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REHEN - Parte2

+Historia corta versión SESSHOME.

+Contenido +20

+Esta historia tiene muchos matices, se recomienda discreción.

+Arte creado por Sagita D

+Portada creada por la pagina Es Sesshome

+Contenido violento, palabras fuertes y escenas igual de fuertes.

+ palabras en comillas "" son pensamientos. 


Terminaron de bañarse solo para dirigirse a una de las habitaciones que usaban, el cuarto de Sesshomaru era un recinto de lo más normal, con la única diferencia que aquello estaba decorado en negro.

Kagome se pudo dar cuenta de todo lo que tenía en dicho lugar; no eran más que cuadros donde las figuras eran algunos demonios, ángeles, e inclusos, pinturas antiguas de otra índole. En los estantes pudo visualizar accesorios de sadomasoquismo, encima de los cajones, dinero y algunas identificaciones, al parecer, falsas. El lugar era amplio para solo tener una cama, apenas en la esquina.

De ahí en más, no había otra cosa.

Trago saliva, llevando se la mano a la cara, trato de calmarse, ¿en qué momento había perdido el control?

— Detective.

— Escucho al joven mencionar aquella palabra, solo para llevarse la mano a la frente — Kagome — al voltear a verlo, se percató de aquellas cuerdas y un enorme embolo, quedando petrificada al instante.

— ¿así que ese es tu nombre? — ladeo la cabeza.

— ¿Qué vas a hacer con eso? — omitió la pregunta.

— No puedo dejarte libre... no quiero que escapes, Kagome.

— ¡no pienso escapar! — no supo en que momento el hormigueo en su vientre se produjo, justo en el momento en que pronuncio su nombre con aquella voz.

— Eso no está a discusión.

Acercándose tomo las muñecas de la mujer, atándolas a su espalda, se percató de como había dejado sus dedos marcados en aquella piel, las heridas que Naraku le había hecho la primera vez, ahora tomaban una coloración bastante roja. Parpadeo un par de veces, ¿Por qué aquello lo seguía excitando tanto?

Lentamente posiciono su cuerpo contra la espalda de la detective, ambas pieles hicieron fricción, un respingo del pequeño cuerpo fue la respuesta a dicha cercanía, por instinto, volteo a verlo con el sonrojo en cada mejilla, topándose con esa mirada intensa.

— Esta... muy apretado.

— Paso la mano por debajo de la axila, para colocarla en medio de aquellos pechos — ¿porque es que tú me causas esto? — tomo las manos atadas de la mujer, solo para bajarlas un poco, encontrándose nuevamente con aquel miembro despierto.

— No estoy haciendo nada — susurro con miedo en la voz, percibiendo el calor y la textura de aquello, que horas atrás estuvo penetrándola sin contemplaciones.

— Sabes que eres un peligro si te dejo ir ahora ¿verdad? — musito en su oído.

— No diré nada. — hablo lo más calmada que su respiración le permitía.

— No me refiero a eso.

Nuevamente los deseos carnales del joven se encendían como un volcán en ebullición, observando aquel cuerpo que le fascinaba a cada segundo que transcurría. Sin tiempo que perder tomo el embolo y una botella de agua.

Su especialidad eran los hombres, sabía muy bien cómo funcionaba el cuerpo con quienes se acostaba, pero esto, era de verdad fascinante; el cuerpo de una mujer. Una vez que lleno la jeringa con agua, coloco a la detective en la cama, tomándola del trasero, fue introduciendo el líquido lentamente, el grito no se hizo esperar.

— ¡espera! ¡no! ¡haaa! ¡Mi... mi estómago!

— Relájate, no dejare que te pase nada malo — introdujo el embolo con cuidado, sintiendo como aquella parte rápidamente se cerraba, con dificultad logro introducirlo, ahora serbia de tapón. dejo una línea afuera, por donde jalar.

— El llanto de la mujer comenzó a fluir, sintiendo como el dolor extrañamente comenzaba a cambiar, casi al grado de causarle cosquillas en el bajo vientre — ¡basta!... ¡no!

