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Bungou Stray Dogs

Quiero ser tu razón de vivir

[ - No hay nada que mayor alegría que saber que alguien te necesita en su vida después de tanto tiempo sintiendo que era mejor morir.

Atsushi.

- Saber que finalmente haz hallado un motivo para comenzar a vivir puede traerte más dicha de la que jamás puedes llegar a creer.

Dazai.]

Un nuevo día iniciaba en la ciudad de Yokohama, uno de brillante amanecer que contrastaba con el horrible sueño que el tigre lunar tenía.

Atsushi dormía profundamente después de salir a beber con sus compañeros de la AAD, pero a pesar de estar sumido en sus sueños, estos no eran agradables. Eran pesadillas mezcladas con sus viejas memorias del orfanato en el que vivía anteriormente.

El peligris lentamente abrió sus ojos mientras trataba de acostumbrarse a la luz del sol que atravesaban las cortinas de las ventanas de aquella habitación en la que estaba y trataba de no soltar un sollozo.

- Good morning Atsushi-kun~ -Saludó un ya despierto Dazai, quien se encontraba recostado a un lado de él en la misma cama, observando con leve preocupación como dormía.

- ¿Dazai-san?... ¿Q-qué hace en mi ca... ¡¿Eh?! ¡Esta no es mi casa! -El menor pronto se alteró y se llenó de nervios. Trató de levantarse de la cama y terminó cayéndose al suelo, llevándose de paso las sábanas-. ¡¿Q-qu-qué estoy haciendo aquí? ¡¿Cómo llegué?!

- Yo te traje, estabas muy ebrio ayer para dejar que te fueras solo a casa, y como la mía estaba más cerca pues simplemente te traje -Respondió con una sonrisa inocente que después cambió a una expresión algo seria que hizo sentir un escalofrío al de cabellera gris-. Te veías muy alterado mientras dormías ¿Una pesadilla quizá? ¿Quieres hablarlo?

- N-no es necesario. Es algo sin importancia -De pronto la mirada de Atsushi se oscureció y las lágrimas amenazaban con salir al recodar su sueño.

En especial porque quien le decía las palabras que los del orfanato alguna vez le dijeron era aquel que le miraba mientras se levantaba y se agachaba para estar a su altura.

- Atsushi-kun, estás por llorar ¿Por qué? -Preguntó mientras le levantaba la barbilla para que le viese de frente pero este apartaba su mirada-. Mirame y dime si tuviste una pesadilla... ¿Fue de tu pasado?

La mueca que el tigre lunar hizo fue suficiente para que el suicida supiera que estaba en lo correcto.

- Dazai-san, sabe que le estoy muy agradecido por salvarme ¿verdad? Por darme todo esto. Por darme un lugar al cual pertenecer a pesar de lo que hice, de lo inútil y débil que soy -El castaño sintió que el corazón se le apretujo en su pecho al ver aquella mirada llena de dolor y tristeza en Atsushi-. No sé bien que vio en mí para ayudarme, pero tengo miedo de que usted de pronto me trate como los del orfanato... Los golpes, los maltratos, los trabajos que terminaban por causarme daño. Todo eso, no quiero volver a vivirlo. No quiero volver a creer que tengo que morir para evitar causar problemas.

Dazai miró claramente los miedos que azotaban la mente del menor y recordó aquello que Odasaku le dijo; que tal vez podría encontrar aquello que buscaba si se iba al lado de los que protegen y ayudan.

Quería ayudar de corazón a enfrentar esos miedos que atacaban al peligris, quería que este fuera feliz y que la muerte no fuera una opción.

Tal como quería que el suicidio no fuese su salida de aquel mundo que gran parte de su vida se vio teñido de rojo por la violencia que él mismo causaba al ser de la Port Mafia.

- ¿En tu sueño yo te decía algo acaso? -Como respuesta el castaño obtuvo un asentimiento por parte de Atsushi-. Pues cualquier cosa que te haya dicho mi yo de ese sueño, olvidala. Olvida esas palabras porque jamás las diré -Dazai, muy en contra de lo que alguna vez dijo cuando el peligris se desmayó después de transformarse en tigre lunar, le abrazó con fuerza-. Mis únicas palabras serán de valor, serán para que no caigas en esos recuerdos. Para que te hagas fuerte y puedas dejar de pensar que eres un inútil.

Para el menor, aquellas palabras causaron un gran revuelo que estremeció por completo su ser, desde su corazón hasta el alma.

