Miserable nació, miserable moriría

Hace muchísimo tiempo su vida había tocado lo más fondo del abismo, ya nada tenía sentido, ¿de que servía ser líder de una de las mafias más grandes?, eso no traería ni haría que nada volviera a ser como antes, era una pérdida de tiempo

Se escapó de los demás ejecutivos y guardaespaldas (que aunque no eran necesarios, los tenía), lo que era una simple reunión se convertiría en tal vez su última noche

No le importaba que estuviera lloviendo, el corría sin rumbo fijo sumido en un mar de pensamientos, sus lágrimas eran camufladas por las gotas de lluvia, se sentía tan patético y miserable, quería morir, si moría se encontraría con ellos, morir era lo mejor, deseaba morir

De repente las nauseas lo invadieron, el dolor de cabeza era demasiado y su pecho dolía, se apoyó en la pared más cercana pero cayó al suelo mientras el aire no llegaba a sus pulmones

¿Este era el fin?

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—Hey... ¿me escucha?—

—Emma...— murmuró dormido

—No me llamo Emma, ¿señor se encuentra bien?—

—Shinichiro... Emma...— murmuraba dormido

Soltó un suspiro, el tipo debía estar soñando con tal vez sus familiares

Regresaba bajo su sombrilla de su turno en el hospital hasta que vio a lo lejos a alguien caer al suelo, algo preocupada se acercó a verificar, un tipo de cabello blanco estaba inconsciente en el suelo, su cuerpo estaba congelado

Con un poco de dificultad lo cargó bajo su brazo, arrastrándolo y ahora también mojándose ella, lo llevó a su apartamento, la peor parte fue subir las escaleras, lo dejó por algunos momentos en el suelo para tomarle la presión y hacerle algunos análisis, el chico tenía la presión muy baja y la glucosa igual, al parecer tuvo un ataque de pánico o no comía bien

Intentó despertarlo pero era imposible, así que optó por quitarla la ropa mojada y secarlo con una toalla, frotaba con fuerza la toalla en su piel para darle algo de calor, le puso ropa limpia y volviéndolo a cargar lo acostó en su cama, después ella se dio una ducha y se cambió de ropa para vigilar al chico, dormido le administró algunas inyecciones, su presión había subido pero aún no despertaba, seguramente debía tener mucho sueño, las ojeras de debajo de sus ojos indicaba mucha falta de sueño

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Abrió sus ojos con lentitud, no recordaba hace cuanto dormía más de cuatro horas o sentía el delicioso aroma de una comida casera, parecía haber retrocedido en el tiempo

—Menos mal ya despertó—

Miró con con confusión a la chica que estaba en la entrada de una habitación que no era suya

—Ayer tuvo un ataque de pánico y se desmayó, lo traje a mi casa para ayudarte, vaya que has dormido, ¡casi dos días enteros!, tu presión estaba muy baja así que te inyecte algo para que mejoraras, ¿como te sientes ahora?—

Estaba algo desorientado, no sabía donde estaba o quien era ella, su cabeza daba vueltas

—Yo... ¿donde estoy?—

—Estás en mi casa, te he cuidado, ¿quieres de comer?, hice una rica sopa para este tiempo de lluvia—

Lentamente se fue incorporando de la cama, despacio salió de la habitación y siendo guiado por la chica se sentó en la pequeña mesa, ella había servido frente a el un gran tazón de sopa de pollo que olía de maravilla

—Espero que te guste, realmente me esmeré en que quedara deliciosa—

Tomó la cuchara y probó la sopa, realmente sabia muy pero muy deliciosa, tenía un toque picante que hacía de la sopa más deliciosa de lo que era, sin darse cuenta empezó a comer de manera veloz, tenía tanta hambre que no le importaba que la sopa estuviera caliente