Quiso moverse, pero su mano estaba atadas a su espalda, su cuerpo sobre las piernas de aquel joven que tenía el control total sobre ella. Sesshomaru, comenzó a tocar su espalda con aquellas manos, dejando líneas rojas en el proceso, degustando solo con la visión aquella perfecta anatomía, sintiendo nuevamente su miembro palpitar.

El deseo se iba transformando poco a poco, en algo que sabía no podría controlar. Se dejaría llevar por aquello.

Apretó uno de sus glúteos, solo para dar varias nalgadas después, Kagome apretó la boca, sintiendo como la saliva resbalaba por la comisura de sus labios.

El deseo nuevamente se volvió latente, Sesshomaru se acercó a aquel rostro solo para hacer, lo que llevaba haciendo desde hace horas atrás. Colocándola en la cama, comenzó a penetrarla nuevamente, no podía parar, no quería hacerlo.

El cuerpo de la de ojos azules, reaccionaba rápidamente, no podía creerlo, no podía resistirse, el deseo que se mesclaba con la lascividad en ese momento era simplemente asfixiante. Arqueo su espalda una vez que sus puntos erógenos eran tocados con aquel miembro que, en varias ocasiones golpeaba su cérvix.

Abrió las piernas dejando que aquel joven se enterrara más en su cuerpo. Nuevamente aquellas sensaciones se transformaban en placer puro, en encuentros que estaban mal, pero no podían detenerse, no a ese punto.

Los cuerpos danzaban de manera rítmica, cada vez más rápido, los gemidos nuevamente inundaban aquellas paredes, cargadas de inocencia, de agresividad, el de cabellos plateados, tomo la línea que conectaba aquel embolo, jalando; solo para dejar salir el agua que tenía la mujer en su cavidad, dejando que esta inundara el piso y parte de las sábanas.

El interior se apretó tanto que ambos no tuvieron otra alternativa que llegar juntos al orgasmo, el cuerpo de Sesshomaru protegía el de Kagome, una vez que se vaciaba en aquel interior, dejando que su miembro saliera, rosando la parte trasera una y otra vez, se dejó guiar por aquellos instintos que hace mucho le habían enseñado.

Sintiendo como aquella parte prohibida lo recibía, no pudo más que emitir un gruñido, observando aquellos mares cargados de miedo e incertidumbre, se introdujo completamente, Kagome no pudo evitar gritar ante esto, siendo acallado con aquellos labios.

La experiencia era totalmente diferente, el dolor estaba ganando, entumiéndole las piernas y gran parte del cuerpo, no sabía si era por la agresiva intromisión o el estar atada. Solo pudo experimentar como los respingos que su espalda daba eran cada vez más intensos.

El dolor se estaba mezclando con el placer, Sesshomaru no podía parar, aquello era por demás apretado, el calor era intenso, pero por alguna extraña razón, extrañaba estar en aquella rosada intimidad que reaccionaba ante el toque con su lengua, aun así, siguió con sus embestidas, llenando las entrañas con su esencia.

Después de unas horas, donde tuvo la amabilidad de desatarla, la coloco a un lado suyo, ambos trataban de regular sus respiraciones, había perdido por completo la noción del tiempo, los deberes que tenía que hacer y, sobre todo, de su compañero.

— ¿tienes hambre? — nuevamente ese rostro sin expresión.

— Si — respondió de manera tímida.

— ¡vamos! — cubrió a la detective con una bata de baño, para llevarla hasta el modesto comedero que compartía con Naraku en aquel lugar — ¿quieres algo en especial?

— Yo ... ¿Qué hora es? — miro por la venta, percatándose que apenas estaba amaneciendo.

— Ya paso un día completo — menciono mirando el reloj, sorprendiéndole, mas no demostró aquello.