Si Dazai ya era alguien importante en su vida, Atsushi para ese momento ya estaba más que dispuesto a sacrificarse por mantenerlo seguro. Sería capaz de mover cielo y tierra con tal de que nada le hiciera daño alguno.

- Haré de ti mi razón de vivir, te protegeré incluso de tus propios miedos y pasado Atsushi -Pensó el castaño mientras el otro correspondía al abrazo y se aferraba a él-. Mientras pueda, te cuidaré.

||•~🌙🐯🌙~•||

Una mañana tranquila y normal transcurrió luego de aquel momento entre el suicida y el tigre lunar.

El menor había tomado un baño mientras el mayor echaba a lavar su ropa y posteriomente la puso en la secadora para que éste se fuera al trabajo con ropa limpia.

Y Atsushi le preparó un buen desayuno a Dazai como agradecimiento, no sólo por lo de su pesadilla, sino por todo en general. Aunque, según el peligris, jamás podría agradecerle lo suficiente como para sentir que ya no tenía porque hacerlo más.

Al terminar el desayuno ambos lavaron lo usado y el tigre supo que, más allá de aquella impresión que normalmente podía dar Dazai al principio, era alguien bastante organizado y cuerdo. Siempre y cuando no tuviese sus ideas suicidas claro estaba.

Salieron del departamento que le pertenecía al castaño y fueron caminando con tranquilidad a la agencia, donde todos esperaban su arrivar, pues había bastante trabajo por hacer y la Port Mafia estaba involucrada en esa ocasión. Siendo más específicos, Akutagawa estaba causando problemas por actuar por su cuenta sin órdenes directas del líder de aquella organización.

No era necesario decir que por un momento, Dazai había hecho una mueca de desagrado cuando supo que Atsushi debía ir junto a Kunikida a investigar en vez de ser él y el peligris quienes fueran. Pero igualmente se las ingenió para ir haciendo parecer que planeaba cometer suicidio en la bodega en la que iban para revisar si había algún rastro del pelinegro de puntas blanquecinas.

- Mocoso, mantente alerta, hay alguien aquí -Advirtió en un susurro mientras el menor se ponía a la defensiva a penas se le dijo aquello.

Por su parte, Dazai también había notado que alguien más estaba ahí con ellos, pero no le fue problema detectarlo, pues era obvio que estaban usando sus tácticas de rastreo.

Sin embargo no advirtió sobre ello, pues no fue necesario ya que quien estaba allí se había presentado ante ellos con claras intenciones de atacar a Atsushi.

Kunikida pronto escribió en su libreta para usar su habilidad mientras que el peligris se transformaba parcialmente en tigre para contrarrestar el inminente y devastador ataque de Akutagawa.

- ¡Kunikida-kun, hay más gente a fuera de esta bodega, planeaban tenderles una emboscada, encargate de ellos! -Gritó el castaño mientras esperaba el momento oportuno en el cual interferir entre su actual y antiguo subordinado.

En cuanto el rubio de lentes se marchó creyendo lo que el suicida le había dicho, éste vio el momento correcto para detener la pelea. O siendo más exactos, darle la ventaja a Atsushi para que le asestara un puñetazo en el rostro del asesino de la Port Mafia.

- ¡¿Dazai-san, por qué él?! ¡¿Por qué tiene que ser él quien lo tenga a usted?! -Preguntó fuera de si el pelinegro mientras el enojo y los celos le invadían fuertemente.

Una mirada llena de odio, rencor y envidia se posó sobre el peligris, quien inconscientemente retrocedió un poco mientras el castaño se paraba frente a él a modo de "escudo" con las intenciones de encarar al que los atacó.

- Porque para mí Atsushi-kun es alguien importante, por ese simple hecho -Dazai miraba con gran frialdad a Akutagawa, quien por un momento recordó al viejo Dazai perteneciente a la mafia-. Así que antes de que siquiera trates de hacer el vago intento de matarlo, tendrás que asesinarme a mí primero para poder lastimarlo.

- Dazai-san/¡¿Dazai-san?! -Dijeron al unisono ambos chicos, pero diferian muchos los tonos de voz empleados al decir el nombre del castaño.

Mientras que el de Atsushi era un tono que denotaba lo conmovido que se encontraba por ser alguien importante para la persona que lo había salvado, el de Akutagawa era un tono de decepción, de enojo y sorpresa mezclados con crueldad porque, sin importar sus esfuerzos, Dazai no lo trataría igual que trataba al tigre.