—Hey, hey, come despacio, te puedes quemar—

—Está deliciosa— dice en un tono bajo de voz

Era la primera vez en años que alguien le preparaba una rica comida casera

—¿Como te llamas?—

Lo pensó por algunos momentos, habían muchos contras de su parte

—Manjiro Sano, ese es mi nombre— respondió dándole otro bocado a la sopa

—Bonito, nombre, el mio es t/n Ogawa— se presentó con una sonrisa

En silencio habían comido, la chica llamada t/n recogió los platos y limpiaba la cocina mientras Manjiro estaba sentado en el sofá, observaba la lluvia caer por la ventana

Sintió como ella se sentaba a su lado, subió sus pies al sofá abrazando sus propias piernas

—¿Me puedes decir como terminaste en donde te encontré?—

Sentía curiosidad, Manjiro se veía tan enigmático, ¿quien era?, ¿como era?, ¿de donde venía?

—Yo huía, me sentía asfixiado y sofocado—

—¿Huías de alguien?—

Huía de el mismo

—¿Alguien te quería hacer daño?— volvió a preguntar

—Me hacía daño, me sigue haciendo daño y seguirá así hasta mi muerte, me hubieras dejado morir— murmuró lo ultimo, aún así fue escuchado

—Soy doctora, mi moral no me permite eso— ella se acercó más a el —ahora estás a salvo—

—No, nunca estoy a salvo—

Se veía trastornado, confundido, triste, estudió un poco de psicología como para saber sus emociones y lo que sentía

—¿Es una persona muy mala?—

—Mikey es lo peor—

—¿Mikey es un monstruo?—

Manjiro asintió en silencio

—¿El te hizo eso?— señaló el tatuaje de su nuca

—Lo tienen todos—

—¿Te marca a ti y a los demás como sus perros?, debe ser un hijo de puta, ¡tranquilo!, conmigo aquí no dejaré que te haga daño—

—No prometas algo que no harás—

—Yo no rompo promesas—

Se acercó lo suficiente como para abrazarlo, Manjiro se sorprendió por tal gesto, ¿cuando fue la ultima vez que obtuvo un abrazo?, ella lo hacía de manera tan desinteresada y con genuina amabilidad

Sin darse cuenta correspondió el abrazo y se puso a llorar

Algunas veces, un abrazo puede mejorar los días oscuros

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—¿¡Donde cojones está Mikey!?— Sanzu se jaló los cabellos estresados arrancando un par de mechones —¿¡como diablos se puede perder el líder de una mafia!?—

—¡Me pones los pelos de punta!— Ran golpeo la cabeza de Sanzu estresado —¡callate la puta boca un solo minuto!—

—No está, Mikey no está en ninguno de los lugares en donde se ha buscado— Koko estaba frente a un enorme mapa de toda la ciudad, habían varios tachones en todo el mapa —si fuera un secuestro ya pedirían un rescate y si simplemente lo asesinaron ya lo supiéramos— murmuraba Koko mirando cada punto del mapa

—¿Por que buscamos a alguien que simplemente... desapareció?, no es secuestro o asesinato porque Mikey es demasiado fuerte, si "alguien" se lo llevó el debió haber ido por voluntad propia o estos tipos son demasiado inteligentes como para haberse llevado al líder de Bonten— Kakucho no sentía que haya sido un secuestro o algo por el estilo, nada cuadraba —es que no puede ser posible—

—Una mente maestra debe estar detrás de todo esto, alguien que es temido por todos, solamente esa abominación puede haberse llevado al invencible Mikey— murmuró Koko cruzándose de brazos —ustedes tres investiguen a algún traidor— señaló Koko a los Haitani y Sanzu —Kakucho tu te harás cargo de seguir investigando por las calles, busca a algún informante y pagale para que habra la boca—

—¿Tu te crees el nuevo líder o que?— escupe Rindo

—Tu no sirves y tu hermano menos, Sanzu siempre está drogado y Kakucho tiene salud— respondió, Kakucho frunce el ceño molesto

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—¡Llegué!— anunció t/n entrando al apartamento mientras se quitaba la chamarra y dejaba a un lado su bolso, escondió detrás de ella una bolsa mientras se acercaba a la cocina