Sus pensamientos se transportaron a donde comenzó con todo esto, su deceso a este bajo y peligroso mundo. Saco un poco de café de una pequeña alacena, colocando lo suficiente en la cafetera, se recargo en la barra solo para mirar a la ventana, pensando en que cocinar, Kagome lo miraba desde aquel asiento.

Todo aquello le parecía tan irreal, ahora estaba cubierta con una bata a punto de desayunar, el cuerpo le dolía, pero era algo agradable, nunca pensó sentirse así jamás, entre el trabajo y su complicada vida amorosa, nunca pensó en hacer esto solo por experimentar.

Y menos por la circunstancia de ser secuestrada y engañada.

Aunque su caso había sido algo fuera de lugar, pensó en su experiencia con el otro sujeto, se había ido ya hace días y no sabía para cuándo regresaría, ¿y si no lo hacía?, ¿Qué pasaría con ella? Y más aún ¿con Sesshomaru?, muchas preguntas le surgieron en ese momento, el miedo la invadió al igual que la duda y la incertidumbre.

Observo la espalda del joven una vez que se dio la vuelta, solo para darse cuenta de que su larga cabellera ahora era sujetada en una coleta alta, y rápidamente comenzaba a sacar huevos, arroz, cátsup y otros ingredientes más, no estaba nada segura de lo que eran.

No quiso preguntar nada, en ese momento su estómago comenzaba a rugir y su mente estaba tan desordenada que lo único que quería era dormir, más sabía que no podría hacerlo, se limitó solo a mirar como el sol salía por el horizonte, preguntándose ¿Cómo habían tenido tanta resistencia para hacer aquellas cosas?

Su rostro reflejo la pena y la vergüenza, solo para cubrirse con la bata, pensando en otra cosa, pero no podía, la situación no la dejaba irse a otro plano astral.

— ¡está listo! — Sesshomaru colocaba el plato a un lado de kagome; este consistía en un arroz rebosado con verduras, un huevo revuelto al estilo japonés sobre este, un poco de cátsup y una pequeña ensalada de vegetales curtidos como guarnición y un humeante café.

— Esto se... ¡se ve delicioso! — comento con emoción en sus ojos — ¿Quién te enseño a cocinar?

— Tomo asiento enfrente de ella — lo hago desde los 7 años.

— Al tomar la cuchara, se detuvo antes de dar el primer bocado — disculpa... pero... ¿qué edad tienes?

— 19 años — comenzó a comer.

— ¿Qué...? — se quedó con la boca abierta, sintiendo como el huevo resbalaba de la cuchara hasta el plato.

— ¿Por qué te sorprende?

— Por la edad...

— ¿Qué edad tienes tú?

— A una mujer no se le pregunta eso. — desvió la mirada.

— ¿tengo que hacerlo de una manera más íntima para que me digas? — coloco la mano sobre el de la mujer.

— ¡ahm! No.... hagas... eso. — quiso retirarla, siendo sujetada por aquellos dedos.

— ¿no me dirás?

— Trago saliva — tengo 25 años.

— Sonrió de medio lado — realmente maravilloso — regreso a su posición original para comenzar a comer.

— ¿maravilloso? ¿estás jugando conmigo?

— Yo no juego con esas cosas. ¿te parece que soy el tipo de persona que hace eso?

Se quedó callada, pensando en aquella pregunta, la situación, todo, regresándola a su cruel realidad. No supo en qué momento se dejó llevar por una conversación tranquila, ni mucho menos con alguien que horas antes había jugado con su cuerpo de las maneras más libidinosas posibles, y lo peor de todo es que aun sentía los deliciosos espasmos.

Tomo un poco de arroz para comerlo, degustando aquello, siéndole fascinante el sabor de este, como aquellos huevos revueltos se deshacían en la boca.

— Esto... ¡esta delicioso!

— Parpadeo ante la reacción de la mujer, fijándose mejor en aquellos enormes ojos, la expresión de su rostro y sobre todo la sinceridad de sus palabras — ¡hmp!

