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𝓒𝓱𝓲𝓼𝓱𝓲𝔂𝓪

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Advertencias: 🔞 CONTENIDO +18 (Smut)

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Lo conocí en el juego de la bestia e inmediatamente capturó mi atención. Las miradas misteriosas que arrojaba a todos lados y lo bien que se le daba fingir que no tenía idea de lo que ocurría hicieron que por un momento olvidara que me estaba jugando la vida en ese edificio viejo. Por su forma de vestir procedía de la playa, no tendría más de 25 años y se veía algo frágil, por no decir debilucho, pero cargaba consigo una mirada de autosuficiencia que en primera instancia me intrigó, y que terminó por hacer que me perdiera en sus ojos.

Me guiñó el ojo, y yo se lo guiñé de vuelta. No era de esa chicas que se esconden cuando alguien hace un alago, o intenta un movimiento. Me gustaba dar el primer paso siempre, y desde que llegué a Borderland donde no había nada que perder, supe que haría todo lo que quisiera. De cualquier forma, no había a donde ir.

El juego empezó y él subió como alma que lleva el diablo a un punto estratégico hasta arriba del edificio. Pensé en subir tras de él pero incluso para mí eso sería muy poco prudente, así que me limité a observar como la pandilla de militares y su líder caminaban inspeccionando el camino.

—Hazte a un lado, niña. — dijo Aguni, su líder, al pasar por mi costado.

—Como usted ordene. —sonreí, siguiendo la indicación pero sin apartar los ojos de su atenta mirada, incluso notando cómo hasta ese hombre se cohibía ante mi seguridad.

Vestía una falda color negra cortísima, botas muy elegantes y una blusa blanca de tela de seda muy delgada, muy vaporosa, con los cuatro primeros botones desabrochados. La tela de la blusa asomaba transparente y permitía entrever un sostén de media copa negro que apenas podía cubrir mis pechos. Quizá algo no muy adecuado para jugar, pero sí lo suficiente como para distraer.

[...]

Su breve conversación terminó con ella dirigiendo la mirada a donde el chico que había capturado su atención se encontraba, pero había desaparecido.

—Mierda...¿dónde se habrá metido? — la respuesta le llegó inmediatamente, pues escuchó una voz detrás que la hizo sobresaltar un poco.

—¿Qué es lo que hace una chica como tú, en un mundo como este? — le preguntó Chishiya, de forma extraña y sin una presentación previa, y Alex, que tenía una respuesta para todo, no le tomó más que un segundo responder.

—Esperando a que alguien me salve o me dé un buen polvo, ¿es que acaso puedes hacer alguna de las dos cosas?

Él rio de lado, las pequeñas arrugas en sus ojos se hicieron presentes y tomó su mano para salir corriendo al último piso, para después encerrarse en uno de los apartamentos del edificio.

—Resulta que puedo darte las dos cosas. —le confesó ante su extraña mirada.

—¿y el juego?

—Que se joda el juego.

Él la besó uniendo sus labios con los de ella a través de un beso húmedo. Pero ni bien sintió Alex el aliento de él, la boca desenfrenada de Chishiya comenzó a besar el cuello de Alex de manera fogosa ardiente, para después subir a sus labios y entrelazar su lengua con la de la japonesa, estos besos eran realmente apasionados al extremo que el pene de Chishiya ya no daba de estar tan erecto. Las manos de Chishiya descendieron hasta tocar el trasero de Alex, y las manos de Alex ni cortas ni perezosas comenzaron a desabrochar la chamarra del joven.

Las manos de Chishiya desabrochaban la blusa de Alex para inmediatamente masajear sus pechos por encima del sostén, al que con una velocidad magistral se lo quitó con violencia.

—Me debes uno nuevo. — le retó juguetonamente Alex.

—Me gustas más sin él. — le respondió Chishiya.

Ahora las manos de Chishiya acariciaban con pasión sin límites esos divinos pechos, apretando suavemente sus pezones: el izquierdo y el derecho. Estaba tan excitado que sus besos bajaron rítmicamente por su cuello, hasta sus pechos para succionar con deseos incontenible los dos pechos desnudos. Chupaba y chupaba los pechos de Alex con cierta fuerza y sus labios desbordados mascaban suavemente y a veces un poco fuerte ambos pezones.

Y tampoco se quedaba Alex del todo atrás, con sus manos por encima de la tela del short de playa estimulaba erógenamente el pene del japonés de pelo blanco. Retiró entonces el bóxer de Chishiya con violencia y tomó a una velocidad desesperada el pene de Chishiya entre sus manos para dirigirlo a su deliciosa boca. Chupaba en pene de Chishiya con deseo lujurioso, chupaba la punta y la movía hábilmente con sus labios y su lengua, y cada vez que se lo metía a la boca brotaban pequeñas lágrimas por sus ojos, hasta que este sintió que estaba por venirse y la quitó al ponerla contra la pared y hacer a un lado sus bragas, para después entrar en Alex de una sola estocada.

—Mierda...sí...— la rudeza del momento hizo que Alex solamente se excitara más, moviéndose rítmicamente al igual que Chishiya. La presión de que afuera se estaba jugando algo que les podría costar la vida volvía la escena muchísimo más placentera a sus ojos y oídos.

—Quiero que todo el puto edificio escuche cómo te hago gemir. — le gruñó el japonés en la oreja, y tomándolo como una orden Alex dejó de reprimir un poco los gemidos, aunque en realidad fuera todos estaban ocupados y los ruidos de disparos era lo único que podía contrarrestar los sonidos obscenos de esa habitación.

Las fuertes embestidas pronto provocaron en Alex un orgasmo, pero Chishiya no detuvo su ataque y redobló la intensidad de sus embestidas. Que delicia ver el movimiento de los divinos senos de Alex a cada embestida que le daba, el cuerpo de Alex se empezó a llenar de sudor por la tremenda cogida que le estaba dando Chishiya.

Un segundo orgasmo bañaba de fluido el pene de Chishiya y gustoso seguía penetrando el cuerpo sensual de Alex, a quien toqueteaba y acariciaba con mucha excitación, arrancándole gemidos de placer. Entonces Chishiya sintió que se correría y sacó su pene de Alex, manchando el piso de lugar en medio de un orgasmo abrazador. A Alex le temblaron las piernas y Chishiya la ayudó a sostenerse y después a vestirse.

Los gritos afuera provocados por la muerte de sus compañeros de juego los hicieron regresar levemente a la realidad, Alex se bajó la falda y abotonó la blusa mientras Chishiya se vestía con premura. Fue él quien abrió la puerta del apartamento con cautela y giró a ambos lados para poder mirar si alguien se encontraba cerca.

—Si sobrevives, búscame. — le dijo Alex, Chishiya se giró con una sonrisa.

—Ten por seguro que haré ambas cosas. — le dijo, para después salir apresuradamente por la puerta.

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