Pero había cosas que podían ser distintas, el trato para Atsushi involucraba sentimientos que eran más complejos de lo que uno podría imaginarse y de los cuales Dazai se daría cuenta pronto.

Por el momento, solo bastó aquella amenaza para hacer que Akutagawa retrocediese y decidiera retirarse.

- Escuchame bien maldito tigre, haré que Dazai-san regrese con nosotros, conmigo.

Y dicho aquello, una explosión se detonó envolviendo por completo la bodega.

Kunikida ya había terminado con los que planeaban emboscarlos pero al sentir que algo detonaba se alejó usando su lanzacables. Por su parte, Atsushi sintió aquel peligro de explosión segundos antes, y usando su transformación parcial, sujetó a Dazai para llevarselo tan rápido como le fuese posible.

Sin embargo las ondas expansivas de la explosión los alcanzaron, haciendo que volasen algo lejos. Mas no hubo lesiones que se tomaran en consideración o que hicieran que Yosano interviniera con su poder, simples raspones que no tardarían más que un par de días en sanarse.

||•~🌙🐯🌙~•||

Después de que regresaron a la agencia y fueron atendidos por las leves lesiones, Kunikida se encargó del reporte mientras Dazai y Atsushi eran enviados a casa para descansar.

Sin embargo, estos antes de irse decidieron ir a comer algo a la cafetería Uzumaki, aquella que se encontraba en el primer piso del edificio donde la agencia se encontraba.

- ...Dazai-san, ¿puedo hacerle una pregunta?

- Por supuesto, Atsushi-kun~

El peligris miraba a todas partes mientras trataba de formular la pregunta correcta, pues era algo serio, o por lo menos para él lo era.

- ¿Usted pertenecía a la Port Mafia antes de trabajar en la agencia? -La mirada bicolor del menor se clavó en el castaño mientras este se mostraba algo interesado por lo repentino de aquello.

- . Yo fui parte de la mafia antes de ser de detective -Respondió sin vacilaciones mientras Atsushi apretaba levemente los labios, que llamaron inconscientemente la atención de Dazai-. ¿Por qué preguntas?

- ...¿Entonces era un mafioso?

- , lo era... ¿Por qué... ¿Atsushi-kun, por qué sonríes así? -El suicida no comprendía porque la gran sonrisa de su subordinado, este le tomó de las mano mientras se acercaba para mirarle de cercas. Aquello causó que extraños nervios lo invadiesen-. ¿Atsushi-ku...

- ¡La recompensa es mía!

- ¿Eh?

- ¡He descubierto la antigua profesión de Dazai-san, esos 700,000 yenes son míos!

La expresión del castaño era confusa, estaba desconcertado mientras sus manos eran aún sujetadas por el peligris, que estaba más que feliz por descubrir uno de los siete misterios de la agencia. Y por supuesto ganar aquella cantidad de dinero que le sería muy útil.

- Usted dijo que era alguien de palabra, ahora me debe todo ese dinero Dazai-san.

El tigre finalmente soltó sus manos mientras Lucy llegaba para tomarles la orden.

Por un momento el suicida se quedó sin saber que decir, pero a los segundos comenzó a reírse mientras revolvía el cabello del menor.

- Bien hecho Atsushi-kun, te haz ganado esa recompensa. Y como dije, soy alguien de palabra, se te pagará por ello -La sonrisa fue tal que podía dar la sensación de deslumbrar. Para Dazai aquella sonrisa se sintió cálida y le agradó tal sensación, se sentía como si fuera una sonrisa para él-. Atsushi-kun, sigue sonriendo siempre.

Esas palabras, dichas sin querer, hicieron sonrojar a ambos mientras la camarera alzó una ceja intrigada por aquel momento que parecía tan ¿romántico?

- Eh... H-hay que ordenar, ¿no? Debemos volver a casa pronto, aún si no nos lastimamos mucho, tenemos que descansar Dazai-san -La mano que aún estaba sobre el cabello del menor se quitó, pero el toque cálido permaneció junto a la sensación de ser querido por alguien más.

Luego de ello, mientras la comida llegaba, un pequeño silencio se formó. No era incómodo, no era malo, era un silencio que permitía que los pensamientos en ambos se aclarasen mientras esperaban. Una vez la comida llegó las cosas regresaron a la normalidad, las bromas y ocurrencias de Dazai hacían reír y a su vez molestar a Atsushi.

Y por sorprendente que pudiese parecer, el castaño pagó aquella cuenta. Salieron juntos y se quedaron en la entrada del local mientras suspiraban satisfechos.