— Deberías de abrir un negocio de comida, sé que te ira muy bien — le sonrió de una manera tan dulce, que nuevamente provoco en el joven un vuelco en el corazón.

— Tu — se cubrió ligeramente el rostro con la mano — ¿tratas de volverme loco?

— ¡he!

Sesshomaru se levantó de la mesa tomando a la chica en brazos una vez más, apenas y le dio tiempo de terminar su plato, ¿Qué tenía esa mujer que lo enloquecía?, se dirigió a la habitación para volverla a hacer suya, definitivamente no se cansaba de aquellas experiencias.

Kagome por su parte comenzaba a sentir el cansancio total de su cuerpo, también de su mente, no había experimentado acciones tan fuertes, ni mucho menos llevar ese ritmo de locos, que poco a poco comenzaba a cobrarle factura.

Esa noche Naraku tampoco volvió, algo que tomo Sesshomaru como una señal, se dirigió a la bodega que estaba detrás de la casa, para sacar uno de los autos que mantenían escondidos; un Mustang en color negro, antiguo, pero de un aspecto bastante elegante.

— Kagome — volteo a verla.

— Lentamente salió de la casa totalmente desnuda, sus manos estaban atadas al enfrente — no es necesario.

— Lo es, aún sigo siendo tu secuestrador ¿lo recuerdas?

— ¿Por qué... haces esto?

— Tú lo provocas.

Esta fue la respuesta de aquella pregunta, emprendieron el recorrido hasta una de las salidas interestatales, el de cabellos plateados se estaciono en una de las curvas, solo para salir. Miro el panorama; aquel cielo completamente estrellado, con el sonido de las cigarras en la zona, el ligero viento meciendo las copas de los árboles, algo tan relajante.

Ladeo un poco el rostro, observando como aquel cuerpo se contoneaba al caminar, las caderas se movían tan provocativamente, pensando tantas cosas en ese momento ¿Quién la veía caminar de esa manera? Y algo más importante ¿Quién compartía su cama?

No supo porque una tremenda ira lo comenzó a invadir, se acercó a la contraria tomándola de la cabeza, enredando su mano en aquellas hebras negras, atrayéndola hacia si, la contemplo más inmensamente.

— ¿alguna vez lo has hecho afuera?

— ¿Qué?... ¡no!

— ¿Por qué? — dejo salir en una especie de gruñido — ¿acaso a tu pareja no le gusta?

— Ante esta pregunta, los ojos azules se llenaron de sorpresa — claro que no.

Aquella contestación fue respuesta para la pregunta que se había formulado en su cabeza, apretó los dientes antes de colocar a la mujer contra la cajuela del auto, dejando aquel trasero a la vista. Nunca antes le había pasado algo como eso, actuar por impulso, por alguien, siempre se le había hecho algo tan patético, y ahora, tenía a aquella mujer en aquella posición. Sin tiempo que perder se desabrocho el pantalón solo para tomar ambos glúteos con las manos, separando estas, roso de arriba hacia abajo aquella entrada que sin previo aviso penetro.

Kagome arqueo la espalda, dejando salir un gutural gemido, su cuerpo tembló, sintiendo el ardor en su intimidad, así como el roce de aquel miembro sobre sus hinchadas paredes. Sesshomaru por su parte no podía dejar de pensar en quien era aquella persona que compartía la vida con la detective.

Esa simple idea lo lleno aún mas de incertidumbre, arremetiendo tan fuerte que el gemido fue un grito bastante marcado, las piernas de la mujer temblaron, el calor se intensifico en aquel punto de unión, tanto que, un líquido comenzó a destilar lentamente entre las piernas.

Sesshomaru se dio cuenta que había lastimado más de lo que pensó, observando como en la base del pene, la sangre acompañaba los primeros orgasmos de la mujer.

Sonrió de medio lado, para salir de ella antes de que pudiera si quiera moverse, desapareció solo unos momentos para llegar minutos después, portando un enorme cono naranja en una de sus manos, en la otra una botella de refresco.

— ¿Qué... vas a hacer con eso?

