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Durarara

Mi pulga

Las calles durante la madrugada en Ikebukuro son bastante tranquilas mientras no haya nada en la oscuridad asechando, a la espera de una víctima a la cual devorar para hacerla sufrir —Izaya estaba sentado en la corniza de un gran edificio al cual tenía acceso gracias a que era donde estaba uno de sus tantos departamentos. Eran apróximadamente las tres de la mañana y el ambiente tranquilo de la casi completa soledad le gustaba— Nee Shizu-chan, ¿cómo te imaginas a ti? ¿Cómo el ser de oscuridad asechando, o la pobre víctima asechada?

¿Qué tontería estás preguntado ahora pulga? —Respondió, con clara molestia en su voz, el rubio sentado junto al pelinegro mientras daba una fuerte calada a su cigarrillo, que estaba ya a la mitad por el tiempo que ya había pasado—. No soy ninguno de los dos. No voy a acechar a nadie, ni tampoco dejaré que me acechen. Simplemente seré yo, golpeándote un poco si no dejas de pensar en tonterías mientras pasamos tiempo juntos.

No eres nada divertido Shizu-chan —Respondió con simpleza mientras sonreía como de costrumbre y balanceaba sus pies como niño pequeño—. Gente ignorante al hecho de que tú y yo podemos estar sin pelearnos causándoles destrucciones por las calles. Y creer que sí podías entender a razones.

Fue porque dijiste que te querías llevar bien conmigo, empezar de cero. Pero sigues siendo muy molesto pulga, aunque ya puedo soportar esa actitud tan... ¿extravagante? Ni siquiera cómo describirte.

Extravagante puede ser una opción. Y yo tampoco como describirte. Solo puedo decir que eres una bestia enojonaEl Orihara miró al cielo mientras reía por lo bajo al recordar los días de preparatoria cuando ellos se conocieron— Es demasiado irónico que y yo estemos aquí sin querer matarnos.

En primera, siempre es tu maldita culpa que yo me enoje. Perturbas mi paz con tus acciones que solo perjudican al restoOtra fuerte calada al cigarrillo y éste se terminó de consumir, haciendo que Shizuo se levantase para apagarlo—. Si tan solo no causarás tantos problemas yo podría ser tan pacífico como me fuese posible.

Eso dices Shizu-chan, pero yo no te hice enojar en tus anteriores trabajos. Esos los perdiste por tu cuentaEl rubio no dijo nada al respecto porque el pelinegro tenía razón, tan solo chasqueo la lengua y volvió a sentarse mientras sacaba su celular para ver la hora—. ¿Ya te vas?

, es tarde y mañana tengo trabajo desde temprano. Nos vemos despAntes de seguir hablando, el informante le hizo una seña para que se mantuviera callado.

Antes de que te vayas quiero proponerte algo.

— ¿De qué se trata?

Esa madrugada Shizuo Heiwajima escuchó atento la propuesta que daría beneficio a ambos de alguna manera; tan solo era cuestión de que el hombre más fuerte no atacara al mayor informante de Ikebukuro y este no causaría problemas al resto de sus amados humanos, tan solo se dedicaría a su trabajo y saldrían como amigos incluso durante el día.

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Una nueva semana iniciaba, era lunes por la mañana y Shizuo se encontraba cerrando con llave la puerta de su humilde apartamento. Sus compañeros Tom y Vorona lo esperaban ya para ir a su primer trabajo del día, el cual era cobrarle a un señor una deuda que estaba creciendo desmesuradamente.

Iban caminando por las calles, que ya estaban muy activas a pesar de ser temprano, y de pronto el rubio se detuvo en seco al detectar el aroma inconfundible de su "nemesis".

¿Shizuo-senpai? ¿Qué sucede? —La chica rusa junto al jefe de ambos se quedaron viendo al Heiwajima que tragó saliva mientras sacaba un cigarro que le diese suficiente paciencia para lo que se aproximaba.

¡Shizu-chan, buenos días! —De pronto, el informante se apareció delante de ellos y todo el mundo ya estaba en crisis, pensando que se desataría el pandemónium a tan tempranas horas del día.

...Buenos días pulga, ¿qué estas haciendo aquí? —El rubio se mantuvo calmado mientras el resto de la población de Ikebukuro, que estaba observando la escena, dejaban caer la mandíbula al suelo, atónitos por lo que podría considerarse o un milagro, o una señal de la apocalipsis—. Creí que nos veríamos hasta más tarde.

