojo prefirió ignorar al fastidioso de su compañero y seguir admirando ese cabello suelto de un singular azul. Mientras tanto, el dueño del comentario recibía un jalón de oreja.

- ¡Gold! ¡Ellos se ven tan tiernos juntos y tú vas y los interrumpes! - gritó Lyra furiosa. El mencionado sonrió malicioso y sin mayor esfuerzo sentó en sus piernas a la chica castaña.

- ¿Celosa? ¿Querías que no te dejara de lado?

- E-eh... ¡N-no!.. b-bueno en reali-dad... - juntó sus dedos índices y cabizbaja ocultó el sonrojo de sus mejillas.

~•~

- ¡S-Senpai! De-deje la ayudo - sin mover un dedo, la conquistadora de gimnasios se enderezó avergonzada, sacudió sus ropas y ayudó a Pearl.

- ¡L-lo siento! ¡A veces no mido mi fuerza y puedo lastimar a otros entonces me siento muy apenada y...! Ehh... ¿Sucede algo?

- Y-yo... - no podía evitarlo, miraba embobado ese cabello algo desordenado junto con ese rostro rojo y ojos tan radiantes, se acercó y quitó con cuidado rastros de polvo de su mejilla, de ser posible, Sapphire ya estaría hirviendo cual tetera de vergüenza. Ninguno sabía esta nueva sensación nacida en su corazón que próximamente sería fundamental.

~•~

Nuestro muy querido glotón seguía el recorrido del hilo rojo que daba inicio en su meñique derecho junto a su Munchlax (el cual no tenía ni la menor idea de qué miraba su dueño, pero meh). El rostro del chico fue de recordar apenas descubrir el otro extremo de su hilo; frente a él se encontraba nada más ni nada menos que la señorita Berlitz siendo elogiada por su piel por Ruby, y más sorprendente fue notar que del meñique de Platinum su hilo no acababa ahí. De forma increíble existía un segundo hilo, que se dirigía a su gran amigo comediante. Este era un gran lío.

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