Arisu
[Pedido de: AlNem-12 ]
Maneater;—Nelly Furtado
—¿Quién mierda está encargado de los tragos? —Ailany hizo el además de oler el vaso que le habían pasado después de pronunciar las palabras en español que nadie entendió, pero este fue retirado por otro—. Nos quieren embriagar rápidamente, ¿no es así?
Detrás de la mesa en donde el alcohol era servido se encontraban Niragi y Last Boss, haciendo incluso malabares entre ellos, sirviendo las botellas al por mayor. Había sido idea de los militares en un primer momento; una noche de relajación en donde todos coincidieran en las alturas, entonces Yoko había sido obligado a decirle a Ailany que la esperarían en la azotea para que se les uniera.
Naturalmente, Ailany se lo contó a Ann, Ann a Mira, Mira al Sombrerero y este último le reprochó a Aguni no invitar a los ejecutivos, así que la posesión de la fiesta estaba ahora en manos de ambos bandos.
El Sombrerero pensó que era una forma divertida de unir a los recientes ejecutivos, limar asperezas que estaban dadas por los recién llegados y mantener a todos a raya, además que siempre era una excelente opción el fumar un poco de hierba mientras se embriagaban en grupo.
Chishiya había sido arrastrado hasta eso diciéndole que se trataba de una junta de emergencia orquestada por Ailany, la única persona además de Kuina que toleraba en aquel lugar, y después no tuvo escapatoria. No confiaba en las personas que preparaban las bebidas así que solo mojaba levemente sus labios aparentado que tomaba tragos. A su lado, Arisu se encontraba admirando todo el paisaje a su alrededor. No conocía a nadie que no fuese Chishiya, por lo que no planeaba moverse de esa posición toda la noche.
Pero el Sombrerero quiso que todos se sentaran en un círculo, y ni siquiera sus voces fueron escuchadas.
—Juguemos algo—murmuró Ailany recostándose en uno de los puffs, dejando caer su cabeza al lado contrario a donde Arisu se encontraba—, ¿por qué me miras así, Ann? Será divertido, ¡vamos!
—No estás lo suficientemente ebria para que sea divertido—se quejó Ann pasándole la botella directamente—. Abre la boca.
Ailany le obedeció y Ann vertió el líquido que le quemó la garganta casi al instante, Ailany lo bebió y después tosió levemente. Algunos de los militares rieron ante la acción y después la imitaron.
—¿Qué les parece a las cartas? —se burló Mira saboreando sus propios labios, una risita se le escapó de los mismos y continuo—, o mejor aún, ¿verdad o castigo?
—Alguien quiere pasar cinco minutos en el paraíso—Ailany chocó su vaso con el de Ann y después bebió el contenido.
—Oh cariño, sé que si quisiera pasar cinco minutos en el paraíso contigo solo tendría que pedirlo—Mira le sonrió, Ailany gateó desde su lugar hasta estar casi frente a ella. Sus respiraciones se unieron, Arisu se encontraba casi al filo del asiento observando todo, y después ambas rieron volviendo a sus respectivos asientos.
Arisu tragó violentamente saliva y se concentró en el beber el líquido adulterado de su vaso tan rápido como pudiera, cuando sus ojos volvieron a la realidad de aquella azotea, estos conectaron con los de Ailany y ella le dedicó una sonrisa.
—Creo que no nos han presentado, los ejecutivos son muy malos y usualmente lo olvidan—mencionó la chica—. Soy Ailany, experta en picas o eso dice el Sombrerero.
—Vamos linda, eres buenísima.
—Está buenísima—concordó Niragi levantando su vaso como si hubiera emitido un brindis.
—¿No eres de aquí, verdad? —preguntó Alice tratando de no desviar la mirada hacia la parte de arriba del traje de baño.
—¿Me delataron las facciones o el acento?
—Ailany estaba de intercambio cuando cayó aquí—explicó Chishiya—. Es de México.
—Oh, ¡wow! Eso es...
—¿Puedes entender ya por qué soy buena en las picas? —se burló devolviéndose a su asiento—, allá todos nacemos con el sexto sentido de la supervivencia.
—Oye—llamó Ann—, eso es xenofóbico.
—Mis traumas, mis chistes—respondió ella encogiéndose de hombros.