Salí a reunirme con un cliente pero me cambió la reunión, por lo que le veré más tarde, así que planeaba ir a algún café a desayunar, ¿quieres venir?

No puedo, tengo trabajo, pero podemos vernos a la hora del almuerzo, posiblemente. Te avisaréEl pelinegro asintió y con un pequeño movimiento de su mano se despidió mientras se daba la vuelta y se iba tan feliz como de costumbre, caminando con alegría—. ¿Nos vamos?

— ¿Shizuo-senpai, se encuentra bien? ¿Tiene alguna enfermedad terminal? ¿Le han dado alguna droga? —Vorona inspeccionó con la mirada a su senpai, mientras Tom se acercaba para tomarle la temperatura con el dorso de la mano, sus dos compañeros se mostraban preocupados por él.

Por otro lado, Izaya había subido al techo de un edificio para ver todas las reacciones que sus amados humanos tenían por la fantástica, e inesperada, situación que había protagonizado junto al hombre más fuerte de Ikebukuro.

Pronto la noticia de que ellos se habían encontrado y no hubo destrucción alguna, al contrario, habían quedado en posiblemente almorzar juntos, se esparció como pólvora y explotó en un sin fin de rumores y teorías para darle algún sentido a lo que muchos presenciaron con sus propios ojos durante la mañana.

Videos del suceso recorrieron el internet a una velocidad que asustaba incluso, conmocionando a toda la ciudad y sus alrededores.

Las explicaciones que se daban en foros y chats eran variadas, desde que eran una broma bien planeada, hasta que realmente del odio al amor solo existía un paso.

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La hora del almuerzo finalmente había llegado y toda la ciudad estaba más alerta que nunca, esperaban poder ver que tan verdadera era la invitación a almorzar que el hombre más fuerte de Ikebukuro le había hecho al mayor informante de la ciudad.

Entonces, varios transeúntes lograron divisar como el rubio realizaba una llamada mientras otros lograban ver como también el pelinegro estaba hablando por su teléfono.

Entonces nos vemos allí, adiós pulga —Shizuo colgó primero mientras emprendía el camino al Russia Sushi, que era el sitio donde había quedado de verse con Izaya.

El Heiwajima comenzaba a sentirse algo molesto respecto a ser observado tan descaradamente por varias personas desde la mañana que había hablado en persona con el Orihara sin pelear.

Así que brevemente explotó en enojo y le lanzó a unos sujetos una máquina expendedora, pues estaban murmurando cosas de él mientras le tomaban fotos.

Algo similar sucedía con Izaya, pero éste estaba disfrutando de lo que sucedía, todo aquello estaba siendo más divertido de lo que imaginó inicialmente. Él fue el primero en llegar, Simon pronto le saludó mientras le entregaba un cupón con una oferta especial para parejas. Cosa que hizo reír nerviosamente al informante mientras se sonrojaba levemente.

Es bueno que y Shizuo ahora sean pareja. Disfruten del sushi juntos, eso los unirá más y les alegrará el alma.

N-no somos pareja Simon... Simplemente tratamos de ser amigos, cambiar un poco la rutina de querer matarnosPero el ruso lo ignoró y se dedicó a promocionar el sushi de su negocio, haciendo que el pelinegro decidiera dejar pasar la situación y entrase al restaurante.

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A los pocos minutos Shizuo había llegado y los dos se fueron a sentar a una mesa privada mientras Simon les tomaba la orden con una sonrisa amistosa.

Pronto el rubio comenzó a quejarse de la situación que se había hecho alrededor de lo sucedido en la mañana que se encontraron. Mientras, el informante solo decía que encontraba divertido todo aquello, incluyendo sus quejas.

Mas tarde que temprano, ellos ya estaban comiendo "tranquilamente" mientras platicaban de cosas triviales, dándose cuenta de que tenían unas cuantas cosas en común y otras tantas que no, pero que de alguna manera podían sobrellevar fácilmente.

En ese momento ellos no notaron que todos les miraban con asombro y curiosidad, ambos estaban metidos en su plática que ni atención ponían a su alrededor.

El resto miraba como ellos podían llevarse bien e incluso bromear entre si, más el Orihara con el Heiwajima.

Lo digo en serio, el rubio obviamente te haría destacar más ¿quién te dijo que te lo pintaras para que no resaltaras más? —El pelinegro reía mientras Shizuo comía sintiéndose algo idiota porque aquello fue su idea—. Aunque te queda bien, no te imagino castaño sinceramente.