—Hice la cena—

La castaña llegó a la cocina para ver una olla humeante con espaguetis

—Ay, llevas aquí solo una semana y ya sabes hacer espaguetis— suspiró la chica con una sonrisa

El Manjiro que una semana atrás había conocido era otro, el antiguo Manjiro se veía triste y trastornado, tenía pesadillas y lloraba culpandose de todo, pero este Manjiro ahora reía, veía la televisión y le enseñaba a pelear, era otra persona

—Adivina que te traje—

—¿Me compraste algo?— preguntó confundido

—¡Si!— sacó de detrás de ella la bolsa, la extendía hacia el con una gran sonrisa —abrelo—

Manjiro dejó a un lado el cucharón, curioso abrió la bolsa

Sus ojos se abrieron como dos platos mientras su boca se abría poco a poco

—¿Te gusta?, me dijiste que te gustaban los daroyakis y te compré algunos—

Si, no hace tanto no los comía pero el gesto de que alguien se los daba hizo latir su corazón, recordó esos tiempos de su adolescencia, esos buenos recuerdos que nunca iba a abandonar su cuerpo

Inconscientemente las lágrimas empezaron a deslizarse por sus mejillas

t/n agachó un poco su cabeza, le daba tanta lástima que Manjiro llorara hasta por el gesto más insignificante, parecía ser alguien que sufrió tanto, alguien que quería ser feliz y creía que nunca pasaría de nuevo

—Gracias, mil gracias por todo lo que has hecho por mi— susurró con una sonrisa temblorosa —eres lo mejor que me pasó en la vida—

Ella también empezó a llorar, al mismo tiempo ambos se abrazaron

t/n era la luz de su oscuridad y el ángel que lo sacó del infierno

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—¿Nada?—

—Nada— respondió negando —es como si se hubiera desaparecido de la faz del planeta—

Koko agarró el mapa y lo rompió en mil pedazos mientras exclama maldiciones

—Es raro, muy raro, ¿enserio crees que es cierto que lo mutilaron o algo por el estilo?, eso ya lo sabríamos, tampoco se fue del país porque no se ha dado noticia de el en la televisión, Mikey simplemente se evaporó en el aire—

—Kakucho sabes muy bien que Bonten solo funciona por Mikey, el lo creo, ¿que cojones quieres que haga?, ¿sabes todo lo que perderíamos?, solamente porque Mikey simplemente se lo tragó la tierra—

Justamente en ese instante el teléfono fijo empezó a sonar, ambos ejecutivos miraron el teléfono, como si muy en el fondo supieran quien llamaba

—¿Diga?— contestó Koko

—Escucha muy bien lo que diré ahora mismo—

—¿¡Líder es usted!?, ¿¡donde se encuentra!?—

Kakucho sorprendido se acercó a Koko, tratando también de escuchar

—No me busquen más, es más, olviden de mi puta existencia, no voy a volver a Bonten, si me buscan los mataré, nunca más volveré—

—¿D-de que habla?—

—Hagan con Bonten lo que quieran, disolverlo, dejarlo, no me importa, renuncio a ser el líder y creador de bonten—

Dicho eso colgó la llamada

—¿¡Jefe!?, ¿¡sigue allí!?—

—¿Koko que pasó?—

—No va a volver, Mikey renunció, el se fue— murmuró Koko en shock, aún no creía en lo que escuchó

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Colgó el teléfono soltando un suspiro

Sus pecados no serían borrados, se iría al infierno, era muy claro

—¡Manjiro tenemos que irnos!— gritó t/n, vestía ropa playera y en su mano tenía los boletos del pasaje

Pero mientras siguiera vivo y t/n estuviera a su lado todo eso quedaría en lo más profundo

El también tenía ropa playera, con una sonrisa se acercó a t/n tomando su mano, mirando el enorme barco donde recorrerían el mundo durante tres meses, pasarían todo ese tiempo viajando y disfrutando de la vida