—Están abochornando a Alice—se quejó el Sombrerero pasando un brazo encima de este—, vamos, vamos, el nuevo ejecutivo también tiene voz, ¿qué no?
—Entonces déjalo escoger el juego—aportó Chishiya con su sonrisa de lado—, déjalo que escoja, no puede ser peor que el verdad o castigo de Ailany.
—Oh, cómo te encantaría que te castigara, ¿verdad?
—No tienes ni idea—mencionó el joven médico levantando el vaso de igual forma, imitando a Niragi.
Niragi comenzó a mover una botella en medio de todos, imitando el juego de la botella que únicamente detenía en él mismo con cualquiera de las mujeres presentes.
—¿Y bien, Arisu? —cuestionó el Sombrerero—, ¿has pensado en algún juego ya?
Alice comenzó a pasear su mirada por los presentes, recordando los juegos de bar que solían jugar con Karube y Chota cuando estaban pasados de copas; por supuesto que aquellos no funcionarían en aquel ambiente con chicas presentes. Luego, su mirada se posó en la ejecutiva de cabello corto y traje de baño lila que se señalaba a sí misma y luego negaba con el dedo.
—Yo nunca nunca—dijo claro y fuerte. El Sombrerero asintió, algunos de los militares reprocharon la decisión pero no pudieron hacer nada al respecto.
—Bien, ¿quién quiere empezar? —preguntó el Sombrerero, pero antes de obtener una afirmación, Mira levantó su vaso.
—A mí nunca nunca me han hecho un piercing como aftercare después del sexo—Ailany tomó de su trago mirándola con los ojos entrecerrados, y después Niragi bebió de su vaso de igual forma.
—¿Cómo diablos sabes eso? —preguntó Niragi.
—Un pajarito chismoso me dijo—se encogió de hombros con una sonrisa en el rostro—, bien, ¿quién sigue?
—Yo nunca nunca me he metido con un ejecutivo de alto rango—dijo el Sombrerero y casi todo el círculo bebió de su vaso, incluso Chishiya, quien tenía una ceja algo levantada cuando escuchó aquello—, wow, somos muy fáciles ehhh.
—Yo nunca nunca lo hice con otra chica en un juego—atacó Ailany mirando a Ann de regreso, la cual bebió de su bebida sin chistar. La sorpresa fue grande cuando una militar también lo hizo.
—Yo nunca nunca he sido arrestado.
—Yo nunca nunca me he metido con un profesor—solo tres personas bebieron.
—Yo nunca nunca he fantaseado con alguien que está presente.
—A mí nunca nunca me han grabado haciéndolo.
—Yo nunca nunca he deseado la muerte de alguien que está aquí hoy— aquella aportación de Aguni subió un poco la tensión al percatarse de que todos, a excepción de Arisu, bebieron de su vaso.
—Bien Arisu, tú sigues.
—Yo...am...yo...—Arisu comenzó a pensar tan rápido que las palabras se le atoraron en la boca—. Yo nunca nunca he durado más de una semana sin ducharme.
—¿Qué? —la pregunta fue casi grupal. Algunas personas se miraron incrédulas.
—Owww—Mira sonrió con ternura—. Es como un juego de primaria. Yo nunca nunca he dicho una mentira.
—Déjalo en paz—se quejó la extranjera—, vamos Alice, sé que puedes más que eso.
—Quizá no tiene ni idea—Niragi se sirvió un trago más grande, después lo lanzó a la mesa y tomó directamente de la botella—, quizá estamos frente a un virgen y no lo sabemos. Hablemos de honestidad entonces, ¿qué no? Yo nunca nunca he tenido sexo.
—Déjalo en paz—Ailany miró mal al militar y después miró a Alice—, no tiene nada de malo, no tienes que hacerlo si no...
Alice miró a Niragi directamente a los ojos y después tiró su trago al suelo.
—Lo sabía.
—¡Ya! —Ailany lo miró sumamente molesta—, se acabó el juego.
La fiesta siguió poco después, al punto que a la mayoría se le olvidó el bochornoso momento. El alcohol subiendo por la sangre de todos hizo que aquella terraza comenzara a ver cosas que solo se veían en la piscina de día. Ailany y Chishiya hablaban más retirados del resto.