Fue solo una idea de adolescente joder... —El rubio sacó su celular y miró que no había dejado de sonar por tantos mensajes y notificaciones varias que le habían llegado durante el almuerzo—. Estúpido Shinra...

¿Shinra? ¿Qué pasa con él?

No deja de estar preguntando si me ha pasado algo ya que estoy almorzando contigo, incluso quiere mandar a Celty para que me lleve a su casa y así poder checarme.

Jajajaja, ya imagino que yo debo tener mensajes similares.

Como sea, ya debo irme, mi hora de almuerzo ya acabó. Debo ir a encontrarme con Vorona primero y de ahí nos vamos a buscar a Tom-san —Dijo el Heiwajima mientras terminaba su último trozo de sushi y sacaba la mitad del dinero a pagar y lo dejó en la mesa—. ¿Nos veremos igual que ayer?

Sí, te espero donde mismo. Adiós Shizu-chan~

Adiós pulga.

Con aquella despedida, Shizuo se levantó del sitio en el que estaba y se marchó mientras se ponía sus gafas moradas. Izaya por su parte se quedó allí comiendo lo que le faltaba para terminar.

Sentía una alegría distinta a la que solía sentir cuando observaba el sin fin de reacciones que sus apreciados humanos demostraban cuando él interfería un poco en sus vidas.

Era la primera vez que salía realmente en plan amistoso con alguien, y eso le era nuevo. Pues las veces que salía con alguien solo fingía su lado amistoso para conseguir lo que quería, ya fuese diversión al interferir en una vida ajena o conseguir información.

En cambio, con el Heiwajima no tenía, ni podía, fingir ser alguien que no era. Éste ya sabía como era su personalidad, como solía actuar y comportarse realmente, por ello se llegó a sentir cómodo ante él.

Nada de máscaras, mentiras u otra personalidad, podía ser el Izaya de toda la vida.

||•~🚬📱🚬~•||

Las siguientes semanas pasaron con situaciones similares entre el informante y el hombre más fuerte de Ikebukuro, se les veía siempre salir a almorzar juntos, y en ocasiones, desayunar y cenar.

Los rumores sobre lo que ocurría entre ellos se mantenían a pesar de que ya habían transcurrido más de cinco meses desde entonces.

Estos fueron variando y descartándose según pasaba el tiempo, pero el que más seguía sonando desde el comienzo era uno; el que uno de los dos estaba enamorado del otro y por ello habían tratado de volverse amigos.

En los foros se decía más que era Izaya quien terminó enamorado del Heiwajima que viceversa.

Con sus múltiples cuentas, el Orihara revisaba todos esos sitios. Le seguía pareciendo divertido la situación que hizo, pero ya no solo era ello lo que le causaba alegría.

Y Namie se lo hizo saber de alguna forma un fin de semana mientras trabajaban.

Aquel sábado no había podido salir a ver a su "amigo" y estaba más serio de lo usual. Su asistente le había llevado un café y éste ni las gracias dio, pues se puso de pie para ir al sofá donde estaba su abrigo negro de orillas afelpadas y se lo puso mientras le subía a todo lo que podía a clima para que no le diese calor mientras lo usaba.

¿Por qué agarraste eso? Iba a echarlo a lavar ya que apesta a cigarro barato —La mujer fue ignorada mientras el pelinegro se ponía la capucha y volvía a su escritorio para continuar con su trabajo—. Awww~ No me digas que lo usas porque huele a los cigarros que fuma Shizuo Heiwajima.

...Callate Namie, o te voy a despedir...

Ella comenzó a reír mientras se burlaba de él, pero gracias a que estaba riendo no notó que Izaya estaba sonrojado, ya que era cierto lo que insinuaba; él estaba usando ese abrigo porque tenía el olor a tabaco que siempre tenía el rubio.

Pues éste tenía la manía de fumar estando con él y el humo se impregnaba en sus prendas. Más en la noche anterior, ya que en broma le había prestado su abrigo para ver como Shizuo se veía con él puesto.

Al no soportar más las burlas de Namie, le dio el resto del día libre a ésta y ella encantada se fue.

Pero a los segundos de haber salido pareció volver pues el timbre fue tocado, o por lo menos aquello creyó el informante cuando fue abrir la puerta.