— No te preocupes — destapo la botella, sujetando la mano de la contraria, solo para poner está en su parte trasera, dejando que aquel liquido espumoso descendiera totalmente en su interior.

— ¡NO!... para... para... para... ¡ahhh!

— Bien, ahora ponte de pie.

— No — se aferró a las ropas del contrario.

— Está bien — su mano paso por su cadera, hasta su cintura — todo estará bien, recordaras esto el resto de tu vida, — lentamente la fue guiando hasta estar sentada sobre aquella enorme cosa de plástico — así no podrás olvidarme.

— ¡ahmmm! — cerro los ojos ante la sensación, aquello era demasiado para su cuerpo, ante lo que Sesshomaru le decía, abrió los ojos, sorprendiéndose de que el joven estaba entre sus piernas, mirando todo desde la primera fila.

— Vamos ¡sigue masturbándote Kagome! ¡hazlo para mí!

El nervio, la impotencia y que todo aquello se combinará con el regocijo de la situación, incitaron que sus piernas se movieran de arriba hacia abajo, arqueándose cada vez que aquello entraba más en su interior, perdiendo todo lo que para ella podía parecer estable, dejándose llevar por aquellos bizarros deseos.

Sesshomaru observo esto, llevando su boca hasta aquella intimidad herida, degustando con la punta de su lengua la sangre que aún seguía saliendo de aquellos labios vaginales, sintiendo aquella dulzura mezclándose con el sabor metálico.

Estaba disfrutando este momento, ante los gemidos y las suplicas que la de cabellos negros pronunciaba, se acercó a ella, solo para terminar lo que minutos antes habían comenzado, llevándola nuevamente consigo, la coloco en aquel frio metal para comenzar nuevamente a poseer su cuerpo de todas las maneras posibles, ante el manto de la noche y el sonido de la naturaleza.

Kagome se dejó llevar nuevamente por aquellos instintos, por aquel insano placer, por el joven que la había secuestrado.

Solo para entregarse por completo.

[.]

El auto de Naraku había estacionado y con ello un nuevo día comenzaba, el azabache bajo con un bulto en su hombro solo para entrar. Observando lo calmado que estaba la casa, así como la ausencia de quienes había dejado en el lugar días atrás. Sesshomaru acababa de salir de uno de las habitaciones, detrás Kagome, amarrada y totalmente desnuda.

— ¿alguna novedad? — sonrió con malicia el de ojos carmesí.

— ¿tendría que? — respondió de manera tajante.

— No, bueno... siendo tú me preguntaba cuanto habrías soportado, ya sabes, en irte a los burdeles del lugar, aunque bueno, encontrar hombres de tu tipo sería bastante difícil.

— Déjate de estupideces Naraku, ¿Qué es lo que traes ahí?

— ¡oh bueno!, como mire lo solitaria que la detective estaba en este lugar, ya sabes, con nosotros dos, pensé en traerle a alguien que ella apreciara mucho.

— ¿Qué? — el joven endureció la mirada. — ¿Qué carajos dices?

— Kagome quien se mantenía detrás de Sesshomaru, escuchó esto solo para temer por lo peor — ¡no... no puede ser!

Aquella corazonada que le carcomía, se hizo realidad al ver como aquel bulto caía, dejando al descubierto aquella cabellera negra, y ese rostro que conocía a la perfección.

— ¡Ka... Kagome! — pronuncio con la voz cansada.

— Bankotsu — sin poder evitarlo corrió hasta donde se encontraba, hincándose a su lado — ¿Por qué? ¿estás bien?

— Sesshomaru se quedó en su posición, observando de mala manera a Naraku — ¿por qué lo trajiste?

— Ya te lo dije — se acercó a la mujer para tomarla del cabello — no era obvio que esta mujer lo extrañaba ¿no es así? — la tomo por el cuello — es tu pareja ¿no?

— ¡hmp! — la furia nuevamente corrió por cada célula de Sesshomaru — déjate de estupideces.

