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Tatta

Alex abrió los ojos y lo primero que sintió fue un frío intenso en su cuerpo. Trató de moverse, pero no podía mover sus brazos y piernas. Trató de hablar, pero su voz no salió. Miró alrededor y se dio cuenta de que estaba atrapada en un bloque de hielo. ¿Dónde estoy?, pensó.

De repente, escuchó un ruido a su lado. Un hombre con rasgos asiáticos estaba desbloqueando el hielo que la rodeaba. Él se presentó como Tatta, un jugador de ese Tokio, el juego que aparentemente los había traído allí.

—¿Estás bien?—preguntó Tatta con preocupación.

—Sí, gracias—respondió Alex con un tono de voz débil.

—No te preocupes, te sacaré de aquí. ¿Puedes moverte?

Alex trató de mover sus brazos y piernas, pero todavía estaba un poco adormecida por el frío. Finalmente, logró mover un poco las extremidades. Tatta continuó sacando pedazos de hielo y nieve hasta que finalmente logró liberarla por completo.

—Muchas gracias—dijo Alex, sintiendo un gran alivio al ser liberada.

—No hay problema, eso es lo que hacemos los jugadores aquí. ¿Eres nueva en el juego, verdad?—preguntó Tatta con una sonrisa amistosa.

—Sí, nunca he jugado antes—admitió Alex con cierta vergüenza.

—No te preocupes, te enseñaré lo básico. Pero primero, necesitamos salir de aquí para regresar al mundo real—explicó Tatta.

Alex asintió con la cabeza, todavía un poco confundida acerca de lo que estaba sucediendo. Tatta tomó la iniciativa y comenzó a guiarla a través del paisaje helado.

—¿Qué es este lugar?—preguntó Alex, tratando de comprender lo que estaba viendo.

—Es uno de los territorios del juego—respondió Tatta—. Hay varios territorios diferentes, cada uno con sus propias reglas y desafíos. Este en particular se llama "Ártico".

—Entiendo. ¿Cómo vamos a salir de aquí?

—Tenemos que encontrar una salida. La mayoría de los territorios tienen una salida, pero no siempre es fácil de encontrar. Es por eso que debemos ser cuidadosos y estar atentos a los peligros—explicó Tatta mientras miraba a su alrededor, buscando pistas.

A medida que avanzaban, Alex comenzó a sentirse cada vez más cómoda con Tatta. A pesar de que eran de culturas y países diferentes, encontraron muchas cosas en común. Alex descubrió que Tatta era un hombre amable y comprensivo, que tenía una gran pasión por la vida y por ayudar a los demás.

—¿De dónde eres, Alex?—preguntó Tatta mientras avanzaban a través del paisaje helado.

—Soy de los Estados Unidos. ¿Y tú?

—Soy de Japón—respondió Tatta con obviedad señalando sus rasgados ojos—. ¿Cómo terminaste en este juego?

Alex explicó cómo había estado visitando Tokio cuando se encontró en medio de una situación caótica y había sido arrastrada al mundo del juego junto con otras personas. Tatta escuchó con atención y comprendió la situación de Alex.

—Lo siento mucho por lo que te ha sucedido—dijo Tatta con tristeza—. Pero estoy aquí para ayudarte a salir de este juego. No te preocupes, encontraremos una salida juntos.

Alex se sintió agradecida por las palabras de Tatta y por su disposición a ayudarla. A medida que avanzaban, comenzaron a encontrar varios desafíos en el territorio helado. Tenían que luchar contra el frío extremo, encontrar comida y agua, y evitar peligrosos obstáculos en el camino.

—Tenemos que encontrar una cueva para refugiarnos del frío—dijo Tatta, mientras buscaba un lugar seguro.

Finalmente, encontraron una cueva y se refugiaron allí. Tatta encendió un fuego y preparó algo de comida para los dos. Mientras comían, Alex comenzó a sentir una extraña conexión con Tatta.

—Tatta, ¿tú... tienes novia o algo así?—preguntó Alex tímidamente.

Tatta se sorprendió un poco por la pregunta, pero respondió con una sonrisa.

—No, no tengo novia. ¿Por qué lo preguntas?

—Solo curiosidad—respondió Alex, sintiendo su corazón latir más rápido.

Los dos continuaron hablando y compartiendo sus historias de vida, algunas anécdotas que pasaban de las carcajadas al llanto. Con el correr de los días en realidad, se volvieron bastante cercanos.

Lo suficientemente cercano que te puedes sentir al único ser humano que se encuentra a tu lado.

Y quizá era eso lo que Alex pensaba cuando él la abrazaba por la noche para compartir calor y sentía su corazón latir, o cuando él le acariciaba el cabello porque ella no paraba de temblar.