Grande, y grata, fue la sorpresa de ver al Heiwajima frente a la puerta una vez abrió.

¿Shizu-chan? ¿Q-qué haces aquí?

Terminé temprano el trabajo de hoy y estaba en los alrededores, ¿estás ocupado?

No tanto, estaba terminando un trabajo e iba a entregarlo... ¿me acompañas?

Claro, solo me mantendré un poco alejado, no quiero meterme en esos asuntos de tu trabajo.

Siendo así, el rubio pasó al departamento y se sentó en la sala mientras esperaba a que el pelinegro terminase de escribir aquel reporte con información para unos tipos que lo contactaron recientemente.

Imprimió aquello y lo guardó en un sobre. Ambos salieron y se dirigieron al punto de entrega en una construcción que se encontraba en pausa.

Shizuo esperó afuera mientras Izaya subía a donde vería a sus dos clientes a mitad de la noche.

Los minutos pasaron y el Orihara no bajaba, cosa extraña para el Heijwajima que vio como un coche se iba del lugar con cierta prisa.

Algo dudoso, y teniendo un mal presentimiento, subió corriendo al lugar y no encontró a nadie, tan solo el sobre que Izaya había llevado para entregar.

No me digas que...

De pronto Shizuo sintió la sangre hervir en furia. En una furia que no había sentido en un largo tiempo ya que las cosas con Izaya estaban siendo buenas, y como había prometido, no había hecho nada malo, Ikebukuro era tranquilo gracias a que ellos lo estaban entre si.

Saltó de edificio en edificio tratando de seguir el posible camino que el auto había tomado, no tardó mucho en dar con ellos gracias a que se habían detenido en un alto porque justo pasaba un oficial de tránsito en su rondín habitual.

Esperó el momento adecuado y saltó al techo del coche haciendo que este frenase de golpe por el ruido que provocó su caída.

I-ZA-YA~ —Dijo con gran enfado el rubio mientras desprendía, como si fuera una tapa de yogurt, el techo del coche—. ¡¿Quién les dio permiso de llevarse a mi pulga?!

Los tipos temblaban mientras apuntaban con armas a Shizuo, quien solo enfocó su vista en el bulto hecho bolita en la parte trasera del auto.

Izaya tenía un pequeño costal en la cabeza y no se movía, lo que indicaba que estaba probablemente inconsciente.

¡¿Cómo se atreven a llevarse a MI pulga?! Esto lo pagaran caro.

Los gritos y disparos pronto se hicieron escuchar a mitad de la calle silenciosa y solitaria.

||•~🚬📱🚬~•||

Al pasar las horas Izaya recuperó la consciencia y se vio recostado en uno de los sofás de la casa de Shinra.

Al fin despiertas Izaya, Shizuo ha estado esperando a que despertaras. Pero tuve que sedarlo ya que no se estaba quieto luego de que recibió seis impactos de bala —Shinra ni siquiera supo en que momento terminó en el suelo luego de que Izaya lo empujase para buscar a Shizuo—. Está en mi cuarto, Celty lo acostó allí para que descansase...

El pelinegro corrió como alma que llevaba el diablo y al entrar lo encontró ya despierto charlando con la dullahan.

Los dejaré solos, tienes que decirle algo importante después de todo —Fue lo escrito por Celty en el celular que le mostró al rubio, quien asintió y la vio irse mientras se sentaba en la orilla de la cama. Tenía el abdomen lleno de vendas.

¿Estás bien pulga?

¡¿Por qué demonios me preguntas eso cuando eres tú el que está herido por disparos?!

¿Porque fue a ti al que secuestraron? Tal vez por eso.

¡Eres un idiota Shizu-chan! ¡No tenías porque ir a salvarme, pude arreglarmelas por mi cuenta! ¡No era la primera vez que me pasaba después de todo!

Se dice "gracias", maldita pulga desagradecida.

— ¡Por supuesto que no te voy a agradecer nada, terminaste herido por mi culpa!

El rubio ignoró aquello y se puso de pie, desconcertando al pelinegro que aún se encontraba molesto por la interferencia que Shizuo hizo al rescatarlo.

Me alegra que a ti no te pasara nada IzayaEn ese momento, el motivo de que el más fuerte de Ikebukuro se levantara fue para poder abrazar, con una delicadeza irreconocible, al informante.

¿Shizu-chan, por qué...

No iba a permitir que se llevaran a MI pulga.

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