— No es ninguna estupidez, lo traje por qué bueno, es interesante jugar con los detectives, más que con los policías ¿no te parece? Oh mira .... ¿acaso esta enojado señor detective?

Bankotsu que estaba adolorido y fuertemente golpeado, solo podía aguantar las burlas de quien, con mentiras y falsas esperanzas lo había llevado al lugar más recóndito de Japón, y ahora viviría lo mismo que su novia.

El moreno observo en la mujer, una expresión llena de terror, como derramaba lágrimas, internamente se sintió escoria, sabía perfectamente que, de ahí, ninguno de los dos saldría con vida. No sabía que decir, ni como tranquilizarla, no había esperanza alguna.

Sesshomaru se quedó cruzado de brazos, recargando su cuerpo en el marco de la puerta, solo escuchando las tonterías que Naraku comenzaba a decir nuevamente.

Tenía el impulso de actuar, pero no sabía exactamente qué era lo que su compañero planeaba realmente con el secuestro del otro detective. Ahora sabia como lucia quien estaba con su Kagome.

Aunque sería por poco tiempo.

En un arranque, Naraku tomaba a la de cabellos negros por los muslos, solo para dejar a la vista aquella intimidad, cerca del rostro de Bankotsu, este se sorprendió al ver aquello, percatándose de como el miembro de aquel hombre hurgaba lentamente por debajo, solo para hundirse en el interior de la mujer, quien no pudo evitar lanzar un chillido de dolor, trato de forcejear, pero no pudo ante la sujeción del azabache y la mirada de su novio.

Kagome cerró los ojos, sintiendo el pesar nuevamente en su cuerpo, aquello no le llenaba, solo le estaba causando dolor, Naraku la sujetaba del rostro solo para dirigir su atención en quien estaba debajo de ellos.

— Tu novio es un maldito pervertido.

— No — trato de justificarlo.

— ¿Estas segura?

— Kagome bajo la vista, solo para darse cuenta de la erección que tenía el detective entre los pantalones. — ¿Qué es lo que tu...? ¡haaa! — una nueva penetración la obligo a arquear la espalda.

— Lo lamento Kagome. — Bankotsu cerró los ojos.

— Tu... ¡hgm!

— Es una sorpresa que tu pareja, sea un maldito enfermo, mira que excitarse con ver a su novia siendo violada por otro hombre.

— Yo Kagome... de verdad no puedo... — Bankotsu no dejaba de observar aquel lugar.

Sesshomaru no podía estar tranquilo, y menos al ver aquello, tanto que intento moverse solo para irse de ahí.

— ¿A dónde vas? — Naraku volteo a verlo.

— Paro en medio del pasillo — no quiero ver estas escenas tan tuyas, sabes que termino aburriéndome — por dentro ya había pensado en qué hacer con Naraku.

— Claro, y ¿vas a algún burdel?

— Iré a recostarme, cuidar de tu mascota fue bastante cansado — continuo con su andar para salir rumbo a la cocina.

Naraku continuo con aquello, comenzó a bajar hasta la altura del moreno, solo para sacar su navaja y desgarra el pantalón, liberando aquel miembro ya despierto. Kagome no lo podía creer, percatándose de una situación bastante triste, no conocía a Bankotsu, en ningún aspecto de lo que llevaban de relación.

La sola idea de creer que el hombre la compartiera o que no le importaba su seguridad, le rompieron el corazón, cerró los ojos ante el acercamiento, una vez que Naraku salió de su interior, solo para ser colocada en el regazo de su novio.

Lo miro con nostalgia.

— ¿debes de pensar que soy horrible?

— No — las lágrimas descendieron una vez que su intimidad recibía el miembro de Bankotsu — no tienes por qué decirme nada de esto.

— Kagome...

— No... está bien — le dio una sonrisa nostálgica.

comenzó a mover las caderas, sabía que algo más pasaría. Recargo su rostro en el cuello del contrario, sintiendo como el azabache le tomaba las caderas, solo para adentrarse en su parte trasera. El grito salió, cargado de dolor, pero aún mas de tristeza.