—Es tierno—dijo Ailany asintiendo. Su cuerpo se movía levemente debido al alcohol. Chishiya también estaba ebrio pero no al punto de ella, por lo que la sostuvo con un brazo—. Servirá para el plan o lo que sea, tiene agallas, me cae bien.
—Deja de hablar de eso aquí, Aly—le respondió—. Comenzarás a decir cosas imprudentes.
—¿Qué cosas imprudentes?
—En realidad podría funcionarnos—Chishiya sonrió levemente maquilando una idea en su mente—. ¿Sabes qué une a las personas bastante?
—El dinero.
—El sexo—respondió Chishiya—. Más si estamos hablando del pequeño y nervioso Alice.
—Jódete—le respondió en burla—. El pobre quizá quiera vivir su experiencia con una chica bonita que lo trate bien, como su primera novia o algo por el estilo. No soy ella, no lo haré.
—Dijiste que te interesaba—le cuestionó con una ceja alzada.
—Sí, pero no...
—¡Oh! Aquí viene—dijo sonriendo por sobre su hombro—. Solo haznos ese favor, ¿quieres? Mañana hablaremos de eso.
Chishiya abandonó el lugar no sin antes intercambiar unas cortas palabras con Alice.
—Lo siento por interrumpir su conversación—dijo Arisu encogiéndose de hombros—, encontré esto sin adulterar en la mesa de bocadillos y el alcohol me da hambre, ¿quieres?
Le extendió un paquete de galletas que Ailany aceptó gustosa, luego se lo extendió a Alice para que tomara una.
—Chishiya dijo que eras de las únicas ejecutivas con quienes se podía hablar.
—Me halaga que lo haya dicho—Ailany le dio un mordisco a la galleta—. Todos son amables cuando no hay alcohol de por medio, aunque suene extraño. De cualquier forma, que sepas que Niragi va a pagar por lo que ha dicho. Me parece muy valiente que le hayas enfrentado de esa forma, ser virgen no es algo de lo que debes avergonzarte.
Mirando a las lejanías de la Playa, Arisu lanzó un suspiro.
—Mis amigos me hacen burla de eso todo el tiempo, no es como que sea algo nuevo.
—Esperar a la indicada está bien—dijo Ailany asintiendo—. Me parece tierno.
—Es que esa tampoco era la idea—Arisu se rascó la nuca con nerviosismo y arrugó la nariz en el proceso, Ailany rio por lo ocurrido y el bochorno del chico.
—Entonces tienes que sacarte provecho, eres guapo—halagó—. Quizá bañarte más que una vez a la semana como lo dijiste en el yo nunca nunca.
Ambos estallaron en carcajadas y tomaron otra galleta cada uno.
—Tienes razón—concordó Alice—, quisiera saber cómo terminaba el juego de cualquier forma.
—¿Quieres continuar? —preguntó Ailany—, vamos, se te ocurrirá algo mejor. Solo que alcohol ya no porque estoy tan ebria que caeré en un coma etílico. ¿Te parece darle una mordida a la galleta?
—Está bien—asintió Arisu—. Yo nunca nunca he estado esposado.
—¿De qué forma? —preguntó Ailany y él se encogió de hombros—. Que bueno que no es alcohol, hubiese perdido.
Y siguieron jugando por un largo rato con un montón de risas de por medio. Arisu podía percatarse de que ella estaba más subida de copas que él cuando sus preguntas comenzaron a tomar un rumbo diferente, y él tomó la iniciativa.
—Yo nunca nunca he hecho algo de lo que me arrepiento en la mañana siguiente.
Ambos mordieron la galleta.
—Me gustaría saber las circunstancias.
—Después te contaré—se burló ella—. Yo nunca nunca he deseado estar con alguna de las ejecutivas o militares.
Arisu mordió la galleta mirándola directamente a los ojos.
—¡Uhhh, galán! —dijo golpeándole el hombro—. ¿Se trata de Ann cierto? Es que...
—Yo nunca nunca he estado con un virgen.
Ailany levantó una ceja y después miró su galleta para bajarla.
—Deberías cambiarlo—dijo ella—. Yo nunca nunca estaría con un virgen.
Tomó la mano de Arisu donde descansaba su propia galleta y la llevó a la boca frente a la atenta mirada de su dueño y darle una mordida al bocadillo.
—Yo nunca nunca estaría con la ejecutiva mexicana más sexy de este lugar.
—Del mundo—corrigió ella, y Arisu asintió mordiendo la galleta.
