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Halloween



El bostezo de Soyeon sacó una sonrisa a Yuqi, que apoyaba la cabeza en su hombro mientras cogía un puñado de palomitas del cubo. La idea de ir al cine no había sido mala, pero aquella película no le estaba gustando demasiado. Daban una vieja película en blanco y negro: Drácula. Ella ya la había visto, con su madre. Bela Lugosi, delgado y pálido, aparecía en la gran pantalla envuelto en la familiar capa del cuello alzado, los labios abiertos en una mueca que dejaba ver sus afilados colmillos.

—Me encanta que las telarañas estén hechas de goma —comentó Soyeon, intentando quitarle importancia—. Se ve claramente.

—Sí —respondió Yuqi tomando una palomita de el bol. Se inclinó y besó la mejilla fría de su pareja.

La sonrisa de la mayor coincidió con la de la extranjera, pero por poco tiempo.

Shuhua miraba de reojo a la pareja.

Lo de ir esa noche al cine lo ha propuesto ella. Durante la media hora que lleva allí sentada, la pareja habían compartido muchos besos con sal y bostezos. El besuqueo constante entre Soyeon y Yuqi no le gustaba. Pese a que llevan ya prácticamente un año, Shuhua se sentía incómoda a verlas tan acarameladas. Desde enero juntas: con sus idas y venidas, con risas y sonrisas, con mentiras, con terceros... con todo lo que pone una relación de dos personas jóvenes que siguen madurando día tras día, en lo personal, en pareja.

Yeh Shuhua quiere que le trague la tierra.

A lo largo de aquellos tres últimos meses, Yeh había vuelto a chocar con la sensación de soledad por la falta de atención de su mejor amiga. Pero se mantenía a su lado de todas formas: Jeon Soyeon podía fallarle en cualquier momento, pero ella nunca.

Exhaló un suspiro de impotente irritación. La persona de al lado comía palomitas ruidosamente a su lado.

La taiwanesa no lo soportó más. Se levantó de su asiento, intranquila, apretando los puños con fuerza y huyendo de ahí.

—¿A dónde está yendo? —preguntó en voz baja su mejor amiga, contemplando como se alejaba con dificultad.

—Al baño, lo más posible —dice con seguridad.

Song suspira y mira a Jeon, que come palomitas. Le sonríe y es correspondida. Su novia se lanza sobre ella y le planta un enorme beso en los labios. Su corazón se acelera y palpita a toda velocidad como el día de su primer beso. Uno más de todos los que se han dado en esos últimos diez meses. Y de los que si fuera por ella, le estaría dando toda la vida.

Shuhua salió del cine.

Pasó unos minutos sentada en las escaleras de los cines. Shuhua no paraba de maldecir su torpeza y de cabecear negativamente. Esta vez se ha superado: ¡hacía el ridículo delante de más de cien personas!

Tenía la impresión de que todos los que pasan por delante la observan y se burlan de ella en voz baja. Y no les faltaría razón: ¿Cómo puede ser tan torpe? Shuhua respuestas.

Hacía un poco de frío, aunque continuaba con las mejillas muy calientes. Se las cubre con las manos y resopla desesperada.

—Espero que no estés pasando frío —habló una voz femenina, que reconoció al momento.

La taiwanesa se apartó las manos de la cara, alzó la mirada y la vió. Sus labios pintados de rojo color amor, una amable sonrisa y su cabello oscuro. Soojin, sin pedir permiso, se sientó junto a ella.

El corazón de Shuhua comenzó a martillar su pecho con fuerza.

—No, no estoy pasando frío. No se preocupe, profesora Seo —responde con formalidad.

La profesora le sonríe con satisfacción.

—Entonces, me quedó tranquila —hace una pausa, y continúa hablando—. ¿Estás esperando a alguien?

Yeh niega con la cabeza y aparta la mirada por unos instantes. Soojin: la única que hace que su corazón se dispare cuando está cerca. Shuhua se preguntaba a menudo cómo alejarse de ella, su autocontrol estaba hecho trizas así que no podía.

En el fondo, sabe que no puede estar con ella. En primera: es su profesora y en segunda: es heterosexual. ¿Por qué su vida está marcada por la soledad? Shuhua respuestas.

—Cuando te vi, pensé que esperabas a alguien —dijo —. ¿Tienes novio, Shuhua? —preguntó con curiosidad.

Cuando termina de hablar apoya la barbilla en las manos y la interroga con la mirada.

—No —susurra incómoda.

La situación estaba muy incómoda para la chica, a la que le encantaría desaparecer rápidamente de allí. ¿Cómo podía tener novio si Soojin existía? Shuhua respuestas.

—Ah, con lo bonita que eres. Cualquiera quisiera ser tu novio —repuso Soojin haciendo un puchero.

Agacha la cabeza por unos instantes. Seo movió los ojos veloz hacia Shuhua. Esa pregunta sin duda alguna era lo más estúpido que había escuchado. Levantó la cabeza, curvando los labios. Con un nervioso gesto de muñeca, ésta se puso un mechón de pelo tras la oreja.

—Usted no —dijo Shuhua, las comisuras de sus labios temblaron. Su corazón estaba martilleándole en el pecho mientras miraba cómo los labios de su amada, se separaban con expresión sorprendida.

—Shuhua...

Espero que les haya gustado, ¡hasta noviembre!

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