Era la despedida, de eso estaba sumamente segura.

Ante los toques que recibía por parte de ambos hombres, simplemente no dijo más, Bankotsu trato de besarla, la mujer, accedió al final, solo para sentir aquel acto tan vacío, como todo lo que en ese momento la obligaban a realizar.

Sesshomaru comenzó a marcar al 110, dando la ubicación y los nombres de quienes habían perpetrado el lugar, los asesinatos y las bajas civiles. Tomo un par de servilletas de cocina, solo para romperlas, enredándoselas en los nudillos con mucho cuidado, regresando con paso lento, solo para observar la escena, que lejos de excitarlo, lo hizo llegar a un punto de locura máxima, que, en un acto rápido, metió una patada al cuerpo de Naraku, quien caía de costado al suelo.

— ¿pero ¿qué? — menciono sorprendido.

— Esto se acabó.

— ¿Qué haces Sesshomaru? — se quiso poner de pie, pero el de cabellos plateados ya estaba sobre el propinándole un puñetazo tras otro.

Kagome se le quedo mirando, deteniéndose solo para levantarse con cuidado, quedando a un lado de Bankotsu. Miro la actitud de Sesshomaru y como este sacaba una bestialidad al momento de agredir a quien era su compañero.

No podía asesinar al maldito, lo sostuvo firmemente, introduciendo su mano en el bolsillo derecho del sujeto, solo para sacar aquella navaja que guardaba cual tesoro.

— Espero que esto te guste.

Le sonrió ligeramente, ante el sonido de la pequeña palanca que activaba el filo, paso la punta por la espalda hasta la parte trasera, Naraku tembló, gritando una vez que su fiel arma desaparecía en su agujero. El grito fue sonoro, lleno de dolor, lamentos, acompañado con la sangre que comenzó a salir de aquella zona.

Por último, el joven tomo de las solapas al azabache solo para volver a arremeter su anatomía contra el suelo, mirando a ambos detectives, se acercó, tomando a la mujer, la abrazo fuertemente, dando le un beso salvaje en el proceso, sorprendiéndola por aquel arrebato.

— Sigues tu — Dirigiéndose a Bankotsu, le tomo los dedos, solo para quebrarle cada falange con la única fuerza de sus manos — creerán que tú fuiste quien lo golpeo.

La sensación que había experimentado el moreno era realmente dolorosa, por poco y perdía el conocimiento, justo en el momento que sus nudillos hicieron "crack", pensó lo peor, si no podía mover las manos nunca, sería un problema.

— No espera...— Kagome se acercó a Sesshomaru, colocando sus manos alrededor de su brazo derecho.

— ¿Por qué lo proteges?

— No lo hago, solo no quiero que tu salgas culpable.

— No te preocupes por mí.

— Sesshomaru.

— Mirándola nuevamente, se acercó, tomando aquella mejilla que salpico de aquel liquido carmesí — no te preocupes, está bien, solo quédate conmigo — beso sutilmente aquellos rosados labios.

— Las lágrimas nuevamente recorrían sus orbes azules, ¿hace cuánto tiempo que había llorado de esa manera? — si.

El sonido de las sirenas comenzó a escucharse a lo lejos, la detective miro con sorpresa al joven, este solo le devolvió una ligera sonrisa, una mirada perdida y una incógnita para lo que fuese a pasar de ahora en adelante.

Al final era la despedida para ambos, solo una unión fortuita.

[.]

Kagome estaba sentada en aquella sala de espera, la cárcel juvenil tenía un aspecto aún más lúgubre que las de delincuentes menores y asesinos seriales, no sabía el motivo, habían pasado un par de meses desde lo ocurrido, y ahora todo estaba en su lugar, Bankotsu pudo someterse a una operación menor para poder mover nuevamente sus manos, algo que la lleno de tranquilidad.