—Yo nunca nunca me iría de aquí a un lugar más privado—el último mordisco a la galleta y después sus labios se unieron, moviéndose al mismo compás mientras sus manos también buscaban contacto.
Bajaron las escaleras entre tropiezos y risas, Ailany llevaba la delantera por bastante pero Alice la ayudaba a sostenerse entre las paredes para evitar que se callera. Abrieron la puerta de su habitación, él creyó que la adrenalina del momento y el alcohol habían nublado su juicio completamente porque en un estado normal jamás se atrevería a hacer aquello.
Sus bocas volvieron a unirse, luego ella intentó quitarse la camisa aunque terminó atorándose. Arisu le ayudó como pudo, pero después una gota de razón entró en sí.
Ella no estaba del todo consciente, y él, dentro de todo, sí lo estaba.
—No, no—le respondió ayudándola a bajar su blusa—. Espera, no...
—Alice, no...—dijo Ailany comenzando a besar su cuello—. Vamos, será divertido, lo juro.
—Me arrepentiré de esto en la mañana—dijo Arisu negando para sí mismo.
Como pudo y ante la terquedad de la joven, logró que volviese a vestirse y la acomodó lo mejor que pudo en su cama, cubriéndola con las mantas y arropándola. Estaba por marcharse cuando ella lo detuvo, le dijo que lo necesitaba y él pensó que quizá podría vomitar por la noche y en ese estado podría ahogarse, así que tomó la otra almohada y durmió en el sofá de la habitación.
Ailany despertó en la mañana con una jaqueca terrible. Estaba decidido que los dos militares no volverían a preparar los tragos. Se sorprendió al estar en su cama y palpó al lado contrario a revisar si no había alguna persona, y se extrañó aún más al darse cuenta que no.
Se levantó de la cama y se tropezó con el cuerpo de Arisu emitiendo un grito que terminó por despertar al japonés.
—¡Mierda! —gritó asustada.
Como un acto reflejo palpó su propia ropa y luego miró a Alice de forma extraña, comprobando que él también tenía ropa puesta.
—¡No, no! —negó el joven—. No es lo que tú crees. No pasó nada, me quedé por si llegabas a necesitar algo en la noche, te lo juro que...
—Está bien—asintió levemente, pero aquello provocó que la cabeza le pulsara nuevamente. La mueca de dolor que hizo provocó que Alice se preocupara.
—¿Estás bien?, ¿necesitas algo?
—¿Puedes pasarme agua? —preguntó señalando el pequeño refrigerador de la habitación—. Tengo unas pastillas para la migraña encima.
Arisu asintió y abrió el refrigerador, pero dentro solo había botellas de alcohol.
—Oh, por favor, no pienses que soy alcohólica—dijo ella sin verlo—. No hay recipientes suficientes y lo que más abunda aquí es alcohol, puedes olerlo, es agua.
Él tomó las pastillas y el agua y se lo tendió. Ailany abrió el frasco y sacó dos, luego se lo tendió a Arisu de igual forma para prevenir su propia migraña.
—Ja, ja—rio levemente—. Yo nunca nunca daría una pésima primera impresión.
Y tomó su pastilla y el agua que le supo a gloria para después tenderle la botella al joven.
—Creo que la mala primera impresión la di yo—dijo Arisu bebiendo el agua con las pastilla.
—En realidad te estoy muy agradecida por haberte quedado, debí de haber dicho muchas cosas imprudentes ayer, lo siento por eso. Usualmente soy más agradable de esta forma—sonrió con tristeza—. Yo nunca nunca olvidaría completamente lo que sea que Ailany ebria dijo y me perdería por ahí.
Y ella bebió de la botella.
—Eres agradable de todas formas—dijo Arisu—. Yo nunca nunca bajaría a desayunar con el ejecutivo a prueba humillado la noche anterior.
Ella lo miró con confusión cuando él miró a la botella. Sonrió ampliamente y le dio un trago gigantesco.
—Yo nunca nunca volvería a llamarte de esa forma—y bebió de la botella—. Ahora dejemos esto aquí porque si seguimos de esta forma me haré pipí encima por el agua.
Arisu rio y se levantó tendiéndole la mano y ambos salieron por la puerta hacia la Playa que ahora se encontraba plagada de rumores de todo tipo.
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