Y eso fue también lo que sintió Tatta cuando en medio de algunos sueños sintió sus labios ser besados por la joven americana la noche antes que se percataran de que la nieve era muy resbaladiza.

Alex pensó que caería de aquel barranco, luego sintió su mano sujeta fuertemente.

—¡Resiste, espera! —gritó Tatta sujetándose de una roca—. ¡No estoy en forma, pero lo lograré!

Alex tembló cuando trozos de nieve siguieron cayendo a su alrededor.

—¡Se va a desplomar si no me sueltas! —gritó con lágrimas en los ojos—. Tienes que dejarme ir.

—¡No, no! —gritó—. ¡No puedo!

Y solo Dios sabe cómo aquel hombre tomó fuerzas suficientes para sacarla de ese lugar.

Se recostaron en la nieve, sus pechos subían y bajaban por la respiración acelerada combinada con la adrenalina.

Alex sonrió con lágrimas en los ojos y se acercó a Tatta para besarlo. Los dos se abrazaron con pasión, compartiendo un momento de amor en medio de la supervivencia en el territorio helado.

Finalmente, después de varios días de luchar y sobrevivir juntos, encontraron la salida del territorio Ártico y salieron del juego. Al salir, se encontraron en una zona industrial abandonada de Tokio, junto con otros jugadores que también habían logrado sobrevivir. Tatta y Alex se abrazaron con alivio y felicidad al darse cuenta de que habían salido del juego y ahora podían volver a sus vidas normales.

—No sé qué pasará después de esto—dijo Tatta mientras sostenía la mano de Alex—. Pero lo que sí sé es que quiero estar contigo. ¿Me darías la oportunidad de conocerte mejor, Alex?

—Claro, Tatta. Quiero estar contigo también—respondió Alex con una sonrisa radiante.

Los dos se miraron a los ojos, compartiendo una conexión profunda que había nacido en medio de la supervivencia en el mundo del juego. A pesar de los desafíos y peligros que habían enfrentado juntos, habían encontrado el amor y la fuerza para sobrevivir. Ahora, estaban listos para enfrentar cualquier cosa que el futuro pudiera traer.

Después de salir del juego, Tatta y Alex comenzaron a salir juntos y se enamoraron cada vez más el uno del otro. Se apoyaban mutuamente en todo lo que hacían, y juntos enfrentaron los desafíos que la vida les presentaba.

Un día, mientras paseaban por la ciudad, Tatta se detuvo frente a un edificio y señaló hacia arriba.

—Mira, Alex. ¿No te parece que ese edificio es el mismo que vimos en el juego?

Alex lo miró con curiosidad y luego lo reconoció.

—Sí, tienes razón. Ese es el mismo edificio que vimos en el juego.

Tatta sonrió y tomó la mano de Alex.

—Entonces, ¿quieres ir a explorarlo juntos?

Alex asintió emocionada, y los dos subieron las escaleras hasta el techo del edificio. Desde allí, podían ver la ciudad de Tokio y sentir la brisa en sus rostros.

—Es hermoso aquí arriba—dijo Alex, mirando a Tatta con una sonrisa.

Tatta la miró a los ojos y le tomó las manos.

—Sí, lo es. Pero lo que es aún más hermoso es estar aquí contigo. Alex, desde el momento en que te vi en el juego, supe que eras una persona especial. Y después de pasar tiempo contigo, me di cuenta de que en verdad me gustas, que quiero pasar mis días contigo, si es que tú también lo quieres así.

Alex se sorprendió por las palabras de Tatta, pero luego se dio cuenta de que él tenía razón. Ella también lo amaba.

—Sí, Tatta. Quiero estar contigo para siempre—respondió Alex, sintiendo lágrimas de felicidad en sus ojos.

Tatta sonrió y sacó un anillo de su bolsillo.

—Entonces, ¿quisieras ser mi novia?

Alex asintió con una sonrisa radiante y Tatta deslizó el anillo en su dedo. Los dos se abrazaron, compartiendo un momento de amor y felicidad en la cima del edificio.

Desde ese día en adelante, Tatta y Alex estuvieron juntos, enfrentando juntos los desafíos que la vida les presentaba. Aprendieron que la supervivencia en el mundo del juego no era muy diferente de la supervivencia en el mundo real. Lo más importante era encontrar a alguien que te apoyara y amara, alguien con quien pudieras compartir tu vida.

Y para Tatta y Alex, ese alguien era el uno para el otro. Juntos, habían encontrado el amor y la fuerza para sobrevivir en un mundo cruel e implacable. Y juntos, estaban listos para enfrentar cualquier cosa que el futuro pudiera traer.

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