Naraku había sido expedido a una cárcel de seguridad máxima, después de haber cometido demasiados crímenes y asesinaros, se optó por darle cadena perpetua.

Sesshomaru, como menor de edad y teniendo un expediente limpio, salvo por las redadas en bares de dudosa procedencia, estaría solo un año, reincorporándose a la sociedad en cuanto el juez lo dictaminara.

La puerta del fondo se abrió, dejando ver aquella figura alta, con aquellos tonos de uniforme en gris, algo que Kagome no sabía con exactitud, pero resaltaba más el atractivo del joven. Este, se le quedo mirando, sonriéndole seductoramente, una vez que llego a la mesa, tomo asiento frente a ella.

— ¿Cómo estás? — menciono la mujer.

— Mucho mejor ahora que estas aquí. Pensé que no vendrías a verme.

— No podía, estuve manejando tu caso desde que nos... ya sabes rescataron, y la juez no dejaba que te mirase, hasta ahora.

— Espero que tu novio no se enoje porque vengas a ver a quien te secuestro y abuso de ti.

— Se le quedo mirando, bajo la mirada solo para morderse el labio derecho — yo, deje a Bankotsu.

— Recargo su mentón, sobre el brazo que estaba descansando en la mesa — ¿te aburrió? O ¿es que sus funciones en la cama ya no te llenan?

— Sesshomaru... — lo observo con una mueca de pena. — no es eso.

— ¿entonces?

— El motivo porque me dejaron verte, fue porque mencione a la juez que te conocía desde ya hace un tiempo y que dejamos de vernos.

— ¿mentiste por mí? — levanto una ceja ¿Por qué?

— Por qué me dijiste que permaneciera a tu lado.

— Kagome — afilo la mirada.

— Y por qué me termine enamorando de ti.

Esto no lo espero Sesshomaru, sus ojos se abrieron por la sorpresa, ¿acaso Kagome se lo decía enserio?, sonrió ligeramente ante la noticia, observando aquellos ojos cargados de esa inocencia que también habían terminado por conquistarlo.

— Estamos en las mismas circunstancias.

— ¿estás jugando? — menciono apenada.

— Yo no juego Kagome — su mueca no desapareció, extendiendo su mano hasta la mitad de la mesa — lo sabes.

— Lo sé — una sonrisa tan hermosa fue la respuesta, haciendo lo mismo con su mano, solo para entrelazarlas al final — conozco eso de ti.

[.]

El hombre de cabellera plateada esperaba en altar, vestido con aquel traje de negro impecable, esperaba a que la mujer vestida de blanco llegase a su lado, contoneándose de manera inocente, elegante y bastante provocativa, sus dorados ojos no se perdieron ni un segundo de aquello, pensando en qué hacer con ese vestido después.

Al descubrir su velo, se dio cuenta de aquellos hermosos ojos azules que brillaban cual gemas preciosas, pensando en lo curioso de la situación, de cómo habían coincidido y ahora se unían para siempre.

Ambos entregaban los anillos y decían sus botos, sellando aquel amor para siempre.

Solo había bastado un par de segundos para ser flechados, unos días para entregarse al placer y un instante para enamorarse completamente.

++FIN++

Algún día podre, la puerta hacia el paraíso abrir y escapar, miles de pruebas nos esperaran, nuestro viaje está a punto de comenzar. Muchos se hayan sumidos, en una pesadilla que... se ha vuelto incontrolable, como un veneno en su ser, de este mundo donde el caos es normal, quiero... poder alejarme ya, y al fin liberar me, de estas cadenas que me aprisionan. 

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Bueno, espero que les haya gustado este two shot, que no sé si es así, o solo es un one shot partido por la mitad, pero bueno, solo espero que hayan disfrutado de este encuentro bien pecaminoso y no seguimos leyendo en los demás fics, espero traer otras historias cortas en el futuro. Un placer escribir para ustedes y muchas gracias nuevamente por sus hermosos comentarios. Las y los quiero un montón.

Cha- matta- ne :3

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