- Bueno Dazai-san, gracias por la comida. Vaya con cuidado a casa, nada de suicidios por hoy, ¿está bien? -Comenzó a decir el peligris al mismo tiempo que le hacía la parada a un taxi para que lo llevase a donde se encontraba su departamento-. Nos vemos, hasta mañana.

- Hasta mañana Atsushi-kun -Hizo un gesto con su mano mientras se despedía y miraba como el menor se subía al coche. Le vio irse y bajó la mano con lentitud, se dio la vuelta para comenzar a caminar sin rumbo fijo-. Me pregunto si en tu corazón yo significo algo, si eres tú esa razón que tanto busqué -Pensó mientras la sombra del edificio le cubría dándole un toque lúgubre, estaba pasando por la salida del edificio-. ¿Si desapareciese a Atsushi-kun le importaría acaso?

- El mocoso sería el primero en buscarte. De hecho, cuando fuiste secuestrado por la Port Mafia él se preocupó, pero al decirle que de vez en cuando te desaparecías se calmó creyendo en ello -Kunikida estaba atrás de él, justo había salido de la agencia para un trabajo pequeño y logró escuchar la pregunta que sin querer Dazai hizo en voz alta-. Resulta penoso que su preocupación fuese acertada, aunque te escapaste por tu propia cuenta.

- ¿Él se preocupó por ? -Al rubio solo le quedaba tiempo para asentir y después se fue con prisas para poder llegar a tiempo según lo registrado en su libreta de ideales-. ¿Es normal imaginar su voz llamándome mientras no estaba?

El suicida miró al cielo mientras en un susurro llamó a Atsushi.

||•~🌙🐯🌙~•||

Era un nuevo día y nuevamente la luz de un brillante amanecer se colaba por las cortinas de la habitación del castaño.

Varios días habían pasado luego de que se enfrentaran a Akutagawa y le retara a muerte si deseaba lastimar al peligris que estaba bajo su protección.

Dazai sentía cada vez que realmente era Atsushi su razón de vivir, aquella que buscó con desespero mientras se encontraba en la Port Mafia años atrás. No creía que podía encontrarla, mucho menos de aquella forma, pero le alegraba de una manera que cualquiera podía notar a pesar de no saber el motivo.

Y lo que mejoraba aquello era que se sentía orgulloso de si mismo cuando lograba hacer que el menor tuviese más confianza en si, así como le dejaba en claro que él pertenecía a la agencia, que tenía un sitio al cual llamar hogar.

Ahora, la situación actual era similar a la de antes, Atsushi estaba en cama de Dazai mientras este le miraba dormir. Sus sueños parecían buenos por la pequeña sonrisa que se agrandó al sentir como su cabello era levemente acariciado por la mano del mayor.

- ...Dazai-san, gracias por todo... -Murmuró en sueños con un tono de anhelo y cariño mientras buscaba a que aferrarse. Terminó abrazando al mencionado, que simplemente se dejó abrazar teniendo una pequeña sonrisa al corresponder-. ...Realmente lo quiero mucho...

- Atsushi-kun... -Y esas palabras dichas por el peligris tuvieron un gran impacto en el mayor, que sintió que todo su mundo se vio deslumbrado por la calidez de un cariño que no conoció nunca-. ¿Puedo realmente creer que incluso yo puedo tener esa felicidad que todos han tenido alguna vez? ¿Puedo tener un futuro brillante como el sol?... Dudo que valga la pena si no te tengo a mi lado, si no tengo tu cariño. No, eso no me gustaría -Se preguntó y respondió en sus pensamientos mientras el de mirada bicolor iba abriendo perezosamente sus ojos y se acostumbraba a la luz del día-. Buenos días Atsushi-kun~

Sin pensarlo mucho depositó un beso en los labios ajenos, que sin mucha consciencia correspondieron creyendo que se trataba de un sueño. Cosa que consiguió satisfacer y agradar a quien inició el beso.

Dazai continuó con el beso mientras podía, los labios de Atsushi eran suaves y guardaban aún un ligero sabor del alcohol que la noche anterior habían bebido en compañía de todos.

Cuando el peligris notó que aquello no era un sueño, sino la realidad, abrió sus ojos de par en par. Estar sorprendido era poco para él, pero teniendo al mayor besándole con tanto cariño solo pudo rendirse a ello y continuar hasta la falta de aire les permitió.

- ¿Dazai-san?

- Shh... Se mi razón de vivir.

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